El mundo mágico. Lugar de los mejores héroes que ha habido en toda la historia humana al igual que los más oscuros magos que han existido jamás. Solo visible para aquellos con el don de manipular magia. Oculto para aquellos a los que llaman muggles, el mundo mágico no solo es famoso por los magos sino por sus hermosas y extrañas criaturas. Desde hermosas y fantásticas criaturas de ensueño hasta las más terribles y tenebrosas habitantes de pesadillas. Como en toda escalafón existían diferentes niveles de poder entre las distintas razas, los trols al igual que los ogros y similares eran considerados el escalafón más bajo, seguido de los hombres lobos considerados bestias sin sentido de la razón y agresivos hasta con su propia familia, los vampiros criaturas que una fidelidad dudosa eran traicioneros pues buscaban lo que era mejor para ellos mismos. Miles de criaturas por todo el mundo se repartían de igual manera solo unos pocos de escapaban de esa clasificación pues estaban al principio de todo.
Criaturas mágicas por excelencia eran considerados los reyes de todos, aun dentro de ellos están considerados de menor a mayor poder quedando así; como el más “débil” se encontraba el Basilisco, serpiente de gran tamaño y poder capaz de matar con solamente su mirada, difícil de matar pues su piel es una de las más duras que ha existido, es considerado un peligro mayormente por su potente veneno el cual no tiene antídoto, eran consideradas criaturas oscuras. Por encima se encontraba el unicornio, un ser hecho de pura luz eran criaturas maravillosas y muy cautas las cuales no se dejaban ver mucho por las personas solamente en ocasiones muy especiales, su cuerno tiene capacidades curativas que lo protegen de hechizos y venenos, codiciados por el polvo de cuerno de unicornio ingrediente excepcional para maestros de pociones, su sangre era capaz de alargar la vida aunque con ello estuviera maldita en el mismo momento en el que tocara sus labios. Los fénix, considerados más poderosos que los unicornios por el hecho de su capacidad de resurgir de sus cenizas, lágrimas con capacidades curativas era considerados criaturas sagradas fuertes y fieles al que eligen como sus protegidos, pero sin dudas todas esas criaturas quedan opacadas por el que queda en primer lugar con merecida fama.
El dragón es uno de los seres fantásticos que más pasiones despierta. Caracterizado como una criatura de enorme poder, grande y fiera, es representante de la fuerza y de lo poderoso. La palabra que le da origen, “drakos“, significa serpiente en griego antiguo, y en efecto, muchos dragones son una especie de gran serpiente, o un hibrido entre serpiente y lagarto, con cabeza, piel de escamas y cortas patas acabadas en garras… sin contar con las alas que poseen los dragones voladores. Aunque la forma física varias dependiendo de la raza del dragón que se trata, algunos no con un cuerpo tan grande, largas y fuertes patas con poderosas garras, con escamas o plumas y con fibrosas y fuertes alas.
Pero no todo era tranquilidad para estas criaturas. Los dragones eran perseguidos antiguamente pues tanto sus escamas, garras, sus colmillos y sobretodo su sangre eran sagrados y venerados. Creían que un baño en sangre de dragón te otorgaba la oportunidad de alargar la vida al igual que la de un dragón y teniendo en cuenta que llegaban a vivir milenios eso era mucho tiempo para un humano.
Llegó un momento en la historia en que los dragones estuvieron a una fina línea de la extinción, los cazadores no obedecían las leyes y mataban por doquier con la única meta de llenar sus vacías cámaras de oro vendiendo en el mercado negro. Nadie en el mundo mágico sabía que medidas tomar, las leyes no funcionaban y era imposible poner grupos de aurores vigilando a cada dragón sobre la tierra, el problema se les iba de las manos. Los años pasaron de la misma manera, sin ningún cambio, hasta ese día, ese día en el que simplemente… desaparecieron. Esas magnificas criaturas que sobrevolaban los cielos intimidando a cualquier criatura lo bastante inteligente como para quitarse del camino, no volvieron a verse nunca más. Buscaban por cielo, mar y tierra, en cuevas, montañas y bosques, en los cielos, en mares, lagos y océanos pero nunca encontraron ninguna prueba de que es lo que ocurrió con ellos. El tiempo pasó y miles de leyendas se crearon, muchos pensaban que simplemente se habían ido, otros que escondían esperando una oportunidad para volver a salir.
Con el paso de los años los magos dejaron de buscar y los dragones pasaron a ser un simple mito, personajes de cuentos de hadas. Pero lo que nadie sabía es que alguien o algo había conseguido ayudarlos, la propia magia había conseguido lo que nadie más había podido. La magia puede ser un ente, un algo que los magos utilizan para su beneficio pero la verdad es que tiene voluntad propia, es capaz de manifestarse cuando el mago está en peligro y brindarle protección y eso es lo que hizo, les dio protección.
No se extinguieron. Aprendieron a camuflarse, caminan entre nosotros con aspecto inocente ocultando la feroz bestia que habita en su interior. Milenios viviendo entre humanos les dio la capacidad de adaptarse sin ser descubiertos. Dejaban libres sus instintos en las noches oscuras cuando la luz de la luna no hacia acto de presencia, sus alas fibrosas y escamosas se extendían en toda su envergadura y surcaban los cielos oscuros en libertad con sus compañeros.
Los dragones eran criaturas solitarias, en muy pocas ocasiones se juntaban con otros, la mayoría era por problemas de territorio, los machos eran muy dominantes y atacaban a cualquier intruso que se atreviera a entrar en sus tierras. Otra ocasión es la selección de pareja, cuando el dragón se siente preparado busca una pareja y una vez encuentra a una posible compañera empezará su cortejo; exhibirá sus alas pues su fuerza es acorde a su tamaño, llamaran la atención de su sumisa con sus vivos y oscuros colores, mostrarán sus dotes de caza, etc. Pero lo común en sus ritos de apareamientos a muchas especies de dragones les gustan los juegos a la hora de elegir pareja, a esa acción se les llama danza, la danza del apareamiento. Una de esas danzas pueden ser, como el mismo nombre indica, una danza que el macho hace batiendo sus alas, si la acción de la hembra al contestar a su llamado es lo suficiente buena para él irán un paso más hacia adelante, sin embargo si el macho cree que la hembra no está interesada o su baile no es acorde con el propio irá hacia otra hembra. Otra acción para dicha danza es el acechamiento, cuando un macho o machos eligen a su pareja su dragón interno la acechará, sentirá las ganas de acecharla pero no verá bien que su pareja potencial se ofrezca, lo que se espera es que corra, que huya de eso impidiendo así que los machos la alcancen, así el dragón dominante aceptara a su pareja más rápidamente y sin ningún problema comenzando así lo que los muggles dirían el juego del gato y el ratón.
Pero sin duda, la más peligrosa es la época de celo. Las hembras o sumisas entran en celo cada diez semanas pero no significa que quede en cinta en cada ocasión, su celo dura dos semanas en los que la hembra es posesiva con sus dominantes, el calor que siente es doloroso pero a la vez placentero donde sus parejas se encargarán de complacerla a ella a la vez que intentan complacerse ellos mismos pues las feromonas que sueltan las hembras los volverá locos con el único propósito de aparearse. El ciclo de cría de las dragonas es de seis meses aunque pueden atrasarse hasta los siete meses. Durante el embarazo la sumisa buscará atención por parte de sus dominantes, necesitará más nutrientes pues sus crías lo pedirán. Para que el embarazo llegue a término la hembra necesita consumir de sus parejas saliva y/o sudor y en un mejor caso sangre o semen al menos una vez al mes el primer trimestre y en el último trimestre como mínimo tres veces pues al estar tan cerca el momento de alumbrar será más necesario.
Unas semanas antes del alumbramiento, incluso al principio de su embarazo, la hembra busca un lugar, a veces ayudada por sus parejas aunque la mayoría de las veces actúa mayormente su instinto materno por independiente, donde construir su nido y criar a sus cachorros. Una mayor parte de las hembras prefiere lugares altos como cuevas en las montañas o torres, sitios de difícil acceso, oscuros y algo húmedos para que puedan mantener el calor, sitios difíciles de encontrar para mayor protección de la hembra y sus cachorros otras buscan cuevas subterráneas o incluso cuevas marinas en el caso de algunas especies de dragones.
La mayoría de las sumisas tienen una pareja como mínimo y aunque nunca se ha dado el caso se ha llegado a comprobar que como máximo pueden tener hasta cuatro parejas eso depende de la intensidad con la que se presenta el primer celo de la hembra. Antes del celo se ocasiona el estro, un pre-celo de preparación para cuando este llegue, provocará cambios de humor y cambios de actitud notables, alguien amoroso y tierno se volverá arisco y gruñón y alguien que siempre está enfadado se volverá cariñoso y apegado, su apetito por la carne aumentará lo que hará que cace con demasía ya que en las dos semanas que dura su celo ninguno sentirá la necesidad de comer, ni ninguna otra necesidad no siendo la de aparearse. A la hora de la elección de pareja la hembra suelta una feromona que hace a los dominantes relajarse un poco evitando así peleas, la hembra querrá que sus posibles parejas estén sanas y no heridas o con problemas permanentes; lo que suelen provocar las peleas.
Una vez pasado el primer celo y la unión se ha completado no solo se vinculan con su sumisa sino que entre los dominantes se crea uno también haciendo posible que se acepten entre ellos. Ese vínculo era la única manera de que las personas homosexuales pudieran encontrar pareja, cuando sus dragones les indicaba que era momento de enlazarse les era imposible pues no se sentían atraídas por ninguna y la necesidad de encontrarla aumentaba haciendo que el dragón enloqueciera o en peores ocasiones les llevaba hasta la muerte. Nadie sabía, en la comunidad de los Draakon, que hacía que los machos fueran dominantes y las hembras sumisas, debido a la época en la que vivían se creía que era algo genético; Los hombres como cabezas de familia y herederos debían ser fuertes y poderosos mientras las mujeres siempre al lado de sus maridos dando buena imagen al apellido y teniendo herederos que continúen con él. Miles de científicos descartaron esa ideal al analizar la sangre de dominantes y sumisas y descubrir que no tenían mayor diferencia que la que tienen un hombre y una mujer humanos.
Solo se podía distinguir a un dominante de una sumisa por dos cosas, la más obvia es su género y la otra su olor siendo el de las sumisas más dulce y embriagante que el de los dominantes aumentaban su intensidad durante el celo volviéndolos locos. Jamás se investigó a fondo el asunto y adoptaron la idea de que el motivo era genético, nunca se vió a un hombre sumiso o una mujer dominante, eran para la sociedad Draakon, lo que los unicornios eran para los humanos, solamente mitos, leyendas, criaturas que no existían.
Hasta hoy.