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Only Is Needed Sixteen Days por Gaara_Uchiha

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Notas del fanfic:

Hola, les traigo un one shot. Es cortito pero bonito.

 

Espero les guste.

 

-w- He decidido llenar AY con BangHim porque el BangHim es amor~

Notas del capitulo:

Capítulo inspirado en... nada LOL No, mentira, me inspiré en varias películas de Disney e.e...

 

Sin más, disfruten. 

Bang Yong Guk, cabello violeta oscuro, piel tostada, alta estatura, cuerpo atletico, el hijo mayor del rey, quien no cedería su puesto a su primogénito a menos que éste contrajera matrimonio. Es por eso que se encontraba allí, frente a su progenitor, esperando a que el hombre de mediana edad, le comentara para qué le había llamado.

—No me importa si es una chica, un chico, algún travesti o transgénero. Si no te casas en treinta y un días, me veré forzado a darle la corona a Yong Nam—Yong Guk tragó seco al escuchar las severas palabras de su padre quien por lo visto, no daría su brazo a torcer.

—Pero padre...—Sabía que sería una pérdida de tiempo protestar, pero no perdía nada con intentarlo.

—Sin peros. He dicho que debes buscar un cónyuge en un mes y así lo harás, o si no...—El rey, que estaba cómodamente sentado en su trono, señaló con su diestra a un muchacho que estaba parado junto al marco de la gran puerta de aquel salón, era físicamente idéntico al de cabellos morados, a diferencia de que en vez de poseer aquella colorida melena, tenía el pelo café, su nombre era Yong Nam, el gemelo de Yong Guk, el menor entre los dos por apenas cinco minutos.

—Está bien—No le quedó de otra y con una reverencia, se retiró de allí, no sin antes, al momento de pasar al lado de su hermano, chocar su hombro con el de éste. La rivalidad que se tenían era  innegable y estaba seguro de que la situación en la que se veía envuelto, había sido obra del menor.

Recostado sobre su cama, ahora meditaba lo dicho por su padre, su ceño estaba fruncido y sus manos empuñadas, un sin fin de preguntas rondaban por su mente, pero la más importante era la siguiente...

— ¿Quién se puede llegar a enamorar en un mes? —En efecto, Bang era un hombre que creía en el amor y dentro de sus planes de vida nunca había estado el casarse por conveniencia. Un suspiro se escapó de sus labios, suspiro que se mezcló con la gélida brisa que entraba por el gran ventanal semi abierto que tenía en su habitación.

Sus ojos se fueron cerrando, sus manos poco a poco se relajaron  y su respiración se hizo cada vez más calmada, había caído profundamente en los brazos de morfeo.

—Yong Guk... Yong Guk...—Una dulce voz le llamaba, no sabía de dónde provenía por lo que paseó su mirada de un lado a otro—Gukkie...—De nuevo escuchó la melodiosa voz, pero esta vez, a lo lejos pudo divisar una silueta femenina.

— ¿Quién eres? —Gritó entrecerrando sus ojos, tratando de visualizar mejor a aquella chica que comenzaba a acercarse a él.

—Yong Guk...—En un abrir y cerrar de ojos, la tenía en frente. La mujer era hermosa; cabellos rubios y ondulados, piel nívea como porcelana, labios rojizos y acorazonados. Simplemente perfecta a sus ojos—Yong Gukie.. Seré tu esposa...—Estaba tan cerca del aludido que éste podía sentir su respiración, la chica rodeó su cuello con sus brazos  y le plantó un corto beso en los labios, dejándolo más que anonadado.

—Sé mi esposa entonces...—Murmuró con una sonrisa boba en su rostro.

— ¿Quién dice que quiero ser tu esposa? Además ¡Soy un hombre! ¡Deja de balbucear estupideces y despierta ya! —De pronto la suave voz se volvió áspera y gruesa, la imagen de la muchacha se desfiguró ante sus ojos y luego todo se volvió negro— ¡Jodido Yong Guk, despierta, maldita sea! —Abrió sus orbes  y lo primero que vió fue el rostro de un chico a quien no conocía, el cual poseía negros cabellos que le llegaban un poco más arriba de los hombros.

— ¿Quién eres tú? —La expresión de su cara era épica, denotaba asombro y confusión— ¿Cómo entraste? —Retrocedió un poco, ayudándose con sus codos que ahora estaban apoyados en el mullido colchón de la cama y miró hacia todas partes dándose cuenta de que únicamente su ventana estaba entreabierta, no obstante, ningún adulto podría ser capaz de entrar por aquel diminuto espacio.

—No seas idiota—Cuando oyó al desconocido chico llamarle así, inmediatamente su ceño se frunció—Soy tu hada madrina—Dijo el pelinegro, causando así que el de cabellos violetas se descolocara.

— ¿Qué? ¡Pero si eres un hombre! —Luego de comentar aquel gran hallazgo, su mirada fue a parar a la entrepierna del joven.

— ¿Pero qué mierda miras? —Su supuesta hada madrina no tardó mucho en propinarle un suave golpe en la frente— ¡Por supuesto que soy un hombre! ¿No crees que sería extraño llamarme "hado padrino"? —Yong Guk quien con exageración se sobaba aún la frente, asintió con la cabeza—Eso pensé. Como sea, he venido aquí porque me enteré de que necesitas casarte en un mes ¡Yo te ayudaré!

— ¿Dónde está tu varita? —Ignorandole completamente, decidió preguntar aquello.

—No tengo ¿Acaso crees que esto es un cuento de hadas? Pues no lo es, así que levántatee y mueve el trasero, no tenemos mucho tiempo—Dijo el de cabellos más oscuros haciendo movimientos exagerados con sus manos.

—Bien... Pero no creas que te llamaré hada madrina—Musitó el príncipe en tono de reproche, cuan niño pequeño.

—Idiota—Él suspiró, Yong Guk balbuceó un par de cosas incomprensibles—Puedes llamarme Himchan—Le indicó frotando suavemente sus sienes puesto que ese príncipe le estaba comenzando a frustrar.

Así, después de que Yong Guk tomara un baño y se arreglara un poco, tanto él como Himchan salieron del castillo, el segundo sin ser visto, en búsqueda de la persona que sería la o el futuro cónyuge del heredero al trono.

La primera opción no estuvo nada mal. Era una chica de cabello castaño y largo, hermosa piel y figura. Himchan sí que tenía buen gusto, pero todas las esperanzas del príncipe se fueron al caño en cuanto la chica habló.

—Mi nombre es Kim Hyun Ah, su majestad—Bastó sólo escuchar esas palabras para que ambos hombres tuviesen el ferviente deseo de estar sordos.

Otra noche, otro día, retomaron de nuevo la búsqueda, esta vez en lugar de recorrer el mercado, se dirigieron a la panadería, en donde encontraron a una bonita muchacha de cabellos cortos y negros.

Pero para su suerte, la chica en cuanto vio al apuesto príncipe, no hizo más que insinuarsele y formular propuestas indecorosas. Obviamente los chicos salieron huyendo de ese lugar.

Dieciséis días y nada, ni siquiera los poderes mágicos de Him Chan ni su "radar de belleza" habían sido capaces de encontrar a la mujer perfecta de Yong Guk.

Se hallaban frente a un reino vecino, acaban de salir del castillo de la princesa Jessica y sin duda alguna, la expresión de sus rostros no era nada agradable.

—Dime algo—En menos de un segundo el pelinegro se había parado frente al de cabellos morados, tan cerca que sus respiraciones chocaban una contra la otra.

— ¿Q-qué cosa? — ¿Nervios? ¿Dónde? Él no había titubeado por el hecho de que se sintiera nervioso por la cercanía de Himchan ¡Para nada! Y tampoco se había quedado viendo lo hermosos y brillantes que le parecían sus ojos en ese momento, es sólo que su garganta estaba reseca y era de mala educación no mirar a la cara a la persona que te está hablando ¿Verdad? ¡Claro!

— ¿Te gustan los chicos? —Tampoco cabía en el mundo alguna posibilidad de que el príncipe estuviera deseando insensatamente besar aquellos rosados y carnosos labios que se había quedado mirando por algunos segundos mientras el otro hablaba. Yong Guk asintió levemente en respuesta a la pregunta formulada por el chico frente a su persona— ¡Hombre, lo hubieses dicho antes! —Exclamó el de cabellos más largos  sacándolo de su ensimismamiento, para después chasquear sus dedos y aparecer junto al heredero en la playa, la cual estaba repleta de jovencitos y jovencitas— ¿Ves a ese chico de allá? —Cuestionó señalando a un muchacho de cabellos rosados quien iba acompañado por un par de fornidos hombres que le cuidaban mientras éste nadaba en aquella agua salada.

—Es el hijo de un duque amigo de mi padre, se hace llamar Zelo. Es muy alto, no—Negó rotundamente, haciendo refunfuñar a su "hada madrina".

— ¿Y esos de allá? ¿No te gusta ninguno? —Interrogó Him Chan un poco cansado, señalando a unos tres jóvenes que jugaban a con una pelota de voleibol a unos metros de ellos.

—Dae Hyun, muy callado. Young Jae, un sabelotodo, además, creo que quiere con Dae Hyun. Y Jong Up... Bueno, es raro y siempre pensé que quería tirarse a la jirafa de allá—Aquello último lo dijo señalando a Zelo con uno de sus dedos índices. El de cabellos más oscuros suspiró con cansancio y emitió un gruñido lleno de frustración.

— ¡Quedan quince días! ¡Quince jodidos días! Pareciera que yo estoy más preocupado por esto que tú—Decía el menor, el príncipe sólo se encogió de hombros y dio media vuelta, comenzando a caminar rumbo a su hogar— ¡No me ignores, Bang Yong Guk! —Vociferó Him Chan yendo detrás del aludido.

El sol se había escondido, dándole paso a una hermosa y redonda luna que brillaba con gran intensidad esa noche. El hijo mayor del rey, heredero legítimo de todo su reino, se encontraba en el balcón del castillo, justo en el último piso de la torre más alta de éste. Sus codos estaban apoyados en el barandal y su vista estaba clavada en el firmamento. Hace unos días le había dicho a Him Chan que no seguiría con la búsqueda, el muchacho no tardó en reprocharle y maldecirle, pero le escuchó atentamente después de eso y terminó por asentir ante la extraña e inusual petición que el mayor le hizo.

"Cuando falten cinco días para que se termine el plazo dado por mi padre, ven a verme en la torre más alta del castillo a las nueve de la noche. Te estaré esperando en el balcón"

Por esa razón justo a las nueve en punto, había aparecido detrás de Yon Guk, éste aún no se había dado cuenta porque estaba más que abstraído en sus propios pensamientos.

—Aquí estoy—Con tan sólo oír su voz, Bang se giró, quedando frente al muchacho que acababa de llegar— ¿Para qué me pediste que viniera? —Preguntó con curiosidad, el mayor  se le acercó poco a poco, mostrando una leve sonrisa.

—Le he encontrado—Contestó Yong Guk cuando estuvo frente al contrario.

— ¿Qué...? —Preguntó en apenas un hilo de voz, su ojos, que se hallaban fijos en el príncipe, denotaban desilusión— ¿Quién es? —Sí, era un masoquista , no podía negar que el tiempo que pasó junto al hijo mayor del rey, había hecho que cayera en sus redes, por lo que saber que éste había encontrado con quien casarse, le afectaba y mucho.

—Te lo diré, pero cierra los ojos—Su semblante era de total confusión pero aún así, no tardó en hacer lo que el otro le decía. El heredero llevó su mano izquierda a uno de los bolsillos de su pantalón, sacando de ahí un bonito anillo de plata con incrustaciones de diamantes, mientras que con su mano libre tomaba la derecha del pelinegro para luego colocar sutilmente la sortija en su dedo anular.

— ¿Pero qué...? —El menor no salía de su asombro, había abierto sus ojos en demasía y no dejaba de ver el precioso anillo que ahora estaba en su dedo.

—Sólo di que sí...—Susurró el de cabellos violetas sobre los labios contrarios, acariciando la mejilla del otro con suavidad, logrando que sintiera su cara arder  y su corazón acelerarse ante tal cercanía.

—Sí...—Esa palabra y un ligero asentimiento con la cabeza bastaron para que en cuestión de segundos sus labios se juntaran en un casto beso, lleno de todos esos sentimientos que habían aflorado en ellos en tan poco tiempo.

Lo que siguió después no hace falta contarlo, el príncipe contrajo matrimonio con nada más y nada menos que su hada madrina, o mejor dicho "hado padrino" y días después fue proclamado rey.

Bang Yong Guk aprendió que sólo hacían falta dieciséis días para enamorarse y que no necesariamente hace falta una princesa, principe, algún noble o alguna doncella para darle a la vida un final de cuento de hadas porque a veces... A veces el amor está en donde menos te lo esperas.

Notas finales:

Gracias por leer, espero que dejen sus comentarios o si no los mataré a todos(?)-saca un tenedor-

 

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@ChocoGaaDeLimon

 

Bye~


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