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El momento exacto

Perdiendo El Control

9.- Perdiendo el Control


 


Era lunes por la mañana y ambos se encontraban desayunando calmadamente. Rukawa había decidido no ir a la Universidad ese día para poder quedarse en casa a recibir las cosas que comenzarían a llegar en unas horas.


Mientras el pelinegro lavaba lo que habían utilizado al desayuno escuchó el timbre que supuso que el pelirrojo atendería. Un pequeño grito lo hizo salir de su calma habitual.


-¡Hana-kun!-


Asomó su cabeza por la puerta de la cocina para ver quien llamaba así a su pelirrojo y lo que vio lo dejó congelado. ¿Quién era esa mocosa de unos 22 años, baja y menuda de cabellos castaños y ojos azules que estaba abrazada a "su" pelirrojo? ¿Y por qué éste la tomaba de la cintura, logrando así levantarla varios centímetros del suelo?


-¡Oh! Estas acompañado... yo lo siento.- dijo la muchacha visiblemente turbada.


-¡Jajajajaja! Tranquila Haru-chan. Ven, los presentare.


Llevó a la muchacha al living y llamó al pelinegro con la mano para que se acercara y se sentara con ellos.


-Rukawa... ella es Akagi Haruko. Mi mejor amiga, casada con mi mejor amigo. A veces vienen a la casa, pero ella está aquí, hoy lunes por la mañana porque su empresa de aseos se encarga de limpiar el desastre que es esta casa. Por cierto Haru-chan... me habías dicho que Matsui no podría venir esta semana, pero ¿y Fujii?


-Ella tuvo que hacer unos trámites, llegará en un rato, una hora como mucho.- respondió la joven.


-Bien. Haruko... él es Rukawa Kaede. Un integrante del equipo de basquetball, desde el jueves en la noche vive aquí conmigo, te pido discreción, no quiero que nadie lo sepa.-


-¡Pero Hana-kun! Me ofendes, por supuesto que no se lo diré a nadie.- dijo todo esto con una sonrisa.


-Gracias.-


-Bien, me iré a cambiar para comenzar a trabajar... por cierto Hana-kun, me dijo Yohei que traería tu encargo después de almuerzo.-


Sakuragi asintió con una sonrisa. Haruko se volvió a mirar al joven pelinegro para hablarle.


-Por cierto joven Rukawa... un gusto en conocerlo. Si Hana-kun te trajo a vivir a su casa significa que te has ganado un muy buen amigo...-


Haruko estaba dándole la espalda al pelirrojo, por eso éste no vio cuando ella le guiñó un ojo al pelinegro, dándole a entender que sabía perfectamente que entre ellos dos había atracción como mínimo.


 


˜*˜


 


Una hora después de la llegada de la castaña, llegó una muchachita de su porte y edad, de cabello rojizo. Saludó amablemente y subió por las escaleras. Rukawa supuso que ella era Fujii, la chica por la que preguntó el pelirrojo.


Lo primero que llegó fue el closet y el escritorio que luego de varios intentos lograron armar entre Rukawa y Sakuragi. Cuando acababan de terminar tocaron el timbre los que traían la silla del escritorio y la alfombra que no tardaron en ubicar en sus respectivos sitios. Solo media hora descansaron cuando aparecieron personas con bolsas y bolsas de ropa.


El pelirrojo era un desastre con eso, así que solo las tomó y se las llevó a las muchachas que acaban de terminar el piso superior para que las guardaran ordenadamente en el closet.


A media mañana apareció otro cargamento de ropa y algunos implementos deportivos. Rukawa se preguntó en qué momento el pelirrojo había comprado una bicicleta, pero ahí estaba. Supuso que tan inmerso en las compras se encontraba que ni siquiera lo notó.


Mientras el pelirrojo subía la ropa para que fuera ordenada, él fue a guardar la bicicleta a la pieza que había visto en el patio de la casa. Al volver se encontró con un par de cajas que supuso serian las compras misteriosas del pelirrojo.


Esperaron que Haruko y Fujii bajaran antes de subir a instalar el notebook y la mutifuncional que el pelirrojo compró pensando en los trabajos que debía hacer Rukawa. Se tardaron un poco, estaban algo enredados con las instrucciones, pero al final lo lograron.


Antes de salir de la habitación, el pelirrojo le tendió una caja. Rukawa la miró desconfiado y la abrió. Un celular último modelo. Miró a Sakuragi como preguntándole que era eso.


-Solo quería que tuvieras como comunicarte y ubicarte en caso de que te me pierdas. Si necesitas que te vaya a buscar en auto o cualquier otra cosa... además tiene un plan, así que de eso no debes preocuparte. Por cierto, en la casa hay wi-fi.-


Dijo lo último apuntando el notebook para desviar la atención del celular y evitar que el pelinegro se enfadara por intentar mantenerlo controlado. Pero la respuesta de éste lo descolocó.


-Gracias.-


El pelinegro se había lanzado en su dirección y de puntillas rodeaba su cuello, apoyando la cabeza sobre su hombro. El pelirrojo solo pudo corresponderle el abrazo tomándolo de la cintura y estrechándolo fuertemente. Luego lo besó en la frente.


-No hay nada que agradecer, mi niño...-


Luego de eso bajaron al living. Las chicas estaban terminando el aseo de la casa y guardaban sus cosas para irse.


-Nos vemos Sakuragi. Un gusto Rukawa.- dijo Fujii con una inclinación de cabeza mientras salía para esperar afuera a su amiga.


-Nos vemos Hana-kun.- dijo Haruko mientras besaba su mejilla.


-Nos vemos Haru-chan, te diría que le des saludos a Yohei, pero lo veré en un rato.- dijo Sakuragi con una sonrisa.


-Un gusto joven Rukawa, supongo que nos seguiremos viendo todas las semanas.- agregó Haruko con una sonrisa socarrona.


-Un gusto.- respondió algo avergonzado.


 


˜*˜


 


Se encontraban viendo una película luego del almuerzo cuando se oyó el timbre.


-Yo voy.- respondió rápido el pelirrojo.


El pelinegro no pudo evitar estirarse en el sillón para ver quién era. Tres muchachos entraron a la casa como si fuera de ellos.


-¡Muchachos! ¡Muchachos! Calma... no estamos solos.- dijo Sakuragi.


Recién en ese momento los tres pares de ojos se posaron en Rukawa, quien se avergonzó al sentirse observado.


-Chicos, él es Rukawa Kaede... ahora vive conmigo. Más les vale que mantengan su bocota cerrada y no se lo digan a nadie porque forma parte del equipo de basquetball y ya saben los problemas que podemos tener.- amenazó el pelirrojo.


-Él es Mito Yohei, jefe de estos dos tarados y casado con Haruko que vino en la mañana.- indicó al chico moreno más bajo que los otros dos, pero que ostentaba claramente más poder.


-Mucho gusto Rukawa...- saludó cordial.


-Éste es Ookusu Yuji.- indicó al rubio más alto, que saludo con una inclinación.


-Y éste es Noma Chuichiro.- un moreno con bigote saludó con la cabeza.


-Mucho gusto.- dijo Rukawa al tiempo que se levantaba del sillón para inclinarse levemente.


-Bien... yo no los llamé para hacer vida social, dejen las cosas en el despacho- dijo el pelirrojo.


Ookusu y Noma salieron rápidamente y volvieron con largas cajas que el pelinegro se preguntaba que contenían. Lo supo cuando al salir de nuevo volvieron con un colchón más grande de lo habitual. Si no se equivocaba el pelirrojo había mandado a hacer una cama para él.


Yohei, atento al pelinegro decidió explicarle.


-Trabamos en una empresa de muebles. Noma trabaja con cerraduras y Ookusu con textiles. En conjunto trabajamos en la fabricación de muebles, mesas, sillas, camas, cofres y cosas como esas. También podemos trabajar como independientes. Hana se desvió estudiando Educación Física y Takamiya Nozomi, otro de nuestros amigos, es chef profesional.-


En eso venían bajando los chicos.


-Nosotros solo traemos las cosas.- dijo Noma


-Si quieres orden, pues tendrás que llamar a Haruko.- sonrió Ookusu.


-Bien, ya nos vamos.- dijo Yohei.


 


˜*˜


 


Rukawa miraba la cama en el centro de su habitación. Era de la misma medida que la del pelirrojo. El tallado del respaldo la hacía ver delicada. Sobre el colchón había un montón de cojines, unas sabanas, frazadas y un cubrecama de pluma.


A los pies de la cama había un cofre de unos 60 cm de largo por 40 de ancho y 50 de alto. El trabajo en la madera lo hacía un trabajo hermoso. Tenía una cerradura y una llave.


-Pensé que una cama normal sería algo incómoda, por eso pedí a los muchachos esta, aunque los haya hecho trabajar contrarreloj.-


-Es preciosa...-


-Además, pensé que querrías guardar algunas cosas especiales en un lugar seguro. Por eso pedí el cofre.-


-Gracias, gracias por todo...- dijo emocionado.


Después de eso se dispusieron a tender la cama. Luego de unos minutos estaba lista. Rukawa se arrojó para probar que tan cómoda era. Se sorprendió. Ese colchón no tendría nada que envidiarle a la más connotada empresa del rubro.


En cuanto lo vio acostado en la cama, tan cómodo, Sakuragi no pudo evitar la tentación de arrojarle una almohada que le dio de lleno en la cara. El muchacho lo miró divertido y le devolvió el golpe. Así estuvieron unos momentos hasta que el pelinegro intentó escapar, quedando atrapado en un roncón de la habitación.


El pelirrojo lo siguió. Su víctima no tenía con que defenderse mientras era asestado de golpes con ese suave cojín. Estaban realmente divertidos. Acalorados por el juego y riendo a carcajadas... se comportaban como niños.


-¡Jajajajajaja! Hana... por favor... detente... ¡jajajaja!- Rukawa no recordaba la última vez que había reído tan abiertamente.


-No... ¡Jajajajaja¡ No te libraras tan fácilmente de alguien como yo ¡jajajaja!-


Sakuragi observaba lo hermoso que se veía ese muchachito con ese sonrojo en sus mejillas y riendo de la manera que lo hacía, contagiándolo de alegría. Invitaba a ser feliz... era como un imán...


No supo cómo había soltado la almohada para posar una de sus manos firme en su cintura y la otra en su nuca atrayéndolo hacia él. Posó sus labios en los del pelinegro y masajeo con delicadeza, pero no era suficiente, su lengua quiso explorar la otra cavidad y en cuanto tuvo contacto con los labios de su compañero, estos se abrieron de inmediato. Era un beso dulce, pero apasionado. Lo necesitaban, ambos.


Por falta de aire se separaron lentamente para mirarse a los ojos. Querían más. Y no tardaron en buscar de nuevo la unión. Esta vez fue un beso desesperado, era fuego puro...


El pelirrojo empujó a su compañero aún más contra la pared, mientras éste ubicaba sus brazos en el cuello del otro para evitar que se fuera a separar de él. Era un beso con hambre... y mientras más adictos se volvían a ese sabor de la boca del otro, más querían.


Sakuragi tomó las nalgas de su compañero y lo alzo. El pelinegro rodeó su cintura con sus piernas mientras mantenía la espalda apoyada en la pared. El beso se volvía más desesperado y ambos tenían la impresión de que por mucho que lo prolongaran no sería suficiente.


Una de las manos del pelirrojo tocaba un muslo del pelinegro, mientras que la otra acariciaba sus pezones por sobre la tela. Su compañero no se quedaba atrás y había introducido una de sus manos por el cuello de la polera para así acariciar y arañar su espalda, mientras que la otra mano apretaba sus pezones para estimularlo.


Cuando la mano del pelirrojo que acariciaba su pierna llegó al límite del pantalón para sacárselo, se detuvo. Apoyó su frente en la de su compañero y se reprendió mentalmente por lo que estaba pasando. No quería mirarlo a los ojos... no sabía cómo había perdido el control sobre sí mismo.


El pelinegro sintió que la burbuja se reventaba. Ese mágico momento se había acabado y creyó entender el por qué.


-No te gusto, no me quieres, no me deseas... ¿por qué hiciste todo esto si no vas a terminar?-


Todo eso lo dijo mientras bajaba las piernas de la cintura del pelirrojo y llegaba a la puerta de la habitación saliendo con un portazo.


-Porque soy un idiota...- dijo el pelirrojo.

Notas finales:

¡Auch! Eso fue cruel :(


Gracias por a quienes se han dado el tiempo de dejar sus Review, ojala lo sigan haciendo. Espero que les esté gustando :)


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