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Vivámoslo juntos por Kurara

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Notas del fanfic:

Título del fanfic: Vivámoslo juntos

Parejas: Wonkyu

Tipo: Yaoi.

Género: Romántico, angst (mínimo)

Clasificación: Rating {G}.

Advertencias: Lemon pero muy suave.

Notas del capitulo:

Bueno, bueno, bueno. Aquí estoy otra vez!

Traigo un escrito un tanto amorfito, en un intento de escribir algo en un estilo un poco diferente al mío, pero creo que no logré algo demasiado bueno, aún así esto nació para ser dedicado a una personita, así que Pixie disfrútalo, es un regalito de Navidad atrasado que se me ocurrió a partir de esta imagen:

http://ww1.sinaimg.cn/large/5772b6c5jw1dfofnd1872j.jpg

En principio quería que fuese un seriado, peeero no resultó, así que lo dejé en un one-shot. Espero que os guste de todas formas!

Vivámoslo juntos

 

El día que Siwon lo vio por primera vez, creyó que se había vuelto loco.

 

Cuando escuchó su voz, creyó que alucinaba.

 

Y cuando le dijo quién era, se desmayó.

 

Al despertar, creyó que todo aquello había sido un sueño, pero cuando lo vio ahí, sentado en la mesa de su pequeño apartamento, con la cabeza apoyada en la madera y el cabello castaño cayéndole sobre sus párpados suavemente cerrados. Siwon creyó de verdad que se había vuelto demente.

 

Cuando se levantó de la cama y se acercó con sumo cuidado hasta él, deseando que aquello sólo fuera parte de un mal sueño, el joven chico de piel porcelana abrió sus ojos.

 

-Por fin despiertas -comentó frotándose un ojo adormilado.

 

-¿Quién eres? ¿Y cómo has entrado aquí? -exigió saber, no tenía idea como aquel extraño chico se había colado en su apartamento.

 

El muchacho le miró parpadeando repetidas veces y entonces se puso en pie. Siwon no puedo evitar el impulso de dar un paso atrás cuando vio una extraña luz blanquecina aparecer a espaldas del chico.

 

-Ya te dije quién era antes de que te desmayaras -comentó cuando un par de sedosas alas blancas se desplegaron tras él, hermosas y brillantes-. Soy tu ángel guardián, Siwon.

 

Y Siwon se desmayó otra vez.

 

Para una persona racional, lógica y con los pies en la tierra como Siwon, era impensable contemplar siquiera la posibilidad de aceptar esa hipótesis. Ni siquiera cuando aquel chico le enseñó por tercera vez sus alas cuando despertó de nuevo; ni cuando le permitió tocarlas, esperando que la suavidad y calidez de sus plumas le demostrara su existencia al chico que le observaba como un desequilibrado; ni cuando le demostró el poder que tenía sobre la naturaleza al hacer florecer la pequeña plantita que había en la maceta de su escritorio; ni cuando le enseñó que podía adoptar una forma etérea con la que las paredes ya no representaban barreras para él.

 

No, definitivamente, para Siwon no existían los ángeles guardianes. Ni guardianes ni de ningún tipo. Los ángeles no existían.

 

Sin embargo, su firme creencia se vio expuesta a la recia decisión de aquel ser por hacerle creer lo contrario. Aquel muchacho, que terminó descubriendo entre desmayo y desmayo que se llamaba Kyuhyun, se coló en su vida como un parásito indeseado.

 

Kyuhyun no se iba de su casa ni con agua caliente. Cuando Siwon tenía intención de echarlo por la fuerza, el chico adoptaba esa forma etérea que le impedía tocarlo y solamente lograba atravesarlo dejándole una extraña sensación recorriéndole el cuerpo.

 

Siwon trató de todas las maneras posibles.

 

Intentó agotar la vía del diálogo, pero Kyuhyun se aferraba siempre a una frase: "Soy tu ángel guardián y como tal debo permanecer a tu lado todo el tiempo".

 

Intentó ignorarlo con la esperanza de que eso que él seguía esperando fuera una ilusión, decidiera desaparecer de su vida y su cabeza. Mas no funcionó. Kyuhyun se mantuvo a su lado y en silencio, respetando su decisión de no hablarle.

 

Intentó huir de esa casa, creyendo que quizá aquel chico en realidad era un espíritu o fantasma ligado al lugar, sus creencias lógicas y racionales empezaban a tambalearse por momentos; pero pasmado vio como el chico podía salir de la casa sin ningún problema tras él.

 

Se asustó al pensar en la posibilidad de que alguien le viera paseando con ese chico alado, pero asombrado vio como nadie reparaba en él.

 

-Nadie puede verme salvo tú -le iluminó el castaño.

 

Eso era una noticia genial para su supuesta salud mental. Siwon empezaba a creer firmemente que estaba cayendo en la locura.

 

Decidió que, dado que nadie le veía y que lo más probable era que se estaba volviendo loco, a lo mejor aquel chico que él seguía creyendo un espíritu errante (se negaba a creer que fuera un ángel porque eso supondría que aquellas historias de un Dios que todo lo ve serían ciertas y esa idea le parecía demasiado aterradora), necesitaba ayuda para encontrar el más allá o lo que fuera...

 

Así que trató de ayudarle con eso:

 

-¿Te quedó una tarea pendiente por hacer?

 

El chico le miró extrañado.

 

-Quiero decir... ¿no hay nada que tuvieras intención de hacer antes de... morir?

 

El chico le sonrió.

 

-Los espíritus no se quedan ligados a la tierra porque hayan dejado algo sin hacer antes de morir, Siwon. Todos ellos encuentran siempre el camino -afirmó.

 

Loco, estaba loco de remate. Siwon ya estaba convencido de eso. De eso y de que aquel ser que se le había pegado como lapa los últimos tres días, no iba a separarse de su lado hasta que él no lo quisiera así. Decidió probar lo único que no había intentado todavía: hacer que aquel muchacho se cansara de él.

 

Siwon se portó mal con él, lo sabía, pero lo hacía con toda la intención. Aquel chico tenía que marcharse de su lado y él podría por fin tener de vuelta su tan ansiada salud mental. Sin embargo, el chico aguanto con temple sus desplantes, sus comentarios mal intencionados y sus palabras hirientes.

 

Siwon no fue consciente de cuánto le había herido su actitud hacia él aquella semana hasta que se despertó una noche y lo encontró sentado junto a la puerta del balcón, observando la luna y con un par de lágrimas recorriendo sus mejillas.

 

Siwon se sintió verdaderamente mal aquella noche.

 

Cuando despertó a la mañana siguiente, pensó que debía volver a hablar con él.

 

Parado frente a la nevera, con una mano suspendida frente a una de las latas de coca-cola, Siwon se dio cuenta que ni siquiera sabía si aquel ser bebía o comía. ¿Porqué no se había fijado ni una sola vez en su rutina?

 

-¿Bebes? -preguntó tendiéndole la lata.

 

El chico alzó los ojos desde su sitio en el suelo y le miró sorprendido.

 

-Quiero decir... ¿Puedes beber? -interrogó.

 

-Puedo mantenerme sin comer ni beber, pero es agradable volver a sentir el sabor de estas cosas... -murmuró agarrando la lata de refresco que el moreno le tendía.

 

Siwon le observó con curiosidad y se sentó frente a él en la mesita baja que tenía en el centro de su pequeño apartamento.

 

-¿Porqué estás aquí? -le preguntó, nunca se había parado a pensar en la razón por la cual ese supuesto ángel guardián hubiese aparecido frente a él.

 

-Porque necesitas protección -respondió él mirándole directamente a los ojos.

 

-¿Protección? ¿Protección de qué? -cuestionó Siwon.

 

-No puedo decírtelo -negó.

 

 

Siwon descubrió a lo largo de los siguientes días, que aquel chico era mucho más misterioso de lo que se hubiese esperado en un principio. Puede que el hecho de no querer aceptar su existencia hiciese que ahora que ya no le quedaba más remedio que creer en él, fuese más consciente de su presencia en su vida y de su intrigante actitud.

 

Inconscientemente empezó a interesarse más por él. Kyuhyun le despertaba cierta sensación de nostalgia a la que no lograba encontrarle explicación y eso sólo hacia que tuviera más curiosidad en él.

 

-¿Qué edad tienes? -le preguntó una mañana.

 

Kyuhyun retiró la vista de la ventana por la cuál miraba y le observó.

 

-Mi apariencia se mantiene igual al día en que fallecí -le explicó-. Tenía veinte años entonces.

 

-¿Qué pasó? -se interesó.

 

Siwon no sabía si aquella pregunta era a lo mejor demasiado macabra. ¿Se le podría preguntar a alguien cómo había muerto?

 

-Me atropellaron -respondió-. Un camión se saltó una luz roja.

 

Siwon asintió pensativo.

 

-¿Sucedió hace mucho?

 

-Pronto se cumplirán cincuenta años -respondió.

 

Siwon trató de no verse demasiado sorprendido por ello y buscó algo más para preguntar.

 

-¿Duele?

 

Kyuhyun le miró a los ojos.

 

-¿La muerte?

 

Siwon asintió.

 

-Morir atropellado es doloroso -respondió-. Morir en tu cama porque tu corazón deja de latir es apacible.

 

-El descanso eterno...

 

-¿Así lo crees? -preguntó el chico.

 

-Así lo llaman...

 

 

A medida que los días pasaban, Siwon era mucho más consciente de la presencia del chico a su lado y de la curiosidad que tenía hacia él.

 

Siwon se dio cuenta que Kyuhyun no hablaba a menos que se dirigiera a él primero, además el chico trataba de molestarle lo menos posible en la casa, quedándose sentado en una esquina de su apartamento mientras él se dedicaba a su rutina diaria.

 

-¿Porqué no tienes alas? -preguntó de repente una noche en la que él ya se encontraba tumbado en su cama y Kyuhyun se acomodaba junto a la mesita baja dónde el chico dormía siempre apoyado, cubierto por la manta de la mesa camilla.

 

-Es poco práctico andar con ellas por aquí -se explicó-. Puedo mantenerlas plegadas un tiempo.

 

-¿Un tiempo? -curioseó Siwon, pues que él recordara hacía ya mucho que no veía las alas del chiquillo, lo cuál había supuesto cierta ayuda en el momento de aceptar su compañía, pues no ver el claro recordatorio de su "condición" en ese montón de plumas, había supuesto una más rápida aceptación de la compañía del chico.

 

No creía poder haber aguantado viéndolo en su casa con ese par de inmensas alas que le recordaban siempre qué era ese chico.

 

-Se me entumecen sino las estiro de vez en cuando. Cómo a ti te sucede con tus piernas si pasas demasiado tiempo con ellas cruzadas -se explicó.

 

Siwon parpadeó un par de veces y se incorporó en sus codos para mirarle.

 

-¿Te duelen si las mantienes ocultas? -comprendió.

 

-Sólo resultan algo molestas -respondió.

 

-Estíralas entonces -le dijo.

 

-Creí que no te gustaba verlas -confesó el muchacho-. Te desmayaste cada vez que las viste...

 

-Ya no creo que me afecte -respondió dejándose caer de nuevo en la cama, no muy seguro tampoco de que eso fuera verdad-. Aprovecha para estirarlas en la noche. Durante el día sería incómodo que te pasearas con ellas en este pequeño apartamento. 

 

Kyuhyun le miró con curiosidad, pero al final asintió y se incorporó un poco en su lugar, arqueando ligeramente su espalda hacia atrás a la vez que una brillante luz aparecía justo entre sus omóplatos, revelando de ese modo un precioso par de alas blancas estiradas en su máxima extensión. Kyuhyun emitió un gemidito de alivio al poder moverlas y se rodeó a si mismo con ellas mientras se acomodaba con los brazos sobre la mesita baja dispuesto a dormir.

 

Siwon se preguntó en ese momento cómo pudo reaccionar de aquel modo la primera vez. Ahora le parecía un ser hermoso, aquellas alas refulgían sutilmente, aparentemente parecían suaves y cálidas. Kyuhyun se veía hermoso rodeado por ellas.

 

 

A medida que los días pasaban, Siwon se preguntaba cada vez más frecuentemente qué era lo que aquel muchacho estaba haciendo allí. Kyuhyun se dedicaba a seguirle a todas partes a las que debiera ir y, cuando regresaba a casa, se sentaba en una esquina de su apartamento tratando de no molestarle. Llegó el momento en que a Siwon le incomodó aquella situación.

 

-¿Porqué no hablas? -interrogó parándose frente a él en la esquina del cuarto dónde el chico siempre se acomodaba, allí junto a la puerta del balcón.

 

-No quiero molestarte -respondió con gesto impasible.

 

-Pues me molesta que te quedes ahí parado mirándome el cogote -le respondió-. Siéntate en la mesa, vamos a cenar.

 

Kyuhyun comprendió entonces que Siwon empezaba a aceptarle en su vida y no pudo evitar sonreír sutilmente cuando se sentó frente a él en aquella mesita baja.

 

Kyuhyun nunca supo si Siwon fue realmente consciente de ello, pero a él no le pasó desapercibido el cambio de actitud que el mayor tuvo con él a partir de ese día. No supo a qué se debía, pero Siwon empezó a interesarse por él, a hablarle sin venir a cuento y de cualquier tontería que se le ocurriera, a Kyuhyun le pareció que Siwon quería conocerlo mejor y eso lo alegró.

 

 

Siwon se encontró a sí mismo un tiempo después sonriendo emocionado y divertido ante una historia que Kyuhyun le contó. Una historia de cuando Kyuhyun estaba vivo. El chico recordaba con claridad su vivencias cuando era humano. Siwon creyó que el chico añoraría aquella época, que se pondría triste al recordar su vida en la Tierra, pero no fue así. Kyuhyun se emocionaba explicándole historias y a él le gustaba ver sus sonrisa mientras las contaba.

 

Llegó el momento en que Siwon se percató que la actitud del chico había cambiado completamente. Kyuhyun se volvió mucho más sociable, parlanchín y vivaracho, parecía a gusto a su lado. Siwon disfrutaba de su compañía y sus conversaciones, se había acostumbrado a su compañía y estaba cómodo pasando sus días con él, por ello, el día que Kyuhyun hablaba menos de lo normal, él se daba cuenta.

 

-¿Te pasa algo? -le preguntó una tarde de regreso a su apartamento, Kyuhyun había estado extrañamente callado aquel día.

 

-No, nada -negó el chico desviando la mirada.

 

-¿Seguro? -insistió.

 

-Seguro -afirmó sentándose junto a la puerta del balcón, observando por ella a la luna llena.

 

Siwon le miró extrañado, pero prefirió no insistir más.

 

Aquella noche, Siwon despertó al oír sollozos. Preocupado, se incorporó en la cama y buscó al chico pálido con la vista. Apoyado contra la pared junto al balcón, con sus alas rodeándole y sus rodillas pegadas a su pecho, Kyuhyun trataba de ahogar su llanto.

 

-Kyuhyun... -le llamó levantándose de la cama para arrodillarse a su lado-. ¿Qué pasa? ¿Qué tienes? -preguntó.

 

-Lo-Lo siento -se disculpó con la cabeza enterrada en sus rodillas-. No quería despertarte...

 

-Ey, no importa -trató de calmarlo-. ¿Qué es lo que pasa? ¿Te encuentras mal? -interrogó-. ¿Los ángeles pueden enfermarse?

 

Kyuhyun negó con la cabeza escondida en sus piernas.

 

-Entonces, ¿qué pasa? ¿Porqué lloras?

 

Kyuhyun no respondió y Siwon llevó una mano preocupado a su mejilla, tratando de alzar su rostro para verle a la cara. Kyuhyun dio un respingo al sentir el tacto de la mano de Siwon contra su piel e, inconscientemente, tomó aquella apariencia etérea que hacía a Siwon imposible tocarlo y verlo con claridad.

 

-No hagas eso -le pidió.

 

-Pe-Perdón -se disculpó el chico regresando a su apariencia corpórea a la vez que alzaba la cabeza para mirar al mayor.

 

Cuando sus ojos se encontraron, Siwon sintió a su corazón removerse. Kyuhyun se veía tan indefenso y sólo en aquel momento, tan necesitado de cariño y de un hombro amigo que por un momento olvidó completamente que aquel muchacho era en realidad un ser del otro mundo.

 

El beso fue dulce, muy dulce. Siwon no recordaba haber probado nunca unos labios tan suaves como los de Kyuhyun. No recordaba que nadie hubiese despertado tantas sensaciones en él con un simple beso. Kyuhyun derramó una última lágrima antes de cerrar sus ojos y corresponderle.

 

Cuando se separaron, Kyuhyun mantuvo sus ojos cerrados unos segundos, Siwon limpió el rastro de sus lágrimas de sus mejillas. Su corazón se encogía al ver aquella gotas cristalinas resbalar por su pálida piel.

 

Aquella madrugada, cuando Siwon ya llevaba un buen rato dormido, Kyuhyun se giró en la cama para mirarle.

 

-Sólo quedan tres días... -susurró mirando a Siwon dormir-. Sólo tres días...

 

Y una lágrima rodó de nuevo por su mejilla.

 

 

Siwon se dio cuenta que la actitud de Kyuhyun había cambiado un poco, parecía que el chico volvía a comportarse como cuando llegó al apartamento. Empezó a preguntarse si aquello habría sido culpa suya. A lo mejor Kyuhyun se había tomado a mal lo de aquel beso... Al principio no le había parecido así, de hecho, Kyuhyun le había respondido, pero ahora... ahora ya no sabía qué pensar...

 

A veces creía que debía hablar con él sobre el tema, pero no tenía coraje, además, le veía tan distraído y en su mundo que no quería molestarle ni incomodarle con ello. Por eso tampoco le decía nada cuando a la hora de ir a dormir, Kyuhyun se acomodaba junto a la mesita en lugar de en la cama con él como había pasado la noche en que lo encontró llorando.   

 

Aquella noche Siwon no lograba conciliar el sueño y no dejaba de dar vueltas en la cama. Kyuhyun parecía dormido apoyado sobre la mesita baja, por eso le sorprendió que el chico se incorporara en su lugar y girase la cabeza para mirarle.

 

-¿Estás despierto? -le preguntó en un susurro.

 

Siwon asintió, incapaz de hablar por estar ensimismado en el reflejo de la luna en los ojos del chico.

 

-¿Puedo dormir contigo? -le pidió.

 

Siwon boqueó sorprendido unos segundos, lo último que se hubiese esperado después de que Kyuhyun guardara tanto las distancias con él aquellos tres días, era que éste le pidiera meterse en su cama.

 

-Cla-claro -afirmó moviéndose en la cama para hacerle sitio.

 

Kyuhyun se incorporó en su lugar y anduvo hacia la cama mientras hacía desaparecer sus alas envueltas en aquel intrigante brillo blanco. Se sentó en el borde y se acomodó bajo las sábanas que Siwon abrió para él.

 

-¿Tienes frío? --interrogó tratando de encontrar una razón por la cuál el chico le hubiese pedido compartir su cama.

 

-No siento frío en este mundo, Siwon -le explicó.

 

-Ah -comprendió-. Pues estás frío -le hizo saber cuando rozó su brazo al acomodarse a su lado.

 

-Puede ser -aceptó-. ¿Te enfrío? -preguntó al percatarse que quizá su temperatura hacía que Siwon sintiera frío.

 

-No -negó-. Está bien. Quédate a ver si te calientas un poco.

 

-No tengo frío -insistió.

 

-Puede que no, pero tu cuerpo sí -afirmó llevando un brazo a su cintura para atraerlo hacia él y pegarlo a su cuerpo-. Duérmete, cuando despiertes estarás caliente.

 

Kyuhyun se acurrucó a su lado y Siwon lo abrazó, aliviado al ver que el chico no parecía rehuirlo más.

 

 

Siwon no fue consciente de lo que sucedía hasta que todo sucedió. Él oyó los gritos y atemorizado esperó el golpe, incapaz de reaccionar de otro modo en las milésimas de segundos que le separaban del impacto, sin embargo el golpe fue blando y no provino de dónde él esperaba.

 

Extrañado, confuso y asustado por los gritos de la gente que lo rodeaba, alzó la vista y horrorizado vio el cuerpo de Kyuhyun tirado en medio de la carretera. Atinó a mirar a la izquierda a tiempo de ver desparecer tras la esquina de la calle el parachoques trasero del automóvil que segundos antes había estado a punto de arrollarle.

 

La gente empezó a formar un círculo a su alrededor, un hombre le ayudó a ponerse en pie y le preguntó cómo se encontraba, pero él no respondió, no podía hablar cuando frente a sus ojos el chico que se hacía llamar su ángel guardián parecía muerto en medio del arcén.

 

Con horror se acercó allí y se arrodilló junto al cuerpo de Kyuhyun, el cuál yacía de lado, con un brazo debajo de su cuerpo y la cabeza ladeada. No había sangre que delatara herida alguna, pero el chico no parecía consciente.

 

Siwon oía a la gente preguntarse entre murmullos qué hacía arrodillado en medio de la carretera, Siwon recordó entonces que la gente no podía ver a Kyuhyun. Nadie podía verle, nadie podría curarle tampoco.

 

Asustado llevó sus manos hasta su cuerpo y le dio la vuelta, buscando alguna herida. Al no encontrarla, lo zarandeó repetidas veces, intentando despertarle, pero no lo consiguió.

 

-Chico, ¿estás bien? -un hombre se detuvo a su lado mirándole preocupado.

 

No, no estaba bien. ¿Cómo iba a estar bien cuando habían atropellado a Kyuhyun?

 

No contestó porque sabía que si lo hacía lo tomarían por loco, aunque su actitud no pareció muy cuerda tampoco cuando llevó sus brazos bajo el cuerpo del chico y lo alzó para marcharse del lugar en dirección a su casa, seguido por la mirada extrañada y confusa del cerco de gente que le observaba mientras desaparecía tras la esquina con los brazos alzados como si llevara a alguien entre ellos.

 

Cuando Kyuhyun despertó aquella noche, se encontró tumbado en la cama de Siwon y con el dueño de ésta sentado a su lado con rostro preocupado.

 

-Dios, por fin despiertas... -susurró aliviado al verle abrir los ojos.

 

Kyuhyun asintió débilmente y tragó saliva antes de hablar:

 

-¿Estás bien? -le preguntó.

 

-¿Cómo puedes preguntarme si estoy bien cuando es a ti al que han atropellado? -preguntó escandalizado-. ¿Porqué lo hiciste, Kyuhyun? ¿Porqué te metiste en medio y me apartaste?

 

-Es mi deber protegerte, Siwon -le recordó-. Soy tu ángel guardián...

 

-¡Me da igual! -exclamó-. ¡Podrías haberte matado!

 

-Siwon... No puedo morir -le explicó-. Yo ya estoy muerto...

 

-¡Aún así! -insistió-. ¿Tú sabes el susto que me has dado? -le preguntó acercándose a él-. ¿Qué habría hecho si no llegas a despertar?

 

Kyuhyun le miró con pesar. Se sentía culpable por hacer a Siwon preocuparse, pero eso era lo que tenía que hacer, desde el día que decidió aparecer frente a él, sabía a qué se atenía.

 

Elevó su mano y la colocó en la mejilla del moreno.

 

-Siento haberte preocupado -se disculpó-. Pero no debes preocuparte por mí. Nada de este mundo puede herirme permanentemente -le explicó-. Planeé cambiar a mi forma incorpórea antes de que el coche me embistiera, pero todo fue muy rápido y me golpeó. Quedé inconsciente, pero no estoy herido -aseguró.

 

Siwon suspiró.

 

-Estás frío -apuntó colocando su mano sobre la que Kyuhyun mantenía en su mejilla.

 

Kyuhyun sonrió.

 

-No tengo frío -respondió mirándole a los ojos.

 

-Tu cuerpo sí -afirmó Siwon inclinándose sobre él.

 

-Caliéntamelo, entonces -susurró el chico pálido antes de que Siwon tomara posesión de sus labios en un profundo beso.

 

Kyuhyun se entregó a él esa noche. En cada beso, en cada roce, en cada caricia, en cada mirada, Siwon sentía que le entregaba todo de él. El modo en que cerró sus ojos y enmudeció sus quejidos cuando entró en él, el modo en que mordió su labio y arqueó su espalda cuando le penetró profundamente, el modo en que le miró a los ojos cuando limpio lágrimas de sus mejillas... Siwon pudo sentir amor en sus gestos, un amor que parecía evocar tiempos remotos, un amor que parecía querer recordar vivencias pasadas...

 

Cuando Kyuhyun colocó una mano en su pecho, por un momento creyó que le pedía detenerse, más el chico negó al comprender el malentendido y le empujó un poco agarrándose al brazo que Siwon mantenía sujeto en su cadera y se impulsó con el codo para lograr incorporarse. Siwon le ayudó al comprender sus intenciones y rodeó su cintura echándose hacia atrás hasta que consiguió tenerlo sentado en sus piernas.

 

Kyuhyun le miró a los ojos y rodeó su cuello con sus brazos antes de empezar a moverse sobre él. Arqueó su espalda ligeramente hacia atrás y Siwon vio sorprendido el brillo blanco aparecer a su espalda, trayendo consigo el despliegue de aquel par de alas plumadas.

 

-Míralas... -le pidió en un susurro-. Tócalas por última vez...

 

Siwon le miró a los ojos queriendo preguntar la razón de esas palabras, pero el chico negó y le incitó con una mirada a hacerle caso. Sujetó mejor el cuerpo delgado encima suyo con un brazo y elevó el otro, llevando su mano hasta una de aquellas alas blancas. Kyuhyun gimió cuando acarició las suaves plumas, eran cálidas al tacto, a Siwon le pareció irónico, pues el cuerpo del chico siempre estaba frío.

 

Kyuhyun rodeó el cuerpo de Siwon y el suyo con ellas, envolviéndolos en una burbuja que les aislaba del resto del mundo. Siwon le besó con ahínco, encontrando su lengua trató de domarla mientras sus manos recorrían su cuerpo en roces íntimos y anhelantes.

 

Siwon jamás olvidaría el gemido de satisfacción que el chico profirió cuando alcanzó su orgasmo. Jamás olvidaría el modo en que se abrazó a él, como si fuera la única cosa que la mantuviera anclado a ese mundo. Jamás olvidaría el beso que le entregó cuando ambos recuperaron el aliento, tan lleno de deseos y promesas que él soñaba poder cumplir.

 

Siwon jamás creyó que podría arrepentirse de aquello, sin embargo, cuando despertó a la mañana siguiente y vio los muslos manchados del chico en una mezcla de semen y sangre, sintió morirse por dentro.

 

Incorporándose en la cama, agarró las sábanas y cubrió con ellas el cuerpo del chico, tratando de hacer desaparecer la evidencia de su acto, más parecía que el mundo no quería que olvidara la gravedad de éste, pues la espalda del chico estaba ahora marcada por un par de cicatrices verticales justo en el nacimiento de sus alas. Siwon comprendió entonces la horrible consecuencia que su acto había acarreado.

 

Cuando Kyuhyun despertó, se encontró a Siwon sentado al borde de la cama, con sus codos apoyados en sus rodillas y sus manos sujetando su cabeza en un gesto de angustia y martirio que no le pasó desapercibido. Asustado e inquieto se incorporó un poco y llevó una mano hasta su brazo, tratando de calmarlo.

 

-Siwon... -lo llamó en un susurro-. ¿Qué sucede?

 

Siwon giró su cabeza al oírle y le miró a los ojos con arrepentimiento.

 

-¿Cómo puedes preguntármelo? -le dijo-. ¿Cómo he podido hacer algo así? -se lamentó.

 

 

-No has hecho nada malo -se apresuró a responder Kyuhyun.

 

Siwon le miró con horror.

 

-¿Cómo puedes decir eso? -preguntó-. He corrompido al ser más puro del mundo, Kyuhyun. Por mi culpa te han cortado las alas...

 

-Yo las dejé ir, Siwon. No ha sido tu culpa -insisitió-. Yo sabía que esto era lo que me esperaba desde el momento en que me presenté frente a ti.

 

-Tú no podías saber que esto sucedería...

 

-Yo siempre lo supe -aseguró.

 

Siwon le miró desconcertado. ¿Porqué parecía el chico tan seguro de sus palabras?

 

-¿Cómo...?

 

-Te mentí -confesó-. No soy tu ángel guardián, Siwon.

 

Siwon le miró sorprendido, sin poder creer lo que le decía.

 

-Mi deber nunca fue protegerte... En realidad... está prohibido que un ángel se aparezca frente a un humano...

 

-Entonces, ¿porqué apareciste ante mí? ¿Porqué me salvaste ayer?

 

-Porque no podía permitir que te sucediera lo mismo otra vez...

 

-¿Otra vez? -preguntó sin comprender.

 

Kyuhyun suspiró y se acomodó un poco en su lugar, dispuesto a darle una explicación.

 

-¿Recuerdas que hace tres días, por la noche... yo...?

 

-¿Llorabas? -se adelantó.

 

Kyuhyun asintió.

 

-Ese era el día que se cumplían cincuenta años de mi muerte, Siwon.

 

Kyuhyun alzó una mano, deteniendo el intento más que obvio de Siwon por lamentarse o disculparse con él por hacerle hablar de ello.

 

-Pero no lloraba por eso -aclaró-. Cuando yo vivía... Yo... salía con alguien... estaba enamorado de alguien -le explicó-. Pero, cuando morí... cuando tuve el accidente... él no pudo superarlo y... tres días después... se quitó la vida tirándose a la vía del tren...

 

Siwon boqueó sorprendido por el relato.

 

-Cuando... Cuando una persona se quita la vida... Se condena al sufrimiento eterno... -le explicó-. El suicidio es un acto considerado como traición a la vida en el más allá y el destino de esas almas es la vuelta al mundo terrenal con el castigo de una muerte impuesta al mismo día en que se quitó la primera... Es un escarmiento por un acto de cobardía... El suicidio condena al sufrimiento eterno del alma que jamás logrará madurar y llegar al remanso de paz del más allá...

 

Siwon se mantuvo en silencio unos segundos sin entender porqué Kyuhyun le contaba todo eso.

 

-Cuando una persona se suicida, su alma se ve obligada a regresar a la tierra y morir de nuevo tal como lo hizo la primera vez, y así para siempre, viviendo el infierno de la vida cortada una y otra vez. Es un destino marcado, Siwon... Es un castigo eterno...

 

-Pero... ¿Porqué me cuentas eso?

 

Kyuhyun le miró a los ojos.

 

-Porque tú fuiste la persona que se quitó la vida en las vías del tren hace cincuenta años -respondió.

 

Siwon agrandó los ojos sorprendido.

 

-Pero yo no...

 

-Nadie recuerda sus vidas pasadas -le explicó-. Pero yo ya te he visto morir dos veces -le aclaró-. No podía permitir una tercera...

 

Kyuhyun buscó su mano, tratando de hacerle creer sus palabras.

 

-No podía permitir que tu alma siguiera sufriendo de ese modo, Siwon. No sabes lo que sentí la primera vez... Mi corazón se destrozó al ver cómo te tirabas a las vías, al ver como el tren te arrollaba... Al darme cuenta de lo que iba a suponer aquello para ti a partir de entonces...

 

Kyuhyun alzó sus ojos para mirarle.

 

-Te observé en tu segunda vida... Te vi crecer -sonrió melancólico-, y te vi morir de nuevo -se lamentó-. Me prometí que no habría una tercera...

 

-Pero... yo no soy esa persona que tú conociste... -trató de explicarle.

 

-Lo eres -afirmó-. Puede que tú no me recuerdes, pero sé que tu alma todavía me reconoce... Y lo sabes -indicó acomodándose mejor a su lado-. Sabes que nunca has sentido con nadie lo que has sentido conmigo, nunca nadie ha despertado en ti lo que yo cuando me besas, nunca has amado tanto a alguien, Siwon... -declaró-. Y lo sabes -repitió-. Sólo piensa en lo que has sentido esta noche -le pidió en un susurro-. Sólo... Siéntelo de nuevo.

 

Y sus labios se encontraron en un cálido beso, lleno de promesas y deseos.

 

Y Siwon lo sintió de nuevo. Lo sintió en sus labios cuando le besaba, lo sintió en su piel cuando lo acariciaba, lo sintió en su cuerpo cuando entró en el suyo y lo sintió en su corazón cuando le miró a los ojos.

 

Kyuhyun tenía razón, nunca nadie había despertado tales sentimientos y sensaciones en él. Kyuhyun despertaba en su cuerpo y en su mente sensaciones de un tiempo pasado, de un tiempo vivido, de un recuerdo olvidado. Algo que añoraba, algo que deseaba, algo que ansiaba poder recuperar.

 

Cuando lo tuvo de nuevo entre sus brazos, acostados juntos en su cama, Siwon se dio cuenta que aquel interés hacia él, aquella intriga que sentía hacia el ángel, provino siempre de un tiempo pasado. Siwon supo que se había enamorado de él. O quizá,  nunca dejó de estarlo... De cualquier modo ahora lo tenía con él.

 

-Qué pasará ahora? -le preguntó.

 

-No debes temer -le aseguró el chico-. Al no haber muerto el día indicado, tú vida ahora seguirá su curso -le prometió.

 

Siwon negó, dándole a entender que no le había preguntado por eso.

 

-¿Qué más te harán ahora? -interrogó preocupado acariciando con cuidado las cicatrices irregulares de su espalda.

 

-Ah -comprendió-. Nada... -aseguró-. ¿Te parece poco que me hayan arrebatado lo que soy?

 

Siwon agachó la vista para verle a los ojos y detuvo sus caricias en lo que una vez fue el nacimiento de sus alas.

 

-Eres más que eso, Kyuhyun -declaró-. Tus alas no eres tú, sigues siendo la persona más hermosa que alguna vez conocí...

 

Kyuhyun le sonrió, él sabía que Siwon jamás le recordaría, pero sabía que su cuerpo y su mente le reconocían de algún modo. Él se encargaría de contarle su historia...

 

-Ahora la gente podrá verme... -le hizo saber.

 

Siwon le miró sorprendido.

 

-¿Realmente esto es un castigo? -se preguntó-. Siempre creí que si algo así sucedía, morirías o te mandarían al infierno... -indicó.

 

No es que él hubiera pensado antes en qué podría suceder si un ángel se acostaba con un humano al que se suponía ni siquiera podía presentarse, pero la justicia divina nunca había sido benevolente en escritos y leyendas, por lo que no podía creerse que nada más le sucediera al chico que perder sus alas.

 

-Para los seres celestiales, el mundo terrenal es el infierno, Siwon... -le explicó-. Sólo aquí existe el dolor, la ira, la furia, el rencor, la desesperanza, la desilusión, la corrupción...

 

-¿Es eso para ti? -interrogó.

 

-No -negó-. Nada de eso me importa si tú estás aquí.

 

Siwon le sonrió emocionado y acarició su mejilla con ternura antes de inclinarse un poco y atrapar sus labios en un sentido beso.

 

-Vivamos el infierno de la vida juntos -le propuso.

 

-Vivámoslo -aceptó Kyuhyun.

 

 

Notas finales:

 

 Bueno, espero que os haya gustado!

No tengo tiempo de mandar mp's, lo intentaré otro día, de todas formas si sabéis de alguien más a quién le interesaría leerlo, os pido el favor de que le aviseis de mi parte sí? Gracias!

 


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