Otro fin de semana sin Fuji presente en las prácticas. Era entendible para los alumnos de tercero faltar el último mes de clases a sus respectivos clubes, pero que Fuji estuviese ausente daba que hablar. Aunque si era sincero, sabía que algo raro estaba pasando, desde que le avisó por primera vez, la semana anterior, de que no estaría en los entrenamientos. ¿Es que acaso no quería ser tenista profesional? Chistó enojado, tratando de apaciguar su ira, pero era inevitable si se trataba de Fuji. Le gustaba y mucho, su amigo castaño de ojos azules.
Cuando se dio cuenta de aquel sentimiento, trató de comunicárselo a través de sus acciones, aunque poco pudo lograr en esos tres años, su relación con Fuji no había dejado de ser una simple amistad.
Se acercó hacia las canchas de entrenamiento, Inui y Oishi se encontraban en Osaka recopilando material de algunos partidos para que les sirvieran a los futuros miembros del club de tenis.
La imagen del castaño volvió a su mente y decidió llamarlo. Marcó el número en su teléfono pero no conectó, estaba apagado. Chistó enojado. ¿Dónde estaba Fuji y qué estaba haciendo? Divisó a Ryoma y a Momoshiro a punto de iniciar un partido y se acercó a observarlos.
Desde que habían llegado a las instalaciones del Shitennhouji, la ausencia del capitán los había extrañado a ambos. Kenjiro, el vice capitán, los había guiado en su corta estadía a través de las canchas para grabar los partidos de los estudiantes de tercero.
Inui sospechaba algo desde hacía un par de meses después de los Nacionales de Tenis. No quería apresurarse, sabía que nadie más que él iba a notar el ligero cambio de Fuji en su actitud, y la ausencia a las prácticas de la semana anterior estaba confirmando una de sus potenciales hipótesis.
Cuando terminaron de grabar, salieron de la escuela y Sadaharu divisó a Shiraishi doblando la esquina de la cuadra junto a alguien más. Por la estatura y el evidente abrigo amarillo que llevaba puesto, sabía que se trataba de alguien que conocía, y para que sus datos estén completos, hacía falta seguirlos.
- Oishi, apresúrate.
- ¿Eh?
El último, al ver que su amigo corría salió en su misma dirección, en donde Inui los había visto doblar. Se acercaron sigilosamente en la esquina.
- Los perdimos - murmuró.
- ¿A quién?
- Ven, necesitamos averiguar en dónde entraron.
- Inui... ¿A quién estamos siguiendo?
El chico de anteojos sonrió mientras ambos cruzaban la calle. En la acera donde anteriormente habían estado había una tienda de convivencia, una tienda de mascotas, una farmacia y un par de tiendas de ropa.
Estuvieron parados un par de minutos hasta que Shiraishi y su acompañante salieron de la tienda de convivencia con un par de bolsas.
- Hey, ¿Ese no es Fuji?
- Claro que lo es - respondió acomodándose las gafas - Hay que seguirlos.
- ¿Por qué?
- Lo averiguaremos si los seguimos.
Oishi rodó los ojos.
- Bien, vamos.
Los siguieron un par de cuadras hasta llegar a lo que debía ser la casa del capitán. Un grupo de muchachos salió de la casa de éste y una chica habló con Shiraishi. Inui hizo algunas anotaciones en su libreta.
- ¿Esa no es la hermana de...?
- Si, en cuanto se vaya con sus amigos entraremos.
-¿¡Ah!?
- Shh, ahí vienen.
Se escondieron en el muro de una calle mientras el grupo de amigos pasaba a su lado sin notar su presencia.
Una vez lejos, los integrantes de Seigaku se adentraron en los territorios desconocidos de la casa del capítan del Shitenhouji. Miraron por la ventana de al lado, la cual daba a la sala de estar. Vieron el abrigo amarillo de Syusuke en un sofá, junto a una chaqueta de jeans, perteneciente al dueño de casa.
Rodearon la casa hasta llegar a la parte trasera, y miraron por una ventana que daba a la cocina. Su amigo castaño estaba de espaldas. Parecía estar cocinando algo en la estufa.
- Inui... No deberíamos estar aquí.
- Shh, ahí está Shiraishi.
El otro apareció por la puerta de la sala de estar y el castaño le sonrió. Kuranosuke abrazó a Fuji por la espalda, éste volteó su cabeza y ambos compartieron un beso.
Oishi, boquieabierto, se alejó de la ventana.
- Tezuka...
-¿Tezuka? - preguntó Inui.
- Me pregunto - dijo mientras abandonaban el lugar - qué dirá Tezuka cuando se entere de esto.
- Oishi... El que pestañea, pierde. ¿No?
El vice capitán asintió, no muy convencido, porque tarde o temprano, su buchou se enteraría, y la noticia no le iba a agradar.
El lunes por la mañana, solo quedaban un par de alumnos en los vestidores. El vice capitán seguía sin olvidar el beso que había visto el recién pasado fin de semana. Takeshi, notando la actitud ida de Oishi, se acercó.
- ¿Pasa algo?, pareces preocupado.
- ¿Yo? para nada - rió nervioso, haciendo un ademán con las manos. Momoshiro lo miró con curiosidad.
- ¿Seguro?
- Si - Syuichiro volteó a ver a Fuji quien contestaba el móvil y salía de los vestidores. En ese momento Inui carraspeó.
- Adivinen quién tiene novio - dijo acomodándose los anteojos. Momoshiro, Kaidoh y Ryoma lo miraron.
- Inui... ¿Qué estás haciendo? - suspiró Oishi.
- Ya lo sabía - espetó Ryoma.
- ¿¡Ah!? ¿De qué están hablando?
- ¿Momo-senpai no lo sabe?
- ¿Qué cosa? - preguntó angustiado al ver que la serpiente también parecía saber.
- Fuji-senpai tiene novio.
- ¿¡Fuji-senpai tiene novio!?
En ese momento se abrió la puerta. Tezuka alcanzó a oír esto último y se detuvo. Ajustó sus anteojos, se acercó a su casillero, sacó su raqueta y salió como si nada.
- Mierda - murmuró Momoshiro - lo lamento.
-¿Entonces no es Tezuka-buchou? pensé que era él - dijo Ryoma.
- No lo adivinarías - sonrió Inui - es del Shitenhouji - hizo una pausa y todos menos Oishi lo miraron expectantes - Kuranosuke Shiraishi.
Los tres quedaron boquiabiertos.
- Inui, ¿es que no puedes guardar un secreto? – preguntó Oishi.
No podía creerlo. ¡Debía ser una broma! Lanzó su raqueta al suelo al mismo tiempo en que veía a Fuji sentado en el suelo cerca de las canchas de entrenamiento, hablando por teléfono. Se mordió el labio inferior.
Había callado sus sentimientos durante tres años y lo único que había obtenido había sido alejar al castaño de su lado. Tomó su raqueta y se acercó hacia él, tendría que explicarle eso del novio, ¿Cómo, por qué? ¿Era por eso que había faltado a las prácticas?
En el último momento, su sentido común se encendió. Decidió cambiar su dirección y pasó frente al castaño, sin mirarlo, adentrándose en las canchas de tenis.