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Ero Words por Iratxe

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Notas del fanfic:

Esto es una idea que venía desde hace mucho, quería un kazukixbyou, y ya que terminé mi ultimo fic... AQUÍ VA! Espero que os guste ^^

Notas del capitulo:

Primer capítulo de este fic, el cual me hace una ilusión terrible

 

Siempre he sido un hombre de principios, y de mentalidad regia. Desde que nací, mis padres volcaron todo su esfuerzo y su dinero en educarme lo mejor que sus posibilidades les permitieron. Querían que en el futuro me convirtiera en un gran empresario, en un hombre de provecho del que pudieran sentirse orgullosos. Y quizá no fuera de la manera más convencional, pero lo conseguí. Empleé sangre, sudor y todo lo que había aprendido en la universidad en convertir una pequeña editorial de manga en una de las mayores distribuidoras de novelas gráficas y literatura erótica de todo japón. Quizá no sea lo que mis progenitores hubieran querido para mí en un principio, pero al menos era un triunfador.



Tenía dinero, poder, mujeres trofeo peleándose por casarse conmigo...Esa última parte no me agradaba del todo; aún era joven como para comprometerme de esa manera, y los treinta son una edad estupenda para experimentar. Bueno; experimentar o...reafirmar lo que te gusta. ''¿Qué tipo de mujeres le gustan, Shiroyama-sama?'' es la mítica pregunta de esas mujeres que quieren meterse en mi cama y en mi cartera. La verdad es que no me interesan las féminas. He tenido alguna ''novia'' en mi juventud, pero sabía que algo no iba bien. Sabía que realmente no me sentía atraído hacia el sexo femenino. Así que amplié mis horizontes y comencé a interesarme por los hombres. Hasta ahora me ha ido muy bien.



Aunque desde que mi empresa se hizo importante debo guardar las apariencias y ya no es tan simple como antaño el entablar una relación con alguien... Conocer gente fuera del trabajo es complicado, por eso decidí instalar mi oficina personal en la sucursal más abiertamente gay que poseía; la de novelas BL. No era la más grande ni la más bonita, pero era lo que necesitaba. Equipos de dibujantes con una salud mental cuestionable, agentes eternamente estresados que se encargaban de ''perseguir'' a los escritores para que entregaran los borradores a tiempo... Un sitio interesante para trabajar, sin duda. Revisé al personal al dedillo pero a parte de algún polvo esporádico no encontré nada que me interesara para algo a medio-largo plazo.



Hasta que llegó él. Un chico lleno de ilusiones con una sonrisa bobalicona que irrumpió en mi despacho como un tifón descontrolado pidiéndome un trabajo. Y lo contraté. Al fin de al cabo necesitaba ayudantes para mis cada día más estresados dibujantes, y aquel chico parecía tener la suficiente energía como para incentivar al resto de empleados.



Pero sin duda alguna tenía más para incentivarme a mí.



Desde que lo contraté se las arregló para ser él quien me trajera todos los mensajes respecto a la evolución del trabajo del equipo en el que se encontraba, aun cuando no fuera necesario hacerlo personalmebte. Esas pequeñas ''señales'' que me daba fueron las que me animaron a llevar a cabo mi ''proposición indecente''.



-Kazuki-kun... ¿No sería más simple que me enviaras un e-mail con este tipo de cosas? No querría importunar tu trabajo con estas contínuas visitas a mi despacho...-



-Oh, no me importa, me gusta venir a verle de vez en cuando y hablar con usted...-su sonrisa parecía no desaparecer nunca



-Y dime, Kazuki-kun... ¿Te gustaría...verme más a menudo a partir de ahora? De manera extraoficial, por supuesto-



-¿Me está invitando a salir, Shiroyama-sama?-una risa pícara de su parte



-Fuera del ámbito laboral, puedes llamarme Yuu si quieres. Y no, no te estoy proponiendo que salgamos. La opinión pública no vería bien que tuviera a un hombre como mi pareja de hecho, este país no es tan liberal como lo hacemos ver. Únicamente quiero algo de diversión de fin de semana, desahogarme un poco. Solo te pido discreción con este asunto, nada más.-



Ladeó su cabeza, como deliberando sobre las posibilidades que se le presentaban.



-Entonces...me está hablando de algo así como... ¿amigos con derechos?-



-Podría decirse-



-¿Y si le digo que no me gustan los hombres?-



-¿No?-eso definitivamente me había pillado desprevenido-Pensé qué...-



-Hahahahah-al parecer se había burlado de mí-Es broma, me gustan los hombres, pero me temo que yo ya tengo uno de esos ''amigos con derecho'' de los que habla-



-¿Ah, sí?-



Mierda...



-Sí, eres tú, Yuu-sonrió ampliamente, se reclinó sobre la mesa y me tomó de la corbata para atraerme hacia él y así robarme nuestro primer beso



Con el paso del tiempo descrubrí que Kazuki no era un santo, ni mucho menos. Era impulsivo, y quizá algo ignorante en algunos campos, pero lo suficientemente adorable y experimentado en la cama como para perdonarle todo eso y mucho más. Creo que eso fue lo que hizo que lo nuestro funcionara. Los encuentros eran mecánicos al principio, realmente no existió una ''primera vez'' entre nosotros, si entendemos esto como un primer encuentro sexual incómodo. Fue todo muy natural, como si estuviéramos hechos el uno para el otro. No en el sentido amoroso o romántico, por supuesto, me refiero a la más pura complementación sexual. Como decía, en un principio nuestros horarios estaban planificados, ya que primaba la discreción. Nos veíamos, teníamos relaciones y cada uno volvía a su hogar, yo no iba a su casa y él no venía a la mía. Habitaciones rentadas, nombres falsos para reservar...todas esas cosas de la ''fase previa'', de los romances adolescentes prohibidos. Pero nosotros ya éramos hombres adultos, y los sentimientos no son los mismos que en esa época en la que tu cabecita está repleta de hormonas clamando por sexo.



Quizá después de todo fuera mi edad y mi supuesto ''reloj biólogico'' que me incitaba a tener pareja lo que me hizo encariñarme de aquel niñato antes de lo que pensaba. Poco a poco, con el avanzar de los meses, todo se volvió más cálido, y nos rodeó un aura más....''amorosa''. Había más besos entre nosotros, más abrazos, más caricias. ¿Me explico? Quiero decir que no sé en qué momento exacto dejó de ser solo sexo y pasó a ser algo más. Si poníamos las cartas sobre la mesa seguíamos como al principio, dado que no lo habíamos hablado, pero debajo de la mesa de juego estaba claro que no. Yo sentía algo por él. No era un amor platónico, por supuesto, pero no me abandonaba esa sensación de cómo sería tener una relación con él, una relación de verdad. Sé que no puedo permitírmelo y que yo mismo impuse las normas de esto, pero... Quizá me esté arrepintiendo un poco de haberlo hecho.



Tampoco quiero que se acabe lo que tenemos ahora, prefiero dejarlo en ''stand by'', es más sencillo. Si una situación es agradable, y está bien ¿por qué cambiarla, tomando el riesgo de estropearla? Me gusta el sexo con Kazuki, está bien. No voy a ser avaricioso, no voy a pedir más de lo que ya tengo.



**



El primer día de trabajo siempre está lleno de reveses. Y más para mí, que no estoy acostumbrado a tratar con la gente. Soy lo más parecido al típico escritor que aparece en los animes cómicos como un reflejo del autor de la obra. Ya sabéis, a ese al que apresuran con las fechas de entrega una horda de señores trajeados que siempre parecen tener prisa. Pero soy bueno en lo que hago, y eso es lo que les gusta, y lo que hace que no me despidan a pesar de mi parco desempeño en el trabajo enfocado a los días cotidianos.



La sexualidad se palpa en cada una de las palabras que escribo, y mis novelas eróticas causan furor entre el colectivo femenino y el homosexual. A la gente le gusta leer las más personales y sucias aventuras de otros, es parte del atractivo de la decadencia humana.



Cuando se ofrecieron a transformar las aventuras de mis personajes en historias ilustradas, en mangas BL, no estuve de acuerdo; pues no me agradaban los horarios ni la idea de tener que ver como unos cuantos dibujantes aficionados deformaban a mis queridos protagonistas. Realmente acepté solo porque me llevaría una comisión más que interesante por los mangas si estos resultaban tener éxito una vez publicados. Ahora mi cometido se limitaría a guiar a ''mi equipo'' para que desarrollaran los dibujos y la historia de la manera más fiel posible a los bocetos que tenía en mi mente, los cuales eran una clave fundamental para la correcta interpretación de las acciones de cada personaje.



Nunca he estudiado nada referente a las artes plásticas, no tengo ni idea de hacer entramados, de como utilizar la tinta, o de cualquier otra cosa sobre el proceso de fabricación de un manga. Sin embargo, me gusta estar informado, y más si voy a desempeñar un papel en la creación de uno, así que he estado investigando. Los mangakas profesionales cuentan con unos cinco ayudantes para publicar un capítulo semanal, y trabajan por jornadas superiores a diez horas diarias. No estoy dispuesto a trabajar tanto, así que cuando el señor Shiroyama me informó sobre su idea, llegamos a un acuerdo para publicar los capítulos mensualmente, lo que reduciría considerablemente el tiempo que pasaría en la oficina cada día.



Llegué a la editorial con mis enormes gafas de sol y mi sombrero, tal y como acostumbraba a vestir normalmente. No soy un tipo corriente de traje y corbata, nunca lo he sido, pero me gusta verme bien si estoy de humor. Y la gente a mi al rededor suele alabar mi estilo...aunque quizá solo me hagan la pelota.



Me reuniría con el jefe antes de conocer mi nuevo puesto de trabajo, así es que me subí al ascensor para alcanzar la sexta y última planta, donde se encontraba su despacho. No era un sitio especialmente grande si lo comparábamos con otras sucursales de la empresa en las que había trabajado a lo largo de mis viajes en busca de inspiración.



-¡Espera un momento, no te vayas!-en el momento en el que las puertas iban a cerrarse, alguien irrumpió en el elevador



Era un chico joven, más alto que yo, con el pelo castaño hasta los hombros y lentillas azules, algo desaliñado y que no parecía tener muchas luces. Respiraba a bocanadas por la reciente carrera para alcanzar el ascensor.



-Menos mal....-suspiró con alivio-Uo... ¡Hola!-parecí captar su atención-¿Vienes de incógnito o qué?-se burló de mi indumentaria



Qué tipo más maleducado.



-No te había visto nunca por aquí, ¿quién eres?-me inquirió



¿Me tenía que presentar? ¿En serio? ¿Y si no quería qué? ¿Por qué tenía que ser educado con una persona que obviamente no lo era? No me gustan las convenciones sociales, van en contra de mi naturaleza. Quizá se deba a que soy un maldito sociopata.



-Kojima-le tendí la mano, a pesar de todo



-Kazuki-la tomó entre las suyas, las cuales eran calientes y ásperas-¡Y yo me bajo aquí!-pulsó nervioso el botón para detener el ascensor, al parecer llegaba tarde, pero ni siquiera me fijé en qué planta estábamos-¡Espero verte en la hora de comer!-se despidió con esa frase



¿Qué? ¿Verme? ¡Yo no quería ver a nadie! ¡No quería hacer supuestos amigos! Me escabulliría y no pasaría por la cafetería, al menos por ahora. De todas formas tampoco me agrada comer en público. ¡El primer día y ya tenía un acosador!



Puse mis gafas de sol apoyadas sobre el ala frontal de mi sombrero antes de entrar al despacho del señor Shiroyama. ¿Debería quitármelo también? ¿Sería de mala educación entrar con él puesto? Bueno, Byottaro, estamos en el siglo XXI, y el jefe es un tipo joven, no creo que le moleste, además tiene que estar acostumbrado a la gente de toda índole e indumentaria.



No tenía una secretaria ni nadie que gestionara las entradas y salidas de los empleados de su oficina, y no sabía si era porque realmente no la necesitaba o porque no le gustaba rodearse de ese tipo de lujos. Llamé a la puerta y una voz desde el interior me dio permiso inmediato para pasar.



-¿Kojima-san?-comprobó mi identidad antes de que cerrara la puerta detrás de mí



-Sí, soy yo-



-Uno de nuestros escritores más cotizados, ¿eh? Felicidades-una media sonrisa de lo más falsa-En el fondo sois todos iguales; unos vagos redomados de carácter agrio por fuera, pero unos genios depresivos con un nivel altísimo de creatividad por dentro...-una pausa lo suficientemente larga como para respirar pero no como para darme tregua para defenderme-Por favor, procura contener tu réplica mordaz pertinente como genio del uso de las palabras que eres y dirígete al estudio de la tercera planta. Es el que tiene un cartel rosa de: ''Comando Pink Machos''-suspiró avergonzado-Por supuesto no era mi idea, las siglas CPM significaban comité de producción de mangas, y están puestas en todas las puertas de los estudios. Pregunta por Jin, él es el que está al mando del equipo. O eso dice. Buenos días, Kojima-san-volvió a dirigir su mirada a la pantalla de su ordenador, y me sentí ofendido porque no me hubiera dejado ni siquiera abrir la boca, pero no tuve más remedio que irme de allí



Tomé las escaleras esta vez para llegar a la planta que me había indicado aquel inmundo ser al que de ahora en adelante me decidí a llamar ''la pantera (in)sinuosa''. Es el tipo de chiste que solo me hace gracia a mí, pero al fin de al cabo no va a salir de mi mente.



El pasillo de los estudios se abrió ante mí como un campo de flores. Todo era colorido, parecía uno de esos mundos ideales de los programas televisivos infantiles. Cada una se las salas tenía su propio color; azul, verde, rojo...parecían M&M's. Por las indicaciones que me había la pantera (in)sinuosa me dirigí al estudio rosa. Supuse que sería algún tipo de mofa común sobre su homosexualidad; qué maduro por su parte.



Giré la perilla de la puerta esperando cualquier cosa detrás de ella, pero la verdad es que no había previsto esta posibilidad. Sonaba una de esas populares canciones interpretadas por voces sintéticas... ¿Vocaloid se llamaban?



Cual fue mi sorpresa al reconocer a aquel chico molesto del ascensor de pie sobre la mesa de trabajo, frente a una pantalla de televisión que reproducía la versión karaoke de aquella maldita canción. La otra persona que se encontraba en la sala -supuse que sería Jin- cantaba, o más bien daba berridos para alcanzar los altísimos tonos que profería aquella muñeca de coletitas azules. El tal Kazuki lo acompañaba, para-para incluido, utilizando una revista enrollada como si fuera un póster como puerro improvisado. Repentinamente la lanzó junto con un grito, y temí por la integridad de mi cabeza. Jin dejó de cantar dando paso a la instrumental, y Kazuki continuó balanceando su trasero de un lado a otro.



-¡Oh, tú debes ser Byou!-



Asentí brevemente.



-Hooola, Byyyouuu~-fue el saludo distorsionado de Kazuki, a la par que se daba la vuelta para verme-¡Oh, pero si eres el del ascensor!-bajó de la mesa de un salto-Entonces tú eres el famoso escritor-acercó su cara a la mía más de lo que me hubiera gustado, con gesto pensativo, como si me estuviera estudiando-¡Me he leído todas tus novelas!-cambió esa expresión por una sonrisa bobalicona



-Prefiero Kojima, Byou solo es mi alias para que mi pobre abuela no vea mi nombre en esa ''sección indecente'' de las bibliotecas-fue el único comentario que hice, seco



Me quedé pensando un momento en lo que acababa de decir Kazuki. ¿Ese niñato acaso tenía edad para leer mis libros? ¿O capacidad intelectual para comprenderlos?



Jin apagó la música, y se presentó formalmente entonces:



-Encantado, Kojima, puedes llamarme Jin. A Kazuki ya lo conoces, por lo que veo...-



-Sí...ah...-



¿Qué debería preguntar primero?



-¿Mi equipo...consta...solo de... vosotros dos?-



-Ah, no, somos dos más, pero has llegado muy temprano, la jornada ni siquiera ha empezado-me intentó tranquilizar Jin



-¿Cómo que no? ¡Pero si son las nueve y media!-



-Ya, pero estos días estábamos medio libres de trabajo y el horario era catastrófico...-



-Además, somos los únicos dos pringados que sabían que venías-se quejó Kazuki-Yo quería más tiempo libre...-infló sus mejillas de manera infantil



-Pero no pasa nada, los demás vendrán cuando se despierten-Jin volvió a intentar tranquilizarme



-O cuando terminen de follar-terció Kazuki



-Déjalos, ya están haciendo algo más útil que nosotros-carcajadas por parte de Jin

Notas finales:

Bien, no sé como saldrá este nuevo proyecto, espero que bien >w<

 

Un rewiew? si? jojo


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