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Aquella Vacía Habitación por Hakuren

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Notas del capitulo:

Disclaimers: Katekyo Hitman Reborn no me pertenece. Pertenece a su hermosa creadora Akira Amano.

CAPITULO 1

 

Ya no soportaba más a su padre. Si bien su relación nunca había sido de las mejores, desde que la madre de Tsuna murió dejando un gran vacío en sus vidas, su convivencia había empeorado hasta el punto de que siempre que el pobre castaño hacia algo que no le gustase a aquel hombre, este lo golpeaba sin parar durante horas, o al menos hasta que perdiese la conciencia.

 

Pero Tsuna sabía que no podría escapar de allí como si nada, ya que no tenía ni dinero, ni amigos, y mucho menos un lugar en el cual alojarse. Aun así, se negaba a vivir una vida tan desolada como aquella, y de una u otra forma esto era lo que lo había llevado a buscar un trabajo. No le gustaba admitirlo, pero él sabía que era bastante inútil en todos los campos de la vida, y no le sorprendía el hecho de que ya lo hubiesen rechazado en al menos diez lugares.

 

El sol se estaba poniendo y ya solo podría ir a un lugar más ese día; no tenía idea de qué clase de sitio era, y el nombre no es que le ayudara mucho en sus suposiciones.

 

Camino y camino hasta hallar un gran edificio en medio de uno de los distritos más concurridos de la ciudad. Sabía que se trataba del negocio que buscaba puesto que en la parte superior estaba el título “Vongola”. Pero ya se iba dando cuenta que la suerte nunca estaba de su lado, ya que aquel establecimiento se trataba de un bar o club nocturno y el lastimosamente era un menor de edad.

 

En ese momento quiso llorar, quiso dejar de luchar y aceptar su triste destino… pero sabía que esa nunca sería una opción para él, siempre se negaría a hacer tal cosa sin importar que tan terrible fuese su situación. Y con eso en mente, decidió no solo intentar, sino también conseguir como sea ese trabajo.

 

Miro por un breve instante al cielo, y allí, en medio de las personas y el ruido, grabo en su memoria ese azul cobalto que recordaría hasta el mismísimo día de su muerte, ese azul que cambiaría su vida.

 

Empezó su travesía hacia el edificio, y atravesó la puerta; al menos a esa hora del día no había ningún guardia que lo detuviera a pedirle una identificación. Sin saber cómo, logro encontrar la oficina del jefe… o eso quería creer él, puesto que no había nada que se lo indicase más allá de un nombre en una placa. Toco la puerta un par de veces, pero nadie le respondió, así que con todo el valor que no tenia se dispuso a abrirla.

 

– P-permiso. – Dijo Tsuna mientras sus ojos miel se posaban en la alta figura de piel blanca, ojos y cabello negro con patillas en espiral que se alzaba al fondo de la habitación. Por lo que él podía ver, no tendría más de 24 años aquella persona.

 

–… ¿Qué quieres mocoso? – Le había respondido este con la mirada más asesina que había visto en su vida, o por lo menos en una persona distinta a su padre.

 

Y la verdad es que con mirada fulminante o no, algo le decía que debía de trabajar allí. Respiro profundo e hizo una reverencia.

 

– ¡POR FAVOR, DEME UN TRABAJO! – Había prácticamente gritado el joven Tsuna, en parte por los nervios, en parte por el miedo.

 

El azabache se había limitado a levantar una ceja ante tal acto. Un incómodo silencio reino por algunos minutos, hasta que el mayor camino hasta el castaño y tomo su cara para que lo mirase.

 

– ¿Y qué tienes para ofrecerme tú que no me hayan ofrecido ya los trabajadores de aquí?... ¿siquiera tienes el permiso de tus padres?

 

–… Y-yo… – Dudo un breve segundo en contestar a aquellas preguntas, tal vez se debatía entre mentir o decir la verdad, o tal vez eran los extraños nervios que no podía dejar de sentir desde el mismísimo momento en que vio a aquel hombre. – No tengo nada para ofrecerle, ni siquiera el permiso de mis padres… soy un completo inútil, pero quiero aprender, y me esforzaré por hacerlo.

 

–… – Reborn soltó el rostro del pequeño. No sabía bien que hacer en esos momentos, si darle una oportunidad o no hacerlo… y de hecho semejante cuestión ya en si era extraña, ya que de haber sido otra persona ya la habría echado a la calle hace rato.

 

Pero es que la mirada que tenía ese mocoso le intrigaba bastante: era, por ponerlo en términos sencillos, una mezcla de profunda tristeza y determinación. ¿Por qué? ¿Qué había visto? ¿Qué había sentido?

 

– Escucha mocoso, te voy a contratar y vas a empezar a trabajar ya. Como no quiero arriesgarme a que hagas sentir mal a algún cliente, tendrás que empezar limpiando. – Y como el mayor no quería perder el tiempo en explicaciones vanas, tomo a Tsuna de la muñeca y lo empezó a jalar por todo el establecimiento hasta llegar a la sala de utensilios.

 

Allí había un joven de cabellos rizados, ojos verdes  y delantal con estampado de vaca durmiendo en medio de los traperos. Y el azabache, molesto por aquella vista, le dio una patada para que despertase.

 

– ¡R-Reborn! No es lo qu- – Otra patada.

 

– Vaca estúpida… este es tu nuevo compañero, será mejor que le enseñes bien o te las veras conmigo. Y tú, mocoso, aprende bien y ven mañana a mi oficina a firmar el contrato. – Dicho esto se fue tirando la puerta tras de sí.

 

Ninguno de los dos decía nada, simplemente se analizaban con la mirada, hasta que Tsuna, cansado de aquello, había decidido presentarse.

 

– H-hola, me llamo Tsuna, encantado de trabajar contigo.

 

– Mmm… coge una escoba de por ahí y barre el corredor que está cerca a los baños. – Y dicho esto, prosiguió a seguir durmiendo.

 

¡Ah!, la vida definitivamente no lo quería… ¿Cómo en esta vida iba a encontrar el “pasillo cerca de los baños”?... de todos modos el menor sabía que no podría quedarse allí lamentándose toda la vida por cosas estúpidas, puesto que él había elegido ese camino, y por consiguiente lo llevaría lo mejor que pudiese. Tomo el utensilio de limpieza y se dispuso a buscar el lugar que debía de limpiar.

 

El castaño camino y camino, pero pasillo tras pasillo no logró encontrar algún baño, y ni siquiera una persona que se lo pudiese indicar. Se dispuso a abrir la siguiente puerta, pero cuando se dio cuenta de que esa era la entraba que dirigía hasta el salón principal donde estaban los clientes, el bar y un escenario, la entrecerró rápidamente.

 

Sus ojos color miel pronto divisaron a una de las personas que se encontraban en el oscuro escenario: se trataba de aquel que lo había contratado, que si mal no recordaba, se llamaba Reborn, y por sus acciones se veía que se disponía a cantar.

 

Sabía que no debía estar ahí, pero ese sujeto llamaba de sobremanera su atención, así que se escondió un poco más tras la puerta y se dispuso a observar. ¡Simplemente cuanta belleza!, esos penetrantes ojos color negro acompañados de aquella voz tan grave y profunda. Parecía que mirase hacia el público, pero en realidad, Tsuna podía ver que sus orbes se hallaban perdidos en el vacío infinito. Lo peor de todo es que aun así no podía evitar sonrojarse ante tal vista…

 

Y de no ser porque un chico de cabellos plateados y ojos verdes que iba vestido con un hermoso traje de gala se estaba dirigiendo hacia el de manera amenazante, hubiera seguido soñando despierto con aquel hombre.

 

– ¿Quién eres y qué estás haciendo ahí plantado? – Le dijo este cogiéndolo del cuello de su camisa para luego prácticamente arrastrarlo hasta la pared. Cabe resaltar que aquel también era un chico con una mirada bastante temeraria, tal vez no al grado de Reborn o de su padre, pero tenía su toque.

 

– ¡Hiiii! L-lo siento, a mí me acaban de contratar… y-yo… tengo que limpiar un pasillo, pero no lo encuentro…

 

El peli plata alzo una ceja y se quedó analizándolo durante un momento. Finalmente lo soltó un poco molesto.

 

–… ¡Agh! Esa vaca estúpida nunca hace bien nada. Ven.

 

Y de nuevo se hallaban jalándolo y conduciéndolo a Dios sabe dónde. Aunque por el camino que estaban tomando, probablemente lo estaba conduciendo hasta el cuarto donde se encontraba aquel joven al que le decían “vaca estúpida”. De verdad que ese chico parecía bastante molesto, pero no esperaba que de la nada le diera una patada a la puerta para abrirla.

 

– ¡Hey!, si sigues holgazaneando de esta forma voy a decirle a Reborn-san que te despida.

 

– Cállate estupidera, además yo ya hice mi trabajo

 

– ¿Ah, sí? Y entonces... ¿Por qué no le has enseñado las cosas básicas a este niño? – Le contesto mientras lanzaba al castaño en sus brazos.

 

– ¿D-de que hablas? Jajaja, si yo le acab- – Le fue imposible terminar su frase debido a que le habían vuelto a dar una patada en el rostro. – C-calma, t-tengo que calmarme – Decía ahora mientras lloraba.

 

Por supuesto el peli plata no estaba dispuesto a contemplar tal escena, por lo que volvió a agarrar a Tsuna, le tiro la escoba que este llevaba al chico del delantal con estampado de bovino y salió de aquel cuarto gritándole que más le valía barrer todo el edificio dentro de una hora sino quería vérselas con él.

 

Esta vez lo guio hasta una especie de sala donde, aparte de los clásicos sofás, había también flores y cuadros de todos los colores. Cuando los dos se hubieron sentado, la conversación comenzó.

 

–… bien, antes que nada, mi nombre es Gokudera Hayato, ¿el tuyo?

 

– Sawada Tsunayoshi.

 

– Tsuna-san, lo primero que tienes que saber es el horario de trabajo, lunes a viernes de 7:00 PM a 3:00 AM, y los sábados y domingos de 5:30 PM a 4:00 AM… ¿estás bien con eso?

 

– S-sí, continúa por favor. – Era oficial, el castaño sabía que morirá si su padre se llegaba a enterar de tal horario... y de hecho ya estaba acabado desde que el lugar era un bar… pero nada que hacer, en última instancia tendría que ir a vivir a un bosque o algo por el estilo con tal de salvar su miserable vida.

 

– Mañana cuando hagas el contrato con Reborn-san… que por cierto, no es el dueño del bar, pero si está a cargo… te dará un uniforme de acuerdo a tu cargo, y probablemente te presentara a los demás empleados. – Hizo una pequeña pausa para analizar nuevamente a Tsuna. – Por lo que veo eres un menor de edad al igual que yo…

 

– ¡Ah! ¿Entonces no soy el único?

 

– Somos más de los que te imaginas. – sonrió tristemente el joven Gokudera. – Aunque la verdad tu eres el que más lo aparenta jajaja… sígueme, ahora voy a enseñarte el establecimiento.

 

Le había enseñado varias habitaciones tales como salas, oficinas, y hasta cuartos y jardines que suponía, eran los espacios de esparcimiento para los empleados. Así mismo le mostro varios atajos y pasillos que eran indispensables a la hora de la limpieza. Fue un momento grato para los dos, aunque lastimosamente, sabían que debían volver a trabajar y muy en contra de sus deseos, el tiempo no hacía más que correr.

 

Se despidieron brevemente y como era de esperarse, cada cual cogió por un camino diferente. Gokudera había sido realmente de mucha ayuda: ahora conocía un poco mejor el edificio, y también a su compañero de trabajo Lambo, o más conocido como la “vaca estúpida”, por ciertas razones que el aun desconocía.

 

Después de aquello, la noche había empezado a trascurrir rápidamente entre oficios mal hecho y reproches acerca de su mal trabajo por parte del bovino.

 

Y al final, cuando el reloj dio las 3 de la mañana, se apresuró a salir del establecimiento. No es que quisiera llegar a casa, no es que quisiera ver a su padre… pero si no llegaba pronto al menos para ver una oportunidad de que su histérico progenitor no lo matase, se iba a volver loco.

 

En ese breve momento, en medio de aquella fría noche que no le ofrecía ni una sola estrella, otra vez había logrado divisar a Reborn. Estaba feliz de volver a verlo, pero era esto mismo lo que lo tenía harto: ¿Cómo era posible que en tan solo unas horas de conocerlo se sintiera así? ¿Acaso estaba enfermo? ¿O acaso se había apegado a esa persona porque fue amable con él?

 

Lo odiaba, odiaba sentirse tan interesado en alguna persona porque esa clase de sentimientos ni lo iban a llevar a ningún lado, ni lo iban a ayudar en nada. Y resignado como estaba a creer que ya se le pasaría, que era una sensación pasajera, siguió caminando hasta llegar a casa. Pero lo que encontró en ella no pudo dejarlo más desconcertado: su padre se había ido.

Notas finales:

Hola =), heme aquí de nuevo, y como prometi, he traido un R27 =D, espero que les guste, que me dejen sus opiniones que me encanta leerlas.

Esta vez no actualizare semanalmente por cuestiones de tiempo, espero que me comprendan y que igual me apoyen =).


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