Desde el balcón del departamento había una hermosa vista al mar, era un día fantástico como para ir a disfrutar de la playa, pero no, él estaba ahí encerrado en el departamento como un prisionero mientras moría de aburrimiento, había tanto silencio y tranquilidad que creía se volvería loco. Estaba castigado, se le había pasado la mano en molestar a su hermana y su padre cansado de la situación, decidió dejarlo solo en el departamento mientras ellos se iban a disfrutar de sus vacaciones, pero eso no era todo, le habían quitado todos sus aparatos tecnológicos, hasta el televisor lo habían escondido con tal de que él no se entretuviera con nada y de ese modo aprendiera su lección.
-¡Rayos como me aburro! – Grito G.O mientras se enredaba sus dedos entre sus cabellos, estaba frustrado, aburrido y por sobre todo el calor lo estaba matando. Se paró de su cama, donde segundos antes había estado recostado para dirigirse al balcón, quizás observando el paisaje y viendo a la gente pasar se le quitaba un poco el aburrimiento, o eso esperaba él. De pronto sintió una agradable melodía inundando el lugar, sonrió al percatarse que esa hermosa melodía en piano provenía del departamento de al lado, su vecino además de ser guapo y bien dotado, era un excelente pianista, al llegar al balcón miro discretamente hacia el otro balcón y ahí fue cuando lo vio, rubio, labios gruesos y con un buen físico.
Hermoso, su vecino era simplemente hermoso y lo había cautivado desde la primera vez que lo vio, aquel chico tenía una sonrisa maravillosa y una voz que con solo escucharla lo hacía estremecerse y ahora que lo escuchaba cantar se sentía en el cielo, realmente aquel chico era perfecto.
Aquel muchacho del cual no sabía su nombre se veía tremendamente bien tocando el piano, parecía tan tranquilo y relajado.
G.O dejo de mirarlo, temía ser demasiado obvio y solo se concentró en mirar fijo un punto inexistente, mientras disfrutaba de aquellas hermosas melodías.
Por otro lado el pianista notó la mirada del otro sobre sí, le encantaba captar su atención, llevaba un tiempo enamorado del moreno, había sido amor a primera vista ya que ellos nunca habían compartido una sola palabra, pero él siempre estaba al pendiente de lo que el otro hacía, por poco y ya parecía un acosador, aunque el hecho de que fuera su vecino había sido una coincidencia y una muy buena.
G.O sintió como el sonido cesaba e inconscientemente miro hacia el balcón vecino, encontrándose con la esbelta figura del otro, el cual lo miraba con una hermosa sonrisa que lo hizo sonrojar y sonreír de manera boba.
-¡G.O YA LLEGAMOS! – Grito su hermana desde la puerta y G.O la maldijo, si ella no hubiera llegado quizás le hubiese podido hablar a aquel chico. – ¿Dónde estás? Quiero mostrarte lo que me compre – Decía ella emocionada
- Estoy acá en el balcón, voy de inmediato a donde estás – Dijo G.O caminando hacia donde estaba ella, no sin antes mirar por últimamente al rubio y darle una sonrisa coqueta.
Luego de que su hermana le mostrará la infinidad de cosas que le habían comprado (Y que a él no habían sido capaces de comprarle ni un mísero maní) se fue a leer un libro a su habitación, pero no podía dejar de pensar en su vecino y como no podía concentrarse en su lectura decidió ir al balcón a comer algo, después de todo seguía haciendo mucha calor y ese era un lugar muy fresco.
Sintió la brisa fresca del viendo golpearle suavemente el rostro mientras fijaba su vista en el atardecer, era algo realmente hermoso.
-Muy linda vista ¿Verdad? – Le hablo una voz varonil sacándolo de sus pensamientos.
-Sí, es una vista muy hermosa – Dijo girándose un poco para ver a quien le hablaba, encontrándose con el chico rubio que tanto le gustaba. - ¿Quieres crepas? – Le ofreció G.O tomando las mismas, que segundos antes había dejado sobre una pequeña mesa que ahí estaba.
-Bueno – Dijo éste feliz, aquel postre le encantaba, más bien todo lo relacionado con la comida le gustaba. G.O Se inclinó un poco para poder pasarle el plato con las crepas al otro chico, el cual tomo una y le hizo una pequeña reverencia – Muchas gracias –
-Por cierto, soy Jung Byunghee, pero puedes decirme G.O –
-Yo soy Yang Seung Ho – Dijo éste comiendo la crepa –están ricas – Dijo emocionado
-Me alegro que te gusten, las hice en la tarde, estaba demasiado aburrido y dado a que estoy castigado, es lo único en lo que me entretengo – Dijo para luego comer el también.
-Qué coincidencia, yo también estoy castigado – Rio Seung Ho – Parece que ambos tuvimos mala suerte, a mí me quitaron todo, menos el piano, para mi buena suerte es demasiado grande como para que puedan esconderlo –
-Qué bueno que no te lo quitaran, realmente tocas muy bien y cantes hermoso – Dijo G.O para luego sentarse en una banca que estaba aún lado de la pequeña mesa que tenía las crepas.
-Tú también cantas muy lindo –Dijo Seung Ho en voz baja y bastante avergonzado, sus propias palabras lo habían delato, de seguro ahora G.O pensaría que él era un psicópata, o un acosador.
-¿Me has escuchado cantar? – Preguntó sorprendido G.O realmente eso era algo que no sé esperaba
-Sí, ayer te vi cantándole a una chica mientras ella te golpeaba el brazo para que te callaras.
-Me viste cantándole a mi hermana – Rio G.O – Qué bueno que me escuchaste cantándole bien, siempre la molesto cantándole horrible, ¿Quieres que te cante algo? – Preguntó G.O curioso.
-Me encantaría – Dijo Seung Ho sin quitarle los ojos de encima al chico de cabellos negros, él era mucho más encantador de lo que creía, además de ser guapo, era alguien muy agradable.
G.O Comenzó a cantar y Seung Ho le acompañó, le había encantado hablar con él y aquella conversación había superado con creces todas sus expectativas, había sido muchísimo mejor de lo que había imaginado.
Así fue como se fueron volviendo amigos, estaban prácticamente todo el día en el balcón hablando con él otro, rogando que sus castigos fueran levantados pronto y así poder disfrutar lo poco que quedaba de sus vacaciones.
Si a Seung Ho le gustaba ByungHee desde antes de hablar con él, ahora le gustaba mucho más, a veces creía que el otro sentía lo mismo por él, pero luego dudaba y eso lo hacía desistir en su idea de declararse.
-Por fin me han levantado el castigo – Dijo G.O feliz recostando la mitad de su cuerpo sobre el barandal.
-Yo aún sigo castigado, pero deberían levantarme el castigo en unos días más, intentaré rogarle a mi mamá para que te deje entrar, ya estoy cansado de estar encerrado todos los días como si fuese un preso – Se quejaba Seung Ho cruzándose de brazos, lo cual le causo mucha ternura a G.O.- Aunque si te dejan venir podrías cocinarme algo y yo podría tocar alguna canción para ti – Dijo este totalmente sonrojado mirando hacia otro lado.
-Si te dejan me avisas – Dijo G.O entusiasmado, él rogaba para que a Seung Ho lo dejaran, así podría estar mucho más cerca de él, una después sintió como le llamaban.
-G.O –Le llamaba Seung Ho desde el balcón – ¡Puedes venir! – Grito y G.O se apresuró en salir de su departamento para ir al de su vecino, no le importaba el ir a encerarse a otro departamento mientras estuviera en compañía del rubio. Golpeo la puerta y un sonriente Seung Ho lo recibió.
-Por fin estamos frente a frente sin tener un balcón entre nosotros – Rio G.O sintiendo como Seung Ho le hacía una seña para que entrara.
-¿Quieres tocar el piano? – Le pregunto Seung Ho amable
-Pero yo no sé, prefiero verte a ti tocar – Respondió sincero, pero de alguna forma que él no se explicaba Seung Ho había logrado sentarlo frente al piano y sostenía sus manos con suavidad casi rozando las yemas de sus dedos con las teclas del piano.
-Yo te enseñaré – Le respondió este al oído haciéndolo estremecer por completo, el perfume de Seung Ho lo estaba embriagando por completo mientras que su corazón latía de forma apresurada, la sola presencia del otro tan cerca de él lograba alterar sus sentidos.
En un momento Seung Ho se había sentado a su lado mientras le explicaba con mucha calma como tocar una melodía sencilla, mientras que de vez en cuando le sonreía y G.O solo anhelaba que un momento como ese se volviera a repetir más adelante.
[*****]
Seung Ho esperaba ansioso el momento en que G.O fuera a su casa a estar con él, le encanta ver cómo este se lo comía con la mirada cada vez que él tocaba piano, también amaba ver esa sonrisa coqueta que le dedicaba de vez en cuando, pero lejos lo que más le gustaba era escucharlo cantar con esa voz de Dios que tenía.
-Iré a buscar algo para tomar – Dijo Seung Ho mientras iba a la cocina a buscar los refrescos, el calor era insoportable a esa hora de la tarde, sirvió un poco de jugo en dos vasos y los puso sobre una bandeja para luego llevarlo hacia donde ellos estaban, encontrándose con distraído G.O apoyado en el piano mientras observaba el paisaje a través del ventanal de la sala, dejo los refrescos en el banquillo del piano y se acercó silencioso hasta donde G.O estaba, rodeo suavemente su cintura con sus brazos para luego susurrarle al oído un: “¿Qué haces?”
-Yah! Seung Ho, ¡Casi me matas de un susto! – Grito G.O sobresaltado, el rubio lo había dejado con el corazón en un hilo, se fue deshaciendo del agarre suavemente para ir girando su cuerpo en dirección al otro quedando atrapado entre el cuerpo del rubio y el piano.
Seung Ho vio en eso la oportunidad del millón, se arriesgaría porque temía que una oportunidad como esa se volviera a repetir. Es ahora o nunca pensó el rubio reduciendo la distancia entre ambos y sin más lo beso.
G.O sentía a su corazón querer salirse del pecho, no podía creerlo, Seung Ho lo estaba besando, sus labios eran tan suaves y dulces que sentía derretirse, aquel contacto era mucho mejor de lo que había imaginado, comenzó a mover sus labios con timidez, necesitaba sentir más de ese delicioso sabor, se separaron lentamente, Seung Ho tenía miedo, sentía que G.O le correspondía pero a su vez sentía miedo que esté lo apartara violentamente y lo golpeara, pero por suerte nada de eso sucedió, al contrario de lo que pensaba G.O tomo sus brazos haciéndolos pasar por su cuello mientras él rodeaba su cintura con suavidad para luego volver a atrapar sus labios entre los suyos, el beso era suave y lento pero de apoco se fue volviendo más pasional, se separaron por falta de aire, pero se quedaron en esa misma posición viéndose a los ojos, sus rostros estaban totalmente sonrojados mientras que una sonrisa sincera aparecía en sus labios.
Las palabras sobraban, porque con una sola mirada se habían trasmitido todo ese amor que ambos comenzaban a sentir.
[*****]
G.O todos los días se escapaba al departamento de Seung Ho con el pretexto de que estaba tomando lecciones de piano con su vecino, aquello no era del todo mentira, su novio le estaba enseñando pacientemente a tocar el piano y él se esforzaba por aprender rápido.
-Ya estás tocando mucho mejor – Dijo Seung Ho abrazándolo por la espalda depositando un corto beso en el cuello de G.O mientras que este tocaba una corta melodía.
-Es que he tenido un buen maestro, además de tocar muy bien el piano es muy guapo y sexy – Dijo G.O coqueto mientras se giraba para besar al rubio. – y sabes que es lo mejor de todo –
-¿Qué es? – Pregunto mientras se sentaba en sus piernas y pasaba sus brazos por el cuello del otro.
-Que es solo mío – Respondió besándolo con intensidad, le encantaba besar al rubio, sus besos lo hacían sentirse en el cielo. -Te amo – Susurro G.O sobre los labios del otro.
-Yo te amo más – Dijo el rubio besándole la mejilla con cariño - Quiero que me cocines algo – Dijo Seung Ho mientras le hacía un puchero, él no se consideraba tierno, pero sabía que esa era la mejor forma de hacer que G.O cumpliera sus caprichos.
-¿Y qué quieres que te cocine? – Le pregunto curioso G.O mientras le besaba el cuello con suavidad.
-Podrías hacer un pastel – Dijo Seung Ho cerrando los ojos dejándose embriagar por el exquisito aroma del otro.
-Está bien, pero vamos a mi casa, de igual manera estaremos solos, ya sabes es solo por comodidad, me gusta cocinar en esa cocina – Dijo con una suave risita y Seung Ho se levantó de sus piernas caminando hacia el departamento de su novio.
Una vez allí G.O comenzó a hacer el bizcocho para el pastel, pero se le hacía difícil porque Seung Ho no le estaba haciendo las cosas fáciles, se la pasaba molestándolo dando como resultado que terminara toda la cocina llena de harina, dejaron el bizcocho en el horno y se fueron a ver la televisión. Estuvieron viendo un programa de música mientras que de vez en cuando se besaban y se decían palabras de amor.
-Creo que el biscocho ya está listo- Dijo G.O levantándose para ir a la cocina y sacar el bizcocho del horno- Mientras se enfría podemos preparar las cosas con las cuales rellenaremos el pastel – Sugirió y Seung Ho asintió, eligieron las cosas y comenzaron a decorarlo. Iba todo bien hasta que de un momento a otro comenzaron una pequeña guerra con la crema del pastel, ambos tenían crema en la ropa, en la cara en el pelo, pero había sido divertido, hasta que Seung Ho intento mancharle nuevamente la cara con crema a G.O y se tropezó pegándose con el mueble de cocina pero gracias a eso logro acorralar a G.O entre su cuerpo y el mueble, le mancho la cara con crema pero esté parecía ido.
-G.O – Le llamo Seung Ho sintiendo la mirada de este fija en sus labios, G.O fue disminuyendo la distancia entre los dos lamiendo la comisura de sus labios.
-Sabe rico – Dijo G.O lamiendo sus labios mientras observaba a Seung Ho totalmente sonrojado el cual paso sus brazos por su cuello y termino de disminuir la distancia entre los dos comenzando a besarlo con suavidad, el sabor dulce de la crema hacía aún más adictivos los labios de su novio.
El beso comenzó a tornarse cada vez más pasional, G.O comenzó a meter sus manos por debajo de la playera de Seung Ho acariciando su piel suavemente haciéndolo suspirar, el rubio comenzó a lamer el cuello del otro haciéndolo estremecer, pero el sonido de la puerta abrirse los hizo separarse rápidamente, dejándolos con la respiración entre cortada y el rostro totalmente rojo.
-Hagamos como si nada hubiera sucedido y sigamos decorando el pastel – Le dijo G.O en un susurro y Seung Ho solo se limitaba a asentir, se dieron una sonrisa cómplice para luego seguir decorando el pastel, no sin antes darse un corto beso en los labios, ya terminarían lo que habían empezado antes de que los interrumpieran, ahora solo les quedaba actuar con normalidad, para que nadie sospechara de su relación y de ese modo pudieran seguir esa hermosa relación con la que esperaban duraran mucho tiempo más.