Mucho antes de que el gran reino Dark se dividiera en dos por aquella singular muralla, los seres vivos convivían en armonía, todo estaba en un total equilibrio.
En aquel entonces, existía un joven de unos 500 años de edad aun que aparentaba unos 12 años, este no era cualquier joven era un kitsune, él era conocido por todos y respetado muchísimo; él era el causante de las buenas cosechas, que el gran reino estuviera en paz y armonía, que la salud nunca faltara, que prosperara el reino en todo sentido. Era considerado casi un dios.
Él era un kitsune muy poderoso, su hermoso cabello amarillo como los mismos rayos del sol, sus ojos azulados como zafiros, su piel levemente morena, unas extrañas marcas zorrunas en sus mejillas, dos orejas rubias de zorro se asomaban en su cabeza y una cola esponjada amarilla y de punta blanca se agitaba tras el felizmente.
El kitsune se llevaba bien con todos desde animales y personas, el era un amante de la naturaleza cuidaba mucho de todo lo que le rodeaba ya que era muy feliz, “si nada de esto existiera yo seguiría solo” esos eran sus pensamientos.
Su mejor amigo era nada más y nada menos que el heredero de aquel reino; Sasu era su nombre, un joven de cabello azabache, tez blanca y ojos tan negros como el carbón.
En el reino todo era tan pacificó, carnavales de las estaciones del año y por supuesto como no olvidar en el que se conocieron el pequeño Kitsune con Sasu…
Todo estaba en su memoria tan fresco como si hubiera pasado hace un día:
Ya tenía tiempo que el Kistune había llegado a aquel reino, gracias a él se dieron las cosechas y prospero el reino. Los habitantes de Dark estaban muy felices y agradecidos por las buenas acciones que hacia el kitsune; así comenzó el carnaval que se hace los primeros 3 días de mayo cuando allí comenzaba la primavera.
Los pétalos de cerezo flotaban y caían de los arboles que estaban floreciendo, agradecidos del pequeño kitsune quien cuidaba de ellos.
Todos los preparativos estaban listos, la enorme fogata en forma del kitsune estaba en el centro en la noche seria prendido y los fuegos artificiales adornarían el cielo nocturno, mientras las danzas comenzaban. Justo cuando fue encendida la fogata el carnaval comenzó.
El príncipe Sasu estaba caminando mientras miraba los fuegos artificiales coloridos… En aquel entonces solo tenía 14 años… Desde un callejón podía ver el cielo y escuchar la música distante.
Fue entonces cuando en un pequeño susurro escucho una voz extraña la cual le decía:
-Que lindas luces… No he hecho gran cosa, no es necesario que hagan todo eso… ¿Y tu amigo que haces aquí tan solo? Es extraño que no estés con los demás… Nadie debería estar solo sabes… -Esas fueron sus palabras tan gentiles, Sasu solo volteé a verlo y pudo ver aquellos rasgos zorrunos, ese ser parecía un sol radiante en la obscuridad…
-Si, no me gusta mucho el ruido, me gusta más la calma, paz y tranquilidad no soy muy sociable… -Comenzó a hablarle, se dio cuenta que era el kitsune, era muy obvio, aun así le hablo como si nada.
–Hubo un tiempo sabes… Yo estaba muy solo… tengo casi 500 años realmente… Es muy doloroso y duro esta solo por tanto tiempo –Su mirada se volvió algo triste mientras seguía contando
– Gracias a todos ustedes no estoy solo… ya no –Sonrió para luego decir –Por cierto mi nombre es Naru es un placer… Esta noche es muy bonita –Sonrió… Esa sonrisa contagio al otro que seguidamente sonrió para contestar – Bien Naru, ya no estás mas solo te lo prometo y si llegas a sentir esto recuerda que me tienes a mí y a mi pueblo. Mi nombre es Sasu un placer –Le tendió la mano para saludarlo, el otro no entendió muy bien pero le dio tímidamente la mano, esa fue la vez que se conocieron bajo las estrellas y aquella música distante que adornaba sus voces al platicar… Hacia al cielo mirar se dejaban cautivar por esas véngalas mil… Sus miradas pronto se atraparon una en otra, “todo en ti me cautivo”…
Desde aquel día se volvieron amigos… Los años pasaron y estaban cada vez mas unidos.
“Los mejores amigos de todo Dark” Así eran conocidos, uno de esos días tan pacíficos como los de siempre fueron a dar un paseo por el reino, claro que Sasu se había salido de casa para ver a Naru, a sus padres no les agradaba que pasara la mayor parte del tiempo con el kitsune; Sasu tenía deberes que atender y por supuesto tenía que buscar a su futura esposa, pero no podía evitar estar más con Naru… Ese día se aventuraron al bosque claro que Naru conocía el bosque como la pala de su mano. Ya estaba por anochecer llegaron a un precipicio del cual se podía apreciar todo el reino de Dark... simplemente una vista espectacular, bello y pacifico…
Se sentaron a observar la hermosa puesta de sol… Era la primera vez que el kitsune llevaba allí a Sasu ese día el príncipe cumplía sus 22 años y a esa edad debía casarse pero aun no encontraba a su esposa, nunca se había tomado la molestia de hacerlo. Naru se veía de 14 años de verse de esa edad no pasaría hasta que tuviera realmente unos mil años…
Después de media hora la puesta de sol estaba comenzando, ambos veían con ansias…
Un susurro antes de que la noche comenzara su gobierno se escucho: -Naru… Te quiero- Esas fueron sus últimas palabras cuando la obscuridad inundo el lugar… Un incomodo silencio los invadió. Naru se fue, dejando solo a Sasu, este tomo su camino y se dirigió al reino… La obscuridad no le ayudaba mucho apenas y pudo llegar a su casa pero lo hizo su sentido de la orientación era muy bueno.
Se veían como de costumbre charlando y riéndose por cualquier tontería hablaban como si nada de eso hubiera pasado. Pasaron las semanas y todo era normal… Pero comenzaron a dejar de frecuentarse, hasta que totalmente ya no se veían para nada… Un sábado después de aquel festival de primavera Sasu se encontraba viendo los fuegos artificiales desde su balcón mientras pensaba “¿Por qué ya no lo he visto… desde eso?” Ese momento cuando le dijo “te quiero” no salía de su mente, estaba tan fresco como el agua.
Se recostó en su cama se sorprendió totalmente al ver una cola esponjada salir de su cobija la cual estaba abultada, no pudo evitar sonreír muy feliz se sentó en la cama tomo con su mano la cola esponjosa y la acaricio de repente se erizo como un gato y salió de la cama sonrojado su amigo.
–Sasu… Bueno yo… -Estaba algo tímido realmente había ido a ver a Sasu porque lo extrañaba ya hacia el tiempo que no lo veía ni le hablaba y eso no le agradaba para nada. La puerta se abrió de un azotón, Naru ante esto se metió debajo de la cama algo asustado y sorprendido por el ruido, estaba tan concentrado en lo que le iba a decir a Sasu que no noto que subían al cuarto.
Un hombre de cabello negro la misma noche de ojos rojizos como la sangre, el era pariente de Sasu para ser exactos su tío. A lado de aquel sujeto estaba varios guardias con sus espadas.
–Escuchen este niño ha querido matar al príncipe Sasu, lo ha estado engañando… ¡Nos ha estado engañando!, yo mismo lo vi envenenar la comida del lugar… está haciéndole cosas extrañas a los cultivos. ¡Atrapadlo no lo dejen ir! –Su voz era fuerte y sus órdenes eran escuchadas por los guardias quienes obedecerían. Una sonrisa malvada y sedienta de poder se apodero del rostro de aquel hombre de mirada rojiza, el kitsune salió por la ventana ágilmente pero ya estaba rodeado, mas guardias estaban allí esperándolo con armas, el tío de Sasu salto por la ventana, extrañamente aterrizo sutilmente en el piso. Sasu quien sabía que Naru jamás aria algo así, arrojo una soga y bajo por la ventana.
–“Ese hombre es muy poderoso puedo sentirlo…” –Pensó Naru, aquel sujeto solo le dijo: -Quiero tu poder Kitsune y nada me lo impedirá, todos creerán que te volviste loco y quisiste matar a tu mejor amigo – Comenzó la pelea con esto, curiosamente este hombre era muy poderoso tal y como lo había pensado Naru… Naru no quería lastimar a nadie pero se defendió… Sasu no interfirió en aquella pelea estaba asombrado por el poder de ambos… Era muy estremecedora la pelea… El joven Kitsune yacía en el piso, algo que no le gustaba para nada era matar a otros seres vivos, jamás le gusto. No quería matarlo pero parecía que solo así se detendría… Ya varios habitantes estaban observando la épica batalla… Sasu quería ayudar pero no pudo… Naru estaba en el piso, su cuerpo estaba inmóvil lo último que pudo decir fue: -Sasu… Yo también te quiero Sasu… - Su destino era terminar así… Al escuchar esto Sasu sintió que su mundo se le derrumbaba el ser más querido para él había muerto…
-¡Madara!!! ¡¿Por qué??! –Intentaba contener sus lagrimas se abalanzo furioso contra él pero no pudo hacerle gran cosa este ya se había hecho con su poder y era poderoso.
–Hare que te veas con tu amiguito –Un segundo después todo se nublo para él. Los dos chicos yacían en el piso inertes uno frente al otro, Sasu no logro tomar la mano de Naru… la hubiera gustado mucho… estar más tiempo con el…
Los habitantes se quedaron pasmados al ver aquella escena, casi en shock.
“El kitsune y Sasu-sama. Han acabado han terminado con sus vidas en una aterradora pelea… Quise detenerlos pero fue muy tarde” –Esas fueron las palabras de Madara con un tono triste… Muchos le creyeron, otros les creían a los espectadores. Y así se dividió el reino en dos y una muralla creció… el reino Remolino por los que creían en el kitsune y el reino Dark para los que creían la gran mentira.
Desde aquel entonces esa mentira se convirtió en leyenda… Sobre como un kitsune enloqueció y mato a su mejor amigo para luego acabar el mismo con su vida.
Solo muy pocos saben la versión verdadera de esta leyenda. De dos almas que querían estar unidas... Prácticamente eran uno solo, pero el cruel destino los separo aun después de la muerte.
“Se dice que el legendario Kitsune reencarnara pero su destino no cambiara.”
Esta historia se ha ido olvidando por ambos reinos…
“Aquel reino que olvida su historia está destinado a vivirla de nuevo”