Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

NUNCA DIGAS ADIOS... por suicidal teddy

[Reviews - 38]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

De cómo Johan comenzó a ser acosado por Joaquim.

 

 

“I promised to write you, I'll always remember
I promised to try to be back 'til December
I said I must go, I must face this disaster
I said I would come after you ever after”

 

- Keep your heart broken, The Rasmus

 

 

Dicen que el primer amor no se olvida. ¿Cómo hacerlo? Sobre todo cuando amas en silencio a tu amigo de toda la vida. Un día te besa, se acuesta contigo, te dice que te quiere y al rato se arrepiente. Aún así lo perdonas, regresan y uno días después te deja botado como un perro, con la excusa de que sus padres “ya lo saben”. Horrible ¿no? Claro, de eso ya hace muchos años. Lo había perdonado, pero digamos que no lo había olvidado. ¿Por qué estaba recordando a Joaquim ahora? Maldito ascensor, perturbador de personas. Sacudí mi cabeza y salí.

 

Caminé a lo largo de un amplio pasillo. Setecientos tres; el número de mi departamento. Saqué el juego de llaves para abrir la puerta cuando me percaté del buzón. Tomé el sobre grande y gordito antes de entrar.

 

¿Qué podía ser? Venía de Suecia, de mi casa. Con pereza revisé su contenido; siete sobres sujetados por un lazo negro.

 

Postales otra vez.

 

Llegaban a mí mensualmente. Siempre supe que eran de él por su fragancia. Cuantas veces lo había imaginado sellando los sobres con sus pulcras manos. Eran sólo imágenes de diversos lugares, sin texto en ellos. Cuando comenzaron a llegar, poco después de que me abandonara, moría por ver una nota; algo que me explicara lo que había sucedido, que me permitiera creer que todavía me amaba. La última noche que lo vi, prometió estar conmigo para siempre…al día siguiente se había marchado. Sufrí tanto, pero no me atrevía a llamar a su casa o preguntarle a su madre, a pesar de que eran una segunda familia para mí. Me mantuve al margen, esperando… hasta que me di por vencido. Deje de revisar mi correspondencia con desesperación. Un día, tuve la certeza de haberlo perdonado…entonces no volví a abrirlos, pero los guardaba…supongo que por ser mi primer amor.

 

Llevaba casi seis meses viviendo por mi cuenta. Después de que mi padre me repudiara  por contarle una cosa indebida,  tuve que asumir mis gastos yo solo. Ya tenía veintiún años así que no era nada sorprendente. Felizmente había terminado la universidad y acaba de conseguir trabajo en una editorial. Eso sí; tuve que dejar el cómodo lugar donde vivía y buscar algo más económico para mí. Por precaución le di mi nueva dirección al mayordomo. Supongo que por eso me enviaron las postales.

 

Tomé los sobres para guardarlos junto al resto. De repente el lazo se deshizo y cayeron dispersos sobre el suelo. Tuve un acceso de curiosidad. ¿Y si los revisaba? Ya no sentía nada por él. Podía hacerlo sin problemas. Los recogí y busqué el más reciente; 28 de noviembre. Lo abrí con cuidado; la imagen del Big Ben se presentó ante mis ojos. La nostalgia se apoderó de mí. Recordé la primera postal que me había regalado, una que en realidad estaba dirigida hacia él por una de sus ex novias.

 

En la parte posterior había algo escrito ¿Qué? ¿Sietes años recibiendo postales y al fin osaba escribirme?

 

Se acerca el día…

 

 

¿Qué quería decir con eso? Estúpido. Para lo que importaba ahora. Puse todo en la mesa confundido. Si me buscaba, era muy tarde. Tampoco lo haría, seguramente habría hecho su vida igual que yo.

 

Salí con la intención de cenar en la calle. Necesitaba despejar mi mente en un lugar público. Escogí el restaurante al que siempre iba desde que solventaba mis gastos. Ni bueno ni malo…a nada.

 

Pedí la hamburguesa de siempre. Había tenido un día agotador en el trabajo y solo quería terminar para marcharme a descansar. Algo golpeó mis cabellos.

 

Una bolita de papel cayó frente a mí. ¿Qué diablos? La ignoré creyendo que era algún niño travieso. Minutos después vino otra. Me giré para conocer su procedencia. Todos los niños estaban aparentemente tranquilos. Sin dar con el culpable continué mi cena. Una tercera y una cuarta colmaron mi paciencia. Alguien me estaba jugando una broma pesada y lo atraparía. Me levanté y miré amenazante a todos los pequeños del lugar. Malcriados.

 

De mal humor me senté y tomé un sorbo de gaseosa. Algo rozó mi oreja y se deslizo sobre mis piernas. Era otra bola de papel, más grande que las anteriores. La sujeté entre mis dedos y me pareció ver algo escrito.

 

Hoy es el día.

 

Me puse de pie sobresaltado y comencé a buscar entre la gente adulta. En la mesa de atrás distinguí a un joven con la cabeza cubierta por una capucha. Me miraba a través de sus ojos verdes. El cabello negro y largo hacia un lado. Los mismos rasgos, la forma de colocar sus codos sobre la mesa. Ya no tenía quince años, pero era él.

 

Joaquim había vuelto del pasado.

 

Felizmente la idea de salir corriendo no se concretó. El amor que alguna vez sentí por él estaba acabado, así que su presencia o ausencia me tenía sin cuidado. Era solo un viejo amigo.

 

- No has cambiado mucho – apareció frente a mí. Había descubierto su cabeza. Estaba lindo igual que siempre. Rayos.

- Hola Joaquim, yo casi no te reconozco – dije tratando de parecer casual -. ¿Ahora te dedicas a lanzar papelitos? – le devolví la nota.

- Siempre es un placer fastidiarte, Johan – sonrió lleno de nostalgia.

- ¿Qué te trae por aquí? Creí que vivías en Suecia.

- Acabo de mudarme. Vine a buscarte en realidad. Supe que tu padre te echó de su vida.

- ¿Cómo lo sabes? – pregunté sorprendido.

- Yo sé todo sobre ti – explicó tomando mi gaseosa.

- ¡Deja!- por lo visto seguía siendo un miserable.

- Pero no sé porque te echó – comentó pensativo -. Nadie lo sabe. Debe ser algo muy grave. ¿Qué es?

- Que te importa. Quiero decir, no son tu asuntos – sonreí amablemente.

Extendió su brazo y acarició mis cabellos.

- Sigues siendo perfecto – sus dedos estaban repletos de anillos.

Me alejé sobresaltado. Por algún motivo estúpido me había puesto nervioso. No, no, no.

- Tengo que irme – solté levantándome –. Ha sido un gusto verte- era un cretino. Después de lo que había hecho pretendía hablarme como si nada -. Nos vemos.

- Te acompaño a tu casa.

- No así está bien – lo último que quería era que sepa mi dirección.

Salí espantado del lugar, jurando no volver. Sí, era parte de mi pasado y allí debía quedarse. Además ¿Qué se creía? Después de lo que me hizo sufrir. Idiota. Ahora sí estaba enojado con él. Cretino.

 

Llegué a casa todavía con la ira emanando de mí ser. Sin vergüenza Joaquim.

 

 - Yo vivo al lado – susurró en mi oreja -. Por eso te decía.

 

 

Notas finales:

Proximo capítulo: Dejame en paz...

 

P.D. Olvide lo que pensaba poner en la primera parte! no importa...espero que haya estado entrenido.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).