Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

A New Friend? por WwA

[Reviews - 40]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Creo que no hay mucho que mencionar, además de que es el primer Fanfic de yaoi y romance que escribo y que espero que sea de vuestro agrado~...

 

 

Capítulo 1.

The New Student.

 

 

–¡Qué calor hace! –pensé mientras escondía mi cabeza entre mis brazos, los cuales se encontraban apoyados en la mesa frente a mí–. ¿Por qué me tuvo que tocar un asiento junto a la ventana? –Me quejé sin querer prestar atención a todo lo que el profesor, prácticamente, gritaba–.

–¡Oh!, veo que por fin has llegado –exclamó luego de que la puerta se abriera –lo cual supe gracias al suave rechinido que esta emitía.–. ¡Pasa!, por favor –indicó a la persona parada en la puerta, y unos ligeros pasos me hicieron saber que ésta había entrado por completo al aula–. Muy bien, chicos, presten atención –ordenó el profesor Misaki, luego de aclarar su garganta–. Este será su nuevo compañero de clases –señaló, llamando mi atención, ligeramente. Lo suficiente como para hacerme levantar el rostro de donde había estado escondido hasta ahora–. Por favor ayúdenle a estar al día y sean amables con él.

–Es un gusto poder estar aquí con ustedes –comentó el nuevo–. Mi nombre es Ten'ō Hotaru –el chico era algo bajo, con una pequeña mata de cabello color castaño y una tez muy clara, fue lo único que llegue a distinguir desde el último asiento de la primera fila. El lugar donde mi sufrimiento diario ocurría–. Por favor, cuiden de mí –dijo al final, con esa vocecita sutil que tenía, algo raro en un chico, o eso pensé–.

–Qué aburrido –dije para mí, sin darle importancia al nuevo compañero, volviendo mi rostro al lugar donde había estado minutos atrás–.

–Tu lugar será junto a Komachi, Ten’ō-san –indicó el profesor, mandando a sentar al nuevo–. ¡Komachi! ¡Levántate de una buena vez! –Me regaño al fijarse en mi postura, por primera vez en todo lo que había transcurrido de clase–.

Bufé, levantándome. En un intento por complacer a Misaki y que dejase de quejarse sobre mí –por lo que quedara de su clase de hoy–.

–¡Hola! –Saludó cordialmente mi nuevo vecino de puesto, al sentarse en su mesa correspondiente–.

–Hola… –contesté con desgane, sin molestarme en mirarle–.

Fijé la mirada en un punto muerto de la pizarra, evitando, de esa manera, que mi compañero me hablara de nuevo.

Ten'ō dio un leve suspiro, colocando su bolso sobre la mesa, comenzando a sacar los textos de la materia que Misaki nos impartía.

Durante toda la clase, no pude evitar verle un par de veces, su perfil, en todas las ocasiones, se veía aburrido y de vez en cuando apoyaba su mentón sobre su palma, mirando distraído, al profesor sin parecer realmente interesado en todo lo que éste explicaba.

La hora del almuerzo llego y yo como de costumbre, salí rápidamente, pero, antes de irme pude notar como todas las chicas se encimaban sobre Ten'ō Hotaru, pidiéndole, o más bien, rogándole que tomase el almuerzo con ellas. Reí levemente al observarle, en tal situación él sólo se mostraba aburrido, o esa era la forma en que lucía para mí. 

Respiré hondamente al llegar a mi lugar predeterminado para el almuerzo, un enorme árbol que me refugiaba de los molestos rayos del sol ardiente del verano, en una zona apartada donde la gente no concurría demasiado y, donde podía disfrutar, a solas, de la hora del almuerzo.

 –H-hola… –oí un titubeo delante de mí–.

Levante la vista, fijando la mirada en una pequeña figura afeminada. El sol de la tarde me impedía ver claramente quien era y, al mismo tiempo, me enceguecía. Me vi obligado a tapar parte de mi rostro con mi mano, buscando evitar los rayos del sol.

–¿Te puedo ayudar en algo? –Inquirí indiferente, sin sabe, aún, de quién se trataba–.

–Ah… yo… –susurró con nerviosismo–.

–¿Sí? –Insistí con cierto fastidio–.

–¿Podría sentarme contigo? –Dijo luego de manera segura. Como si el titubeo de hace unos segundos no hubiese existido–.

–Si es lo que quieres –respondí, alzándome de hombros–.

El individuo frente a mi movió su cabeza en señal de afirmación, pasando luego a sentarse a mi lado, bajo la sombra del árbol–.

Una vez a mi lado pude ver su perfil. Resultaba ser el mismo que hace un tiempo atrás miraba aburrido a Misaki.

–¿Ten'ō? –Pregunté, aburrido–.

–¿Sí? –Musitó sin mirarme, concentrándose en su caja de almuerzo, la cual se encontraba sobre sus piernas–.

–Puedo preguntar… ¿por qué decidiste sentarte aquí, conmigo? Y, ¿cómo supiste llegar hasta aquí?

–No lo sé –dijo tomando el primer bocado de su almuerzo–… Creo, que me pareces interesante, ¿Komachi…-san? –aclaró una vez había tragado la comida de su boca–… y, supe cómo llegar, porque te vi mientras caminabas hasta aquí.

–¿Interesante? –Articulé algo extrañado, sin tener cambio alguno en mi expresión ni en el tono de mi voz, oyéndose ésta monótona e indiferente–.

–Sí –dijo cortante, comiendo un bocado tras otro de su almuerzo. Ignorándome por algunos instantes, siendo totalmente contradictorio–.

Me hice el desentendido, pasando todo mi enfoque al pan de melón, que se había encontrado todo este tiempo en mi mano derecha.

Le di una pequeña mordida, masticando con diligencia y finalmente tragándome la diminuta cantidad de pan puesta en mi boca. Repetí ese proceso con toda la porción de pan, hasta que ya no quedara nada.

Arrugué la bolsa plástica que quedó en mi mano, el único recuerdo del pan de hoy y la guardé en mi bolsillo, hasta que llegara a un contenedor, ese iba a ser su nuevo lugar de estadía.

–Komachi…-san… –susurró la persona a mi lado–.

–¿Sí? –inquirí–.

–¿Cuál es tu nombre de pila? –Preguntó casi inseguro de lo que decía–.

–Hiroki –respondí–. Mi nombre es Komachi Hiroki.

–¿Puedo llamarte Hiroki? –Interrogó con un tono esperanzado y alegre–.

–Si es lo que quieres –me alcé de hombros–.

–Hiroki-san –sonrió–. ¿Puedo comer contigo a diario?

–Si es lo que quieres –repetí–.

El sólo me miró, un poco confundido, casi como disgustado.

Le dediqué un vistazo, por fin pude ver su rostro detalladamente. Era de facciones delicadas, demasiado para un chico, de hecho ó, tal vez, sólo era un chico demasiado… lindo.

–¿No tienes amigos, Hiroki-san? –Cuestionó luego de algunos minutos de silencio de su parte–.

–No –contesté–… no soy demasiado bueno para establecer relaciones –admití–.

–¿Te gustaría ser mi amigo? –Acotó–.

–Si es lo que quieres –reiteré–… Y, puedo saber ¿por qué insistes en relacionarte conmigo?

–Porque fuiste el único que no mostró interés en mi –aclaró–. Todos los demás vinieron eufóricamente sólo con verme y saber que soy “el chico nuevo”.

–Ya veo…–admití–.

Supuse que de verdad debía ser algo molesto, que todos se encimaran a ti sólo por ser una cara nueva.

Suspiré, alzando la vista a las hojas que me refugiaban del ardiente sol de verano. Como de costumbre el calor era casi insoportable pero el roble hacía de la temperatura algo no tan inaguantable.

–¿Terminaste ya? –Pregunté al ver a Ten’ō tapar su caja de almuerzo, aún no vacía por completo–.

–Sí –asintió–. Suelo llenarme con facilidad y aún así insisto en preparar tanta comida para mí –admitió con nerviosismo–.

–¿Preparas tu mismo tu almuerzo? –Dije sorprendido, pero sin verme realmente de esa forma–.

–Sí –afirmó con entusiasmo–. ¿Quieres probar un poco?

–Si es lo que… –me interrumpí–. Hummm, seguro… –me alcé de hombros–.

–Hummm –asintió muy animadamente mientras retiraba la tapa de la caja y con sus palillos me ofrecía un bocado de comida–.

–Ah… Ten’ō, se verá un poco raro si me das de comer –comenté, pensando en la imagen del chico nuevo–.

–No importa o ¿te importa? –Me miro examinando mi inexpresivo rostro–.

–No realmente, lo decía principalmente por ti. No me interesa lo que piensen de mí.

–Eso es admirable –dijo con su mano aún puesta delante de mí, sosteniendo los palillos–.

–Gracias –acoté comiendo el bocado que me ofrecía–.

Mastiqué, saboreando la comida mientras Ten'ō me miraba expectante.

–¿Y? ¿Qué tal está? –Inquirió luego de haber terminado–.

–Sabe bien.

–Y ¿ya? –dice, obviamente insatisfecho–.

–Sí, sabe bien. ¿Qué más quieres que te diga? –Respondí, indiferente como de costumbre, dándole poca importancia a su actitud, ligeramente malcriada–.

–No, nada más –su rostro bajó hasta que su mirada quedó pegada a la caja de almuerzo a medio comer–.

–Qué extraño es… –pensé–. ¿Por qué un chico le da tanta importancia al sabor de su comida? Es decir, si vemos clases de economía domestica pero, el que sepa bien ya debería ser suficiente ¿no?

Me quedé observándole durante algunos minutos, parecía deprimido.

–¿Estás bien? –Me sorprendí a mi mismo con esa pregunta–.

–Sí –respondió sin elevar la vista de su caja–.

–Oye, no te deprimas sólo por mi comentario –pedí–.

–Pero… ¿por qué no dices que está delicioso como todos?

«¿Uh? ¡Por kami!» –Exclamé entre pensamientos–. Oye –dije cansadamente–, sabe bien ¿está bien? Es sólo que soy más exigente en cuanto al sabor. No es que no cocines delicioso.

¿En serio había dicho eso? ¿Desde cuándo soy tan sensible? Debo alejarme antes de empezar a relacionarme por completo.

–Ya veo –acotó ¿emocionado?–. Entonces prepararé comidas para ti a diario, hasta que admitas que está delicioso.

–Oye, oye, no necesitas… –no estaba escuchándome ya–.

Suspiré.

–¿Qué te gustaría comer mañana, Hiroki-san? –Me estaba contemplando lleno de euforia–.

–Lo que quieras cocinarme estará bien –respondí, resignado, este niño, obviamente no se iba a apartar de mí por ahora–. Y, vamos yendo. El descanso está por terminar.

–Está bien –sonrió, poniéndose de pie y esperándome para caminar con él–.

«Dios, ¿qué será de mi vida escolar ahora?»

 

 

Notas finales:

Bien, ese fue elcapítulo uno. Espero haya sido de su agrado -tan formal-.


Si encontráis algún error no dudéis en decírmelo, se os agradecería mucho -sonríe y hace una reverencia-. Hasta pronto...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).