- Hola, muy buenas tardes llamo de parte de Cybercon, ¿podría hablar con Don Iván Donoso por favor?
- … aaah! más, dame maas ahh ah!
- …alo?!
- Dame el teléfono… nooo jajajaja!
- Disculpe, ¿con don Iván?
- Jajajaja bueno casi, en estos momentos está dentro de mí… ah! , así que téc … nica mente casi estás hablando con …el!
- ¿Qué? Ah mmm Lo siento por las molestias hasta-
- ¡Dámelo! – aló?
- ¿Si?
- Dile al canalla dueño de esa empresa que tenemos un acuerdo y que como socio, no pagaré ni un peso por nada de sus cochinos servicios.
- Disculpe pero su plazo se venció y yo-
- ¿Cuál es tu nombre?
- Emm.. Evan
- Pues mira Evan o le dices eso a Christian y me deja de cobrar por los servicios que yo mismo genero o mañana voy donde tu supervisor y te despido. – oye ya córtale yo quiero más de “eso” que tienes allá abajo – se escucho decir con una voz algo infantilizada.
- Disculpe señor pero yo no puedo hablar con… con Don Christian, yo solo hago las llamadas.
- Pues hazlas a la gente que corresponda, ya estas avisado ¡..ahhh! demonios Daniel ya te dije que sin mordidas. – se escucho gritar fuera de la bocina del teléfono, ¡¿o que acaso no sabes cómo demonios se hace una simple mamada?! – Pues mira niñito, ya sabes o se lo dices hoy o te despido, tú eliges, no me hagas volver de vacaciones solo para echarte.
Y diciendo esto cortó la comunicación
Evan se quedo de hielo, ¿qué demonios había sido todo eso? Iván…. Donoso. ¡Claro! El era parte del consejo de la empresa que contrataba a la empresa para la que él trabajaba, técnicamente no era su jefe y nunca había visto su cara, él era simplemente un subcontratado y se enteraba de los movimientos de los gerentes por la prensa. Era imposible que lo despidieran por eso. Además necesitaba el trabajo como un ratón a su guarida, no podía darse el lujo de perderlo yendo a decirle un par de alegatos al gerente de la junta de socios. No, de ningún modo el haría eso para que lo echaran de una vez por todas. Bueno tampoco es como si pudiera llegar a verlo de todos modos.
Sin embargo lo que más le causaba curiosidad era qué podría estar pasando en esos mismos instantes en la casa del tal Iván, suspiró, era un poco obvio después de todo, así que se dispuso a llamar al siguiente en la lista de llamados.
Hola buenas tardes llamo de parte de Cybercom ¿podría hablar con la señora Miriam Carreño por favor?
- Ah ah ah mas rápido que ya casi me voy.
- No.
- P … pero yo ya casi estoy - pidió ansioso, moviendo las caderas.
- Ya te …dije que no – gemía lento.
- P… pero
- Sin mordidas… ¿recuerdas?
- Ahhh vamos si sabes que… te gusta así.
- Tú haces lo que yo… te diga y te corres… cuando yo quiera – apretó mas su agarre en la parte más sensible del otro.
- Ahhh ahh me dueele.
- Pues te aguantas – y siguió con sus rápidas y rítmicas embestidas, hasta que casi acababa y solo entonces soltó el miembro del otro para que terminara por fin con un sonoro orgasmo y una marcada mordida en el hombro derecho.
- Joder Iván, sí que eres un maldito semental.
- Jajaja – rio de buena gana ¿acaso es mucho para ti? – le pregunto sardónico incorporando el torso del cuerpo del otro.
- Por mi me lo harías toda la noche. Si fuera por mí no saldría de esta cama ni para ir a trabajar.
- Eres mi secretario así que tienes que ir o te despido – replicó rodando hasta quedar de espaldas en la cama.
- ¿No se supone que porque soy tu secretario, y culeamos de lo lindo, no deberías echarme? - mencionó mientras acariciaba su torso con las yemas de los dedos y jugaba con un mechón largo del cabello del empresario.
- No. Si no haces tu trabajo te echo – dijo sin alterarse.
- ¿Qué dijiste? – Paró en seco el coqueteo y se incorporo de lado.
- Eso, si no fuera por tu trabajo, te echaría.
- P … pero ¿acaso esto no significa nada para ti? Llevamos un año saliendo.
- Y no pensaras que te tengo solo a ti ¿no?
- …
- Oh vamos por favor Daniel, no me vengas con sentimentalidades tontas. ¿O acaso no eras tú el que me arreglaba las reuniones para que mis amantes no se toparan a armarme escenitas de celos? además tu mismo lo has dicho, soy un semental y contra eso la monogamia no puede hacer mucho.
Daniel medía cerca de un metro sesenta y su estructura era bastante curvilínea pese de ser esbelta y provocadora. Siempre había sido codiciado por quien estaba con él, jamás se le había resistido una presa en toda su vida, aun cuando no iba a la cama con cualquiera. Sin embargo nunca se resistía a una buena billetera seguida de un buen polvo, así que antes de salir sin ninguna, se puso de pie y se fue a tomar un baño.
El empresario seguía tendido en su cama contemplando el techo con una sonrisa en los labios, y una mano acariciando las insípidas pelusas de pelo que había en su amplio pecho.
- No eres tu… es mi lujuria - susurró risueño antes de tomar el teléfono de la mesita de noche - y nada alimenta mas mi lujuria como tener el poder absoluto.
- Comuníqueme con la agencia de llamadas de Cybercon… Hola ¿Martin? Soy Iván, quiero saber el nombre completo de uno de tus empleados, se llama Evan y necesito su información en mi correo lo antes posible, no, no es nada urgente, mañana paso por allá a hablar con él, es un asunto confidencial, esta bien, hasta luego.
- Ya veremos si este tiene tan buen culo como esa vocecita auguraba – y relamiéndose los carnosos labios, caminó hasta el baño a darle una segunda vuelta al polvo de turno.
Como casi todos los días llegaba puntual, lo que en su idioma parecía significar; no antes de las diez de la mañana. El implacable traje negro con gabardina, los impecables zapatos y el largo cabello azabache aun húmedo por la ducha cayendo por su fornida espalda. Como todas las mañanas las secretarias suspiraban y fantaseaban con su paso seguro y la delicada esencia que desprendía su cuerpo. Sin duda verlo era un deleite a los sentidos.
- Vaya ¿si no es otro que el gran y magnifico Iván? No te esperábamos hasta la próxima semana.
- Decidí volver antes, ya sabes, en caso que me estuvieses echando de menos Grace.
- Oh querido para eso tendrías que nacer de nuevo.
- Si, con un clítoris – rio mientras Grace le daba un sonoro beso en la mejilla.
- Christian debe estar dormitando en su silla, así que procura no hacer ruido – le guiñó un ojo antes de salir de la habitación cargando unas carpetas.
Abrió la puerta y con un golpe en el escritorio despertó a quien se suponía estaba a cargo del buen funcionamiento de la empresa de creaciones robóticas más grande de la nación.
- ¡Ah! ¡Estoy despierto! ¡Lo juro!
- Tienes el cerebro más brillante y holgazán que haya visto Chris.
- ¡Ivancito! ¿Qué te trae por mis dominios tan pronto? No te esperábamos aun- contesto frotándose los ojos.
- Por lo visto no me esperabas en lo absoluto – rio dándole un vistazo al chiquero que había en la oficina.
- Es solo que ayer me quedé probando unas mejoras para los equipos IPH 2056.
- Ya te dije que nos les des emociones, luego podrían crear un sindicato y revelarse contra sus dueños.
- Está bien, lo sé. Pero no se trata de eso, es solo que podríamos optimizar el uso de energía solar en ellos, y así no tendrían que ser “durmientes” durante los eclipses.
- Bueno, está bien si es solo eso. ¿ya lo firmó Frederich?
- No, aun es un prototipo, así que falta un poco para eso. Pero creo que lo aprobará, ha estado muy conforme con nuestros avances para la construcción del nuevo palacio y la autopista.
- Y no hay nada que un Comandante ame más que la optimización y efectividad.
- Ni lo menciones. Pero dime, ¿por qué acortaste tus vacaciones? ¡Y no me mientas! - rió – pensé que estarías todo el día saltando por todas las camas y bares clandestinos de la nación, y en lugar de eso te veo recién duchado y listo para el trabajo.
- Ah! no lo sé – suspiró – Daniel me aburre… tiene un muy buen cuerpo, pero es algo soso – dijo acomodándose en el sillón entre los trozos de cables y corazas plásticas – no hay nada que hablar con él, además que no representa un reto, si le dijera que ahora me gustan las chicas correría a ponerse un par de siliconas.
- Jajajajajajaja le quedarían bastante bien creo yo, no es mi tipo, pero podría funcionar. Oh vamos Iván, creo que estas pidiendo mucho.
- Soy rico, exigente y perfeccionista, además soy muy buen partido, no es exigir de mas, solo es exigir lo que me corresponde por derecho.
- De seguir así de exigente podrías ser el próximo comandante... oops, lo siento, en régimen homofóbico solo puedes ser el próximo Dios si eres Hétero – rio.
- Lo que le falta al Führer es un buen revolcón con un chico guapo, a ver si se le quita lo pacato. Y hablando de revolcones, ¿ya encontraste a alguna linda candidata? – se acercó al menor y le revolvió los delgados y largos cabellos cobrizos.
- Ya te dije que lo mío es puramente intelecto, construyo cuerpos, no me interesa el cascarón de nadie.
- Quieres a tu igual en intelecto…ya sé, pero la tienes difícil Christiancito, no creo que eso exista.
- Yo tampoco, solo quiero hablar con alguien que me entienda ¿sabes?, de lo contrario me voy derecho al celibato, me niego a estar con alguien que no sepa de que hablo la mitad del tiempo. Moriré solo - termino por susurrar mas para sí mismo.
- Basta de sentimentalidades, solo lígate a alguien para que puedan ser felices y coman perdices. Y en lo que a mí respecta, ya me voy, tengo un… asunto pendiente.
- Un día de estos te vas a pegar una infección por tratar tantos asuntos pendientes.
- No seas aguafiestas, nos vemos- canturreó caminado a la puerta.
- ¡Usa condón! – gritó antes que el pelinegro se perdiera por la puerta y él pudiera volver a meter su nariz entre cables y esqueletos a medio construir.
Caminó los pasos que lo distanciaban del pequeño cubículo pintado de blanco con algo de ansias, ya quería ver de quien se trataba, sus instintos nunca fallaban y luego de leer su perfil, su mente gritaba querer conocerlo. Inclino su pecho hacia adelante por sobre la delgada y endeble placa de madera y tratando de sonar lo mas frio posible habló.
- Estás despedido – pronuncio con una voz un poco más grave de la que solía usar.
Por toda respuesta, solo vio unos inmensos ojos negros que lo miraban sorprendidos.
- Empaca tus cosas y lárgate.
El joven solo levanto el dedo índice en señal de que lo esperara un segundo y sin despegarse la bocina del teléfono de la oreja continuó tomando notas ágilmente sobre una pequeñísima libreta azul.
- Está bien, su pago ha sido re pactado y su nuevo seguro debería cubrir las reparaciones y ajustes del PCA 21 por los próximos doce meses, si, está bien, ha sido un gusto, hasta luego - colgó el teléfono e Iván pudo ver como sus dedos se tensaban alrededor del plástico hasta que sus nudillos se volvieron blancos y prominentes.
El más alto solo podía ver esa mano y un gorro de lana que le cubría la cabeza casi por completo.
- Usted debe ser el señor Donoso ¿verdad? – habló el cuerpo encogido sobre si mismo.
- Entonces recuerdas lo que te dije ayer, dime algo, si lo recuerdas ¿qué te impidió hacerlo?
- No puedo hablar con Don Christian, usted lo sabe.
- ¿Al menos lo intentaste? – replicó inclinándose aun más hacia su presa. Lo miraba directo a los ojos, casi desafiante, esos ojos negros como nunca antes los había visto, lo escrutaban y casi podría oír el ruido de su cerebro buscando por una escusa que lo salvara de esa situación.
- No tengo autorización y cuando llamé me dijeron que no había espacio en su agenda para recibir a nadie – mintió
- ¿Así que hablaste con Grace? ¿O con Gretel? – Gretel había sido la primera secretaria que Christian había contratado y hacía años que no trabajaba con ellos, sin embargo su mente no podía evitar tratar de tenderle una trampa a Evan.
- Con la Señorita Grace.
- Oh ya veo, pues ella no me dijo nada de ti, ¿Cómo se si no estas inventándolo?
- Puede preguntarle si había alguna posibilidad de hablar con don Christian el día de ayer…
- O… podemos ir a preguntarle en persona si ayer hablo contigo o no.
- No creo que recuerde hablar conmigo, solo soy un empleado – respondió luego de morder insistentemente su labio inferior, tanto que Iván creyó que le saldría sangre.
Se sintió tentado, quería perforar él mismo ese labio carnoso, quería hacerlo sangrar y probar el sabor de su sangre, probar el ritmo de esas pequeñas y voluptuosas líneas. Un deseo repentino se había apoderado de él, quería someterlo, quería someterlo en ese mismo instante.
- Ella tiene muy buena memoria, se acordará hasta de tu voz, acompáñame, vamos a verla.
Dio media vuelta y dió la conversación por terminada, no era una pregunta, su tono imperativo no dejaba espacio para una respuesta negativa, era una orden y debía cumplirse. Evan se retorcía las manos mientras caminada tras los seguros pasos que lo precedían. No podía perderlo, no podía perder su trabajo ni su ingreso. En esta sociedad de autocracia, quien no tenía trabajo era una lacra y debía eliminarse, quien no apoyaba al régimen, debía eliminarse, por ello quien no colaboraba con trabajo al régimen era reclutado por las fuerzas armadas para experimentos y pruebas como una manera de servir a la nación con su sacrificio. Debía hacer algo para convencerlo… lo que fuera… y rápido.