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Demonios por knaxzerim

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Notas del fanfic:

Son casi cinco años desde que inice la publicación de esta historia, con sus altas y sus bajas, sus faltas de ortografia y las inconsitencias en la narrativa, lo lamento, si es que te resuta incongruente, y sin embargo creo que vale la pena dejar las cosas como estan, el final esta cerca, si es que deseas darle una oportunidad, 

"Disclaimer" Yugioh, no nos pertenece, solo utilizamos los personajes en una historia alternativa que no nos proporciona ningun beneficio economico.

Notas del capitulo:

kana.- para empezar, reiteramos en la categoria de la trajedia, jeje creo que las situaciones alegres nos gustan pero no son dificiles de trabajar

zerim.- contrario a los dramas, son mas retadores aunque no tengan tanto publico 

kana.- bueno, otra caracteristica muy marcada en nosotras es que contamos una historia dentro de otra, y es el caso de este proyecto, asi que si tienen alguna sugerencia para la historia alternativa, no duden en opinar 

zerim.- bueno despues de tantos preparativos, creo que es todo, oh si, este primer capitulo fue beteado por Fabis, alias Agatha en esta pagina, hace unos ayeres que no publica, pero los que tuvimos el honor de leerla la extrañamos. 

“…En una extraña cueva oscura, las siluetas de dos seres reflejaban tenuemente la luz de la fogata recién encendida; uno de ellos de cuerpo delgado y pecho plano, con ojos color carmesí, portaba sobre su cuerpo una extraña vestimenta, un pantalón de tela negra que húmedo se amoldaba a sus perfectos muslos; una camisa de color azul oscura y un amuleto colgado al cuello, su cabello resbalaba sobre su cuello en mechones y un extraño fleco rubio le hacía difícil poder ver claramente. La otra figura era de aspecto más delicado, se cubría el cuerpo con un abrigo color café oscuro, su cabello negro se encontraba húmedo y aglomerado en mechones sobre su rostro, temblaba, sus ojos de color violeta miraban a la nada.

—Beatriz, ¿en verdad quieres seguir con esto?

Preguntó inquisitivamente el chico  frente a ella, se encontraba preocupado a juzgar por el tono de voz que empleó al llamar a la chica, ella simplemente asintió y dedicó una sonrisa al chico frente a ella, él trató de devolverla a pesar de que lo visto no fue del todo bueno.

—Pase lo que pase estaré a tu lado, Beatriz.

Se acercó a ella y sin más, la acurrucó en sus brazos, estaban cansados, había sido un viaje peligroso, pero después de todo no podían hacer nada más, ambos cerraron los ojos y se dejaron llevar por los suaves sonidos del agua que corría no muy  lejos de dónde se encontraban. Esa gruta que les había servido de escondite de todos los que los quisieran separar.         

No supieron cuanto tiempo pasó, pero de pronto fueron despertados por el sonido abrupto de pasos que se acercaban, el chico acurrucó a la jovencita entre sus brazos, pasara lo que pasara no la dejaría sola; escondidos como estaban pronto los pasos dieron con ellos, la antorcha iluminaba tenuemente las rocas.

—Es…

—No digas nada Beatriz, no te podrán hacer nada si estoy a tu lado.

Guardaron su posición original, hechos un ovillo cerca del riachuelo que habían seguido para evitar dejar huellas, de pronto aquella persona frente a ellos se dio cuenta de un peculiar aroma, madera quemada.

—Estoy aquí, soy Yamiel, no se escondan más.

— ¡Yamiel!, hermano, nos asustaste.

—Atem, perdona, es sólo que anoche no pude darles encuentro.

—No te preocupes.

—Tengo información, sus padres la buscan, están enfadados y han dado la orden de asesinarla en cuanto alguien  la reconozca. En cuanto a ti: te quieren de decoración en el salón principal del  castillo, los de la orden me han enviado a matarte.

—Sólo déjame ponerla a salvo y yo mismo me entregaré.

— ¡No seas idiota!; ¿Qué ganarás si te mato o la abandonas?

—Pero de qué te servirá a ti el hecho de no cumplir con la misión que te han asignado, ¡Yamiel, te mataran!

La chica, había mirado todo en silencio, se sentía culpable, después de todo Atem la había sacado de su casa para ponerla a salvo.

—Yo. —Dijo, pero no fue escuchada.

Los chicos estaban concentrados en una acalorada discusión, Beatriz aun cohibida comenzaba a levantarse, el abrigo que hasta entonces le había estado cubriendo el cuerpo resbaló mostrando una delicada prenda de dormir, una camisón de seda casi transparente que cubría un ligero fondo de color azul cielo, sus pies desnudos se encontraban tintados de color azul, quizá por la fría atmosfera que cubría la gruta.

—Yo…—Volvió a repetir con su tímido tono de voz,  nuevamente no pudo ser escuchada.

— ¡Yamiel, por dios!

— ¡Cállate Atem, sé perfectamente lo que hago!

— ¡No lo parece!

—Yo…

— ¿Con qué derecho piensas que puedes disponer de tu vida?

—Con el mismo que dispones tú.

— ¡Cállense los dos!

Beatriz había hecho su presencia al fin, ambos le miraron extrañados y un poco asustados, ella no mostraba su presencia por medio de gritos.

—Beatriz.

—No quiero. Yo realmente no quiero que ninguno de los dos muera, si ese es el precio que he de pagar, no quiero pagarlo. Atem te amo, no puedo vivir si no estás a mi lado. Yamiel eres el hermano de Atem, no puedes renunciar a tu vida así como así y menos si es por mi culpa, ustedes sólo se tienen el uno al otro, ¡ninguno debe morir por mi causa!

Sus ojos se llenaron de lágrimas y no aguantaron más antes de dejarlas desbordar, Atem se acercó a ella y la abrazó protectoramente, Yamiel sólo desvió un poco la mirada, en verdad que esa chica merecía el amor de su hermano.”

 

Terminó de digitar sus ideas en la pantalla, en realidad no imaginaba gran cosa, los textos parecían ser simples recuerdos de la chica que inundaba sus pensamientos día tras día. Beatriz, la mujer que siete años atrás vio morir en sus brazos y su corazón con ella.

—Yami, deberías ponerme un poco de atención. 

— ¿Seto?; lo siento, en verdad estaba concentrado y no me di cuenta cuando entraste.

— ¿Me dejas ver?

—Supongo, en realidad no tengo nada que ocultarle a mi editor.

— ¿Beatriz?,  ¿De nuevo?

—Es debido al pasado, supongo.

—No tienes que explicarme nada, después de todo es gracias a ella que tus libros son tan populares.

— ¿De qué me sirve si no puedo salir de mi propia casa?

—No te pongas así, el juez ha pensado dictar una suspensión a tu sentencia, has demostrado ser una persona de bien, después de todo, no fue culpa tuya.

—Creo que tienes razón. 

Esa tarde irían al juzgado y se dictaría sentencia al joven Yami Atem, un chico de apenas veintidós años cumplidos, quien sentenciado a prisión desde los dieciséis, se dedicó a dar a conocer al mundo, las batallas que lidiaba día con día entre su conciencia y los demonios de la culpa que le acechaban cada noche.

—Lo que pasó no tiene importancia ahora, después de todo, es gracias  a las influencias de tu abuelo que no te encerraron como a los criminales comunes, y sólo te dejaron en arraigo domiciliario.

—A final de cuentas, la jaula sigue siendo jaula.

—Dime; ¿qué piensas hacer ahora que ya no tienes que estar encerrado en este sitio?

—Kaiba, siempre insistes en hacerme preguntas difíciles.

—Tienes razón, discúlpame.

—Vamos, se nos hace tarde.

Salieron al mismo tiempo de la mansión, el chico de cabellos tricolor portaba en su tobillo un delgado brazalete que parpadeaba con una luz roja e intermitente, una vez cada dos segundos, dado su oficio de escritor solía referirse a ese aparato como: “mi grillete moderno”. Seto Kaiba, su editor, le acompañaba la mayor parte del tiempo, eran grandes amigos y desde el momento en que la sentencia se dictó, el único. Llegaron puntuales al juzgado, en la sala principal un hombre de aparente madurez y cabellera plateada les esperaba, se encontraban ahí dos hombres trajeados y una mujer en un vestido color carmín.

—Puntual como siempre joven Yami. —Dijo el hombre de cabello plateado.

—No me queda opción cuando tengo tan buen carcelero.

Aludió mirando a su compañero, quien sólo respondió con una mirada cansada, cada sesión era lo mismo.

—Han pasado ya siete años joven Yami, su sentencia indica que por haberse declarado culpable del asesinato de la señorita Beatriz Fritzoy, se le dictaron quince años de sentencia; así mismo por la intervención de su abuelo, su condena es cumplida en el interior de una casa de seguridad. —Dijo, dejándole un momento al muchacho para responder, pero éste se limitó a escuchar.— Prosigo, ahora al ver que ha mantenido una conducta decorosa y el daño al menos material ha sido reparado, me he visto obligado a declarar la suspensión total de dicha sentencia.

— ¿Y la razón real es?

—Yami, guarda silencio. —Interrumpió el editor.

—Perdón.

—Joven Yami, —Habló la mujer. —nosotros nunca lo acusamos de haber asesinado a nuestra hija, fue usted quien se declaró culpable, mi marido contrató a un investigador privado, el cual hace poco más de un año nos dio los resultados de la investigación. Beatriz no fue asesinada, ella se suicidó muy en contra de su intento por disuadirla; joven Yami, le pido que nos disculpe.

Ella se inclinó sobre sus rodillas con los ojos reventando en lágrimas. Rogando fuera suficiente para mitigar sus culpas.

—No se preocupe señora, por lo que veo acaba de retirar la acusación.

—Joven Atem, ¿aun después de los resultados que arrojó la investigación sigue sintiéndose culpable por la muerte de la Señorita Beatriz?

—Señor juez, ¿me permite devolver su pregunta con otra? —El juez asintió. — ¿Cómo se sentiría usted si su prometida se quita la vida frente a sus ojos y usted no puede hacer nada? 

El hombre anonadado no sabe qué responder, simplemente oculta la mitad de su rostro con el fleco de su plateada cabellera y mira de reojo al chico del estrado.

—No lo sé, joven Yami.

—Me lo supuse.

—En todo caso, en nombre de esta corte, de la familia Fritzroy y del estado de Dominó, le pido disculpas y revoco su sentencia, así como el mandato de arraigo domiciliario al que se veía sujeto desde hace seis años: ¡Se cierra el caso!, fiscal puede retirar el dispositivo de rastreo de su tobillo.

Dicho esto uno de los oficiales se acercó al joven, con una extraña llave en la mano levantó despacio el pantalón y retiró tal como le habían ordenado el brazalete de su tobillo, no perdiendo así la oportunidad de acariciar la pantorrilla del antes enjuiciado.

—Creo que lo voy a extrañar.

Alegó el chico entre dientes, refiriéndose al dispositivo que de una u otra forma lo mantenía cautivo; pero recibiendo una sonrisa de parte del joven fiscal.

— ¿Nos vamos, Seto?

—Sí.

A la salida un mar de reporteros los estaba esperando, tal y como todas las veces anteriores.

—joven Atemu; ¿cree que esto afectará su carrera de escritor?

—No, de hecho debo agradecer que me mantuvieran encerrado, nunca habría escrito nada de no ser gracias a ellos.

— ¿Cuál fue la sentencia, será remitido a una prisión federal?

—No, el día de hoy el juez ha dado por finalizado el caso en contra del señor Yami Atemu, la familia Fritzroy retiró los cargos y pidió disculpas. —Contestó Seto Kaiba.

—Joven Kaiba, ¿su editorial seguirá apoyando al joven Atemu?

—Claro, es uno de nuestros escritores estrella.

Así siguieron las preguntas, todas resueltas con elegancia y respeto, sin embargo, una periodista de cabellos castaños y ojos azules necesitaba algo para su nota amarillista del día, como miembro estelar de la revista de chismes más famosa de toda la ciudad, necesitaba armar un escándalo de lo que sea que dijera el escritor.

—Una pregunta joven Atemu, ya que es libre, ¿piensa en reanudar su vida amorosa?

Una pregunta cargada de veneno, Yami la miró con fiereza, esa mujer siempre lo sacaba de sus casillas, pero como bien le había enseñado su abuelo, no se dejaría manipular por tan poca cosa como lo era Abigail Grandyer.

—Claro, pero primero quiero hacer amigos, recuerde señorita he perdido seis años de los que quiero recuperar, al menos algo. Hasta luego.

Tou ché. Su estrategia no había funcionado, ese sujeto era difícil de enredar, pero lograría armar un escándalo de él aunque fuera lo último que hiciera en su vida.

Ya en el camino, Seto miraba significativamente al chico a su lado, no estaba molesto, en realidad estaba preocupado por él, esa reportera era conocida por su capacidad de descubrir a quien sea, en el momento menos indicado y de eso armar un escándalo de proporciones colosales.

— ¿En qué piensas, Seto?

—Nada, es sólo que deberías tener más cuidado con esa mujer, es peor que cargarse una tarántula en la bolsa.   

—Ya sé, también veo las noticias, le mayor parte de las veces esa mujer arma escándalos de cosas sin sentido o insignificantes. Ahora no sé, quizá me cuide las espaldas, quizá no, tal como le dije: quiero recupera el tiempo perdido.

—Veo que fuiste sincero.

—Sí. Además no era la única que esperaba respuesta a una pregunta como esa, la mayoría de los periodistas tienen sus razones; los hay buenos y los hay malos, pero la mayoría se preocupa por informar algo, depende de su ética o de la de su editor.

—Bueno ya entendí y ¿cómo planeas recuperar el tiempo perdido?

El tricolor se estiró en el asiento después de soltar una risilla casi maliciosa, suspiró profundamente y miró al castaño, este contrariado y a la defensiva le observó de soslayo.

—No. ¡No!; ni lo pienses, ¡no me enredes en esto!

—Vamos Kaiba, seguro que también tienes ganas de hacerlo, anda hace mucho que no…, — Dijo sin terminar la frase, haciendo una cara de niño con antojo de dulce.

—No. Yami eso no, ya estamos demasiado grandes para eso, además entre tú y yo, eso no es correcto

—Pero si somos amigos, no tiene nada de malo que dos amigos hagan estas cosas, es más te juro que lo vas a disfrutar tanto como yo.

—Eso no lo sé.

—No me digas que; ¡no!, no te creo.

El castaño azorado se sonrojó medianamente mientras miraba de soslayo por la ventana.

— ¿En serio no?; guau, ¡entonces que sea nuestra primera vez!

—Cuál nuestra primera vez, no pienso hacerlo.

—Por favor Seto, yo tengo muchas ganas.

El tricolor sujetaba la camisa de su acompañante con fuerza y le miraba con cara de en verdad querer hacerlo, el otro sudaba la gota gorda por la cercanía de su amigo y esa cara de animalito abandonado bajo la lluvia, soltó una exclamación antes de contestar.

— ¡Está bien, tú ganas!

— ¡Sí!

—Roland, vamos al parque de diversiones.

—Claro señor. —Dijo el conductor y luego pensó, nerviosamente: ha, yo ya me estaba imaginando otra cosa.

En el camino, pasaron justo frente a una casa de la zona de millonarios, había una gran conmoción, patrullas y una ambulancia que al parecer pertenecía al servicio forense, el auto pasó lento debido al tráfico; la mansión pertenecía a un conocido político y no era por sus acciones como político, sino por sus escándalos, demandas por pederastia y abuso de poder. En el interior de la casa, una mujer lloraba desconsoladamente, del mismo modo un pequeño de aproximados 10 años.

—No pasa nada mami, todo se arreglará.

—Pero, por qué se murió, era lo único que nos quedaba. El patrón me dijo que me pagaría, no es justo.

El chico miró con pena su nueva ropa, su madre la había comprado porque hoy cenaría con el patrón. Ahora entendía de lo que hablaba, ella lo había vendido. Recordó entonces a todos esos chicos que llegaban con su patrón y luego de un tiempo se iban siempre con un semblante distinto a como habían llegado, ese hombre en realidad era un degenerado.

No había reporteros, la policía buscaba en la habitación algún indicio que delatara al asesino, un simple cabello era necesario para encontrar al culpable, pero ese lugar estaba repleto de material genético, muestras de sudor, semen y cabellos regados por la cama, sangre en la alfombra que a juzgar por los distintos tonos de marrón y rojo no sólo eran de la víctima.

Muchas eran las teorías: una venganza de alguno de los chicos de los que anteriormente había abusado, tal vez alguna madre o padre preocupado por la seguridad de su hijo, algún fanático de la justicia que veía que el político libraba las leyes con facilidad; en fin, el problema ahora era confirmar alguna y por cómo iban las cosas tenían mucho trabajo que hacer.

Cerca de la escena del crimen, en los jardines amplios de la mansión, sentado en una de las banquillas blancas y pequeñas de metal, un joven delgado observaba casi inocentemente, era la sombra invisible a la que nadie podía ver, nadie sabía que estaba ahí. Dientes blancos y pequeños reluciendo tenuemente antes de hablar con otro sujeto que se paro, tan discretamente como un gato a su costado.

—Ya está, terminé con el trabajo. —Dijo a su interlocutor quien iba al volante.

—Perfecto, ¿dejaste alguna pista?

— ¿Por quién me tomas?; sabes que esa clase de errores amateur nunca los cometo.

—Lo sé, digamos que estaba cerciorándome.

—Tengo que irme.

—Sal por la puerta de atrás, te estaré esperando.

—Si claro, ahí te veo.

Uno a uno, los empleados eran entrevistados por la policía, tenían que encontrar algún sospechoso, pero con tantos mirones cerca era demasiado difícil, tomaron la decisión de concluir el interrogatorio en la comandancia el departamento forense, pronto los oficiales se encargaron de cerrar la zona y asegurar a los testigos. Nadie notó  la presencia del culpable, pese a que les pasó de frente, el único que a medias lo vio, fue el hijo del ama de llaves, que preso del rencor y la pena, se había refugiado en el jardín trasero, lo vio mirarle con esos ojos color amatista, decirle un: “Todo estará bien, por favor cuídate”; y subir a un auto que de la nada apareció frente a la casa. 

Notas finales:

kana.- ne, que les parecio, procuramos tener un avance de esta historia antes de publicarla por que luego nos gana el tiempo 

zerim.- a pesar de que no nos aparecimos por aqui, tenemos varios proyectos en camino, pero no pudimos resistirnos a publicar esta historia, que lleva tanto tiempo a resguardo en nuestra mente 

kana.- les invitamos tambien a conocer nuestra incursion en la categoria de comics, con una historia basada en He Man y los amos del universo 

zerim.- n//n si bueno es poco convencional y si buscan yaoi de esta serie realmente no existe, pero fue un regalo de cumpleaños que hicimos para una amiga de la facu 

kana.- que por cierto aun no terminamos XD 

zerim.- bueno, hemos vuelto y amenazamos con quedarnos un rato mas, saluditos y no se olviden de rewiar 


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