Hay días que uno se equivoca, desde luego quieres corregir tus errores, pero la vida no viene con instrucciones. Una nueva estación llegó mientras tu te haces de mas de un enemigo, ¿Cómo es eso posible?
La execrable envidia.
Te mantienes llorando arrinconado en una esquina, inundado en llanto, inmerso en un solo secreto.
¿Cómo es posible que después de tener tanto ahora no tienes nada?
Las personas van y vienen, tu eres tan distraído que no te das cuenta de cuantos amaneceres te has perdido, cuantos ocasos dejaste pasar, cuanta gente se ha “escapado”, si una mariposa iba experimentando su tan esperada pero paciente darse por terminada. En ese mismo instante un hombre nace, en un momento tan efímero tu ríes, o lloras, y simplemente te corroes de una inmensurable contingencia de no poder demostrar tus sentimientos por temor a ser juzgado o lastimado.
¿Por qué amar si sabes que algún día te van a lastimar? Por la misma razón que respiras si sabes que algún día morirás, por la misma razón que las estrellas destellan luz cuando eventualmente se extinguirán.
Un día cualquiera levantas la vista, y ves una no tan larga, pero deslumbrante cabellera, hacerse paso entre la multitud, aun sin desearlo. Le acompaña una hermosa sonrisa, y una mirada enternecedora.
Y ahí esta el, ese mismo chico, siempre el.
Quisieras saber por que sonríe. Solo mírenlo, tan pequeño y sin embargo tan encantador. Te da tanta curiosidad como es posible que robe tantas sonrisas y tantos suspiros en un solo parpadeo.
Mírame a mi, solo a mi. Quiero que seamos testigos de lo que ocurrirá después…
Llevas días acechándolo, esperando por una oportunidad, que cometa algún error, y estar ahí para apoyarlo, sin embargo es crispante que es tan odiosamente perfecto como para equivocarse. Malo, muy malo.
El cierra sus ojos mientras una pueril sonrisa nace en su rostro, y hecha su cabeza hacia atrás mientras se toca el pecho para evitar ahogarse mientras respira y toma ligeras bocanadas de aire. Cada movimiento es para ti tan único, tan especial. Tan lento…
Tu te sientes miserable, por que, ¿Acaso hay una buena razón para quejarse? Vives bien, tienes una familia, tienes un hogar, el pan nunca te falta. ¿Y entonces?
¿Tienes amigos? Si, pero no es suficiente. ¿Por qué eres tan exigente? Por que hay un vacío en tu interior, mas arriba del estomago, no donde crees tener el corazón; hay un vacío en tu alma.
Ese vacío que te va carcomiendo por dentro hasta no dejarte mas, te vuelves mas frio y estoico por que no logras sacarlo de ti. ¿Cómo nombrarlo?
No sabes exactamente como expresarlo, pero tienes presente que lo acompaña solo una actitud de la que eres prisionero; la cobardía. Prisionero hasta que decidas que es suficiente masoquismo como para liberarte al mundo y existir.
Esta caminando solo, con manos a los costados, la mirada gacha, ni un solo deje de arrogancia. Destila pureza con tan solo sentirlo cerca.
El vive en ti. Sin quererlo, sin pretenderlo.
Mientras el entra a un cementerio, tu te preguntas si estará triste. Pero no quiere demostrarlo, escudándose en esa inocente sonrisa, la cual ahora te preguntas si siempre ha sido falsa; no, forzada.
¿Por qué parece estar triste? ¿Por qué sufre? Algo nace en tu interior con tan solo verlo sumido en un eterno desasosiego exhalado mientras descansa al pie de la tumba que ahora esta acariciando con su mano derecha, luego se acurruca y cierra los ojos intentando sentirse protegido.
El tiembla, el tiene frio. La frescura que lo envuelve, regalo de esa armónica noche no le es grata en ese instante. Mismo instante que tu sientes estar a punto de sentarte detrás de el y abrazarlo por la espalda susurrándole un =No quiero dejarte ir = Pero otra vez, eres cobarde. Por que es absurdo, si nunca han cruzado palabra, ni la mas mínima mirada, ¿Por qué habrías de ser egoísta?
Pero esta vez tu pies te traicionan, se mueven solos caminando en círculos, arriesgándose a ser percibidos por cualquier persona. Sin embargo cuando haces acopio de que el ya no esta donde tu creías, lo buscas desesperadamente, y una vez que lo encuentras, tus pies hechizados lo siguen sumisos. El esta intentando arrancar la florecilla mas pequeña de un árbol, la cual no alcanza. Esta parado de puntas, dando ligeros brincos para tomarla, pero torpemente se estrella con el tronco y tropieza hacia atrás, cayendo en tu pecho.
Te voltea a ver sorprendido. Sus pupilas se dilatan cuando cruzan miradas, y un choque eléctrico nace en tu cuello y culmina un doble recorrido en tu cabeza, fulminándola con mareos. ¿No estarás soñando?
No es así, por que tu no sonríes. Te mantienes impasible sin expresión aparente, mirándole hacia abajo, expectante a algo, cualquier cosa.
-L-lo siento.-En ese momento tu mundo se viene abajo y se recupera en ese mismo instante, ¡El te ha hablado! ¡El lo hiso! ¿Y ahora?-Fui torpe.-Se soba la nuca, mientras tu te acercas a aquel tronco y de un puñetazo lo golpeas nervioso de que todo te salga mal en un momento donde nada podría echarse a perder, y en ese instante la florecilla cae al suelo. Te sorprende verla descender hasta tus pies, así que instintivamente la alcanzas, acunándola entre tus manos, y ofreciéndosela a el una vez que recuerdas que esta enfrente.
Antes de llorar por que todo parece tan irreal, tu te vas, caminando deprisa, esperando y rogando por que no te siga, y al mismo tiempo, deseando que lo haga.
Sales tan aprisa que ni te detienes a recargarte en el marco de la entrada para verificar que no este detrás, solo huyes, de nuevo eres cobarde.
Días mas tarde, vives en un tormento, arrepintiéndote de no poder nunca cambiar, por que ni aunque el te lo pidiera en persona serías capaz de hacerlo, pero si podría ser el la razón de que lo logres, solo tienes que esforzarte por encontrarla, que valga la pena.
Y otra vez hechas un vistazo, sentado en una banca, comiendo una manzana, esperando que el aparezca como de costumbre en tu panorama, son ahora mismo las siete de la mañana, llega el autobús respectivo de aquel horario, y ahí esta el, bajándose, despidiéndose con un ademan.
Y entonces te das cuenta de algo peculiar. Algo que te da ganas de arrancarte los ojos por haber sido tan ciego, por no haberlo notado antes por andar siempre ensimismado en el mismo pensamiento.
El no tiene ni un solo amigo.
Y sin embargo tu solo te quejas.
Si tan solo lo hubieses sabido antes.
La interrogante en tu pensamiento se hace mas grande.
Te levantas listo para encararlo, pero el no se mueve. Ni si quiera notas leves contracciones en su pecho que indiquen que aun respira. De un momento a otro, se recarga en sus rodillas con la respiración agitada, de haberla contenido tanto momentos atrás.
Tu sueltas tu manzana ya terminada, tomas valor, mientras entrelazas tus dedos, decidido a acercarte, mientras el no te ve. No te oye, no te siente. Una sensación de arrollamiento te inunda hasta las pupilas, ¿Por qué no se remueve ante tu presencia? Ya estas parado frente a el, tan anestesiados tus sentidos, que apenas y te das cuenta que un motociclista esta corriendo en dirección a ustedes, y tu instintivamente, te agachas, y lo jalas lejos para que no se lastime. Aprietas tus ojos y lo abres poco a poco denotando que no había peligro, pero el no lo sabe, solo fue testigo del sonoro arranque del vehículo.
Con miedo a flor de piel, posas tu mirar en sus ojos dilatados nuevamente, rodeados por un brillo especial tan conmovedor.
-Gr-gracias por salvarme.- Las vibraciones de su voz magnetizan sangre hacia tus oídos; el sonido sin aliento del otro hace temblar agradablemente a tu propio cuerpo. Maldita sea, si el sigue siendo tan inocente vas a terminar perdiendo los estribos y correr el riesgo de lastimarlo.
Los colores que centellan en sus ojos llenos de armonioso agradecimiento y la jubilosa algarabía te entusiasman, motivándote a sonreír a los pocos segundos, tus labios se curvaron cuando, en el latir de tu propio cuerpo, sientes la verdadera naturaleza de su motivación.
Y ahora tu te jactabas de entenderlo y presumías la capacidad de abrumarlo…
Lo rechazas.
Le sueltas inmediatamente, rascando tu cabeza, y mirando hacia todos lados, menos hacia el… los ecos se tornaron osados y punzantes.
Entonces tenías dos problemas. Uno, no pudiste abrir los labios para musitar tan si quiera un =”De nada” =. Te das cuenta de que sólo has pensado tus palabras. Dos, por más que muevas tus manos con torpeza excesiva, no notas que el te mira desconcertado y con el peso del rechazo ahora en su pecho, ese rechazo del que tu huías antes.
-Disculpa…-Su voz interrumpe tus conflictos mentales, ¿Cómo actuar normal a partir de ahora? No, no eres un cobarde, la sustancia de la palabra es en si muy fuerte; solo eres un gallina. Triste comentario en si mismo.
Ahora osas mirarle fijamente, sin otra emoción en los ojos que no fuera su vomitiva y perenne melancolía. Es tu culpa.
Sus movimientos sufrieron una retardación antinatural. Se dio la vuelta con los hombros caídos, y una tristeza venidera a causa tuya. ¡Estúpido, has algo al respecto! ¿Acaso te piensas quedar ahí sin hacer nada? ¡¿Tanto acoso inconstante para nada?! Desperdiciaste momentos de tu vida de la manera mas estúpida posible, es momento de cambiar… Pero no exactamente. Confuso.
Tu dolor físico nunca fue nada comparado al desmoronamiento mental de estos instantes.
¿Cómo poder vivir con eso?
Ahora si es viable decir que el suicidio si es de cobardes, al igual que la ruta de drogarse.
«- Sal de mi cabeza -».
Realmente se vuelve tedioso.
Te das la vuelta enojado de ser tan TIMIDO. Si, esa era la palabra correcta durante todo este viaje de escasos momentos que te dejaron sin aliento. Será mejor obtener frutos luego de una buena cosecha que estabas por considerar. Terminas golpeándote con una rama tendida en el suelo. Golpeas ahora mas que furioso por haber sido torpe.
Una persona que no se cae, jamás sabrá lo que es la satisfacción de levantarse.
Varios, varios días después donde la gente mortal se habría sumido en una depresión oculta tras varias botellas, te atreviste a comenzar a ser fuerte. Bien podrías estar haciendo algo bueno por alguien mas, pero esta vez fijaste tus ojos en el… Interesante.
El día que crees poder tener todo bajo control y no flaquear ante el mas mínimo roce, el no aparece.
La desesperación es inminente, las manos ya están posadas en tu cabeza en signo de preocupación, ¿Dónde esta? ¿Por qué no ha llegado?
Seguro se retraso el autobús, si, seguro es eso… Pero justo ahí va llegando… Ya es de noche, bajan dos personas, pero ninguna se trata de el. ¿Y ahora que? Si llevaras contigo un ramo de flores considerarías la opción de tirarlas al suelo y pisarlas, pero no quieres espantarlo si casualmente se parara frente a ti, ¿Cierto?
Abres la boca, tu cara de asterisco es inminente cuando te das cuenta que es el ultimo en bajar, arrastrando los pies hasta su hogar. Y sin pensarlo dos veces, corres. No fuiste capaz de reprimir el impulso. Apenas dio una mirada hacía su espalda, corriste detrás de el, como si de perderlo de vista, no volvieses a verlo jamás.
A veces toda la ayuda que necesitamos esta en un abrazo. Y tu se lo das a el, tomándolo desprevenido. ¿Por qué? No preguntes, o lo estropearas otra vez.
Sientes su desconcierto, sientes sus manos aferrarse a las tuyas y apretarlas para no dejarte ir, no de nuevo, ¡¿Qué significa eso?!
Algo en tu entre pierna reacciona como vil intruso, ¿Por qué ahora? Habías olvidado tu ligero problema de precocidad. Jamás pensaste que esto llegara pasar, no, no de nuevo.
Sientes tu celular vibrar, seguro es Tao, regañándote por no haber ido a tus practicas de ballet, ¿Te sorprende? Si, tu amas el ballet como el bubbletea. No sabes cuando ni donde le tomaste el gusto, pero así fue, solo por el hecho de que te fijaste en el, olvidaste todo lo que para ti era importante.
-No me vayas a soltar.- Asintió tímido. Su inseguridad te asaltaba la mente, otra vez de nuevo esa interrogante. ¿Tiene amigos? Si es así no arruinarás el momento preguntando tan estúpidamente, no ahora.
-No lo haré.-Te aferraste mas hacia el, embriagando tus sentidos con su aroma.
-Pensé que jamás te atreverías a hablarme.- Ese comentario alimentó tu desconcierto, ¡¿Qué, que?! ¡¿Cómo lo supo?!
Sin embargo, días después de haberlo tenido tan cerca de ti, te atreviste a dejarlo ir, ¿Acaso solo estaba de vacaciones en China? Tu lo estabas, pero, ¿Y ahora?
-Se largó a Corea…-Musitaste mientras hablabas con el que aquel entonces era tu vecino.
Si el se olvida de ti, será tu problema, por que ahora eres la persona mas enojada, despreciable, y misántropa con la que alguien tenga la mala suerte de toparse. Conflictivo cada vez, mal agradecido y contestón. Cada día desde que volviste a Corea, lo has estado rastreando por internet buscando algo, cualquier señal de vida…
-Le gustan los chismes…-Una sonrisa lasciva inundó tu rostro. No volverás a ponerle atención a ninguna otra cosa que no sea el, ya que ahora eres su HOMBRE, sin que te lo haya pedido.-Nunca podrás librarte de Oh Sehun, mi hermoso Luhan.
Prometo a no volver a ser tímido contigo, no de nuevo... no prometo no ser brusco, no prometo no ser un desgraciado, no prometo no lastimarte, no prometo que será sencillo, prometo que valdrá la pena.
No tengo miedo a morir en el proceso, si bien es cierto no había vivido hasta conocerte, si no eres capaz de soportarlo, mátame entonces, pero no me dejes.