Oh dios mío. Pensé para mí mismo. Aquí viene el mal remate, por favor, por favor, no lo digas. Lo sabía, así eran las cosas, maldita sea, claro que lo sabía. Fue el alcohol, yo no quería, no sabía lo que hacía, no eres tu soy yo, encontraras a alguien que te merezca, así son las cosas. ¡Carajo! Claro que sabía todo eso.

¿Lo sabía?

A Eric le habían ocurrido cosas inusuales en su vida.

No, en serio, cosas realmente inusuales. Quizás nada paranormal o encuentros del tercer tipo. Pero había cosas muy peculiares en su vida.

Charles, por ejemplo. Y era el mejor ejemplo, la verdad.

Conocerse había sido pura casualidad.

O quizás el destino. O, ya que estamos, quizás el karma.

Porque al karma le gusta joder bastante al projimo.

Nunca he creído en el amor a primera vista. Pensar si quiera que puedes enamorarte de alguien con sólo verle una vez siempre me ha parecido una idea absurda y surrealista. 

O por lo menos es lo que siempre he creído hasta ahora que me topo con el amor a primera vista de frente, sin que nadie me avisara de ese molesto sentimiento en mi pecho.

Porque me he enamorado a primera vista y alguien se ha enamorado de mi a primera vista.

Es una lástima que a mi me guste el chico frente a mi y yo vuelva loco a su perro, el cual ha babeado mi cara y creo que tiene la oscura intención de follarse mi pierna.

Entonces las llamadas, los mensajes y las miradas deberían estar totalmente prohibidas entre ustedes, porque no hubo un seamos sólo amigos ni nada de eso. Fue un se acabó Ethan, seco, duro, doloroso.

Pero, al fin y al cabo, nunca es tarde para dejar de ser un cobarde. Para tener el coraje de sentirse completo y llenar ese vacío en tu interior.

Cuando las puertas se cerraron a su espalda y el metro partió, respiró el aire viciado del subterráneo y lo soltó con un gesto de asco. Odiaba el olor a tanta gente congregada. Y todo lo sufría por un par de caricias.

Se preguntaba constantemente cómo había llegado a esa situación y por qué no hacía nada por detenerla o mantener un poco de autocontrol.

Porque valía la pena.

Pero, ¿cuánto estaba dispuesto a soportar al final?

Es como te gusta, fuerte, no muy marcado, pero no es afeminado y eso está bien. Porque es un hombre, el hombre que amas.

Pero sigues aquí, ¿sabes por qué? Porque eres un cobarde. Temes entregarte y darlo todo y, al final, ser abandonado.

¿Por qué? Dime por qué sigues aquí viéndolo partir.

No, mañana ha de ser un día gris sin esperanza, donde la normalidad volverá a mi vida, con mi familia adinerada y nuestras mentiras de cada día.

Porque así es como han de ser las cosas, bien ha dicho mi padre alguna vez –o quizás mi madre-, un maricón no tiene ni esperanza ni futuro.

Así que sólo de sueños puedo vivir… aunque, sin saberlo la realidad siempre es mejor que un sueño.

En muchas ocasiones solemos preguntarnos, como será el encontrarnos con la persona que esta “destinada” para nosotros.

Porque nadie quiere ser el ultimo en quedarse así
Porque todos quieren sentir como es cuidar a alguien
Amar a alguien con mi vida en sus manos.

Familia, niños, gritos, lloriqueos y pataletas mientras esperan a Santa Claus.

¿Qué mejor navidad que esta?

Sí, por favor, noten el sarcasmo en mi oración.

Quizás algo, o alguien, le pueda hacer cambiar de opinión.

-¿Cómo se aparean los peces?–

Las dudas de los niños son tan simples. Y mientras alguien se las responde, el puede entretenerse en otras cosas.

Un niño curioso, un hermano aburrido y un joven en el lugar indicado en el momento preciso.