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Metamorfosis por barahime

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Notas del fanfic:

Bien este fic me costó horrores, porque quien ya me ha leido sabe que yo no escribo romance jejeje.

Aun asi este lo hice con mucho amor y devoción.

Seré sincera solo corregi la otografia y ya no lo lei mas, quedé traumada en el proceso y ya no me dieron ganas de re leerlo, perdón.

Si notan errores por favor, se los suplico, háganmelo saber.

Sin mas los dejo leer.

Haru espero te guste!!

 

Cuando la suave briza tocaba mi rostro mientras caminaba a tu lado, era cuando de verdad senta que ya nada podra ser mejor. Pero entonces t te volteabas y me mirabas, sonreas y… bueno era como si mi cuerpo se derritiese en ese instante.

—Te amo— decas suavemente con esa sonrisa que me volva loco.

—Y yo a ti Yuu…

Cuando te conoc jams imagin que fueras el tipo de persona que me haras sonrer como un tonto, nunca pas por mi mente que t te convertiras en la persona a quien amara por sobre todas las cosas y por ello te convertiras en mi tesoro ms valioso, en mi vida y lo ms importante en ella.

Tal vez nadie pueda entender mis sentimientos, incluso t despus de tanto tiempo quizs an no entiendas lo que siento por ti. Pero me conformo con saber que al igual que yo, t me amas.

—Cuando te sientas solo Kou, hblame, yo vendr al momento— dijiste aquel da. Y desde entonces siempre estas a mi lado.

***

Metamorfosis

Se denomina metamorfosis al conjunto

de transformaciones externas e internas

que sufre el insecto durante el ciclo comprendido

entre el huevo y el estado adulto.

Cuando miraba el reflejo de su cuerpo en el gran espejo que estaba en su habitacin, era que se daba cuenta de lo horripilante que era; todas aquellas personas que lo miraban tenan razn, todas aquellas ofensas hacia su persona eran justas. Nada ni nadie tenan ms razn al criticarlo porque sus crticas eran verdad, aquel pedazo de carne que formaba su existencia era lo peor que Dios o el diablo pudieron haber creado.

As es como pensaba cada da, cada maana al despertarse y recordarse su grotesco aspecto.

Tenia trece aos por aquel entonces, media cerca del uno sesenta y pesaba mas de setenta y cinco kilos, simplemente era una bola de grasa de cabello castao, pajudo y sin forma que caminaba por el mundo siendo repudiado por las personas bellas a su alrededor.

Los prximos aos de su vida hizo de todo para que su cuerpo pudiera ser algo aceptable para la sociedad crtica en la que viva.

Cada da era lo mismo desde los quince cumplidos, se levantaba y hacia casi tres horas de arduo ejercicio fsico, una hora mas pero esta vez mental para hacerse a la idea de que tenia que ser hermoso a como diera lugar y al final lo que restaba del da para evitar comer todo aquello que amaba.

Y as fue como pronto comenz a bajar de peso, pero no era suficiente, el ejercicio lo agotaba demasiado y el hambre era mayor cada da. As que con casi tres kilos menos encima, un cansancio que no lo dejaba ni caminar y la autoestima mas abajo que las tumbas en el cementerio decidi que no tena ms alternativa que la de vomitar.

No quera recurrir a eso, ya bastantes eran los casos en las noticias de nias tontas con deseos de un cuerpo de modelo, y mas aun de las consecuencias que ello traa, pero no tenia de otra, el tiempo pasaba, pronto comenzara la preparatoria y no quera seguir siendo la bola de grasa burla de los dems.

Entonces la rutina cambi, despertaba todos los das con hambre, se diriga a la cocina y coma lo que su estomago le permitiera resistir, luego de unos minutos casi nunca horas, corra al bao y con agilidad meta sus dedos a la garganta casi tocando el fondo y as hacerse vomitar todo e incluso mas de lo que en el da haba comido.

Apenas casi un mes despus los kilos y la grasa empezaron a descender, su familia lo mir con asombro y las personas de la escuela a la que asista ms aun pero eso no detuvo las burlas constantes, ahora eran incluso mas, echndole en cara su forma tan ruin y comn de hacerlo.

— Bulmico!— era como le gritaban ahora sus compaeros de clase, nada cambiaba todo segua igual, tal vez no era ya solo su apariencia lo que le molestaba a la gente, si no su mera existencia.

Corra casi siempre a refugiarse en los baos, en donde encerrado en uno de los cubculos rompa en llanto. Uno que los dems escuchaban pero del que no hacan caso alguno.

Y los meses siguieron pasando, los kilos descendiendo y su altura por alguna razn en aumento, ya casi a los diecisis aos su altura era mas o menos de uno con setenta y siete centmetros y su peso casi rondando los cincuenta kilos.

Y fue as como su familia se empez a preocupar, su madre se daba cuenta de las grandes porciones de comida que ingera al da y aun as su peso en lugar de ir en aumento, ste bajaba ms. Antes no se percat de ello pues su estatura no era lo suficiente como para necesitar del peso en proporcin que una persona sana necesitara pero ahora con la altura y las grandes cantidades de caloras que ingera era prcticamente imposible su peso, y mucho mas por el hecho de que l ni siquiera hacia ya mas ejercicio que no fuera caminar de su habitacin a la cocina, de regreso y al bao…

Pronto su madre necesito saber mas de su hijo al que amaba, de aquel que se encerraba en su cuarto con enormes platos de comida y no sala hasta bien entrada la noche para ir por mas.

Cuando supo con certeza que su hijo estaba mal, fue que necesito entonces de una ayuda especial.

Nada ni nadie le quitara a su hijo, mucho menos su grandiosa necesidad de sacar todo lo que coma de aquella manera.

***

Un da despus de la escuela fue que su madre lo sorprendi, aquel da no haba nadie en casa y se le hizo fcil asaltar la alacena y el refrigerador. No importaba ya qu cosa fuera lo que comiera, con sus mgicos y ahora largos dedos se encargara de que los carbohidratos en ellos no hicieran ningn efecto en su casi hermoso cuerpo.

Se sent en el silln de la sala frente al televisor, no le importaba en lo mnimo que cosa ver, solo le importaba la gran tarta de manzana enfrente suyo as como el litro de helado que haba cogido del congelador, su madre preguntara qu haba pasado con aquello pero bien podra inventarle que algunos “amigos” —como casi siempre que grandes cantidades de comida desaparecan—haban ido.

Estaba comiendo felizmente, saboreando cada cucharada de dulce que entraba en su boca.

Los minutos pasaron y con ellos sus aperitivos dejaron de existir ms sobre los platos en los que haban sido servidos.

Estaba satisfecho, o lo estaba al menos por ahora. Mir por un rato el programa en transmisin, nada divertido pero tampoco algo que lo invitara a cambiar el canal. Hasta que el sueo lo invadi, sabia entonces que haba llegado la hora de sacar todo aquello de su cuerpo antes de que sus padres y hermana llegaran y le hicieran imposible la tarea; la casa aunque grande no era capaz de ocultar o aminorar el sonido de alguien vomitando, no podra pasar desapercibido por ellos.

Recogi cuidadoso los platos de encima de la mesita de centro de su sala, los lav con lentitud mientras silbaba una meloda cualquiera, los sec y acomod delicadamente en la vitrina en la que su madre los sola poner; camin sin prisas al bao y se mir en el espejo.

Su cuerpo ya empezaba a tomar la forma de alguien “normal”, ya no tenia grasa acumulada en el vientre, ni mucho menos en los brazos; ahora poda ponerse la ropa que tanto le gustaba y que en las tiendas jams habran tenido con su anterior talla. Estaba a poco de ser hermoso.

Toc el fro vidrio que le reflejaba su aspecto, como queriendo tocar algo que aun se le hacia inexistente, pero no lograba sentir nada mas que la frialdad de ste. As es como quizs estaba l.

Automticamente despus busc entre sus ropas algo con que amarrarse el cabello, se arrodill frente al retrete y sin prisas pero con agilidad meti tres dedos en su boca.

Al principio como siempre le invada la incomoda sensacin de sus uas tocando su pequea campanilla siendo quizs un poco lastimada pero eso no importaba, poco a poco meta ms sus dedos, casi tocando la parte trasera de su garganta y era en ese momento que las arcadas venan.

Una, dos, tres y por fin aquella sustancia acida que formaba todo aquello que haba comido, invada sus papilas posibilitndole aun mas las nauseas y que absolutamente nada pudiera quedarse en su interior.

— Qu haces Kouyou?— grit su madre sorprendida de ver a su hijo en aquella posicin, con los ojos llorosos y los labios rojos de tanto abrir la boca para que la sustancia saliera de l.

…l por su parte sinti que su mundo se derrumbaba por un instante, su madre lo haba descubierto, y con eso su cerebro se desconect por unos segundos.

Termin de vomitar y se qued ah, hincado y con las lgrimas escurrindole por las mejillas rojas de tanto esfuerzo.

—Lo siento— alcanz apenas a susurrar, su garganta estaba lastimada, ahora su madre entenda por qu haba das en los que su voz sonaba apagada, mientras ste se justificada con un supuesto resfriado.

—Lo sientes?—pregunt su madre incrdula, apunto de estallar en clera, en llanto, en frustracin, no sabia a ciencia cierta qu era lo que senta en ese momento, solo sabia que ver a su hijo en esa situacin era lo peor que haba vivido en su vida—. Levntate— orden con voz seria, tratando de no derrumbarse ante l.

Al final de ese da Kouyou termin ms que regaado por su madre, por su padre e incluso su hermana menor. Nadie pareca entender lo que sufra, lo que lo haba orillado a eso.

—Ustedes no entienden— fue lo ultimo que alcanzo a decir.

—Ok Kou, dijo su padre, si nosotros somos los que no entendemos te llevaremos con alguien que si lo haga— y as fue arrastrado a aquel lugar, en donde lo conoci a l.

Shiroyama Yuu, su nuevo psiclogo.

—Sabes, cuando inicie con este trabajo era la persona mas desgraciada que pudieras imaginar— empez a hablar de la nada el doctor frente a l— la gente que pasaba por este consultorio simplemente me daba igual— prosigui, mientras Kouyou lo escuchaba sin entender una pizca de lo que le deca— las personas que me conocan me preguntaban entonces el motivo por el cual haba decido estudiar esto, en ese momento no supe responder, me sent afligido por unos instantes pero algo ocurri— dijo casi con una sonrisa— un da un chico como t vino a ser atendido por mi, me esforc en ayudarlo, en devolverle la esperanza— sonri con nostalgia— y sabes lo que pas?, bueno l sali adelante. Fue en ese instante que comprend el por qu haba estudiado esto, me gusta ayudar a la gente y saber que pueden ser de nuevo felices— concluy.

—Esta tratando de decirme entonces que usted es un simple trabajador social que se jacta con sus logros— dijo Kouyou con dureza, a l qu le importaba lo que aquel tipo sintiera al curar personas, lo que l tenia no era algo que con una platica o una pastillita se pudiera arreglar.

No, aquello que padeca no tena solucin, su existencia y lo que la gente pensaba de l no tenia nada que ver con algn mal en su cerebro. Los del problema eran todos aquellos que con sus crticas superficiales daaban algo ms que su corazn.

Ellos eran los del problema, todos ellos eran los que deberan estar ah con el doctorcito feliz para ser tratados como la basura humana que eran y en la que de igual forma lo haban convertido.

—No, para nada Kouyou— le dijo el doctor con una mueca desanimada— lo que quiero decirte es que me esforzare en sacarte del hoyo en el que te has cado, que me gustara de igual forma que t lo hicieras— le explic con una calidez que a Kouyou le pareci hasta hipcrita.

— Y qu gana usted con eso?— pregunt serio.

—Tal vez no gane nada al hacer que t puedas mejorar, nada hablando en trminos materiales; aunque si lo pensamos bien tcnicamente si gano ya que me pagan por el simple hecho de que t ests aqu, pero no hablo de eso solamente. Me gusta ayudar a las dems personas Kou— le dijo por primera vez mostrando una actitud seria— quiero ayudarte y har lo mejor que pueda para lograrlo— dijo— pero creo que ya hablamos mucho de m— sonri de nuevo, sacando aun mas de quicio al alto castao frente a l— cuntame Kou, Por qu vomitas? — “directo” pens el castao al escuchar la pregunta salir de su boca.

—Porque pens que as tal vez mi existencia dejara de ser tan detestada por los dems— respondi en un susurro agachando la cabeza, miraba sus dedos, observando con detenimiento algunas marcas que sus dientes haban dejado en ellos.

— Qu te decan los otros para sentirte as?— pregunt.

—El cuerpo que usted mira ahora no es el mio— dijo serio— este cuerpo delgado y que para otros puede resultar aceptable, no soy yo, hace tan solo casi un ao era una bola de grasa que andaba por las calles siendo insultado— dijo ya al borde de las lagrimas— todos los das era lo mismo, los chicos de mi escuela se la pasaban gritndome que era un gordo sin forma, que les daba asco— sigui ya con las lagrimas recorrindole las mejillas rojas— las chicas eran aun peor que ellos, me miraban con repulsin como si el simple hecho de mirarme les produjera caloras de mas a sus estticos cuerpos, me miraban otros con lastima, hablaban de mi, me hacan bromas pesadas al grado de encerrarme todos los das en los baos de la escuela y desear que de un momento a otro desapareciera de la faz de la tierra. Fue as como no halle otra forma, mas que la de vomitar para que al menos mi fsico fuera un poco mas aceptable para los dems— llor— pero aun as nada cambio— grit ya con el rostro empapado, casi sin poder seguir hablando— todo era igual o peor, las burlas por el echo de cmo haba logrado bajar de peso en tan poco tiempo, nada les pareca. Ellos son los enfermos al ser tan malditos y criticar a todos, no yo que solo deseo ser aceptado— dijo tratando de calmar sus lagrimas.

Shiroyama lo miraba con tristeza, no lastima, aquel sentimiento estaba prohibido en su carrera. A veces le sorprenda el grado de maldad que poda atesorar la gente en sus corazones. Por un lado Kouyou tena razn, los enfermos eran ellos; los que necesitaban ayuda, o mas bien una reprimenda severa eran aquellos que con sus prejuicios lastimaban a personas inocentes.

—A veces la gente que nos rodea puede ser tan ruin que sorprende, lamentablemente personas inocentes como t siempre se ven afectadas— le dijo— es como si de alguna manera u otra nuestras vidas siempre se vieran afectadas y manejadas por las criticas, el rechazo y de mas perjuicios de la sociedad, aun as Kouyou la manera en que quisiste salir de eso esta mal, y no porque la sociedad tambin diga que lo es, si no porque t al final eres el nico afectado, tu salud tanto fsica y mental se ven daados pudiendo acarrear graves consecuencias— le explic.

—Usted no entiende, si me detengo ahora de nada habr servido tanto dolor— le dijo molesto— todo por lo que he sufrido no tendra sentido.

—Pero aun as ellos te siguen lastimando— le record el doctor.

—No importa lo que ellos hayan dicho doctor, pronto saldr de la secundaria y no volver a ver a ninguno de esos idiotas que me arruinaron la vida por casi tres aos— espet con enojo— entrar a una nueva escuela y ah ser en donde podre mostrarles lo que he logrado con tanto esfuerzo, ser el centro de atencin, los chicos me envidiaran y las chicas se formaran hasta para que les dedique una simple mirada.

Yuu lo miraba casi atnito, aquel pequeo “nio” frente a l estaba mal, y no parara hasta verlo sano, y sacando aquellas absurdas ideas que ahora nublaban su mente.

—Si sigues con esto puedes llegar a morir— le advirti.

—No me importa doctor, al menos tendr la dicha de ser aceptado aunque sea por un tiempo— dijo con una sonrisa falsa, pues sus ojos mostraban toda aquella tristeza que embargaba su alma.

—Kouyou pero as como estas eres perfecto, no necesitas seguir bajando de peso para querer ser mejor— le dijo tratando de convencerlo, sabia que seria imposible hacerlo cambiar de opinin as de fcil, una persona tan enferma como l no seria un caso fcil.

— Es que acaso no me ve?!— no ve lo horrible que soy, por ahora solo vomito para bajar de peso, pero despus deber comprar un sinfn de cremas y mas para que todas las cicatrices en mi maldito cuerpo desaparezcan— grit enojado, odiaba que aquellos doctores trataran de manipular las mentes de las personas.

— Qu cicatrices Kouyou?— pregunt el doctor sorprendido de las palabras de su paciente.

—Cuando empec a vomitar el dolor era horrible, la garganta me dola de tal manera que al da siguiente no poda ni hablar, necesitaba algo mas en que canalizar mi dolor para que as al vomitar no me preocupara por la garganta o el estomago que tanto me dola— explic triste— as que empec a cortarme las piernas y los brazos, era lo nico que se me ocurri para aguantar el dolor que me causaba vomitar todo. Pero no solo son esas cicatrices— dijo y se levant del pequeo silln en donde estaba— estn todas estas— dijo alzando su playera mostrndole todas aquellas estras en su piel que el bajar de peso le haban producido—. Ve ahora que no soy perfecto, que mi cuerpo no es ms que un lienzo de imperfeccin y abominacin andando?

Yuu lo mir sorprendido, el grado de “locura”—si as se le poda llamar— que su nuevo paciente tenia era sin duda algo que superaba a lo que pens.

—Kouyou estas mal, si crees que haciendo eso tu vida ser mejor aunque sea tan solo por un tiempo como t mismo dijiste, estas equivocado— dijo serio— no hay nada en este mundo que valga tanto como para que recurras a tcticas tan drsticas como el vomitar y cortarte, dime Kouyou eres feliz?

Aquella pregunta lo tom por sorpresa, nunca antes se haba detenido a pensar su situacin actual, era feliz?, lgicamente no lo era, si lo fuera nunca haba recurrido a aquello con tal de dejar de sufrir, su vida era miserable incluso igual o peor que antes de haber comenzado a vomitar.

—No doctor no soy feliz, jams lo he sido desde que tengo memoria— contest cortante y serio.

—Entonces qu chiste tiene que hagas eso, acaso vale la pena lastimar tanto tu cuerpo con algo que no cambia en mnimo tu situacin.

—Tal vez ahora no tenga sentido pero lo tendr cuando entre a la preparatoria, cuando la gente me mire y envidie mi cuerpo a pasos de ser perfecto…

***

As fue como la primera sesin de Takashima Kouyou se llev a cabo, Shiroyama se haba quedado sorprendido al conocer a aquel chico de ojos dorados.

Sin duda su nuevo paciente sera difcil, pero no se dara por vencido, eso jams.

Para Kouyou por otro lado las cosas se le estaban complicando, sus padres ya no lo dejaban comer en exceso como sola hacerlo y cuidaban cada paso que daba dentro de la casa, las visitas al bao ahora deban de ser con la puerta abierta. El pudor era algo que a sus padres ya no les importaba a la hora en que de verdad necesitara del bao.

Cada da odiaba a todos, a su familia a su tonto nutrilogo y psiclogo que solo hacan de su vida mas miserable.

Ahora si no le dejaban vomitar hacia de todo para comer lo menos posible, no importaba que durante el da el estmago le doliera o sus intestinos retumbaran como maquinas sin aceite.

Nada ni nadie evitara que bajara de peso. Ahora la figura que mostraba el reflejo en el espejo era peor, estaba gordo, sin forma.

Sin en cambio todo eso que sus ojos vean estaba totalmente lejos de la realidad, su cuerpo no pasaba de los cuarenta y cinco kilos, sus ojos estaban sumidos y su piel estaba casi pegada a sus huesos por la falta de alimento.

Y as los meses pasaron y su condicin era cada vez peor, ya no vomitaba pero tampoco coma, sus padres revisaban constantemente su cuerpo para cerciorarse de que no siguiera cortando su piel ya de por si bastante lastimada. Las cremas y lociones fueron las nicas cosas que se le permiti usar para desvanecer aquellas cicatrices que formaban su piel.

Poco a poco con el uso de las cremas y lociones sus cicatrices fueron sanando, con el uso de maquillajes pudo ocultar el color amarillo plido que su piel empezaba a tomar, los tintes no faltaron y pronto con toda aquella artificialidad su aspecto se convirti en algo que su familia no pudo ni reconocer a la primera.

Su cambio fue radical e impresionante su propio doctor al verlo se quedo impactado por el gran cambio que su paciente llevaba a acabo, era como una oruga transformada en una hermosa mariposa.

—Kou…— dijo el doctor automticamente, sorprendido de lo que tenia enfrente.

— Le dije que lograra un cambio que sorprendera a todos y aqu esta la prueba de ello, ahora soy algo cercano a lo perfecto— dijo con suficiencia mirando con una sonrisa a su doctor que lo miraba sorprendido.

De pronto la emocin que sinti Yuu al verlo se desvaneci como por obra de magia.

—Esto est mal Kouyou— le dijo serio—no puedes ir por el mundo sin alimento en el estmago, disfrazado de no s qu sintiendo que nada mas importa— casi le grit del enojo que comenzaba a acumular su ser.

—Usted no sabe lo que esta bien o mal, que le da derecho de criticar lo que hago— grit molesto— usted jams a sentido la humillacin de el simple hecho de poseer un cuerpo asqueroso, no tiene derecho a criticarme— grit ya con lagrimas mojndole el rostro.

—No te estoy criticando Takashima, pero quiero que entiendas que un cuerpo bonito o una apariencia artificial como la que cargas ahora no te harn feliz, esas son cosas triviales que uno no necesita.

—Dice eso porque usted no naci con un cuerpo y apariencia como la ma, usted no sufri las criticas de los dems— le volvi a gritar.

—No Kouyou no se trata solo de eso, debes aprender a amarte tal y como eres, el simple hecho de que existas ya es un suceso maravilloso que no todos tienen la dicha de poseer, acaso no sabes cuanta gente quisiera tener un cuerpo como el tuyo, una vida, una oportunidad mas de poder salir adelante— aquellas palabras no significaban nada para el ahora rubio, nada en el mundo le importaba mas que ser hermoso y aceptado por los dems.

—Metete en la maldita cabeza que no necesitas de cosas como esas para ser feliz— camin hacia l y lo tom del cuello de su camisa, y le grit perdiendo el control— date cuenta de la magnifica vida que puedes tener idiota!— aquello sorprendi al rubio, se supone que un doctor no debera tratar as a un paciente. Yuu pareci de repente darse cuenta de su error, sinti el aliento fresco de su paciente chocar con el suyo al tenerlo tan de cerca, sinti cmo el cuerpo de ste se tensaba con la anterior accin, y pidi disculpas— lo siento Kou, de verdad lo siento, pero me saca de quicio tu actitud— dijo por ultimo dejndose caer en su silla.

—No se preocupe, estoy acostumbrado a que todo el mundo odie algo de mi— susurr mientras acomodaba el cuello de su camisa.

—No te odio, al contrario Kou de verdad te aprecio, y trato de entenderte de poder en mnima sentir lo que sientes, pero tienes razn, yo no s lo que se siente sufrir todo aquello con lo que creciste, lo siento.

El ambiente en aquel consultorio no era algo que comnmente se viera en otros, Yuu a veces senta que se estaba aferrando demasiado en querer hacer cambiar a su paciente, jams le haba pasado y por eso mismo tena miedo de seguir involucrndose mas con l. Lo tenia muy claro, desde hacia ya varios das no miraba a Takashima como a un paciente ms, no, algo haba cambiado esa perspectiva que tenia de l.

Desde hacia ya vario tiempo sabia que su relacin con su paciente ya no era del todo una relacin de doctor-paciente, no, de un momento a otro se haba tomado la libertad de tomarlo como un conocido mas, como un amigo o algo por el estilo.

—No importa, ya no me importa que pueda pensar de mi la gente que conozco, el lunes iniciare por fin la preparatoria y todo ser diferente— dijo casi con un brillo especial en los ojos— ah probare a todos lo maravilloso que puedo ser.

—No quiero que siga pensando de tal forma, si sigues as saldrs an ms lastimado— le advirti Shiroyama ya sin ganas de seguir.

—No creo que haya algo que me pueda lastimar aun mas— dijo serio— pero en fin— dijo mirando su reloj de mano— la consulta ya termin doctor, adis— dijo y sali del lugar dejando a su doctor con un amargo sabor de boca, con ganas de tomar a su paciente y meterle a la fuerza en la cabeza que lo que hacia estaba mal.

Aquel da Kouyou no se dirigi a su casa, camin por las calles de Tokio como una persona normal, la gente a su alrededor lo miraba, otros ms le lanzaban alguno que otro piropo que lo llenaban de alegra. Era la primera vez en toda su vida que le dedicaban otras palabras diferentes a una ofensa o una mirada de repulsin. Se senta casi completo, casi, porque su trasformacin aun no estaba completa, aun era una pequea oruguita en su capullo, aun hacan falta cambios y cosas que lo pudieran acercar a la perfeccin.

Camin y mir en todas las tiendas de productos de belleza y ropa de moda, no importaba el precio tena suficiente dinero al no haber gastado casi nada de lo que sus padres le haban dado desde hacia ya varios aos.

Todo lo tena planeado, comprar un nuevo guardarropa, cosmticos, cremas, lociones, lo necesario para ser hermoso.

Y as el primer da de clases lleg, estaba feliz de que por fin podra usar un uniforme con una talla mucho menor a la que normalmente usaba. Sus padres lo miraban ms sorprendidos cada da, el cambio en su hijo era tal que no saban si ese cuerpo que ambulaba por su casa aun perteneca a su hijo. Pero pareca feliz y eso tal vez era lo nico que importaba.

— No vas a desayunar?— pregunt su madre preocupada.

—No— contest seco— sabes que no desayuno mam.

—Pero estars todo el da en la escuela, necesitas comer algo— insisti su madre.

—Dije que no, si me da hambre comprare algo en la escuela— respondi cortante.

Su madre estaba preocupada, haba podido evitar que su hijo vomitara pero ahora con l estando en la escuela, sin el cuidado debido nada le garantizaba que no lo hiciera, podra de nuevo caer en lo de siempre, comer hasta no poder mas y despus correr al bao a vomitar. Por un momento estuvo apunto de llorar, pero resisti.

—Cudate hijo— le dijo su madre al rubio que tomaba su mochila para salir de casa y dirigirse a su nueva escuela, a comenzar una nueva vida.

—Lo har— dijo simplemente y sali de su casa.

De camino a la escuela pudo ver a varios jvenes que al igual que l se dirigan a su nueva escuela, algunos se vean felices, otros ms nerviosos y podra decir que hasta con miedo; mientras tanto l, l estaba feliz y tranquilo porque sabia que nadie de su anterior escuela asistira a esa. Ninguno de ellos era siquiera capaz de asistir a una escuela de elite como lo era la suya ahora. Todos ellos eran una bola de mediocres con los que acepto convivir tres aos de su vida para que as al entrar a la preparatoria ninguno lo pudiera molestar.

Porque as eran las cosas, Takashima Kouyou era un nio rico que aun en contra de sus padres asisti a una escuela de clase baja, ocultando su riqueza solo para que en el transcurso de sta pudiera llevar a cabo su transformacin.

La ceremonia de bienvenida no fue tan larga, el delegado y por obviedad el alumno mas inteligente dio como era costumbre el discurso de bienvenida, el comit estudiantil as como los profesores que les impartiran clases fueron presentados y as sin ms al final cada uno se dirigi a su respectivo saln de clases.

Ah no era como en la secundaria a la que asista, no era necesario que cada alumno se pusiera de pie y se presentara, no, ah con tan solo escuchar el apellido de cada uno se sabia quien era y que tan rico era.

Takashima por su lado perteneca a una familia con una fortuna considerable, toda su familia se dedicaba al turismo, su familia era duea de una de las cadenas hoteleras ms famosas de Japn, y por eso no le importaba en lo mnimo quedar bien con la dems gente de aquel lugar, era hermoso y rico; en esa escuela nada podra salir mal.

Apenas puso un pie en lo que seria su nuevo saln de clase e infinidad de miradas se posaron sobre l, unas de asombro otras de envidia unas mas atrevidas que otras pero al final ah estaban, sobre su cuerpo, sobre su belleza.

No hizo caso de ninguna de ellas, camin con gran porte e incluso altanera para al fin terminar sentado en el ltimo lugar de la fila junto a la ventana.

El primer da de clase termin, Kouyou o Uruha como pidi que se le llamar termin con una gran cantidad de nmeros telefnicos anotados en la agenda de su IPhone, su felicidad era tal que ni del hambre que surga desde su interior se acord.

— Cmo te fue en tu primer da de clases Kou?— pregunt su doctor con una mirada triste?

—Perfecto— respondi con una enorme sonrisa una que Shiroyama jams haba visto en l—. No se imagina la cantidad de nias tontas que se formaron para darme al menos su nmero de telfono y uno que otro chico tambin.

— Y estas feliz con eso?— pregunt.

—Por supuesto que s, jams en mi vida haba sido objeto de tanta atencin, es genial sentirse as— le explic sonriente.

—Pero t mismo lo has dicho, te vieron como un simple objeto— aclar su doctor.

—Sabe a veces pienso que usted en lugar de darme nimos de seguir adelante como dijo al principio, solo se encarga de frustrar mis alegras y logros— le espet enojado.

—Mi intencin no es esa, solo que quiero que te des cuenta que te estas ganando a la gente de formas no correctas, al final todos ellos te vern como un simple mueco bonito, no te tomaran en serio porque t mismo no lo haces, te has vuelto una persona egosta que busca simplemente la aprobacin de los dems. No te interesa si eres feliz o no, solo quieres que los dems te miren con admiracin que te acepten solo por poseer un cuerpo y cara bonitos— dijo serio, tratando de meterle en la cabeza todo que todo aquello que hacia al final no le traera nada bueno.

— Quin dice que no soy feliz ahora?— pregunt con burla— claro que lo soy, ahora s lo que es ser feliz— aclar soltando una ligera risilla que sacaba mas de quicio a su doctor—. Dgame doctor Shiroyama, es que acaso usted no cree que sea hermoso? — pregunt acercndosele casi tocando su frente con la suya, senta su aliento mezclndose con el suyo, as como el ligero color rosado que tomaban las mejillas de este al tenerlo tan cerca. Kouyou sonri, simplemente era irresistible.

—Aljate Kou, s que eres hermoso— dijo separndose de l lo mas que pudo, pero al estar su silla pegada a la pared no fue mucho.

—Entonces cul es el problema?— pregunt enojado, alzando la voz.

—El problema es la forma en que has conseguido todo esto, crees que una persona sana hara todo lo que has hecho solo para ser hermosa?— pregunt—. Las formas en que lo has hecho estn mal Takashima— le grit, tratando de alejarlo, estar cerca de l era algo que no soportaba, y el rubio se percat de ello. Sonri con malicia.

—No doctor— le dijo serio acercndose a un mas l. Posicion sus manos en cada lado de la silla en donde su doctor se sentaba, acerco su rostro a l y resopl para mezclar su aliento aun mas con el de l— lo que pasa es que quizs usted no quiere que otros me admiren y quieran estar cerca de mi— susurr cerca de sus labios, tensndolo— acaso tiene miedo de que una persona cualquiera me pueda tener y yo deje de venir con usted?— pregunt sugerente.

—Te equivocas Takashima— respondi molesto, aun as saba que tal vez las palabras de su paciente no estaban al cien por ciento alejados de la verdad— lo nico que yo quiero es que tengas una vida sana y feliz que dejes de vomitar, que vuelvas a comer como una persona normal lo hace, que dejes de pensar que tu apariencia es lo nico que importa— explic.

Kouyou por su parte escuch todo aquello y por algn motivo su cerebro lo tom como un insulto, se molest al grado de querer golpear al hombre frente a l, y meterle en su diminuto cerebro que lo que estaba haciendo no le afectaba a nadie y que por ende era libre de hacerlo.

Y por ello fue entonces que decidi hacerlo sufrir.

Lentamente se acerc a l, se abrazo a su cuello mientras se sentaba en sus piernas, todo ante la atnita mirada de su doctor que pareca no reaccionar.

—Lo nico que quiero es que usted me mire— susurr a su odo, besndolo. Yuu no poda creer lo que escuchaba, lo que senta; sabia que lo que su paciente hacia era una treta un truco sucio para que dejara el intento de hacerlo cambiar, aun as fue como si su cerebro dejara de lado ese razonamiento y se dej hacer—. Me gusta doctor y solo quiero que usted me acepte que todos me dejen de mirar con asco— susurr, tom su rostro entre sus manos y uni sus labios con los del atnito doctor que ya lo sostena de la cintura.

Shiroyama saba que eso que hacia estaba mal, bien poda perder incluso su licencia de doctor si continuaba con ello. Pero por algn motivo que no quiso descubrir lo ignor y sigui ah, sintiendo los labios de Kouyou sobre los suyos, se notaba la falta de experiencia del menor, la torpeza con la que lo hacia e incluso el temor que quizs muy dentro de l estaba sintiendo.

Sabia que nada bueno traera aquello, aun as a ambos no les import.

Kouyou no tena experiencia en ello, lo nico que sabia de sexo o de amor era lo que vea en la televisin o llego a leer en algn libro o revista. Era virgen despus de todo, pero al final eso no le import, Shiroyama pareca encantado con aquel beso inexperto del que era participe, senta sus manos recorrer su cintura y de un momento a otro meterse entres sus ropas; fue entonces que reaccion y se detuvo por completo. No quera que lo tocara, que sintiera todas las marcas que cubran su cuerpo.

— No me toques!— le grit a su doctor, rompiendo el beso, alejndose completamente de l.

—Perdn Kou, perdn— se disculp el doctor— de verdad no s que me pas— dijo casi al borde de las lagrimas. El rubio por un momento se sinti mal por l, odia que las personas sufrieran, l sabia que aquello se senta horrible.

—No se disculpe, fue mi culpa— dijo rendido ante la tristeza del otro, bajo la mirada y se sinti por primera vez avergonzado de sus actos—. Yo soy quien lo siente— dijo mirndolo— perdn por actuar as— dijo volviendo a bajar la mirada.

Despus de aquello ya nada fue igual, Yuu por su parte ahora ni se atreva a ver a la cara a Kouyou mientras que este por algn motivo se mora por volver a tocar aquellos labios, los primeros que haba tocado y los cuales extraaba.

Las terapias seguan como siempre, el rubio no hacia caso de los consejos del mayor, hubo un momento en que Yuu pens que lo mejor seria hablar con los padres de Kouyou y decirles que l ya nada poda hacer, pero, tenerlo ah en su consultorio era algo que se haba vuelto una necesitad, lo sabia, estaba quizs enamorado y eso era el peor error que como doctor haba cometido, pero qu hacerle.

Por otro lado Kouyou segua en lo mismo, gastaba hasta el ltimo peso en cosmticos, segua sin comer o por el contrario se atiborraba de comida para luego dirigirse al bao con un vaso de agua y sal, facilitndole la tarea de vomitar.

Sus padres ya vean perdida la vida de su hijo, el padre del rubio estaba molesto.

— De qu sirve ese maldito doctor entonces?— pregunt molesto mientras hablaba con su esposa.

—El doctor esta haciendo su trabajo, es nuestro hijo el que no pone de su parte— susurr lo ultimo— hay veces en que pareciera que todo va bien y de repente vamos al nutrilogo y ya tiene dos kilos menos.

***

— Cmo te ha ido en la escuela?— pregunt como siempre su doctor.

—Como siempre Yuu— pronunci su nombre con sugerencia, nombre con el que desde hacia ya varios das se haba atrevido a llamarlo, al principio Shiroyama no lo vio correcto pero al tratar de disuadir a su paciente de llamarlo as se dio cuenta que era imposible hacerlo cambiar de opinin.

Aquellas sesiones ya pareca ms bien una visita a un amigo en lugar de una cita con el psiclogo, estaba incorrecto, ambos lo saban pero a pesar de todo, de una da para otro la necesidad de verse y hablar haba crecido en ambos.

—O sea que siempre haces lo mismo, hablas de lo mismo y…

—Ok, ok no es como siempre— dijo interrumpiendo a su doctor— todo va bien, voy bien en las materias, como siempre estoy rodeado de infinidad de chicos y chicas querindome invitar a sus fiestas, comidas y dems— dijo casi como querindole sacar celos a su doctor. Y estaba logrndolo, aquel pelinegro de ojos oscuros lo escuchaba con un nudo formndosele en la boca del estomago casi como quedndose sin aire. Kouyou se dio cuenta de ello y sigui con sus cuentos—. Hay una chica que esta atrs de m todo el tiempo. A veces me desespera pero su belleza hace que lo soporte, quizs est enamorada de m, no lo s; pero si es as que mejor— dijo lo ltimo con una gran sonrisa al percatarse de que su doctor apretaba la mandbula casi como si estuviera molesto.

— Sigues vomitando?— pregunt el doctor, Uruha como ahora se hacia llamar inclusive por su doctor, se molest, Por qu hacia cambios tan radicales en sus temas de conversacin?

—ltimamente no lo he hecho…

—Pero entonces has dejado de comer— interrumpi el pelinegro.

—Ahhh…— suspir— sabes lo frustrante que es ir a una de esas fiestas a las que me invitan y evitar de todas las formas posibles la mesa de aperitivos, o tener que aguantarme el hambre en la escuela y alejarme en lo posible del maldito comedor.

—No Kou…

—Uruha— interrumpi el rubio.

—Ok, Uruha!— dijo— no s lo que se siente eso, normalmente yo como lo que sea sin preocuparme de cuantas caloras subir— respondi.

—Ese es el punto— seal— t jams te has visto preocupado de tu peso porque jams has pesado mas de setenta y cinco kilos— le dijo molesto— t no naciste con un cuerpo obeso como el mio y mucho menos fuiste criticado por l.

—Eso no significa que tengas que seguir recurriendo a mtodos tan drsticos como vomitar o dejar de comer— lo mir— puedes muy bien hacer ejercicio, mantener una dieta equilibrada e incluso dejar de tener ese esqueltico cuerpo para formar uno bien trabajado, con carne no grasa si es lo que te asusta.

—Tal vez tenga razn, pero me gustan las cosas fciles— sonri con descaro sacando totalmente de quicio a su doctor.

—Vete de aqu entonces y no vuelvas— dijo por fin, hacia tanto que quera pronunciar aquellas palabras, pero no se atreva. Los ojos de Uruha se abrieron de par en par, sorprendido, qu era aquello que su doctor le deca—. Si no quieres recuprate y vas a seguir en lo mismo, entonces no veo motivo para que sigas aqu— dijo enojado, ya casi gritando—. Largo!— grit, se puso de pie y camin hacia la puerta.

Uruha se levant rpido y lo tom del brazo, no poda permitir que la nica persona que lo aceptaba tal y como era de un momento a otro se deshiciera de l.

— No, por favor!— casi le rog desconcertndolo— te prometo que har lo posible por hacer lo que t dices, me esforzar, pero no hagas que me vaya de aqu— le pidi casi al borde de las lagrimas. Yuu estaba sorprendido con la actitud de Kouyou, sonri por un momento, pero no porque este le rogara, si no porque aquellas palabras aun daban esperanza para que el rubio se recuperara.

—Clmate Kou— le pidi tomndolo de las manos, odiaba verlo llorar, desde la primera vez que lo vio llorar sabia que se esforzara por hacerlo feliz— si de verdad hars eso, entonces sabes que te puedes quedar— le dijo con una sonrisa, acariciando su mejilla.

—Gracias Yuu— dijo y lo abraz, fuerte como no queriendo soltarlo nunca mas, Yuu correspondi el abrazo, sintiendo una ola de calor invadir su cuerpo.

El abrazo quizs dur ms de lo que deba, pero ninguno de los dos pareca querer terminar con l. Lentamente el pelinegro fue separndose de l, lo mir a los ojos, esos hermosos ojos dorados que tanto amaba. Y sin miramientos, sin que ya nada le importara lo bes, dulce, tierno como queriendo que el momento fuera el mejor.

Probar aquellos labios era un deseo de ambos, un deseo que se vea cumplido despus de tanto tiempo. Kouyou correspondi gustoso con aquel contacto tan dulce, movi sus labios aun sin experiencia, ya que Yuu segua siendo el primero, el dueo de sus labios y de todos aquellos sentimientos que surgan desde lo ms hondo de su corazn.

Lentamente ese beso delicado fue mas all, las manos de Uruha acariciaron la espalda del mayor, oprimi su camisa entre sus dedos, acarici su cabello mientras lo enredaba y disfrutaba del tacto. Yuu por su parte deline los labios ajenos con la punta de su lengua pidiendo permiso para invadir aquella cavidad de la que estaba enamorado.

Sus respiraciones se vieron entrecortadas, pero aun as ninguno de los dos deshizo aquel beso, aquella muestra de…

Qu era lo que sentan?

Amor? Deseo? No lo saban, lo nico que tenan en la mente en ese momento era que no queran separarse que sentir las caricias del contrario en sus cuerpos era algo mgico que no podra ser comparado con nada.

Poco a poco se fueron separando, ambos estaban avergonzados por aquella muestra de afecto, se miraron casi con recelo, como no atrevindose a hacerlo, ambos estaban sonrojados, sus corazones latan rpido, fuerte; como si los tuvieran pegados a los odos.

—Lo siento— dijo Yuu serio, no poda creer lo que haba hecho, haba faltado a todo cdigo existente de aquella que era su vocacin. La regla numero uno de todo doctor o lo que fuera era no mantener una relacin con su paciente. Pero una relacin? Aquello no era una relacin, haba sido un simple beso, uno que haba amado y del que no se arrepenta; pero entonces ahora qu hara?

—No te preocupes— susurr— fue mi culpa— y tcnicamente lo era, porque desde hacia mucho tiempo deseaba con toda el alma sentir nuevamente esos labios sobre los suyos.

—Sabes Kou— le llam— creo que ser mejor que cambies de doctor— susurr cabizbajo, sorprendiendo a su paciente Qu acaso lo odiaba?

— Por qu Yuu?— pregunt rpidamente— perdn por el beso, de verdad perdn, te juro que no lo volver a hacer, te lo juro pero por favor no me hagas esto, solo quiero que t sers mi doctor— dijo presuroso, casi quedndose sin aliento por lo rpido que haba hablado.

—No Kou, lo que pas esta mal, y no porque no me haya gustado, al contrario me encant— dijo alegrando al menor que lo miraba con ilusin— por eso es que ya no soy el indicado para atenderte, necesitas a alguien que cumpla con la que era mi meta— dijo en un suspiro, dejndose caer en su silla.

— Acaso ya no me quieres ver feliz?— pregunt Kouyou con los ojos lloros.

—Claro que si— se apresuro a decir.

— Entonces cul es el maldito problema?— grit enojado.

—Que no puedo seguir atendindote cuando ya no solo te veo como a un paciente— le grit de regreso.

— Entonces cmo me ves Yuu?— pregunt con una ligera esperanza.

—Te quiero Kou— susurr apenas con una mueca de dolor, sabia que aquello estaba mal, pero no poda hacer nada para cambiarlo.

—Yo tambin te quiero Yuu— y sin pensrselo dos veces se lanz a los brazos de aquel pelinegro del que da a da se fue enamorando.

***

“Te has preguntado alguna vez de qu color es el viento, a qu saben los colores, la textura de las nubes, el sonido del silencio…? O Qu es el amor?

Siempre me lo haba preguntado, cada instante de mi vida, haba esa sido mi duda. Pero nada era tan fcil como para saberlo de inmediato.

El amor… sentimiento tan complicado que hoy irrumpa en mi vida, tan fcil y tan difcil a la vez.

~*~

Cuando senta el calor de tu cuerpo cerca del mo, algo en mi interior se estremeca, odiaba eso. Ese sentimiento que me embargaba de vez en cuando, al estar cerca de ti.

Cunto tiempo estaremos juntos Yuu?

Esa pregunta vagaba por mi mente molestndome un poco, porque no tena respuesta a ella.”

Y as fue como los das siguieron pasando y con ellos su cario en aumento, Yuu esperaba cada viernes con ansias para as poder ver al fin a su hermoso paciente, aquel del que sin duda se haba enamorado perdidamente.

Kouyou por su parte empez a hacer caso de las indicaciones del nutrilogo, comenz a hacer ejercicio y a llevar una dieta balanceada. Sus padres y Yuu estaban sumamente felices, por fin se podan ver los resultados de las terapias. Aunque tanto psiclogo como paciente saban mejor que nadie el verdadero motivo de su cambio.

Pronto su cuerpo empez a agarrar una mejor complexin y aunque al principio fue duro, rpido se acostumbr e incluso empez a pensar que as como ahora estaba se vea mucho mejor.

El color regreso a su piel, la fuerza y la alegra lo llenaban cada da. Y eso le fascinaba, amaba sentirse as, amaba tener a Yuu a su lado, a aquel hombre diez aos mayor que l.

Si se detena a pensar, jams cruz por su cabeza el enamorarse de un hombre, jams haba pensado en si era una persona a la que le atraan los chicos o las chicas. Su gusto por Yuu simplemente naci y le dio lugar en su corazn para hacerse ms grande.

— Cmo te has sentido?— pregunt Yuu.

—De maravilla— dijo sonriente, alegrando a su doctor— jams me haba sentido as, me siento con fuerzas, con un animo que nunca haba sentido.

—Eso me alegra Kou— sonri alegre— estoy muy feliz de que ests saliendo adelante, eres como una pequea oruga a punto de convertirse en una gran y hermosa mariposa— dijo y se levant de su silla, tom las manos a Uruha y lo abraz.

— Por qu lo dices?— pregunt curioso.

—Las mariposas tienen infinidad de cambios antes de convertirse en algo hermoso— explico.

— Acaso yo, no soy ya hermoso?— pregunt con una sonrisa.

—Por supuesto que s, aun as te falta crecer.

Ambos sonrean quiz demasiado tontamente para la edad del mayor de ellos pero no le import.

Hubo un momento en el que ya no solo le preocup el hecho de que Kouyou era su paciente, si no que era un pequeo nio, “menor de edad” si alguien se llegaba a enterar de su relacin no solo perdera su empleo si no inclusive su libertad. Aun as trat de no pensar ms en ello, disfrutara de aquello que tena con Kouyou, le dara el valor necesario que se mereca pues de verdad estaba enamorado de aquel hermoso nio de ojos dorados y labios rosados.

El tiempo designado para su sesin haba pasado a ser parte de sus citas secretas, se pasaban la hora hablando de la vida de Yuu o Aoi como ahora le deca Uruha.

…ste supo muchas cosas de su doctor, sus hobbies, sus pasiones, sus vicios; de todo un poco. Cada nueva cosa que de l saba lo llenaban de vida, de una vitalidad que desde haca mucho no senta pero que se mora que fuera por siempre. Con Aoi a su lado ya nada le importaba.

Ya no le importaban los ms de cien nmeros telefnicos en su celular, no le importaban las nias que da a da se esmeraban en tener su atencin; tampoco le importaban las malas caras de algunos de sus compaeros que con envidia y hasta rencor lo miraban.

—Te amo Yuu— haba susurrado a su odo mientras lo tena abrazado. Aquellas palabras descolocaron al mayor, nunca en la vida le haban dicho tales palabras.

Y fue entonces que lo supo.

—Yo tambin te amo Kou— le respondi, s, sin duda lo amaba. Ese pequeo lo haba enamorado por completo, haba pasado a ser parte de su vida de la manera ms peculiar.

— Siempre estars conmigo?— pregunt el menor con la esperanza reflejndosele en los ojos.

—Por supuesto que s— aquellas palabras lo hicieron feliz.

— Cundo nos podremos ver fuera de este lugar?— las ganas que tena Kouyou de caminar de la mano de aquel hombre y presumirle al mundo que l era la persona a la que amaba eran enormes.

—Pero…— Yuu tena sus dudas, y si alguien los vea, y si ese alguien los conoca dentro de la clnica, todo estara perdido. Aun as el ansiaba de igual forma poder caminar tomado de la mano de su amor—. El martes es mi da de descanso, ese da podemos vernos e ir a donde t quieras— los ojos de Kouyou se abri de la impresin, de la felicidad.

—Podemos ir al acuario— dijo de repente sacndole una sonrisa boba al pelinegro— siempre quise ir all con la persona a la que amara— explic.

—Claro que s, iremos a donde t quieras— y con otra sonrisa sell sus labios en un tierno beso.

La hora que duraba la sesin termin y con ello su da juntos. Odiaban que las sesiones estuvieran estrictamente designadas a solo una hora, pero no haba de otra. Era viernes y faltaban tan solo cuatro das para que pudieran salir juntos, fuera de esas cuatro paredes blancas que conformaban su consultorio.

Kouyou llego demasiado feliz aquel da, sus padres y hermana estaba curiosos de saber el motivo de las sonrisas y suspiros que soltaba de vez en cuando su hijo.

— Qu te tiene tan feliz Kou?— pregunt su madre luego de un rato de verlo sentado frente al televisor sin tomarle en verdad atencin.

—Nada— dijo simplemente con otra sonrisa.

— A qu ests enamorado?— pregunt su hermana sentndose junto a l. Kouyou sonri de tal manera que aquellas dos mujeres e incluso su padre que estaba cerca la interpretaron como una afirmativa.

—Tal vez— dijo simplemente ponindose de pie para dirigirse a su habitacin.

Su familia sonri, jams lo haban visto tan feliz y eso los hacia felices a ellos.

Y as fue como el aclamado martes lleg, Yuu le haba telefoneado para quedar de acuerdo en donde se veran

—En el edificio grandote en el centro de Tokio— dijo tontamente Kouyou al no tener ni idea de cmo es que ste se llamaba.

—Creo que se cual es— se carcaje Yuu al escucharlo.

—Bueno, ah est el Ikebukuro Sunshine el acuario que quiero visitar— dijo con emocin.

—Entonces ah iremos, apresrate ok? Te estar esperando— y con un beso al aire colg.

Despus de casi dos horas Kouyou estaba listo. Su cabellos planchado y recin pintado lo hacan ver an ms hermoso de lo que ya era; haba dejado el rubio para tomar el caoba, lo recort un poco y ahora tena un corte a la moda que lo hacan ver como todo un top modelo. Su familia lo alab.

Sali apresurado de su hogar para dirigirse a su cita con su amado “doctor”. Lleg exactamente a la hora, aun as Yuu ya estaba ah. Esperndolo con una sonrisa, una que se convirti en una mueca de asombro al ver tal cambio en su persona. Mientras tanto Kou igualmente se sorprendi, jams haba visto a Aoi con otra ropa que no fueran las de doctor.

El blanco le sentaba bien, pero, aquel conjunto negro de pantaln de cuero y camisa entreabierta eran mucho mejores, y que mejor que ese juguetn pircing en su labio. Aquello lo haca verse ms provocativo, sensual.

Ninguno de los dos pas por desapercibido, las miradas de las chicas y algunos chicos se posaron sobre ellos como si fueran famosos. Nunca antes se haban sentido as, y culpaban al contrario de ello.

—Te ven a ti— susurraba Kou con una sonrisa mientras Yuu le deca lo contrario.

—Vamos al acuario— dijo un sonriente pelinegro, tom de la mano al menor y con una sonrisa ambos se condujeron a la parte superior de aquel edificio que era en donde se localiza el acuario al que tanto quera ver.

El da se pas entre risas, fotos, besos, caricias; ya nada podra ser mejor, o quizs eso pensaron ambos, antes de aquel beso.

Pasin, lujuria, lo que fuera podra catalogar ese beso en el ascensor. Ambos haban quedado sin aliento al terminar este, estaban excitados a ms no poder, o ms bien a ms poder, porque saban que queran ms.

Salieron del edificio con una meta en mente, ambos tenan miedo, Yuu por creer que an era muy pronto para tener sexo y Kou por sentirse todo un inexperto.

Obvio Yuu no era virgen, y eso Kouyou lo tena ms que claro, aun as poda notar la torpeza con la que ste lo besaba de camino a la habitacin del hotel al que haban entrado.

Yuu haba querido llevarlo a su casa, pero Kou no cedi. …l lo necesitaba ya, y la casa de su novio no estaba tan cerca.

—Te amo Kou de verdad te amo— le dijo mientras lo acomodaba sobre la cama.

Kouyou gimi como nunca antes lo haba hecho, mordi sus labios para tratar de no hacer escandalo pero simplemente eso fue imposible, las caricias que Yuu le daba eran sin duda la mejor sensacin que hubiera tenido a sus casi diecisiete aos. Por un instante se sinti perdido pues no saba cmo reaccionar o qu hacer.

Yuu se dio cuenta de ello y sonri.

—Djate llevar— le dijo suavemente sobre los labios. Unos que pas a besar casi con desespero.

—Ahhh— gimi ms fuerte, se sonroj como nunca antes, pero ya no le import— Te amo Yuu— casi grit.

—Y yo a ti— y con aquellas palabras fue como dio otro paso ms en su relacin.

Lentamente fue acariciando su piel bajo la ropa, quiso sentir cada parte del cuerpo de aquel nio debajo de l. Bes su rostro, su cuello.

Pero fue entonces que Kouyou tuvo miedo. Su cuerpo estaba lleno de marcas, de estras, de todas aquellas marcas que da a da le recordaban las penas por las que haba pasado.

— No!—dijo con miedo cuando Yuu se haba dispuesto a deshacerse de sus ropas.

— Qu pasa?— pregunt con miedo a haberlo lastimado, asustado; no saba con precisin lo que haba podido haber causado en su pequeo nio.

—No quiero que veas mi cuerpo Yuu— dijo casi al borde de las lgrimas. Tena miedo de que Yuu le tuviera asco y lo dejara, de que viera su cuerpo con repulsin.

— Acaso eres un tonto?— pregunt el mayor con una tierna sonrisa— yo te amo Kou, para mi tu cuerpo es perfecto, todo t lo eres. Te amo no por tu aspecto, no por tus virtudes o defectos exteriores, yo te amo por todo ello pero internamente, cada da que estoy contigo aprend a verte de una manera que jams haba experimentado— le dijo entre besos y caricias— te amo Takashima Kouyou, amo toda tu existencia, y sin ella— dijo tomndolo del mentn para que lo viera y as pudiera limpiar las lgrimas que ya caan de sus bellos ojos— sin ella yo me sentira perdido, ya nada tendra sentido.

Kouyou llor como en mucho no lo haba hecho pero esta vez de felicidad, una que embargaba su alma y cuerpo y lo llevaba a algo parecido como el cenit de la felicidad.

—Te amo Yuu— susurr y sec sus lgrimas, quera que ese momento fuera especial, el mejor de su vida.

—Y yo a ti mi vida— y bes sus labios.

Su cuerpo fue acariciado de una manera que aoraba sentir de las manos de Yuu, cada toque, cada beso, cada suspiro que sala de su boca convertido en un gemido de placer. Aquello simplemente era perfecto.

Poda sentir casi como si amplificaran sus sentidos cada caricia. Las manos de Yuu eran suaves como ningunas que hubiera sentido con anterioridad.

Poco a poco sus ropas fueron desprendidas de su ser, dejndolo totalmente desnudo, sinti vergenza aun as ya no le import. Dej que el hombre sobre l lo tocara como quisiera.

Se dej hacer.

Las grandes manos del pelinegro recorrieron la extensin de su cuerpo, con besos y dulces caricias. Aquel momento era de dicha total para l. Sentir al menor debajo de l, retorcindose de placer, de amor…

Simplemente era lo mejor que podra haber pedido.

Torpemente Kouyou se levant de aquella posicin. Tom el rostro de su amado pelinegro y lo bes, cambi de posiciones.

Sin duda estaba avergonzado, aquella era la primera vez que hacia aquello, pero no se quera quedar atrs. Se posicion sobre su amado y fue besndolo. De igual forma que l antes lo haba hecho.

Los gemidos de Yuu pronto salieron de su boca, alegrando al menor. Lo estaba haciendo al menos bien, por ello sonri y se dej llevar como antes se le haba pedido. Poco a poco fue quitando las ropas de su pelinegro. Besaba cada parte de piel desnuda; la lamia como si fuera un dulce al que amaba.

Ambos se encontraban ya desnudos; fue entonces que Yuu volvi a cambiar de posicin.

El mayor tom el rostro de Kou con ternura, como teniendo miedo a que ste de un momento a otro se rompiera. Lo bes con una calidez que haca mucho no experimentaba.

Fue entonces que los recuerdos vinieron a su mente, hacia casi once meses en los que haba conocido a Kouyou y ya casi seis en los que haban iniciado aquello. Jams supo en qu momento se haba enamorado de l, quizs cuando lo vio llorar por primera vez o quizs al ver una primera sonrisa provenir de sus labios. No lo saba, pero eso ya poco le importaba.

—Ammmm— gimi Kouyou al sentir las manos traviesas de Yuu sobre sus muslos, entre ellos, acaricindolos, marcndolos con su boca.

Besaba cada parte de ese cuerpo debajo de l.

—Te amo— repeta constantemente sobre su piel.

—Y yo a ti Yuu…—gema como respuesta.

El tiempo quizs se haba detenido para ambos, entre besos y caricias. Sudor que pronto brillo ante las luces del atardecer que se colaban por la ventana.

El da pareca perfecto, lo era para ellos.

Yuu sigui besando cada parte de su cuerpo, no quera dejar ningn espacio libre de sus labios.

El calor en el cuerpo de ambos empezaba a crecer pidiendo por ms contacto, por algo ms que solo besos y caricias.

Cuando Kouyou sinti su lengua acariciar la piel de su cuello, algo en su interior, algo de lo que jams haba percatado se encendi. Sinti como poco a poco la temperatura de su cuerpo aumentaba pidiendo ms de aquellas caricias. Las senta tan delicadas que por un momento quiso sentirlas ms profundo, casi quemando su piel.

Saba que lo que haca quizs estaba mal, pero nada ms le importaba. En su vida lo haban tocado que aquella forma, ahora despus de casi diecisiete aos se enteraba de lo que se estaba perdiendo. Del amor, del placer de estar con la persona ms importante hasta ahora en su vida.

—Yuu hazlo por favor— aquel ruego entre susurros, fue la gota que derram el vaso, Yuu se xito de una manera que jams haba experimentado. Aquel nio de bellos ojos le peda que diera el siguiente paso.

— Seguro?— pregunt temeroso de lastimarlo, no se perdonara jams si hacia aquello.

—S Yuu, estoy seguro— respondi entre jadeos entrecortados, agarrndose de su cuello, pegando ms sus cuerpos perlados en sudor.

—Est bien— susurr sobre sus labios con una sonrisa.

Bajo lentamente hasta posicionarse cerca de su ombligo el cual lami, llenndolo de escalofriantes olas de placer, beso los huesos de su cadera as como algunas marcas en su piel que deline tambin con su lengua. Aquello ya no le import a Uruha, saba que Yuu lo vea con ojos de amor y no con crtica, saba que aquellas marcas en su cuerpo jams serian vistas con asco por parte del mayor.

Yuu por su parte amaba sentir aquella suave piel debajo de sus labios, la bes y marc como suya, baj an ms para posar su lengua entre los muslos de ste. Tratando aun de no tocar su pene que peda por ms que una caricia, lo bes y lami como si en ello se le fuera la vida.

Hasta que por fin despus de unos cuantos gemidos de casi suplica del menor fue que pos sus labios sobre su duro miembro. Lo bes con dulzura, llenando de un placer indescriptible.

—Ahhh Yuu…— gema entrecortadamente, aquellas sensaciones sin duda eran lo mejor.

Lo chup como si fuera un dulce, o al menos para l s lo era, lo succion sacndole un sinfn de gemidos. De palabras sin sentido.

Yuu solo sonrea, amaba causar todo aquello en su pequeo amor.

—Yuu por favor Ahhh— peda casi a gritos, saba que dentro de nada se correra.

—Paciencia amor— dijo tan solo para meterse de nuevo aquel pedazo de carne, duro, caliente.

Unas succiones y lamidas ms y el semen del menor lleno su boca, avergonzndolo.

— Yuu!— dijo con desespero— Por qu hiciste eso?— pregunt teido en rojo. Aquella cara simplemente lo calent ms.

—Pues porque te amo tonto— se rio. Kouyou no hizo nada entonces.

—Tonto te amo— fue lo ltimo que se le permiti decir, ya que su boca fue atacada por innumerables besos, apasionados, tiernos, con amor, pasin; de todo un poco.

El pelinegro entonces se acomod entre sus piernas, Kouyou saba que haba llegado por fin la hora en la que sentira por completo al amor de su vida.

Con una agilidad casi tierna e imperceptible su cuerpo fue preparado de tal forma que cuando su amor entr en l solo pudo sentir placer. Quizs un poco de dolor al principio pero nada que fuera a detenerlo.

Senta como el pene de Yuu lo llenaba por completo, cmo es que delicadamente entraba y sala de l, las embestidas eran lentas y suaves. Los besos dulces y largos casi dejndolos sin aliento.

Todo aquello era maravilloso, el tiempo de un momento a otro se haba detenido. Los sonidos, las imgenes, todo haba desaparecido, el nico sonido que ahora escuchaban era el de sus corazones frenticos hacindose uno, y su nica visin era la de ellos, uno frente a otro, admirando todo y cada uno de sus gestos.

Ambos estaban felices, nada podra arruinar aquella felicidad. Todo era perfecto.

Las olas de placer en las que estaban sumergidos eran sin duda lo mejor. Las embestidas poco a poco se hicieron ms rpidas, ms certeras en aquellos puntos que hacan gemir a ambos.

Saban que pronto aquello terminara, as que ambos se dejaron hacer, hasta que Kouyou se corri entre sus vientres, jadeando, cansado pero deseoso de ms.

Yuu por su parte sigui embistindolo, besndolo y acariciando su piel mojada.

Sentir as el cuerpo del menor era magnifico, tanto que despus de varias embestidas se corri con un gemido, uno que deca su nombre.

—Kou…— dijo entre besos.

Ambos permanecieron abrazados, besndose; descansando del arduo ejercicio del que haban sido participes apenas unos minutos atrs.

Ninguno de los dos se arrepenta de nada, aquello haba sido lo mejor y solo se enfocaran en disfrutar de ello.

—Te amo Yuu— le dijo antes de caer en un profundo sueo.

—Y yo a ti pequeo— respondi con una sonrisa mientras lo vea dormir.

Aquel da haba terminado magnficamente; quizs Kouyou no poda caminar del todo bien pero no se arrepenta de nada, al contrario, cada que poda le dedicaba una que otra sonrisa pcara al menor que lo miraba apenado.

— Te duele aun?— le pregunt el mayor despus de varios das. Viernes como siempre, en su sesin.

—Claro que no— dijo sonriente— fuiste tan delicado que al da siguiente estaba como si nada— le aclaro para que ste dejara de preocuparse.

—Me alegro— sonri con dulzura una que le invito a besarlo.

Y como si todo lo que haban hecho de verdad hubiera estado mal— o quizs s lo era— en ese instante todo se vera arruinado.

Todo haba sido tan rpido, primero el jefe de piso del hospital haba entrado sin tocar, descubriendo a Kouyou sobre las piernas de Yuu, besndose.

Todo sigui en gritos por parte del jefe de Yuu, luego de los padres de Kouyou que haban sido llamados inmediatamente para que recogieran a su hijo.

Ambos tenan miedo, ms Kou que lloraba a mares, mientras su pelinegro se mantena callado con la mirada en el suelo, escuchando todos los regaos que su superior le daba, y ms an los de sus padres.

—No es su culpa— gritaba de vez en cuando Kouyou pero nadie le haca caso.

—Hgame el favor de tomar sus cosas y largarse de aqu, pronto la direccin ser notificada de esto para que reciba el castigo que se merece— haba dicho el doctor que estaba a cargo de la clnica.

Fue entonces que Yuu llor, todo se estaba viniendo abajo. Todo por lo que haba trabajado en tantos aos.

—Por favor pap entiende que no fue su culpa, fue mi culpa pap yo lo obligue— grit Kouyou ya desesperado de que nadie le hiciera caso.

—Hijo no mientas de seguro este hombre te obligo— dijo su padre molesto— dios mo, dime que no abuso de ti— le dijo tomndolo entre sus brazos. Uruha se senta asfixiado porque no le hacan caso.

—No pap entiende, entre el doctor y yo no ha pasado nada— dijo serio, seguro de s mismo. Yuu iba a hablar pero Kouyou saba que lo que dijera no ayudara as que se adelant para no dejarlo hablar— el doctor siempre ha hecho su trabajo, fui yo quien ya harto de estar aqu hice aquello— dijo sin inmutarse—. Estaba harto de sus tontos consejos, de que quisiera hacerme cambiar— dijo y lo mir melanclico— soy as pap y nada me cambiar, lo que hice solo fue para que l— dijo mirando a su amado— dejara de querer darme terapia…

— Lo que dice es verdad Shiroyama?— pregunt su jefe, no saba que contestar, pero la mirada severa de su pequeo le dijo lo que nicamente deba decir.

—S es verdad— dijo y agacho de nuevo la mirada.

—Est bien— dijo, entonces creo que ser mejor que dejes de darle terapia a este joven— dijo serio.

—Es lo mejor— dijo su padre— no quiero ms problemas.

Y as fue como todo aquello termin, en aquel consultorio Yuu se qued solo, llorando su perdida.

Las llamadas no se hicieron esperar en el celular de Yuu, aun as ste no volvi a contestar ninguna. Se pasaba las noches llorando al igual que su pequeo, aorndose entre s, pero saban que no podan estar juntos, al menos no dentro de mucho.

Cada da Yuu se senta mal, en cada paciente vea la sonrisa tierna de su Kou, de ese del que solo saba lo poco que en los mensajes— que ste le mandaba— lea.

Uruha por su parte estaba triste, aun as se vea obligado a disimular ante su familia.

La escuela era aburrida como siempre, pronto se hart de las nias estpidas que lo rodeaban todos los das.

Los chicos de su saln comenzaban a odiarlo, de verdad que odiaban a ese nio tonto— como lo llamaban—.

Con calma caminaba por las calles que lo dirigan a la clnica en la que Yuu trabajaba, saba que no poda ir. As que como siempre lo llam, saba que no le contestara, aun as lo hizo.

Se sorprendi al escuchar del otro lado la voz de Yuu.

—Hola— dijo casi en un susurro.

—Hola Yuu— respondi casi al borde de las lgrimas— te he extraado tanto— le dijo ya con las lgrimas cayndole de los ojos.

—Y yo a ti Kou— escuch de igual forma el llanto de su amado.

—Te amo Yuu…

—Y yo a ti mi pequeo…

—Me esperaras, pronto ser mayor de edad y podremos estar juntos— le dijo con esperanzas.

—Claro que lo har mi amor— fue lo ltimo que le dijo aquel da, colg feliz.

Ambos estaban felices, ninguno de los dos se dara por vencido.

Kouyou nunca se imagin lo que ese da pasara con l, jams paso por su mente que nunca ms vera al amor de su vida.

Camin de regreso a su hogar, jams iba por lugares oscuros, pero ese da se le hizo fcil.

Un golpe en la cabeza lo noque y ya jams supo nada de su vida…

—Por fin nos libramos de ti “nio tonto”— fue lo ltimo que dijeron aquellos chicos que haban abusado de l, que lo haban golpeado hasta matarlo.

Uno a uno se larg del callejn al que lo haban ido a tirar.

Un da despus su cuerpo fue encontrado por la polica y entregado a sus familiares.

Por algn motivo, su padre llam a Yuu, saba que ese da su hijo haba mentido; que de verdad tena algo con su doctor, pero su afn y ganas de defenderlo lo haban limitado a aceptar sus mentiras.

Jams haba visto a su hijo feliz y si Yuu era su felicidad no podra hacer nada. Jams imagino que alguien ms fuera quien arruinara todo aquello.

***

Tal vez conocerte era algo ya preparado por el destino, era algo que quizs simplemente no se poda evitar. Siempre cre que el amor era algo tan puro y sincero, que siempre quise ser parte de l. Pero ahora me doy cuenta que hay amores imposibles, amores prohibidos, amores ilcitos, amores impuros…

Or muchas noches junto a la ventana, viendo la gran luna llena, esa que nos una por las noches, pidiendo, rogando para poder ser perdonado y olvidarme de este sentimiento que embargaba mi corazn. Pero no pude por eso fue que te esperara, a ti mi pequea mariposa…

Senta el frio del piso recorrer mis huesos hacindolos doler, las lgrimas escurran por mis mejillas mojando la madera debajo de m; entre mis manos atesoraba arduamente tu foto, aquel nico recuerdo que ahora me queda de ti, nada ms.

El murmullo de la gente a m alrededor me tena harto, escuchar sus voces y falsos lamentos era algo que me molestaba, por qu toda esta gente no estuvo ah cuando la necesitaste?

El tiempo paso lentamente, pronto me hall solo en el lugar, tus padres me haban dado la oportunidad de estar aqu solo junto a tu cuerpo frio e inerte que descansaba en esa cama de madera, tan estrecha, tan dura, tan fra. Tu hogar de hoy en adelante.

Kou? Acaso podr vivir sin ti, sin mi sostn, sin mi gua, sin tu ayuda y amor.

No lo creo…

Tal vez nunca me podr olvidar de ti, tal vez aun al final de los tiempos tu recuerdo invada mi mente hacindome llorar. Hoy aun te extrao, puedo sentir el vaco que dejo tu ausencia, el pesar de encontrarme solo otra vez de verdad dola.

Dolan las noches solo en este cuarto frio y oscuro, dolan las lgrimas que mojaban mi rostro anuncindome la tristeza que embargaba mi corazn.

Aun puedo sentir el olor de tu locin impregnado en tu almohada— en aquella que tus padres me permitieron llevarme conmigo— y es cuando lloro, cuando los recuerdos vienen a mi mente, un instante en el que deseara morir a ser de nuevo participe de tu despedida.

Aun ahora me pregunto si habr un da en el que podamos estar juntos otra vez, en el que pueda sentir el clido tacto de tus manos, sentir tus besos sobre la extensin de mi cuerpo, escuchar la meloda de tu voz cuando me decas cuanto es que me amabas.

Extrao tu presencia…

Kou… te extrao…

Fin.

Notas finales:

Bien nena espero te haya gustado!

Y a ustedes que me leyeron tambien, espero sus rew (los extraño).

Como saben estoy en coma literario y no he actualizado ninguno de mis otros fic´s, de verdad perdon por ello. 

Haré lo  posible para actualizar.

Gracias por leer. Los amo.


sayo*


Kira...


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