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Todos quieren a Milo por Nikiitah

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Notas del fanfic:

los únicos caballeros que no sienten nada por Milo excepto una linda amistad son Deathmask, Aphrodite, Dohko, Shion, Shun e Hyoga (aunque al principio este perdidamente enamorado del peliazul). Cáncer y Piscis solo se pondrán nerviosos por la presencia del Escorpión. Aquellos que no le gustan la pareja SagaxKanon no lo lean.

Notas del capitulo:

  • Ø  El fic ocurre después de la guerra con Hades.

  • Ø  Todos serán revividos, incluso Aioros

Todos quieren a Milo


Capitulo 1: La promesa


En el santuario


Tras la batalla sangrienta que se desato contra Hades, los y su muerte en el muro de los lamentos, los santos dorados (incluyendo a Kanon y Shion) fueron revividos gracias a que Zeus convenciera a Hades. Este último junto a Atena tratan de llevarse mejor. A pesar de ser la diosa protectora Saori no vive en el santuario, sino en la mansión Kido. Pero un día. Los caballeros dorados fueron llamados por el patriarca Shion y la diosa Athena, lo cual les pareció extraño ya que ella jamás iba al santuario, al menos que sea una emergencia, cosa que alarmo a todos en el santuario.


Luego de sor horas, cada uno de los santos se fue a sus propios templos. Los caballeros dorados estaban extrañados, lo único que hablaron era sobre los fuertes lazos de amistad que existen entre ellos, y que hablar de las palabras de Milo, sobre que hay que estar unidos pase lo que pase. Sus palabras sonaban más a una despedida. Aun en la salida, todos sintieron un escalofrío ¿seria posible…? Iban a preguntarle a Camus, pero él no se encontraba con ellos.


Shion: Camus retírate, necesitamos hablar con Milo de algo importante.


Camus: pe…pero señor –por ningún motivo quería dejar a Milo con Shion y Saori, se había enterado que ambos deseaban a Milo, a decir verdad el ya sabía que todo el santuario lo deseaba. Pero había una razón más, lo que Milo dijo sobre los lazos de amistad, sobre lo de estar unidos pase lo que pase. Le dieron un mal presentimiento.


Milo: Cam, no te preocupes apenas termine, iré a tu templo –sonrió tiernamente, pero algo en esa sonrisa no le convenció del todo al francés, algo dentro suyo le decía que no se apartara, que pasaría algo malo con él.


Camus: está bien –suspiro resignado.


Iba caminando aun pensativo, ese mal presentimiento no lo dejaba tranquilo, en su mente solo pudo ver a Milo, ese presentimiento tenía que ver con él, pero ¿Por qué? Al salir de la sala del patriarca noto que no había nadie, hace unos instantes había  sentido el cosmo de todos sus compañeros.


 Cuando se estaba dirigiendo a su templo pudo ser testigo a Dithe y Deathmask en pleno acto, no se sorprendió, ya sabía que ambos se sentían atraídos, pero lo que le sorprendió fue la insinuación de ambos caballeros.


Death: Camus ¿no quieres acompañarnos? –por su voz el francés pensó que estaba borracho, pero lo más curioso, el ambiente no olía a alcohol. El canceriano se encontraba en el gran sillón negro de Afrodita. Este último se encontraba encima del cuarto custodio.


Dithe: o es ¿Qué acaso nos tienes miedo? –mientras se paraba y se dirigía hacia él, le dio un suave beso, que poco a poco se fue haciendo más apasionado.


Camus: de… detente –sintió que alguien lo jalaba cuando se fijo, se sorprendió, era nada más ni menos que Death, a pesar de su esfuerzo de zafarse del agarre le fue imposible.


En ese momento el caballero que hacia suspirar a todo el santuario se dirigía al templo con la cabeza cabizbaja, esa estúpida promesa, a veces llegaba a recriminarse por haberla hecho pero eso ya no importaba, esperaba por lo menos relajarse a lado de su mejor amigo, pero lo que vio lo dejó sorprendido y a la vez dolido.


Milo: Ca… Camus –susurro, sus ojos se abrieron, Camus se encontraba encima de Death, mientras era besado por Dithe.


Camus: Milo… no… no es lo que parece –mientras se levantaba, los otros dos se incorporaron de inmediato- perdón –susurro.


Milo: ¿Por qué? –Mirándolo a los ojos, aunque se sintiera mal por dentro, no podía reclamarle nada, ya que el francés y el son solo amigos- no tengo nada que perdonarte –empezó a caminar- somos amigos –seguía caminando sin voltear- los mejores amigos ¿verdad? –se detuvo. Volteo mientras mostraba una sonrisa nostálgica, cosa que noto el acuariano.


Camus: lo siento –mientras agachaba la cabeza, trataba de evitar que las lágrimas salieran.


Milo: olvídalo me tengo que ir –hablo fríamente.


Camus se quedo inerte, se volteo para darles una golpiza a Dithe y Death, pero se sorprendió al verlos discutir.


Dithe: eres un maldito pervertido, ¿Cómo te atreves?


Death: ¿a que te refieres? De seguro fue tu culpa


Camus los miro perplejo, ¿se habían vuelto locos? No les dio importancia y se fue hacia la octava casa. Al llegar escucho unos sollozos, que provenían de los aposentos privados de la casa.


Camus: ¿Milo?


Al no tener respuesta se fue directo a la habitación del escorpión, estaba todo oscuro, lo único que podía iluminar la habitación era la luna que se asomaba por la ventana. Allí sentado mirando atentamente la luna se encontraba el griego. Su rostro estaba triste, sus ojos hinchados de tanto llorar.


El francés se dirigió sigilosamente hacia el griego, no se daba cuenta por donde caminaba e hizo ruido. Al escucharlo Milo volteo a verlo. Se sorprendió al verlo ahí, no sabía en que momento había entrado a su habitación.


Camus: perdóname


Milo: ¿ah?


Camus: por lo que viste, te lo juro Deathmask y Dithe tuvieron la culpa trate de zafarme pero no pude.


Milo: ¿no entiendo?


Camus: ¿Cómo que no entiendes? ¿Qué cosa no entiendes?


Milo: porque te disculpas


Camus: no… ¿no estas enojado?


Milo: no


Camus: entonces… ¿Por qué lloras?


Milo: por una promesa


Camus se quedo perplejo, Milo lloraba por… ¿una promesa? Pero ¿de quién? Cuando iba a hablar, apareció Atena junto a Dohko y Shion.


Shion: Camus ¿Qué haces aquí? –el francés pudo ver que Shion estaba de malhumor, no le respondió, lo único que hizo fue sentarse en la cama del griego.


Saori: no le vas  responder a Shion, Camus


Camus: solo vine a ver a Milo –el patriarca y la diosa sabían perfectamente, que cuando Camus hablaba fríamente era porque estaba enojado.


Shion: bueno al menos le queda hasta mañana


Saori: de acuerdo –y se fueron.


Camus no entendía a lo que se referían ese par, cuando volteo a ver al griego noto que estaba sentado a su lado. Respiro profundamente y cuando se disponía a hablar el griego le gana.


Milo: Camus ¿Qué sientes por mi?


Esa pregunta no se lo esperaba, así que con la voz más sincera que pudo contesto.


Camus: te amo


Eso sorprendió al heleno que se giro a verlo, pudo ver la sinceridad de sus ojos. El francés lo miraba con ternura y amor. Milo no lo soporto más y se abalanzo hacia él. Besándolo como si su vida dependiera de ello. Camus se sorprendió y correspondió al beso rodeándolo por la cintura, el griego lo rodeo por el cuello acercando sus cuerpos mas.


El beso duro un par de minutos, se separaron por falta de oxigeno. La mirada de ambos resplandecían de amor y felicidad, en eso el griego lo jalo hasta que el francés quedara sobre él.


Camus: ¿estas seguro?


Milo: si


Camus empezó a desvestir al griego mientras lo besaba. Una vez desnudo, fue el turno de Camus. Milo no dudo en ayudarlo. Pero al contrario del otro lo hizo salvajemente.


Cuando los dos estaban completamente desnudos, no duraron en contemplarse. Camus empezó a besar, lamer y mordisquear esa suave piel bronceada, mientras sus manos jugueteaban con sus tetillas, logrando que el peliazul gimiera bajito. Pero Milo no se quedaba atrás, con sus manos exploraba cada rincón del cuerpo francés. Acaricio las tetillas rosadas del galo, bajando hacia su abdomen y llegando hasta sus muslos. En donde sintió la gran erección del francés. Agarro e miembro duro de su amado y lo empezó a masturbar, el francés empezó a gemir de placer mientras, seguía en el cuello de su griego. Dejo el cuello y siguió hacia sus tetillas, empezó a mordisquearlas una por una dejándolo duro. Miro el rostro y vio una sonrisa  perversa en su rostro.


Camus no entendió a que se debía pero luego, sintió una mano intrusa entrar por el pequeño orificio de su miembro, haciéndolo gritar de dolor y placer.


Camus: Mi… Milo


Milo: ¿te gusta?


Camus: S…Si


El francés aparto la mano para agarrar la cintura del griego y rozar ambos miembros duros, con tan solo un leve contacto hizo que ambos gritaran de placer. Milo se aferro a él. Arañando su espalda. En ese momento Camus lo separo y bajo su cabeza hacia la carne palpitante. Y lo metió a su boca, el  griego empezó a sentir pequeñas corrientes por todo su cuerpo, Camus no le daba tregua, empezó a lamerlo, como si de un dulce se tratara, de arriba hacia abajo y viceversa. Luego empezó a besarlo y a chuparlo y al final morderlo. Milo gimió de dolor y placer ante tal acción, Camus sonrió y se dirigió hacia los labios rosados del escorpión.


Al ver el miembro de su amante y el suyo erectos y palpitantes, lo volteo e introdujo un dedo en la virgen entrada del griego. El francés se sorprendió, luego puso el segundo, ante los dedos intrusos Milo empezó a botar pequeñas lágrimas. Al ver aquellas lágrimas Camus las besó. Cuando puso el tercer dedo, las dejo quietas haciendo que Milo se acostumbrara. Una vez que se acostumbro, empezó a moverlas.


Una vez dilatadas las saco e introdujo su erecto miembro en su entrada. Apenas sintió su contacto Milo grito de dolor.


Camus: ¿estas bien?


Milo si… sigue… estaré bien.


Lentamente el francés introdujo todo su miembro, el griego empezó a botar mas lagrimas. Cuando se acostumbro a la penetración, le indico a Camus para que continuara.


El francés empezó a moverse lentamente, al principio Milo gimió de dolor, pero al ir más rápido, los gemidos de dolor se convirtieron en gemidos de placer. Camus dirigió una de sus manos a la entrepierna de Milo para darle mas placer. Camus embestía cada vez más fuerte, haciendo que Milo gritara de placer. Ambos llegaron juntos al clímax derramándose al mismo tiempo. Camus dentro de Milo y Milo en la mano del francés, que lamio su mano, saboreando la esencia de su amante. Ambos cayeron exhaustos en la cama del octavo guardián. Quedándose dormidos.


A la mañana siguiente, Camus despertó sonriendo, con sus manos buscaba a su mejor amigo y ahora amante. Al no encontrarlo pensó que todo era un sueño, pero cuando miro a su alrededor vio que se encontraba en la habitación de la casa de escorpión. En la habitación de su amante.


Cerro sus ojos para poder saber en donde se encontraba el cosmo de su amado bicho, al no sentirlo se preocupo, se dio una ducha y salió del octavo templo con su armadura. Dirigiendose al coliseo se encontró con Aioria que se dirigía hacia la octava casa.


Aioria: Buenos días Camus


Camus: Buenos días Aioria –respondió fríamente.


Aiora: Haz visto a Milo


Camus: no, me dirigía hacia el coliseo por eso


Aioria: ¿Qué raro? El jamás faltaría a una práctica ni mucho menos el desayuno


Camus: ¿el desayuno?


Aioria: si, ahora que lo pienso tu tampoco has ido ¿ocurre algo?


Camus: no, nada, adiós. –dijo cortante y se fue dejando con la duda al griego.


Mientras tanto en otro lugar Milo veía a todo el santuario, desde la cima de una montana.


Voz: ¿listo?


Milo: te hice una promesa, así que vámonos.


Tras decir eso ambos desaparecieron.


Continuara

Notas finales:

Bueno hasta aqui el primer episodio *w*


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