El día pasaba normal en Marukawa, exceptuando al departamento de Emerald el cual parecía había paso un tornado por el lugar, todos esta exhaustos el final de ciclo era totalmente agotador, sin energía vital, los empleados comenzaron a mover sus cuerpos para poder ir a casa y poder tener un merecido descanso.
La noche era sumamente hermosa, tanto Kisa como Hatori junto con Mino se despidieron, como pudieron tomaron sus cosas y se fueron a casa, mientras tanto los últimos dos terminaban su trabajo para el día siguiente.
— ¡Onodera! —dio el último grito del día ya estaba suficientemente cansado.
— ¿Qué pasa Takano-san? — Pregunto de mala manera, lo menos que quería era escuchar regaños por parte de su editor en jefe.
–Espera un momento – dijo mientras se levantaba de su silla, al parecer aun tenia cosas que atender, Ritsu no sabe si esperarlo o no, pues no sabía si lo que le diría, tal vez sería algo inapropiado, o algo muy importante relacionado con el trabajo, por su mente pasaron muchas ideas, miro atentamente el reloj, para su suerte a un era temprano, si era algo relacionado con trabajo tendría que esperar, sin pensarlo dos veces se dirigió a su departamento.
—Las 7:30 pm — menciono tras mirar el reloj, antes de ir a la estación de trenes se detuvo un momento, si Takano decidía seguirlo de seguro no terminaría muy bien, así que por su bien por una vez decidió irse por un camino diferente, el lugar no lo conocía muy bien, el hecho de tomar un descanso de aquel hombre que solo acosarlo era bastante reconfortante.
Miro al cielo, comenzaba a sentirse cansado, desde hace algún tiempo la tensión del hecho que su primer amor estuviera tan cerca lo tenía más que estresado.
— ¡Ayuda! ¡Por favor Ayuda! — se oía una voz cerca de ahí, Ritsu se figo a los lados para poder encontrar de dónde provenía esa voz.
En cuanto la vio entendió, una anciana estaba intentando subir su carro de al parecer “comida” a una colina, Ritsu inmediata mente corrió en su auxilio.
Ayudando a empujar llegaron as u meta, la mujer parecía cansada, era aún más bajita de lo que Ritsu pensó cuando la vio no pudo evitar preguntarle.
— ¿Se encuentra bien? —le pregunto acercándose, enseguida la mujer se levantó.
—Sí, si gracias, hay realmente te agradezco ya no estoy para estos trotes – decía mientras recobraba el aliento. — Te daré algo como agradecimiento.
—No... Yo no…. — intentaba rechazar lo que fuera que le diera.
—Ahora observa – la mujer abrió su “negocio”, Ritsu al ver lo que había dentro casi se desmalla, “ENCUENTRA EL AMOR”…. Eso no lo esperaba.
—No gracias, yo lo único que quisiera es no toparme con más cosas acerca del amor — decía intentando sonar seguro.
—Entonces si no quieres encontrar el amor, ¿Qué quieres? —pregunto poniendo una mano en su cintura.
—Lo que yo quiero…— lo pensó un momento – seria que cierta persona deje de acosarme, está claro que no se puede hacer eso. — le decía con desgano y seguridad.
— ¿De verdad?, vaya los jóvenes de hoy solo quieren un buen trabajo y andar como abejas de flor en flor— decía la mujer buscando entres sus cosas.
— ¿Qué? No se equivoca, yo no…— no quería que malinterpretara la situación.
—Si claro, mira cariño he aquí la solución a tus problemas – le tendió una botella de vidrio color roja.
— ¿Y esto qué es? – pregunto mientras tomaba la botella.
—Eso hará que esa persona que dice acosarte ya no lo haga, es decir deje de amarte – Ritsu miro atentamente a la mujer, si eso fuera verdad.
—Claro… pero yo no…— intentaba rechazar la oferta de la mujer, no creía en nada de lo que decía, de la noche a la mañana ninguna persona deja de amar a otra, y no es que Takano lo ame.
—Guárdalo, tal vez cambies de opinión – la mujer volvió a ocultar su puesto.
Sin decir más ambos se fueron en direcciones diferentes, antes de llegar a su departamento justo al bajar del ascensor, la sorpresa lo invadió al ver a quien no quería ver.
—Buenas Noches –menciono nervioso.
—Tenías tanta prisa que no esperaste a lo que tenía que decir — dijo Takano con voz calmada como siempre.
—Lo siento pero si no es de trabajo no quiero escucharlo — paso de él a su departamento, la llave la encontró más rápido de lo que esperaba.
—Es acerca de trabajo, ¿Acaso no tomas enserio tu trabajo? – menciono Takano mientras detenía la puerta.
—Entonces dímelo mañana hoy estoy muy cansado – de alguna forma logro evadir por completo una situación a lo que no quería enfrentarse.
Cuando al fin estuvo del otro lado de la puerta dio un gran suspiro, tomo de nuevo sus cosas, se dispuso a ir a la cocina para despejarse un poco. Revisando su refrigerador se dio cuenta de que su comida exactamente no era comida, debía pedir algo de comer, no tenía ganas de salir y menos de volverse a encontrarse con Takano, pidió algo rico de comer, esperó el tiempo acordado para después oír el timbre de su puerta, salió sigilosamente cuidando que su vecino no lo viera, después de asegurar el perímetro tomo la comida, pago e inmediatamente se encerró.
Se sentó en la sala quería sentirse cómodo, sin quererlo tomo su bolso para ver cosas del trabajo, entonces recordó aquel frasco, después de verlo.
— ¿Qué es lo peor que puede pasar? — se preguntó, acto seguido se tomó la botella completa, raramente sabia a fresa, espero y no pasó nada se río por si quiera considerar la posibilidad de que funcionaria, cansado fue a su cama a dormir.
Era la mitad de la noche, se oyó ruido en la habitación, algo estaba cambiando, algo estaba a punto de suceder, algo que cambiar muchas cosas, tal vez demasiadas, Ritsu se sintió algo incómodo por la noche pero no le dio importancia.
Los primeros rayos del sol entraban por la habitación, todo en calma comenzó a levantarse calmadamente.
— ¡Miaww! – se escuchó en la habitación, al escucharlo se levantó completamente, pero algo andaba terriblemente mal, Ritsu no se sentía el mismo. (¿Qué... qué pasa?) , no podía ver nada de su cuerpo, comenzó a desesperarse, no entendía lo que pasaba, se levantó de un salto de la cama, (¿Por qué todo es tan grande?, ¿Por qué estoy en cuatro pies?,) se preguntaba… al avanzar por el cuarto se encontró con un espejo, no podía creer lo que veía.
— ¡Miaww!– se escuchó en todo el lugar. — (¿Qué me paso?) — Se miraba al espejo pelo color café claro, cuatro patas, dos ojos, una cola, dos raros ojos, una nariz pequeña…— (¡Soy un gato!) — se veía, se observaba y aun no podía creerlo...
