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Amantes por almagazette

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Notas del fanfic:

Esta historia la estuve pensando casi medio año, por motivos de tiempo y a veces falta de motivación, no había podido avanzar. Sin embargo, ahora comienzo a publicarla x3 espero les guste

Notas del capitulo:

Aquí comienza la historia. Espero les guste! Esperaré los comentarios

Capítulo 1

Estaba harto de todo. El hombre de 25 años, de tez blanca, cabello negro pintado ya que su cabello natural era un castaño rojizo pero le gustaba más el oscuro. Vestía un elegante traje negro, con una corbata de color violeta.  Se talló los ojos avellana sintiendo el cansancio de haber pasado horas leyendo papeles y estar frente a  la computadora. La puerta de la lujosa oficina se abrió, escuchándose unos tacones chocar contra el piso con ritmo apresurado, deteniéndose frente al escritorio grande de color vino hecho de caoba pero que no se lucía del todo por estar cubierto de papeles en la parte superior.

—No más… -dijo el hombre sentado en aquella silla negra de piel, manteniendo los dedos en cada ojo sin querer ver a la mujer que le contemplaba en silencio. La chica tenía un uniforme negro que constaba de un saco elegante y una falda a la altura de las rodillas, suspiró con suavidad mientras dejaba más papeles en el escritorio.

—Señor Amano –murmuró con prudencia observándole fijamente, esperando alguna respuesta del hombre de cabellos negros, pero no la obtuvo- éstos papeles tienen que ser firmados para mañana, solo eso le pido. –dijo casi en tono de súplica y el hombre se movió, quitándose los dedos de los ojos para abrirlos, viendo los papeles que había dejado- si lo prefiere cuando termine, seré yo quien arregle el escritorio…

—No es necesario, Naomi –alzó la mirada hacia la chica y ésta la desvió al bajarla, aquellos ojos avellana que el hombre tenía eran potentes, su mirada solía ser tan penetrante que intimidaba y más en aquel mal humor con el que se encontraba- firmaré y los dejaré encima del escritorio para que mañana los recojas, ya puedes retirarte –tomó los papeles para comenzar a leerlos mientras veía de reojo que la joven hacia una reverencia y después salió de la oficina. Dejó salir un pesado suspiro pero continuó con el trabajo hasta que logró terminar de leer los papeles, firmarlos y dejar el escritorio en orden.

Pronto pudo salir de la tienda departamental donde trabaja, era el dueño de una cadena de tiendas de ropa y accesorios muy prestigiosa en Japón, aunque no era solo por el éxito de su negocio, sino porque el apellido Amano era sinónimo de prestigio, su padre había heredado del abuelo varios negocios que acaparaban la economía del país. Y a su vez, le habían asignado esas tiendas departamentales para que comenzara a aprender a administrar las empresas que heredaría en caso de fallecer su padre. A pesar de ser tan joven para el puesto, era un jefe estricto, escrupuloso y buscaba siempre la perfección en todo lo que hacía. Sus empleados lo veían como alguien frío pero justo. Había tenido que estudiar en el extranjero, llegado a Japón con una carrera en administración de empresas y una maestría en economía.

Mientras iba en su auto elegante y negro, su color favorito, pensaba en qué hacer para quitarse ese agobio, por lo que decidió ir a tomar pero no podía elegir los lugares a los que siempre recurría, la gente de la alta sociedad le conocían y no deseaba hablar más de negocios con gente hipócrita que solo se acerca por interés.

Decidió entonces intentar por una zona distinta, encontrando un bar bastante animado, con música y una pista karaoke pero que prometía poder beber con tranquilidad al pasar desapercibido. Se sentó en una mesa lo más alejada de la pista, no tenía ningún interés de ver quien cantaba. Pronto llegó un mesero y esperando unos minutos le sirvió su primera bebida.

Luego de terminar aquel vodka, pidió el segundo mientras se quitaba la corbata violeta que le estorbaba y se desabotonaba un poco la camisa, liberándose un poco. Cuando iba por el tercer trago tuvo la curiosidad de alzar la vista y mirar a su alrededor, encontrándose con unos ojos chocolate que le observaban. Al encontrarse duró solo unos segundos antes de que el chico desviara la mirada con una sonrisa, para después volverla.

Se encontraba sentado a unas tres mesas de donde estaba sentado Shinji, tenía una pose muy relajada, apoyando por completo la espalda en el asiento. Llevaba una camisa blanca, con los primeros botones abiertos dejando ver un blanco pecho. Sus cabellos castaños caían a los costados de su rostro casi rozando los hombros, cubriendo un poco sus ojos con aquel fleco lacio. La sonrisa se mantenía en unos delgados y sonrosados labios.

No entendía por qué le observaba con tanta insistencia, parecía estar solo, probablemente era… Sonrió de manera curva ante la idea de haberse encontrado con un chico gay en un bar. Era bastante lindo, no entendía como podía estar solo. Se imaginaba que de tener novio sería alguien muy posesivo, ya que siendo tan atractivo podría tener conquistas todo el tiempo. O probablemente era de los chicos bonitos que se dedicaban a conquistar por diversión.

Por alguna razón, el chico se atrevió a levantarse y caminar hacia la mesa donde se encontraba el moreno, tenía un paso ligero, despreocupado pero con aire de seguridad. Se sentó en la silla junto a Shinji, manteniendo la vista fija en él antes de ver el vaso que bebía.

—Vodka seco –dijo con tono de sorpresa,  volviendo a alzar esos ojos a la mirada avellana que le observaba con curiosidad- debes beber bastante como para preferirlo seco y no con naranja –sonrió divertido, acercándose un poco para que pudiera escucharle mejor bajo los berridos de la persona que había subido al karaoke- ¿puedo beber contigo?

—¿Qué quieres beber? –preguntó hablando por fin, realmente no pensó en tener compañía pero aquel chico comenzó a interesarle. La cercanía le provocaba una adrenalina que hace mucho no sentía, ese chico era muy seductor y hermoso, no podía dejar de recorrerle con la mirada aunque intentaba concentrarse en ver sus ojos.

—Quiero un vodka pero con jugo de uva, me gusta lo fuerte pero con toque dulce –dijo con una sonrisa amplia y enseguida Shinji llamó con la mirada al mesero pidiéndole la bebida a su nuevo acompañante- no acostumbras a venir ¿cierto? Es la primera vez que te veo. Llámame Saga, mucho gusto –dijo sonriente, lo que le provocó al moreno regresarle el gesto sin darse cuenta.

—¿Saga es tu nombre? No, es la primera vez que vengo –dijo dándole un trago al vaso desviando por un momento la mirada del castaño a su lado, quien mantenía la cercanía, solo se separó un momento cuando el mesero se acercó y puso la bebida delante suyo.

—Es como me gusta que me llamen… Ya veo, pero ¿Cómo puedo llamarte a ti? –tomó un trago de la bebida mientras le miraba insistente.

—Llámame Tora –le respondió con una sonrisa curva, dejando el vaso en la mesa mientras veía como los hielos comenzaban a deshacerse.

—¿Tora? –preguntó sorprendido, riendo un poco para acercarse más en actitud cómplice, dirigiéndose a su oído- ¿realmente eres un tigre? –susurró, algo que le provocó un estremecimiento ligero a Shinji quien le vio de reojo cuando se separó para volver a encontrarse con la mirada.

—Lo soy –respondió seguro, aunque no entendía como podía continuar con la coquetería del castaño. Era la primera vez que se encontraba en una situación así, probablemente la bebida ayudaba a desenvolverse con más naturalidad, pero lo cierto es que ese hombre sentado a su lado estaba ejerciendo una atracción que le era difícil de manejar.

—¿Será que puedo comprobarlo? –preguntó curioso, lanzándole una sonrisa pícara mientras tomaba otro poco de su vaso, para después relamerse los labios sin desviar la mirada.

Saga lo guió al segundo piso del local, era una zona con poca gente al no contar con el karaoke. Pero no se detuvieron hasta llegar a una mesa alejada donde Saga dejó el vaso que habían traído, luego de terminarse de un trago la bebida que le quedaba. Shinji estuvo a punto de sentarse pero el castaño le tomó del brazo deteniéndole.

—No, solo deja tu vaso –dijo a lo que Shinji obedeció un tanto extrañado, antes de ser prácticamente jalado hacia un pasillo donde se encontraban los baños, entrando al de hombres y una vez que el moreno entró, Saga cerró la puerta.

—¿Estas loco? Alguien va a querer entrar –dijo incrédulo Shinji, recibiendo una sonrisa curva del castaño quien llevó las manos a los bordes del saco que portaba el moreno, bajándolo de los hombros para dejarlo solo con la camisa.

—Digamos que sí, estoy loco… no te preocupes por los demás, hay un baño abajo también –murmuró dejando que fuera Tora quien terminara de quitarse el abrigo, vio de reojo donde ponerlo y lo colgó en la parte de arriba de la puerta del primer cubículo- ¿preocupado porque se ensucie? –preguntó incrédulo el castaño, alzando una ceja.

—No puedo dejarlo en el suelo cuando después saldré con la misma ropa –Tora habló con tono de quien se fastidia de explicar la verdad el universo, pero Saga soltó una carcajada en vez de ofenderse.

—¿Es la primera vez que lo haces en un baño? –preguntó algo burlón y notó que el ceño del moreno se fruncía mientras le veía fijamente, pero en vez de asustarse, mantuvo la sonrisa- relájate ¿sí? Solo déjate llevar –murmuró volviendo a su pecho, acariciándolo por encima de la tela de algodón de la camisa, pero queriendo delinear el torso del moreno quien se estremeció otra vez por ese contacto, podía sentir como si Saga deseara traspasar la tela para sentir su piel.

—¿Haces siempre esto? –preguntó más relajado, observando aquel pecho blanco y descubierto que le estaba tentando, deseaba morderlo.

—Sí, a menudo… pero no te preocupes, tampoco soy un prostituto –exclamó divertido y con simpleza, alzando la vista para encontrarse con la avellana- esos ojos… -murmuró algo distraído pero  no continuó su pensamiento, su vista bajó, al parecer concentrándose en los labios de Tora.

Pudo sentir como ese deseo del castaño le traspasaba, llenaba por completo y le recorría como especie de descarga eléctrica por el cuerpo. En un impulso se acercó a su rostro, tomando esos labios delgados y le observó cerrar los ojos, sintiendo que subía sus manos por el pecho para luego rodear con los brazos el cuello del moreno quien era más alto. El cuerpo del castaño se apegó a Tora, lo que le hizo rodearle en un abrazo por la cintura. Los labios se encontraban moviéndose ansiosos, disfrutando de la boca del otro, incluyendo después las lenguas, que comenzaron a acariciarse entre sí.

Otra descarga y Tora impulsó el cuerpo del otro, acorralándolo contra la pared y juntándose como si intentara aplastarle contra ésta. Saga soltó un jadeo ahogado luego de la presión, bajando de nuevo las manos pero esta vez para abrirle la camisa, desabotonándola con rapidez sin separarse del beso liderado por el más alto.

Una vez abierta la camisa, las manos de Saga recorrieron el pecho del más alto, mientras movía las caderas contra las de él, incitándole a continuar. Shinji cerró los ojos por unos segundos, deteniendo el beso para morder su labio inferior y jalarlo, soltando después un grave jadeo debido a la sensación de tener su miembro apretado contra el pantalón. No recordaba cuando fue la última vez que había tenido ese deseo quemándole la piel y esas ansias por estar dentro de la otra persona.

Los ojos chocolate le miraban con un brillo peculiar, mientras bajaba una de sus manos para abrir el pantalón negro de su amante, metiendo enseguida la mano y tocando ese miembro despierto por encima de la tela del bóxer que le cubría. Esos ojos miraron a Shinji con sorpresa, abriéndose más, antes de bajar para observar donde se encontraba la mano. Sin darle una explicación, bajó enseguida las prendas, descubriendo ese miembro, lo que hizo que soltara Shinji un suspiro de alivio.

—¡Wow! –exclamó de pronto Saga, tomando con una mano la intimidad que tenía en frente, masajeándola con suavidad- Parece que hoy tengo mucha suerte, es justo como me gustan –levantó la mirada para poder ver a Shinji con los ojos entrecerrados, tembloroso por las caricias que le dedicaba- imagino que estas consciente del tesoro que tienes –dijo divertido, mientras Shinji lograba ver un tono rosáceo en las mejillas de Saga.

—Me han… dicho que es grande –murmuró un tanto avergonzado por aquella mirada maravillada. De pronto recordó que debido a su falta de interés por tener sexo con desconocidos, no portaba con protección como debía. –Es… espera –no quería que se detuviera, pero no iba a cometer la estupidez de hacerlo sin protección con alguien que parece tener sexo frecuentemente.

—Sabes… te daría una buena mamada pero no hay mucho tiempo –dijo el castaño ignorando la petición de Shinji para que se detuviera. Sin tardar, sacó del bolsillo de su pantalón una bolsa metálica pequeña, lo que alivió y sorprendió al moreno- Claro que vengo preparado y además con uno de tu talla –respondió divertido, llevando a los labios aquel paquetito para abrirlo con los dientes sin desviar la mirada chocolate. No tardó en sacar el condón con ambas manos, acomodándolo después sobre el miembro de Tora, quien seguía temblando por cada caricia que le daba Saga mientras le cubría con aquel plástico.

—Ah… ¿Qué hubieras hecho si no tuviera esta talla? –preguntó Tora con una sonrisa curva, inclinándose después a su cuello, dejando pequeñas mordidas en su piel que se le antojó como chocolate blanco.

-Mh… hubiera sido un problema… porque siendo tan atractivo… ¡ah! –Saga se pegó contra la pared, mientras las manos del otro habían abierto su camisa y recorrían su piel, hasta encontrarse con el pantalón- no íbamos a… poder continuar –Tora sonrió oculto en aquel cuello, lamiendo la piel con deleite, bajando las manos hasta el pantalón para abrirlo y bajarlo junto con la ropa interior, desnudando así a su amante improvisado. Se sentía aturdido, alagado y excitado, no pudo evitar bajar la mirada hacia ese cuerpo ajeno, tomando con una mano la pierna del otro para levantarla. Jamás había contemplado un cuerpo delgado, blanco y perfecto por donde le viera. Sus piernas eran largas y tenía una buena condición, ya que no perdió el equilibrio en aquella posición.

—No puedo… -murmuró Shinji con una voz ronca, sacando el rostro del cuello para poder ver esos ojos chocolate semicerrados. Tomó con una mano su propio miembro sin desviar la mirada del otro, acomodando a tientas la punta en aquella entrada que con el contacto mandó una descarga eléctrica por todo el cuerpo. No iba a preguntar cómo le gustaba al otro que se lo hicieran. Poseído por el deseo de tenerlo, le penetró con un solo movimiento, haciendo que el otro diera un pequeño brinco y cerrara los ojos, frunciendo el ceño. Se detuvo unos segundos antes de moverse enseguida contra aquel cuerpo, iniciando un ritmo lento pero que no tardó en volverse rápido y con fuertes embestidas, lo que hacía que el cuerpo de Saga chocara contra la pared.

—¡¡Ah!! ¡¡Sí!! –los brazos le rodearon el cuello, buscando sostenerse ante aquellas embestidas que parecían tenerlo en el aire. Shinji no podía dejar de mover con fuerza las caderas, queriendo penetrarle hasta el fondo de ese cuerpo que estaba volviéndole loco. Atrapó sus labios para callar los gemidos que salían del descuidado amante, logrando también callar los propios, graves y profundos, sintiendo ese cosquilleo que se intensificaba en sus testículos. El cuerpo que sostenía tembló, la espalda de Saga se arqueó, pegando su pecho y apretándole el miembro con fuerza en su interior. Con eso no pudo contener más el orgasmo, que estalló en el interior del condón, descargando todo el semen mientras su propio cuerpo temblaba, aprisionando al otro contra la pared.

Las respiraciones agitadas resonaban por todo el lugar, a pesar de haber terminado permanecían abrazados, semidesnudos y con los ojos cerrados. El primero en moverse fue Tora, luego de recuperar aire y fuerzas, para comenzar a vestirse de nuevo. Saga permaneció unos segundos más recargado en la pared, mientras le observaba con los ojos entrecerrados.

—Tenías razón… -murmuró con una sonrisa, tomando un poco de aire- eres un tigre –pasó una mano por los cabellos, intentando acomodarlos pero no tenía aún fuerza para vestirse.

—¿Piensas quedarte? –preguntó al verle que no se movía, terminando de abotonarse la camisa para después tomar su saco y colocárselo.

—No –se mordió el labio inferior con una sonrisa, inclinándose para tomar la ropa que había caído- ¡ah! –soltó un quejido que alarmó al moreno quien enseguida se agachó para ayudarle con la ropa y que se incorporara –estoy bien, tranquilo –dijo antes de que preguntara, dándole una palmada en el pecho para luego comenzar a vestirse- se me pasará mañana…

—Bien… -dijo no muy convencido pero tampoco pensaba en insistir- debo irme… -murmuró con duda en el tono, no estaba acostumbrado a estos encuentros.

—Ok, que te vaya bien guapo –le dijo con otra sonrisa, terminando de ponerse el pantalón para después verse en el espejo, pasando ambas manos por los cabellos para intentar acomodarlos con los dedos- fue muy rico, espero también lo hayas disfrutado –le guiñó el ojo para luego reír un poco.

—Sí… gracias –sintió un ligero sonrojo al verle guiñar el ojo de esa manera por lo que mejor se dio la vuelta para que Saga no lo viera avergonzado- un gusto conocerte, Saga. Nos vemos –dijo antes de abrir la puerta y salir del baño. A penas pasó el pasillo, comenzó a caminar de prisa, bajando las escaleras y encontrándose con el mesero que les había atendido- Toma, esto es por las dos bebidas y quédate con el cambio como propina –le extendió un billete y se marchó casi corriendo del local.

Se sentía confundido, mareado por la combinación de sensaciones. Dentro del auto tomó aire una vez llegó a su casa, había huido como si acabara de cometer el delito más grande de su vida. Pero es que nunca había hecho eso, mucho menos con alguien que recién conoció. No entendía lo que le había llevado a aceptar ese cuerpo y tener uno de los mejores sexos de su vida. Porque así lo definía, tenía mucho que no lo gozaba tanto. Hacía años que había tenido su último amante, era en los años que se encontraba en la universidad. Aquel novio era parte de su pasado, un oscuro pasado que siempre quería olvidar pero que venía en momentos menos adecuados.

—Solo fue sexo, Shinji, relájate –dijo hablándose así mismo, suspirando de nueva cuenta mientras se veía en el retrovisor- el sexo ocasional no tiene nada que ver con el amor, sabemos que tú no estás hecho para eso ni esperas enamorarte de nuevo para que te rompan el corazón –sonrió con amargura a su propio reflejo, antes de salir del auto.

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—¿Se fue? –preguntó un agitado castaño y el mesero asintió algo extrañado por la manera que se encontraba- ¿y pagó? –se veía incrédulo, el chico que los había atendido volvió a asentir como respuesta. Saga suspiró, se resignó a la idea de que no lo había alcanzado, aunque era lo mejor, después de todo tenía la costumbre de no volver a verse con sus amantes. Se sentó con cuidado y por un momento en la misma mesa que habían compartido cuando encontró al moreno y notó que había una corbata en la silla vacía. La tomó sin dudarlo y como si de pronto eso le llenara de energías, se levantó para salir del local.

Llegó a su departamento más cansado, había tenido que caminar la mitad del recorrido porque justo el metro cerró y lo dejó antes de llegar a la estación que quería. Su departamento era un 4x4, un cuadrado en el que todo estaba en una misma habitación y lo único a parte era el baño. No podía tener más espacio, menos ahora que  ni siquiera se encontraba con un empleo fijo.

Se acostó en la cama solo dejándose caer y volvió la vista a la corbata que había llevado en la mano, esa corbata violeta era de él, no había duda, recordaba habérsela visto cuando entró al lugar pero después debió quitársela. Llevó la corbata a la nariz y aspiró con suavidad el aroma, era una loción fuerte, tal vez olor lavanda, ese mismo que logró sentir cuando habían tenido sexo en el baño. Bueno, conservaría la corbata de recuerdo por su conquista, la mejor que había tenido sin duda, un moreno alto y de ojos avellana no se encuentran todos los días.

Notas finales:

Qué les pareció? Bueno, este es el inicio de la historia n.n seguiré publicando más adelante! Ya saben, les agradecería que dejen review <3


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