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Autoescuela "One Piece" por Odisei Uchiha

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Notas del fanfic:

MIZO =)

Notas del capitulo:

Espero que les guste, lo e escrito con todo mi cariñoo =)

DISFRUTARLO!!!!

“APTO”

Un peliverde caminaba por la calle observando el papel en su mano que le indicaba el haber aprobado la teórica del examen para conducir. No se podía creer que “el” hubiera aprobado dicho examen ¡Y menos a la primera! Observo a su compañero de piso, que con un puchero, no paraba de refunfuñar por el hecho de que había aprobado, mientras que él había suspendido.

-No es justo.

-Vamos Luffy, no seas niño.

-¡Pero es que yo sé que lo ice bien! No sé de donde han sacado esos 4 fallos.

 

Ya era la octava vez que el moreno decía lo mismo. Él había tenido 2 fallos, y aunque no le había salido perfecto, también era verdad que se conformaba claramente con haber aprobado. Suspiro, Luffy podía resultar cargante en algunas ocasiones.

 

-Pero bueno, de lo malo malo así no tengo que dar clases con el profesor Mihawk.

El peliverde miro momentáneamente a chico del sombreo de paja.

-¿Qué quieres decir con eso? – Se guardó el papel del examen en el bolsillo.

-¿No es obvio? Mihawk es el profesor más estricto de toda la provincia. Dicen que no le gusta ver ni un fallo, aunque también tiene un porcentaje de aprobados muy elevado. Casi todos los alumnos por no decir todos los que han impartido clases de coche con él han aprobado la práctica.

-¿Entonces porque es tan terrible? Si aprueban es porque enseña bien, que al final es lo importante, ¿No?

 

Luffy miro a su compañero, estaba claro que no sabía a qué se estaba refiriendo.

-Cuando lleguemos a casa, llama a mi hermano, él conoció a Mihawk, entonces sabrás a lo que me refiero.

Con la duda marcada en el gesto de la cara del peliverde, ambos jóvenes continuaron su camino hacia el apartamento. Luffy y Zoro se conocían desde pequeños, entre ellos siempre hubo y había una gran amistad, hecho que produjo que se mudaran a vivir juntos hacia un par de meses. Para el peliverde Luffy era como su hermano pequeño, del cual siempre tenía que estar pendiente y cuidarlo por mucho que a veces resultara cargante. Desde siempre le había apreciado mucho, y aunque quería mucho a sus demás amigos, con el moreno tenía un trato especial. Un tiempo atrás llego a pensar en el hecho de que podría estar enamorado de él, ya que no era ningún secreto el saberse homosexual, pero al poco descarto la idea al darse cuenta de la imagen familiar que tenía para con Luffy.

 

Cuando llegaron al apartamento ya había anochecido, ya que, como era costumbre, Luffy lo engatuso para comer fuera de casa y de paso no cocinar. El local era pequeño pero acogedor, situado en el centro de la ciudad. Se componía de 6 pisos y ellos vivían en el 4º. Cuando abrieron la puerta un gatito marrón de nombre Chopper los recibió como era costumbre, mientras que Zoro se dirigió haciendo caso omiso al animal a la sala donde se encontraba el teléfono. Marco un número un tanto ansioso, y tras varios tonos alguien contesto a la llamada.

                -¿Diga? – La voz al otro lado pregunto con un tono de voz animado.

                -¿Ace?

                - A Zoro, ¿Qué tal? Cuanto tiempo ¿Algún problema con el mono de mi hermanito?

Ace era el hermano mayor de Luffy. Lo conocía prácticamente desde que estaba con el pequeño, y era un gran amigo suyo, aunque últimamente  por el hecho de haberse mudado, llevaban un tiempo sin quedar.

                -No, no. Es que he aprobado el examen teórico del carnet de conducir.

                -¿Enserio? – Ace se emocionó ante la noticia, a fin de cuentas apreciaba mucho a su amigo - ¡Enhorabuena! Eso es una gran noticia ¿No piensa celebrarlo?

                -Veras, es que te llamaba más que nada porque me ha tocado como profesor de coche un tal Mihawk, y tú hermano me ha dicho unas cosas, que sinceramente, me han acojonado un poco.

Un extraño silencio se coló a través del teléfono. Zoro trago saliva, era muy difícil dejar mudo al hermano de su amigo, asique por los indicios que daba, parecía que hubiese dicho algo terrible.

                - ¿En serio te ha tocado Mihawk?

Al peliverde le recorrió un escalofrió, no recordaba oír la voz de Ace tan seria desde que su hermano se metió en problemas en el colegio y tuvo que salir a defenderlo.

                -Sí.

                -Pues que faena  - El moreno suspiro antes de continuar – Nosotros lo llamábamos “ojos de halcón”. No pierde detalle de nada, se da cuenta de todo, hasta del más mínimo detalle, y no tarda dos segundos en echártelo en cara. Tiene muy mal genio, y le encanta la perfección, tanto que muchos pensábamos que estaba obsesionado en que todo saldría al pie de la letra, aparte de que es muy estricto. Te compadezco amigo, la suerte no te acompaña.

Zoro puso los ojos en blanco, algo malo tenía que tener el hecho de que hubiese aprobado a la primera. Al parecer su futuro profesor era un psicópata perfeccionista.

                -¿A ti te dio clases él?

                -No. Pero a Marco si, y más de una vez tuvimos que aguantar sus lloreras y rabietas mientras ponía a Mihawk al pie de los caballos. Por eso se lo estricto que es, porque nunca he visto a Marco más atacado que en aquella época cuando se estaba sacando el carnet.

                -¿Y a ti quien te dio clases de coche entonces?

                -Rayleigh.

                -¿Y yo no puedo pedir que me cambien con él?

Ace sonrió ante la pregunta de su amigo. El sabia de mucha gente que había solicitado el cambio de Mihawk a Rayleigh , pero nunca se concedían dichas peticiones. Era una norma de la autoescuela.

                -No Zoro, no te van a cambiar. Veras, la autoescuela “one piece” sigue la norma de que el profesor de coche se elige antes de que los alumnos se examinen con la teórica, es decir, que como tu aprobaste te ha tocado Mihawk, porque a Mihawk le ha tocado la remesa de alumnos que habéis aprobado en esta ocasión. ¿Me entiendes?

                -A medias. Lo que me ha quedado claro es que cambiarme no me voy a poder cambiar.

                -Exacto.

Zoro sonrió, que más daba lamentarse por el árbol caído si no iba a poder levantarse. Si no podía cambiarse de profesor, lo mejor era tomárselo con parsimonia y prepararse para lo que le vendría encima. Además, igual no era tan terrible como lo pintaban, el personalmente no lo conocía, asique no era quien ni para criticarle ni para tenerle miedo antes de tiempo.

                -Por cierto ¿Y Luffy que ha hecho?

                -Pues, ha suspendido con 4 errores –Se alejó el teléfono de la oreja.

                -¡Cómo! Dile que se ponga ¡Sera cazurro!

El peliverde dirigió la mirada a la estancia, parecía ser que el moreno se había encerrado en su cuarto cuando habían llegado a casa, seguramente para jugar a la play o alguna otra cosa poco productiva.

                -¡Luffy, tu hermano al teléfono, que te pongas!

La puerta de una habitación siendo abierta se dejó oír, y unos apresurados pasos por el pasillo le indicaron a Zoro la llegada del torbellino Monkey’d que llegaba como un huracán a donde él estaba. El teléfono le fue arrebatado de las manos rápidamente sin darle si quiera tiempo para despedirse de Ace.

                -Ace, ¿Qué tal?

El peliverde salió de la sala y se dirigió a la cocina para prepararse un cola cao, ya que sabía que la conversación de Luffy con su hermano iba para largo. Se sirvió la leche y la calentó en el microondas mientras le daba vueltas a lo que le había dicho Ace recientemente. No tardó mucho en sonar la señal de que ya se había calentado, y sacando el vaso le sirvió posteriormente dos cucharadas de cola cao y los revolvió mientras se apoyaba en la barra. Dio un sorbo, aun quemaba un poco.

En la cabeza le rondaba el hecho de que mañana conocería a su nuevo profesor, del cual le habían contado atrocidades. Por un momento deseo con todas sus fuerzas haber suspendido el examen para que en la siguiente le tocara Rayleigh, pero pensar en eso era como ser un cobarde, y precisamente eso, el, no era. Al rato de estarse rompiendo la cabeza con sus cavilación acerca de cómo actuar mañana, el moreno irrumpió en la cocina destrozando su paz interior que tanto le había costado conseguir aunque sería por unos minutos. Dirigió su mirada al monito que afligido se había sentado en una mesa abatido.

                -Menuda bronca me ha echado Ace.

                -Es normal, al ser tu hermano mayor te tiene que sermonear por haber suspendido – Le intento animar a Luffy mientras hacia un nuevo cola cao para el – Para la próxima esfuérzate más.

                -¡Si ya lo he hecho! Pero parece ser que no he tenido mucha suerte tampoco en el examen – El monito se cruzó de brazos mientras hacia un puchero, provocando una sonrisa en Zoro, a veces era tan crio – Además, si hubiese aprobado me habría tocado con Mihawk, asique casi prefiero comerme la bronca de Ace, que tragarme los sermones de Mihawk durante las clases.

                -¿A si?

                -Sí.

                -Pues ahora te haces tú el cola cao – El peliverde dejo el vaso con la leche en la mesa donde estaba sentado Luffy, indicándole así que se lo acabara el.

                -Joee Zoro, no lo he hecho aposta – Lloriqueaba el moreno mientras se colgaba del brazo de su amigo – No te lo tomes así, además, igual tienes suerte y Mihawk se pone enfermo y no puede impartirte clases.

                -No desees a nadie eso Luffy, anda, dame el vaso que te termino el cola cao – Zoro suspiro mientras cogía el recipiente con leche de nuevo, este crio al final siempre lo ablandaba.

                - ¡Con tres cucharadas de cola cao! – Y encima exigiendo.

Estuvo un rato escuchando a su alocado amigo en la cocina, hasta que se les hizo tarde y decidieron cenar. No fue más que unos huevos con patatas fritas, ya que no tenían muchas ganas de cocinar. Una vez terminados de cenar limpiaron los cacharros y se fueron cada cual a su cuarto.

                -¡Buenas noches  Zoro! – Como siempre Luffy se despedía desde el umbral de la puerta de su habitación con su habitual sonrisa de oreja a oreja.

                -Buenas noches.

Se encerró en su habitación y se puso el pijama. Antes de irse a la cama dejo el papel con el “APTO” encima de su escritorio, y finalmente se metió en el lecho. Se tumbó bocarriba con los brazos cruzados tras la cabeza, mientras contemplaba pensativo el techo. Por alguna razón se encontraba algo nervioso por lo que podría ocurrir mañana, o por la primera impresión que le causaría a “ojos de halcón” como había dicho que le llamaban Ace y los demás. Sintió como un bostezo quería salir de su garganta, y él no fue quien para impedírselo. Tras hacerlo cerró los ojos y se dejó llevar por Morfeo, ya que al día siguiente le esperaba una dura mañana.

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La luz se empezó a colar a través de las verdes cortinas de su habitación. Gruño ante este hecho y estiro su brazo para coger el despertador de la mesilla que tenía al lado de la cama. Se quitó el brazo que anteriormente había colocado en sus ojos, y abriendo uno de ellos, observo la hora, las 9:15 de la mañana.

                -¡Ostia!

 

Se levantó como un resorte de la cama, llegaba tarde. Se puso lo primero que encontró en la habitación y salió disparado a la cocina a desayunar algo. En ella, el monito comía sentado tranquilamente sobre la silla, ya vestido y preparado.

                -Buenos días Zoro ¿Qué tal te has levantado hoy? – Pregunto con su habitual inocencia.

                -¡Me he dormido! ¿Cómo no me has despertado? – Rugió mientras ponía unas tostadas rápidamente en la tostadora y cogía la mermelada de manzana de uno de los armarios – Voy a llegar tarde a mi primer día, menuda primera impresión le voy a dar a Mihawk.

                -No te preocupes, yo también llego tarde.

                -¿Y estas tan tranquilo?

                -A mí no me importa llegar tarde – Comento mientras mordía una tostada – Total, como he suspendido me tiene que seguir dando clases de teórica Shanks, y como ya lo conozco.

                -¡Pues muévete para no llegar muy tarde al menos!

                Zoro  empujo a Luffy de su asiento y lo llevo a la puerta de la entrada nada más terminar de desayunar. Eran las 9:35 y él había quedado en que estaría a las 10:00 en la autoescuela para conocer al nuevo profesor. El problema era que el autobús pasaba en 10 minutos, y tardaba 20 en llegar a la parada que necesitaba, no le quedaba más remedio que ir andando, o corriendo a la autoescuela. Agarrando a su moreno amigo del brazo lo arrastro escaleras abajo y lo obligo a correr como si su vida dependiera de ello. Por mucho que el peliverde se esforzaba en que Luffy no se entretendría, era más bien una misión imposible. En cada escaparate con comida el monito se detenía a observar lo que había expuesto mientras ponía las dos manos en los cristales de la tienda y un hilito de baba se escapaba por la comisura de sus labios. El problema era que Roronoa y su pésima orientación no llegarían nunca a la autoescuela, pero con Luffy, supuestamente, el camino debería de ser sencillo. Después de perderse dos veces y separar al moreno de 30 escaparates con comida, pudo leer a lo lejos un cartel luminoso en el que ponía “One Piece”, habían llegado. Por un momento le dio miedo mirar la hora, asique casi temblando dirigió su vista a su reloj de muñeca, eran las 10:35, lo iban a matar.

                Se dirigió a paso lento hacia la puerta de la autoescuela, la cual abrió cabizbajo. Detrás de él entro Luffy como si tal cosa. Una vez dentro observo la tan conocida estancia, con sus paredes color melocotón y su mesa de escritorio de frente a la puerta de entrada. Justo a la derecha había un aquarium con algunos peces tropicales, los cuales fue a hacerles la vida imposible Luffy, y a la izquierda habían unos bancos para sentarse a la espera, donde el acudió, esa era la sala de recibimiento, donde se inscribe la gente. Suspiro mientras se dejaba caer en la silla, al menos, había llegado, peor habría sido no presentarse ¿No?

                -Hasta que te dignas a aparecer, Roronoa.

                Sele helo la sangre. Nunca había escuchado una voz tan grabe y gélida a la vez. Observo como Luffy dejaba de meter la mano en el aquarium y observaba al sujeto que seguramente se encontraba tras de él. Era difícil describir la cara de su moreno amigo, y eso, lo acojonaba más. Poco a poco se giró en la silla para contemplar al que suponía, sería su nuevo profesor. Unos ojos dorados lo contemplaban desde arriba, en parte ahora comprendía porque le llamaban “ojos de halcón”. Se levantó de su asiento para situarse delante de Mihawk, mientras agachaba un poco la cabeza cohibido por ese hombre.

                -Lo siento, tuve un problema y me retrase – El peliverde se excusó como pudo ante ese imponente hombre, con el fin de que no terminaría tan mal parado el primer encuentro con él.

                -¿Un problema? – Pregunto este mientras se cruzaba de brazos y levantaba su ceja derecha interrogativo.

                -¡Sí! Se durmió – Nunca pensó tener tantas ganas de matar a Luffy como en esos momentos.

                La mirada que le lanzo Zoro a su amigo podría matar hasta a la persona más sana del mundo. Este al darse cuenta de que había metido la pata hasta el fondo, se dio la vuelta y continuo mirando el aquarium con sus peces, mientras dejaba a su amigo con un “pequeño” problema con su profesor.

                -Te has quedado dormido…

                -Sí, lo siento.

                El pelinegro suspiro mientras se descruzaba de brazos. Le miro de arriba abajo a su nuevo alumno y no pudo evitar preguntarse porque tendría el pelo de un color tan llamativo, pero no sería el quien le preguntara algo.

                -Sígueme.

                El hombre se giró sobre sus talones y se dirigió a la puerta que daba al pasillo. En dicho pasadizo había 3 puertas que comunicaban con distintos habitáculos. La puerta que estaba de frente era la sala de estudio, es decir, en el que se hacia los teses para el teórico. La puerta de la derecha los baños, y la de la izquierda fue la que abrió Mihawk para que entraran, en ese cuarto, solo había una mesa de escritorio con un ordenador y dos sillas. Se sentaron uno enfrente del otro, mientras que el de irises doradas encendía el ordenador sin decir palabra alguna. Zoro se revolvió en su asiento incomodo por tal silencio, mientras dirigía su vista a un punto de la habitación, sin ser capaz de mirar al pelinegro a la cara. Pasaron 10 minutos en silencio en los cuales el profesor se mantuvo haciendo algunas cosas en el endemoniado aparato.

                -Bien, por lo que veo aquí has tenido 2 fallos en el examen teórico ¿Me equivoco?

                -No.

                -Vale. Te voy a enseñar tus datos personales para que me certifiques que todo está correctamente o si tengo que cambiar algo – Mihawk giro la pantalla del ordenador en dirección a Zoro para que este comprobara todo los datos de la pantalla referentes a él.

                -Está todo bien.

                -Perfecto – Coloco la pantalla correctamente y se sentó mejor en dirección a Zoro – Como ya sabrás mi nombre es Dracule Mihawk. Soy uno de los dos profesores de coche de esta autoescuela y seré el encargado de impartirte clases de vehículo. No me gustan los errores ni la gente que por mucho que lo intenta no sabe conducir, mi deber es enseñar a hacerlo, pero no impartir clases a ineptos. Me gusta la PUNTUALIDAD y que todo salga al pie de la letra. Si quieres aprobar solo tendrás que hacerme caso y venir con ganas a las clases, sino suspenderás. Si tienes alguna pregunta relacionadas con el coche házmelas saber, ya que no me gusta que los alumnos anden con dudas, y sobre todo no te olvides de que aquí se viene a conducir, no a pasar el rato ¿Alguna pregunta?

                               Zoro trago saliva, pues si que era estricto. Miro los ojos de su profesor para comprobar que todo lo que había dicho era enserio, que no era ninguna clase de broma pesada para intimidar al alumno el primer día, pero se dio cuenta de que Mihawk no se andaba con memeces. El pelinegro no le quitaba la vista de encima, intimidándole a gran escala.

                               -No, ninguna.

                               -Bien, pues dicho esto a la tarde tengo un hueco libre, si quieres empezamos a impartir clases desde hoy  o lo dejamos para mañana. Eso tú decides.

                               -¿A qué hora seria?

                               -De cuatro a cinco de la tarde. Las clases siempre son de una hora de duración.

                               -Mmmm está bien, no hay problema.

                               -Espero que esta vez sea puntual Roronoa, te espero a las cuatro entonces.

                               -Si.

                               Mihawk se levantó de su asiento y se dirigió a la puerta que se encontraba cerrada para que hubiese intimidad mientras conversaban. La abrió y dejo paso a Zoro para que saliera y una vez fuera él la pudiese cerrar con llave para que no entrara nadie indebido.

                               -Hasta la tarde entonces – Se despidió el mayor que se dirigía ya dirección a la calle.

                               -Hasta luego.

                               Una vez de que vio la espalda de Dracule perderse tras la puerta suspiro y se relajó. No se esperaba que fuera tan terrible su encuentro, y todavía la quedaba la tarde. Saco su móvil del bolsillo una vez en la calle y mendo un wattsap a Luffy para comunicarle que no comería en casa. Miro su reloj de muñeca, eran las 12:10 de la mañana. Decidió dar una vuelta mientras se ponía los cascos con música en sus oídos y buscaba un sitio para comer. En el centro de la ciudad encontró un macdonald y mirando su cartera decidió coger hay su comida. Se fue a la playa a comer mientras observaba las olas y se relajaba con la brisa veraniega y el olor a salitre, sentado a pocos metros de la orilla sobre la arena se consiguió relajar por fin. Suspiro por enésima vez en el día, mientras mordía un trozo de la hamburguesa. Llego a la conclusión de que a él siempre le tenía que salir algo mal después de algo bueno, y sabía que no había hecho más que empezar.

                               -¡Zoro!

                               El peliverde giro su cabeza para observar a la persona que le llamaba, que no era ni más ni menos que Ace. Estaba solo con el bañador puesto y algo sudado, seguramente estaría haciendo ejercicio.  El pecoso se sentó al lado del joven mientras sonreía y lo observaba.

                               -¿Cómo tu por aquí? – Le pregunto el mayor mientras le quitaba una patata frita que estaba a punto de comerse.

                               -Pues… - Este cogió otra patata – Nada en especial, principalmente me relajo ¿Y tú?

                               -Yo todos los días vengo a correr por la orilla de la playa, así me mantengo en forma jaja – Sonrió orgulloso ante lo dicho - ¿Tú sigues haciendo esgrima?

                               -En mi tiempo libre, cuando no tengo nada que hacer suelo acudir donde el maestro – Guardo todos los envoltorios en una bolsa para poder después tirarla a la basura – Me alegro de verte, hacía mucho que no coincidía contigo.

                               -Lo mismo digo. Desde que te mudaste con mi hermano no he sabido casi nada de ti – Dirigió su vista al frente – Con mi hermano suelo hablar a diario y estoy con el todos los fines de semana, pero a ti hacia un par de meses que no te veía.

                               -Es cierto.

                               -¿Y cómo te ha ido? ¿Alguna novedad en este tiempo que me has abandonado? – El moreno volvió a mirarlo mientras continuaba sonriendo.

                               -No la verdad es que no – Dio un sorbo a su Coca-Cola – Solo que ahora mismo estoy trabajando en un supermercado reponiendo alimentos, hoy tenia fiesta por lo de el examen de teórico.

                               -¡A es verdad! – El moreno abrazo a su amigo – Enhorabuena de nuevo.

                               -Bueno – No tardaron casi nada en separarse para continuar hablando – Teniendo en cuenta que a la tarde en vez de ir a aprender a conducir tengo la sensación de que voy al matadero, si, está bien.

                               -¿Al matadero? Ah ¡Mihawk!

                               -Sí, Mihawk.

                               Ace contemplo detenidamente a Zoro. Al parecer ya había conocido la faceta estricta y seria de “ojos de halcón”, y eso que no había hecho más que empezar. Aún no había dado siquiera una clase de coche con el asique no había conocido la faceta más intimidante del profesor. Suspiro, en parte el peliverde le daba pena, que le hubiese tocado el pelinegro era mala suerte.

                               -No te preocupes, tómatelo con calma –Le palmeo la espalda – A fin de cuentas no tienes elección, y no pienso dejar que dejes de sacarte el carnet por miedo a un profesor.

                               -Te agradezco que intentes animarme Ace, pero eso no quita el hecho de que a la tarde tenga que enfrentarme a ese hombre de ojos dorados.

                               -Sí, tienes razón – El moreno contemplo su móvil que había sacado del bolsillo del bañador – Por cierto ¿A qué hora tienes clase con Mihawk?

                               -A las cuatro.

                               -Son las cuatro menos veinte.

                               Zoro palideció, solo tenía 20 minutos para llegar a la autoescuela, y no sabía ni por donde había llegado a la playa. No podía llegar tarde de nuevo, ese hombre le mataría. Dejo muy claro que odiaba la impuntualidad, y él iba a llegar tarde dos veces en el mismo día. Se levantó rápidamente de la arena mientras se sacudía el pantalón y cogía la bolsa del suelo, tenía que poner rumbo a la autoescuela YA.

                               -¿Sabes ir?

                               Ace le contemplaba sonriendo mientras se levantaba también y se sacudía el bañador como Zoro. Sabia de la pésima orientación de su compañero, asique se imaginó que no sabría llegar a su destino desde la playa.

                               -No…

                               -Sígueme, te acompañare.

                               Los dos pusieron rumbo a la autoescuela con un paso apresurado. El pecoso iba delante mientras que era seguido muy de cerca por un inquieta Zoro, que no paraba de observar la ora de su reloj de muñeca. Gracias a las buenas indicaciones de Ace y la velocidad que llevaban el joven pudo llegar 5 minutos antes a la puerta de la autoescuela, mientras que se apoyaba en sus rodillas y suspiraba aliviado, lo había conseguido.

                               -Muchas gracias, no sé cómo agradecerte esto.

                               -No hay de que – El pelinegro sonrió – Es lo mínimo por un amigo, además, bastante tienes que aguantar a mi hermano como para que yo no te ayude en un momento de crisis jaja.

                               -Bueno Ace – Tendió su mano al moreno para que se la estrechara – Espero volver a verte pronto.

                               -Lo mismo digo –Le estrecho la mano – Me alegro de haberte visto Zoro, hasta la próxima.

                               -Hasta otro día.

                               Ace separo las manos y se giró mientras levantaba un brazo a modo de despedida, gesto que fue correspondido por el peliverde. Suspiro y miro la puerta de la autoescuela preparándose mentalmente para lo que se le venía encima. La abrió despacio e ingreso en el lugar, no sin antes observar el reloj y comprobar que llegaba bien de tiempo. Se sentó en la misma silla de la mañana a esperar a su profesor mientras observaba las baldosas del suelo manteniendo la mente prácticamente en blanco. No tardó mucho en escuchar unos pasos que se dirigían hacia él, y levantándose de su asiento miro al hombre recién llegado.

                               -Buenas tardes Roronoa, me alegra saber que ha llegado a la hora.

                               -Buenas tardes – agacho la cabeza el peliverde.

                               -Sígueme, vamos al coche.

                               Zoro hizo exactamente lo mismo que a la mañana. Dejo al hombre ir delante hasta que dieron a la calle y de ahí se dirigieron cuesta abajo hacia unos aparcamientos. Pudo observar un coche negro con una gran “L” y en el cartel el nombre de su autoescuela. Mihawk saco de su bolsillo las llaves del vehículo y pulsando el botón las luces del coche se parpadearon indicando que se había abierto. Se acercaron hasta él y se quedaron a escasos metros.

                               -Es un Seat León. Lo cogimos diésel para que no se *cale tanto.

                               Mihawk se sentó donde el piloto e indico a Zoro que se situara en el otro asiento. El de irises doradas encendió el aparato y este rugió en respuesta al ser encendido. El peliverde en cambio no perdía detalle de todo lo que hacía su profesor, para que de esta forma luego no tuviese más dudas que las necesarias.

                               -Ahora iremos a unos polígonos y hay te explicare lo básico y comenzaras a conducir.

                               -¿Tan pronto?

                               -¿Qué esperas? No voy a estar toda la clase dando explicaciones cuando puedes hacer la práctica mientras te indico que hacer ¿no?

                               El joven asintió. En esos momentos se sentía como un volcán a punto de estallar. Los nervios por la noticia que le había hecho saber el mayor le carcomían por dentro, y en parte, no quería defraudar a su profesor y quedar como un paquete. No tardaron mucho en llegar a una zona poco transitada que estaba rodeada de fábricas. Algún que otro camión andaba por esas carreteras, pero en general no había mucho tráfico. Mihawk estaciono el coche en un aparcamiento y apago el motor. Zoro giro su mirada justo antes de que comenzara a hablar.

                               -Haber, para comenzar ¿Has conducido alguna vez otro coche o es la primera vez que lo vas a hacer?

                               -Nunca he conducido.

                               -Bien entonces empezare desde cero – Mihawk se acomodó en el asiento – Mira a tus pies.

                               El joven dirigió sus irises a la zona que le había indicado el pelinegro y hay encontró tres palancas. Pudo comprobar que eran las mismas que llevaba Dracule en su lado. Se sorprendió por el hecho de no haberse dado cuenta hasta ese momento de que estaban ahí.

                               -Esas tres palancas que tienes a tus pies son empezando por la izquierda, el embrague, en el medio el freno, y  la derecha el acelerador. Los que tú tienes a tus pies como es lógico y te habrás dado cuenta no están en los coches comprados, ya que esos están para que nosotros los profesores podamos usarlos y ayudaros en caso de emergencia, solo están incluidos en coches de autoescuela – Zoro asintió mientras escuchaba atentamente las explicaciones de su Mihawk – En el coche lo que tienes más importancia es, que el vehículo baya entre las dos rallas o el carril que le corresponde y para eso está el volante, que estés atento a los retrovisores para poder prevenir las acciones de los demás y poder también maniobrar, y que cambies bien de marcha. Este coche tiene seis marchas quitando la de retroceso.

                               De un momento a otro ocurrió algo que Zoro no se esperaba para nada. No se dio cuenta que Mihawk había cogido su mano y la había puesto encima de la palanca de marchas que estaba entre los dos y aprisiono su mano con la suya. Se puso rojo en ese mismo instante, y el corazón le comenzó a palpitar. Miro su mano por un momento para después fijar su vista en su profesor, esa acción no se la esperaba. Comprobó que la mano de Mihawk era cálida, y que también en tamaño era algo más grande y de color más clara. Se reprendió mentalmente por la absurda reacción de sonrojarse que había tenido, pero no lo pudo evitar. Por alguna extraña razón, su corazón se aceleraba solo, y su cara se enrojecía en ese proceso.

CONTINUARA…

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Espero que os halla gustado y lo hallais disfrutado tanto como yo escriviendolo!!

Si os a gustado por favooor dejarme un review. Si teneis alguna duda sobre algo estare tambien dispuesta a responderla!!

XAOOOOO

(Odisei)

*Calar = Clado :Cuando no embragas bien el coche y se para solo.


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