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Como El Café por Mellark

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Notas del fanfic:

Mi primer HoHyun *llora* <3

Espero que les guste e.e

Pues la primera en leerlo fue mi marida(?) Marilú<3 Así que va para todos ustedes:3

Besos forever~

Jonghyun fue estrellado contra la pared y sus piernas fueron separadas con rudeza, pero lejos de molestarle, despertó la excitación en él.

El más alto lo tenía apresado mientras frenéticamente levantaba su camisa negra y procedía a acariciar con la punta de los dedos sus abdominales marcados.

Choi Minho era una maldita, sensual, ardiente y feroz bestia.

La manera en que lo tomaba y lo desechaba; cómo lo llamaba cuando estaba aburrido o, mejor dicho, cuando su novio no estaba ahí; ésa forma en la que mordía su clavícula mientras lo embestía por detrás y cómo le gritaba las cosas más sucias jamás oídas.

Jonghyun estaba terriblemente extasiado cuando estaba con él.

Minho bajó por el cuerpo del mayor y se arrodilló frente a él, mandándole un guiño sensual y se dispuso a lamer y disfrutar cada uno de los cuadros del abdomen de Jjong.

El teñido cerró los ojos y se dejó llevar por la malditamente experta lengua de Choi que serpenteaba con ardor sobre su morenísima piel.

Todo ése calor que sentía cuando estaba con Minho era asfixiante y no se iba nunca.

Ni siquiera cuando lo veía abrazando, besando, mordiendo y, en el peor de los casos, follando a ésa maldita zorra que tenía por novio.

Kim Kibum, alias "La Puta del Grupo".

Jonghyun no odiaba a Kibum, era su mejor amigo, pero verlo besar y tocar a Minho sacaba lo peor de él y hacía que explotara de furia.

Todas las veces que Minho entraba en él y lo tomaba con fuerza, se preguntaba si disfrutaría de igual o mayor manera con el estúpido ex-rubio, ahora pelinegro, que era Key.

Por pensar en éso, no notó cuando el menor subió hasta tenerlo frente a frente y lo miró confundido desde sus enormes y perfectamente redondos ojos.

—¿Te pasa algo?

Muchas cosas le pasaban, hacía un maldito mes que Minho no le ponía un dedo encima, su tinte se estaba cayendo, Taemin pasaba demasiado tiempo con Onew y para terminar de joderle la existencia, Key se había cambiado el tinte de cabello, haciendo que Minho se le echara encima cual fiera en el momento que lo vió.

Recordaba perfectamente cómo Key había entrado a la sala del departamento, moviendo sus increíblemente femeninas caderas y se le había sentado en las piernas a Choi.

—Minho—había hablado en su cuello—Tengo ganas~

El corazón de Jonghyun se hizo un guiñapo cuando vió como Minho no dudó y tomó al mayor entre sus brazos, llevándoselo entre besos ardientes y gemidos hasta su habitación, encerrándose con él en ella y sólo dejándolo oír los gritos de nena de Key, que podía llegar a superar las notas más altas del platinado cuando alcanzaba su orgasmo a causa de Choi.

Había pensando en ir hasta el cuarto del maknae o del líder y usar a alguno de ellos como reemplazo momentáneo, pero se resistió.

No quería ser la manzana de la discordia entre ellos, menos al saber que se gustaban entre sí.

El más alto lo besó, sacándolo de su trance y regresándolo al momento, el único en el que podía tenerlo y que podía ser suyo en cuerpo, porque sabía que él amaba como idiota a Kibum.

Y cada vez que ésa boca perfecta lo besaba, él volvía a recordar el momento en el que entró a la habitación de aquella pareja, con la inocente intención de pedir un cepillo y se encontró con una escena que jamás desearía repetir.

Kibum ya había escalado por el cuerpo musculoso del menor y se encontraba besándolo sin descanso, con los pantalones cayéndosele, el culo en pompa y las manos de Minho separándole los cachetes del trasero, amasándolos con suavidad y haciendo que el pelinegro arqueara la espalda hacia el pecho moreno, rozando los pezones de Choi.

—Minho—jadeaba con los ojos entrecerrados el, en ése entonces, rubio—Ah, házmelo duro, bebé.

Y fue suficiente para el orgullo de Kim Jonghyun, que se alejó de ésa habitación, con la mirada perdida y asqueado, asqueado por desear a Minho, el hombre de su mejor amigo, de su casi hermano.

Algo que no pareció importarle mucho aquella noche en que se quedó solo con el más alto, viendo una extremadamente aburrida película y con toda la noche libre.

—Hyung, ¿tienes ganas de hacer algo?—había preguntado Minho, mirándolo con sus enormes y sinceros ojos mientras una sonrisa extraña atravesaba su pequeño rostro.

Digamos que Jonghyun no tenía ganas de lo hacer lo mismo que Minho quería, pero, oh maldito fuera Choi, porque tiene un poder de convencimiento enorme. Quince minutos después, estaba entre los brazos del menor, besándose sin delicadeza y sin ninguna culpa.

—Hyung—habló Minho en los labios del platinado—A mi habitación. Ahora.

Jonghyun siempre detestó que le dieran órdenes pero, por alguna razón, ésta no le incomodó en lo más mínimo mientras aferraba sus piernas morenas en los costados de Minho y sentía el calor de su sexo contra el propio.

Minho lo tenía derrumbado sobre la cama, echado boca abajo y con él encima, tallando con fuerza su pene en su duro y firme trasero levantado. Jonghyun gemía con fuerza y tono grave, echando su cuello hacia atrás y arqueando la espalda, pegándose más al cuerpo sobre él.

La enorme mano del menor acunó uno de los glúteos del platinado, apretándolo con rudeza y queriendo darle un buen azote.

—Hyung—dijo con voz baja en su cuello—Me encanta tu culo—y la frase fue acompañada de una buena nalgada que estremeció al más bajo, desde la punta del pelo hasta los dedos de sus pies.

El recuerdo de todas las noches que paso bajo (y sobre) el cuerpo de Choi Minho lo golpeó con fuerza, casi igual al de la primera vez que dejó que se colara entre sus piernas y lo reclamara como suyo.

Justo como lo estaba haciendo en ése momento.

Las manos de Minho se aferraban como hierro a la cintura de Jonghyun, donde seguramente dejarían marcas si éste fuera más blanco, como Kibum o Taemin, pero dado que el mayor era moreno, no había marca alguna que evidenciara su idilio.

Las piernas del platinado se encontraban ligeramente flexionadas bajo el cuerpo de Minho y sus brazos se hallaban enredados en el cuello del alto.

—M-Minho—llamó con la mandíbula apretada—M-más.

Su garganta ardía de tanto gritar y chillar el nombre del moreno, estaba seguro que no podría cantar en un buen tiempo. De igual manera, se merecía éste "premio" por el tiempo que no pudo estar con Choi.

Minho sonrió de lado y bajó hasta la clavícula del mayor, mordiéndola y dejando un rastro de saliva que terminaba en su lóbulo derecho, lamió su perforación y mordisqueó la línea de su mandíbula.

—Mmm, ¿te gusta, hyung?—dijo en su oído—¿Te gusta tenerme bien adentro? Porque tú te sientes insoportable y deliciosamente estrecho.

El orgullo de Jonghyun crecía con cada embestida y cada palabra que le dedicaba el de ojos grandes; lo hacía sentir especial, a pesar de no usar ninguna palabra de afecto.

Los ojos castaños de Minho estaban clavados en algunas gotas de sudor que resbalaban por el pecho canela de su hyung, perdiéndose entre sus piernas y mezclándose con su propio sudor.

¿Culpa? Ni de broma Jonghyun podría sentir culpa por estar acostándose continuamente con Minho, era glorioso sentirlo tan dentro, cómo su miembro entraba y salía frenéticamente de su entrada, generándole espasmos deliciosos que lo hacían poner los ojos en blanco por la excitación.

—¡Minho!

La voz de Kibum lo llamaba desde el piso de abajo y Minho palideció.

—¿Ése es Key?—preguntó Jonghyun, con ojos enormes y asustados.

Minho apretó la mandíbula y reguló su respiración.

—¡En un momento bajo, amor!—gritó con la voz modulada.

La risita del pelinegro irritó a Jonghyun.

Minho hizo el intento de salir del cuerpo del mayor, pero éste se lo impidió, cerrando sus piernas alrededor de la cintura del más alto, impidiéndole dejarlo a medias.

—¿Hyung?—dijo el menor, confundido—Kibum me llama, debo bajar.

El platinado se sentó, aún con Minho dentro y subió por su cuerpo hasta quedar sentado a horcajadas sobre él.

—Escucha y escúchame bien, niño—gruñó—No te vas a ir hasta que no me des mi bien merecido orgasmo. Así que mueve tu lindo culo y apúrate para que puedas ir a coger con tu novio.

Choi abrió exageradamente los ojos e hizo el amago de quitarse al mayor de encima, pero Jonghyun se levantó de su entrepierna y volvió a bajar, haciendo que el castaño cerrara los ojos y echara la cabeza hacia atrás, gozando de la estrechez del otro.

—Hyung—jadeó bajo.

Jonghyun se acercó hasta su boca y lo mordió con fuerza, dejándole una buena marca roja que tardaría un rato en desaparecer.

—Cállate y fóllame—ordenó inclinándose hacia el pecho de Minho y torturando sus pezones oscuros.

Minho no se hizo del rogar y puso sus manos en la cintura definida del platinado, balanceó sus caderas e hizo que Jonghyun saltara en su miembro, una y otra y otra vez, rebotando cada vez más y cayendo cada vez más fuerte, produciendo un sonoro ruido cuando los muslos internos del mayor golpeaban los del más alto.

—¡Minho! ¡Minho!

Si había algo parecido a gemir en voz baja, era justo lo que Jonghyun hacía, con cada rebote su entrada se ensanchaba aún más, sólo para recibir al dueño de sus sueños, quien jamás notaría el amor que él le profesaba.

Después de seguir saltando (y sintiéndose como una puta), Jonghyun se corrió sobre el abdomen del menor, ensuciando un poco su barbilla y cara. Minho hizo lo mismo poco después, llenando cálidamente su interior con su esencia.

El castaño salió rápidamente de Jonghyun, corrió al baño y se lavó el pecho y la cara, eliminando cualquier rastro de infidelidad por su parte. Salió del baño y se acercó a la cama, encontrando al mayor en la misma posición en la que lo había dejado, respirando entrecortadamente, con el cuerpo sudado y la semilla de Minho escurriéndole por las piernas.

—Nos vemos, hyung—dijo y le dejó un insípido, soso y falso beso en los labios, que no lo hacía sentir ni un poco mejor.

Minho bajó las escaleras y se encontró su hermoso novio que, en lugar de preguntar el motivo de su desnudez, se le echó al cuello y enredó las piernas en su cuerpo, frotándose contra él mientras se deshacía de su propia ropa.

Jonghyun observaba todo desde la escalera, aún desnudo y con las piernas bañadas por el semen de Choi.

Más tarde suspiró y fue a bañarse, tratando en vano de borrar la huella de Minho en él.

Porque cuando alguien le preguntara a qué le recordaba Minho siempre diría :

—A él, lo relaciono con el café... sí, como el de sus ojos

Diciendo el párrafo incompleto, pues la única verdad era lo que no decía a los demás.

—Tan adictivo y es que así me gusta, bien caliente y a todas horas. Me quita el sueño y me mantiene de buen humor—sonreiría—Lo amo, aunque como el café, me hace daño y a veces lo tengo que dejar "de golpe" pero siempre vuelvo, pues debo confesar es mi mayor adicción.

Y seguiría encontrándose con él, hasta que su corazón no lo soportora más.

Notas finales:

A mi me gustó uwu

Aunque no lo crean, tardé como una semana en terminarlo, no me gustaba como quedaba xD

Besos a todos y dejen RW:3


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