Cap1. Un mundo de sueños
“Qué azul...” El cielo era azul. Pasaban nubes rosadas. El joven parpadeó con una sonrisa aún viéndolas pasar.
Los árboles de extraños frutos le atraían con su aroma y se dejaba llevar. “Mm... Madga... Está tan madura...” Mordía y un delicioso sabor le inundaba.
- ¡Lee TaeMin! – Se giraba hacia su profesor. “Ah, es verdad.”
Estaba de excursión por la montaña y el profesor les estaba contando algo de clase. Su amigo KyuHyun no prestaba mucha atención. Pero ¿a caso alguien podría?
¿Alguien podría escuchar esas tonterías cuando, a su alrededor, había tal estallido de vida...?
“Una cueva”
Bajaba de un árbol y se acercaba a ella. Parecía haber un tipo de mecanismo allí. “Ah” Pasaba de largo y se adentraba en esa cueva.
- Piku, ten cuidado. – El extraño animal pasó por entre sus pierna “Oh, no es Piku.”
Se oían crujidos a cada paso que daba.
- ... TaeMin...
- ¿Eh? – Miraba en todas direcciones. – Esa voz... ¡Ah! ¡Baek! ¿¡Qué haces aquí!? Me has dado un susto de muerte.
Su amigo le miraba sentado en una silla.
- ¿Eh? – Se sorprendió de ver tantas máquinas a su alrededor, pero luego se dio cuenta de que no podía ser de otro modo. – Baek, ¿has visto a Piku? Digo, a un animal corriendo por aquí.
- Si, él se fue con MinHo.
- ¿Y qué hace con él? Ese chico es tan extraño... Bueno, ¡gracias!
Siguió andando entre la oscuridad.
- TaeMin
- Ah, L-LuHan, qué susto... – Estaban en el instituto.
- Ven, ven a clase.
- Vale. – “Jo, seguro que el profesor nos pondrá un montón de fichas sobre la excursión... Y yo ni me enteré...”
Entró en la clase y ahí estaban todos. Miró a la pizarra. “Keep out people away…” “Ah, menos mal. Toca inglés ahora”
- TaeMin – “¿MinHo?”
“Sus ojos. Estos ojos.”
- ¡Arriba! ¡Tae! No lo repetiré una vez más. – “...”
“...”
- ¡Ya voy!
Se incorporó en la cama.
- Agh, Piku. – Y se sacó el gato de encima.
- MEEEEEUUU
- Qué sí, qué sí...
Se peinó el largo pelo hacía atrás. Ya le llegaba más allá de los hombros. “Debería cortármelo...” Seguía tiñéndolo de rubio. Rubio como el de Evan, el novio de su prima, la chica que acababa de despertarle a golpes. “Maldita YangMi...”
Levantó la almohada y cogió su muñequera de la suerte. La tenía desde que era un niño pequeño: era de cuero con una placa metálica que ponía su nombre. Su nombre y una coma. “Seguro se equivocó papá al hacerla” Siempre que la miraba pensaba lo mismo con una sonrisa. Se la puso y se levantó para vestirse.
- Buenos días – Saludó al sentarse en la mesa. Ya se había puesto el uniforme, pero seguía en zapatillas y se dejó la bolsa arriba.
- Buenos días. Toma, te dejé unas tostadas
Se terminó el desayuno lo más rápido posible y subió a lavarse los dientes. Entró en su habitación para recoger las cosas e irse pitando. Por suerte lo tenía todo ordenado: su librería estaba llena de libretas y premios.
- ¡Adiós!
- ¡Hasta luego Tae...! Vamos Evan.
- Sí.
No esperó a que ellos cerrasen la puerta de la casa; arrancó motores y se fue zumbando con su bicicleta.
- ¡Hey! – Casi frenó de golpe. – Ah
Estaba en una calle desierta, en una ciudad fantasma. Los edificios medio derruidos y llenos de polvo y tierra. “Ah... El antiguo imperio humano...”
Un claxon le despertó de nuevo.
- ¡P-perdón, perdón!
Llegó por fin al instituto y corrió a aparcar su bicicleta. La gente aún no llegaba así que pudo recorrer los pasillos mucho más tranquilo hasta llegar a la sala del profesor. Le entregó el trabajo ya que el día que se entregaba debía ir al médico.
- ¿Eh? ¿Al médico? ¿No tendrás nada grave no?
- ¡No, no! Es solo una revisión. – El profesor sonrió más aliviado.
“Aunque quizás debería...”
“Desde hace algún tiempo... no dejo de tener sueños extraños.”
“Al principio parecen normales; salen LuHan y SeHun, los chicos de clase, KyuHyun, JongHyun; estamos tomando algo, o en la montaña, o por el instituto... Pero luego... de repente todo parece distinto. Y ellos también son distintos.”
“Sientes vacio... es... muy angustiante... ¿Estaré volviéndome loco?”
- De todos modos, podrías haberlo entregado cualquier otro día, Lee... Incluso tarde; te lo perdonaría – Miró al profesor.
- Pero yo no me lo perdonaría profesor...
- ¡Tu siempre tan tu, TaeMin! Jaja
- Jeje ^^
Salió de allí y caminó tranquilamente hasta su clase.
Un pasillo oscuro. Su respiración acelerada. Corría. Corría. Miraba atrás y seguía corriendo; había oído un grito. “MinHo, ya vengo.”
Era un instituto. “Kopa...”
-¿¡MINHO!?
Dobló una esquina y vio el pasillo extenderse. Al final había dos siluetas. Parecían dos niños. Corrió hacia ellos pero antes de llegar desaparecieron. Se asomó a la ventana. Todas las puertas estaban cerradas.
- ¿¡LuHan!? – Él estaba en medio del patio del instituto. “¡Los niños!” Ahora estaban detrás de LuHan. - ¿¡Quienes son esos!? ¡Ah!
Dos cuerpos junto a él empezaban a alzarse, pero no llegaba a verles acercarse, porque le dolía la cabeza. Le dolía horrores la cabeza. El cielo se cubría de agujeros violeta; caía por un túnel por el espacio; el cielo era azul, la gente tenía cabeza de animal; unos ojos se volvían de réptil; su cuerpo se estancaba en el tiempo; era apuñalado; y despertaba.
- Ah... ah... ah... ah... Mm... – Se pasó la mano por la frente.
- Meeeeeu.....
- Piku... Estás bien... – “¿Está bien...?”
Tenía al gato entre sus brazos. Sentía ese vacío. Le entraban ganas de llorar. “¿Qué me pasa...?”
Corría por el bosque. Olía las plantas, la hierba, la humedad de las hojas, las raíces; la luz le calentaba los brazos; podía sentir la tierra en sus pies. Poco a poco esta se volvía más densa y dura. Luego había piedrecillas. Alzó la vista.
- Anda, una cueva. – No había nada más interesante a la vista, así que empezó a adentrarse.
Por las paredes colgaban bombillas que se iban iluminando conforme él avanzaba. “Esto sí es tecnología...”
- Ah, LuHan – Él le miraba bastante serio. Como en todos los sueños. - ¿Dónde lleva esta cueva?
- ... A ninguna parte
- ¿Eh? – Miró de nuevo al túnel y ya no había túnel, solo una pared, aunque poco iluminada.
Se empezó a acercar. Parecía haber luz al otro lado, ¿era posible? Y al acercarse del todo se vio a si mismo. “¿Un espejo?”
- ¿Es tuyo? ¿Vives aquí?
- No, es tuyo. Tu vives aquí Tae.
- Ah, es cierto. Están todas mis cosas. – Miró en uno de los rincones. Había cómics y ropa vieja. Hacía mucho que no veía esa camiseta. – ¡Me encantaba esta revista! Ah... qué ganas de volver a leerla...
- Leela.
- Sí.
Cogía uno de los tomos y empezaba a hojear. Despertaba.
Se incorporó de golpe en la cama, en medio de la noche. “Huck, eso. Así se llama” pero al acercarse a la librería recordó que él no tenía esa revista. “Vaya, ¿La habré visto en el médico...? Estoy seguro de que existe.” “Pero no la tengo. Jope...” “¿De qué me serviría eso? Son cosas de críos.” Se tumbó convencido, aunque, en el fondo estaba decepcionado.
De verdad deseaba volver a leerla.
Quería volver a esa cueva, pero soñó con otro lugar: un inmenso castillo dónde todo era de color dorado o rosa.
“Mm...” Estaba cómodo y calentito metido en la cama. Pero no era su cama en su casa, era la cama del castillo rosa. “¿Llevo camisón? Juju...” Movía las piernas y se sentía tan bien...
De repente la puerta se abrió. “Agh. ¿Y eso?” Miró al tipo con cabeza de gato. ¿O era una mujer? Detrás de ella estaba LuHan.
- Ah, ven LuHan, tienes que tumbarte aquí conmigo.
- ... Sí, vale. – Se tumbaba junto a él.
- ¿No es cómodo?
- Tae, ¿dónde estamos?
- Ah... En el castillo rosa.
- ... Ya, pero, ¿Dónde dijiste que estaba eso?
- En Rem. – Respondió sin pensar. – Es el castillo de Ylei. ¡Pero si ya lo sabes, LuHan! ¡Jaja!
- ...
- Ah... – Se incorporó para ver por una de las altas ventanas - ¿En Escocia? – “Un momento, estoy soñando de nuevo, ¿verdad? xD Cómo puedo soñar con Escocia...”
- Ah
- ¿Qué es ese ruido? – Parecían trompetas reales, pero poco a poco se convertía en su despertador.
Y volvía a despertar.
“... Ah... ... Mm... Solo fue un sueño....”
“... Escocia... Ese sitio si es hermoso...”
- ¡Ah...! Piku, qué susto. – Le saltó encima.
Lo acariciaba con parsimonia, cada vez más trastornado.
“A veces siento... que tengo que... despertar...”
“Aunque sé que esto es real... Pero...”
Era esa sensación, la misma que cuando salía de casa y sabía que olvidaba algo pero era imposible recordar qué.
Cuando despertaba sentía eso... pero luego lo olvidaba.
Cuando cerraba los ojos... los sueños también eran reales.
“A veces siento... que tengo que... recordar...”