Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Discusiones por Chris Yagami

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

._. Es un intento de humor... bue <_< dedicado a Stephany que espero nunca lo lea xD

 

-va a pasarle el link-

Capítulo único


Después de todo la culpa era suya, ya lo había repasado varias veces en su cabeza: tenía que hacerse cargo de la familia que había nacido por accidente, no era un irresponsable y no quería apartarse de ese rubio terco y berrinchudo pero que lo tenía cacheteando la banqueta.

– Y trae un poco más de agua de bebé, le queda menos de un litro–  dijo su rubio desde el otro lado del teléfono.

Así es, estaba de compras ¡De compras para la bola de popo que no dejaba de llorar y hacer pestes por toda la casa! Y para colmo la mayoría de las veces le tocaba cambiarlo a él como castigo por algo que había hecho mal según el criterio de su pareja. Y ahora que estaba esperando a un segundo bebé estaba más cambiante de humor que antes.

– Y esa fórmula que nos dijo el pediatra–  dijo después. Al fondo podía escuchar los balbuceos del niño.

– Asmita… no cago el dinero, dale agua del grifo y déjate de mamadas, además ese doctor solo quiere sacarnos la plata–  reclamaba mientras buscaba el agua entre tantas cosas para bebé.

– No voy a darle agua del grifo a mi bebé, tiene bacterias–  dijo con tono alarmado, Death sabía que tenía que cambiar el rumbo de la conversación o esa noche no había fiesta para su amigo–  y no estamos comprándole la formula al doctor.

– Está bien, ya encontré los galones de agua–  mira el precio sin soltar el teléfono y casi se infarta–  ¡Asmita! ¡Esto cuesta un ojo de la cara!

– ¡Te callas y lo compras!–  dijo más exasperado.

– Bien, no te alteres, caro–  respingó echando el galón al carrito–  ¿Cómo dices que se llama esa fórmula?

– Ahora no lo recuerdo, estoy bañando al niño y no puedo ir a mirar, pero te lo anoté en la lista.

– ¿Qué lista?–  preguntó arqueando una ceja–  ¡ah!… la lista.

– Death–  el aludido tragó grueso, estaba jodido–  ¿Dónde dejaste la lista?

– ¡No me eches la culpa! ¡Estaba muy pequeña y la perdí!–  explicó nervioso.

 Lo cierto era que la había utilizado para hacer un porro, solo podía fumar hierba o tabaco corriente fuera de casa porque era una de las tantas cosas que molestaban a Asmita, decía que le hacía daño al niño y bla, bla. Eran puras excusas, solo no lo quería dejar fumar hierba.

– ¡Era una hoja de libreta, Death Mask! ¿Cómo pudiste perderla?–  gritó exaltado provocando que el bebé comenzara a llorar–  ¡Mira lo que me hiciste hacer!

– ¡Tu gritaste!

– ¿Me estás echando a culpa?–  ya iba a comenzar, era insoportable a veces, pero así lo amaba.

– No, no es cierto, caro, pero a veces te alteras muy rápido y luego no sé qué decir.

– ¡Me estas echando la culpa!–  afirmó aún más furioso y el niño comenzó a llorar más fuerte.

– ¡Que no!–  dijo enfadado, todo lo que decía lo volteaba para su conveniencia y hacerle perder cada batalla–  Asmita… solo no te alteres–  dijo más tranquilo.

– Estoy tranquilo–  reclamó el rubio con la voz entrecortada. Ya iba a llorar de nuevo–  claro, como tú no estás sufriendo este embarazo ni tienes estos cambios tan repentinos de humor te la pasas contento por la vida, pero si no lo recuerdas ¡Los dos bebés son tu culpa!

– ¡Eso sí que no!–  reclamó enfadado del mismo cuento todo el tiempo–  la culpa es de ambos, no recuerdo que te negaras mucho a abrirte de piernas.

Asmita se quedó callado mucho tiempo y Death Mask comprendió que lo había arruinado. Los padres que estaban alrededor lo miraban desaprobando sus palabras y él no sabía dónde meterse. Había olvidado que estaba en el supermercado.

– ¿Asmita?–  preguntó en voz baja, no escuchaba nada del otro lado del teléfono.

– Así que es eso–  escuchó del otro lado, su voz se escuchaba entrecortada y sabía que estaba llorando–  te has cansado de mí, quieres dejarme con los bebés para irte de vago con esos amigos tuyo que solo saben crear alboroto y desastres ¿Es eso?

– ¡No! ¿Cómo podría dejarte? Te amo, no pienses eso.

– ¡Mientes!–  contestó Asmita sin detener su llanto–  me tratas como a una cualquiera, yo no me abrí de piernas para ti, idiota.

– Ya… ya lo sé, lo siento–  pidió comenzando a pensar que esa noche dormiría en la cochera o en el sofá si lograba salvar un poco la situación–  es que siempre estás enojado y todo lo que te digo empeora la situación ¿Cómo crees que me siento?

– ¡¿Y cómo crees que me siento yo al escuchar que me crees una ramera?! Ya lo sé, sé que para tus amigos no soy nada más que eso pero al menos creía que tú pensabas diferente.

– ¡Yo no pienso eso de ti!–  espetó comenzando a alterarse de nuevo–  es que tus reglas son algo exageradas ¿Por qué no puedo comer carne todos los días?

– Es más saludable comer vegetales, a los niños les hace bien–  contestó cuando se calmó un poco.

– Ya… ¿Y la hierba? Tan bien es algo natural y debe ser saludable

– Death…–  lo había arruinado de nuevo, la voz de Asmita no sonaba nada bien.

– Ya, lo siento. ¡Pero no le encuentro nada de malo!

– ¡Ya te lo dije! ¡A los niños les hace daño!

– ¡Carajo con los niños!–  alzó la voz aventando las compras a un lado–  ¿Sólo eso sabes decir? ¡Yo no tengo la culpa! Es tu culpa que me haya fumado la lista en…–  palideció, eso estaba de más.

–  ¿Qué hiciste qué?

– No, no quise decir eso, es que…

– ¡Eres el colmo!–  gritó tan alto que Death Mask tuvo que apartar el teléfono de su oído– ¡No te quiero en casa hasta que la peste se haya ido, dormirás en la cochera una semana y agradece que no cambie las cerraduras de nuevo!

– Pero… pero caro…

– ¡Y te quiero en casa en una hora!–  sin más colgó el teléfono.

– ¡Mierda! ¡Mierda!–  exclamaba mientras pateaba lo que tenía al alcance.

Él y su gran bocota. Ahora tendría otro dolor de espalda que no se iría en días y todo por los berrinches de su pareja. Estaba cansado y muchas veces pensaba que estaría mejor solo, pero después recordaba esa época en la que solo sabía asaltar, asesinar y terminar en la cárcel por meses por posesión, la droga está siempre presente así como los asesinatos y el miedo a la muerte. Muchas veces se negó a cambiar. Hasta que Asmita llegara a su vida una tarde.

Sin duda, conocer a ese ratón de biblioteca había sido lo mejor que le había pasado en la vida, una llena de miseria y desconsuelo y por nada del mundo iba a abandonarlo, porque a pesar de todos esos berrinches y desplantes, Asmita era dulce y cariñoso con él a pesar de no merecerlo.

Lo amaba tal y como era.

– Estúpido rubio–  sonrió mirando el teléfono–  cuanto te amo.

Tal vez era masoquista, pero si ponía todo en la balanza, su vida era mucho mejor ahora que meses atrás.

– ¿Qué me ven?–  reclamó a los padres presentes–  ¡Apúrense y lleven todo a sus viejas o los dejaran durmiendo en la cochera como a mí!

Sin decir más tomo una lata de fórmula, la primera que encontró y cuyo nombre le parecía conocido, para dirigirse a las cajas. Ya encontraría la manera de hacer cambiar de parecer a Asmita.

Notas finales:

n.n Espero que puedan dejarme un rev si les ha gustado... y si no... también e3e


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).