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My Little Brother. por Mellark

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Notas del fanfic:

Ok, primero que nada.

Yo SÉ que Minho es más chico que Key por meses, pero quería hacer un shota y ésto salió.

Espero que nadie me regañe por cambiar edades ;w;

Es una cosa bizarra pero es lo que hay.

 

Notas del capitulo:

Otra cosa, no es a favor de la pedofilia ni nada de éso ._.

Luego también veo como casi se tragan a autoras por escribir y disfrutar el shota. 

Yo no lo veo de mala manera ;w;

Pero si tú si, mejor no leas, no quiero reviews agresivos o cosas así.

Por cierto, (como todo mi MinKey, je) va dedicado a mis hermanas del alma de MinKey is love~ ellas me proveen de material MinKeyosos y yo les traje ésto.

Chicas, si están leyendo ésto, ésta es la sorpresa de la que hablé :3

Un beso porque las amo mucho, y lean!~

Minho se escurrió de su propia cama y habitación y corrió de puntillas hasta el pasillo del piso superior de la casa.

Era exactamente media noche y él tenía un horrible problema en la cabeza y en los pantalones, todo por culpa de una palabra de tres letras.

Key.

Su pequeño y hermoso hermano menor.

Minho y Kibum no eran hermanos de sangre; el padre de Minho, Siwon, y el padre de Kibum, Heechul, se habían casado hace cinco años y, desde entonces, el mayor había sido obligado a vivir en una casa donde también vivía una preciosa criatura de ojos felinos y caderas angostas.

La convivencia con el más chico no había sido un problema cuando Minho tenía trece años, Kibum sólo era un niño de ocho años con mucha energía pero, aún así, no molestaba a su hermano.

El cambio vino cuando el rubio entró a la adolescencia, un año atrás, y Minho ya tenía diecisiete años. No podía ver a Key, bailar, cantar, reírse, hacer ejercicio o lo que fuera, porque hallaba todo extremadamente atractivo.

Se sentía un enfermo, levantándose de su cama en medio de la noche sólo para ir a espiar cómo su hermanastro dormía.

Entreabrió la puerta rosa de la habitación del pequeño Kim y se coló dentro, aún en puntas para no hacer ningún ruido que pudiera despertar al niño.

El cuarto de Key era igual de grande que el suyo, sólo que el del menor era rosa por todos lados. Tenía imágenes de artistas americanos en las paredes, su enorme aparto de sonido sobre una mesa, su clóset que es más grande que el de Heechul y Siwon juntos y su escritorio con su portátil, libros y su caja de cosméticos.

Cuando Minho se enteró que Kibum había empezado a maquillarse, lejos de espantarse, sonrió y pensó que, si el rubio ya era hermoso al natural, con maquillaje debería ser una belleza de otra galaxia.

Estaba siendo un cursi, también.

Volteó hacia el centro de la habitación y... voilà, la cama del adolescente ocupaba gran parte del lugar.

¿Cuándo había cambiado de cama? Según el castaño, Kibum sólo tenía una cama individual, lo suficientemente grande para tirarse en ella a su gusto, pero, en ése momento, había una gran Queen Size donde yacía el menor, hermosamente dormido.

Choi se acercó y se acuclilló a un lado de la cama, hacia donde estaba girada la cara del niño.

Recorrió el rostro del pequeño, sus párpados cerrados, adornados con ésas largas y oscuras pestañas que ocultaban sus vivaces ojos cafés, bajo su mirada hacia su pequeña y respingada nariz y a ésos pómulos altos y afilados. Kibum tenía unos rasgos preciosos, gracias a los genes perfectos de su padre Heechul.

Los ojos de Minho se posaron entonces en los más hermosos, rosados, picudos, y, seguramente suaves y suculentos labios.

Los de Key, por supuestos.

No eran excepcionalmente gruesos o grandes, tenían una preciosa forma de corazón, como si a alguien se le hubiera ocurrido pintar un corazón rosa en el rostro del rubio.

El labio inferior era un poco más grueso que el superior y le daba un toque hermoso a ésa cara infantil y tierna.

Claro que Kibum no siempre era un chiquillo inocente y tímido.

Había una cosa que apasionaba y desinhibía al chico : bailar.

Kibum tenía una pasión desmedida por el baile, si por él fuera, bailaría hasta comiendo, pero Heechul no lo dejaba. Era uno de los mejores de su academia y continuamente discutía con Taemin, su mejor amigo, sobre pasos y nuevas coreografías.

Key poseía un talento increíble en cuanto a crear coreografías para él y sus amigos, sobretodo para su grupo de amigas más cercanas, Amber, Sulli, Krystal, Luna y Victoria, algunas veces con apariciones de las mejores amigas de Heechul; Jia, Min, Fei y Suzy.

Ésa era una de las razones por las que Minho estaba en ésa habitación a media noche con una erección terrible en sus bóxers, el baile de Kibum.

Antes de ir a dormir ése día, al rubio le había dado por bailar 'Goodbye Baby' a media sala, y, para buena o mala suerte de Choi, lo presenció todo. Desde sus piernas metidas en un par de botas de tacón (que seguro habían sido sustraídas del armario de Heechul), hasta sus caderas moviéndose al compás de la pegajosa melodía.

No había sido bueno para su cordura quedarse a todo el show, pero era un maldito masoquista y lo observó todo.

El hecho de que, al final del baile, Kibum volteara hacia su espalda y lo descubriera, había sido menos bueno, pero lo que en verdad hizo que la tienda de campaña se alzara en su entrepierna, había sido ése guiño tan sensual que le había dedicado su hermanito menor.

Por éso estaba ahí, asegurándose de que el ser que dormía en ésa cama Queen Size era en realidad una bomba sexy y no su pequeño Kibum, porque entonces, no podría encontrar otra explicación para tener constantes erecciones al pensar en él.

Siguió su escrutinio del cuerpo de Key y llegó a su plano pecho cubierto por una vieja camiseta rosa que apenas tapaba lo que debía, podía observar los venas azuladas sobresaliento ligeramente por la piel casi transparente del menor, cuando su pecho subía y bajaba con la respiración en su sueño.

Sus ojos siguieron en camino que los cabellos rubios del Kim trazaban en su cabeza, con los mechones rubios enredándose en las puntas y escondiénse unos detrás de otros, haciendo una perfecta maraña de mechones.

Minho suspiró, se sentía un maldito pervertido, Key no era la bomba sexy que el había visto hace un rato, era sólo un adolescente, tierno, hermoso y frágil, durmiendo en su cama a media noche.

Se pasó la mano por el cabello y estaba dispuesto a irse después de echar una última mirada al cuerpo relajado de su hermanastro, cuando notó un pequeño punto rosa a un lado del tirante de la camisa de éste.

Un pezón, un pezón rosa, suave, liso y perfecto.
Un pezón de Key se asomaba por la camisa mal acomodada de éste.

Minho se preguntó si ése botón tenía un sabor tan bueno como su apariencia prometía e inmediamente se pateó mentalmente por pensarlo.

¡Diablos!

Estaba pensando en Kibum, ¡en su hermano menor!

Trató de despejar su mente y se levantó del suelo, decidido a salir de ahí en ése momento, no quería aumentar más el dolor en su entrepierna.

Se sacudió los pantalones y se volteó, dando el paso para irse de la rosada y aniñada habitación...

Hasta que unos finos y delicados dedos se enredaron en su muñeca.

Volteó el rostro hacia la cama, esperando ver a Key dormido y a algún monstruo bonito tomándole del brazo en lugar de su hermano, pero Minho no tenía tanta suerte.

Ahí estaba Kibum, en todo su dorado y hermoso esplendor, mirándolo con ojos enormes y mordiendo suavemente su dedo índice, en una pose sensual e infantil.

Demasido para Choi Minho.

—¿Qué haces aquí, Minho-hyung?—preguntó con su vocecita adormilada y sin dejar de mordisquear su dígito.

El nombrado tragó y buscó una excusa, como si ésta fuera a aparecer por arte magia en el techo del cuarto de Kibum.

—¿Le tienes miedo a la oscuridad?—continuó, suspicaz Key—Puedes acostarte conmigo si es así.

Oh, ésa última frase tuvo demasiado doble sentido en los oído de Minho y sintió como toda la sangre en su sistema viajaba hacia el sur de su cuerpo, de golpe.

Asintió como imbécil y el rubio soltó su muñeca, haciendo espacio en su enorme cama y moviendo las sábanas para que alcanzaran para el castaño.

Minho se subió de rodillas a la cama y, un rayo de hermosa luz de la Luna golpeó el rostro de Key, dejando ver un brillo en su labio.

Al principio, Minho creyó que era saliva, pero al ver que volvió a brillar y ésta vez no fue a causa de la Luna, cayó en cuenta de la realidad : Kibum se había hecho un piercing labial.

Sin pensar, se colocó sobre su hermano, subiéndose sobre él con una pierna a cada lado de su cuerpo y bajó su rostro hasta la altura del contrario, sosteniendo su mentón con la mano derecha.

—¡¿Te hiciste una perforación?!—gritó en el rostro delicado—¡¿Tienes aire en la cabeza o qué?!

Key apartó de un golpe la mano de Minho y lo miró con la ceja alzada.

—¡Si!—respondió retándolo—Me hice un piercing, ¿no te gusta?—se pasó la lengua por el labio inferior, rozando lentamente el arete, de una forma que Minho no vió nada inocente.

¡Claro que le gustaba! Es más, le encantaba, estaba fascinado con la pieza de metal en el labio grueso de Kibum. No. Estaba excitado por el piercing y por la manera en que éste lo había lamido insinuantemente.

Pero, es que Minho odiaba cualquier tipo de perforación o alteración corporal.

Siwon le había inculcado, desde niño, que si Dios los había hecho de ésa forma, así estaban perfectos, no necesitaban ningún arete en la nariz o un dibujo (rupestre, le llamaba su padre) en la piel del hombro sólo para embellecerse a su gusto vano. Y él había crecido repudiando los piercings y tatuajes.

—Pues no, mira que no me gusta.—rebatió—Y mañana mismo vas a quitártelo, ¿me oíste?

Key se sentó de golpe, con Minho encima de él, causando que sus rostros quedaran a centímetros de distancia, se cruzó de brazos y se sopló el flequillo.

—Te oí.—dijo—Pero no me voy a quitar una mierda, Minho. A mí me gusta y punto.

Si fuera físicamente posible, el castaño estaría soltando humo por la nariz y las orejas en ése momento.

—Escúchame bien, niño—gruñó, tomándolo de los hombros y empujándolo hacia el colchón, haciendo que los ojos de Kibum brillaran con algo desconocido para él—Vas a quitarte ésa maldita pieza mañana, o te va a ir mal.

El rubio ya volvía a estar recostado en la cama y observaba con ojos fúricos a su hermano mayor, hasta que sonrió de lado y se mordió el labio inferior, justo a un lado del piercing.

—¿Vas a castigarme si no lo hago, Minho-hyung?—ronroneó con una voz aguda y suave que hizo que Choi se estremeciera desde la punta del cabello hasta los dedos de sus enormes pies.

Rezó porque éso no hubiera sido una especie de insinuación, ¿cómo podía siquiera pensar que su hermanito tuviera sus mismas ideas pervertidas? Estúpido.

—C-claro que no.—dijo cauteloso—No soy nadie para castigarte, sólo soy tu hermano. Pero le diré a papá de ésto, ¡y Heechul te reñirá!

Key rodó los ojos y suspiró, tratando de encontrar paciencia interna. Su hermano podía ser tan lento...

Se sentó de nuevo y Minho se hizo para atrás, quedando sobre su propia espalda y con el rubio a gatas sobre sus piernas.

—Pero, Minho-hyung—nunca ésa forma de llamarlo le había excitado tanto como ahora, en los labios de Key mientras gateaba sobre su cuerpo y encontraba su rostro con una sonrisa que jamás había visto en su rostro—Yo quiero que me castigues.

La frase resonó dos veces en el cerebro de Minho, y cuando se dió cuenta, ya tenía a Kibum sobre sus labios, besándolo con fiereza desmedida para un chico de trece años.

Su lengua bailaba al compás de su agitada respiración y ahora sabía que Key sabía mover todo su cuerpo de manera genial, hasta su lengua.

El menor jaló la camisa del pijama del mayor y lo sentó sin despegar sus bocas, colocándose sobre su regazo y encerrando su cintura con sus piernas, friccionándo sus entrepiernas.

Minho estaba en el paraíso, se preguntaba si de verdad había sido tan bueno en su vida pasada como para merecerse ésto.

Cuando sintió los dedos de Key enredándose en los cabellos de su nuca, ahí donde eran más suaves, supo que había sido un santo en la otra vida.

El rubio mantenía presa la boca de su mayor y continuaba con sus precisos movimientos de cadera sobre la erección de su hermano.

Minho podía sentir el frío del piercing labial de Key cada vez que los labios rosados de éste rozaban los suyos, aumentando cada vez más la temperatura en la habitación.

—Nghhh—Kibum arqueó su espalda cuando la lengua de Minho rodeó la pieza de metal en su labio—Minho, ah... Es muy bueno.

El castaño sonrió contra el rostro de Key.

—Sabías que odio los piercing, ¿cierto?—el rubio asintió y sonrió con lascivia.

Kim bajó el rostro y pasó sus rosados labios por el cuello moreno de Minho, sintiendo como los vellos se erizaban a su paso.

—Sabes que lo planeé todo, ¿no?

Minho rió y Kibum sintió cada tono de ésa risa desde el cuello de Choi.

—Niño travieso, ¿como para qué lo planeaste?—preguntó con voz aterciopelada—¿Para que me enfadara contigo?

Key se alejó del cuello del mayor y se echó hacia atrás, llevándose a Minho con él, dejándolo sobre él y volviendo a enredar sus piernas en su pequeña cintura.

—He oído que el sexo después de una pelea es bueno.

Minho se congeló, estaba sobre su hermanito, con las piernas de éste en su cintura, ¿qué más podía pensar que quería Kibum? ¿un oso de peluche? Estúpido.

—Tú...—vaciló—¿Quieres tener sexo conmigo?

Sonó más a una proposición que a una pregunta retórica en sí, pero Key asintió con energía.

—¡Claro!—dijo sonriendo y abrazándose al cuello del castaño—Pensé que jamás me lo pedirías, hyung.

Minho sintió sus mejillas enrojecerse cuando Kibum metió sus manos en su camisa y comenzó a acariciarle el marcado abdomen con la punta de las uñas, mandando escalofríos a su espina dorsal.

Súbitamente, el rubio detuvo su movimiento y miró con ojos enormes a Minho.

—Tú también quieres acostarte conmigo, ¿verdad, Minho-hyung?

¿Quería o no? Estaba más que claro que quería más de lo normal a su hermanastro pero no sabía a ciencia cierta hasta qué punto quería llegar con él.

Bueno, ya estaba en su cama, con él entre sus piernas y lo había demasiado con demasiado efusividad, parecía que sí quería éso con él.

Sonrió hermosamente, deslumbrando al pequeño bajo él.

—Por supuesto, ¿qué te hace pensar lo contrario, Key?—dijo y acarició la afilada mejilla del menor.

El rubio sonrió y besó rápidamente a Minho, metiendo de nuevo su mano bajo su camisa y levantándola hasta medio pecho, se escurrió hacia abajo, quedando con su cara a la altura de la entrepierna de éste.

El mayor rogó porque Kibum no fuera a hacer lo que él estaba pensando, rogó que su hermano no supiera nada del sexo.

Y así era, y lo supo cuando sintió la pequeña y traviesa lengua de Key delineando sus abdominales.

Kibum sentía que estaba recorriendo una tableta de chocolate, el abdomen de Minho era toda una obra de arte, ahora agradecía todas ésas veces en las que Minho lo dejaba solo en casa para ir al gimnasio, en verdad, lo agradecía.

Su lengua se mantenía inquieta en cada músculo de los apretados abdominales del mayor, quien ya sentía el líquido pre-seminal mojando la punta de su miembro y de paso su ropa interior.

—Kibum-ah—gimió el nombre de su hermanastro y por primera vez no fue producto de retorcida imaginación, era por el Kibum real, en su abdomen, lamiendo con gula sus músculos—Keybummie~

El menor nunca pensó que su apodo de la infancia llegara a excitarle tanto alguna vez, ahora sabía que cualquier cosa en voz y boca de Choi Minho era terriblemente sensual.

Dejó un beso en cada uno de los seis cuadritos y subió dejando más besos y marcas por el torso de su castaño favorito, hasta llegar a su cara.

—¿Me llamabas, Minho-hyung?—preguntó con una cara de no haber matado a una mosca en toda su corta vida—¿Estás excitado, hyung?

El castaño sonrió y apretó su entrepierna en la cadera de Key.

—¿Y si lo compruebas, gatito?—su mano acunó el rostro de su hermano menor y le besó la frente—¿O quieres hacerlo de una vez?

Un escalofrío recorrió el cuerpo del menor y asintió eufórico, había soñado por tanto tiempo con ésto...

En poco tiempo, ya no tenía su pantalón del pijama y su camiseta rosa estaba siendo tentada por Minho.

—¿Te gusta la camiseta?—preguntó con una risita—Si quieres te la presto, pero no creo que te quede. Tu pecho es muy grande—con un mirada al perfecto y fuerte pecho de su hermano confirmó sus palabras—Sí, seguro no te queda.

Minho sonrió y besó los labios rosas del pequeño, riendo por su ocurrencia.

—No la veía por éso—respondió—Es sólo que te la pusiste mal—Kibum miró su propio pecho, tratando de ver su error—Se pone así.

El más alto acomodó el tirante donde iba y, accidentalmente o a propósito, rozó el pezón del menor, que dejó salir un gemido ahogado.

—¡Hyung~!

Minho rió y besó el cuello de Key, tomándose su tiempo en extasiarse con el sabor y la textura de la piel que sucumbía bajo sus ardientes y voraces labios que no daban tregua al níveo cuello.

Con su mano derecha, recorrió el tirante hacia el hombro y dejó expuesto uno de los bonitos pezones del rubio, se pasó la lengua por los labios, saboreando en su mente el pequeño botón de carne.

—Tienes un muy bonito pezón, pequeño—halagó mientras lo rozaba con el índice, Key respondió con un gemido suave—Me he estado preguntando si sabe tan bien como se ve.

Kibum se sonrojó y se mordió el labio mientras el sudor le caía por la frente, toda una imagen digna de ver, pero que Minho jamás dejaría que nadie presenciara.

—¿Por qué... n-no lo... pr-pruebas, hyung?—lejos de ser gracioso por el tartamudeo, a Minho se antojó sexy.

El castaño sonrió y rodeó el pezón con la lengua, haciendo círculos en la superficie y secando más y más gemidos de la boca de Key.

—¡Oh! ¡Ah! Mmm, ¡Minho! Oh, Minho...—el cerebro del rubio no podía funcionar para articular alguna palabra mayor a dos sílabas.

Cuando Minho sintió que el botón se endureció por completó, lo mordió, haciendo gritar al niño.

Besó el puntito rosa una vez y subió de nuevo al cuello del más bajo, mordisquando y marcando a su antojo.

—Minho—gimió Key—Minho, por favor, hazlo ya.
No habría más juegos previos, él también tenía un problema muy duro en los pantalones.

Se sacó la camisa rápidamente y la aventó al escritorio de Kibum, tirando uno de sus libros al suelo.

A Key no le importó en verdad, estaba muy ocupado recorrieron los costados del torso dorado de su hermano con las manos y sintiéndolo acomodarse entre sus piernas abiertas, dispuestas para él. Llevó sus manos al cordón que mantenía sujetos el pantalón de Minho y lo jaló, soltándolo en su totalidad y haciendo que la tela resbalara por sus poderosos muslos.

Frunció el ceño y Minho se miró la piernas, tratando de encontrar el motivo de la expresión del rubio.

—Creí que el de las piernas bonitas era yo, mentiroso—dijo con un puchero y el mayor rió.

Se arqueó sobre él y besó los labios acorazonados.

—Claro que son hermosas, mucho más que las mías—diciendo ésto, bajó el boxer de Key hasta los tobillos—Míralas, son blancas, suaves y jugosas—sus dedos rozaron los muslos y su mirada seguía conectada con la del otro—Me siento un enfermo describiendo tus piernas, siento como si hubiera descrito comida, lo siento.

Kibum rió y besó superficialmente a Minho.

—No importa, así está bien para mí—aseguró y sus brazos se enredaron en el cuello del más alto—Quiero pedirte un favor, ¿puedo?

Sin dudarlo, asintió.

—Cuando estemos...—dudó—Tu sabes...

El sonrojo en sus mejillas le dijo a Minho lo que Key quería decir.

—Si, si, cuando estemos haciéndolo, ¿qué pasa?—dijo tratando de mirar a los ojos al bajo, sin conseguirlo porque Kibum evitaba su mirada.

—Tú... ¿podrías...—bajó la voz y soltó una maldición en inglés—hablarme...—

—¿En ingles?—preguntó Minho—Sabes que no soy bueno en inglés y menos sé hablarlo durante el sexo, pero si es lo que quieres...

Key bufó.

—No, idiota—chilló, suspiró relajándose y reuniendo valor para decir lo que pensaba—¿Podrías hablarme sucio, Minho-hyung?

Los ojos de Minho se abrieron en dimensiones no vistas antes y negó repetidamente con la cabeza.

—No.—respondió—No. ¡No, no, no, Kibum! ¡Éso no!

Key hizo un puchero y se aferró con todas sus extremidades al cuerpo de Minho.

—Por favor, hyung—dijo con su mejor aegyo—No sabes lo mucho que me gustaría éso.

Minho bufó y se pasó la mano por el cabello color chocolate.

—¿Por qué quieres que haga éso?

Key se mordió el labio.

—¿Enserio quieres saber?—preguntó nervioso y Minho asintió—No tienes idea de cuántas noches me la pasé despierto, cuántas noches me toqué pensando que eras tú—las cejas de Minho se levantaron a una nueva altura—Pensando que eras tú el que me decía todas ésas cosas sucias y que tú eras el que me llamaba de todas ésas formas y me hacía venirme en mi sábana y—Minho se acercó más, instándolo a que continuara—le conté a papá.

Todo se congeló, el castaño no respiraba y Key lo miraba asustado, ¿lo había matado de la impresión?

—¿Le... dijiste a Heechul?

Asintió.

—Pero el sólo me dijo que eran cosas de la edad y que el líbido se me tendría que bajar en algún momento—continuó—Éso fue hace un año, obviamente no bajó, y aquí me tienes, abajo de ti, a punto de acostarnos, ¿no te irás a echar para atrás, verdad?

Minho "volvió en sí" y negó, no había llegado tan lejos para ésto.

Key sonrió y le besó la mejilla.

—Lo sabía—dijo—Heechul dijo que no serías tan cobarde.

¡¿Heechul lo sabía?! Oh, en verdad. Kibum tenía una muy estrecha relación con su padre, pero Minho no había pensando que le contara incluso ÉSO.

Bueno, era algo positivo.

Ahora podían fornicar con el permiso del padre de Key, era un punto a su favor.

Key subió su parte baja y se frotó contra el boxer de Minho, gimiendo con el cuello expuesto y arqueando la espalda.

—¿Podemos hacerlo ya? No voy a aguantarme más, hyung—dijo.

El mayor asintió y nerviosamente se quitó el boxer.

Nunca en su vida había estado con un chico virgen, a duras penas se había quitado la virginidad con Jonghyun, antes de que éste saliera con Jinki, y por supuesto que Jonghyun no era virgen ni de las orejas, así que ésto era nuevo para él.

¿Cómo puedes tener sexo con un chico virgen por primera vez?

Tal vez tuviera suerte y pudiera simplemente meter su pene ahí y...

Qué idiota estaba siendo, no podía hacer éso. Si incluso cuando ya estás acostumbrado tienes que prepararlos, ¿sería lo mismo con él?

Rezó internamente porque así fuera.

Recostó en el colchón a Key y separó sus piernas con suavidad, besándolas desde el pie subiendo hasta el muslo y mordiendo su ingle, evitando a propósito su entrepierna.

—Ohhhh—otra vez los gemidos bajos inundaron la habitación adolescente—¡Mi-Minho!

El nombrado rió desde entre las piernas del menor, levantó la cadera de éste, dispuesto a encontrar el tesoro, y lo halló en poco tiempo.

Entre las dos generosas montañas blancas, estaba la rosada, virgen y seguramente apretada entrada de Key.

Su dedo índice pronto encontró su camino desde la espalda blanca hasta la entrada, acariciando con suavidad y sin presionar demasiado para no lastimar al niño.

—¿T-te gusta, Key?—preguntó en un suspiro. El menor sólo asintió—Responde.

Enterró la primera falange de su dedo y Kibum gritó, sintiendo cómo sus músculos anales se apretaban contra el invasor.

—¡Ahhhhh!—un grito desgarró la garganta joven del rubio—P-podrías haber avisado, ¡imbécil!

Minho se rió y besó la curvatura del cuello de Key.

—Creí que querías que hablara sucio, y éso siempre va de la mano con las cosas rudas, pequeño—su otra mano dió un apretón en el trasero blanco de Kibum—Ah, es muy bueno, Kibum.

Las piernas del menor fueron abiertas aún más y Minho las obligó a flexionarse a los lados del cuerpo de su dueño.

—¿No se supone que debo lamer los dedos, Minho-hyung?—preguntó tímido y Minho enseguido subió la cabeza, mirándolo con reproche.

—¿Cómo sabes éso?—oh no, él no podía no ser virgen.

El rubio se sonrojó y Minho pensó lo peor.

—Estuve... investigando—se limitó a responder, Minho arqueó una ceja, exigiendo más información—¡Ok! Le pregunté a Heechul.

Maldito niño honesto, no podía andar diciéndole todo a su padre, al menos no éste tipo de cosas.

Minho bufó y sonrió llevó tres dedos a la boca rosa del menor y lo obligó a abrirla. Key lo hizo y cubrió los dígitos con su lengua que se repartía entre los tres y logró ensalivarlos lo suficiente, al menos, lo que Minho creía suficiente.

—Si quieres que pare, me lo dices, ¿de acuerdo?—Kibum asintió.

Bajó de nuevo a las piernas del menor y besó los muslos antes de dirigirse a su tesoro, después del dedo inicial, Kibum ya no saltó tanto con el segundo y con la intromisión del tercero, parecía estarlo disfrutando. Minho movía sus dedos en círculo, no quería lastimarlo al moverlos en tijeras, así que se mantuvo metiendo y sacando como si fuera su miembro y no los tres dedos.

—¡Ah! ¡Ah!—Kibum se deshacía en gemidos con cada estocada de los dedos—¡Ya! ¡Ya estoy listo, hyung! Ah~

Minho asintió, estaba más nervioso que el mismo Key. ¿Qué pasaba si no lo hacía bien? ¿Si Kibum no lo dsfrutaba? O peor aún, ¿si lo lastimaba?

Respiró profundo y contó hasta diez, si lo lastimaba Kibum se lo diría, era lógico.

El rubio se sentó y jaló a Minho del cuello, dándole un beso largo y húmedo.

—No olvides lo que te pedí—pidió con las mejillas rojas antes de volver a recostarse.

Minho se metió entre las piernas del más bajo y apretó la punta de su pene en la entrada virgen y rosada de su hermano menor. Si iba a tener que ir a prisión por estar deseando a su hermano, decidió que sería por haberse acostado con él.

Key gimió cuando la cabeza entró completamente y se apretó contra el pecho de Minho gimiendo conforme los segundos pasaban y cada centímetro entraba más y más.

Minho recordó la petición, y no pudo sentirse más avergonzado. ¿Qué podía decirle a Kibum?

Al menos cuando estuvo con Jonghyun, sabía que era una puta, y no se sintió culpable al recalcárselo, pero Kibum era su hermanito, su inocente y ahora, medio desvirgado hermanito.

El miembro entró por completo en la entrada de Key y éste exhaló, aliviado de no tener que ser empalado más.

—¿T-te gusta, eh?—preguntó Minho, tratando de sobrellevar su dirty chat—¿Te está gustando, verdad Keybummie?

El rubio asintió, el éxtasis recorría su cuerpo al oír la ronca voz de Minho en su oído.

—¿Puedo moverme ya?—dijo y Key asintió, necesitaba sentir más de él en su cuerpo.

Una estocada se clavó en el cuerpo más pequeño y éste se estremeció, se sentía bien ser jodido por Minho.

La segunda estocada fue más fuerte cuando Minho se dió cuenta que no lo estaba lastimando, incluso un jadeo ronco abandonó la garganta del mayor.

—¡Gime, Kibum!—exigió y el menor acató la orden—Sé que te está gustando, gatito. Lo siento en tu interior.

Key gimió, más por las palabras de Minho que por su pene trabajando en un lugar escondido de su anatomía.

Otra embestida llegó y el rubio se aferró a los hombros de Minho, quien estaba moviéndose realmente bien allá abajo...

Pero seguía necesitando la charla sucia.

—Ah...Ah...¡Ah!—las estocadas dentro de él cortaban sus palabras—¡Háblame sucio, Minho!

Otra vez la maldita petición, pensó Choi.

Cerró los ojos y se esforzó en no sentir culpable por la sarta de indecencia que jamás dejaría que nadie, aparte de él mismo, le dijera a su hermanito.

—¿Se siente bien, Kibum?—preguntó con toda la malicia que podía—¿Se siente bien que te esté partiendo en dos ése rico culo que tienes?—otra estocada atravesó el cuerpo del menor—¡Contesta!—jaló el cabello rubio con la mano y miró desde arriba al chico.

Key gimió al sentir el jalón en su cabellera pero sintió ése cómodo escalofrío que recorría su cuerpo cada vez que pensaba en Minho sobre él, diciéndole el tipo de cosas que le decía ahora, mientras lo embestía como lo hacía en ése momento.

Una sonrisa apareció en su rostro pequeño.

—¡Si!—chilló en éxtasis y Minho volvió a tirar de sus cabellos dorados.

Minho mordió una vez el cuello de Kibum.

—Si, ¿qué?—preguntó con voz dura y cargada de deseo.

Kibum se mordió el labio, éso era lo que quería, Minho agresivo, Minho dominante, Minho de ésa forma le encantaba.

—Si, se siente bien, hyung—dijo en un gemido—Me gusta mucho.

Minho acercó sus labios a la comisura de los labios del menor, sin besarlo, sólo tentándolo.

—¿Qué quieres?—preguntó, tocando el piercing con la lengua.

Key se estremeció, oh, se sentía tan bien tener a Minho adentro.

—Que me des más duro, hyung—dijo con voz fuerte—¡Más, hyung!

Minho gruñó excitado y besó vorazmente la boca de Key, sin dejarlo responder y llevando el control en el contacto.

Más estocadas se unieron al cuerpo menudo bajo Minho y Key abrió más sus piernas, aferrándose con fuerza en ésa cintura tan perfecta.

—Te voy a dar lo que quieres, gatito—juró Minho.

En un momento, Key estaba sobre Minho y éste le obligó a sentarse sobre su miembro.

—Si quieres más, haz lo que te digo—ordenó y el otro obedeció.

Su pene volvió a perderse entre los glúteos blancos del rubio.

—Ahhhhhh, Minho—gritó Key una vez estuvo sentado en la pelvis morena—Se siente bien~

Minho sonrió grande y aferró sus manos en las caderas delgadas, alzó y volvió a bajar al chiquillo, quien gritó con fuerza.

¡Oh my God!

También era muy sexy que Kibum hablara en inglés.

El mayor repitió la acción y otro grito dejó la garganta de Key.

—¡Oh, si!—se llevó las manos a los pezones y los pellizcó—Ahí, hyung, ahí.

Minho llevó su boca a uno de los botones de Key y los chupó con fuerza, succionando como si se le fuera la vida en ellos, sin dejar de moverse en el interior de él.

Kibum se agarró el cabello con fuerza, tirando de él en loca excitación mientras arqueaba la espalda, llenando más la boca de Minho con su pezón.

Un latigazo de placer recorrió su cuerpo cuando el miembro de Minho golpeó su próstata.

—Ahhhh, si—más chillidos con su voz aguda y adolescente era música en los oídos del mayor—Por favor Minho, ya no aguanto.

Minho embistió de nuevo, con más fuerzas y Key llevó sus manos a la espalda del más grande, rasguñando y haciendo que el otro también gimiera.

—¡Kibum!—gritó al sentir como el recto de Kibum se estrechaba aún más, apretado su pene como si quisiera tragárselo—¡Oh!

En una perfecta sincronía, Minho se vino en interior de su pequeño hermano por primera vez y Key se vino sobre el abdomen del mayor.

Sin saber cómo, ambos se quedaron dormidos.

A la mañana siguiente, Heechul se levantó para despertar a Minho y obligarlo a ir por leche a la tienda pero al entrar a su habitación, la encontró vacía.

Conociendo la razón, abrió la puerta del cuarto de Kibum y los descubrió profundamente dormidos.

Habría sido una escena tierna de no haber sido porque Minho tenía su enormidad metida en el trasero de su bebé.

Estaba a punto de gritar pero se detuvo.

Si Hyukjae y Donghae estaban a punto de casarse, siendo hermanos de sangre, ¿por qué ellos que eran hermanastros no podían?

Suspiró y entró, cubriéndolos con la sábana rosa de su hijo, acarició las cabezas de ambos y sintió cómo Key se removía sobre su hermano.

Abrió los ojos y vió a su padre cubriéndolo con las sábanas, estaba a punto de decir algo en su defensa, pero Heechul le tapó los labios con un dedo.

—Cálmate, no es como si le fuera a cortar el pene—respondió—Éso no te haría feliz.

Key se sonrojó y se acurrucó en el pecho ajeno, despidiendo con la mano a su pade.

Éso arreglaba algo, ahora faltaba otra cosa, pero todavía estaba cansando...

Un par de horas más tarde, Siwon se levantó para ver a Key y cuando entró a la habitación un grito se oyó por todo Séul.

—Kim Kibum—la voz fuerte de Siwon los despertó—¡¿Te hiciste un piercing?!

Ahora Key entendía por qué Minho era tan lento.

Notas finales:

Me divertí mucho escribiéndolo x3

Debo hacer más humor e.e

Espero que les haya gustado ^^;

Dejen su review, si lo hacen... ¿habrás más sorpresas? Si, éso. Habrá más, de cualquier pareja que se me ocurra e.e 

(Tal vez sólo de SHINee, SJ y BoyFriend, tal vez meta a Dong Bang Shin Ki :3)

Besos a tod@s.

Los saranjea, Mellark~


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