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Dulce Aniversario, Dulces Recuerdos. por kawai13

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Notas del fanfic:

Este fic se encuentra publicado en otro servidor con temática yaoi. Soy la misma autora. 

 

Este fic es dedicado a una de mis seguidoras, que si no me equivoco también publica acá:TheYennPaola Blood

 

Desclaimer: Los personajes de Naruto, La serie/manga, no me pertenecen. Son propiedad de Masashi Kishimoto y yo, solo los uso para darle vida a mis locas creaciones, sin fines de lucro

Notas del capitulo:

QUIEN SE DE CUENTA DE LA TRAMPA QUE HAY EN LAS NOTAS FINALES, TIENE DERECHO A PEDIR UN CAP MAS...

 

Dulce Aniversario, Dulces Recuerdos.

 

El traqueteo de unos dedos golpeando sobre la mesa era incesante. Eran las 8:00 de la noche y el malnacido de su esposo no llegaba, es más, tenía una hora completa de retaso. Y el solo pensar que este era el primer aniversario de bodas que celebraría, le carcomía internamente. NO podía reprimir ese escozor que emergía de sus profundos ojos, pero como todo Uchiha no dejaría que lo vieran llorar.

 

El tamborileo de sus finos, delgados y blanquecinos dedos no paraba por nada del mundo, es mas parecía que el ritmo aceleraba. Sin darse cuenta su otra mano apretaba con furia y frustración esa fina servilleta de tela de color guinda. Le daba tanta cólera el haber esperado con tanta ilusión esa noche, como se había preparado y alistado con horas de anticipación.

 

Sin lugar a dudas se veía exquisito, una camisa de seda color sangre muy ceñida a su esbelta y deseable figura, unos pantalones de vestir que marcaban es perfecto trasero que tenía, un saco que solo su amado esposo le sacaría en la noche,  ya que luego de disfrutar esa esplendida cena tenía pensado una perfecta sesión de sexo desenfrenado, pero nada le daba mas cólera que lo hicieran esperar, nada le molestaba tanto como el saber que pasar horas frente al espejo y que los únicos que lo alagaran fueran esos molestos hombres que trataban de acercarse insinuándosele a su persona y no el dobe de su esposo. Claro esta que a esos impertinentes los alejaba con la ira marcada en su rostro, pero aun así le molestaban.

 

Nuevamente vio el reloj de muñeca, caro y costoso. Eran las nueve de la noche, ni un minuto más esperaría, ni un segundo más, pues no lo perdonaría. Se paró elegantemente si olvidarse de que las personas todavía estaban cenando en ese lujoso restaurante. Con el ceño fruncido en esa perfecta mirada, con la cólera marcada en su rostro y tirando, sobre la espectacular y acomodada mesa, la servilleta que había seguido apretando fuertemente,  camino en dirección a la salida de ese restaurant.

 

Esperó impacientemente a que el valet le trajera su auto y sin cortesía alguna le quito sus llaves y se subió.

 

Ya no había nadie que lo viera, ya no era necesario seguir reprimiendo esas lágrimas, los ojos empezaron a nublarse y esas jemas ónix empezaron a votar gotas cristalinas de lágrimas contenidas, la vista se le hacia borrosa y toda su furia la descarga en el pobre volante del auto ultimo modelo, su pie se hundía cada vez mas en el acelerador y el no poder apreciar nada de la pista podría causarle un accidente que le causaría la muerte, con estos pensamientos empezó a bajar la velocidad * no merece que muera por su culpa *, y siguió conduciendo hasta llegar a su casa.

 

Un hombre alto y fornido iba todo desarreglado mientras corría a ese restaurante, donde encontraría a su amado esposo, iba realmente tarde pero nunca pensó que le salieran dos reuniones seguidas justo ese día, trato de llamarlo pero no podía salirse de dichosas reuniones.

 

Saco mal puesto, camisa desarreglada y la corbata todavía en la mano. Llegó al restaurante y según el fino reloj de pared , eran las 9:30; pasó su mirada por toda la zona, y vio la mesa que había reservado para celebrar ese día tan especial con la persona que ama. Nada. Absolutamente nada, llego hasta ese lugar y pasó sus dedos acanelados con melancolía; sabía que su esposo lo estuvo esperando, sabía la silla mal acomodada y esa servilleta completamente arrugada. Cerró sus ojos con frustración, mientras que un empleado iba a darle el alcance. Explicándole que su bello acompañante se había marchado hace ya media hora.

 

Dos horas fueron las que su hermoso esposo lo esperó, dos horas solo en esta mesa, de algo estaba seguro y es que ya no podía seguir perdiendo más tiempo. Diciendo gracias, pues todo ya lo había pagado con antelación, salió corriendo del restaurante, no le importo que la gente lo mirara extraño por sus fachas, no le importo nada, pues sabía que tenía mucho por correr, si correr porque había acordado con su esposo que no llevaría el carro para irse en el del azabache. Tomar taxi, pues… eso era imposible en una ciudad como esa.

 

Corrió y corrió en dirección a la zona residencial de la ciudad de Konoha, la mas alejada y grande, donde las casa podían tener mas de una hectárea de terreno, corrió y siguió corriendo, mientras apretaba cada vez con mas fuerza esa corbata que ondeaba mientras seguía corriendo,  la corbata que había escogido para ponerse ese día, trataba de que esa corbata le trajera nuevamente la suerte que le trajo, la misma noche que le propuso matrimonio a Sasuke, como olvidar ese día. Sinceramente fue hermoso. Y nunca se arrepentiría de él.

 

Los recuerdos embargaron la mente del blondo y sin más recordó cada detalle de esa noche. No seria malo recordarlo, después de todo le quedaba un largo camino por recorrer.

 

-----------------------------------------flash-back-----------------------------------------

 

Un apuesto ojiazul se había levantado muy temprano ese día y viendo una preciosa cajita de terciopelo en la mesita de noche a su lado izquierdo, sonrió encantadoramente – hoy será el día-ttebayo – se dijo a si mismo, hoy sería el día en que le pediría a Sasuke Uchiha que pasaran justos el resto de sus vidas. Se bañó y se vistió, de forma sport y relajada. Una camiseta anaranjada y unos jeans azul oscuros, al igual que sus zapatillas. Puso esa curiosa cajita en su bolsillo izquierdo y salió raudamente a la casa de su enamorado.

 

Llego a un departamento lujoso y contemporáneo, con una decoración minimalista y perfecta. Eso le hizo pensar que su entorno concordaba perfectamente con el azabache, toco el timbre y como supuso, nadie le contesto. Eran las 7 de la mañana y sabia que un sábado como ese su apuesto moreno se levantaba a las 10:00 era el único día en la semana que se levantaba tarde y por eso para el eran sagrados. Pero en los planes de cierto rubio estaba, hacerlo desesperar e irritar lo más que pudiera.

 

Un azabache con cara de pocos amigos, despeinado y en pijamas, le abre la puerta al inoportuno que interrumpió su sueño, y estaba apunto de reventarle la cara a quien quiera que fuese sino hubiese resultado su atolondrado Novio – Rayos Naruto, ¿Qué haces a estas horas en mi casa? Y todavía un sábado – decía furioso, dándole la espalda dejando la puerta abierta para que el otro entrara.

 

El plan había empezado, pensó el rubio antes de iniciar con la actuación que le daría un Oscar, borrando esa pequeña sonrisa que se escapaba de sus labios – Demo – empezó a llorar como niño pequeño – Sasu-chaaaaan tú eras mi única escapatoria. Lágrimas exageradas eran las que desbordaban de sus ojos azulados.

 

Logrando simplemente un resoplido del menor – ahora que te pasa dobe -  dijo sin mucha paciencia seguido de un lánguido bostezo.

 

Llegando al sillón de tres plazas donde el azabache se había sentado, y se arrodillo para seguir llorando como solo el rubio sabía, enzima de su regazo – Me olvide que hoy tengo un compromiso muy importante Sasu – paso sus fornidos brazos por esa esbelta cintura y lo apretujo mas – y … y …. No tengo nada que ponerme BUAAAAA.

 

Un tic asomó por el perfecto rostro del oji-noche – solo por eso me despertaste DO-BE – la cólera contenida emergía en esa última palabra

 

Una cara ridículamente herida, mira hacia su dirección – Como puedes decir que es una tontería teme – lágrimas seguían escurriendo y empapaban la suave pijama donde antes había puesto su cara, si bien estar en esa posición lo había dejado con ganas de hacer cosas indebidas, ya tenía todo su día planeado – es muy importante dattebayo y no puedo hacer nada sin ti Sasu.

 

Un suspiro de resignación emergió de esos rosados y finos labios, pero que mas podía hacer, amaba a ese dobe, con todo y sus infantiles berrinches – Aaaa bien dobe, cálmate, solo déjame asearme y salimos a buscar algo – dijo mientras acariciaba esas hebras doradas de la cabeza nuevamente recostada en su regazo. Le dio un par de palmaditas en la espalda, como pidiéndole permiso para que lo dejara pararse, permiso concedido al instante y se fue a dar un baño.

 

– Ufff – casi no la cuento  –  decía un rubio recostado en el sofá – unos segundos mas en esa posición y en vez de salir me comía a mi lindo Sasu, Jejeje – hablaba con si mismo de lo que pudo haber pasado y de lo que podría pasar si se iba a esa ducha, donde su lindo novio estaría desnudo con traviesas gotas recorriendo su cuerpo. Sacudió su cabeza, era mejor no imaginar eso, o la “cabeza sur” pensaría por el, cerro lo ojos y trató de pensar nuevamente en cómo sería el plan que estaba por desarrollar, tan inmerso se encontraba que se quedo dormido en el sillón.

 

Cuando su pacifico enamorado lo vio, tan tranquilo y durmiendo como el debería estar haciendo,  su seño se frunció fuertemente, iba a despertarlo lo mas gentilmente que s le ocurriera. Si, gritarle a todo pulmón en el oído seria una linda manera. Se acercó lo mas que pudo a la cara del blondo y cuando estaba apunto de gritarle lo mas fuerte que pudiera, de esos labios que tanto amaba escapo un  *Te amo Sasu*  toda inhibición se fue al tacho y en vez de despertarlo con un grito le dio un dulce beso en los labios – Dobe, despierta – otro piquito, y los ojos cual cielo se abrían de par en par, teniendo una hermosa  primera vista.

 

Una socarrona sonrisa emergió de sus labios, por Kami, como amaba con locura a ese hombrecillo travieso y jalándolo lo sentó en su regazo – mi lindo teme – puso su rostro en la curvatura del azabache y aspiro su delicioso aroma, mesclado con su shampoo y jabón, recién salido de la ducha. Quería comérselo, pero tenían mucho, pero MUCHO, por hacer. Aspiro nuevamente ese dulce aroma y se separo decidido de su amor, era un hecho, el seria su esposo.

 

-----------------------------------------flash-back (end) -----------------------------------------

 

Un dulce olor lo saco de sus recuerdos, seguía corriendo  pero no podía llegar con las manos vacías ¿o si ? una traviesa risa apareció en sus labios, sabia que su esposo odiaba el dulce, aunque había uno en especial al que no podía resistirse, esperaba encontrarlo en esa hermosa, acogedora y fina pastelería. Miro su reloj antes que nada 10:30, había corrido durante una hora entera, recién iba a mitad de camino. Suspiro pesadamente mirándose en el reflejo de la puerta de vidrio, todo sudado y más desarreglado que antes. Sus ojos combinaban perfectamente con la corbata que seguía en su mano.

 

Entro a la pastelería, ya faltaba poco para que cerraran y eso se podía apreciar en la clientela escasa. Fue hasta el señor que atendía detrás de la vitrina con muchos pasteles y pidió, ese dulce tan especial.

 

Que suerte tenia, al haberle contado a tan amable señor, sobre su situación decidió darle uno de sus reservas escondidas. El señor se adentro a la bodega trasera del local, y mientras que lo esperaba. Decidió ponerse du corbata, era mejor tenerla mas segura y que mejor que alrededor de su cuello.

 

Termino de anudarla y el dueño del local, le entrego una preciosa cajita con un hermoso moño azul metálico. Infinitamente agradecido el blondo dio una profunda reverencia y pago una descomunal cantidad, sin poder escuchar las palabras de asombro del dueño; pues nuevamente empezó a correr.

 

Una última mirada al reloj 10:48 pm, todavía le quedaba una hora más de corrida, menos mal que hacia ejercicio y le encantaba correr maratones, sino, ya estaría muerto y tirado en una vereda de la ciudad.

 

Con tanto que  recorrer y  nada que hacer, dejo que sus recuerdos lo invadieran nuevamente.

 

-----------------------------------------flash-back-----------------------------------------

 

– Waaaaaaa Sasuuuu – gritaba un blondo desde los cambiadores – no me gusta como me queda este traje-ttebayo, me hace… me hace… – en su cerebro ya escaseaban las ideas, luego de las decenas de trajes que se había probado, de todas las escusas que había puesto, siendo ninguna cierta, puesto que se veía bien en todos, ya no le quedaba idea alguna – me hace ver…. GORDOOO buuuuu –

 

¿Era enserio? ¿Lo que ese tonto e hiperactivo le decía era verdad?  Que lo hacia ver gordo, si con cada traje que se probaba él se sonrojaba cada vez más y más, es que no solo se contentaba con haberlo despertado, sino que ahora actuaba como quinceañera que buscaba el vestido perfecto para su fiesta, o como una novia buscando el vestido indicado, pensamientos que venían a la cabeza del azabache, pensamientos que lo estaba guiando a una hermosa idea de como seria un matrimonio con el blondo – Eso no es verdad Dobe – le respondió al verlo salir – Te queda muy bien – pronunció con un sutil sonrojo en sus pómulos.

 

El blondo decidido, ya con esas palabras, acorto los tres pasos que los separaban de su pareja – Ese es el punto teme – Dijo con una seriedad poco usual en su persona – No debe quedarme muy bien – parafraseó a su esposo – Debe ser perfecto, para la velada, PERFECTO – reiteró

 

– Uff – suspiro con resignación, si algo ponía serio a su novio, debía de ser muy importante para el – Vamos a las siguiente tienda – Dijo con una voz que detonaba cansancio – pero antes invítame algo de comer que no desayuné y ya son la 1:00 pm – Cansado, con hambre y para rematarla arrastrado a elegir un atuendo para su novio, mínimo exigía un rico almuerzo.

 

El estómago del blondo apoyó con creses la idea, un rugido, para nada discreto, resonó desde el interior de su ser – Jejejeje – Rio todo avergonzado. Mientras se rascaba la nuca con su brazo – Creo que tienes razón Sasu – Una gota caía de la cabeza del azabache, parecía que el etomago tenía vida propia y se quejaba en el momento oportuno – Me cambio y vamos al lugar que tu quieras-ttebayo – Y ahora parecía un niño al que le decían que se apurara para que se coma su rico helado. Otro suspiro salió de sus labios, todos esos cambios de humor, eran los que hacían de SU Naru, una persona única.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

Se encontraban almorzando un simple pero acogedor restaurante. Mientras Sasuke comía un clásico pollo a la planchan con verduras. No podía faltar el típico ramen, para su preciado novio – Naru, come más despacio – le dijo con leve preocupación – Sino te atragantas y yo no pienso ayudarte – Claro que el carácter Uchiha nunca faltaba.

 

El de cabellos dorados dejó su segundo tazón, y mientras esperaba al mozo llamado, cruzo los brazos y miró con  fingida molestia a su amado – Que malo eres Sasu – Un puchero, que hizo soltar suspiros en ese lugar, aquel que rápidamente fue cambiado por una hermosa sonrisa que desmayó a la mitad – Pero yo sé que es mentira – Dijo alegre viendo que ni su hermoso FUTURO ESPOSO ,tampoco resistía sus sonrisas – Yo sé que si me estuviera ahogando tu no dudarías ni un segundo para rescatarme –

 

No lo podía negar, simplemente esa era la verdad inquebrantable. Si su dobe tuviera algún problema el iria en su ayuda. Evitando verlo directo a esos ojos que tanto lo atraían y para que no vea ese pequeño sonrojo por la sonrisa del oji-zarco. Solo siguió comiendo con la mirada gacha – So-Solo come – susurro – Que nos falta mucho para encontrar tu traje – Y como si esas fueran las palabras mágicas, empezó a devorar su tercer y último tazón de ramen recién traído.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

Caminaban visualizando la siguiente tienda más indicada. K-modas fue la elegida, y arrastro a su ya cansado novio, cogiéndolo de su pálida muñeca. El blondo se comportaba como un niño en un parque de diversiones, y no era porque a él le encante comprar, es más lo detesta, sino que simplemente la idea de que al final del día, estuviera comprometido con el amos de su vida le hacia sonreír  como un tonto y dobe enamorado – ¡Sasu-chan! – Gritaba con su cantarina voz – No te quedes parado, ayúdame a escoger el traje – Tironeaba de la camiseta de su enamorado.

 

Una venita palpitante se percibía en su frente – Siempre votas los trajes que te doy DOBE! – Exclamó enojado – Ya no quiero seguir con esto, mejor escoge tu – Un suspiro sale de sus cansados labios, haciendo que el extrovertido kitzune, se le quede mirando fijamente.

 

Su mente solo analizaba, como pocas veces lo hacía, las reacciones de su enamorado. Cansado, agotado, frustrado y hasta irritado. Pero ese era el plan, tenía que agotarlo, tanto física como emocionalmente, para agarrarlo con la guardia baja y atacarlo cual gacela, acorralarlo sin que tenga otra alternativa más que decir que sí. Acaricia esas, ahora azoradas mejillas – Te prometo que esta va a ser la última tienda que veamos –

 

 Ojos tan hipnóticos que no podía apartarse de ellos. Aunque se encontraba cansado y en vez de pasar ese momento en su casa descansando, estaba parado en otra más de esas tiendas. Estos, eran los momentos, por los que  amaba a ese despistado blondo – D-de acuerdo – Cinco trajes fueron los elegidos por el azabache, solo cinco de esos cientos que se encontraba en la tienda, Los había escogido pensando en los gustos, facciones, colores, en TODO, si luego de esto no había un traje que pasara las tontas y raras exigencias de su tedioso enamorado, ya no habría más que hacer – Anda a probártelos dobe – Le dijo mientras le tiraba los trajes y lo empujaba a los probadores masculinos. Veía como ese rubio revoltoso se iba trotando y él se recostó nuevamente en una pared frente a los mismos.

 

Diez minutos pasaron y un rubio sale con un traje negro opaco, lindo realmente. Pero nuevamente fue negado por su enamorado. Otro suspiro fue votado y se recostó a esperarlo nuevamente, esta vez se tardó unos 15 minutos, tal vez arreglando el anterior traje, este era uno azul marino, muy elegante y de una tela más reluciente que la anterior, pero apenas se vio en el espejo negó con la cabeza. Agacha la mirada, ya está cansado y perdiendo las esperanzas de que ese día sea relajante, y mientras espera a que Naruto salga por tercera vez, se pone a pensar en cómo ese musculoso cuerpo, tan torneado y varonil, a de estar siendo expuesto a la nada. Sacude su cabeza, pues las mejillas empezaban a calentarse, no siendo su única parte de su anatomía. Y cuando lo hace ya tiene frente a él, a un ángel caído del cielo, aquel ángel que lo salvó de muchas encrucijadas en su vida y el que lo guio por el camino de la verdad y el perdón, pero sobre todo, el camino del amor – ¿Teme? –Cuestiona al verlo estático – ¿Tan mal me veo? – Estaba a punto de voltearse

 

Hasta que su bronceada mano es sujetada por la más pequeña – No – de sus labios no quieren salir más palabras. Pero el ver como ese traje completamente blanco le quedaba perfectamente, no debajo que se concentrara. Su mano paso por su pecho delineando la fina y suave tela. Pasando por esos pectorales bien trabajados. Una sutil sonrisa delineó sus labios – Es perfecto – Anunció al fin – Subió su mirada para encontrarla con la azulina – Eres perfecto –

 

Asombro demostró el de ojos cual cielo, y sin pensarlo mucho atrajo la cara del amor de su vida para darle un tierno beso. Beso que no fue rechazado por el menor. Las lenguas se rozaban, pero no era lujuria lo que expresaban con ese ósculo, era AMOR, el que se profesaban el uno por el otro, un amor correspondido, un amor salvavidas, un amor que cambio la actitud del otro y los hizo ser las personas que eran en ese momento, que eran en el presente. La  beso termino, con un casto piquito, y una sonrisa de amos – Este será el traje-ttebayo – Fue a los probadores, pero volvió simplemente con su ropa en una bolsa y con la cajita de terciopelo en el bolsillo del traje – Me lo llevaré puesto – Pagó y de la mano con su pareja se retiró a buscar el resto de su atuendo. Pues ese saco venía con una hermosa camisa también blanca y de estilizados cortes.

 

Caminaba por el centro robando las miradas de curiosos y asombro de muchos. Zapatos en menos de media hora; gemelos en veinte minutos; pañuelo azul cielo, en otros veinte minutos y la corbata, acompañada de una gloriosa experiencia tras vestidores una hora. Según el azabache una corbata con el color azul más hermoso que había visto, y el único que podía igualarle es el de sus gemas como ojos. Si tu engreído y amargado enamorado te dice eso mientras te acomoda la dichosa prenda, ¿Cómo resistirse a robarle varios besos? ¿Cómo soportar el meterse a un pequeño cubículo para manosear ese deseable cuerpo?  No había ser humano que se resistiera a esa dulce tentación, y él no era de piedra.

 

Ya eran las 7 de la noche y según su atolondrado enamorado, quería agradecerle con una caminata por un hermoso parque antes de irse a esa velada tan importante. Al azabache le pareció un poco extraño pero aun estando agotado, acepto al ver ese extraño fulgor en esos ojos que tanto amaba. Sin fuerzas a luchas, sin ganas de mantener apariencias ante tanto mirón con su pareja; esta vez no le importaba tener su cabeza recostada en el bíceps de su dobe.

 

Caminaban tranquilamente por ese parque que a el le parecía tan perfecto e irreal, ya se había olvidado de su existencia, pero ahora agradecía tener esa hermosa vista. De un momento a otro unas curiosas luces empiezan a llamar su atención, en el medio del parque, justo en una redondela cerca a esa hermosa fuente, había una gran meza, con violinistas a los costados en espera de aquellos que se sentarían en las sillas finas de caoba – Mira Sasu, parece que alguien se va a comprometer-ttebayo – Compromiso, algún día él se comprometería con Dobe, en algún momento le harían esa pregunta que en estos momento empezaba a anhelar – Vamos a acercarnos –

 

Sus cavilaciones fueron interrumpidas por las siempre tan inesperadas acciones del más alto – Es-espera dobe – Gritaba mientras trotaba a su lado – Mejor vámonos de aquí que vamos a int… – No dijo nada más al verlo quieto y parado mirando la mesa, sin hacerle caso.

 

Sus ojos vacilaban en esa rosa roja que el mismo había ordenado, las que tanto amaba su te*me amargado, y sin pensarlo más la cogió. El azabache al ver su acción estaba a punto de criticarlo. Pero al darse la vuelta, no había esa infantil sonrisa, sino una madura que pocas veces mostraba y apenas alzo la mano, los violinistas hicieron acto de presencia. Dulce melodía salía y Naruto se iba acercando a paso elegante mientras le extendía la rosa – Desde que te vi, supe que no eras como nadie en la faz de la tierra – Recibió la rosa sintiéndose abrumado al empezar a entender todo – Desde que me miraste, quedé hipnotizado por esas gemas que posees por ojos – Siente una mano en tu diestra mejilla – Y así comprendí que contigo quería pasar el resto de mi vida – Aun sin poder reaccionar siente una casta precion en sus labios – Por eso es que siempre voy a querer lo mejor para ti, lo mejor para  la perso7na mas especial en mi mundo – Se empieza a arrodillar, apoyándose en su rodilla izquierda – Es por eso que ya no podía esperar ni un día sin hacerte esta pregunta – Su mano se dirige a su bolsillo del pantalón, y a el se le empiezan a nublar los ojos mientras lleva una de sus manos a cubrir su boca cuando ve esa cajita tan peculiar. El terciopelo negro, fino y suave te llama mucho la atención, pero lo que hace que tus lagrimas caigan es ese pequeño aro que contiene y la pregunta que te hace - ¿Quieres casarte conmigo? ¿Quieres ser mi pareja el resto de nuestras vidas? ¿Quieres ser solo mío? –

 

 Ya no puede ver, todo es borroso y ligeros sollozos brotan de tu boca, pero sabes que esperan una respuesta tuya, y tu supiste tu decisión apenas lo viste frente tuyo. Dejaste toda conjetura tuya, pues ahora solo importaba el que se encontraba arrodillado ante ti – Y-yo… - Abrumado, así te sentías – Te fijaste en esa roza tan peculiar y de tu agrado. Alzaste la mano diestra, tan elegantemente como siempre, aunque tú sentías tus movimientos cual robot entorpecido – Acepto, amor mío – Y al ver la sonrisa que habías cosechado en el que amabas, solo te dejó en claro que ese era tu camino. Sentiste la fría joya deslizarse por tu dedo, tan ostentosa, tan cara, tan fina y elegante como tú.

 

Y sin medir tu comportamiento te lanzaste a sus brazos. Brazos que te recibieron gustosos y labios que te llenaron de besos toda la cara. El también lloraba, se sentía el hombre más feliz y realizado del mundo, te tendría siempre a su lado. Y ya no podía negar esa felicidad que contuvo en todo lo largo del da, de la semana, del mes – Ahora eres solo MIO, y yo soy solo TUYO – Decía, el solo derramó un par de lágrimas, pero tu seguías en shock, y el cansancio que sentiste a lo largo del día solo te deja más vulnerable ante la expresión de emociones, Te separa de su cuerpo y se levanta para luego ayudarte a ti – Vamos a cenar – Tu solo asientes y te dejas guiar, este día vas a dejarte mimar cual niño de cinco años apegado a su madre.

 

Te sientas, pero exiges que esa silla frente a ti ahora se encuentre lo más cerca a tu lado que se pueda, no te lo niega, pues el también deseaba lo mismo. Mozos que aparecieron de un lugar que tu desconoces, empezaron a servir la comida. Entrada más mimos, Plato principal, caricias y besos robados, y  ese postre tan diferente y que tú tanto amabas, el único dulce que podías tolerar sin dejarlo a medio terminar. Simplemente el día perfecto.

 

-----------------------------------------flash-back (end) -----------------------------------------

 

Ahora tienes ese mismo postre en esa cajita simple y linda, y tu corazón palpita por la maratón que acabas de pasar, pero te duele más por saber que tu ser querido está sufriendo por culpa tuya. Sigiloso y con precaución, abres la puerta de esa enorme mansión, hoy no hay ningún empleado pues les diste el día libre. Seamos sinceros, los botaste para tener una noche apasionada con el que ahora no encuentras – ¿Sasuke? – La poca luz que entra de la ventana de la sala, te deja ver su silueta. Tan callado y quieto que temes lo peor  y un dolor agudo invade, donde se encuentra tu corazón – ¿Amor?

 

– NO ME LLAMES AMOR – Escuchas su voz medio ronca y te preocupas. Te acercase sigilosamente – ¡ALEJATE DE MI! – Pero solo recibes una rotunda negación; por lo que tus pasos se detiene en ese preciso momento y diriges tu mano al interruptor.

 

Eres un IDIOTA, eso es lo que piensas al ver esos ojos rojos, esos rastros de lágrimas, esa ropa tan hermosa escogida para ti  y ahora toda arrugada y desarreglada, sabes que ese angelito furioso frente a ti, siempre odio que lo antepusieran al trabajo, pues sufrió el ser ignorado toda su infancia por sus empresarios padres. Un trauma infantil en el cual tú has ahondado – Sasu déjame explicarte – Pides cual cachorro dejado en plena lluvia

 

– ¡¿QUE MIERDA ME VAS A EXPLICAR?! – Indagó furioso –  ¡¿Que no te dignaste ni siquiera en avisarme?! ¿Que no soy tan importante en tu vida como tu maldita empresa? – Lágrimas empezaron a caer nuevamente de esas ónix gemas – Que ya no me amas como antes – Lo último fue dicho en susurros, pero te calaron más fuertemente que cualquier otro insulto o todos los gritos anteriores.

 

–  Eso nunca – Dijiste decidido

 

– ¡Ha! – Una sonrisa llena de sarcasmo e incredulidad. Pero si no te creía tenías que demostrárselo tú mismo

 

Aprovechaste que miraba hacia un lado y lo cogiste de la cintura – Si no me crees te lo voy a demostrar –

 

Pero su reacción fue peor – ¡¡Suéltame maldito infeliz!! – Gritaba mientras se revolvía entre tus brazos y más lagrimas caían de esos ojos, con cada una de ellas se te partía mas el corazón – Suéltame dobe idiota – Pequeños puños eran lanzados a tu pecho – Yo no te importo, prefieres un contrato millonario a un día conmigo – Pero esos golpecitos y forcejeo iba perdido su fuerza al igual que su voz y el llanto solo iba en aumento.

 

Viste que ahora estaba quieto en tus brazos y los espasmos que sufría por el llanto no cesaban, tú estabas todo sudoroso y pegajoso, pero al parecer eso a ninguno de los dos les importa – Nunca vuelvas a decir eso en tu vida – Te dijo con decisión – Nunca pienses que algo material va a superar el amor que yo tengo por ti –

 

– PERO ME DEJASTE ESPERANDO COMO UN IMBESIL EN EL RESTAURANTE – Te interrumpe abruptamente – NI SIQUIERA UNA MALDITA LLAMADA AVISANDO TU TARDANZA  Y TAM- - Lo besas furiosamente, acallando esos labios que tanto te llaman. Se resiste nuevamente, pero como siempre, sales ganando.

 

– Y lo siento por eso – Dices al terminar el contacto mientras siguen entrelazados por ese travieso hilillo de saliva y su respiración se encuentra entrecortada. Sabías que toda esta semana había sido medio delicada, pues el trabajo y alistar la velada para esta noche, te mantenían cansado y abrumado – Pero nunca digas que no te amo, pues daría mi vida por una sonrisa tuya, no dudaría en morir por que tú seas feliz – Ves como esos lastimeros ojos se fijan en los tuyos y escuchan atentamente tus palabras – Te amo, nunca dejaré de hacerlo –

 

– Entonces explícame – Demando aun con la voz baja, apenas terminaste de hablar – ¿Por qué a lo largo de la semana me has ignorado? – Te pregunta resentido – ¿Por qué solo ibas a dormite sin decir un simple Buenas Noches? ¿Acaso no era por el trabajo? – Pregunto finalmente, mientras desviaba nuevamente su mirada

 

Tu solo lo escuchabas atentamente, expectante a responder todas y cada una de sus caprichosas demandas – Porque  me encontraba cansado, no solo por el trabajo – Acomodas uno de esos mechones detrás de su oreja – Y aunque soportara el trabajo, el preparar la velada para este día me resultaba abrumador y no me dejaron disfrutar mis momentos a tu lado – Recuestas tu frente en su hombro – Porque quería darte una velada única y especial, pero todo eso quedó en el restaurante – Tu aliento chocaba con el ahora descubierto cuello de tu amante y esposo, erizándole la piel, y tú eres consciente de ello – Y si hoy no llegué a tiempo… dile al tonto de tu hermano, que para nuestro próximo aniversario no me encierre en el cuarto de copias – Dijo finalmente, asombrando al azabache.

 

Al parecer, a su lindo cuñado, le parecía graciosísimo el haberlo dejado gritando por más de cuatro horas en esa habitación. Tu cabeza recostada en su hombro ahora se encontraba con la frente pegada a la de tu esposo.  Sus grandes ojos, eran abiertos más a la fuerza, por el asombro que demostraba – Yo… - Se había quedado sin palabras.

 

Pero un dedo se posó en sus labios – Shh, shh, shh… No necesitas decirme nada – Te da un casto beso en la mejilla – De todas maneras es mi culpa – Dos besos más, uno en cada uno de tus parpados, pues sentía culpa de haberte hecho llorar – Me duele el verte así por mi culpa – Otro besito en la nariz – Por lo que merezco todos los insultos que me lances – Un casto beso en tus labios, pero ansioso esperas más contacto – Te amo Sasuke, y aunque me tengas que soportar el resto de tu vida. Voy a estar contigo hasta el final de nuestros días – Se separa de ti pero te sigue agarrando de la mano, y se sienta en el sofá contigo en su regazo – Olvidémonos de todo esto, de que te dejé esperando, de que me obligaste a correr más de 40 kilómetros en menos de dos horas – Sus mejillas se colorearon por la vergüenza, pues habían acordado que tu llevarías el carro – De esta tonta pelea, que prometo, nunca más va a pasar –

 

Recibes un asentimiento de su parte, y se recuesta nuevamente en tu hombro con una mano en tu pecho – Si, mi Naru – Susurra en tu oído, casi inconsciente de las reacciones que provocaron en ti esas palabras.

 

Lo mueves un poco, para coger la cajita que habías apoyando antes en la mesa de la sala – Y como no pudimos disfrutar de nuestra cena – Desamarras las cintilla azul marino – Disfrutemos de nuestro postre avisas sacando un trozo ese pastel que tanto ama y que tantos recuerdos les trae. El da la primera mordida y el chantigui, tan ligero y de poco dulce, mancha un poco sus labios.

 

La segunda mordida la das tú, sin apartar tu azulina mirada de esos labios manchados. Pero él te agarra de la muñeca y guías tu mirada a la suya. También se dirige a casar otro pedazo de pastel. Tanto tú, como él se acercan, cada vez más, sin apartarse la mirada, sin dejar de desearse, los labios chocan con el dulce, pero es ignorado y va siendo aplastado por dos bocas hambrientas que no podría satisfacer. Se manchan los rostros con cremas y ese suave biscocho, pero no les importa. Pues el beso, sabe mejor con el dulce que otorgó el postre. Su mano se desliza de tu muñeca, por todo tu brazo y llega a tu cuello donde se prenda junto con su otro brazo de ti.

 

No lo soportas más, besas con pasión y deseo esa linda y dulce boca mientras tus manos con dulce, le empiezan a alzar la camisa de seda roja. Si la tela te pareció suave, el tacto de tu piel con la suya, fue como acido tóxico, algo que te quema la piel, pero adictivo e imposible de detener. Lengua con legua, danzan, mientras salivas y el sabor del vino del postre inundan sus bocas. Casas esos pezones rosados y erectos al saber qué es lo que les espera – Mmmm… – - Sacándole un gemido que se ahoga en tu garganta. Sientes su erección palpitar con la tuya y sin preámbulo alguno, te levantas del sofá. El solo enrosca sus piernas a tus caderas y te diriges a la alcoba que comparten noche tras noche. Alcoba con cientos de pétalos rojos.

 

Lo lanzas a la cama y recién se percata de su entorno, había estado tan furioso, que ni siquiera se dirigió a la alcoba principal. Su expresión delata su impresión – La cuarta parte de nuestra velada – Le susurras en su oído – Pensaba follarte hasta caer rendidos al amanecer – Sus mejillas se colorean, pero no se siente cohibido, esas palabras solo lo existan más – Pensaba escucharte gemir mi nombre toda la noche – Te desabotona la camisa correctamente, pues antes solo la había subido y arrugado en el proceso – Y aunque no pudimos celebrar las tres primeras partes –  te quita el calzado y las medias – Nos quedan dos deliciosas fases que no pienso desaprovechar –  Ahora te encontrabas en ropa interior y el respiraba encima de tu miembro. Sientes su respiración, en tu erección y ansias que la toque y te satisfaga; y él lo sabe – Si quieres algo, dímelo –  Habla muy cerca de tu erección, su meta es tenerte ansioso y deseoso de más. Pero tú solo le sigues el juego

 

Esa tersa y pálida rodilla descubierta solo hace presión en esa parte anatómica que aún se encuentra encerrada, debajo de todas tus ropas. Ese miembro completamente erecto que pide deseoso, salir de la prisión de tela y enterrarse en su agujero personal. Saca un gruñido de tu parte, y fijas tu mirada en los ojos absorbentes de tu marido el cual se encuentra bajo tuyo, solo puedes observar esa sonrisa que varios detesta, y que a veces la crees irritante, pero muchas veces la crees hermosa y parte del encanto de un Uchiha, y como tal se habían invertido los papeles. Ahora tú te encontrabas, con el montado en sus piernas – Me hiciste esperar mucho, Dobe – Te dice a milímetros de tus labios. Mientras te quita la camisa sudada y te deja la corbata que tantos recuerdos les trae. Mueve sus caderas, sin dejar de desvestirte. Quieres sentirte dentro. Quiere tu pene dentro suyo, que lo folles sin contemplación alguna, quiere cabalgarte como loco, y eso es lo que va a hacer.

 

En menos de un par de minutos toda la dorada piel se encuentra expuesta y sonríes con prepotencia, pues ese miembro, tan bien dotado, se encuentra listo para todo lo que quieres. Te mueres de ganas por ser sometido por tu semental. Y tus deseosas manos se van directo a ese rico y jugoso falo. Sus azules ojos solo muestran deseo, pero no lo haces esperar como lo hizo contigo, pues también sufrirías tú de las ansías y ganas que llevas contenida, para ti esa semana fue un martirio, un suplicio que demoró siglos en concluir. Ya quieres ser poseído nuevamente, y por eso es que coges el pene entre tus dos manos y empiezas a engullirlo vorazmente – Ahhh –  sabes que con eso tu rubio, tendrá la iniciativa que tanto deseas, que se podrá cual salvaje zorro. Y eso te encanta, tanto como el sabor que tienes e tu boca – Sasu…ke – Gime entre cortado, no quiere

 

 

 

Correrse en tu boca sino en tu trasero. Por lo que te separa de tu dulce paleta y vuelve a cambiar de posición, pero esta vez, tú estás de cara a la cama. Levanta tus caderas y sientes recorrer su lengua entre tus nalgas – Mmmm – Se siente delicioso. Como la mete en tu ano deseoso, como acelera el proceso de dilatación, empezando a meter un dedo junto con su lengua – Ahhh, que rico Naru – Pero aunque te encante ya lo quieres dentro de ti.

 

Parece que el tampoco se puede aguantar, pues mete otro dedo rápidamente; dos dígitos y una lengua en tu trasero; pero su falo es mucho más grande y grueso que cualquier otra cosa, y lo sabes, pues un par de semanas que estuvo de viaje, un consolador no logro llegar hasta donde él lo hacía, no te hacía sentir como el, no lograba satisfacerte como tu esposo. Y esa punta que sentías deslizarse por tu entrada, ese rico glande que anunciaba que tu delicia estaba cerca, implicaba que pronto tocarías el cielo y el infierno a la vez – No sabes cuándo extrañe estar dentro tuyo – Dice mientras mete la cabeza entera – No sabes cuantas noches soñé deseando meterme en tus entrañas – Metió todo su falo de una directa estocada

 

– ¡¡Ahhhh!! -  Fue el gemido que salió de los rosados labios del azabache

 

– Justo como ahora mi lindo esposo – Lo cogiste más fuertemente de las caderas,  sintiendo ese movimiento que te excitaba, le sacaste la mayor parte del pene. Y se lo metiste fuertemente – Mmmm, delicioso –

 

 Las arremetidas, eran más fuertes, y el lascivo sonido del choque entre sus nalgas y tus testículos, aumentaba a la par – Ammm… Naru… ¡¡más!! – Gemía cual gato en celo, pues lo había necesitado hace tiempo, sus manos se agarraban fuertemente de las sabanas, y solamente alzaba más las caderas para sentir ese pene más profundo – Y-yo…Ahhh!! – Trataba de hablar – Yo también… Mmmm Aghh… Te extrañe dentro Mmm…mío –Una brazo paso por su cintura y cadera, y sin darse cuenta, ya se encontraba cabalgando de espaldas al de piel canela – Ahhh…. Ahmm… - Que rico lo sentías, ahora controlabas la velocidad de las arremetidas, pero no por eso habían bajado de velocidad

 

Sentías sus manos ayudándote a subir y bajar, mientras él se ganaba con la mejor vista de cómo te comías, como DEBORABAS hambrientamente su miembro – Que linda vista Sasu-chan – No te gustaba ser llamado así pero ahora mismo no te importaba. Pues sentir como jugaba con tus nalgas como los testículos se enterraban de vez en cuando y como ahora, acomodando sus piernas para que el azabache las usara de apoyo, él tenía las manos libres para estimular el miembro de su pareja.

 

Sabías que tanto tu como el estaban por llegar a el clímax, por lo que lo volteas sin sacarle tu miembro y el solo enrolla sus brazos en tu cuello y junta sus labios – Mmm… - Las lenguas se rozan una y otra vez, ese apasionado ósculo es el conjunto perfecto con la brutal follada de la que ahora eran participantes – Yahhh… voy a llegar amor – Solo escuchaste eso y sujetaste el miembro de tu pareja nuevamente, para empezar a masturbarlo rudamente, querías que llegaran juntos y así lo hiciste – ¡¡¡AHHHHHH!!! – Fue el alarido que salió de su boca, y la estreches que su ano te regaló fue la cúspide que hizo que te vinieras dentro suyo.

 

El recuesta sus cabeza en tu hombro nuevamente, tiene algunos cabellos pegados a su frente, por el sudor y tú solo los acomodas detrás de su s oreja – Te amo mi Teme – Susurras para darle un beso en su mejilla colorada pro la jornada de sexo

 

El agarra uno de esos pocos pétalos que todavía siguen encima de la cama y lo acerca para olerlo, mientras cierra sus ojos – Y yo a ti mi Dobe –

 

Pocas veces son las que acepta su amor por ti, pues su orgullo se lo impide constantemente, por lo que atesoras esos momentos. Lo sujetas del mentón y le das un casto beso en los labios – Pero esta noche… – Dice suavemente, mientras su dulce sonrisa cambia a una de lujuria total y de esos zafiros del color como el cielo, solo puedes ver destellos rojizos - … aún no ha terminado mi amor – 

 

No te dice nada, pues él también lo deseaba y anhelaba, por lo que por respuesta, te sonríe pícaramente – ¿Y por qué te demoras tanto Usoratonkashi? –

 

Más palabras no faltaron. Y mientras nos alejamos más de esta escena, solo nos podemos apreciar como esas siluetas se vuelven una, en la oscuridad de la noche; como las sabanas caen de la cama, pues ahora no son de utilidad, y como esta velada solo los uniría mas y dejaran que su lujuria y pasión fluya con mayor fuerza

 

Con esto podemos aprender muchas cosas, como una persona puede ser ese soporte y apoyo que tanto necesitas; como una sonrisa de tu ser amado, sirve para relajarte después de un día de muchos problemas; como compartir un corto tiempo al día, sirve para levantarte el ánimo; como seres tan opuestos son el complemento que te falta en la vida; todo eso y muchas cosas más. El no Sacar conclusiones sin antes haber preguntado, el  no descuidar la comunicación con aquel que vive cerca y está siempre a tu lado. Tantas cosas que no podría nombrarlas. Pero la más importante de todas, pues para mí como autora lo es, es que esos baches, peleas y disputas, sirven para dos cosas. O romper una relación, O hacerla más fuerte y duradera, hasta poder llegar al punto de hacerla inquebrantable. Tal y como estos dos jóvenes nos han enseñado.  Amor, eso es lo que encontraron y que muchos anhelan y anhelaron.

 

Todo está oscuro y callado en ese cuarto que ya abandonamos. Pero un susurro, se deja escuchar con la brisa de esa noche tan fría – “Te Amo” – Dos palabras que expresan más que nada, tanto como una de sus hermosas  miradas.

 

 

FIN

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Notas finales:

Alex-chan : La la la la b34; *balancea sus piernas mientras tararea canción desconocida* La la la la … AUCHH *Se soba la cabeza y mira al culpable de todo *

 

Sasu: Cállate que queremos dormir!!! Baka de primera!!!

 

Alex-chan: ARFFFF Ni de Uke eres más gentil Uchiha de pacotilla

 

Sasu-chan: e.e’ Que MIE!@#$  dijiste ¿!?!?!?

 

Naru: Awww~ Ya teme, solo acuéstate y Alex-chan, porfa déjanos dormir

 

Alex-chan: U.U BU-buenooo lo siento es que me gusto como quedó el fic

 

Sasu-chan: *Cruzando los brazos de manera prepotente por tener el apoyo de su dobe*

 

Naru-chan: Lo se Alex-chan n.n Pero ahora Sasu y yo estamos cansados por las acción salvaje

 

Sasu-chan O////O’

 

Alex-chan: HAHAHAH Se puso rojo hehe bueno tonces me voy llendo y no te olvides de mostrarle el pasaje de la fase 5 Naru n.n Bye

 

Sasu-chan: Pasaje, de que habla la baka esa, dobe?

 

Naru:*Ignorándolo* Bueno me despido en nombre de todos, y esperamos que les haya gustado, pero ahora si nos vamos a dormir

 

Sasu-chan: DObeee NO me ignores *Siendo cogido de la cintura y echado a la cama*

 

Alex-chan: ¬ w ¬ ukukuk dejé con la intriga al teme ese.

 

Todos: MATANEEEE n.n


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