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Vintage por waka-yukari

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Notas del fanfic:

Johnlock es uno de mis slash favorito me cuesta trabajo meterme en SHERLOCk

Londres, 1930  

Era un día bastante soleado, las chicharras dejaban escuchar su molesto canto durante todo el día, con ese olor a manzana fresca que invadía toda la planta de abajo de la casa; se escuchaba el chapoteo de varios niños a fuera de la gran casa Holmes, el sol resplandecía en lo más alto del cielo pasaban unas horas del mediodía, así que lo más seguro es que unos minutos más tarde su lectura sería interrumpida por la estupidez de su hermano mayor. La puerta de la habitación se abrió de un gran golpe, ese estruendo no le asustaba en lo absoluto era más que una costumbre escuchar a cierta hora todos los días ese estruendo para sus oídos. Las cosas de la mesa que estaba enseguida de la puerta se tambalearon unos milímetros.  

-vamos Sherlock! vamos! el tío Fred ha abierto la manguera y un gran charco se formó en el patio trasero - le grito un niño alto como de unos 14 años , con su cabello castaño rojizo al sol, una que otras pecas en su cara y regordeta cara, vaya, no era gordo, solo tenía los cachetes muy pronunciados; el joven le sonrió durante unos minutos hasta que obtuvo una respuesta definitiva  

-No, Mycroft, es muy seguro que miles de bacterias estén "chapoteando" junto con todos en este momento, llena de gusanos, aparte por más que te asees bien, debajo de tus uñas quedarán miles de...- Mycroft se acercó a él y cerró el libro que el pequeño de cabello negro y rizado leía tan entretenido.  

- vamos! eres un niño de 10 años ¿cómo puedes ser tan aburrido y arraigado? - Sherlock frunció el ceño  

- Tomarás un baño después de esto, acaso, ¿quieres que madre verifique tu baño?- a Mycroft se le puso la piel chinita al escuchar el "verifique" de la pequeña boca de su hermano  

- está bien, ya entendí tu punto, pero pudiéramos estar jugando a otra cosas con los demás niños de la casa- el moreno se levantó de su mesa de lectura, dejando los libros a un lado, y saco una páginas de periódicos  

- toma, podemos "jugar" a resolver crucigramas o sopas de letras- la mueca que su hermano mayor mostró era la esperada por ese geniecillo, era de "¿estas bromeando?"  

- bah! - aventó los periódicos- sigue con tus juegos aburridos Sherlock, pero recuerda, solo tienes una vez tu edad-

La puerta del estudio se cerró de un golpe de nuevo, siempre que iba con él para sonsacarlo , siempre, le decía la misma última frase, pero en verdad él sabía que era mucho mejor el saber todo a no saber nada, así cuando estuviera más grande podría disfrutar la plenitud de la vida ¿no? quien sabe, solo él sabía que su cuerpo, su mente le pedía más y más información.   Se asomó por la ventana y vio a Harriet, la cocinera junto al jardinero Fred riendo juntos, muy a gusto, pero al mismo tiempo veía la incomodidad y la desesperación de un niño de unos 8 años, con el cabello rubio, delgado, un poco pequeño para su edad, y con una nariz un poco regordeta, con un semblante serio, ¿alguien serio para su edad? oh, no era el único que a su edad era raro. No lo pensó mas y un impulso lo hizo bajar las escaleras corriendo, se asomó por la ventana de la cocina, que estaba perfectamente limpia, solamente ese olor molesto de las manzanas hirviendo para hacer agua fresca; veía como el pequeño rubio veía fijamente al jardinero que trataba de coquetear con su hermana Harriet, eso era más que obvio, la postura, sus palabras elocuentes y educadas, refinadas, sus movimientos.

  - Harriet! - Sherlock se asomó por la puerta y dio unos pasos al patio  

-Oh! joven Sherlock! - la cocinera soltó de un golpe a su pequeño hermano y se acercó a su amo

- la comida estará lista en unos minutos- Sherlock veía fijamente al niño serio, ¿por qué dese que salió no había desviado su mirada a él? la mirada de ese desconocido estaba solamente puesta en Fred, después de todo el disturbio nada  

-no te preocupes Harriet, el aroma de tus manzanas llenan mi estómago, día y noche durante toda la primavera - esa confesión indirecta era molesta y ni eso hizo voltear al serio.  

- ¿quién es él? - señalo Sherlock con coraje  

- es mi hermano joven - dijo Harriet corriendo a su hermano para desviar su mirada al moreno- su nombre es Watson, John Watson- aun así cuando dijo su nombre tenía su mirada puesta en el zacate seco de esa área del jardín - Watson no seas mal educado y saluda- el rubio levanto la mirada y vio fijamente al ojiazul  

- Sherlock Holmes, el nombre es Sherlock- el ojiazul extendió su pequeña mano en forma de saludo- el rubio titubeo un poco hasta que sintió el tirón que su hermana le dio en señal de que respondiera al saludo del "jefe" de su hermana  

- hola- dijo en tono seco   - bien, señorito Holmes encaminare a mi hermano a la carretera para que lo lleven a la ciudad, solo vino a dejarme unas cosas que mi madre me envió- Sherlock la miro serio  

- no debes de estar nerviosa Harriet, no le diré a mi madre que estas tratando de tener un lazo intimo con nuestro jardinero- la joven muchacha de unos 18 años se sonrojo y Fred tomo de nuevo su escoba para seguir con sus labores  

-con permiso joven Holmes- dijo antes de perderse al dar la vuelta a la casa para ir al cobertizo

 - grosero- la mirada de Harriet y Sherlock se posaron sobre el rubio- eres un desconsiderado, Holmes, sin escrúpulos- la joven de cabello rubio tomo de la mano a su hermano pequeño

- no digas esas cosas, vámonos...emm- vio al joven Sherlock con los ojos abiertos como dos platos

- lo siento joven amo, le pido una disculpa, vamos John- tiro de su hermano y camino junto con él, pero un tirón los distrajo, Sherlock había tomado la mano de Watson levantando el meñique

 - serás mi amigo ¿verdad? - le dijo un Holmes con una sonrisa, dejando atónito a su nuevo amigo”, y diciendo eso ambos entrelazaron el meñique.  

Londres, 1945 

Las bombas tenían a sus oídos más perforados que un taladro, era el pan de cada día, una tras otra, los gritos de hombres mutilados era ya normal todos los días. El grito de auxilio de sus amigos heridos era la peor visión que podía tener. Su amigo Nick estaba mal herido, pero se encontraba en un trinchera, corrió hacia el para detener el sangrado de su brazo, ya que por la granada le había explotado la mitad de él. Estaban en Alemania, a unos cuantos de miles de kilómetros de su casa, Londres, como añoraba el estar en su consultorio ayudando a los ancianos del barrio donde vivía. El sentir la toalla empapada en sangre lo hizo regresar a la realidad, saco una liga de la bolsa de pantalón y se la ato a su amigo.

  -John! John! Duele, duele! morfina! morfina- John le inyecto en el brazo la morfina y sobre la herida esparció un polvo blanco, era la sagrada penicilina. De repente su chaleco blanco fue ensuciado por la parte trasera con sangre, una granada que antes no había detonado lo hizo en ese momento, la reacción de Watson fue el proteger aún más el cuerpo de su amigo y el recibiendo fragmentos de tierra, carne y metales en su espalda, todo se tornó en un zumbido de unos segundos que para él fueron minutos, cuando se enderezo para ver el panorama vio a dos de sus ayudantes médicos el llegar por ellos y sacudir al rubio que aún estaba aturdido por el gran estallido.

 - doctor Watson, doctor- escucho unos ecos resonar en sus pobres oídos - vamos, tenemos que salir de aquí- aun en shock quien sabe cómo se puso de pie y camino hasta la tienda donde tenían a todos los heridos

- ¿doctos, está bien? ¿Doctor?- un olor a manzana interrumpió su estado de shock  

-m...manzana! denme una- un ayudante extendió su mano y saco una manzana verde , Watson lo tomo y comenzó a morderla a grandes bocados

- lo siento chicos...¿y Nick? ¿Cómo está? ¿Dónde está?- trato de ponerse de pie pero el equilibrio aún no estaba bien  

- siéntese doctor, él está bien, ya lo atendieron desde hace un rato ¿y usted?- Watson miraba a todos lados

  - excelente, ya estoy bien, pero ¿por qué nos sacaron del campo?- los dos ayudantes que lo rodeaban

 - se ha acabado- Watson se froto las sienes

  -¿qué?- dijo confuso  

- la guerra se ha acabado señor, no escucho las sirenas porque estaba aturdido, pero estamos en paz- Watson dejo el hueso de la manzana en la mesa donde estaba a su lado

- gracias  a Dios... ¿me pueden dejar solo?- los ayudantes se miraron el uno al otro  

- claro, si ocupa algo, llámenos- John les asentó, puso su brazo sobre la mesa para apoyar su barbilla sobre su mano, unas lágrimas se asomaron a sus ojos y para cuando se dio cuenta, un gran llanto azoto todo su cuerpo


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