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Bohemia en Madrid por neko miri chan

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Notas del fanfic:

una mierda, pero quería escribirlo

El calor era horripilante. Nunca, pero nunca, había hecho tanto calor en Madrid. No sé cómo estos hombres tienen la energía para ponerse cachondos.

El lugar en si era una porquería, lo bueno es que no estaba del todo sucio y el alcohol bastante barato. Se escuchaban silbidos pero eran opacados por la estridente música del heavy metal.

La razón por la que yo estaba aquí era porque hace mucho tiempo yo mismo había organizado una despedida de soltero para mi mejor amigo y…bueno como era de esperarse, él y mi bola de amigos se divertía mientras yo me aburría como una ostra, ese tipo de lugares no eran, ni son mi sitio.  Y ahí lo vi, mi amor platónico y a la vez amante esporádico. Justo como esa vez me senté en la barra del bar sólo para verlo servir las mesas. Todos los hombres del lugar fijaban la vista en el escenario principal donde dos mujeres tenían sexo introduciéndose falos de plástico ENORMES (resalto esa palabra porque estos, en serio, son ENORMES) y es que bueno, todo el mundo tiene curiosidad, en lo personal nunca me he revolcado con un español y espero que al igual que el anime solo sean dimensiones alejadas de la realidad.

Son aproximadamente las tres de la mañana y él termina su turno, me toca el hombro avisando que ya es hora de irnos. Caminamos tambaleándonos de borrachos, borrachos de calor porque no habíamos bebido absolutamente nada.

 

Cuando nos vimos por primera vez me dijo que se llamaba Ruki, no nos conocíamos de nada y yo no pensaba insistir en que me dijera su nombre, además yo tampoco le dije el mío, después de todo no me pasó por la cabeza el que pudiéramos volver a vernos. 

Caminaba dos metros delante de mí en el entonces frio Madrid, se volteó y me dijo que no me hiciera ilusiones, que tenía novio pero que no tenía intenciones de ir a buscar el calor de una cama al otro lado de la ciudad cuando yo tenía mi piso tan cerca. Le di la razón, en ese tiempo yo también tenía pareja, una chica de hecho, pero digamos que solo era una de esas intelectuales que sabían mucho de arte pero poco de coger y tampoco estaba de humor para ir en busca de Marina, mi folli-amiga de siempre.

Antes de él no había estado jamás con un hombre pero si se me antojaba ya que mi antiguo roommate era homosexual y de vez en cuando llevaba a sus novios al piso, yo los veía desde la segunda planta y me ponía cachondo, no podía evitarlo y cuando pensé que podría proponerle algo indecoroso resultó que se mudaría con uno de sus novios a Grecia. No me quedó de otra más que aceptar, desearle suerte y decirle adiós el día de su partida.

Lo llevé hasta mi “piso”, aunque prefiero llamarlo “mi sitio” porque de lugar habitable tiene poco, el suelo es vil cemento, las paredes están sin pintar o por lo menos no están pintados en la forma tradicional ya que lo ocupan grandes grafitis, firmas sin sentido y penes por todos lados. Y eso es lo que más le importó porque no dejaba de mirarlas un asunto preocupante para mí, pero no, para él lo preocupante fue el desorden. Ropa, bolsas de comida chatarra, pinturas, pinceles y cuadros por doquier. Madre mía ¿Cómo se me ocurrió traer a alguien sin haber limpiado?

—     No sé qué pensar de ti ¿Eres acaso un salido? — Dijo con respecto a las paredes.

Alcé mis hombros quitándole la importancia porque tanto los grafitis como los penes fueron hechos por mi ex –roommate, pero luego, habiendo tomado una botella de agua del suelo, olerla y luego beber de ella se me quedó viendo raro.

—     ¿Por qué hueles la botella?

—     Puede ser trementina, thinner o aguarrás, aquí para saber si algo es peligroso o apto para el consumo humano tienes que olerlo, pasa lo mismo con la ropa.

Él sonrió y se quitó la chamarra de piel negra y la bufanda verde y delgada que traía puesta en el cuello.

—     Será mejor que me ubiques, porque esto es algo que nunca había hecho. — Le dije.

—     ¿Estar con un hombre o traer a un extraño a casa?

—     Ambas…bueno, algo así.

Me sonrió de nuevo y me empujó sobre un sillón viejo color verde que llevaba ahí, al parecer, mucho más tiempo del que yo llevaba en la tierra, fue como un dejavú, aquí mismo era donde mi roommate cogía con sus novios mientras yo miraba desde el segundo piso.

Puso sus manos en mi cuello y yo en su cintura, perseguimos nuestros labios en una especie de baile donde huíamos para escondernos, nos reímos y después nos besamos. Le quité la playera negra con estampado de Mago de oz y vi su pequeño cuerpecito, era jodidamente perfecto ¿o es que acaso solo me pareció más bonito que un cuerpo español porque yo mismo soy japonés? Él tampoco se quedó atrás y mientras yo observaba sus pequeños pezones color café claro, me desabotonó la camisa.

Miré sus ojos no teniendo porqué, creo que ese fue mi gran error. Mientras yo veía sus ojos y su bello rostro el besaba mi pecho, odio ponerme observador cuando tengo sexo, me dan ganas de poner a otro en mi lugar y observar con cigarro en mano y beber té de jengibre frio.

El notó que me detuve y me miró extrañado.

—     ¿Qué pasa?

No quería verme como un subnormal  así que me abalancé hacia él, quité el resto de su ropa con mucha menos delicadeza de la que me hubiera gustado para tratar a esa obra de arte hecha carne pero eso a Ruki le pareció aceptable.

—     Con que eres de los activos…que rico.—atinó a decir en un suspiro cuando comencé a comerle el cuello. Se las arregló para bajar mis pantalones y el bóxer hasta las rodillas pero no bajaron de ahi.

En su piel vi varias marcas, me pregunté si se las habrá echo su novio, por la facilidad con la que aceptaba liarse me pareció algo dudoso, pudo ser cualquiera. Bajé por su abdomen con los labios y por sus piernas con mis manos. Ligeros suspiros inundaron la habitación y su cuerpo comenzó a sentirse caliente. Colocó sus manos con delicadeza en mi cabello y lo acarició mientras yo me decidía a meter su entrepierna en mi boca, nunca me había sentido tan inexperto como en ese momento pero al dirigirle otra mirada a su bello rostro le dí un disparo a mis dudas. Para torturarle un poco le dí un pequeño beso en la punta, sentí su pequeño cuerpo tensarse  y eso me sacó una sonrisa, repartí pequeños besos de la punta a la base, a la cual me dio por morder.

—     Joder…—Fue lo único que dijo y nuevamente en un suspiro.

Dí un largo lametazo de abajo para arriba y fue cuando me lo metí a la boca. Ese fue otro momento en el que me llené de dudas pero si mi consciencia no estaba suficientemente inconsciente otra bala la perforó, recordé todas esas películas pornográficas y todas las experiencias que había tenido con novias y amigas para descubrir lo que tenía que hacer.

Jaló de mi cabello e intentó alejarme un poco.

—     Si sigues así me correré antes de que tú puedas disfrutar algo, así que, ya que por lo visto eres activo…— Se dio la vuelta, apoyó sus codos en el descanso dejando expuesto su ano.  Yo estaba como un jodido volcán y no me iba a negar pero tuve la super idea de —Joder…te dije que no siguieras con eso….mmhh…ahhh…coño…— separé sus piernas ligeramente e introduje mi lengua en ese bello orificio, no le pareció lindo pero como lo disfrutó, cuando pensé que se iba a correr me detuve y me puse a acariciar su abdomen y besar su cuello. —Eres un canalla. —Mordí su lóbulo izquierdo y entonces llegué de sorpresa. —ahhh…— se tensó de nuevo e inmediatamente se vio embestido. —Hijo puta. — Me dijo al final, cuando ambos nos corrimos, me traumatizo el hecho de correrme tan rápido, lo atribuí a la excitación de una nueva experiencia, a que estaba más estrecho y menos húmedo de lo que estaba acostumbrado, y que el tío y el culo del tío me hacían nacer el amor de vista. También me pregunté también como hacía Ruki para no llamar a nadie por su nombre, ni siquiera por el falso.

Se dio la vuelta y se abrazó tembloroso a mi pecho que subía y bajaba. Lo abracé por inercia. Nos quedamos dormidos cubiertos por absolutamente nada, en un piso frio donde había varias ventanas rotas, en una ciudad fría. Amaneció a 10 grados y él ya no estaba conmigo, supuse que como todo buen polvo de una noche se había retirado con la dignidad intacta y el orgullo alto evitando así la incómoda conversación de “no sé quién eres pero te deseo suerte en la vida” en cambio me lo encontré mirando unos lienzos al óleo con gran fascinación.

—     ¿Te gustan?—Le pregunté susurrándole al oído.

—     …No me mal interpretes… y que quede bien claro que no soy como las mujerzuelas del club pero no follo mal…a lo que quiero llegar es a que…en pago por la noche de ayer ¿podrías darme este cuadro?...

De todas las situaciones raras que se han presentado en mi vida…esta es de las más extrañas, sin embargo dije que sí... 


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