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Intercambio

¿Qué Pasó?

7.- ¿Qué pasó?


 


Hanamichi estaba en su cama, pensando en lo que había pasado esa tarde. Catherine le había pedido que fueran novios de nuevo.


No se lo había negado hacía un mes atrás y no lo haría ahora: le agradaba que la chica se mostrara interesado por él. Le subía el ego. Pero empezaba a creer que lo que había hecho esta tarde debió ser algo que hiciera hace varias semanas atrás, idealmente la noche cuando se reencontraron y ella le robara el primer beso luego de encontrarse en la casa de Isabella en el banco con vista al mar, o como mucho al día siguiente cuando estaban en las cuevas de El Matador Beach.


Pero no. Él había dejado pasar un mes para rechazarla. Ella lo había visitado prácticamente todos los días y cuando no lo hacía se encargaba de verlo de alguna manera. Permitió por casi un mes que se hiciera ilusiones con algo que él sabía perfectamente que nunca iba a volver a suceder por el simple hecho de que él estaba enamorado de otra persona. De otro hombre.


Tenía la leve impresión de que Catherine no se había tomado para nada bien la noticia. Pero esperaba que solo necesitara de algo de tiempo para asimilarlo. Era esperable en cierto modo. Si a él una chica lo hubiera rechazado por otra se sentiría terriblemente humillado, más si alguna vez estuvo de novio con ella.


Ahora que había arreglado el problema con Catherine, entre comillas, tenía que empezar a juntar el valor para jugársela por el Zorrito. Pensando seriamente en eso, se quedó dormido.


 


˜*˜


 


En la habitación de al lado, Rukawa no lo estaba pasando nada bien. Esa tarde se había disculpado diciendo que estaba cansado para no bajar a cenar. No quería encontrarse con el pelirrojo.


Ahora estaba pensando en lo que había visto y oído. Por las palabras de la chica le quedaba claro que entre ellos ya había pasado algo, pero ¿cuándo? No lo sabía, pero se inclinaba por hace un mes. Quizás se hicieron novios cuando se reencontraron, pues la actitud de ambos cuando estaban juntos daba bastante para pensar. Por alguna extraña razón terminaron, pero volvían a besarse apasionadamente y como si nada, lo cual le indicaba que entre ellos aún había sentimientos importantes. Por eso mismo pensaba que Hanamichi le diría que si a la chica y probablemente en estos minutos, serían nuevamente novios.


Empezaba a preguntarse cuánto tiempo habían estado de novios en sus narices y él no se había enterado. Es más, Sakuragi ni siquiera se lo había dicho. Se supone que comenzaban a llevar una relación mejor, casi de amistad. Entonces ¿por qué no había confiado en él? Tal vez Isabelle no lo sabía y no quería que se enterara y por eso lo mantenían en secreto. Aún así, debió decírselo.


Otro punto que lo inquietaba, y no poco, era el tema de su sexualidad. Definitivamente el pelirrojo a alguien le estaba mintiendo y empezaba a sospechar que era a él. Hacía un tiempo atrás le había confesado que era gay. Si así fuera no se hubiera hecho novio de Catherine ni la besaría tan apasionadamente como esta tarde.


En resumidas cuentas, Hanamichi le había ocultado su noviazgo y además le había mentido sobre su sexualidad.


¡Qué decepción! Pensaba que era distinto. En verdad que pensaba que las cosas entre ellos dos habían mejorado lo suficiente desde la Preparatoria como para ser amigos. Se suponía que esta era la segunda oportunidad que les daba la vida. Una segunda oportunidad que se acababa de ir por la borda con la actitud del pelirrojo.


Fastidiado se giró en la cama y se tapó con fuerza. Rápidamente se durmió.


 


˜*˜


 


A la mañana siguiente las cosas no habían mejorado. Rukawa se quedó en su habitación hasta que fue hora de salir de casa, justificándose con que se había quedado dormido. Tomó un sándwich y se lo comió durante el camino, así que como tenía la boca ocupada, no tuvo que fingir que mantenía una conversación con el pelirrojo.


De tanto en tanto, Hanamichi miraba a su compañero. Se había acostado sumamente temprano y más encima se había quedado dormido, era extraño. Y ahora comía su pan lenta y pausadamente, terminando en el momento exacto en que llegaban a la Universidad, pero no tuvo tiempo de preguntarle si se sentía mal o le pasaba algo, porque en cuanto llegaron, Isabelle lo acorraló diciendo que tenían que hablar urgente. Se vio obligado a faltar a su primera clase.


—Hana ¿qué pasó con Cathy? —preguntó preocupada.


—¿Por qué?


—Llegó a casa ayer en la tarde bastante molesta. Se encerró en su pieza y prácticamente no la he visto. Supongo que llegó así desde tu casa y por lo tanto tú sabes algo.


—Bueno… si… o sea… más o menos… —trató de explicar Sakuragi.


—Hana… —dijo con impaciencia—. Dime que pasó.


—Bueno, es que… Cathy ha estado buscándome desde que llegó y ayer en la tarde finalmente la rechacé. Como me parecía que no iba a quedarse tan tranquila simplemente con eso tuve que confesarle que estaba enamorado de la misma persona por la cual la dejé hace un año. Le conté que esa persona era Rukawa y que yo era gay. Salió de la casa sin decirme nada.


—Ahora entiendo su reacción —hizo una pausa—. Tú aún le gustas, supongo que lo sabes. Nunca has dejado de gustarle, desde que te conoció. Y desde que se hicieron novios hace un año ella nunca dejó de hablar de ti a pesar de que luego terminaran. ¿Estás seguro que no sientes nada por ella?


—Isa, sé que es tu hermana y que quieres lo mejor para ella, pero yo estoy enamorado de Rukawa.


—Está bien, está bien, lo entiendo.


—Gracias, Isa.


—Hana, ya que rechazaste a mi querida hermanita por Rukawa… como mínimo haz algo para conquistarlo. Actualmente solo estás perdiendo el tiempo.


—Lo sé, Isa. Anoche lo decidí. Me la voy a jugar.


—Así me gusta, Hana —dijo con una sonrisa de aprobación.


Luego de eso se dedicaron a malgastar el tiempo hasta que fue hora de empezar la segunda clase.


 


˜*˜


 


Kaede se había pasado toda la mañana en clases y no tenía la más mínima idea de qué habían tratado las clases a las que había ido. Se lo había pasado pensando en la presencia de Isabelle en el estacionamiento, claramente esperando al pelirrojo. ¿Para qué? Para hablar de su hermana seguramente, para decirle que no le hiciera daño, que la cuidara, qué sabía él. El punto es que lo más probable es que fuera a advertirle algunas condiciones o algo, porque estaba seguro que siendo tan amiga de Hanamichi, estaría de acuerdo con el noviazgo de él y su hermanita.


Suspiró frustrado, porque seguramente no se enteraría de eso como no se había enterado de nada antes. Simple y sencillamente a nadie le interesaba su opinión. Se equivocó mucho cuando pensó que las cosas aquí serían distintas a cómo eran en Japón. A nadie allá le importaba de verdad lo que él pensara y nadie acá parecía siquiera molestase en avisarle cómo estaban las cosas.


El timbre sonó y lo sacó de sus pensamientos. Lentamente comenzó a ordenar sus cosas y se retiró. Saliendo de las salas de clases se topó con el pelirrojo.


—Zorrito ¿vamos a comer?


—Tengo cosas que hacer. Iré a la biblioteca —dijo dando media vuelta para esquivarlo.


Hanamichi no comprendía que había sido eso. ¿El Zorrito lo estaba evitando? Pues así le parecía. Como si estuviese molesto por algo, pero hasta donde él sabía, no tenía una razón de peso para molestarse con él. Decidió dejarlo de momento, ya tendrían tiempo para hablarlo en la tarde.


 


˜*˜


 


Sakuragi, acostado en su cama y listo para dormir, estaba frustrado. En toda la tarde no había tenido el tiempo que se supone debía tener para hablar con Rukawa. A cada momento que pasaba le parecía más claro que el pelinegro lo evitaba y no sabía por qué.


El camino de regreso a casa lo hicieron en silencio, ya que Kaede dijo estar cansado y luego de acomodar su cabeza en el asiento cerró los ojos. Él lo entendió y no dijo nada. Pero en cuanto llegaron se dirigió a la biblioteca diciendo que debía estudiar, entendible, se dijo. Pero pedirle a Emma que le llevara la cena al dormitorio fue demasiado. Nunca lo había hecho desde que llegara.


Él no lo iba a ir a buscar a su habitación como a un muchachito malcriado, simplemente lo dejó estar. Por alguna extraña razón, el pelinegro parecía necesitar tiempo. Pues se lo daría.


 


˜*˜


 


Dos semanas y nada. Hanamichi y Kaede apenas y se hablaban. Ninguno de los dos tenía muy claro qué es lo que pasaba. La situación era confusa.


El pelirrojo solo sabía que de un día para otro Rukawa había comenzado a evitarle y él, para darle tiempo, solo lo dejó. Tal vez nunca debió hacerlo, porque la relación de ambos se estancó en ese momento y en ese punto. Se saludaban todas las mañanas y se despedían todas las noches, pero apenas y se hablaban durante el día. Los momentos más difíciles eran sin duda cuando tenían que compartir la mesa, el silencio entre ambos era tenso y opresivo, algo agobiante para cualquiera que estuviera cerca. Los entrenamientos no eran más fáciles, habían perdido hacía ya más de un mes esa afinidad que tuvieron en un principio, fue por eso que quedaron eliminados del campeonato bastante pronto.


Kaede, por su parte, tenía claro el por qué no le hablaba a Hanamichi, pero el que el pelirrojo hubiese dejado de buscarlo fue un golpe bajo. Le hizo pensar que no tenía el más mínimo interés en su persona, pues ni siquiera intentó averiguar qué había pasado, por eso estaba seguro de que definitivamente no le interesaba. Por otro lado comenzaba a preguntarse en qué momento veía a Catherine, pues la chica no se había aparecido en la casa desde el día en que los viera besándose. Creía poco probable, si es que no imposible, que la hubiese rechazado después de lo que viera y escuchara durante un mes completo entre ellos dos. Además, Isabelle seguía siendo tan amiga como antes con el pelirrojo. Las cosas no le cuadraban del todo, pero tenía claro que no tenía derecho alguno de preguntar siquiera o de pedir algún tipo de explicación.


 


˜*˜


 


—Hana ¿qué pasó entre tú y Rukawa? —pregunto el lunes de esa semana Isabelle.


—¿A qué te refieres?


—A eso. Hace ya demasiados días que veo que las cosas entre ustedes están mal, no se hablan. Pueden estar uno al lado del otro, pero es como si no se conocieran, se ignoran. ¿Qué pasó?


—No lo sé, Isa.


—¿Cómo que no lo sé? —preguntó sorprendida.


—Pues eso. Un día simplemente comenzó a evitarme y pensé que fuera lo que fuera lo que le pasara necesitaba algo de tiempo. Parece que su tiempo es bastante largo, porque lo que le pasaba hace dos semanas aún le está pasando —intentó explicarse.


—¿Nunca se lo preguntaste?


—No me hablaba. ¿Cómo le iba a preguntar que le pasaba? No me hubiese respondido, además de que consideraría que me estoy entrometiendo en su vida. La vida personal de las personas es algo muy respetado en nuestro país y aunque estemos acá, creo que ambos seguimos manteniendo nuestra esencia, esas cosas no se acaban de un día para otro.


—Pues yo creo que son un par de idiotas. Creí que estabas enamorado de él, Hana.


—Y lo estoy —dijo ofendido de que dudara de sus sentimientos.


—Entonces arregla el maldito problema de una vez. La vida te dio una segunda oportunidad, pero quizás no te de una tercera. Se supone que eran amigos, tienes derecho a preguntarle que anda mal y él tiene la obligación de entender que te preocupes por él.


—Lo intentaré Isa, pero no te prometo nada.


—No tienes nada que prometerme a mí, tienes que prometértelo a ti. Intentarlo a veces no es suficiente, quizás debas hacer más que eso. ¡Vamos, Hana! Dijiste que te la jugarías por él. Llevas años enamorado de Rukawa ¿y ahora que lo tienes en tu casa no haces nada?


—Tienes razón —dijo luego de meditarlo unos segundos.


—Por supuesto, siempre la tengo —se jactó—. A todo esto. Sabes que el semestre acaba este viernes y viajaré con Gerard y Catherine a Francia para pasar allá las fiestas ¿cierto?


—Sí, Isa, tranquila. Entiendo que quieras estar con tu familia.


—Gracias, Hana. Te traeré tu regalo de navidad —le dijo con una sonrisa.


—Más te vale.


 


˜*˜


 


Pasó el resto de la semana y Hanamichi aún no juntaba el valor suficiente para encarar al Zorrito y saber qué le pasaba.


El sábado fue a casa de Isa para llevarlos al aeropuerto. No volvería a verlos hasta después del año nuevo, pero como se lo había dicho a su amiga, la entendía. Si él pudiera hacer algo para pasar las fiestas con su madre lo haría, pero ella solo estaría en navidad.


Encontrarse nuevamente con Catherine fue extraño. Se dio cuenta de que Kaede no era el único que lo ignoraba, la chica también lo hacía. No le habló durante todo el tiempo que el pelirrojo permaneció con el grupo, ni siquiera lo miró dos veces cuando llegó. Lástima, se dijo. En verdad le agradaba la muchacha, pero si lo ignoraba por su sexualidad estaba ignorando una parte importante de él y si no lo aceptaba, como le parecía que era, tampoco lo aceptaba a él. Y no podía hacer nada contra eso.


Cuando se lo contó a Isabelle, un mes antes de la llegada de Kaede y luego de que se enterara que venía y se ofreciera a acogerlo, ella no pareció tomárselo tan mal. Lo aceptó sin reproches ni nada por el estilo, aunque él creía que se debía en parte al hecho de que eran familia, aunque en realidad se trataban casi como hermanos.


Dejó a Isabelle la tarea de contarle a Gerard sobre su sexualidad para que no se encontrara con sorpresas, y aunque no estuvo presente en el momento exacto, ella dijo que se lo había tomado bastante bien. Y el chico nunca le hizo problemas de ningún tipo ni cambió su trato con él.


Tal vez Catherine solo necesitaba tiempo… u otro hombre. Como fuera, era cosa de ella reconocer la realidad. Detuvo sus pensamientos en cuanto a sus amigos y comenzó a pensar en Rukawa.


 


˜*˜


 


El semestre había terminado y gracias al cielo, había aprobado sin problemas. No podía decir lo mismo de su objetivo deportivo, aún no llamaba la atención de nadie de la NBA, algo entendible, pues con todo lo que había pasado con Hanamichi no habían logrado pasar de la primera ronda.


Ahora se le venía algo quizás más complicado. Había pasado casi tres semanas evitando al pelirrojo en las mañanas y en las tardes, pero ahora que el semestre había terminado tendría que evitarlo durante todo el día por más de un mes.


A eso debía agregarle que Isabelle, su hermana y su novio habían viajado a Francia, por lo que estaban prácticamente solos. Esperaba por lo menos que Meiko no los dejara por mucho tiempo.


Aún no entendía muy bien cómo es que Catherine había decidido pasar las fiestas en Francia y no con el pelirrojo. Pero la relación de ambos era ya bastante compleja para él como para intentar siquiera entenderla. No iba a calentarse la cabeza por algo que además de todo le hacía daño.


 


˜*˜


 


Hanamichi pensaba en que se acercaba la navidad y el año nuevo. Pasarían la primera fecha junto a su madre. Miró el velador junto a su cama, había guardado ahí el regalo que iba a darle a su Zorrito, esperaba que le agradara, era algo más que nada simbólico. En cuanto a la llegada del nuevo año, solo estarían ellos dos en casa. Solían dale a Emma libre para las fiestas, consideraban que tenía derecho a disfrutarlas con su familia o como mejor le pareciera.


Estaba decidido. Tenía que recuperar la amistad que habían logrado con Rukawa como fuera para antes de comenzar el segundo semestre. Mientras antes lo hiciera mejor, más podrían disfrutar de las fiestas y de las vacaciones. No podía creer que ya se le hubiese ido la mitad del tiempo que tenía para conquistarlo y aún no hubiese conseguido nada.


Seguía preguntándose qué había pasado. Por qué habían empezado tan bien y de pronto algo los alejó sorprendentemente. Pero eso ya poco le importaba, fuera lo que fuera, eso se acabaría pronto. Haría lo que hiciera falta para conseguir aunque sea un pequeño lugarcito en el corazón de Kaede.

Notas finales:

Tal vez el capítulo no es muy interesante, pero son las “consecuencias” del capítulo anterior. Cómo ven toda esta situación cada uno de los personajes. Mejor hablan las cosas de una vez y nos ahorramos todos estos problemillas.


Espero verlas en los Review. Besitos! :D


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