-Minho's POV-
Los perros son tontos, o simplemente el mío necesitaba ir a un oculista urgentemente. Es decir, ¿cuántos perros se quedan quietos o ignoran a sus dueños cuando pasan justo a su lado? Definitivamente el mío era uno de ellos.
-¿Ahora tú también comenzarás a ignorarme? Eres un malagradecido ¿Sabías? - hablé, dirigiéndome a mi pequeña mascota, la cual al instante levantó sus pequeñas orejas y las dirigió hacia mí, para luego comenzar a correr alrededor como si su vida dependiera de ello.
Bien, probablemente el hecho de que se encontraba dándome la espalda y yo estaba en dirección contraria al viento permitió que no me notara con anterioridad.
Finalmente abrí la reja que llevaba al pequeño jardín frontal de mi casa e ingresé, con mi pequeña mascota trotando tras de mí, meneando su cola sin control.
Abrí la puerta principal y entré únicamente para dejar mi bolso y las llaves, tomando luego un paquete de las croquetas para mi perro de pelaje chocolate oscuro. Tras servirle de comer me aseguré de que la reja estuviera bien cerrada. Seguía sin entender cómo rayos hacía para salir todas las tardes que yo me marchaba al trabajo.
Lo bueno era que jamás se perdía.
Dos años ya. Llevaba viviendo solo en esta pequeña y cómoda casa por mi cuenta. Tenía un trabajo que me permitía subsistir sin problema, una mascota que siempre me esperaba (cerca de la casa, generalmente) y si bien mi vida podría ser catalogada de aburrida... bueno, era una vida y yo estaba conforme con ella.
Tras darle de comer y rellenar su plato de agua, ingresé nuevamente a casa, esta vez para comenzar a preparar mi cena.
Mientras dejaba que el agua hirviera encendí mi computador y comencé a leer mis correos. No eran muchos, la mayoría spam, pero un par eran importantes, de la oficina, mientras otros eran de mis amigos, invitándome a sus eventos o preguntando cuándo nos podríamos ver...
Generalmente declinaba estos mensajes. No es que no me agradaran, simplemente...
-Felicidades, ha ganado un viaje, blah blah blah... aproveche los abonos que su tarjeta blah blah blah... basura, basura, basura... ¿Qué es esto?
Mis ojos se detuvieron un par de segundos para observar un mail, salido de mi propia cuenta de correo, dirigido hacia mí.
Pensé por un segundo que quizá sería algún memo que me auto envié o algo pero no era así.
Sin siquiera intentar abrir el mensaje lo eliminé de mi bandeja, para luego dejar cargando algún juego en línea que me ayudara a distraerme.
El hecho de que tuviera ya 23 años no me impediría seguir disfrutando mi juventud... a mi manera.
Finalmente terminada la cena me dirigí hacia mi habitación y, tras ponerme mi pijama, prendí por unos momentos la televisión. A veces encontraba alguna buena película para disfrutar antes de dormir.
-Basura, basura, basura... ¿Fútbol?... oh, es una repetición del partido de ayer y no se trata de ningún clásico para volver a verlo, basura, basura... mmm... El hombre de la máscara de hierro... esta película es vieja, pero servirá para pasar el rato.
Dejando el control a mi lado me dispuse a acomodarme mejor en la cama. No llegué ni a media película cuando me di cuenta que comenzaba a dormirme.
Tomando el control apagué la televisión, para luego observar hacia el otro lado de mi vacía cama.
Soltando un ligero suspiro me di la vuelta y me dormí en unos minutos.- Mañana comenzará una rutina más, un día normal más... otro día en soledad, pero tranquilo. Un día más, Choi Minho...Un día mas
-Jonghyun's POV-
Verlo discutir con el pequeño perro siempre traería una sonrisa a mi rostro. Hay que admitirlo, siempre me parecería adorable verlo así.
Me encontraba recostado en el barandal de su jardín, esperándolo, como siempre. Lo vi cargar su pesado bolso y abrir la reja antes de que me permitiera siquiera ofrecerme a hacerlo.
Cuando alimentó al pequeño Jjong, caminé hacia él, para poder preguntarle qué tal su día, más rápidamente el ingresó a la casa y comenzó a preparar la cena. Pude entrar antes de que cerrara la puerta, ¿qué acaso estaba molesto conmigo?, Yo soy quien debería estar enojado después de que decidiera ponerle mi apodo al cachorro.
Le vi encender su computador y leer sus correos, mientras yo me sentaba en la sala, ansioso. Lo escuché decir cosas en voz baja, algo referente a basura... supuse que hablaba del dichoso spam que tanto lo fastidiaba.
Recordé el correo que le había escrito esa mañana, desde hacía unos dos años el ya no contestaba mis mensajes y solía eliminarlos sin siquiera leerlos. Esperaba que esta fuera una excepción... pero al no notar ninguna reacción de su parte supuse que no lo habría leído en lo absoluto.
Me acerqué y pude observar que lo eliminaba sin siquiera abrirlo.
-Eres algo grosero, Minho. - Hablé quedamente, esperando no meterme en más problemas si en verdad estaba enojado conmigo... eran ya dos años que no me dirigía la palabra. Pero no me daría por vencido. Tenía que averiguar por qué había simplemente dejado de hablarme, sin razón alguna, desde hacía dos años.
Como que mi nombre era Kim Jonghyun. Juro que nunca me rendiré hasta averiguarlo.
El no pareció escucharme y dejó cargando un juego en línea mientras se dirigía a la cocina, a terminar de preparar su cena.
Lanzando un suspiro decidí marcharme a nuestra habitación. Estaba seguro que una vez iniciada su partida, no me haría caso en lo absoluto.
Tras un par de horas lo vi entrar al cuarto. Lo mire descaradamente sin siquiera darle un poco de privacidad mientras se cambiaba de ropa. Si me pedía marcharme de la habitación me iría, eso por lo menos habría sido un progreso en nuestra comunicación; mas nunca me dirigió la palabra.
Escuché cómo encendía la televisión y cambiaba de canales aleatoriamente. Levanté mi rostro y observé que ya se había arropado y acomodado a gusto en la cama, justo a mi lado. Observé la pantalla y noté que había dejado una película que siempre me había parecido interesante, mas a la mitad la apagó y yo no pude evitar mi enojo.
-¡Oye! Apenas comenzaba la verdadera acción, ¿por qué lo apagas? - le reclamé de forma infantil, mientras inflaba mis mejillas un poco.
Minho me observó por unos segundos, suspirando cansadamente, para luego darse la vuelta y quedarse dormido.
Esta era una rutina que no me parecía nada graciosa. Al menos ahora me había dirigido la mirada pero no había notado yo ningún cambio en su expresión cansada y... monótona.
- Mañana comenzará una rutina más, un día normal más... otro día en soledad, pero tranquilo. Un día más, Minho... ¿por qué te empeñas en ignorarme? ¿Qué mal te he hecho? - Susurré, sin poder evitarlo, cerca de su oído, antes de recostarme a su lado y comenzar a quedarme dormido yo también, siendo arrullado por su perfume. - ¿Por qué pretendes que no existo? No tienes idea de lo mucho que eso me duele. Besando levemente su sien, finalmente sucumbí al sueño.
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Choi Minho se encontraba tomando su desayuno, sin hablar ni dirigirle la palabra a su acompañante, quien le observaba tranquilamente. - Tienes un poco de leche en la mejilla, rana - habló Jonghyun, señalando su propia mejilla, mas el joven simplemente siguió comiendo, mientras leía el periódico.
-Más muertes... - suspiró, algo deprimido. Era triste iniciar el día sabiendo que nuevamente algunas personas ya no lo vivirían, como él.
Jonghyun observó cómo Minho se levantaba de la mesa y se dirigía a la cocina a lavar sus platos. El rubio observó frente a sí, él no había desayunado nada, generalmente no tenía hambre por las mañanas.
Minho se marchó a su habitación, para luego entrar al baño, donde, al verse frente al espejo, comenzó a lavar su cara, quitando de paso la pequeña mancha de leche que le había quedado del desayuno y finalmente arreglarse para marcharse al trabajo.
Jonghyun observaba su labor sentado en la cama, mirando a través de la puerta abierta del baño. Su mirada tranquila se fijaba atentamente en cada una de sus acciones.
-Hoy luces muy bien. - Habló mordiéndose el labio inferior ligeramente al verlo salir del baño, con un ligero brillo en rostro y su cabello castaño recogido en una coleta baja.
Minho caminó hacia Jonghyun para tomar la pequeña billetera que se encontraba a su lado.
El mas bajo suspiró levemente y se puso de pie, siguiendo a Minho para despedirlo, como siempre.
-¿Llevas todo en tu bolso? ¿Traerás algo para cenar? ¿Tu celular está cargado? No saldrás tarde, ¿verdad? - preguntaba el rubio cada cierto tiempo, mas siempre era ignorado por el más joven.
Al salir al jardín, Minho acarició levemente a su pequeño perro.
-Pórtate bien, Jjongie, me marcho ya al trabajo. No te escapes, ¿De acuerdo? Y cuida de la casa, como siempre. -
El pequeño perro lanzó un fuerte ladrido, como diciéndole a su amo que no se preocupara.
El alto salió y cerró la puerta del jardín. Jonghyun caminó hasta el barandal y se recargó en él, mirándolo con ternura. Ambos estaban frente a frente y finalmente Minho levantó la mirada.
El mayor observó por unos segundos esa mirada: tranquila y algo apagada. Esa mirada que parecía lo traspasaba.
-Regresando debo podar un poco el césped... - suspiró Minho, para sí, haciendo que Jonghyun observara hacia atrás. Tenía razón el césped que se encontraba justo a su espalda ya comenzaba a crecer por donde le daba la gana.
El rubio frunció el ceño y observó nuevamente a Minho, quien empezaba a caminar alejándose de su hogar.
-Cuídate mucho - le llamó, antes de que se alejara demasiado. - Aquí estaré esperándote. - se despidió, moviendo su mano derecha en el aire, esperando que el joven le devolviera el gesto o algo.
Minho jamás volteó.
-Bueno, supongo que seguirá molesto conmigo, ¿verdad, Jjong? - preguntó observando al pequeño perro, que corría por todo el jardín, persiguiendo un juguete suyo. - Más tarde te sacaré a que pasees un poco.
Mientras, Minho siguió caminando a paso tranquilo, mas no fue sino hasta que dobló la esquina, que el joven calló de rodillas, llorando a lágrima viva, colocando una mano sobre su boca, suprimiendo los amargos sollozos que amenazaban por salir.
Su cuello se encontraba tenso, debido a la fuerza que utilizaba para reprimir sus gritos desgarradores.
-Estúpido... no seas estúpido... ¡Estúpido! - sollozó, cerrando sus ojos y golpeando con su puño el suelo, haciendo que comenzara a sangrar. - ¿Por qué demonios no puedes sacarlo de tu cabeza? ¡Eres más fuerte que eso, Choi Minho! ¡Se realista! ¡Estás solo! ¡Siempre lo has estado! - se gritó con fuerza, sucumbiendo ante su sufrimiento.
-¡Minho! - escuchó exclamar a alguien, para luego voltear la cabeza y observar cómo Kim Kibum, un muchacho de su misma edad, de rasgos físicos delicados su mejor amigo y compañero de trabajo, corría hacia él.
El joven intentó tranquilizarse y apoyó su mano sangrante contra la pared, intentando ponerse de pie, mas Kibum le detuvo, abrazándolo fuertemente por los hombros.
-Tranquilo, no te esfuerces... respira... - comenzó a indicar, intentando tranquilizar al joven, que parecía convulsionaba, debido al llanto.
Minho se dejó abrazar gritando tantas cosas en su mente, reclamándose por ser un idiota.
El estaba solo. Vivía solo. Y no importaba qué mala jugarreta le hiciera su mente, no importaba qué tanto tiempo hubiera jurado tenerlo a su lado. Todo lo que él había vivido con Kim Jonghyun no era más que una vil mentira. No era más que un estúpido delirio de su estúpida mente.
¡Nada era real!
-Minho, ¿Qué ocurrió? - preguntó Kibum, al notar que el moreno se tranquilizaba.
Si no era real, entonces, ¿Por qué?... ¡¿Por qué?!
¡¿Por qué demonios lo parecía?!
-Yo... - Minho inhaló profundo intentando controlar sus emociones. Hacía mucho tiempo que no se quebraba de este modo. - Es... es Jonghyun... -
Ante la mención del joven, Key como así prefería Kibum que le llamasen se sobresaltó un poco y entrecerrando sus ojos felinos observó a Minho, seriamente.
-Creo... creo que él regresó. -
-¿Que él regresó?... Pero Minho, él... -
-Lo sé... lo sé... -
Nada era real. No había nadie a su lado. Solo él.Debía recordárselo una y otra vez... Aun así necesitaba una maldita explicación a todo esto, antes de que fuese peor.