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Kizukanai Kiss por BombayLove

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– Oh.

Cuando agarró la lata de café de la máquina expendedora, cayó otra de regalo. Antes de agarrarla, miró para todos lados. Sonrió, dedicándole una mirada a aquella lata y la tomó entre sus manos, dirigiéndose con ambas a su cuarto. No sabía qué hora era, simplemente, no podía dormir. Era algo normal, pensaba, después de todo, habían viajado prácticamente de una punta a otra del país en cuestión de horas, y fueron puestos a hacer trabajos que no eran acordes para niños, pero, después de todo, trabajo era trabajo. Y no podía negar que pese a todo, se divertía.

Subió las escaleras que lo separaban de su cuarto, hallando una puerta unos cuantos pasos anteriores a su habitación, entreabierta. Al espiar dentro, vio una silueta familiar sentada en el balcón, de cara al cielo, por lo que se le acercó, sigilosamente.

– Boo – Le dijo, posando levemente una de las latas de café sobre su frente, haciéndolo sentar de un salto. Le causó gracia. Se había dado cuenta que lo había asustado porque el niño estaba agarrándose el pecho, como si su corazón se le fuera a escapar por el sobresalto.

– Deberías tener un poco más de respeto por tu senpai – Le dijo el niño, después de un rato, sin siquiera mirarlo.

Senpai? Yo no veo a ninguno por aquí – Dijo el aludido, luego de beber un sorbo de su lata de café, mirando para todos lados –. ¿Y tú, Ryo-chan?

Ryo lo miró, finalmente, haciéndolo de arriba abajo, chistando antes de agarrar la lata de café que el otro le había llevado.

– Gracias – Musitó, antes de abrirla y beber un sorbo –. ¿Qué es eso de “-chan”? En serio que no le tienes respeto a nadie…

– No creo que sea eso…

– Nos llevamos seis meses… Pero yo sigo siendo el mayor – Le dijo, sonriéndole sobradamente.

– Y yo soy el más alto…, Ryo-chan.

– Estúpido – Su sonrisa se desvaneció ante sus palabras. Eran ciertas, y por eso se molestaba.

– Pero también eres tierno – Enredó sus cabellos con una de sus manos, ocasionando que Ryo se sonrojara por la fricción. Gruñó. Le molestaba ser tratado como un niño, sobre todo por una persona como él, que no sólo era menor, sino que, al igual que él, era un Junior. De un golpe, alejó su mano de sus cabellos, lanzando la lata de café que el otro muchacho estaba bebiendo, dentro de la habitación. El aludido siguió el recorrido de la lata con la mirada, inexpresivamente. Al volver la vista a Ryo, lo halló con la cabeza gacha –. Ah. Perdí mi lata – Inclinó su cuerpo hacia adelante, para atrapar la lata que Ryo tenía entre sus manos, desde el borde superior de la misma –. Dame la tuya, Ryo-chan.

El aludido levantó la vista. Lo único que vio fue a un niño seis meses más chico que él bebiendo un poco de café de una lata, pero esa imagen hizo que algo dentro suyo se exaltara.

– e… eso…

– ¿Mh? – Al mirarlo, pudo notar un color rojizo tiñendo las mejillas del “mayor”, por lo que se sorprendió.

– ¡Que eso fue un beso indirecto, estúpido! – Le respondió, sacándole la lata rápidamente, y dándole la espalda antes de beber un sorbo de la misma.

– Estúpido, estúpido. ¿Alguna vez vas a llamarme por mi nombre?

– Tori-chan.

– ¿Ehhh?

– Tori-chan – Reiteró, mirando hacia su lado –. Si tú me llamas Ryo-chan, es lo más lógico, ¿no?

– Estás enojado porque te besé.

– No lo hiciste – Negó, entregándole la lata, de espaldas a él.

– Pero, dijiste que beber ambos de la misma lata es un beso indirecto, ¿no?

– Sí, pero eso no cuenta como beso.

Ara? ¿Acaso quieres que te bese pero no tienes el coraje suficiente para pedírmelo, Ryo-chan?

– Ya detente… A menos que quieras que te tire por el balcón. Dame – Le dijo, extendiendo su brazo derecho hacia atrás.

– Si tú quieres.

Lo siguiente que supo Ryo era que estaba siendo besado por un Junior, igual que él, por un niño, seis meses menor que él. Cerró los ojos y se dejó llevar por la situación. Se sentía bien, además, estaba cómodo en esa posición. Su cuerpo había sido lanzado hacia atrás, y su cabeza estaba siendo sostenida por ese niño atrevido que había osado robarle su primer beso. Pero se sentía bien, estar así, con él. Sus ojos se abrieron cuando aquel dulce contacto con sabor a café había desaparecido.

– Me refería a la lata de café – Le susurró.

– Ahh… Lo siento – Se excusó, soltando el agarre sobre el cuerpo de Ryo para dejar que su cabeza quedara apoyada sobre sus piernas flexionadas –. Aquí tienes.

– Gracias – Le dijo el mayor, bebiendo un sorbo de café –. Pero se sintió bien – Ante la sorprendida mirada de su oyente, prosiguió con sus palabras –. El beso. Se sintió bien.

– Gracias –Sonrió el aludido –. Creo que para ser el primero que doy, también estuvo bien – Reconoció, tocándose sus propios labios.

– ¿Eh? ¡¿También fue tu primer beso?! – Exclamó Ryo, sentándose de un salto.

– Sí, ¿por qué?

– No se notó, para nada – Negó el muchacho, tanto con sus palabras, como con un movimiento exagerado de cabeza.

– Gracias, Ryo-chan.

– ¿Crees que esto nos una para siempre?

– ¡Ah! ¡Una estrella fugaz! – Exclamó el aludido, haciéndose hacía un costado, ocasionando que la cabeza de Ryo diera contra el suelo de madera.

– Ouch – Sobándose la cabeza, el muchacho se incorporó y se quedó de pie al lado de su acompañante, ambos mirando al cielo –. ¿Alcanzaste a pedirle algo? – Le preguntó, inclinando su cuerpo hacia atrás para poder apoyar su cabeza sobre sus brazos, que estaban sobre el barandal del balcón. Su oyente asintió con la cabeza, sonriéndole –.  ¿Qué le pediste?

– Si te lo digo no va a cumplirse – Se quejó el niño.

– Pero si ambos pedimos lo mismo, el deseo va a tener más efecto, ¿no crees? – Preguntó Ryo, mirando al cielo.

– En ese caso, adivina qué fue lo que pedí y desea lo mismo que yo.

– Qué malo…

– Algo me dice que lo adivinarás.

Ryo ladeó su cabeza, encontrándose con su sonrisa. Volvió su vista al cielo, a la espera de una próxima estrella fugaz.

– Mhhh…

– ¡Ahí está! – Señaló el niño con el dedo.

– “Quiero estar a su lado… para siempre…”, pensó Ryo, mirando directamente a la estrella fugaz hasta que la misma desapareció del cielo.

– ¿Lo hiciste?

– Sí.

– Te aferraste a la baranda mientras mirabas la estrella – Sonrió el muchacho.

– Estaba emocionado – Reconoció el aludido, también sonriendo.

– ¿Crees que hayas pedido lo mismo que yo, Ryo-chan?

– Bueno, lo sabremos con el tiempo – Respondió Ryo, hincándose de hombros. Su acompañante se quedó mirándolo. Tal parecía que había dado en el clavo pero, tal y como Ryo había dicho, si el deseo que ambos habían pedido se cumplía o no, lo sabrían con el tiempo.

Notas finales:

Estaba aburrida xD 

Aunque tengo varias cosas que hacer, hoy miré anime y no le di bola al resto del mundo -se hace un ovillo y se refugia en su burbuja de aislamiento (?)-

Hay un dato interesante que encontré entre los pocos calendarios de la época en que los que ahora son Johnny's debutados fueron Juniors... En el momento en que Tatsu tenía 1,73 mts... Ryo-chan medía 1.42 mts xD ¿No es sumamente tierno~? xD  

Espero que les haya gustado la historia ^^ ♥

 


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