Atardecía a orillas de aquel enorme lago. Una bandada de pájaros alzó el vuelo y Shinji suspiró profundamente. Hacía mucho que esperaban la aparición del último ángel, pero este no se dignaba a aparecer. Es más, se sentía extraña tanta calma cuando anteriormente cada pocos días aparecía un ángel. Temía que la llegada del último se estuviera retrasando como presagio de lo terrible que sería. Además, estaba más solo que nunca: últimamente Misato pasaba la mayor parte del día encerrada por la reciente muerte de Kaji, apenas salía para ir a trabajar y para comer. En un par de ocasiones había intentado entablar conversación con ella, pero desistía de inmediato al ver el sufrimiento que oscurecía sus ojos. Ella ponía su mejor sonrisa, pero Shinji se daba cuenta de sus verdaderos sentimientos. Habían encontrado a Asuka hacía poco en una residencia abandonada. Estaba deprimida por no poder sincronizarse bien con su EVA y, convencida de que no servía para nada, había dejado prácticamente de comer y se encontraba en lamentables condiciones. Actualmente estaba ingresada en el hospital. Su padre seguía ignorándole por completo y Rei… no sabía si tendría el valor suficiente para hablarle de nuevo después de haber descubierto su verdadera naturaleza. Para colmo, todos sus amigos habían tenido que irse de la ciudad por los estragos provocados en la última batalla. Con Asuka en el hospital, se preguntaba qué iban a hacer si aparecía el último, él cada vez sincronizaba menos con su EVA y Rei había hecho que el suyo explotara para librarse del último ángel con el que se habían enfrentado.
El sonido de alguien tarareando a su lado le sacó de su ensimismamiento. Se sorprendió un poco, pensaba que estaba solo en ese lugar. Al voltearse vio que a su lado, sobre una pieza del EVA-01 recientemente destruido, había alguien. Su primera impresión fue que nunca antes le había visto.
Era un niño, posiblemente de su misma edad o un año mayor. Llevaba una ropa similar a la suya, camisa blanca y pantalón negro, pero al contrario que él tenía el cabello de un color gris claro y revuelto. Estaba de perfil y miraba al horizonte sujetando una de sus rodillas con una mano, dejando que la otra pierna colgara grácilmente del pedazo de EVA. Le contempló unos instantes. ¿Cómo había llegado ese chico ahí? Él llevaba ahí un buen rato, tenía que haberle oído llegar al menos, pero nada.
-Las canciones son geniales –dijo de pronto el extraño sin mirarle siquiera- una canción nos trae alegría. Una canción es el ejemplo más alto de cultura que los Lilims han creado, ¿no crees, -se giró para mirarle- Ikari Shinji?
El aludido se encontró con los ojos del desconocido, de un rojo profundo. Le sorprendió la belleza de su rostro, supuso que era el tipo de chico por el que cualquier chica de su edad se desviviría, pero lo que más llamó su atención fue la forma resuelta en que le había hablado, como si le conociera de toda la vida, y el hecho de que conociera su nombre.
-¿Sabes mi nombre? –preguntó Shinji algo alarmado.
-Todos saben tu nombre –lo dijo como si fuera lo más normal del mundo.
-¿En serio?... Umm… ¿quién eres?
-Soy Kaworu. Kaworu Nagisa. Al igual que tú, soy uno de los niños seleccionados. Soy el Quinto Niño.
-¡¿El Quinto Niño?! –había escuchado rumores de que un quinto niño vendría para reemplazar a Asuka, pero no sabía que llegaría tan pronto. Además, esperaba que viniera acompañado por una escolta, o por una especie de cuidador al menos. Pero Kaworu estaba totalmente solo allí, a orillas del lago- ¿Tú eres el quinto niño… Nagisa?
-Llámame Kaworu, Ikari.
Por algún motivo que no supo entender, ese pequeño gesto de confianza hizo que sus mejillas se sonrojaran. Aquel chico le transmitía confianza, su rostro irradiaba una paz infinita, cosa que no se veía todos los días en NERV.
-Está bien. Llámame Shinji –dijo, aún ligeramente sonrojado.
Ambos sonrieron, disfrutando de la inesperada compañía.
***
-Según informes, el Quinto Niño ha llegado –dijo Makoto a la atractiva mujer sentada a su lado.
-Kaworu Nagisa –respondió Misato con la vista al frente-. Los archivos sobre su vida ya han sido borrados, como los de Rei.
-Una cosa que sabemos es que su cumpleaños es el mismo día del Segundo Impacto.
-El comité nos lo envió directamente. Él tiene algo.
-La información del Quinto en el Reporte de Marduk tiene prohibida su publicación –estaba seguro que lo que diría a continuación impresionaría a Misato, y realmente lo deseaba-, por esta razón, he investigado secretamente en lo datos de la División de Inteligencia.
Misato se sorprendió ante este hecho y Makoto se sintió orgulloso. Realmente le gustaba aquella mujer.
-Oh, has arriesgado demasiado –dijo ella.
-El riesgo valió la pena –se inclinó hacia Misato para susurrar en su oído- sé dónde está Ritsuko.
Ritsuko, lleva días desaparecida… pensó Misato.
-¿Cómo vas a hacer el test de sincronización del Quinto? –preguntó el hombre de nuevo.
-No tengo planes de hacer trampa hoy. Veamos su habilidad y ya está –dijo Misato, y una pequeña sonrisa asomó a sus labios.
***
Al cabo de un rato, los científicos observaban asombrados las cifras en la enorme pantalla. Era increíble. Aquel chico, Kaworu, se sincronizaba más que Asuka con el EVA-02. Y eso sin hacer el más mínimo esfuerzo.
-Bajen 0.3 más –ordenó Fuyutsuki a Maya.
-Sí, Señor -respondió esta haciendo lo que le decían.
-¿Hay algún error en estas lecturas? –preguntó el mayor.
-El sistema de testeo está operando normalmente –dijo Makoto.
-No hay errores de datos detectados por MAGI –le apoyó Maya, refiriéndose por MAGI a la súper computadora.
-Es sorprendente que este chico se sincronice con la Unidad 02 antes de reemplazar el núcleo.
-Aun así, no puedo créelo –dijo Maya de nuevo- quiero decir, es imposible en este sistema.
Todos miraron a Kaworu en la pantalla. Sonreía con un gesto de autosuficiencia, como si pudiera escuchar todo lo que decían aunque los micrófonos estuvieran desconectados
-No obstante, es un hecho –interrumpió Misato, algo le decía que había algo raro en aquel muchacho- debemos aceptarlo e investigar por qué es así.
***
Rei ascendía por las escaleras mecánicas del Central Dogma cuando al llegar arriba distinguió la figura del chico nuevo. Su postura era algo arrogante, pero amigable, y parecía que la estuviera esperando.
-¿Tú eres el Primer Niño? –preguntó el atractivo joven directamente. Rei no respondió, simplemente se sonrojó un poco- Ayanami Rei. Eres igual a mí. Ambos tomamos la forma de Lilim como nuestro cuerpo para vivir en este planeta. –dijo sin dejar de sonreír. Era cierto que se parecían bastante físicamente, el color de sus ojos era similar y ella también tenía el pelo de un color claro, pero respecto a la personalidad eran totalmente distintos. Rei era muy reservada.
-¿Quién eres? –dijo Rei simplemente, frunciendo el ceño en actitud de desconfianza.
***
Misato estaba algo preocupada. Se decía que Kaworu había contactado con Rei y que MAGI estaba haciendo todo lo posible para analizar la información de aquel chico, pero aun así, no sabían qué era realmente. Se levantó de su escritorio y se dirigió a la habitación de Shinji. Tras leer el “amenazador” cartel de la puerta que decía “SI ENTRAS SIN PERMISO MORIRÁS”, se decidió a abrirla para comprobar una vez más que Shinji aún no había llegado. Últimamente el chico pasaba demasiado tiempo fuera, ella creía que evitaba estar en casa, porque se sentía incómodo por algún motivo que no alcanzaba a comprender.
-No estoy calificada para ser su tutora –dijo en un tono apenas audible.
Mientras, en las instalaciones de NERV, Shinji estaba sentado, escuchando música como de costumbre, sumido en sus pensamientos. La voz mecánica de aquel lugar habló, pero él apenas la escuchó como un murmullo.
El Central Dogma está abriéndose. Usen la ruta número 3 para la transferencia.
La puerta que estaba justo delante suya se abrió, y llamó su atención la figura del muchacho que apareció al otro lado. Le reconoció al instante, era Kaworu. Tenía las manos en los bolsillos en su actitud de siempre.
-Hey, ¿me has estado esperando? –dijo con una sonrisa.
-Oh, no lo hice… -Shinji se quitó los auriculares- no quise hacerlo… -una vez más se había sonrojado, ¿por qué?
-Ah, y ¿qué hacías aquí? –Kaworu se acercó a él aún con las manos en los bolsillos y con esa sonrisa.
-Pues… el examen habitual ha terminado y pensaba tomar una ducha antes de ir a casa –Kaworu cambió la expresión de su rostro entrecerrando los ojos y acentuando su sonrisa en una expresión… ¿pervertida?, pero Shinji no se dio cuenta- aunque en estos días no tengo muchas ganas de ir a casa.
-Tú tienes una casa, un hogar a donde ir. Ese hecho te hace feliz, es bueno.
-¿Ah, sí? –dijo Shinji. Parecía que Kaworu sabía más sobre él de lo que pensaba.
-Quiero hablar contigo un poco más, ¿puedo acompañarte? –Shinji le miraba y por un momento no supo a qué se refería. Algo en aquellos ojos hacía que se perdiera- Me refiero a la ducha, ¿no ibas a ducharte?
-Ah sí…
-¿Eso es un no?
-¡No! Quiero decir… sí, acompáñame.
La temperatura del agua era cálida. Los dos muchachos estaban sentados el uno al lado del otro en la gran extensión de agua que les cubría hasta el estómago en esa postura. Shinji miraba hacia abajo, algo avergonzado. Aquella era la primera vez que se duchaba con alguien, la primera vez que veía a alguien desnudo, y no sabía muy bien cómo actuar. Él no era la clase de personas que se relacionan con los demás así como así. De nuevo, sus mejillas estaban cubiertas de un ligero tono rosado. Miró tímidamente al chico sentado a su lado. Al contrario que él, Kaworu sonreía plácidamente con la cabeza muy erguida y los ojos cerrados, disfrutando del contacto del agua. Su piel era muy blanca, y al estar mojada y rodeada de vapor, daba la impresión de que el chico fuera frágil, como de cristal. Su cabello no dejaba de estar revuelto aun estando mojado. Era hermoso…
-Tú evitas el contacto físico a toda costa ¿Temes sentir a otras personas? –Shinji no supo qué responder, así que desvió la mirada. ¿A qué venía tanta confianza?- Ignorando a los demás nunca serás traicionado ni herido, pero nunca podrás escapar del sentir tristeza. Una persona no puede borrar la tristeza para siempre. Sin embargo, la gente puede olvidar y así son capaces de vivir.
Cuando dijo eso, su mano viajó hacia la de Shinji, acortando la distancia que les separaba en el agua. El muchacho, al sentir el contacto, se estremeció ligeramente y una pequeña exclamación salió de su boca. Le miró de nuevo. Kaworu tenía razón, él evitaba el contacto físico a toda costa, pero sin embargo no hizo nada para librarse de aquella mano. Era… agradable. Se quedaron en silencio un momento, tomados de la mano. Shinji volvió la vista al frente notablemente sonrojado, su corazón latía muy rápido, casi como cuando estaba en peligro de muerte en una batalla. Por algún motivo, empezaba a notar pequeñas punzadas en el estómago que amenazaban con despertar a su miembro. Decididamente, no estaba acostumbrado al contacto físico. La mano de Kaworu se cerró con más fuerza sobre la suya haciendo que entrecerrara los ojos. Le gustaba estar así.
-Los humanos siempre sienten dolor en su corazón –habló de nuevo Kaworu rompiendo el silencio-. El corazón es fácil de lastimar, por eso vivir es doloroso. En particular, tu corazón es frágil como el vidrio.
Esto último lo dijo en un tono más bajo, haciendo que el rubor en las mejillas de Shinji se incrementara notablemente. ¿A dónde quería llegar?
-¿El mío? –dijo de inmediato.
-Sí, merecedor de amor.
-¿A…mor? –él nunca había tenido amor.
Sintió cómo Kaworu apretaba más fuerte su mano. Se decidió a girarse y mirarle de nuevo y vio que el muchacho se había inclinado ligeramente hacia él. Le miraba, como pidiéndole permiso mientras acariciaba su mano suavemente. ¿Qué tenían aquellos ojos? Shinji entrecerró los suyos instintivamente cuando vio que Kaworu se acercaba cada vez más. La distancia entre los dos terminó ante el suave contacto de ambos labios húmedos y cálidos. El corazón de Shinji parecía querer salirse de su pecho. ¿Qué era aquello? Tras ese corto e inocente beso, la lengua de Kaworu acarició suavemente el labio inferior del otro, como pidiéndole entrar. Este, tras pensarlo un momento, entreabrió la boca. Se estremeció al sentir la cálida y húmeda extensión en su interior. Le gustaba aquello, le encantaba, ¿desde cuándo sentía eso por un chico? Lo único que estaba claro era que ese beso no se parecía en nada al que Asuka le había dado tiempo atrás. Introdujo su lengua en la cavidad de Kaworu y la recorrió entera. Su respiración se aceleró ligeramente y se retiró de golpe al darse cuenta de que su miembro había despertado definitivamente. Soltó la mano del chico y se dispuso a cubrir su evidencia, retiró la mirada y encogió las piernas.
Kaworu suspiró como satisfecho y se recostó con los brazos cruzados detrás de la cabeza y los ojos cerrados con la misma sonrisa enigmática de antes. Justo en ese momento, las luces se apagaron. NERV iba a cerrar sus instalaciones y tenían que irse a sus respectivas habitaciones. Sin embargo, se quedaron en silencio unos minutos; Shinji no sabía qué decir y Kaworu simplemente disfrutaba del silencio, aunque no tardó mucho en ponerse a tararear una melodía.
-Creo… que habrá que irse a dormir –dijo Shinji tímidamente.
-¿Juntos? –fue la única respuesta que recibió por parte del otro.
-¿E…eh? No… te habrán asignado una habitación –se estaba empezando a poner nervioso.
-De acuerdo –dijo Kaworu, y se levantó como si nada. Shinji le siguió hasta la habitación donde estaba su ropa y ambos empezaron a vestirse aún en silencio. Al castaño le costó bastante no mirar el esbelto cuerpo desnudo de Kaworu, ya que era tan blanco que destacaba en la semi penumbra de aquel sitio.
Cuando salieron al pasillo vieron a un par de empleados limpiando las instalaciones, pero aparte de eso a nadie más. Shinji no dejaba de mirar a su acompañante, cuya sonrisa no desapareció en ningún momento del trayecto. Tardaron bastante en encontrar su habitación y al llegar vieron que ya habían colocado allí todas las cosas del muchacho. Una extraña sensación recorrió el pecho de Shinji. La verdad, no quería irse. Por algún motivo la compañía de aquel chico le agradaba incluso cuando estaban en silencio.
-Shinji –dijo el chico sacándole de sus pensamientos- ¿antes no dijiste que últimamente no te apetece mucho estar en casa?
El aludido le miró interrogante. Al sentir los preciosos ojos rojos posados en los suyos sintió que iba a volver a sonrojarse. ¿Por qué se sonrojaba tanto cuando aquel chico le hablaba? La escena del beso vino a su mente de pronto como para recordarle con quién estaba hablando.
-Puedes dormir hoy aquí si quieres.