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Learning to listen por A Neko chan

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Notas del fanfic:

Bien, pues antes que nada este fic no es mío. Pertenece a lilac de asianfanfics quien amablemente me permitió traducir su historia.

 

Este fic... Dios, como me hizo llorar. Es dificil que me hagan llorar los fics pero esta chica ha escrito muchos que me han dejado deshecha. Y cada vez que intento explicar mi fascinación por este fic aparentemente no puedo.

 

Para mí es demasiado perfecto *w*

 

Ella dividió el fic en tres capitulos y yo haré lo mismo ^^

Notas del capitulo:

Bueno, cuando encontré esto creo que tenía la etiqueta "OnTae" porque aparentemente el personaje de Taeyeon es Taemin... Aunque yo dejé de pensar en ella como Taemin xDD 

Estaba lloviendo.

Jinki sonrió sin alegría para sí mismo. ¿Qué tan apropiado era que lloviera hoy? Taeyeon siempre había amado la lluvia. Jinki nunca vio que era tan grandioso acerca de los cielos nublados que solo dejaban a uno sintiéndose triste. Pero Taeyeon nunca lo había visto así.

“¿Por qué no verlo como la cosa que limpia toda la suciedad y refresca el clima después de un día abrasador?” Taeyeon le contestaba a Jinki cada vez que él se quejaba acerca del clima.

Jinki miró a su derecha. Kibum estaba junto a él, su expresión estoica mientras miraba al piso. Jinki no sabía cómo podía hacerlo, pero podía identificar las líneas de lágrimas de las gotas de lluvia en su rostro. No era extraño que el cielo se abriera con la tormenta de hoy. Un ángel llora a su lado por el dolor de la partida de otro y de lo mortal que sería soportar ver eso.

Jinki se estiró para tomar sus manos y Kibum lo dejó, aunque sus ojos permanecieron fijos en el piso, ocasionalmente revoloteando al lugar donde ella yace mientras las últimas oraciones son leídas para que ella descanse en paz.

Jinki se despidió de ella en silencio mientras nuevas lágrimas corrían por sus mejillas por enésima vez.

~~~~~

Flashback

Kim Taeyeon era la bonita estudiante de primer año de la que todos habían estado hablando desde el primer día del trimestre. Ella era la hermana de uno de los compañeros menores de Jinki en la Universidad, Kim Kibum. Podías decir que eran parientes desde el momento en que los veías incluso si no tenías ni idea de quienes eran. Era sencillo. Ambos compartían los mismos genes, los genes de la perfección. Mientras Kim Kibum causaba gran revuelo entre las chicas (aún lo hace en realidad) cuando él entró a la Universidad por primera vez, su hermana continuaba con la tradición este trimestre, causando la misma reacción en los chicos.

Jinki no estaba particularmente afectado por el efecto “Kim Kibum” (como todos se referían a él) por obvias razones. Él era un chico. No tendría sentido que Jinki se comiera con los ojos a un chico como aquellas chicas hormonales lo estaban haciendo. Pero aún así, Jinki sentía admiración por aquel chico debido al efecto que tenía en las personas con las cosas más simples que hacía. Con la confianza de que podía derribar a sus enemigos con solo una mirada, Jinki podía ver porque las chicas enloquecían por él.

Jinki llegó a conocer a Kibum a través de varias actividades realizadas en su campus. Ellos no eran realmente cercanos ni nada. Solo una amistad casual en la que se saludaban en el pasillo y se sentían incómodos si tenían que pasar algunos minutos extra solos, simplemente porque no tenían nada que decirse. Su amistad nunca pasó de la relación superior-junior que compartían con el otro, por alguna razón u otra. Jinki deseó que hubiera pasado, pero nunca sucedió. Eso es hasta que Taeyeon entró en su vida.

Kim Taeyeon era en toda forma igual a su hermano. Segura e inteligente, una persona multi-talentosa. Ella era su hermano en versión femenina. Al menos, eso era lo que Jinki asumió hasta que llegó a conocerla.

 

Jinki iba tarde a clase. Por primera vez en su vida universitaria, iba tarde a clase. Todo gracias al mono que tenía por mejor amigo, Jonghyun (a quien tendría que buscar después). Jinki corrió por los pasillos, fugazmente por las escaleras y saltando a través de la multitud. Con toda su torpeza, sabía que tarde o temprano se encontraría a si mismo chocando contra algo a esa velocidad. Y, ¿sabes? Eso es exactamente lo que ocurrió al siguiente momento mientras chocaba con alguien que dio vuelta.

“¿Qué demo-? Oh Jinki sunbaenim,” Jinki escuchó la voz de Kibum decir. Se frotó la parte posterior de su cabeza que golpeó el piso y luchó por ver a través de sus ojos entrecerrados, mientras  el sol que brillaba por la ventana detrás de Kibum lo cegaba.

“Oh, Dios mío. Oppa ayúdalo a levantarse. ¿Qué demonios estas hacienda?” escuchó a una dulce voz femenina decir. La visión de Jinki finalmente estaba aclarándose y usó la fuerza que le quedaba en sus brazos para levantarse. El proceso fue asistido por una mano delgada y delicada que rodeó su cintura y lo ayudó a sentarse.

Jinki miró a la persona a su lado y sintió a su corazón dar un vuelco. ¡Qué estereotipado! Pero por mucho que odiara admitirlo, era verdad que había dejado de respirar y su cerebro había dejado de funcionar cuando la miró.

“¿Estás bien?”

« Sus ojos…»

Jinki se sintió tan atraído por sus ojos. ¿Por qué?, se preguntó. Se sentía como si debiera sentarse ahí y mirar profundamente en esos orbes café obscuro el resto de su vida.

“Estoy seguro de que está bien. Ve a clase, Taeyeon. Llegarás tarde,” Jinki escuchó decir a Kibum y finalmente su mente registró que estaba tirado en medio de un corredor, no en una isla desierta con la chica.

“Y-Yo estoy b- AAAHHHHH!!!” Jinki gritó mientras sus esfuerzos de ponerse de pie fueron anulados al resbalarse su mano en el piso, causando que  cayera sobre su trasero de nuevo.

Risitas llenaron el aire. Su suave cabello rebotó mientras ella inclinaba la cabeza hacia adelante para ocultar su risa. Jinki frunció el ceño mientras intentaba descifrar la razón por la que su corazón estaba latiendo tan rápido ahora.

La chica (que ahora Jinki sabía que era la hermana de Kibum, Taeyeon, porque nunca había visto antes y solo había escuchado de ella) tomó sus cosas frunciendo de la manera incorrecta y de inmediato se enderezó.

“Lo siento. No fue mi intensión reírme”

Jinki entró en pánico. No quería que Taeyeon se sintiera mal. Si a caso quería que se riera de nuevo.

“No, no. Puedes reírte todo lo que quieras. Deberías reír si quieres hacerlo, ¿cierto? Quiero decir, no es como si hubiera una ley que prohibiera re- Muy bien, me callaré ahora…” Jinki terminó, notando la mirada molesta que estaba recibiendo de Kibum. Esta era la primera vez que el otro había mostrado cualquier signo de hostilidad hacia él y Jinki ya estaba sintiéndose asustado. Había escuchado rumores de la furia de Kim Kibum antes y no tenía intenciones de verla por sí mismo.

“Eres gracioso… ¿Cual es t-?” Taeyeon comenzó, sonriendo ampliamente de nuevo, solo para ser interrumpida por su hermano.

“¡Taeyeon! Vete. Yo me encargaré de él…” Kibum dijo firmemente. « Él debe ser uno de esos hermanos sobreprotectores que sienten la necesidad de cuidar a sus hermanas menores de todos los hombres », observó Jinki.

“¡Bien, oppa!” le dijo a su hermano, sacando su lengua juguetonamente antes de darle la espalda a Jinki, “Nos vemos después sunbaenim.”

Ella prácticamente saltó por el corredor de la manera más infantil que se podía. Jinki la miró hasta que desapareció en la esquina. El sonido de Kibum aclarándose la garganta sacó a Jinki de su aturdimiento.

“¿Estás bien?” preguntó Kibum con indiferencia.

“Si, si. Estoy bien, gracias. No tienes que preocuparte por mi…” dijo Jinki sintiéndose avergonzado.

Usualmente ahora, cuando alguien que se acaba de caerse dice que está bien y rechaza tu ayuda, tú aún así al menos esperarías que esa persona se pusiera de pie antes de irte. Eso es lo que las personas normales harían de cualquier forma. Pero Kibum aparentemente no entraba en esa categoría.

“Muy bien” fue su única respuesta mientras se daba la vuelta con el propósito de alejarse.

Ese día, Jinki aprendió que los dos hermanos se parecían muy similares, pero en realidad ambos tenían personalidades totalmente diferentes. Mientras una era gentil y despreocupada, el otro era reservado y directo.

Pero ambos eran encantadores a su manera, como Jinki iba a aprender pronto.

~~~~~

Jinki tocó la puerta principal. Se quedó mirando el césped descuidado mientras esperaba que alguien abriera la puerta. La puerta crujió al abrirse y Jinki le sonrió a la mujer mayor detrás de la puerta que se veía como si no hubiese dormido en días.

“Jinki…” dijo ella, saludándolo con una pequeña sonrisa que no se veía muy natural en su rostro. Ella parecía muy, muy cansada.

“Hola, eomonim. Yo… Yo solo… vine a…” Jinki realmente no sabía que estaba haciendo ahí. Él despertó esa mañana, se vistió y dejó que sus pies lo llevaran a donde quisieran. Así fue como terminó ahí, tocando a la puerta de los Kim.

“Entra hijo,” dijo ella comprensivamente, indicándole que entrara. Jinki entró a la casa que traía devuelta tantos recuerdos a él. Era todo lo que podía hacer para apenas evitar colapsar en ese momento.

“¿Puedo ir a su habitación?” preguntó Jinki. Antes solo se habría dirigido a la habitación de Taeyeon en cuanto entró a la casa como si fuera el dueño del lugar. Pero parecía inapropiado hacer eso ahora, ahora que ella se… ha ido.

“Por supuesto… Solo hazme un favor mientras estas ahí, ¿podrías? Por favor habla con Kibum. No  hablará con ninguno de nosotros…” dijo la madre de Taeyeon con una mirada triste. La mujer había soportado mucho en el pasado año y finalmente estaba comenzando a hacer mella en su bonito rostro. Jinki notó las arrugas que adornaba la orilla de sus ojos y su frente, y suspiró con tristeza.

Él subió las demasiado familiares escaleras y caminó hacia la habitación de Taeyeon. Hizo crujir la puerta de la habitación mientras la abría lentamente. Vio a Kibum acurrucado en la cama, durmiendo. Tenía algo en sus manos que estaba abrazando con fuerza contra su pecho.

La habitación se veía exactamente igual a como ella la había dejado. Todo estaba ordenado en su lugar excepto por las cosas en su tocador. Jinki recordó como Kibum solía reprenderla por no mantener su mesa en orden y solo dejar su maquillaje tirado por todo el lugar. Taeyeon entonces replicaría diciendo que era para que Kibum pudiera encontrar fácilmente lo que quisiera en su mesa y que ella solo estaba siendo una buena hermana. Era una afición suya, molestar a Kibum con su gusto algo… femenino cuando se trataba de ciertas cosas (como moda y tendencias). Eso por lo general terminaba en una gran cantidad de peleas entre ellos, en las que la mayoría de las veces, Jinki hacía de arbitro para detener la pelea.

Jinki se acercó a la cómoda de Taeyeon donde sabía que encontraría una fotografía de los dos que se tomaron en las vacaciones del año pasado, antes de que se enteraran de eso. Jinki tomó el cuadro, recordando uno de los últimos momentos felices que pasó con ella antes de que las noticias succionaran toda la felicidad de sus vidas.

Se giró a su izquierda y vio a Kibum recostado, incomodo con lo que parecía ser un álbum en sus brazos. Jinki se inclinó y con cuidado quitó el álbum de su agarre. Kibum no se despertó. Solo se estiró un poco. Jinki respiró aliviado. Colocó el álbum en la orilla de la cama mientras colocaba el edredón sobre Kibum.

Jinki cubrió a Kibum para que estuviera lo más cómodo posible. Los círculos obscuros en sus ojos por la falta de sueño eran evidentes incluso con sus ojos cerrados. Jinki dejó que sus dedos pasaran suavemente por el cabello de Kibum un par de veces para quitarlo de su cara. Entonces caminó a poner el álbum en la cómoda.

Cuando Jinki volteó a ver a Kibum, se llevó la sorpresa de su vida. Los ojos de Kibum estaban abiertos y lo miraban.

“¿Qué estás haciendo aquí?” preguntó Kibum, su tono frio. Se movió para recostarse en su costado, cerca a Jinki que estaba sentado en la cama ahora, con sus manos bajo su cabeza.

“Dios, me asustaste Kibum…” dijo Jinki con la mano en su pecho. Kibum continuo mirándolo expectante.

“Vine a- Solo quería- No lo sé…” admitió Jinki. Kibum pareció entenderlo porque no hizo otra pregunta. Él solo continuó mirando a Jinki sin decir nada. Jinki se sintió nervioso bajo su escrutinio. Sintió que estaba entrometiéndose en un momento privado entre él y su hermana.

“Puedo irme si quieres” dijo Jinki, haciendo ademán de levantarse de la cama. Se detuvo cuando sintió la mano de Kibum alrededor de la suya.

“No, quédate. La amaste tanto como yo. Mereces hacerlo…” dijo, su rostro aún estoico.

Jinki se sentó de Nuevo, esperando que Kibum quitara sus manos tan pronto como lo hizo. Pero no fue así. En su lugar, entrelazó sus dedos con los de Jinki. Kibum ahora miraba a sus dedos entrelazados en lugar de al rostro de Jinki, lo que hacía sentir a Jinki un poco menos nervioso.

“Tu mama me dijo que no has estado hablando con nadie” dijo Jinki cuando recordó lo que la madre del otro le había dicho antes.

“Porque no tengo nada que decirles” dijo Kibum en tono plano que era doloroso escuchar para Jinki.

“Pero estas hablando conmigo…” señaló Jinki.

“Porque eres tu…” dijo simplemente Kibum. Las palabras dejaron a Jinki sintiéndose de alguna forma exaltado de que Kibum lo considerara lo suficientemente especial para ser una excepción a los otros.

“¿Has estado comiendo?” preguntó Jinki con preocupación cuando notó que Kibum no podía regresar los apretones de su mano con mucha fuerza.

Kibum rió una vez, tristemente.

“¿Cuál es el punto de hacerlo?” preguntó a Jinki.

Kibum estaba roto. Muy roto. Estaba convertido en un millón de pequeñas piezas y no podía encontrar una razón para reconstruirse. Todo eso Jinki podía decirlo por su apariencia y sus palabras. Jinki no le gustaba en absoluto. Quería ayudarlo a ponerse de pie de nuevo, a encontrar una razón para seguir adelante, a volver a ser el Kibum de antes. No solo por el bien de su hermana que querría eso para él, sino también por Jinki, quien extrañaba al chico confiado con lengua afilada. Jinki lo extrañaba profundamente.

Kibum no evitó que Jinki subiera a la cama a su lado. No dijo nada mientras Jinki lo atraía a sus brazos y lo mantenía cautivo ahí. Kibum enterró su rostro en el pecho de Jinki, escondiéndolo de la vista de Jinki. Jinki abrazó a Kibum con fuerza mientras él comenzaba a llorar. Las únicas pistas de que Kibum estaba llorando eran los violentos sollozos que sacudían completamente el cuerpo de Kibum y la humedad colándose a través de su camisa hacia su pecho.

Kibum no tenía ni idea de las lágrimas que Jinki derramó ese día a medida que su cansancio emocional los hizo quedarse dormidos juntos.

~~~~~

Flashback

“Oppa, deja de moverte. Pareces un ratón cuando haces eso,” Taeyeon regañó en broma a Jinki por centésima vez esa tarde. Jinki dejó de torcer el hilo suelto del dobladillo de su camisa y volvió a mirar a Taeyeon. Ella sonrió ampliamente, su nuevo flequillo café claro cayendo en sus ojos mientras ella lo movía de un tirón.

“Estoy intentándolo Tae” le contestó Jinki, mirando sus ojos  que se habían vuelto delgadas líneas ahora debido a su profunda y emocionada sonrisa.

Tres meses de salir con ella, de sostener sus manos, de besarla y Jinki aún no había superado lo mucho que sus ojos lo hacían quedarse sin aliento. Él alcanzó su mano y la sostuvo mientras caminaban hacia la puerta del frente de su casa.

Taeyeon vivía en una pintoresca pequeña casa que era modesta y aún así muy atractiva con su diseño clásico. Él sabía que su padre había sido el arquitecto que diseñó esa casa y era fácil decir que el talento corría en la sangre de todos en su familia. Es una pena que muriera a una edad temprana debido al cáncer o esas benditas manos suyas que dibujaron esos magníficos planos estarían recaudando millones para su familia. La admiración de ver esta casa casi le hizo olvidar la razón por la que estaba ahí.

Casi, claro.

Taeyeon guió a Jinki a la sala de estar, donde su madre estaba sentada en el sillón leyendo algo. Esperen, ¿no él no estaba invitado a cenar? Jinki no quería ofender, pero ¿ella no debería estar preparando la comida entonces?

“Mamá, este es Jinki oppa. El que has estado deseando ver,” Taeyeon lo presentó a su madre y la mujer sonrió radiantemente igual que su hija. Jinki seguramente comenzó a sudar frio a pesar de la cálida y tranquilizadora sonrisa que recibió. Tuvo que recordarse infinidad de veces que estaba ahí solo para conocer a la familia de su novia, no para pedir su mano en matrimonio y por lo tanto no había razón para que sintiera ganas de huir.

“Es un placer conocerla, Señora Kim. Mi nombre es Lee Jinki,” consiguió decir mientras se inclinaba respetuosamente.

“Lee Jinki, he escuchado mucho acerca de ti. Es grandioso conocerte finalmente,”  le dijo ella. Jinki sabía que esta era su señal para decir algo acerca agradable acerca de la casa o de cómo se veía. Pero todo lo que pudo hacer fue quedarse de pie ahí, siendo tan torpe que debió haber sido físicamente doloroso para que las personas lo miraran.

“Mamá, la cena esta lis-” Jinki escuchó la voz de Kibum decir, solo para detenerse abruptamente cuando vio a Jinki.

“Oh hola, sunbaemin…” Kibum lo dijo lo suficientemente educado, pero había algo afilado en su tono e incluso en su mirada.

“¡Hola Kibum!” le respondió Jinki, aceptando su apariencia. Él se veía a la moda como siempre, lo que Jinki encontró divertido ya que estaba en su propia casa donde estaba permitido que se viera como quisiera verse, sin que le importara mantener su imagen a la moda. La imagen estaba completada por su nuevo cabello, un rubio claro con partes más obscuras sobre sus orejas.

“Umm… Vamos a comer, ¿de acuerdo?” sugirió la señora Kim de pronto para romper el silencio que estaba comenzando a crearse en la sala de estar. Todos los demás aceptaron también y lentamente comenzaron a caminar fuera de la sala de estar, hacia el comedor.

“Solo relájate y se tu mismo. Estarás bien, oppa,” Taeyeon le susurró justo antes de que entraran al comedor. Jinki decidió intentarlo y estar menos nervioso porque no tenía ninguna razón para tener miedo, ¿cierto?

Jinki comenzó lentamente a conversar con la madre de Taeyeon, ya que de alguna manera terminaron hablando acerca de arte y pinturas. Ella habló muy apasionadamente de su amor por las artes clásicas y Jinki descubrió muchas cosas en común con ella, especialmente ya que él estaba estudiando una licenciatura en arte. Kibum introdujo sus propias opiniones a la conversación también, porque él también estaba estudiando arte.

“No veo porqué las personas comprarían pinturas de millones de dólares. Quiero decir, solo va a estar colgando ahí en tu muro y no va a hacer nada.” dijo Taeyeon cuando Jinki le informó a la señora Kim acerca de una pieza que había sido vendida por un millón de dólares en una galería de arte en Seúl. Taeyeon había estado realmente aburrida todo el tiempo debido a que ella era la única estudiante de ciencia en la casa. Ella debía haber heredado su mente científica de su padre.

Kibum jadeo exageradamente ante la declaración de Taeyeon. Jinki solo le dio una mirada incrédula, entendiendo totalmente la reacción de Kibum.

“Tae, tu no simplemente compras una pintura para decorar tu casa. La compras porque te llega al corazón de una manera especial.” le explicó Kibum.

“Si, y cuando encuentras esa pintura que te habla, simplemente te conectas con ella instantáneamente. Uno podría ir muy lejos para mantener las cosas que tocan el corazón cerca de ti. Así que no es de sorprenderse que las personas paguen millones por eso…” añadió Jinki. Él recibió una Mirada de aprobación de Kibum que le hizo sentirse muy orgulloso por alguna extraña razón.

Taeyeon fingió un bostezo. Kibum sacudió la cabeza solemnemente.

“Niña ignorante” dijo Kibum mientras volvía a comer.

“Como sea. Dime, oppa. ¿Qué te parece la comida de Kibum oppa?” le preguntó Taeyeon a Jinki. Jinki quería decir que nunca había probado nada más divino en toda su vida. Era un placer para su paladar muerto que llevaba comiendo comida precocinada por mucho tiempo. Sin embargo, a pesar de su perfección, la comida carecía de una cosa mínima para él. Condimento. Estaba probablemente solo bien para todos  porque a nadie parecía importarle.

“¡Es realmente grandiosa!” dijo Jinki en tono animoso. Taeyeon suspiró decepcionada mientras Kibum le daba una pequeña sonrisa.

“¡Oh, vamos! ¿Enserio? ¿No hay nada malo?” Taeyeon insistió un poco más. Jinki se sintió presionado a decir algo, por ahora incluso la señora Kim lo estaba mirando expectante. ¿Nadie nunca había dicho nada acerca de la comida de Kibum? Jinki se preguntó porqué. Un poco de crítica constructiva siempre es para mejor, ¿cierto?

“Bueno, tal vez soy solo yo. No lo sé realmente. Pero puede ser que la comida necesite solo un poco más de… ¿condimento?”

La señora Kim dejó de comer para mostrarle a Jinki una expresión asombrada. Taeyeon estaba riendo disimuladamente detrás de sus manos. Antes de que Jinki tuviera oportunidad de mirar a Kibum, lo distrajeron las palabras de la señora Kim.

“Oh Dios mío, Taeyeon no le dijiste, ¿o sí?” le preguntó con seriedad, pero pronto apareció una sonrisa traviesa en su rostro. Jinki juró que aquella mujer podría parecer haber envejecido pero ella realmente era como una niña en el interior.

Taeyeon negó con la cabeza, aún riendo. ¿Qué estaba ocurriendo? Jinki se sentía fuera de lugar porque esto era obviamente una broma privada o algo.

“¿Entonces crees que a mi comida le hace falta condimento? ¿Podrías definir que es suficiente condimento?” la pregunta de Kibum era bastante normal pero su tono, su amenazador tono frío, era diferente a cualquier otra cosa que Jinki hubiese escuchado jamás. Jinki volteó a mirar a Kibum, quien era la imagen del autocontrol mientras se veía como si quisiera atacar súbitamente a Jinki y rasgarlo en pedazos, pero se retenía a sí mismo de hacerlo.

Jinki vio porque nadie jamás comentaba acerca de su comida. Su forma de cocinar debía ser un área de discusión peligrosa.

“Yo… Yo… La comida estaba grandiosa, enserio, pero sería mucho mejor con la sazón correcta. Es solo una crítica constructiva, Kibum,” Jinki intentó salvar la situación. Las mujeres en la mesa obviamente estaban disfrutando esto, tal vez demasiado en realidad.

“¿Sazón correcta?” la voz de Kibum se elevó a un tono más alto.

“Quiero decir… Que no sale r- “

“Me gustaría verte pasar horas en la cocina para preparar algo que fuera la mitad de decente que esto, Jinki sunbaenim” Kibum gritaba más que hablar, antes de continuar en dirección a las otras dos, “¡Y ustedes dos, es suficiente!”

“Dios, Kibum. Solo dije que necesita un poco más de condimento. No tienes que enojarte conmigo…” dijo Jinki, las palabras saliendo de su boca inconscientemente. Si Taeyeon y la señora Kim estaban conteniendo la risa antes, bueno ahora ellas la estaban dejando salir sin reservas.

“¿Qué. Acabas. De. Decir?” Kibum marcó cada palabra, su mirada ahora era una mirada asesina. Jinki, extrañamente, no lo encontró tenebroso. Un poco adorable, tal vez, la forma en que se exaltaba por una cosa tan pequeña como lo haría un niño. Era obvio que nadie había llevado a Kibum a este nivel de hostilidad, como sugerían las risas de Taeyeon y la señora Kim.  

“Oh Dios mío, ustedes dos parecen una pareja casada peleando por una cosa tan estúpida,” dijo Taeyeon entre respiraciones y risas. La señora Kim, a apenas estaba comenzando a tranquilizarse, asintió con la cabeza. Jinki sonrió ante eso. Él había adivinado que la discusión sonaba como algo que pasaría entre parejas casadas, especialmente cuando la esposa no siente que su marido aprecie sus esfuerzos.

“Yeobo… no te enojes. Solo quería ayudarte a mejorar tus habilidades,” dijo Jinki, siguiéndoles la corriente. Kibum se sonrojó, mirándolo con los ojos totalmente abiertos. Él gritó amenazas a su hermana y su madre quienes ahora estaban riendo como locas una vez más.

Y así fue como la broma de que Kibum y Jinki eran una pareja casada comenzó. Taeyeon hizo su responsabilidad personal burlarse de Kibum con eso cuando fuera posible. Después de todo, era solo por diversión. Así que Jinki le permitió hacerlo y para ser honesto, a Jinki realmente no le importaba. Molestar a Kibum estaba resultando ser su propio pasatiempo también.

~~~~~

“Vamos, Kibum. Eres el hombre de la casa. Se supone que deberías estar haciendo todas las tareas varoniles,” gritó Jinki desde afuera de la habitación de Kibum. Él solo escuchó una respuesta apagada detrás de la puerta antes de que se abriera para revelar a un muy molesto Kibum.

“¡Bien! ¡Si eso hace que te calles!” gruñó mientras empujaba a Jinki al pasar hacia las escaleras. Jinki sonrió victoriosamente.

Habían pasado seis meses desde que ella se había ido. Jinki debía admitir que a pesar del gran vacío que su ausencia había dejado en la vida de todos, todos finalmente estaban encontrando formas de hacer frente al hecho de que se había ido. La madre de Taeyeon finalmente era capaz de sonreír un poco más honestamente cuando saludaba a las personas ahora a comparación de lo forzado que había sido antes. Kibum, bueno él estaba lidiando con eso a su manera. Nunca hablaba de ella con nadie más que con Jinki. Jinki descubrió que Kibum finalmente estaba comenzando a socializar con las personas de nuevo, debía estar mejorando también.

Entonces, ¿qué pasaba con Jinki? ¿Cómo estaba enfrentándolo él?

Honestamente, no lo sabía. Pero pasar tiempo con Kibum siempre le dejaba sintiendo mejor que cuando estaba lejos de él (cuando los recuerdos de Taeyeon algunas veces se volvían imposibles de soportar). En cierta forma, podrían decir que Kibum era el remedio que estaba curando su alma desgarrada un poco cada día.

“¡En serio Jinki, no entiendo porque tienes que ser una bola de energía en una mañana de Domingo!” se quejó Kibum por centésima vez ese día. Aún estaba molesto por ser despertado temprano en una mañana de domingo para cortar el césped. Jinki no sabía porque sentía que era tan importante tener el jardín delantero de los Kim en orden de cualquier forma. Había estado molestándolo por un tiempo. Así que había pensado porque no hacer que Kibum lo hiciera. Lo habría hecho por si mismo pero sentía que era necesario molestar a Kibum, simplemente porque disfrutaba ver al otro tan exaltado.

“¡Quita esa sonrisa Lee, antes de que te pase encima con esta podadora!” dijo amenazantemente Kibum, encendiendo la máquina. Jinki fingió inocencia al ser regañado.

“No estoy sonriendo. Solo estoy orgulloso de ver que he levantado al perezoso Kibum en una mañana de Domingo…” dijo Jinki, riendo disimuladamente. Estaba definitivamente buscando problemas con Kibum. Y por supuesto, recibió lo que estaba pidiendo.

Jinki trastabilló hacia atrás, agarrándose la frente mientras que la escoba que lanzó Kibum hacía él caía al piso tras haber completado su trabajo de herir a Jinki.

“Uggghhh… ¡Desearía que Taeyeon siguiera aquí para aguantar tus tonterías!” dijo Kibum, sin ni una pizca de dolor ante cualquier mención de su hermana. No había lugar para ello. Los recuerdos de Taeyeon completaban sus vidas y eran tolerables solo mientras Jinki y Kibum estuviesen hablando de ella juntos. 

“Ella me encontraría muy adorable, ¡gracias!” le gritó Jinki odiosamente. Esta vez, él esquivó la manguera voladora expertamente.

“¡Toma la escoba y comienza a barrer, Lee!” le gritó Kibum. Jinki no dejó de sonreír ni siquiera cuando estaba barriendo las hojas secas detrás de Kibum. Sin embargo, todos sus esfuerzos fueron inútiles cuando Jinki y Kibum comenzaron una guerra de hojas secas más tarde.

Agotados y, sin embargo, llenos de energía, Jinki y Kibum guardaron las herramientas que usaron de vuelta en el garaje cuando terminaron sus tareas esa tarde. Jinki acomodó la escoba en el armario de herramientas y fue a ayudar a Kibum a guardar la podadora. Requirió un poco de esfuerzo ponerla en su pequeño lugar junto a la mesa de trabajo.

“Apoya la espalda en ella, Lee…” dijo Kibum mientras usaba toda su fuerza para empujar la podadora en su lugar. Jinki hizo exactamente lo que le dijo, y finalmente la podadora se movió la última pulgada hacia su lugar. Pero en el proceso, Jinki accidentalmente también empujó la mesa de trabajo hacia atrás, causando que unas cuantas cosas se cayeran. Él aterrizó en su trasero y su frente esquivó la esquina de la mesa por unos centímetros.

“Tsk… tsk… tsk…” dijo Kibum condescendientemente, con los brazos cruzados.

Él ni siquiera se molestó en ayudar a Jinki a levantarse, y fue a recoger las cosas que se cayeron. Jinki estaba acostumbrado a esto, así que se levantó por sí mismo y fue a acomodar la mesa. El cajón de la mesa estaba entreabierto y algo en su interior atrajo su mirada.

Jinki tomó el objeto naranja. Era un cisne de origami. Estaba perfectamente doblado, con cada esquina doblada en ángulos exactos y cada dobles se veía perfecto.

Jinki recordó que Taeyeon siempre había sido muy meticulosa con sus piezas de origami.

Kibum se paró atrás de él y echo un vistazo a lo que estaba sosteniendo. Su rostro se iluminó cuando vio la pieza de papel naranja. Él maniobró alrededor de Jinki para tener más acceso al cajón en donde había docenas de objetos de papel doblado colorido. Kibum tomó una por una con admiración pura, su rostro solo volviéndose más brillante con cada una.

Un sapo de color rosa en particular llamó la atención de Jinki de nuevo. Él empujó la mano de Kibum a un lado para tomarla. Kibum dejó lo que había estado hacienda para mirar a Jinki.

“¿Por qué tomaste esa?” preguntó con interés. Jinki miró a Kibum por un momento antes de volver su mirada a la pieza de papel rosa que era la única imperfecta entre el resto. Pero aún parecía muy linda, más linda que las que eran perfectas.

Jinki le dijo a Kibum exactamente eso. Kibum le sonrió con calidez. Jinki amaba esa sonrisa. Le hacía sentir completo en el interior por alguna extraña razón.

“Yo hice esa. Taeyeon me mostró cómo hacerlo la primera vez cuando hice esta. Es gracioso que escogieras esa,” dijo Kibum.

Jinki miró el sapo rosa en su mano. Lo descubrió ya que Kibum no era tan bueno como Taeyeon con el origami. Él no sabía que le había hecho tomarlo pero estaba feliz de haberlo hecho. Estaba sosteniendo en sus manos algo en lo que Kibum había vertido su corazón al hacerlo. Miró de nuevo a Kibum, sintiéndose muy contento.

Jinki notó que él y Kibum estaban parados convenientemente cerca el uno del otro, con Kibum estando ligeramente frente a él, así que Jinki estaba mirando el escritorio sobre su hombre. Sus ojos se encontraron y algo se encendió entre ellos. Jinki no tuvo que pensarlo dos veces antes de inclinarse y capturar los labios del otro.

Fue lento al principio; su beso. Sus labios se encontraron brevemente antes de que ambos retrocedieran  ligeramente para ver a los ojos del otro, como si juzgaran lo que el otro estaba pensando. Cuando ninguno vio alguna razón para contenerse, se acercaron de nuevo para que sus labios se encontraran por un periodo más largo. La mano de Jinki se movió por sí misma para alcanzar a Kibum (después de colocar el origami en la mesa, por supuesto) y  sostuvo su rostro en su lugar en la torpe posición del beso. Aunque no había nada de torpe en el beso en sí, ya que sus labios se movían en perfecta armonía como si lo hubiesen estado haciendo por años.

La mente de Jinki se despejó de cualquier cosa y se llenó únicamente con Kibum. Como se sentía bajo sus dedos, como sabía su boca, como hacía dulces sonidos de placer. Jinki necesitaba más de él.

Jinki guió a Kibum para que se girara completamente y fuera capaz de besarlo mejor. El beso se intensificó cuando Kibum le permitió la entrada a la lengua de Jinki. Las manos recorrían el cuerpo del otro mientras sus lenguas hicieron nuevos descubrimientos en la boca del otro con cada golpe, cada lamida, cada mordida.

“Ouch,” se quejó Kibum, distrayendo momentáneamente a Jinki. Jinki estaba intentando hacer que Kibum se sentara en la mesa para que pudiera empujarlo hacia atrás con toda la fuerza que quería sin preocuparse porque Kibum se cayera. En toda su concentración de hacer eso, accidentalmente mordió los labios de Kibum, lo que causó que él se quejara.

“L-lo siento,” tartamudeó Jinki, acogiendo la apariencia desalineada de Kibum que era obra suya. Los labios rojos y brillantes que se volvieron así por culpa de los suyos, su respiración forzada por su acalorado intercambio y su cabello revuelto porque los dedos de Jinki lo revolvieron sin contenerse.

“Bésame, Jinki…” le ordenó Kibum y Jinki no necesitó que se lo dijeran dos veces. Jinki se precipitó hacia adelante de Nuevo para reclamar los botones rosados con más fuerza esta vez, liberando todos los deseos de su corazón en el otro. Más cosas se cayeron. La mesa en si se deslizó unos centímetros hacia atrás por la cantidad de fuerza que Jinki estaba usando. Pero nada podía impedirles hacer eso. Jinki se sentía como si se hubiese estado conteniendo por demasiado tiempo, aunque solo ahora estaba descubriendo su ardiente deseo por Kibum.

Los dedos de Jinki trabajaron torpemente al desabotonar la camisa de Kibum, lo cual era comprensible ya que la lengua de Kibum mantenía su mente ocupada con la atención que daba dentro de su boca. Se separaron, sus pechos agitándose desesperadamente por oxígeno. Incluso el oxígeno no era razón suficiente para que Jinki mantuviera sus labios lejos del otro, así que continuó colocando besos con la boca abierta por todo el cuello de Kibum hasta su cuello ahora expuesto. Kibum estaba demasiado dispuesto a permitir que Jinki hiciera esto, así que incline su cabeza para exponer más piel y enredó sus dedos en el cabello de Jinki, aplicando presión en su cuero cabelludo que envió placer a través de todo el cuerpo de Jinki.

“Ah…” gimió Kibum sin contenerse cuando Jinki encontró uno de sus puntos sensibles. Jinki era adicto al sonido de su voz, así que tocó ese lugar de nuevo. Lamió y mordió cada parte de esa piel solo para sacar ese sensual sonido del otro. Era la única cosa que quería escuchar decir a esa sexy voz.

“Gime mi nombre, Kibum…” dijo Jinki antes de volver a succionar el cuello del anterior.

“Ngaah… J-Jinki…,” el sonido fue directamente a su entrepierna mientras que su miembro que no había recibido atención hasta ahora, repentinamente revivía con renovado vigor.

Jinki detuvo sus atenciones, finalmente dándose cuenta completamente de lo que estaban haciendo. Su mente le dijo que se estaba moviendo demasiado rápido, pero no podía evitarlo. No cuando Kibum estaba esperando que continuara, medio desnudo, sus ojos vidriosos por el placer. Jinki no se había dado cuenta lo mucho que había estado ansiando tocar al otro pero ahora que lo había probado simplemente no podía darse la vuelta. Kibum estaba abrumando sus sentidos pero Jinki no lo habría querido de otra forma.

“Kibum…” Jinki detuvo las cosas un poco al volver a besarlo lentamente, con cortos descansos para regresar su respiración a la normalidad. Sus manos se deslizaron a sus costados y se detuvieron en sus hombres, tomando ambos lados del Delgado cuello de Kibum.

“¿Qué pasa?” preguntó Kibum con sus manos en el pecho cubierto de Jinki:

“Te quiero,” dijo Jinki, diciendo todo lo que quería que el otro supiera con solo esas palabras. Kibum se hizo hacia adelante para succionar suavemente el labio inferior de Jinki.

“Entonces, tómame…” susurró en los labios de Jinki.  

Jinki se regocijó internamente mientras mantenía la compostura por fuera. Ayudó a Kibum a ponerse la camisa de nuevo holgadamente para que hicieran un viaje corto de vuelta a la casa desde el garaje. Jinki estaba feliz de que la madre de Kibum escogiera ese domingo para visitar a su hermano, porque las cosas que quería hacerle a Kibum dudaba que hubiesen pasado desapercibidas si hubiera habido personas en la casa.

Jinki dejó que Kibum lo arrastrara por el césped hacia la casa, y no se detuvo una vez que entraron. Kibum jaló a Jinki escaleras arriba, directo hacia su habitación. Jinki sintió una sutil punzada de culpa apuñalar su corazón mientras pasaban apresuradamente la habitación de Taeyeon. Pero estaba demasiado perdido con la sensación de Kibum en sus brazos así que ignoró la culpa. Al menos por ahora.

La camisa de Kibum se cayó tan pronto como entraron a su habitación. Él se encargó de empujar a Jinki a la cama y trepar sobre él. Jinki dejó que Kibum lo desvistiera salvajemente porque, con toda honestidad, lo encontraba demasiado sexy para no sentarse y observar el lado animal de Kibum.

Se besaron un poco más mientras Kibum jugaba con los pantalones de Jinki un poco. Cuando finalmente se separaron y el aire frío golpeó la parte más privada de Jinki, finalmente cayó en cuenta que estaban a punto de hacerlo.

Estaba a punto de tener sexo con Kibum.

Kibum se movió hacia abajo hasta que estaba frente al miembro de Jinki. Jinki se apoyó en su codo para mirar al otro. Por primera vez desde que comenzaron, Kibum miró a Jinki con nerviosismo en sus ojos.

“Yo… No sé cómo hacer esto…” dijo, sonrojándose. Por supuesto, él no lo sabía. Esta era la primera vez estando con un hombre para ambos. Jinki tenía algo de conocimiento en sexo gay gracias a la perversión de su mejor amigo. Pero Kibum, por otra parte, era completamente inexperto. Jinki no esperaba que él supiera todas esas cosas naturalmente como uno sabría cuando esta con alguien del sexo opuesto.

“Está bien. No tenemos que hacer nada si te sientes incóm-" las palabras de Jinki fueron interrumpidas por los dedos de Kibum que envolvieron su extensión. La cálida sensación rodeando su miembro antes frío envió a Jinki a un mundo completamente nuevo. Este sentimiento solo se multiplicó diez veces cuando Kibum comenzó a acariciarlo suavemente.

“Dije que no sabía cómo hacerlo, no que me sintiera incómodo haciéndolo. Quiero esto, Jinki. Por ti…” Y con esto Kibum metió a Jinki a su boca, experimentalmente al principio.

Jinki cayó en seco en su espalda, el placer cegándolo mientras ponía los ojos en blanco. Kibum lo metió a su boca una y otra vez, yendo más profundo cada vez y hacienda magia con las acciones inseguras de su lengua. Jinki quería verlo desesperadamente. Ver al otro metiendo su miembro a su la boca. Quería crear un recuerdo de como se veía cuando lo hacía, pero era difícil mantener los ojos abiertos porque realmente Jinki era tan inexperto en cualquier tipo de sexo como Kibum lo era en el sexo gay.

Sin embargo, Jinki se forzó a si mismo a mirar a su amante, reprimiendo un vergonzoso gruñido de placer que amenazaba con rasgar su garganta

La vista casi lo hizo alcanzar el clímax. Los ojos de Kibum estaban cerrados mientras bajaba por el miembro de Jinki una y otra vez, como si estuviera disfrutándolo. Tenía a Jinki a punto de explotar.

“K-Kibum, détente…” consiguió decir sin aliento. Jinki rodeo el cuello del otro con las manos e hizo que sus labios se encontraran una vez más en una abrazadora batalla de lenguas. Jinki podía sentir su sabor en la boca de Kibum y lo encendió sin límite.

Jinki los volteó e hizo un rápido trabajo al deshacerse de los pantalones de Kibum. Estaba planeando regresarle el favor a Kibum pero aparentemente él tenía ideas diferentes.

“Ni te molestes. Te necesito, Jinki. Solo hazlo,” dijo Kibum, casi rogándole. A Jinki no le gustaba hacer que el otro rogara de esa forma pero una parte sádica en él disfrutaba causar ese tipo de reacción en el otro.

Pero Jinki no podía solo ‘hacerlo’. Él sabía lo suficiente para entender que él terminaría hiriendo a Kibum terriblemente. Él quería que esto se sintiera bien para ambos, para que compartieran esta experiencia intima y solo sintieran placer. Y para que eso fuera posible, Jinki tendría que preparar a Kibum.

Jinki no tenía ni la más remota idea de que hacer. Sabía lo que venía primero; lubricante. Sabía lo que venía al último; bueno, sexo. Él solo tenía que descubrir el resto del camino con el poco conocimiento que tenía. Se quitó de encima de Kibum para buscar algo con forma de lubricante.

“¿Qué estas hacienda?” preguntó Kibum con curiosidad. Jinki intentó ignorar la mirada del otro en su cuerpo desnudo mientras repentinamente se sentía muy auto consiente. Estaba agradecido cuando se encontró con una botella de aceite de bebé en tocador siempre limpio de Kibum. Regresó con la botella hacia Kibum que estaba en la cama. Kibum miró la botella una vez y la comprensión se estableció en su mente.

“Oh…” fue su corta respuesta mientras sus mejillas se volvían rojas. Jinki sonrió alentadoramente al otro. Encontraba esa reacción increíblemente adorable.

Jinki se colocó sobre Kibum con un brazo arriostrados a su lado para hacer palanca. Cubrió sus dedos con una abundante cantidad de aceite mientras Kibum lo miraba nerviosamente hacerlo con el rabillo del ojo. Jinki se incline hacia adelante y besó la mejilla que estaba expuesta a él, trayendo la atención de Kibum de vuelta a él.

“No te voy a mentir. Esto dolerá, Kibum,” dijo Jinki con honestidad porque pensó que sería mejor estar preparado para lo peor que tener dulces promesas que solo terminarían haciendo el dolor mucho más horrible.

“Wow, que grandiosa manera de tranquilizar a tu amante. ¡Se supone que digas que todo estará bien, idiota!” consiguió decir Kibum a pesar de su estado nervioso.

“Mi amante. Me gusta el sonido de eso…” admitió Jinki, hacienda que Kibum se sonrojara incluso más.

Jinki movió sus manos más abajo, hacia la entrada de Kibum. Kibum abrió las piernas más sin que se lo dijeran, dejando que Jinki se colocara más cómodamente entre sus piernas. La nueva posición permitía que sus miembros se encontraran con una maravillosa fricción. Kibum se distrajo temporalmente por esto y Jinki tomó esta oportunidad para deslizar un dedo bien lubricado en la entrada de Kibum.

Kibum siseó mientras apretaba el dedo de Jinki así como sus hombres, sus uñas se clavaron en la piel de Jinki. Era doloroso pero sabía que no podía ser tan doloroso como lo que Kibum debería estar sintiendo. Jinki le dio tiempo para que se ajustara a la intrusión antes de que comenzara a mover ese único dígito en el canal inutilizado.

Jinki estaba ardiendo con anticipación para el momento en el que tenía dos dedos dentro de Kibum. Pero aún tenía presente el dolor de Kibum. Kibum no hizo sonidos ni de dolor ni de placer, solo apretaba los ojos mostrando cualquier clase de malestar.

“Jinki, duele…” sollozó Kibum débilmente en el hombro de Jinki cuando él consiguió poner el cuarto dedo dentro, solo para asegurarse. Jinki se sintió terrible pero sabía que continuar si quería mostrarle a Kibum el placer real.

Jinki tomó los labios de Kibum entre los suyos para distraerlo. No parecía estar funcionando porque Kibum solo parecía mostrarle lo mucho que le dolía mordiendo repetidamente los labios de Jinki más que olvidarse del dolor.

Eventualmente, Kibum se relajó. Y cuando lo hizo, Jinki asumió que el dolor ahora había dado paso al placer. Sus suposiciones se comprobaron cuando Kibum comenzó a mover las caderas ligeramente para encontrarse con los dedos de Jinki. Los movimientos también causaron que sus miembros se frotaran más rápido, aumentando el placer.

“¿Está bien ahora?” preguntó Jinki inseguro, removiendo sus dedos de la entrada de Kibum. Kibum lo miró con incertidumbre que hizo que Jinki se sintiera inseguro.

“¿Estamos- estamos haciendo lo correcto, Jinki?” preguntó Kibum, respirando pesadamente aún. Las lágrimas brillaron en la orilla de sus ojos y Jinki podía decir que estaban saliendo por una razón completamente diferente ahora.

Culpa. Incertidumbre. Las cosas que Jinki estaba sintiendo también.

“No lo sé, Kibum. Todo lo que sé es que te necesito. Aquí y ahora,” dijo Jinki con sinceridad. Kibum colocó una mano en la mejilla de Jinki y levantó su cabeza para alcanzar sus labios. Compartieron un breve y dulce beso.

“Eso se siente muy bien, ¿cierto?” preguntó Kibum, refiriéndose al beso. Ahora que Jinki pensaba al respecto, nunca pasó por su mente que lo que estaban haciendo estuviera mal. Se sentía inseguro, sí, pero no sentía que esto estuviera francamente mal. De hecho, era posible que en realidad sintiera que esta era la forma en que las cosas debían de ser en primer lugar.

“Sí, Kibum. Muy bien…” dijo Jinki y Kibum sonrió. Tragó saliva una vez mientras una lágrima escapaba de su ojo. Jinki se estiró y la limpio.

“Hazlo, Jinki,” dijo Kibum resueltamente. Jinki se posicionó en la entrada de Kibum. Miró a Kibum mientras más lágrimas escapaban de sus ojos. Determinado a detener esas lágrimas de culpa, Jinki se introdujo de una vez.

La boca de Kibum se abrió en agonía. Sus manos que habían estado yaciendo inútilmente en la cama,  se aferraron a los bíceps de Jinki. Más lágrimas escaparon de sus ojos al ser cerrados fuertemente. Después de unos minutos de estar quieto en el interior de Kibum, Jinki finalmente no pudo soportar el calor. Tenía que tener fricción o iba a morir esperando. Y entonces se hizo hacia atrás completamente antes de cabalgar dentro de Kibum de nuevo.

“Otra vez. Hazlo otra vez…” exclamó Kibum. Jinki no había esperado que se ajustara tan pronto pero no iba a quejarse. Así que Jinki repitió sus acciones, sintiendo el corazón de Kibum comenzar un nuevo tipo de fuego en él. A medida que sus cuerpos comenzaban a moverse como uno y mientras Kibum comenzaba a derramar hermosos maullidos de puro placer, Jinki por una vez sintió que estaba donde pertenecía.

Jinki estaba en casa.

Justo ahí con Kibum, llenandolo una y otra vez solo para escucharlo gritar de placer. No eran solo sus cuerpos los que estaban fusionados ahora. No, porque eso era solo temporal. Terminaría una vez que ambos alcanzaran la cima de sus necesidades sexuales. Las almas de Jinki y Kibum ahora se fusionaban en una. Ellas habían estado bailando alrededor de la otra por mucho tiempo, sin nunca tener la oportunidad de unirse. Pero ahora que estaba ocurriendo, la asombrosa fuerza era demasiado asombrosa de ver.

A medida que se acercaban al final, las cosas comenzaron a ser más forzadas. Ellos eran impulsados por sus abrumadoras necesidades de descargarse, lo que les hizo olvidar el mundo. Los gritos de Kibum eran tan altos que Jinki ni siquiera podía escuchar su propia respiración. Lo amaba. Amaba la voz del otro. Amaba su rostro, su cuerpo. Amaba la arruga en la esquina de su ojo cuando sonreía cálidamente. Amaba esa risa ruidosa que tenía que siempre desaparecía la tristeza de cada rincón de su corazón.

Jinki amaba a Kibum.

“¡Jinki!” Kibum medio gimió, medio gritó mientras se corría entre sus estómagos. No mucho después, Jinki se corrió también, llenando a Kibum con su líquido sin haber tenido ninguna restricción de salir antes de correrse.

Jinki besó a Kibum fervientemente mientras lentamente bajaban de sus orgasmos. Era el remedio perfecto para el fuego que Kibum había encendido. Por supuesto, solo Kibum podía ser la cura para él mismo. Kibum repentinamente se interesó mucho en trazar los rasgos de Jinki con sus dedos.

“¿Qué me has hecho, Lee Jinki?” preguntó Kibum retóricamente, aún luchando por recuperar el aliento. Él miró a Jinki con sus ojos café obscuro dilatados. El aliento de Jinki se atoró en su garganta ante la fascinante vista. Él sintió un déjà vu al mirar al otro.

“Tienes sus ojos…” Jinki escuchó las palabras dejar su boca en un susurro. No había querido decirlas en voz alta pero lo había dicho de todas formas como si su boca tuviese su propiamente.

La expresión de Kibum cambió. La mirada vidriosa en sus ojos comenzaban a ser empañado por la indiferencia. Sus dedos se detuvieron en el rostro de Jinki y finalmente se movieron a su hombro, donde lo empujó suavemente. Jinki frunció el ceño confundido. ¿Por qué Kibum estaba retirándose así repentinamente?

“Vete, Jinki,” dijo Kibum, mirando a un lado hacia la ventana.

“¿K-Kibum?” preguntó Jinki inseguro. No entendía la repentina frialdad que el otro estaba mostrando. Solo unos momentos antes, él había estado queriendo sostener a Jinki más cerca mientras hacían el amor. Pero ahora estaba apartando a Jinki.

“Puedes pretender que soy ella todo lo que quieras pero nunca lo seré, Jinki. No soy yo a quien quieres, es obvio,” dijo Kibum, ahora volteándose completamente a un lado bajo Jinki, escondiendo su rostro de él en el proceso.

Jinki estaba impactado. Finalmente se daba cuenta del significado que sus palabras podían haber tenido en Kibum. Lamentó decir algo en absoluto, porque en realidad no había tenido la intención de decir eso.

“Kibum, no quise decir eso. Yo-”

“Déjame solo Jinki. Por favor…” rogó Kibum y Jinki vio lágrimas frescas rodar por el Puente de su nariz hacia la almohada:

“Kibum, yo l-,” comenzó Jinki, intentando arreglar el problema detrás de su propia boca.

“¡Déjame solo, maldita sea! No soy el sustituto de mi hermana. Y si eso es todo lo que soy para ti, entonces lo siento. No puedo hacerlo. Ya tuviste lo que querías, me acosté contigo. ¡Ahora por favor déjame solo con el poco auto respeto que tengo para mí!” le gritó Kibum, empujando rudamente a Jinki mientras bajaba de la cama. Tomó algo de su ropa y se cubrió un poco antes de salir corriendo por la puerta.

Jinki lo miró sin hablar. Cada palabra que Kibum había dicho había clavado una daga en su corazón. Jinki tenía miles de cosas que decirle al otro para probar que sus acusaciones estaban equivocadas pero su voz falló mientras veía a Kibum colapsar frente a él. Era muy tarde ahora.

Demasiado tarde para decirle a Kibum que era a él a quien Jinki quería.

Notas finales:

Quiero llorar... Este fic siempre me deja así *sniff sniff*


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