Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

De Sangre por RAMSIN

[Reviews - 60]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Bienvenidos, este es mi segundo fic de Shingeki, obviamente Rivaille x Eren, algunas parejas más que irán saliendo a medida que la trama avanza, mpreg, advertidos del tema, no quiero quejas, mundo alterno, mucha acción, drama, amor y dolor, todos los ingredientes esenciales para una buena historia, ahora, les dejo el comienzo, disfrútenlo que poco a poco esto será increíble

Notas del capitulo:

Eren va con el proposito de encontrar un buen trabajo, pero nada es tan sencillo como lo pintan.

De Sangre


Capitulo 1


Agua entre mis manos


 


Su reloj despertador sonó inclemente en el silencio de la habitación, aun no amanecía pero el chico que dormitaba sentado frente a su escritorio al más puro estilo de una posición de yoga complicadísima dio un gruñido bajito, gimiendo de inconformidad y estirando su brazo acalambrado rumbo al lugar donde seguramente estaba el condenado despertador, logro atinarle un manotón mandándolo directo al suelo, el pobre aparato se estrello haciéndose pedazos, pero al dueño no pareció importarle ya que sonrió bobamente y volvió a acomodar su cabeza entre la improvisada almohada que había hecho con sus libro de estudio.


-¿Eren? – una vocecita tímida e insegura retumbo en la habitación tan solo unos minutos después  que el despertador fuera silenciado sin contemplación –


-mmmm – el mencionado volvió a gruñir entre sueños, no necesitaba que le llamaran, el solo quería dormir –


-¡Eren despierta! – la vocecita se convirtió en una mano que lo zarandeo en la silla donde dormía – ¡el transporte llegara por ti en 15 minutos!


-¿Armin? – al fin alzo la cabeza despeinada, con un hilo de baba seca pegada a la comisura de su labio inferior – ¿que… hora es?


-las 4:30 de la mañana y tu ¡aun durmiendo! – Le regaño mientras tanteaba en la oscuridad para encender la luz de la habitación – te vez fatal.


-no podía parar de repasar los libros… - se tallo los ojos cansados al tiempo que se despegaba dificultosamente de su silla – me quede dormido estudiando.


- date una ducha rápida, yo recogeré tus cosas.


-gracias Armin. – salió aun medio adormilado rumbo al baño mientras se desvestía en el proceso –


- tengo que cuidarte, si no Mikasa me mata. – hablo en un susurro un tanto lúgubre –


Así resultaban ser Eren Jaeger,  un  joven de 21 años recién graduado de veterinario, muy confiado en sí mismo, luchador y aguerrido para lograr sus objetivos. Compartía piso con su querido amigo de la infancia Armin, ambos lanzados a la aventura de ser útiles en la difícil profesión del cuidar y curar animales. Esa mañana el castaño  iría a su primera entrevista de trabajo,  fue alabado por su empeño en los estudios así que uno de sus antiguos profesores le recomendó como ayudante en una bien retirada finca, la idea de estar lejos de casa no le pareció agradable y menos a un a su hermana,  pero Eren encontró un modo de superar un problema enorme en su recién terminada carrera, descubrió muy tarde que se llevaba fatal con los animales pequeños, por alguna exótica razón lo detestaban, desde perros, gatos, aves y hasta roedores, todos veían sus manos como un codiciado juguete para morder, siempre acabando arañado y babeado o en el peor de los casos ( y también eran la mayoría ) mordido. Por ello trato de irse por el área de la veterinaria especializada en animales grandes, al menos no sería  atacado por un diminuto e inofensivo animal, esperaba que las vacas, caballos y cualquier ser que superara la medida de su cintura fuera más respetuoso con el.


-¿viste mis botas por aquí? – aun con el cabello mojado y medio vestido corría por toda la habitación en busca de su uniforme de trabajo –


- las deje en la puerta de la entrada. – el pequeño rubio suspiro torciendo la mirada, Eren no sobrevivirá 3 días solo. –


- ¡qué haría si ti Armin! – Le sujeto los brazos con emoción al tiempo que lograba ver donde estaban las botas – ¿aun no llega el transporte?


- no, aun no. – se reclino de la ventana que daba a la calle, solitaria y medio oscuro por la hora – pero…


-Mikasa. – Eren miro perturbado como su celular comenzó a repicar sobre la mesa del comedor, vibrando una y otra vez hasta que lo tomo seguro de quien llamaba – buenos días.


- ¿ya saliste a la entrevista? – su voz era siempre neutra, fría y segura de sí misma, como una dama de hierro infranqueable, esa era la hermana menor de Eren, una sobreprotectora chica que asumió roles que no debió a una corta edad –


-aun no, pero… ¿te levantaste tan temprano solo para saber de mi entrevista? – su hermana jamás dejaría de meter las narices en su vida, así ya no vivieran juntos bajo el mismo techo –


- no he dormido, estoy de guardia Eren. ¿Pero contéstame, estás seguro de ir? Aun está en pie mi ofrecimiento…


- no insistas Mikasa, no voy a vivir contigo, ya tengo una vida bien organizada, no te preocupes, estaré bien, además, Armin está conmigo y se perfectamente que si hago algo malo llegaras aquí y mataras al pobre de Armin. – miro de reojo al nombrado que sonrió forzado ante la terrorífica verdad de ser el niñero y chaperón de Eren –


Mientras los hermanos hablaban, un sonido esperado retumbo en la calle silenciosa, la corneta ensordecedora de una pequeña camioneta gris todo terreno alerto a Eren de que debía bajar, en un segundo le lanzo el celular a su amigo sin terminar de cortar la llamada de Mikasa, tomo un bolso de mano, se calzo precariamente sus botas de hule y grito un hasta luego que pudo escuchar claramente su hermana del otro lado del celular.


-¿Mikasa? – Armin llevo el celular hasta su oído – ya se fue.


- sí.


Salió de la casa en rápida carrera, pasando por al frente del vehículo deteniéndose respirando agitadamente ante el lado del copiloto, miro curioso donde estaba el conductor y un pasajero en la parte trasera, era un joven como él, también trajeado obviamente como veterinario, le delataban sus botas todo terreno para un trabajo de campo.


-¿Eren Jaeger? – El conductor miro curioso al jovencito parado frente a él –


-si señor.- se inclino solemnemente ante el hombre maduro que iba al volante –


- sube atrás, estamos completos. – Sonrió suavemente mirando por el retrovisor como el oji verde subía  tomado asiento junto al otro joven – el camino será un poco largo, aprovechen de conocerse.


Tanto Eren como el otro chico se miraron disimuladamente en un saludo algo cortante, sin mas ambos guardaron silencio y no se volvieron a hablar por un buen tramo del viaje. La finca quedaba a mas o menos 3 horas de viaje en carretera, con la salida del sol todo comenzó a verse increíblemente  diferente para Eren, a ambos lados de la vía solo se podía ver mas y mas terreno tapizado de pastizales, con cercas blancas delimitándolos y una que otra casa en cada terreno, el aire que se respiraba era demasiado puro, limpio y fresco, la atmosfera bucólica de campo dejo sorprendido a los jóvenes dado que siempre han vivido en la ciudad, rodeados de concreto y ruido, así que esto era distinto de la tierra al cielo.


-tengo curiosidad, ¿para que vienen a la finca? – el conductor les hablo rompiendo el silencio sepulcral de hace más de una hora de viaje –


- yo vengo para una entrevista de trabajo, soy veterinario recién graduado y quiero aprender más aun, ser el mejor en mi área y ganar mucho dinero. – una sonrisa socarrona se apodero del rostro del chico desconocido y declarado rival de Eren en lo laboral – me llamo Jean Kirschtein.


-igual, también vengo por la entrevista de trabajo. – el castaño hablo tajantemente, no contaba con otro candidato al puesto que quería –


- entonces son rivales. – el hombre rio abiertamente dejando un mal sabor de boca entre Eren  y Jean –


- que gane el mejor – Jean se cruzo de brazos engreído –


- no es una competencia.


- la vida es una competencia en si misma joven Jaeger. – el conductor volteo a verlo un segundo –


-y… usted trabaja en la finca, ¿verdad? – Eren le detallo curiosamente, el hombre era de pocas pero muy acertadas palabras –


-sí, trabajo allí desde hace mas de 30 años, se diría que la vi nacer, crecer y expandirse.


-leí un poco de ese lugar, la finca Rose es muy famosa por la cría de caballos. – Jean volvió a hacer alarde de superioridad de conocimientos ante su rival -


-caballos… - eso alivio en sobre medida los nervios de Eren, los caballos eran muy sociables con él, se podría decir que no había tenido complicaciones con ellos en su entrenamiento como veterinario –


-no solo se crían, también se entrenan y tenemos una pequeña escuela, les gustara el lugar, y espero que gane el mejor. – el conductor acentuó maliciosamente esa última frase de su conversación –


-me imagino que el dueño debe ser un viejo horroroso y millonario. Seguro le encantare, estoy dispuesto a hacer lo que sea por tener una buena posición social.


Los comentarios de Jean estaban de más que sínicos y materialistas, se notaba que era un chico caprichoso que había escogido una carrera por solo las ganancias monetarias, no por amor a los animales o por el deseo de ayudar. Una persona así era realmente repugnante para Eren, el, que siempre sintió empatía hacia los seres más indefensos desde muy chico, así le mordieran los gatos rescatados bajo la lluvia, los perritos que alimentaba o las aves que intentaba socorrer, siempre le trataban medio agresivamente y él seguía, llorando pero seguía cuidándolos y sintiéndose bien de hacerlo. Entre pensamientos y una que otra acotación del conductor, vieron como la vía se volvía algo mas silvestre, perdida en un lindero de graba con el ancho de dos carriles, a ambos lados de la vía estaba una casi interminable cerca blanca, extendiéndose al horizonte, el pasto verde y unos cuantos caballos pastando le dieron la bienvenida. Era un lugar inmenso, lindo y limpio, Eren asomo su cabeza por la ventanilla para ver un portón con un arco de madera que sostenía un enorme cartel donde estaba tallada en la madera blanca el nombre del lugar “Finca Rose”, adornado a ambos lados con unas delicadas rosas en relieve, pensó que el dueño debía tener muy buenos gustos.


Después de pasado el portón principal, lograron ver a lo lejos una casa enorme al estilo más puro de una casa norte americana sureña, de esas que tienen una fachada alta, grandes ventanales, con columnas blancas y paredes limpias, sencilla, de 2 plantas y rodeada de jardines floridos, en ambas esquinas de la casa se podía ver dos construcciones más pequeñas y sobrias, y un camino de graba que se dividía en tres y desaparecía entre los árboles y jardines del lugar.


La camioneta estaciono en una esquina de la casa y los tres hombres bajaron rápidamente, Eren estaba ensimismado con la escena, nunca imagino que tendría trabajo en un sitio tan lujoso, bueno, si lo conseguía ya que el otro candidato también parecía recio en su decisión de quedarse con el trabajo, y viéndolo de reojo, el engreído contrincante parecía que lloraría de satisfacción al ver la opulencia que deseaba estando a solo un paso de él.


-esperen aquí, voy a avisar que llegaron. – el conductor se fue directamente dentro de la casa, dejándolos prácticamente solos en esa enorme entrada –


-este es mi sitio ideal. – Fanfarroneo Jean respirando profundo, alzando el pecho y ladeando su sonrisa como si fuera un galán total –


-quizás busquen a alguien menos engreído y bocón… - Eren miro incomodo al otro chico –


-¡que dijiste enano! – Sin contemplación jalo bruscamente al castaño de la camisa, acercándolo a su cara – vuelve a repetirlo para que veas cómo te saco todos los dientes en este instante.


-errr disculpen… - una voz femenina hizo que el dúo parara la pelea en un segundo –


Ambos voltearon al escuchar aquella vocecilla que parecía un tintinear de campanas, frente a ellos había una chica, pequeña, de cabellos casi rojizos cortos, con una sonrisa curiosa, vestía como una encantadora jineta de equitación, camisa blanca manga larga, sobria e impecable, pantalones beis y botas altas negras, en su mano descansaba un casco de montar, parecía venir de un entrenamiento.


-Jean Kirschtein, encantado de conocerla, ¿señorita…? – extendió su mano con un aplomo increíble al tiempo que se le atravesaba a Eren –


-síganme. – dejo a Jean con el saludo en el aire, sonrió otra vez y comenzó a caminar por el curioso sendero que se perdía entre los jardines – los están esperando.


- sí. – Eren apuro el paso tras la chica mientras jean se quedo meditando el porqué no le habían aceptado el saludo, mirándose la mano ensimismado hasta que se dio cuenta que lo dejarían atrás –


Dieron un recorrido corto por la parte posterior de la casa, en ese instante descubrieron un nuevo mundo, dos enormes caballerizas de techos blancos y paredes de madera pintadas de rojo, clásicos, inconfundibles y hermosos, al lado había un picadero techado y más lejos otro pequeño picadero pero al aire libre, justo en ese sitio se realizaría la entrevista, la chica les encamino silenciosa deteniéndose en la entrada del picadero, del otro lado de la valla se podía ver un hermoso caballo negro, corriendo con soltura dándole vueltas al lugar, una y otra vez hasta que un sonido seco hizo que se detuviese abruptamente, lo que tanto Eren como Jean no vieron fue al dueño del sonido, un hombre con el cabello tan negro como el pelaje de su caballo, de pie en el otro extremo del picadero, vestido igual que la chica que los encamino allí y con una fusta en mano, parecía inmutable ante la presencia de los chicos, serio y metódico en su trabajo con el animal que estaba a su merced.


-¿y el es… el dueño de todo esto? – las orbes verdes de Eren no se despegaban del desconocido –


-no, el es por así decirlo… la mano derecha del dueño.


-un capataz. – Jean se entrometió en la conversación abruptamente –


-si yo fuera tu, no volvería a usar esa palabra delante de Rivaille.


Los tres jóvenes voltearon para encontrarse con el origen de la voz, pertenecía a un hombre maduro, alto y de contextura fuerte, con un cabello rubio peinado refinadamente y traje de montar, también podría acotar que era el mismo hombre que había llevado a Eren y Jean hasta la finca.


-el señor conductor. –Jean le miro sorprendido y arqueando una ceja –


-mi nombre es Erwin Smith, soy el propietario de la finca Rose. – sonrió apaciblemente, inmutable, pero tras esa fachada solo se ocultaba la satisfacción que causo su llegada en el grupo de posibles candidatos al trabajo, su gusto por explorar el lado oculto de las personas siempre le traía distracciones agradables –


-eh… yo… ¡lo lamento señor! – Jean se inclino respetuosamente delante del rubio, muerto de vergüenza por su metida de pata –


-no hay nada que lamentar, solo quería saber un poco mas de ustedes. – sin prisas se movió de lugar hacia la valla blanca, montando su pie derecho en uno de los travesaños, con la mirada perdida en el caballo negro que retomo su trote ante la orden del hombre dentro del picadero – tengo una leve idea de quienes son…


-señor Smith.


-llámame Erwin, no me gustan las formalidades en extremo. – desvió la mirada hasta Eren, detallándolo seriamente con sus llamativos ojos azules –


- ¿qué tipo de trabajo haremos aquí?, quisiera saber las exigencias. – para Eren ya la entrevista había comenzado, así el idiota de su contraparte no lo notara –


-yo no tengo nada que ver en esos requerimientos, la persona encargada de entrevistarlos viene por allí…


Y como fuese traída por arte de magia, un pequeño vehículo rustico descapotado se estaciono a pocos metros del picadero, entre la humareda levantada por el frenazo salto una figura vestida de beis, con botas de cuero altas, una camisa un tanto desaliñada y sucia de tierra, el cabello castaño recogido en una coleta alta y unos lentes gruesos para protegerse del polvo. La risa estridente de la mujer que llego pareció hasta asustar al caballo en el picadero, todos le miraron expectantes mientras la película de polvo desaparecía y dejaba ver mejor al peculiar personaje.


-¡buenos días Erwin! – palmeo sus ropas sucias un poco y miro a su alrededor – buenos días Petra… ¡RIVAILLE!


En un segundo corrió hasta la valla donde se encaramo ágilmente hasta tener medio cuerpo dentro del picadero, alzo sus manos en forma de saludo, pero el hombre dentro del lugar solo gruño bajo y le dio la espalda a la chica, ignorándola campantemente.


-tal parece que aun sigue molesto conmigo por la broma del mes pasado… - suspiro pesadamente y salto bajando de la valla – quienes son mis nuevas victi… digo, ¡ayudantes!


-chicos, ella es la veterinaria en jefe de la finca, Hanji Zoe. – poso su mano sobre el hombro de la nombrada – ella se encargara de hacerles la entrevista y algunas cosas más.


Tanto Eren como Jean se quedaron atónitos, mirando con extrañeza a la susodicha entrevistadora, y más aun con el tono que uso Erwin y sus palabras de “algunas cosas más”. Realmente no sabían a qué se atendrían ante un ser como ese, y ni se imaginaban si quiera del desternillante día que pasarían con la veterinaria Hanji.


-bueno… ¿sus nombres? – Bajo por primera vez sus gruesos lentes para mirar mejor al dueto –


-Eren Jeager.


-Jean Kirschtein.


-mmmm… Eren y Jean, suban a mi jeep. – señalo el vehículo color verde militar tras ella –


-¡ADIOS RIVAILLE!… ¡ESTA NOCHE CENARE CON USTEDES!


En un segundo la alocada mujer salto al vehículo y emprendió la marcha apretando completamente el acelerador, ni tiempo le dio a Eren de agarrarse bien del asiento trasero donde iba y casi sale de cabeza si no fuera porque el mismo Jean le jalo del pequeño bolso que llevaba a la espalda.


-presta atención idiota.- le soltó bruscamente del bolso -


-……. – ni escucho al castaño, estaba sumamente curioso mirando la escena que se alejaba de ellos, el picadero, el dueño de la finca, la chica simpática y el extraño hombre de trato arisco que nunca abrió la boca en todo ese rato, eran personajes fascinantes ciertamente para el –


- ¿a dónde vamos? – Jean intento volver a ser el centro de atención en el grupo –


-vamos a recolectar muestras.


-¿muestras? – los dos candidatos al puesto de ayudante miraron claramente por el espejo retrovisor del jeep como los ojos de aquella mujer se iluminaron en un modo sospechoso –


-hemos tenido algunos percances con los caballos sueltos en los pastizales, se están enfermando del estomago y no se la razón.


-vamos a recolectar muestras de lo que posiblemente estén comiendo en el campo. – Jean sonrió convencido de tener razón –


- algo así…


Después de un rato no muy largo llegaron frente a uno de los tantos corrales internos, Hanji volvió a bajar del jeep con emoción, tomo un pequeño maletín que estaba debajo del asiento del copiloto y miro a sus candidatos, seriamente por un segundo y después sonrió otra vez.


-empezaremos por este. – saco dos juegos de guantes de caucho amarillos, los que normalmente usan los veterinarios para su ardua labor de campo –


Ninguno se quejo en tomarlos y ponérselos, lo curioso es que después de entrar en el corral, no vieron ni un caballo dentro, estaban caminado ciertamente tras la veterinaria que parecía muy cómoda con la caminata entre los pastizales. En un segundo se detuvo agachándose súbitamente, casi que besando el suelo y dando unos gemiditos de satisfacción evidentes y muy perturbadores.


-encontramos algo. – alzo la vista con algo entre sus manos, lo mostraba orgullosa como lo haría un pequeño niño que descubrió un tesoro enterrado en la arena de la playa –


- ¡excremento de caballo! – Jean lo miro asqueado al tiempo que Eren solo arqueo una ceja incrédulo por la actitud de la mujer –


-si… estas cositas esconden mucho, dentro de ellas podría estar la culpable de que mis amados caballos se estén enfermando.


- a esa toma de muestras se refería.


-exactamente Eren, quiero que recorran este pastizal completamente, y recolecten muestras de cada bosta que vean. – les extendió un par de bolsitas plásticas trasparentes – pongan todo aquí.


-pero… este sitio es enorme. – Jean miro preocupado la extensión del corral –


-¿quieres el puesto?


-¡por supuesto!


-recoge estiércol. – rio sonoramente dejando al dueto en ese lugar – regresare en 2 horas, ¡suerte!


Hanji subió a su jeep y volvió a desaparecer en medio de una humareda de polvo, dejándolos abandonados con una simple bolsa para recolectar excremento entre sus manos, Eren miro la bolsa perplejo pero luego suspiro bajito y empezó a caminar con la mirada clavada en el suelo, prueba era prueba y recolectar muestras no estaba fuera de las labores de un veterinario.


-Me lleva el diablo, yo no me queme las pestañas por más de 5 años para andar recogiendo mierda de caballo. – gruño iracundo imitando a Eren, por más que le molestara, no podía dejar de cumplir la orden encomendada –


- ¿nunca has trabajado en el campo? – era aburrido estar dos horas sin decir palabra alguna, recoger excremento tampoco resultaba divertido, así que Eren busco tema de conversación con el pretencioso de Jean –


-no es de tu interés… - hizo una muesca de asco al llevar a la bolsita otro poquito de muestras encontradas –


-realmente nadie te ha dicho que eres una persona desagradable.


-muchas y me tiene sin cuidado… además, ya estoy arto de esto, me sentare bajo ese árbol y dormiré hasta que la maniática del estiércol regrese por sus muestras.


-está bien – Eren le dejo solo sin inmutarse, al final eso lo beneficiaria, para que reprender a tu enemigo, mejor era callar y dejar pasar – yo seguiré.


Sin prisas se fue alejando poco a poco de donde Jean había escogido su lugar para una siesta, estaba el sol casi a medio día, sudaba a chorros y el calor era inhumano para él, el ultimo árbol que vio en su camino fue el de Jean, le daba cierto fastidio regresar, y no muy lejos saliendo finalmente del cerco, había un abrevadero para los caballos, justo lo que necesitaba en ese instante, agua fresca para el calor sofocante.


Dio una carrera corta por el último trecho de cerca, subió ágilmente hasta saltarla y caer del otro lado, el abrevadero de metal lleno de agua se presentaba tan tentador ante él, sin prisas dejo la bolsa de muestras a los pies de un tronco caído que aparentemente servía de asiento para algún transeúnte del lugar, sin miramientos metió la cabeza entera en el agua fría, fue genial, refrescante, sin pena alguna mojo sus cabellos, sacando la cabeza chorreando agua, mojando sus ropas, la parte superior de su braga de trabajo se mojo toda así que sin pena alguna se deshizo de ella bajándola hasta la cintura, quedando solamente en una delgada franelilla blanca que jugaba a transparentarse peligrosamente por el agua que escurría de la cabellera de Eren.


-me gusta este lugar. – hecho su cabello húmedo hacia atrás, quitándose los mechones mojados de su línea de visión –


Sin pensar mucho volvió a meter sus manos en el agua, jugando con el reflejo del sol en ellas, los brillos encantadores que salían de su divertida curiosidad puesta a prueba, ni noto cuando algo se acerco tras él con paso suave y silencioso. Para cuando lo noto fue muy tarde, solo pudo sentir como algo golpeo su trasero con mucha fuerza catapultándolo de lleno contra el abrevadero, intento meter las manos para no caer dentro, pero fue infructuosa su lucha, ya estaba con medio cuerpo y su cabeza totalmente sumergida bajo el agua, desesperado por el susto y el ataque, saco su cabeza del agua, luchando por oxigeno, con sus ropas ensopadas, y tratando de averiguar qué cosa le había empujado.


-que… diablos… - logro ver un caballo negro frente a él, resoplando como si nada, todo sudoroso, y a su lado, estaba el mismo hombre del picadero, tan o más sudado que su caballo -


-le estorbas el paso a mi caballo. – sin misericordia dio dos pasos y jalo bruscamente a Eren del cuello de su franelilla hasta sacarlo del abrevadero, para después soltarlo sin nada de delicadeza en el suelo junto a las patas del caballo –


- ¡ACASO ESTA LOCO!, ME EMPUJO DENTRO DEL AGUA – intento ponerse de pie precariamente, todo mojado y humillado –


-te patee, estabas estorbando mocoso. Mi caballo necesita beber y tu solo estabas jugando con el agua  como un verdadero retrasado mental. – su rostro serio y hasta fruncido no cambio un segundo con sus palabras –


-ju… jugando… - en un segundo se le subieron los colores al rostro, era cierto, ¡se había distraído con esa niñería de jugar con el agua! – ¡perdóneme!


-cállate y vete, Hanji enloquecerá si no le llevas sus muestras. – miro despectivamente la bolsita transparente tirada junto al tronco –


-eh… disculpe nuevamente señor… - miro curiosamente al hombre, ahora si podía detallarle mejor, era un poco más bajo que el, con unos bien peinados cabellos cortos, ojos azul oscuro rasgados, de mirada iracunda y una voz de mando que estremecería a cualquiera –


-lárgate. – le dio la espalda a Eren para acomodar la montura de su caballo –


-eetoo… - por un segundo quiso refutarle su mala educación, pero ahora tenía otro problema, no recordaba que camino había tomado para regresar donde Jean, para él los cuatro costados del terreno se parecían horrorosamente – creo… que me perdí.


El moreno le hecho una mirada despectiva desde su sitio, parecía fastidiado por algo, sinceramente Eren temía que aquel hombre le volviera a lastimar, su cara de pocos o mejor dicho, ningún amigo lo hacia la muestra perfecta de frialdad. Trago audiblemente cuando Rivaille volvió a mirarlo, con los brazos cruzados sobre su pecho, serio y silencioso, sacudió repentinamente la fusta que llevaba oculta tras su cintura y subió al caballo con una agilidad gatuna, evidentemente fue sorpréndete para el oji verde notando el “tamaño” del moreno a comparación de su cabalgadura.


-sígueme. – Chasqueo la lengua entre murmullos de maldiciones, no tenía ganas de hacer de guía turístico, pero si Hanji se enteraba que no ayudo a su posible nuevo veterinario, sería como un dolor en el trasero para él, día y noche reprochándoselo por muchos meses –


- gracias. – Sonrió amablemente y emprendió la larga caminata junto al caballo – es usted muy amable.


-hablas demasiado mocoso…


- Eren, me llamo Eren Jaeger. – alzo la vista hacia Rivaille, con ojos curiosos, esperaba que ese hombre al menos le dijera su nombre. –


-……………. – miro a Eren por el rabillo del ojo, le fastidio el rostro de expectación que puso ante su presentación, tan enfermizamente amable  - Corporal Rivaille.


- señor Rivaille, este sitio es incre… - paro su charla en seco al ver que el pequeño moreno detuvo su caballo y le apunto con la fusta extendida, casi rozando su cuello –


- haz silencio, no quiero oírte por todo el camino con tus charlas vagas, si vuelves a abrir la boca te dejare abandonado aquí. – presiono su fusta contra la barbilla del castaño, haciéndole alzar el rostro directamente hacia el –


-si… señor. – Trago grueso al tiempo que comenzó a caminar antes de que Rivaille volviera a hacerlo en su caballo –


- mocoso hablador, ojala Hanji no te contrate. – susurro para si espoleando a su caballo –


 


Continuara…


 


KIAAAAAAAAAAAAA!! Al fin, al fin lo comienzo, es que como me costó arrancar la historia, tengo muchas cosas al mismo tiempo en mi cabeza, es increíble pensar que quiero hacer algo apoteósico, único, como mi amado fic “todo queda en familia”, explico, este será obviamente un mundo alterno, mpreg, aunque no lo parezca ahora mismo, lo es, ya verán ji ji ji, mis lectoras asiduas saben muy bien como me manejo en esos menesteres, que no verán todo de un golpe, que iré creando la entramada trama que tengo imaginada, desearan mas  cada vez, eerrr… se me subió el ego, en fin, espero disfruten de este fic, habrá varias parejas en torno a la principal que es Rivaille x Eren, disfrútenla y espero otro capi pronto, saludos y gracias por leer!!


¡Ilitia los ama!


 


 


Próximo Capitulo:


Cena bajo las estrellas


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).