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El momento exacto

Explicaciones

5.- Explicaciones


 


Corría... como nunca. No sabía cuánto tiempo llevaba corriendo ni de que escapaba, pero sabía que no era suficiente. Todo acabaría si se detenía. Pero ya no tenía más fuerzas. Cayó de rodillas en la calle, no había una sola persona que pudiera ayudarlo. De pronto supo de qué huía. De todos los lugares salían hombres corpulentos de miradas lascivas... se sentía un plato de comida. Lo miraban como si lo fueran a devorar. Tembló ante esta idea. Sintió manos por todo su cuerpo, algunos sostenían sus piernas y brazos para que no se volviera a escapar, el resto... solo lo manoseaban. Cerró los ojos. No quería saber cuando alguien se atreviera a hacerle "eso". Sintió una lengua traviesa en su oreja y luego un murmullo que entendió como «Ahora vamos a la acción». Entonces... despertó.


Asustado y con el corazón golpeando como si fuera una maratón comprendió que estaba soñando... o por lo menos lo último sí que había sido un sueño. Estaba seguro que esa frase la había escuchado en la vida real.


No sabía dónde estaba. Lo último seguro de lo que fue consciente fue de un cálido abrazo.


Miró a su alrededor. Estaba sentado con un pijama que no era suyo en una cama que no era la suya. Un paño húmedo se había deslizado desde su frente, lo tomó y lo dejó en el velador. Lentamente se levantó y al mirar por la ventana vio que era de noche, también se percató que esa habitación tenia vista al mar. Sonrió, le gustaba el mar, lo tranquilizaba.


Algo en esa habitación le daba paz, no sabía muy bien qué. Inspiró profundamente para tratar de ordenar sus ideas y entonces lo recordó. Una mezcla bastante peculiar de aromas: marino, chocolate y... cítricos. Sonrió, sin temor a equivocarse se dijo que ese era el aroma de su pelirrojo entrenador.


Caminó lentamente hacia la puerta que estaba entreabierta. Al llegar al pasillo dudó de a dónde dirigirse, todas las puertas que veía estaban cerradas así que se decidió por las escaleras, abajo se apreciaba luz. Bajó afirmándose de la pared, se sentía débil y adolorido. A mitad del recorrido sus piernas no lo sostuvieron más y cayó.


Pero en lugar de alcanzar al suelo, llegó a los brazos de un pelirrojo que lo miraba con el ceño fruncido. No tuvo tiempo de hacer amago de ponerse en pie cuando el pelirrojo lo había alzado del suelo en sus brazos para llevarlo al sillón.


Una vez allí tomó una manta del respaldo y lo cubrió con ella. Se sentó frente a él para poder conversar, pero el pelinegro se le adelantó.


-Sakuragi-sama...- dijo el pelinegro algo confundido.


-Por Kami, solo dime Sakuragi ¿sí? Me haces sentir viejo.-


El pelirrojo le interrumpió con una sonrisa alentadora que deslumbró al pelinegro. Al ver que el chico no continuaría con lo que tenía previsto, se decidió a hacerlo él.


-¿Cómo te sientes?-


-Mejor...-


-¿Recuerdas lo que pasó?-


-Si.-


Rukawa bajó la vista avergonzado, pero el pelirrojo lo tomó del mentón y le sonrió tranquilizador.


-Escúchame. Tú no tienes la culpa de lo que pudo haber pasado. No te hicieron nada así que esto solo quedará como un mal rato ¿sí? Ahora voy a traerte algo de comer y tú te quedarás aquí tranquilo.-


El pelirrojo se dirigió a la cocina y volvió al minuto con un vaso con agua y unas pastillas que Rukawa miró desconfiado.


-Son un antipirético, un analgésico y un antiinflamatorio.- le dijo para tranquilizarlo.


El pelinegro se los tomó justo cuando su anfitrión volvía con un tazón con sopa. Luego de repetirse su comida apoyó la cabeza en el respaldo del sillón.


-Deberías ir a acostarte.- Sakuragi aún estaba preocupado.


-Tendré pesadillas.-


-¿Quieres avisar a alguien que pasarás la noche aquí?- decidió dejarle en claro que no lo dejaría marchar así como así.


-Vivo solo y no tengo amigos ni familiares que se preocupen por si duermo o no en mi casa.- le agradó lo que el pelirrojo le dio a entender.


Sakuragi no fue consciente de cuándo decidió abrazar al pelinegro. Solo sabía que sentía la necesidad de protegerlo y cuidarlo.


-Yo me preocupo por ti... cuando te vi en ese callejón me asusté al pensar que te podían haber hecho algo.-


Lo abrazó más fuerte y el pelinegro se arrimó más a su costado, se sentía bien ahí, era como volver a un lugar que siempre fue suyo. Estuvieron unos minutos en silencio.


Sakuragi intentaba que el otro se relajara y se durmiera para poder llevarlo a acostarse. Lo acariciaba pasando su mano lentamente por su espalda y sus cabellos. Después de un rato decidió comprobar si efectivamente se había dormido como le parecía.


-¿Duermes?-


-No.-


Suspiró algo frustrado. Si no dormía por lo menos podrían hacer algo provechoso. Había algunas cosas que quería saber.


-¿Por qué no has ido a los entrenamientos?-


Rukawa lo miró confundido. A él le parecía más que obvia la respuesta a esa pregunta. Aún así decidió contestarle.


-Te golpee.-


-¿Y?-


-Golpee al entrenador del equipo, es obvio que esté expulsado de éste.- parpadeó confuso.


Un segundo de silencio donde el pelirrojo asimiló lo que escuchaba. Luego dio su respuesta.


-¡Jajajajaja! ¿Eso es todo?-


Vio como el pelinegro asentía algo ruborizado. Decidió continuar.


-No te comportes como un tarado, por favor. Sé que no lo eres. Nadie sabe lo que pasó ese día en mi oficina. Ni de tu disque renuncia al equipo, ni de tu agresión al entrenador.-


-¿Por qué?- fue lo único que pudo decir.


-Bueno... te había dicho que quería conocerte y que lo que me dijeras no saldría de mi boca. Sé que estábamos en mi oficina y hablando de basquetball... pero estoy seguro que todo lo que pasó no tenía nada que ver con el equipo, sino con algo más personal. Por eso esperaba que lo entendieras y volvieras al equipo.-


-Yo... necesito... pensarlo.-


Rukawa estaba muy confundido. No podía ser que el pelirrojo lo conociera mejor de lo que él mismo se conocía. Además le estaba empezando a quedar claro que hacia todo mal. Todo.


Tan ensimismado en sus pensamientos estaba que solo volvió a la realidad cuando el pelirrojo puso su mano sobre su cabeza y le acarició los cabellos, desordenándoselos.


Se ruborizo. Sakuragi lo trataba como a un niño, como a uno de sus alumnos, se dijo. Se entristeció ante esta idea. Lo que hacía por él, lo haría por cualquier integrante del equipo. Tenía que dejar de pensar en su entrenador como hombre y abrir los ojos a la realidad.


-Piénsalo... por ahora deberías descansar.-


Se puso de pie y le tendió una mano que el pelinegro aceptó gustoso para levantarse. Con uno de sus brazos en la cintura lo ayudó a subir las escaleras. Lo ayudó a acomodarse en la cama y lo cubrió. Antes de irse le dio unas últimas indicaciones.


-En el velador junto a la cama tienes un vaso con agua fresca, el baño esta frente a la habitación y yo estaré durmiendo en la pieza al final del pasillo, cualquier cosa me hablas y me despiertas. Siéntete como en tu casa, puedes usar lo que necesites sin remordimientos. Buenas noches, mi niño...- le dio un beso en la frente y salió de la habitación antes de que Rukawa pudiese reaccionar ante lo que acababa de suceder.


Tan turbado estaba por lo que había hecho el pelirrojo que le costó conciliar el sueño, pero cuando lo hizo, fue sin pesadillas.


 


˜*˜


 


Rukawa se despertó y luego darse un par de vueltas para intentar dormir un poco más, se rindió y se levantó.


Siempre le había gustado dormir y lo conseguía sin ningún problema. Despertar era otro asunto... toda una odisea. Si pensaba en que había cambiado ahora, la respuesta sería simple: estaba bajo el mismo techo que el pelirrojo y no quería desperdiciar un solo minuto de su compañía.


Se dirigió a la ventana para mirar el exterior. La noche anterior había estado demasiado oscuro como para ver exactamente donde estaba. Ahora con la luz del día recién se ubicó. Era en un extremo de la ciudad, un barrio residencial. La playa era hermosa y las casas además de grandes y lujosas tenían sitios bastante amplios. El pelirrojo debía de tener mucho dinero. Ese pensamiento lo intranquilizó un poco.


Con el nuevo día y la cabeza algo más despejada también pudo apreciar la habitación. En el centro se encontraba una cama a la que le calculó 2.50 x 2.50 metros con dos veladores a sus costados. La pared izquierda estaba cubierta en su totalidad por un hermoso closet de color caoba. Mientras que la pared del lado derecho tenía un gran ventanal que daba a un balcón donde se hallaba una silla mecedora y algunas plantas a los costados. Volvió a mirar la habitación de un perfecto blanco invierno. Estaba decorada de forma simple, pero por eso mismo era apta para el descanso.


Se dirigió al closet que estaba correctamente ordenado. Sacó un pantalón beige, una polera manga larga blanca y un chaleco a rayas que dejó sobre la cama. Tomó también dos toallas y se dirigió al baño.


Salió tan raudo de la habitación que no vio que alguien más salía del baño. El pelinegro perdió el equilibrio, pero fue sostenido por una mano en su cintura.


-¿Por qué siempre que nos encontramos vas en dirección al suelo?- dijo el pelirrojo con una sonrisa.


Rukawa no pudo menos que ruborizarse, era verdad. Junto a él se volvía torpe y atolondrado. Recién en ese instante notó que un sexy pelirrojo cubierto solo por una toalla sostenida a su cintura con una de sus manos lo tenía abrazado de su cintura. Se colocó nervioso, era una imagen algo comprometedora para alguien que los viera sin saber qué pasaba. El pelirrojo rió estruendoso ante su bello sonrojo.


-Buenos días, mi niño...- y lo besó en la frente mientras se dirigía a la habitación dejando al moreno anonadado en el pasillo.


Rukawa entró al baño. Ese pelirrojo le movía el piso como nunca nadie lo había hecho, desestabilizaba su mundo. Encontró su saludo lo más tierno del mundo, pero no por eso podía sacarse de la cabeza la sexy imagen de él casi desnudo, con esas traviesas gotitas de agua que caían despreocupadas por su cabello, su cuello, sus brazos, su abdomen hasta llegar a... detuvo sus pensamientos demasiado tarde.


Se metió a la ducha rápidamente y dio el grifo del agua fría. Miró su entrepierna y nada, entonces hizo lo único que podía hacer para bajar su excitación: masturbarse. Con la imagen de hace unos minutos atrás logró un orgasmo como nunca antes había tenido, tuvo que contenerse mucho de no gritar. Pero consiguió su satisfacción.


Era humillante, nunca antes lo había hecho pensando en alguien en especial. Tenía que sacarse de su cabeza esta idea para poder conversar con el pelirrojo como si nada en cuanto lo viera.


Después se bañó. La ducha limpió el rastro de su reciente actividad y de la noche cubierto de sudor que acababa de pasar producto de la fiebre. Cubrió su cintura con una toalla y con la otra se secó el cabello. Luego se dirigió a la habitación para vestirse.


Bajó a la cocina donde el pelirrojo preparaba el desayuno. La forma cómo iba vestida lo hacían parecer un modelo de pasarela: pantalón gris oscuro con cinturón negro, camisa blanca con el último botón desabrochado y cubierto con un chaleco plomo. Su cabello caía húmedo y descuidado, como si lo hubiese peinado con la mano.


Llevaba las mangas levemente subidas y se movía con agilidad por la cocina mientras preparaba las cosas que rápidamente iba depositando en la mesa que ya estaba preparada para dos personas.


Sakuragi se giró y le sonrió.


-Toma asiento y ponte cómodo.-


Un minuto después se sentaba junto a su huésped para su primera comida del día. Hablaron poco y sobre cosas sin importancia.


Una vez que terminaron el desayuno, el pelirrojo ordenó la mesa y la cocina para luego sentarse en el living donde el pelinegro ya lo esperaba para poder conversar.


Estaban en el mismo sillón, frente a frente. El pelirrojo esperaba que el otro hablara primero, era obvio que quería hacerlo, pero no encontraba las palabras. Así que solo le dio tiempo y guardó silencio.


-No volveré al equipo...-


Miró al pelirrojo. En los ojos de éste se leía claramente la confusión ante tal afirmación. Así que decidió explayarse un poco más.


-Porque si lo hago, no podré hacer esto.-


Antes que Sakuragi pudiera reaccionar a lo que había oído, el pelinegro se había arrojado a sus brazos y lo besaba desesperado. 

Notas finales:

Gracias a las personas que se han dado el tiempo de dejar Review. Ojalá lo sigan haciendo.


Espero les esté gustando como va la cosa :)


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