Gwiboon sujetó su cabello en una coleta alta y suspiró, se ató fuertemente las agujetas de los tenis y se paró derecha, dispuesta a conseguir su objetivo.
Su reflejo en el espejo frente a ella la miraba con decisión, compartiendo su deseo por alcanzar su meta.
—Vamos, tú puedes, Gwiboon.—se dijo y procedió a hacerlo.
Volteó la cabeza hacia atrás, como si estuviera buscando algo, impulsó sus brazos curveándolos al echarlos tras sí. Con determinación, arqueó su espalda y sus brazos, queriendo llegar a tocar el suelo.
Por un momento, sintió que lo iba a lograr, que iba a poder alcanzar el piso amaderado del estudio, que su espalda por fin se curvearía hasta al alcanzar la forma perfecta...
Pero no.
En el último segundo, a menos de un centímetro de que sus dedos tocaran el suelo, su estabilidad falló y cayó, golpeándose fuerte la espalda y soltando un feo quejido al sentir el ramalazo de dolor.
Cualquier otra chica se hubiera levantado y hubiera tratado de nuevo, incluso la misma castaña lo habría hecho.
Si ésta no fuera la décima vez que intentaba y se caía de espaldas, golpeando su bonita retaguardia y gruñendo como un perro molesto.
—¡Estúpido arco!—gritó por fin—¡¿Por qué no puedo hacerlo?!—se levantó de golpe y se miró en el espejo—¡Soy muy flexible, maldita sea!
Enseguido levantó su pierna con una mano, dejándola en paralelo con la otra que aún estaba en el piso, como si estuviera cargando un poste.
Estaba tratando de probar lo flexible que era.
Pero ahí no había nadie a quién probarle nada; más que ella misma.
Frustrada, volvió a echarse en el suelo e infló las mejillas, molesta consigo misma por ser tan incompetente como para no poder hacer un sencillo arco.
Lo que más le molestaba era que a Minjung sí le hacia.
Sí, Choi Minjung. Torpe, largirucha, delgadísima, deportista, atleta estrella de la escuela y la mejor amiga de Gwiboon.
La mayor no se explicaba cómo era posible que a la chiquilla menos coordinada que podía encontrar en todo el mundo le saliera ésa estúpida flexión y que ella, Kim Gwiboon, campeona de baile y la chica más flexible de su clase, se cayera de espalda siempre.
Pateó frustrada el piso y cuando se decidió a levantarse, una voz, tan conocida para ella, le llegó por detrás.
—¿Por qué estás tirada en el piso, unnie?—preguntó la baja voz de Minjung—Las clases terminaron hace horas, deberías estar en casa.
La castaña no quería voltear a verla, sabía que terminaría perdida en los enormes ojos oscuros de la menor.
Pero Minjung, con sus dieciséis recién cumplidos una semana antes, tocó el hombro de Gwiboon y la hizo voltear hacia ella, encontrando en sus orbes y en su rostro, frustación.
—¿Qué te pasa, Gwiboon?—dijo preocupada y posando sus manos en las mejillas de la más baja—¿Peleaste con tu hermano?—la chica negó—¿Calificaciones?—negó de nuevo—¿Entonces?
Gwiboon apartó la vista de la cara de Minjung, volteando hacia el lado contrario, preparándose mentalmente para la que, ella creía, sería la mayor humillación de su vida.
—No me sale el arco.—soltó con una exhalación, para después hacer un puchero enfadado.
Minjung parpadeó dos veces, procesando lo que había salido de la boca de la mayor.
—¿Hablas enserio?—frunció el ceño, ligeramente.—¿Estás frustrada y al borde del llanto por un estúpido arco?
Gwiboon frunció el ceño y bufó.
—¡Lo dices sólo porque a ti sí te sale!—se cruzó de brazos y volteó la cabeza a otro lado, no queriendo ver a Minjung.—Pero si fuera una de tus estúpidas patadas de fútbol, estarías peor que yo, seguro que hubieras golpeado a alguien.
Lejos de molestarse y soltar un bufido característico de ella, Minjung se rió y le tomó la mano a Gwiboon.
—Debes estar muy molesta para hablarme así.—apuntó—¿Quieres que te ayude?
Gwiboon negó y continuó con la vista en el piso. No quería la ayuda de nadie, y menos de la morena.
—¿Segura?—se acercó más a la mayor y le levantó la barbilla con la mano—No es nada, sabes que yo, encantada de ayudarte, Boonie.
Volvió a negar y escondió la cara en sus cabellos.
—Mejor hagamos algo que haces bien.—animó Minjung—Bailar.
Los ojos afilados de la castaña brillaron, se levantó de un salto, corriendo hacia la grabadora y pulsó el play, llamando con un dedo a la menor para que se pusiera junto a ella.
Minjung se levantó justo cuando empezaba 'A' y sin conocer la coreografía, se quedó observando como Gwiboon se seducía a sí misma levantando un poco su blusa y volviéndola a bajar mientras movía sus caderas. Se rió un poco y miró su propio reflejo.
Largirucha, delgada y desabrida. Le hubiera encantado ser como Gwiboon : alta pero no tanto, con caderas marcadas, cintura definida y piernas apetecibles.
Ugh, odiaba que los chicos se refirieran así a las piernas de su amiga.
Era repulsivo, ¿creían que era un trozo de carne? Idiotas. Gwiboon era mucho más que éso.
Volvió de nuevo la mirada hacia la castaña y notó que incluso la música había cambiado, dando paso a 'Mister', haciendo que Gwiboon sonriera e hiciera ése paso que tan bien le salía.
Minjung apostaba que le salía mejor que a la propia Nicole de KARA.
Una vez más, la música se transformó en otra. Esta vez en la animada voz de Lee Hyori cantando 'Chitty Chitty Bang'. Y entonces Minjung supo que Gwiboon tenía un talento increíble.
Cuando el cuerpo de la castaña sentía el ritmo, no había forma de pararlo. Sus piernas se movían tan rápido como en la samba, sus caderas se meneaban de una forma insinuante y preciosa y su rostro observaba a su reflejo mientras intentaba no desconcentrarse por la fija mirada de Minjung sobre sus pechos.
Oh, porque claro, todos decían que Choi Minjung era una machorra pervertida.
Por supuesto que Gwiboon no lo creía, ella era su mejor amiga y estaba segura que no era una pervertida. Al menos no una machorra pervertida.
Distrayéndose de sus pensamientos sobre su compañera, la música pasó a convertirse en el electrónico sonido que da comienzo a 'Dr. Feel Good'.
Minjung de inmediato identificó la canción y sus mejillas se colorearon mientras veía a Gwiboon tocándose, como parte de la coreografía. Trató de apartar la mirada, pero su impulso era más fuerte y terminó mordiéndose un labio.
Por supuesto que Gwiboon la vió.
La castaña pensó que Minjung tenía unos labios bonitos. Unos ojos bonitos también, aunque era demasiado parecida a su hermana Sulli para su gusto.
O tal vez no, porque Minjung era menos femenina y más liberal.
Y seguro que besaba mucho mejor que Sulli.
Joder, no podía creer que hacer ésa estúpida coreografía mientras pensaba en Minjung besándola podría haberla calentado.
Estúpida hormonal.
Casi podía sentir como se empezaba a mojar su ropa interior.
Gracias a un poco de suerte que aún conservaba, la música paró y ella se dejó caer en el piso, completamente estirada y con los ojos cerrados. Se sintió una sucia pervertida al pensar en su amiga y ella besándose intensamente mientras Minjung la cargaba y la estrellaba en la pared, a la par que metía su mano en...
—¡A la mierda!
Se sentó y observó a Minjung con los ojos entrecerrados, llamándola con un dedo para que se acercara, cosa que la menor obedeció.
—¿Pasa algo, unnie?
Gwiboon sintió un escalofrío en su espina dorsal, cortesía de la voz de la morena.
—¿Crees que soy bonita, Min?
Minjung parpadeó y asintió, medio convencida.
—Eres muy bonita, unnie.
La castaña bufó y se sentó aún más cerca de la otra.
—Quiero decir, ¿me consideras atractiva?
Minjung se sonrojó.
—¿De qué va todo ésto?
—Contesta.
—Si, mucho, unnie.
Gwiboon se mordió el labio y tocó la pierna de la menor.
—¿Crees que...—se detuvo—soy sensual?
La cara de Minjung se volvió un tomate.
—¡Unnie! ¿Por qué me preguntas? Mejor pregúntaselo a Taemin o a Jinki. Yo no sé que responder.—miró a otro lado.
—Jonghyun los mataría si descubriera que le están diciendo 'sensual' a su pobre hermanita menor.—rió de lado—Por favor, dime, ¿lo crees?
Minjung inhaló.
—Sí.
—¿Qué tanto?
—Mucho.
—¿Cómo sé que es cierto?
—No lo sé. ¿Qué quieres que haga?
Gwiboon sonrió y se sentó de pleno en las piernas estiradas de la otra.
—Déjame actuar.
Se inclinó sobre el cuello de Minjung y pegó sus picudos labios sobre éste, haciendo que un quejido abandonara la garganta de ésta.
—Unnie.—jadeó.—¿Qué haces ahí?
—Cosas.
Llevó las manos de la menor a su propia cintura y las pusó ahí, instándole a que la tocara.
—Tú también tienes que hacerlo, Min.
La morena hesitó y apretó sus dedos en la cintura de Gwiboon, haciendo que ésta diera un saltito en sus piernas, rebotando sus pechos.
—Minnie.
—Boonie.
Sin perder un segundo más, Gwiboon jaló del cuello a la menor y pegó su boca a la de ella.
Dios, si hubiera llegado a saber que besaba así, jamás hubiera salido con Sulli y hubiera ido con ella desde el principio.
Su boca se despegaba de la otra a regañadientes, volvía desesperada y se abría gustosa al recibir la lengua cálida y tímida de su querida mejor amiga.
Por otro lado, Minjung era un lío en su cabeza.
¿Por qué besaba a su mejor amiga? ¿Por qué no podía dejar de hacerlo? No. ¿Por qué no quería dejar de sentir las perfectas piernas pálidas de su princesa contra las suyas? ¿Por qué no quería separarse de la boca hipnotizante de Gwiboon? ¿Por qué jamás le había dicho a su amiga que le gustaba?
No esperaba encontrar las respuestas ése día, sólo pensaba en no separarse de esos besos calientes y entregados que estaba compartiendo con la bonita chica de la coleta.
La castaña se arrodiló, con una pierna a cada lado del cuerpo de Minjung, y esta vez no tuvo que indicarle nada a ella, ya que la misma chica llevó sus manos a el bonito par de glúteos que Gwiboon se cargaba.
—Minnie.—soltó en un suspiro—Ah. Haz éso otra vez.
Minjung obedeció y apretó de nuevo el trasero de la chica.
—Hmm.—gimió y se echó sobre la menor.—Te quiero, Minjung. Mucho.
La morena sonrió y rodeó con sus brazos la cintura estrechísima de Gwiboon, dejando sus pechos pegados y otras partes también.
—También te quiero, Gwiboon unnie.
Gwiboon besó dulcemente los labios gruesos de la morena y ésta no se esperó, mordiendo demandante la boca de su mayor y dejándole una marca roja como un tomate maduro.
—¡Minjung!—gritó Gwiboon, sentándose sobre la chica.—Duele.
La nombrada sonrió y acarició superficialmente las piernas abiertas de su muñeca.
—Lo siento, te vez más linda cuando gritas.
Gwiboon se puso de los mil colores.
—¡Pervertida!
—Provocadora.
—¡Caliente!
—Calentona.
—¡Depravada!
—Corrompible.
—¡Sucia!
—Deliciosa.
—¡Impulsiva!
—Comestible.
—¡Te amo!
—Yo más.
Besó otra vez ésa boquita de fresa y acurrucó la cabeza de Gwiboon en su hombro.
—Minnie.—la llamó tiernamente.—¿Me enseñas el arco?
Minjung sonrió y le besó la frente a la castaña.
—Sólo si tú me enseñas tu c...
—¡Minjung!
—Tu coreografía, nena. No seas mal pensada.