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Tosco por nezalxuchitl

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Notas del fanfic:

Wiii!

Por fin pude escribir algo que no sea de Juha. Ni matacerebros como la parodia de 50 sombras de gay :P

Es un oneshot trágico, con lemon, que me salio de un tironsito anoche luego de ver un capitulo de Los intocables (serie gringa de los 60's) con mi mamá. Me encanta el narrador y las ametralladoras.

Por favor lean la parte en cursivas con el tono del narrador del programa, escuchenlo aqui:

https://www.youtube.com/watch?v=y-V9RGMo14w

Seguro disfrutaran mas el oneshot y entraran en ambientacion :)

Nota: no es fanfiction de la serie de tv Los intocables, son personajes e historia originales.

 

Notas del capitulo:

Enjoy it!

Tosco.

 

En la ciudad de Chicago Illinois, en marzo de 1928, Eliot Ness y un grupo de agentes federales conocidos como Los Intocables luchaban contra el crimen organizado en los difíciles años de La prohibición…

 

***

 

La radio de madera, a todo volumen, emitía el jazz The man I love. Irónico, pensó el hombre acostado en la cama del hotel barato. Dio una larga chupada a su cigarrillo y exhaló el humo lentamente, mientras el hombre que amaba, acurrucado sobre su pecho, seguía el borde de sus cicatrices con los dedos.

La luz del día brillaba a través de las persianas. Encuentros fugaces, clandestinos, era a cuanto podían aspirar. Un matón de Capone y un agente de Ness. Tan peligroso como mezclar nitroglicerina y un caballo desbocado.

El hombre que deslizaba los dedos sobre las cicatrices de su amante se levantó y apagó la radio de golpe.

-No soporto a esa zorra.

El hombre que fumaba apagó la colilla contra el mueble de noche.

-Esa misoginia tuya va a causarte problemas un día, Tony.

-¡Pamplinas! Cuando ninguno de los otros papanatas puede ajustarle cuentas a una de esas zorras, ¿a quien llama el jefe? ¡A mí! A Tony Mason, el que se toma tan en serio su trabajo que no duda antes de estrellar su puño de hierro contra una linda cara cubierta de maquillaje.

El hombre que había fumado observó la cara de su amante. Toda una proeza, considerando que este se exhibía desnudo y perfecto como el David de Miguel Ángel. Negó con la cabeza. Tony era demasiado bravucón.

El hombre que odiaba a las mujeres sacó una petaca de licor ilegal del bolsillo de su chaqueta, colgada del respaldo de una silla. El resto de su ropa yacía desperdigada en torno a la cama. Dio un largo trago, destinado a impresionar a su amante.

-El mejor whisky de la ciudad, el del lado Norte. – aseveró para provocarlo. Su amante trabajaba en el lado Sur. - ¿Quieres un poco?

El hombre de porte adusto, con canas en las sienes negó con la cabeza.

-La primer regla del negocio es no enviciarte con tu propia porquería.

-Para ser italiano eres muy abstemio, Tosco.

El hombre que se apellidaba Tosco se encogió de hombros.

-Enciende la radio. El ruido ayuda a hacer creer que estamos aquí con otros fines.

El joven agente federal que gustaba del buen whisky obedeció de mala gana. Sintonizó un programa de blues. La música de negros no terminaba de gustarle.

-¿Cuánto tiempo tenemos antes de que tengas que regresar a la oficina? – preguntó encendiendo otro cigarrillo.

-Todo el que quiera. – se jactó Tony – Ness tiene total confianza en mí.

“Nunca te cases con una mujer dispuesta a fugarse de la casa de su padre, decían en su natal Toscana, pues así como traicionó a su padre te traicionará a ti” Que el dicho pudiera ser tomado del Otelo de Shakespeare no le quitaba validez. Ojala pudiera ser tan juicioso como antes de conocer a Tony. El adonis americano, de poco más de veinte años, le hacía perder el seso.

Dio una larga chupada a su cigarro, mirando la parte que le gustaría chupar largamente. Pero Tony era muy puritano en ese aspecto. Por fuera era un niño bueno, y quizá en lo profundo, también lo fuera. A Gaetano le costaba lograr que se dejara ir.

-Ven aquí. – palmeó su miembro, lánguido aún, sobre su muslo.

Tony obedeció. Se montó a horcajadas sobre él y apartó el cigarrillo de sus labios. Lo aplastó como a una rival. Ofreció sus labios, frescos, al hombre que lo doblaba en edad, pero que seguía siendo atractivo a pesar de las pequeñas arrugas en torno a sus ojos. Tony se dejó besar y abrazar. Disfrutó de las manos que se afianzaron sobre sus nalgas, apretándolas.  La barba despuntante de Gaetano raspaba su barbilla, su mejilla, y eso lo disfrutaba también, aunque podía llegar a ser difícil de explicar cómo se había irritado la piel de esa zona siendo lampiño.

Gaetano frotó su entrepierna contra la de Tony, endureciéndose rápidamente. El cuello de Tony olía a buena loción para caballero. La raya con que se hacia el partido en medio seguía impecable, a pesar de que la brillantina no había resistido la pasión de la primera ronda.

-Tosco… - murmuró apretándose a su pecho.

Como a cualquier americano, a Tony se le dificultaba pronunciar su sonoro nombre toscano, y lo llamaba por el apellido improvisado que algún oficial de la oficina de inmigración le había asignado al ser incapaz de reproducir su apellido. Gaetano tuvo que sumar el apellido a la lista de cosas que había perdido al venir a América. Eso y que el hombre que amaba no pudiera pronunciar su nombre, lo que le hacía sentir que Tony no lo amaba a él, sino a un sosia, a un alter ego, a un hombre que tenía su misma cara pero que no era él.

-Tosco… - repitió, restregándose lujurioso contra su pecho.

Gaetano se dio cuenta de que estaba a punto y le introdujo un par de dedos. Aquello tampoco le gustaba demasiado a Tony pero hoy estaba de humor. No hizo ningún comentario y siguió restregándose, estimulando su propia erección contra la suya. Gaetano disfrutó de tocarlo de este otro modo, se esforzó en que Tony lo gozara. Sintió que lo gozaba, sintió que ahogaba las exclamaciones de placer.

Le sacó los dedos y se puso encima. Tony se dio la vuelta antes de que pudiera evitarlo. Rara vez lograba hacerlo cara a cara, lo que le hacía sentir que tal vez Tony no lo amaba sino que solo lo utilizaba para desfogar el deseo sexual que debía hacer de él una especie de olla de presión, al negarse de plano Tony cualquier tipo de contacto con el sexo femenino. Montó a Tony mirando su nuca y usó su trasero para consumar el acto.

Tony gimió. La penetración era lo que más le gustaba. Lo hacía sentirse como la mujer que habría deseado ser. Le hacía sentir que Tosco, su amado Tosco, era suyo, pues eran una misma carne, un mismo cuerpo. Los brazos de Tosco lo rodeaban, protectores, sus labios besaban la parte posterior de su cuello, su nuca. Su respiración agitada sobre esta hacia que se le erizara la piel.

-¡Tosco! – adoraba pronunciar su nombre. Había investigado que significaba y descubrió que quería decir rudo. Rudo, que nombre más apropiado para un alto y fuerte gánster del lado sur de Chicago.

-Tony… - la voz enronquecida por el placer lo hacía ponerse más duro. El movimiento de Tosco era lo bastante vigoroso para hacer que su erección se frotara contra la cama. Era suficiente con eso. Por donde realmente gozaba era por atrás.

El programa de blues terminó y comenzaron las noticias, pero ellos no se enteraron. Una ambulancia pasó por enfrente de la ventana, cuatro pisos más abajo, llevando a unas víctimas de la violencia, pero ellos no se enteraron.  Para Gaetano solo existía Tony para éste su cálido abrazo. Terminaron entre el aroma a tabaco dejado por los cigarrillos de Gaetano, y por los cigarrillos que los hombres antes que él habían fumado en aquella habitación del hotel barato.

Gaetano se limitó a acariciar el cabello de Tony mientras éste se masturbaba rápidamente, como avergonzado, sólo para terminar por delante. Se dejó besar en la boca cuando lo logró. Podría pasarse el resto de su vida besando a Tony, pero la maldita radio lo volvió a la conciencia de que el tiempo existe y pasa inexorable.

Se levantó y revisó la hora en su reloj de cadena. En hora y quince iban a batirse a metralleta limpia contra los hombres de Moran en un centro nocturno al este de la ciudad que había solido ser territorio de Capone. Comenzó a vestirse.

-¿Ya te vas? – había un dejo de súplica, de decepción, en la voz de Tony.

Gaetano afirmó con la cabeza. Tony lo miró sin ocultar del todo la contrariedad que la partida de su amante le provocaba. Pero así eran las reglas que habían establecido para que lo suyo funcionara: tú no preguntas, yo no pregunto. Eran un gánster y un agente federal; no tenían mucho de qué hablar.

Tony vio desaparecer los esculturales músculos, como del Moisés de Miguel Ángel, bajo el traje de doble abotonadura.

-¿Te quedas? – preguntó encendiendo otro cigarrillo.

-Sí, aguardaré para no dar de qué hablar.

Gaetano afirmó con la cabeza. El último en salir pagaba la cuenta. Reprimió el impulso de darle un beso de despedida: ese era un gesto reservado a las parejas casadas y ellos nunca podrían serlo. Se caló el sombrero bajo las cejas y salió dando un portazo.

A pesar del ruido de la radio Tony escuchó los pasos de Tosco alejándose por el pasillo, durante mucho tiempo. Se frotó con rabia los ojos para que no salieran más lágrimas.

 

***

 

Tony Mason fue dado de baja con deshonor del grupo original de Ness el 23 de agosto de 1928. Sus actividades ilícitas fueron descubiertas y fue de los primeros agentes corrompidos por el crimen organizado. Terminó sus días alcohólico y miserable en su ciudad natal,  Nueva York durante la Gran Depresión. No se conoció la fecha exacta de su fallecimiento pues su cadáver fue encontrado congelado en un edificio abandonado. En el bolsillo de su chaleco fue encontrado un recorte de periódico que reseñaba la matanza del día de San Valentín.

Los días en el crimen de Gaetano “Gae” Tosco terminaron el 14 de febrero de 1929. Fue la octava víctima de la matanza del día de San Valentín. Recibió siete impactos de alto calibre en el pecho y en el brazo derecho. Testigos oculares de lo sucedido en el almacén situado en la esquina de las calles Dickens y Clark en Lincoln Park afirmaron que la última palabra que dijo antes de morir ahogado en su propia sangre fue Tony.

 

Fin

Nezal, marzo del 2013

 

Notas finales:

RATATATATÁ!!!

Amo el sonido de las ametralladoras de la tele.

RATATATATÁ!!!

Me encanta matar a dos personajes en 5 páginas de word luego de haberlos hecho sufrir con ganas. I love tragedy.

No habrá continuaciones ni ampliaciones ni nada. Fue un oneshot.

Estaba un poco harta de que los gays siempre son lindos, buenos y muchas veces politicamente correctos en los fanfics, asi que quise hacer un gay que odiara a las mujeres. Es tan politicamente incorrecto que me encanta.

Gracias por leer y comentar.


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