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Mud on the tonge por LadyGalatea

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Título: Mud on the tonge

Autor: Hikachu 

Traductora: LadyGalatea

Pareja: Guts/Griffith

Disclaimer: No soy la autora de este fic, ni de Berserk


Judeau está contando una de las historias de cuando aún era parte del circo (y solamente porque Ricket no dejaba de pedírselo, él no es del tipo de compartir historias de recuerdos y esas cosas porque además se sentía como si presumiera), cuando la puerta chirrió al ser abierta y la luz de la luna entró dibujando gruesas lineas en el duro pavimento.

Todos en la taberna miraron. Griffith entró con una sonrísa que parecería tímida en otra persona. Había una mezcla de inocencia y travesura en sus labios.

Hay alrededor de quince Halcónes sentados en la larga y vieja mesa de madera astillada con Judeau; quienes apenas le dieron tiempo a Griffith de decir 'hola' antes de que comenzara un pequeño alboroto para saludarlo: algunos levantando sus brazos, un puño, y algúnos medio ebrios se lebantaron para saludarlo; enormes sonrisas plasmadas en sus rostros y con mejillas rosadas por el alcohol, el orgullo y la alegría. Ha pasado un tiempo desde la última vez que Griffith tuvo tiempo para comer con sus hombres despues de todo piensa Judeau, sintiendo como su corazon se calentaba.

- ¡Hey, hey! Que alguien le traiga a Griffith una buena taza de vino y-

- ¡Una silla! ¡Una silla para Griffith!-

- Está bien. Vuelvan a sus cenas, chicos. Está bien, en serio- Griffith rió.

Luego se deslizó en un banco decrépito igual que la mesa, a un lado de Guts. Lo hace sin esfuerzo, con la misma gracia precisa de cuando monta su caballo antes de la batalla.

Sus hombros se tocan y sus codos chocan entre sí cuando cruza sus antebrazos en la mesa: El banco era para dos personas, pero Guts es enorme - En segundo lugar después de Pippin de toda la banda, en cuantro a enormidad - y todo el mundo sabe que a pesar de que ya no es tan irritable como solía ser en lo que a contacto físico se refiere, todavía no aprecia que la gente se le pege si ningúna razón.

Sin embargo a Griffith eso lo trae sin cuidado, y de alguna manera, a Guts también.

- Entonces, ¿Cómo te fue con la princesa? ¿Tuvieron una linda fiesta de té y muñecas esta vez?


- Te lo haré saber, acompañar a la princesa en su juego favorito en realidad es una tarea muy importante y honorable,- Los ojos de Griffith se fijaron en sus propias manos, con los dedos extendidos sobre la mesa con elegancia, gesto acompañado de su espalda recta, la perfecta imagen de un noble arrogante. Hasta que sus labios se contrajeron al final, y aunque trató de convatirlo al principio, sus hombros terminaron sacudiendose con la risa reprimida y se dá por vencido.

Guts lo observa con una sonrisa pícara que parece crecer más por segundo. Jedeau recuerda a una exasperada Casca deteniendo a Guts de entrar en una de los banquetes del rey porque había pasado mucho tiempo desde la última vez que entrenaron y a quién le importan estos viejos de todas formas. El también había extrañado a Griffith.

- Hey, calmate- dijo Guts riendo, casi. - Si sigues así te vas a ahog-Epa!, ¡hey ese es mi vino! -

Y lo es. El pagó por ese vaso y por el plato de patatas y cordero asado con el dinero que ganó en la ultima campaña.

Pero, nuevamente, a Griffith pareció darle igual.

- Perdoname, simplemente necesitaba algo de beber para no, bueno, ahogarme-

- Jesús, porque no dejas de hablar como un estirado--

- Seh, seh- Griffith rió de nuevo, pero esta vez de forma corta y suave. - La próxima ronda corre por mi parte, ¿bueno?-

Guts asiente con la cabeza y decide vaciar lo que queda en el vaso (por si acaso, por supuesto) mientras espera por más.

Sus facciones cambian de molesto a divertido repetidas veces mientras escucha las estúpidas historias de Griffith sobre nobles estúpidos y sus estúpidos caprichos.

Judeau lo ve mirando a Griffith por sobre el vaso roto en esos momentos donde Griffith se queda callado, tal vez pensando en el pasado o decidiendo cuál será la próxima historia para contarle. Tal vez. Ambos se ven curiosamente serios en esos momentos, despues de todo.

En algún momento Guts mira hacia otro lado, murmura algo que hace a Griffith mirar hacia arriba, pestañear, reír fuerte, muy fuerte, y completamente desenfrenado, natural. Es una risa tan repentina, tan diferente del hombre que se mantiene fresco y reservado incluso cuando se está riendo de una de las bromas de sus hombres alrededor de la fogata.

Judeau nunca supo que Griffith podía reír así. Se pregunta si es alguna broma privada que el no puede entender, porque Griffith nunca se ha reído asi en torno a cualquier otra persona, no por nadie más.

La risa deja sus mejillas un poco sonrojadas. Guts parece notarlo también, y sonríe con suavidad. Griffith luego habla, le da una palmadita en el hombro y Guts se rasca la nuca algo incomodo, como si ya no supiera que más hacer con sus manos. Es como si estuvieran metaforicamente bailando uno alrededor del otro sin ninguna razón aparente, sin siquiera ser concientes de ello.

No estan discutiendo nada que sea importante, serio o conmovedor (-¿Qué quieres decir, otra cita con la modista? ¡Tengo más ropa ahora que la que he tenido en toda mi vida!- -... Yo también. Pero ese no es el punto-) y aún así ahí esta esta atmosfera alrededor de ambos, que es espesa y de alguna forma, misteriosa. Guts, quien solo sigue sus propios instintos y que no se podría preocupar menos por la gloria, nobleza, etiqueta, las fiestas, el rey y el reino mismo, escucha a Griffith como un perro domesticado (-Necesitaras el traje para el banquete de la próxima semana: te necesito a ti, Casca y a los demas para que vengan conmigo, esta vez.- -Ah, bueno, si es así entonces...-). Y Griffith ahí con sus mejillas levemente sonrojasdas y esa risa que Judeau nunca antes había escuchado.

Tamboriléa con los dedos sobre la mesa, murmurando confuso, y a punto de darse por vencido (de todos modos, no es asunto suyo) cuando entonces todas las piezas caen en sus lugares antes de que pueda hacer nada para detenerlas: Judeau se da cuenta, y como lo hace, las razones de la frustración y la envidia de Casca se multiplican y se vuelven más claras ante sus ojos.

Es casi el amanecer cuando sale de la taberna, con la mente nublada por el alcohol y un sinfín de ruido en el fondo de su mente, preguntándose dondónde esto los va a llevar a todos.

 

Fin

Notas finales:

Seguiré traduciendo más cortos de Berserk, ojalá les gusten.


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