- Shikamaru… ¿Sería extraño para ti que alguien apareciera de la nada y te preguntara tu nombre?
- ¿No hacen eso contigo casi todas las chicas del instituto?
- Pero ellas declaran su amor, esto es diferente.
- ¿Diferente? Hey Sasuke, ¿Qué te traes entre manos?
- Nada importante.
- Si, claro – murmuró – En fin, si fueses tú quién se me acercara, bueno; no te respondería.
- … ¿Gracias?
- De nada, ahora, ¿Quieres entrar?
- Andando.
Shikamaru abrió la puerta y de inmediato la música resonó en sus oídos. Atravesaron un pequeño pasillo iluminado con luces neón hasta llegar a unas escaleras. La ausencia de humo de los habituales cigarrillos se hizo presente, gracias a la nueva ley Anti tabaco impuesta en todo Japón. Abrieron otra puerta y la música se escuchó con más fuerza, recién eran las nueve de la noche y las bandas ya habían comenzado a tocar.
Se acercaron a la barra y el barman los recibió con una sonrisa.
- ¡Chicos! ¿Cómo están? – gritó tratando de hacerse oír por encima del barullo.
- ¡Buenas noches, Ossan! ¡Parece que la ley Anti tabaco surtió efecto aquí!
- ¡Y que lo digas Shikamaru-kun! ¡Ahora la entrada se llena cada noche de fumadores! ¡Aquí tienen! – dijo entregándoles dos vasos de cerveza - ¡La casa invita!
- ¡Muchas gracias!
Sasuke agradeció la bebida con un asentimiento de cabeza. Sin embargo, su mente estaba en otro lado. Se acomodó en un asiento de la barra junto a su amigo y ambos comenzaron a ver el show de la banda que estaba en el escenario.
¿Debía simplemente acercarse y saludarlo como si nada? Por primera vez en su vida experimentaba una sensación como esa. Se preguntaba si sería normal el querer desesperadamente ser amigo de alguien. Supuso que si, ya que estaba en la naturaleza humana el establecer amistades con otras personas.
Aunque si lo pensaba mejor, eso se aplicaba a la gente que por casualidad conocías gracias a un amigo, un incidente en particular donde lograbas establecer contacto con la persona, es decir, pedir disculpas, darle las gracias, etc. Pero esto era totalmente diferente.
Si rebuscaba entre sus recuerdos y volvía al día en el cual lo había visto por primera vez, diría que fueron sus ojos los que desataron ese caos que llevaba en su interior. Suspiró llevándose el vaso a la boca, saboreando el líquido amargo. ¿Cómo podía describir ese momento?
El metro estaba lleno, era como si la gente fuese a salir por las ventanas. El aire estaba denso y a penas se podía respirar bien. Iba sentado cerca de la puerta con su mochila en las manos, maldiciendo el hecho de que se le había pasado la hora en la librería y cuando llegó a la estación acababa de comenzar la hora peak.
El cacharro de metal se detuvo con un chirrido estruendoso. Muy poca gente se bajó en esa estación y por el contrario, se subió el doble. Entre los pasajeros que acababan de subirse había una mujer embarazada, Sasuke la vio y planeaba cederle su asiento; sin embargo, alguien se le adelantó.
Un par de puestos más allá se alzó un chico de cabellos rubios, ofreciéndole una sonrisa a la mujer que gustosa aceptaba el asiento. El azabache lo observó con atención. Fue empujado por un par de personas y tuvo que situarse cerca de la puerta de en frente de modo que fue capaz de ver por completo al rubio.
Se apoyó en su brazo, oprimiéndolo con suavidad contra la pared. Llevaba un uniforme que Sasuke desconoció y sus orejas estaban cubiertas por unos audífonos blancos. Lo escaneó de pies a cabeza y pronto se detuvo en su rostro.
El metro se detuvo otra vez y por una fracción de segundo sus ojos se cruzaron. Algo parecido a un sentimiento angustioso oprimió su pecho de repente. Desvió la mirada algo avergonzado y la fijó en la gente que bajaba. Suspiró algo aliviado al ver que no se subió nadie. Comenzó a andar y Sasuke volvió a mirar al chico rubio, reparando que su rostro se reflejaba en el vidrio de la puerta.
No lograba olvidar lo fuerte que fueron sus ganas de abrazar al muchacho. Sus ojos reflejaban un vacío que no lograba comprender. ¿Qué había pasado con esa brillante sonrisa de hace un momento?
Una vez más sus ojos se encontraron y el rubio se enderezó, acercándose a Sasuke, quien desvió la mirada, ansioso, creyendo que el otro lo había atrapado in fraganti.
Pero no fue así.
El muchacho salió por la puerta en cuanto se detuvo el metro, y pasó a su lado sin mirarlo. En ese momento, recién se percató de que no se había bajado en la estación que le correspondía.
Sin embargo, esa fue la primera, pero no la última vez que lo vio.
Y las ganas que tenía de entablar una conversación con ése chico no se le habían ido de la cabeza en ningún momento. Ahí estaba su problema.
Su cerveza se había acabado por lo que pidió otra.
En el mismo instante, la voz de Obito se escuchó a través de todos los parlantes.
- We… are… ¡Perspective!
La multitud enloqueció en gritos mientras sonaban los primeros riffs de una de sus nuevas canciones. Sasuke sonrió, su tío jamás cambiaría.
Cuando llevaban algo más de cuatro canciones interpretadas, Shikamaru en su segundo vaso de cerveza y Sasuke el tercero; el mismo chico rubio que el azabache había visto en el metro varias veces pasó frente a ellos, en dirección a la puerta. Al percatarse de esto y de ver qué era lo que llevaba en la mano Sasuke le gritó a su amigo.
- ¡Shikamaru!
- ¿Qué?
- ¡Dame un cigarro!
- ¿¡Qué!?
- ¡Que me des un cigarro! – hizo un ademán con las manos - ¡Cigarro!
Shikamaru chasqueó la lengua y rebuscó su cajetilla en el bolsillo de la chaqueta que llevaba puesta. Extrajo una cajetilla y le entregó uno.
- ¡Es el último, tendrás que ir a comprarme después! ¿Tienes fuego?
- ¡Si, si, gracias! ¡Te debo una!
Esquivó a un par de personas y subió las escaleras deprisa. Suspiró antes de abrir la última puerta.
El aire frío golpeó su rostro al mismo tiempo en el que veía a un círculo de amigos fumando. Escaneó el lugar y finalmente vio al rubio algo alejado de la entrada, solo, fumando un cigarro. Se aclaró la garganta y se acercó con lentitud.
- Disculpa – se posicionó frente a él - ¿Tienes fuego? – se tocó los bolsillos del pantalón – Perdí el mío.
- Ah, claro – sacó un encendedor rojo del bolsillo de su pantalón y se lo extendió.
- Gracias – Sasuke encendió su cigarro y devolvió el encendedor. El rubio negó con la cabeza.
- Puedes quedártelo – dijo mientras le daba una calada a su cigarro – Tengo otro.
Sasuke sonrió.
- Gracias.
Al darle una calada al suyo propio se percató de que eran de marca “Marlboro”. No le gustaban mucho los cigarros fuertes pero Shikamaru era adicto a ellos. Con cuidado de no atorarse exhaló el humo. Vio que el otro estaba por terminar el suyo así que se atrevió a hablarle.
- ¿Eres de aquí?
- Si, ¿y tú?
- También, he vivido aquí toda mi vida, aunque nunca te había visto – “mentiroso” se dijo a sí mismo. El otro rió levemente.
- La verdad es que yo tampoco. Me llamo Naruto – le extendió la mano y Sasuke le correspondió el saludo.
- Yo soy Sasuke.
Naruto sacó de un pequeño tarrito donde guardó su colilla e inmediatamente encendió otro.
- ¿Fumas mucho?
- No, es solo que las multitudes me estresan un poco.
- Multitudes borrachas – ambos rieron – Entonces, ¿Qué te trae a un lugar tan concurrido?
- Perspective – Sonrió.
- Que coincidencia, puedo decir lo mismo.
Al terminar su cigarro lanzó la colilla al suelo algo apenado. Ése era el único pretexto que lo mantenía conversando con Naruto.
Se iba a despedir pero antes de que pudiese hacerlo, éste le mostró una cajetilla llena de cigarros.
- ¿Quieres uno?
Sasuke sonrió y asintió con la cabeza. Lucky Strike, esos le gustaban más.