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Cosas que pasan. por Lizali12

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Notas del fanfic:

¡Mi primer fic y es un AU!

Son libres de decirme si algo no les agrada siempre en el plano de "no me insulten" xD

Los personajes no son míos (a excepción de unos) le pertenecen a Pendleton Ward.

La historia rara y bizarra que se disponen a leer sí me pertenece xD.

Por favor no la plageen. No ganaran nada haciendolo :v

Notas del capitulo:

:'3


Marshall  

Los inicios de clase siempre son aburridos, no hay mucho que hacer y  siempre son sólo para presentarnos y conocernos mejor, siempre me saltaba la primera semana porque me era aburrida y no le hallaba sentido, se me hacia tedioso el tener que presentarme cuando tendríamos varios años para conocernos  a fondo y para saber nuestros defectos y cualidades, debido a eso cuando yo llegaba a la semana siguiente todos tenían ya un grupo y a mí me correspondía estar solo y sentarme en la esquina junto a la ventana o la puerta como si fuera un apestado, no me molestaba en lo más mínimo ya que cuando uno está solo piensa mejor.

A la larga terminaba teniendo amigos y traía muertas a todas las tías de la clase por mí ¿Cómo?, no lo sé, sólo era yo mismo.

Pensaba hacer lo mismo en la Universidad, pero está es muy diferente a la preparatoria, primaria y, obviamente,  el parvulario, así que me vi obligado a asistir, llegue con toda la apatía del mundo me tire en el último pupitre y me acosté a dormir, o al menos ese era el plan, hasta que los que serían mis compañeros de estudio empezaron a entrar, y por ende a hacer ruido; los intente ignorar pero me era imposible y más con todo el barullo que hacían.

─ Eh, mira que es menor que nosotros ¿qué no deberías ir en preparatoria aún? Te has confundido chico─. Y oí claramente cómo se arrojaban un libro de la persona a quien estaban molestando, era un libro porque oí claramente las hojas ulular con el viento. Pobre, primer día y ya estaban haciéndole jugarretas, sino se defendía le harían maldad durante el tiempo que fuéramos compañeros. Hubo algo que me sorprendió y que llamo mí atención. En ningún momento oí quejidos de parte de la víctima.

─ Vamos ¿qué acaso no te puedes ni defender, o necesitas guarda espalda?─

─ Devuélvanme el libro, lo necesitaré ─ La voz del tío era dulce pero sonaba con poder, como de quien está acostumbrado a ordenar y ser obedecido sin importar qué, de seguro era un niño rico.

─ Chaval que te has equivocado tú no vas aquí, esto es universidad, U-ni-ver-si-dad─ Oí como se siguieron lanzando las cosas del chico entre ellos, me estaban hartando. ¡Yo quería dormir! Y ellos no me dejaban.


─ Ya lo sé, sé que es la Universidad, pero a diferencia vuestra que están en ella conforme a su edad, el que yo éste aquí con mi corta edad es por inteligencia, no como vosotros que por lo que veo no se habéis saltado ningún año─

El chico estaba muerto, tenía agallas eso era obvio, pero decir esas cosas con quienes compartiría los siguientes cuatro años no era muy inteligente y menos con quienes lo molestarían.

De pronto escuche como los pupitres se movían y sentí como algo me caía en la cabeza, un libro, el libro de él,  yo no me hubiera metido en esa pelea de hecho les hubiera dejado ser, pero me habían tocado la paciencia y además me habían golpeado.

Me levante enojado con la cara roja de ira el ceño fruncido dispuesto a golpearlos a todos por perturbar mi intento de sueño con sus niñerías.

Los volteé a ver con la cara más enojada que podía poner (en mi estado de apatía en este momento no tenía ni las ganas ni las fuerzas para hacer nada) cuando los vi tenían al chico alzado de las camiseta sus pies no tocaban el suelo y estaban a punto de darle un puñetazo en la cara… tenía un bonito rostro. Él me volteó a ver  con una cara en la cual se dibujaba consternación y a la vez resignación, ahí me di cuenta de que él estaba preparado para ser golpeado.

Pero yo no permitiría que lo golpearan, aunque claramente se lo merecía.


─Eh, déjenle en paz, no les ha hecho nada─.  Era claro que mi defensa era vana, y carecía de verdad, ya que hacía poco él les había ofendido. Pero, hey ¿debía intentarlo no?

─ ¿y tú quién eres? ¿El defensor de los débiles?─.

─No soy ningún defensor, sucede que yo estaba plácidamente durmiendo en mi pupitre cuando un libro me ha caído encima y me ha levantado─. Mostré el libro que me había caído encima e hice seña del pupitre del cual me había levantado no hacia mucho en ayuda de un tipo al que no conocía y que bien se había ganado lo que sea que le fueran a hacer. ─No me molestaría que hicieran lo que quisieran, pero piensen en los demás, no sean gilipollas─

Como dije usualmente no me hubiera metido a ayudar a nadie, pero tampoco me iba a hacer de la vista gorda cuando claramente había desigualdad en los bandos. Las personas bravuconas y abusadoras siempre me habían molestado y más aún los montoneros.

─ ¡¿qué dijiste?! ¡Deberías cuidar más tus palabras y no meterte en asuntos de otros!─.

─ Ja ja ja y tú deberías cuidar más tu carácter, y dejar de abusar de los débiles─. Me estaba metiendo en un gran problema, saltaba a la vista que el tipo tenía problemas de carácter, y yo le estaba agotando la poca paciencia que pudiera tener, pero lo hecho estaba hecho. Me había levantado a defender al chiquillo y eso haría. ─Dejen al chico en paz─

 

Eso fue lo último que dije antes de que el tipo soltara al chiquillo y lo dejara caer de culo al suelo. Se me lanzó dispuesto a romperme todos los huesos -problemas de carácter como había dicho- si yo se lo permitía, genial, me había buscado una pelea con alguien a quien ni el nombre le conocía sólo por un chico, uno muy mono por cierto, ¡que claramente se merecía el golpe! Me lanzó un puñetazo directo a la cara el cual yo esquive agachándome, si bien yo era flojo, mi condición no era mala y había estado en varias peleas de barrio en las que había salido bien pirado, aquel tipo se había buscado un mal oponente.

En el momento en el que me agache le di una patada en la rótula, no tan duro para no afectarle en un futuro cercano, ah que buena persona soy, en el momento en el que él se agachaba para tratar su dolor di un respingo rápido y le di un puñetazo en la nariz, no tan fuerte, porque pues yo aún recordaba que estábamos iniciando la escuela y no me convenía ser expulsado el primer día. Él se encogió cubriéndosela y tratando de parar la poca sangre que le salía y cubriéndose la cara.

Que rápido había terminado todo. Hasta yo me sorprendía.

Gumball

Había sido salvado, por… bueno aún no sabía su nombre así que debía preguntárselo. Me levante del suelo y me sobe el trasero, esa caída me había dolido a montones, de seguro tendría uno que otro hematoma luego.

Mí salvador se me acercaba, supongo que era momento de agradecerle, me había salvado de una posible pelea el primer día de clase y eso era algo, además lo más probable es que en lo que restaba el ciclo escolar no le volvería a hablar. Mejor antes que nunca.

─Eh, creo que esto es tuyo, deberías tener cuidado con capullos como esos que no han crecido mentalmente ─.  El chico me tendió el libro que momentos atrás me habían quitado esos matones y… ¡Vaya que voz tenía! Una voz grave y profunda, seductora.

                                  
─Hmm, muchas gracias, me has salvado de una posible golpiza, a la cual no sobreviviría de seguro ─.

Mi salvador se empezó a reír levemente por mi ocurrencia ¡Mira que tenía una risa muy bonita! Sin querer me empecé a reír yo también, no sabía por qué, pero él me había alegrado el día. El día que había empezado mal gracias a esos matones.

─Si probablemente, pero te ves ágil, no creo que te golpearan─.

─Bueno si te sirve, soy bueno para huir─.  Huir se me daba de muerte, para correr por su vida nadie como yo, esas sesiones de persecución por mi casa con mentita detrás de mí para vestirme “adecuadamente” habían ayudado mucho.

─Jajajajaja no lo dudo─. Mi salvador tenía apariencia de rebelde sin causa a saber si lo era o no, no lo juzgaría aún; las apariencias engañan.

De pronto me acordé.

─ ¡Oh sí! Tú nombre, no sé tú nombre ─.

─ ¿Mí nombre? ¡Oh, cierto! ─ El chico miro al cielo, bueno en realidad al techo del salón y luego me volteó a ver y me dirigió una sonrisa, al menos creo que eso era, sus labios estaban ligeramente curveados. ─ Marshall, Marshall Lee, ese es mi nombre ─.

─ Marshall Lee, Marshall Lee, vale lo recordaré, tienes un bonito nombre ─. El mío me daba un poco de pena, no era bonito como el de él, pero por cortesía debía decírselo, él me había dicho el suyo.

─ Hmm yo, bueno, yo me llamo Gumball… un gusto conocerte Marshall Lee ─. Ni loco le decía mi segundo, es decir, no era necesario, ya se enteraría luego.

─ ¿Gumball? Jajá que raro, nunca había escuchado un nombre así, puedes decirme solo Marshall  ─.

─ Sí, bueno, yo también no lo he escuchado en otra persona que no sea yo ─. Me sentía raro, mi nombre me gustaba, es más me sentía orgulloso de él, pero pues en momentos así, me solía dar pena.

─ ¿Sabes? Tú nombre me da ganas de morderte ─ Le miré de reojo ¿había dicho lo que creí? ¿Morderme? ¡¿En serio?! ─ Me suena a chicle, y eso me hace tener ganas de morderte ─. Le miré estupefacto y como acto reflejo di un paso hacia atrás ¡me mordería! Pero no lo hizo, sólo me vio y se carcajeo ¡Sería cabrón, me había tomado el pelo! ─ ¡Tío te has puesto colorado! Jajajaja ven aquí ─. Dijo mientras se me acercaba con los brazos abiertos como si fuera a abrazarme ¿Y sí en verdad me quería morder? ¡No lo iba a permitir! ─Tranquilo no te haré nada─. Y de una zancada se me acerco y me palmeó la cabeza alborotándome más el cabello como si yo fuera un chiquillo. ─Sólo lo dije para entrar en confianza, no te morderé─.

Iba a decirle algo, pero la profesora entro, y…  bueno ahí terminaba nuestra plática. Que mal.

─ Muy bien chicos, siéntense, empezaremos la clase en breve ─. La maestra se acomodó sus gafas y empezó a escribir en el pizarrón algo que me imagine, sería su nombre.

 Marshall se detuvo y antes de que yo pudiera ir a sentarme, me jaló de las mangas y me llevo hasta el pupitre que estaba cerca del suyo. Me hizo seña de que me sentara a su lado.

─Siéntate aquí, si te sientas allá esos te molestaran, además el pupitre esta libre –Y me señalo el pupitre que estaba a su lado- No creo que nos asignen lugares como en la preparatoria. ─ Miré de reojo el lugar que había escogido para sentarme y…  ¡Mis agresores estaban a un lado y rodeaban mi pupitre! … Marshall tenía razón, los tipos me estaban viendo con mala cara “Nos las cobraremos” podía leer en sus rostros.

 

Bueno algo era seguro, no iba a sentarme a lado de esos matones, así que... ¡yo encantado de sentarme a lado de Marshall! Él era mejor que ellos.

Si ser mordido sería mi único problema, no me importaba, mi rata Ciencia ya me había mordido los dedos mucho, así que una o dos de Marshall no harían la diferencia.

De esa forma iniciaban mis clases universitarias.

Marshall


Gumball se sentó a mi lado como le había pedido, le había dicho que era una broma lo de la mordida; lo cierto es que en su momento si pensaba hacerlo, pero después de ver como había retrocedido instintivamente supuse que sería una mala idea hacerlo.

El mocoso me llamaba la atención.

Notas finales:

¿Quejas, sugerencias, tomatazos? ¿Algún insulto amoroso?


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