Electricidad
No se podía negar que Neji era un chico guapo, atento, inteligente y talentoso… sin duda el hombre perfecto para cualquiera… cualquiera, menos para él.
Tenía que admitir que el chico llamaba su atención, que le agradaba pasar tiempo a su lado y que los pequeños gestos que el de ojos perla tenía para con él lo hacían sonrojar con una amplia sonrisa en el rostro.
- ¿Sabes Kyuu? – dijo suavemente Naruto, con la mirada perdida en algún punto de la habitación. -Neji es todo un caballero…
- Te eh dicho que no me llames así – farfullo con molestia ante el nombre con el que el blondo lo había llamado con anterioridad. - Dime una cosa Naruto… ¿El chico Hyuga te gusta?
- Bueno pues… creo que si… - respondió con duda, frunciendo el ceño al percatarse de sus sentimientos.
Kyubbi era el mejor amigo del Uzumaki, ambos crecieron juntos desde que pueden recordar, y eran prácticamente inseparables. Solo el chico de cabello naranja y ojos rojos como el fuego podía entender al de ojos azules como lo hacía y descubrir sus más profundos sentimientos sòlo con preguntar correctamente.
- Me sorprende…- murmuró el chico por fin, observando a Naruto que aún no lo miraba.
- Bueno, no es como si en verdad estuviese diciendo que me gusta… Solo el tiempo dirá si es verdad o no.- El blondo se encoje de hombros para restarle importancia al asunto.
Dicho esto el Uzumaki y se levantó rumbo a su habitación.
~*SnA*~
Los días continuaron pasando con relativa normalidad. Aquella tarde todos decidieron ir al cine para pasar el rato entre amigos. Sai, Shikamaru, Temari, Tenten, Lee, Kiba, Hinata y Sakura eran los invitados al lugar.
En el momento en que llego, Neji fue quien recibió al rubio. Naruto casi cae de sentón al verlo: el chico iba vestido de una forma sencilla, sólo ropa ligera, pero se veía más guapo de lo que ya comúnmente hacía, sumando la sonrisa encantadora que le regalo al llegar… Era impresionante.
Entre risas, guerras de palomitas y algunos golpes juguetones, la tarde se esfumo más rápido de lo que esperaba el de ojos azules y al caer la noche el castaño peli-largo ofreció llevarlo a su hogar.
- Quizás… en verdad me gusta- pensó Naruto en el momento en que subió al auto del castaño.
No pudo evitar sentir esperanza…
El viaje paso entre más risas y sonrojos de parte de ambos, conversando sobre cosas triviales, planes, gustos bromas... La atracción era mutua, eso no se podía negar.
El auto se detuvo frente al hogar del Uzumaki, pero antes de que el rubio pudiese bajar, Neji lo tomo de la mano y lo retuvo dentro del auto.
- Espera… - pidió con voz suave, haciendo que el chico tragara duro.
El rubio solo se quedo observando su mano enlazada con la del castaño, a la espera de que Neji hablase. Pero...
No estaba…
No existía ésa electricidad que debía recorrer su cuerpo al rosar su piel con la contraria.
- Yo… solo cuídate ¿Quieres? – dijo con ternura el pelilargo mientras besaba su morena mano.
Como en acto reflejo el chico asintió torpemente y bajo corriendo del auto. Con el pulso a mil por hora, pero no precisamente por los nervios, sino por la desesperación y la desilusión que comenzaba a embargarlo.
- ¿Y a ti que te pasa? – pregunto Kyubbi con un bote de helado en la mano mientras iba al living observando al blondo aún frente a la puerta. Su rostro no presagiaba nada bueno, lo que hizo al de cabellos naranjas fruncir el ceño con un mal presentimiento.
- No está- susurro Naruto con voz rota. - No sentí nada.
Lentamente se deslizo por la puerta, sintiendo como se derrumbada lentamente… otra vez, hasta quedar sentado en el suelo, una vez en esa posición coloco sus brazos en sus rodillas y escondió su rostro entre ellos en busca de refugio a su tristeza.
- Creí que sería el indicado –sollozo el rubio apretando más su agarre. -Creí que por fin podría olvidarlo.
A paso lento el de orbes carmesí se hincó delante de él, dejando el pote con helado en el suelo y lo envolvió en un protector abrazo, sintiendo los temblores de su rubio amigo.
- ¿Dónde?- pregunto Naruto entre lágrimas. - ¿Dónde está esa electricidad que debe recorrer mi cuerpo al sentir su piel? ¿Donde están esos besos que me hacían temblar de pies a cabeza? ¿Dónde está esa profunda mirada que al posarse sobre mí, me derretía completamente?- siguió diciendo con rabia mezclándose con tristeza. -¡¡¿DÓNDE?!!
- …- Kyubbi trago duro ante la desilusión que también sentía. -Con él…
Sin poderlo evitar Naruto se aferró más a su mejor amigo, dejando escapar todo su dolor a través del llanto. Se sentía derrotado nuevamente, desilusionado por no poder sentir de nuevo esa electricidad.
- Creí que por fin podría darme una oportunidad… creí que por fin lo podría olvidar…- siguió hipando. Él solo quería seguir adelante.
- Yo también lo creí…
~*SnA*~
Hacía varios años que Naruto conoció a un chico, alto, de piel blanca y ojos negros como el carbón: Sasuke.
A principio ninguno de los dos se llevaba bien, se ofendían, se gritaban y competían por estupideces. Pero en el primer momento en que sus manos se rozaron una corriente eléctrica sacudió su cuerpo. Y desde ese momento Naruto no pudo olvidarlo.
Con la convivencia diaria esa electricidad era aún más potente de lo que pudiesen imaginar. Volviéndose placentera, compartiendo una sensación única con una cercanía tan íntima.
El día en que el rubio se atrevió a darle un beso en la mejilla a aquel hombre, aunque para luego huir, fue la persona más dichosa que pudiese existir. Y ni se diga cuando Sasuke le regalo un beso en la frente, Naruto aun podía sentir ese hormigueo en la zona en que aquel chico le beso.
Quizás Sasuke y Naruto nunca llegaron a ser novios formalmente, pero eso no evito el hecho de que el rubio se enamorara, dejándose arrastrar por esa atracción eléctrica…
Gran error…
Hacía un par de años el azabache partió al extranjero sin siquiera despedirse, sin palabras. Dejándolo sin nada. Eso devastó al rubio, que con el tiempo comenzó a sentir que por fin lo superaba, olvidaba lentamente ésa pérdida.
Pero otro golpe llego por correo.
Las sonrisas sinceras apenas regresaba al rostro de Naruto, cuando una postal llego a su nombre, haciéndolo caer de nuevo en la depresión al ver la remitente: Sasuke. Sin palabras de compromiso le decía que quizás iría a visitarlo, para después despedirse con un “Bueno, realmente no lo haré”
Fue a partir de ahí que Kyubbi decidió vivir con su amigo, con la esperanza de poder cuidarlo.
Cada que el rubio conseguía superar la tristeza, Sasuke atacaba con algo nuevo, haciéndolo recordar cada vez con más fuerza el amor que sentía por el azabache.
- A veces creo que tiene una alarma que se activa cada que me intento resignar- decía con amargura el blondo cada vez que Sasuke hacía su aparición. –Cada vez que logro convencerme de que él no es para mí… aparece para hundirme aún más con falsas esperanzas.
El día que el rubio decidió darse una oportunidad y comenzó a salir con Sai, Sasuke regreso a pasar las vacaciones, y prometiéndole nuevas esperanzas, logro que Naruto rechazara una relación con el albino. Para después desaparecer nuevamente, sin palabras, cómo la última vez.
Cuando conocieron a Neji, Kyubbi pudo notar al instante las intenciones que este tenía para con su amigo. Ésas miradas dulces, los detalles que tenía con el blondo, todo indicaba que él sería el bálsamo para la quemadura en su corazón.
Con la esperanza de que el rubio pudiese avanzar y dejar al Uchiha en el pasado, lo animó incondicionalmente para que se diera una oportunidad con el castaño.
Y cuando el rubio le confesó que sentía atracción hacia el de ojos perlas, el de cabellos naranjas se sintió feliz, pero también comenzó a preocuparse, ya que eso podía significar una nueva reaparición por parte del azabache. Por ello su mejor amigo ponía el doble de atención a los correos del rubio, para estar con él en caso de que Sasuke volviera para abrir su herida.
Pero hasta ahora nada…
- ¿Eso significara que por fin me dejara avanzar? – le preguntó Naruto a su amigo de ojos rojizos, esa misma mañana.
Kyubbi sólo se limitó a sonreírle en respuesta, haciendo que el de ojos azules soltara una risita de esperanza.
Pero realmente Sasuke, podía perjudicar al rubio sin la necesidad de estar presente.
Porque Sasuke podía lograr en Naruto lo que hasta ahora nadie más: la sensación de ser atacado por una deliciosa corriente eléctrica solo con rozar su piel.
Pero Kyubbi también sabía que Naruto era fuerte, podría continuar a pesar del anhelo por esa sensación.
Sabía que su mejor amigo sanaría… aunque ésa electricidad no volviera.