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La oscura Tierra de las Maravillas por InfernalxAikyo

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Notas del capitulo:

Holaaaa n.n! Pues aquí les traigo el último capítulo :CCCCCC

Lo hice con todo mi amor
Quiero darle las gracias a todos ustedes, de verdad que estuve muy irresponsable con las actualizaciones pero sus reviews me daban ánimos para seguir escribiendo y escribiendo y aquí esta el fruto :3

Enserio, muchas gracias por acompañarme en esta laaaarga historia.

Espero que les haya gustado

Y muchas gracias por leer.

Un abrazo gigante a cada uno de ustedes n.n 


Capítulo 11: ''Locura''






(POV Cheshire)




De un momento a otro me vi obligado a correr nuevamente junto a Nathan. No logré verlo, pero por el ruido que llegaba desde la calle abierta pude reconocer al menos unos doce caballos galopando furiosamente, podía escuchar las respiraciones jadeantes y los corazones acelerados de los hombres que los montaban y el silbido de los mosquetes descansando dentro de sus fundas, listos para ser disparados. El mantenía mi mano firme en la suya mientras corría agitadamente, casi arrastrándome junto a él. Su respiración era inestable y podía escuchar el rugido de su corazón que parecía estar a punto de saltar desde su pecho, mantenía la mirada fija en frente y una mueca de preocupación en su rostro que intentaba esconder. Nos adentramos aún más en los oscuros callejones, buscando una salida, un lugar familiar, alguno donde ocultarse. Ya podía oír muy cerca los caballos y la frenética carrera parecía estar a punto de acabar. Mis piernas comenzaron a temblar y luchaba contra las lágrimas para apartarlas de mis ojos, en cualquier momento nos iban a descubrir.

Estaba asustado. Hace algunos días no me hubiese importado ser atrapado y encerrado, no me hubiese importado caer nuevamente en la celda de algún circo o calabozo. No me hubiese importado las torturas e incluso que me llevasen a la muerte como muchas veces estuvieron cerca. Pero no ahora, ahora tenía a Nathan. No quería, no quería alejarme de él nunca más.

No ahora que comenzaba a sentirme de esta forma.

Por un momento dirigió su mirada hacia mí y sonrió. La perfecta mezcla de colores en sus ojos pareció resplandecer y casi pude oír cómo me hablaba a través de ellos, el negro y el verde, color tan idéntico al mío, parecían hacer el juego más sublime dentro de aquel rostro cansado que intentaba tranquilizarme.

- Vamos a estar bien – Dijo con voz suave antes de alejar su mirada de mí para volver a posarla en el horizonte. Correspondí aquella sonrisa, aunque él ya no me miraba cuando hice esto.

Estaba decidido, no me apartaría de él.

Sentí un leve tirón que me despertó de mi ensueño y noté como salíamos a una calle abierta y comenzábamos a ascender hacia lo que parecía una mansión en una colina. Miré hacia la estructura y noté el techo color negro y las gárgolas que reposaban majestuosas en sus balcones, las rejas oscuras adornadas con rosas color blanco que le daban un aspecto encantador al lúgubre lugar. No tuve que adivinar, era la mansión Hatter.

Llegamos y Nathan no perdió tiempo. En la entrada se alzaba la figura de una mujer delgada, de no más de treinta años, tenía el cabello largo negro suelto por los hombros y los grandes ojos castaños parecían preocupados. Una gran sonrisa afloró de su rostro cuando nos vio llegar. 

- ¡Amo Hatter! ¿Dónde había…?-

- No es momento, Helena-
Interrumpió él rápidamente mientras con la mano que tenía libre arrastraba a la confundida mujer y a mí a dentro de la mansión para cerrarla con llave. Me soltó y solo entonces pude descansar. Posó ambas manos sobre los hombros de Helena y le dirigió una mirada seria.

- Vas a matarme…- Dijo antes de explicar la situación – Pero tengo a todos los hombres de la mansión Báthory tras de mí- La joven abrió los rosáceos labios sorprendida, mientras que sus ojos y su rostro que había empalidecido de pronto mostraban la imagen más fidedigna del espanto puro.

- ¡A-A-Amo!- Alcanzó a decir.

- ¡No te preocupes!- Gritó él notablemente nervioso – Salgan de aquí, tú y toda la servidumbre -

- ¿Q-Qué está diciendo?-

- Solo quiero evitar una matanza…-

- ¡No!-
Grito ella y esto le obligó a callar al rubio inmediatamente - ¿¡Quién crees que soy yo, Nathan Hatter!?- Su actitud de criada sumisa cambió de pronto a la de una madrastra estricta.Mi compañero dio un paso hacia atrás al percibir su notable enfado - ¡Ahora mismo sacaré a la servidumbre!- Dijo alejándose de nosotros - ¡Pero yo no pienso mover un pie de esta casa!- Y atravesó la puerta.

A los pocos minutos se escucharon algunos caballos alejándose del lugar.

Nathan suspiro.


Helena había dado la orden para que todos los demás se alejaran de la mansión, pero al parecer ella no estaba dispuesta a salir de esa casa, ni siquiera transformada en un cadáver.

Era realmente admirable.

Miré hacia todos lados, confundido. De pronto, Nathan me tomó de la mano y me arrastró entre los pasillos de la mansión hasta dar con una brillante escalera de mármol que parecía ser el pasadizo hasta unos subterráneos. Me paré en el primer escalón y el recuerdo de la mansión Báthory acudió a mi mente y me hizo temblar. Él lo notó.

- No voy a hacerte daño…- Dijo mientras tomaba ambas manos entre las suyas y dirigía sus pálidos labios hasta mi frente para regalarme un dulce beso en ella – Jamás podría hacerlo…- Dijo, como si estuviese prometiéndolo y en ese momento sentí un nudo en la garganta y cómo mi estómago se apretaba, nervioso y emocionado. Mis mejillas enrojecieron hasta arder.

Bajé el primer peldaño.




(POV Nathan)



Cheshire parecía asustado, así que con cuidado le ayudé a bajar las escaleras. Era de entenderse, lo que le hizo vivir Elizabeth fue algo horrible.

Pero no volvería a permitirlo.

Aquellos hermosos y cada vez más brillantes ojos verdes resplandecieron asombrados cuando terminamos de descender hacia los talleres. Allí, estaban todos mis trabajadores haciendo sus tareas. Los sombrereros Hatter eran los hombres más capacitados de toda la región, pero este éxito no se debía solo a eso. Si, mis trabajadores eran los mejores artesanos, por eso nuestros productos eran los mejores, pero ellos no eran tan solo simples sombrereros experimentados.

No, no lo eran.

- ¡Muchachos!- Grité pero nadie pareció tomarme en cuenta, todos seguían con su trabajo arduamente. Algunos discutían, como siempre y otros estaban demasiado ensimismados en lo que hacían para tomarme atención. Algunos cosían, otros seleccionaban las telas y otros comparaban los moldes de lo que en algunos días serían nuevos sombreros. El pelirrojo a mi lado me dirigió una mirada confusa mientras apretaba mi mano con fuerza. Tomé aire.

- ¡Estamos en guerra!- Exclamé con fuerza y esta fue la señal para que todos se detuviesen de inmediato y se formaran rápidamente. No, mis hombres no eran trabajadores comunes, ellos no eran solamente artesanos.  

Eran verdaderas máquinas de guerra.

- ¿¡Qué!?- Un chillido de Cheshire a mi lado me hizo reaccionar, quedaba poco tiempo. Lo tomé del brazo y lo arrastré hacia mí para abrazarle por la espalda.

- Este es Cheshire…- Dije aun sin soltarle de la cintura, sentí como se revolvió entre mis brazos e intento apartarse, notablemente sonrojado.

- Desde ahora en adelante me ayudarán a protegerlo- Dije ahora con voz más baja, ante el notable y eterno silencio de mis hombres que escuchaban atentos.

- Afuera, los hombres de Báthory se alzan en nuestra contra ¡Id y alejadlos de la mansión!- Grité furioso y de cierta forma descargué algo del nerviosismo que traía. El dedicarme al negocio del opio me había obligado a tener a los mejores hombres a mi lado, esto incluía a mis entrenados trabajadores, por supuesto.

- ¡A la orden!- Gritaron todos al unísono, tan perfectamente sincronizados que era digno de aplaudir y acto seguido se retiraron corriendo hacia las afueras de la mansión.




(POV Cheshire)



- ¿Q-Qué ha sido eso?- Pregunté nervioso, removiéndome entre sus brazos y lográndome apartar un poco de él. El rubio dirigió una afable sonrisa de medio lado.

- Creo que olvide mencionar que tengo un ejército privado en casa – Bromeó.

- ¡Amo Hatter! ¡Amo Hatter!- La voz de Helena nos alertaba de malas noticias. La morena llegó corriendo a nuestro lado, con la respiración entre cortada y notablemente asustada. Me apartó suavemente de los brazos de Nathan y le tomó a él por los hombros, zamarreándole bruscamente.

- ¡¿Qué se supone que ha hecho para que esté más de un centenar de hombres Báthory fuera de la mansión!?- Gritó histérica sin dejar de sacudirlo.

- ¡¿Qué ha hecho, amo Nathan?!- La mujer estaba al borde de las lágrimas - ¡Le prometí a su padre que iba a protegerle! ¡Ahora están a punto de abrir fuego contra nosotros! ¡Además vi a más de sesenta hombres salir de nuestros talleres armados! ¿¡Desde hace cuánto que tenía un ejército en la casa!?  ¡Vamos a…!-

- ¡Cálmate, Helena!-
Gritó él con voz ronca y varonil y la mujer se detuvo, luego la estrechó en un cálido abrazo al notar como ella comenzaba a romper en llanto. Me sentí culpable, todo este caos era por mí.

- Todo va a salir bien…- Musitó en tono calmado mientras me dirigía una dulce mirada, como si me estuviese hablando a mí también.

- Vamos al salón de té…- Dijo de pronto apartándose de la pelinegra y tomándome de la mano –Ahí tengo algunas armas escondidas- Y nos encaminamos hacia la escalera para salir de los subterráneos.

Llevábamos caminando algunos minutos ya en busca del dichoso salón. Afuera, podía oírse el sonido de disparos y armas sin cesar. Los gritos de los hombres en guerra se me hacían inmensamente aterradores y cada gruñido de bala, cada silbido de la hoja de alguna espada hacía que todo mi cuerpo temblase. Nathan caminaba a mi lado con una tranquilidad en el rostro que me asustaba, parecía ser el único que no se asustaba con cada golpe que daban contra la puerta principal y que retumbaba en toda la gran mansión.

Subimos por unas escaleras de madera fina, los peldaños eran cubiertos por una alfombra roja turca que le daba un aspecto elegante, a la izquierda de ella se alzaba un pasillo oscuro que parecía abandonado, sin ningún candelabro que le entregase algo de luz. Sentí un tirón y cómo Nathan se adentraba junto a mí en él y como si supiese el camino de memoria, entramos en una habitación que estaba igual de oscura.

- Hace mucho tiempo que no entraba aquí…- La voz de Helena me recordaba que ella estaba junto a nosotros –Encenderé una vela…- Dijo mientras la sentía caminar en la oscuridad y rebuscar entre los cajones. Inconscientemente apreté con aún más fuerza la mano de Nathan.

- ¡Aquí est…!- La vela se encendió y la mujer cayó al suelo. Di un respingo, asustado.

- ¿¡Qué demoni….!?- Un candelabro se encendió e ilumino tenuemente por completo la habitación, mostrándome aquella visión que había querido olvidar todo este tiempo. Ahí estaba ella, Elizabeth, junto a unos diez o quince hombres. Sonreía maléficamente, sabía que llegaríamos ahí.

Nos había tendido una emboscada.

Nathan se puso delante de mí, protegiéndome.

El violeta de los ojos de Elizabeth brillaba con un resplandor rojo, como la sangre y una aterradora aura esparcía su alrededor. Su zapato estaba ahora sobre la cabeza de Helena que estaba en el suelo y parecía estar a punto de clavar la punta en ella.

- Nunca me agradó tu criada…- Dijo mientras levantaba el pie y lo dirigía hacia ella. En ese momento sentí una extraña sensación desbordar dentro de mí y antes de que pudiese pensarlo si quiera, salté en dirección a Elizabeth y la embestí con fuerza, arañándole la cara.

- ¡Cheshire!-

- ¡Sal de aquí, Helena!-
Ordené al notar como la horda de hombres se abalanzaba sobre mí.

Se sentía horrible, aquella sensación, aquel sentimiento que había intentado todo este tiempo de ocultar. El contacto con la carne, la sangre escapando del angelical rostro deformado de Elizabeth Báthory.

- ¡Mi ojo!  ¡Mi ojo izquierdo! ¡Me duele!- De alguna forma esos gritos…

Eran música para mis oídos.

Sonreí, extasiado.





(POV Nathan)




- ¡Cheshire!- Grité al notar que en un solo segundo había escapado de mi lado y se había abalanzado sobre Lizz para evitar que la cabeza de Helena terminase aplastada bajo su zapato.

- ¡Sal de aquí, Helena!- Ordenó frenéticamente y la mujer me dirigió una mirada, esperando mi aprobación.  Asentí con la cabeza mientras comenzaba a correr hacia un armario para sacar de ahí un arma. De pronto todos los hombres de Elizabeth se habían abalanzado sobre Cheshire.

- ¡Mi ojo izquierdo! ¡Duele!-  Se quejaba Elizabeth en el suelo mientras una verdadera batalla se estaba dando allí en el piso. Me abalancé sobre un grupo en una tacleada y logré alejar de Cheshire a cuatro hombres, disparando cuatro veces justo en medio de la frente, muriendo los cuatro instantáneamente.

Giré cuando escuché un grito desgarrador escapar de los labios de un desafortunado hombre. Su garganta había sido cercenada y de pronto el soldado perdía el control de su cuello que había comenzado a resbalar de sus hombros. Otro grito de dolor irrumpió en todo el lugar y obligó a los demás atemorizados soldados apartarse. Ahí lo noté, como Cheshire clavaba sus filosas garras justo en el corazón del segundo hombre, y lo atravesaba por completo.

Quedé congelado.

El dulce joven al que estaba acostumbrado ver reflejado en ese puro rostro parecía haber desaparecido. Ahora una mueca seria le cubría, mientras aquellos ojos verdes brillaban incandescentemente en la oscuridad, como un par de faroles. 

De un momento a otro, Cheshire había cambiado.

Escuché el crujir de los músculos y como las fibras de aquel pobre hombre se rompían, una a una. Escuché su mano girar dentro de su cuerpo y apartar el corazón de su lugar, hasta arrancarlo de su pecho. Todos los demás soltaron un grito de espanto.

El pelirrojo ahora miraba curiosamente el pedazo de músculo que había quitado del pecho del hombre que se había desplomado contra el suelo.

- ¡Cheshire! ¿¡Qué haces!?- Exclamé y sus ojos se dirigieron hacia mí, cambiando drásticamente.

Tiró el corazón al suelo.

- ¿N-Nathan?- Preguntó confundido y noté como los hermosos orbes verdes estaban a punto de llorar – Y-Yo…- Intentó decir – No quise…- Llevó sus manos frente a él y las miró empapadas en sangre, espantado.

- N-No se…- Se cubrió el rostro con ambas manos y noté como las primeras lágrimas comenzaron a caer de sus ojos, mezclándose con el rojo de la sangre que bañaba sus dedos.

- ¡Que alguien le dispare!- Escuché la voz de Elizabeth gritar desde el suelo. Oí un gatillo.

- ¡Cheshire!- Grité e intenté hacerle reaccionar, pero no se movió. Corrí hacia él desesperadamente y le abracé, cubriéndole.



(POV Cheshire)



El rugido de una bala me despertó. Cuando volví en mí estaba arrodillado en el suelo y Nathan me estrechaba fraternalmente entre sus brazos. Subí la mirada y me encontré con sus ojos que reflejaban dolor, solo entonces miré su hombro izquierdo, una bala le había alcanzado.

- ¡N-Nathan!-

- ¡No disparen!-
Por primera vez la voz de Elizabeth me era agradable. Al parecer aún seguía  queriéndole y estaba evitando que lo matasen.

- Shhh…-
Nathan me obligó a callar y me abrazó con aún más fuerza, una sonrisa cansada afloró de su rostro. Sentí como las lágrimas comenzaban a invadirme.

- ¡Nathan Hatter!- La voz de un desconocido entraba en mis oídos. Miré entre los brazos de Nathan y noté a un hombre alto, de cabello color miel y ojos castaños algo anaranjados, entraba en la habitación con seis hombres más, todos apuntando hacia Nathan.

- Que bueno que llega, Conde Nádasdy- Dijo el rubio sin soltarme de su agarre –Aquí está su ase…-

- Tiene serias acusaciones en su contra, Hatter-
Interrumpió el recién llegado Conde – Se le acusa de ser el autor de los múltiples secuestros y asesinatos de las nobles desaparecidas- Nathan soltó un bufido mientras fulminaba a Elizabeth con la mirada.

- Eres una perra…- Murmuró entre dientes, sabiendo que Elizabeth le escucharía.

- Ponte de pie, Nathan- Ordenó el hombre. El negó con la cabeza

- N-N-Nathan….- Comencé con la voz quebrada por las lágrimas - D-Deberías…-

- Te amo, Cheshire-
 Interrumpió de pronto y atrapó frenéticamente mis labios entre los suyos, regalándome un apasionado beso. El sonido de otro disparo me obligó a apartarme.
Su rostro se contrajo en una mueca de dolor. Le habían dado en el hombro otra vez. Intenté soltarme de él para ayudarle, pero aun herido sus brazos seguían sujetándome con fiereza.

- ¡Eso solo fue una advertencia, Hatter!-

- Desde la primera vez que te vi lo supe…-
Comenzó el rubio sin prestar atención a las palabras del Conde – Esta bajo tu piel, aquello que escondes bajo esa máscara angelical e inocente – Sus ojos se encontraron con los míos, sonrió.

- Eres una bestia, Cheshire-
Dijo de pronto y sus palabras calaron profundamente en mí, causándome dolor. Su cabeza cayó sobre mi hombro cansada y sus brazos de pronto perdieron su fuerza.

- Y eso solo me hizo amarte aún más – Confesó.

Sentí mis ojos humedecerse y las lágrimas que comenzaban nuevamente a brotar. Él lo sabía, siempre lo supo. Podía ocultárselo a todos, podía mantenerlo escondido incluso de mí mismo…Pero aquella parte de mí, aquello que me ha acompañado desde el principio de mis tiempos y que ha hecho mi existencia más maldita aún, él la había visto.

Y era el único que lo había hecho.

Y ahora le estaba perdiendo…




(POV Nathan)



- ¡Te lo advertí, Sombrerero!Gritó François desde un rincón de la habitación apuntando nuevamente hacia mí, mientras mantenía una sonrisa esbozaba en su molesto rostro. Al parecer, este era mi fin. 

- ¡No sabes cuánto voy a disfrut….!- Intentó decir, pero de pronto sus palabras cesaron y le dieron espacio a un alarido doloroso y desgarrador.

- ¿¡Qué!? ¡¿Qué me has hecho?!- Balbuceó en un grito agónico mientras se retorcía en el suelo. Levanté la vista. Cheshire había saltado sobre él y le había arrancado la mano de un solo movimiento. Escuché el grito de los seis hombres que le acompañaban casi al unísono y todos cayeron al suelo  con una notable herida en su garganta aun  salpicando sangre.

El único candelabro que iluminaba la habitación cayó al suelo y de pronto todo volvía a ser completamente oscuro. Cerré los ojos y escuché el sonido de las armas disparándose, los gritos desesperados de Elizabeth, más armas, espadas, más gritos, el ruido de la carne siendo despedazada y el de los tendones y nervios rompiéndose como si se tratara de ganado. Comencé a sentirme mareado, el cansancio estaba a punto de vencerme y los gritos y el sonido de la sangre salpicando de alguna forma solo me hacía sentir más exhausto.

No me di cuenta, cuando me desmayé.





Desperté con una cálida sensación húmeda en mi mejilla, cuando abrí los ojos me encontré frente a frente con el rostro de Cheshire que me miraba alegre, sonrió.

Jamás me había sentido tan feliz de verle.

Su rostro estaba completamente salpicado de sangre al igual que sus ropas y todo su cuerpo, pero aun así a mis ojos me parecía bello, sublime. Miré dentro de aquellos ojos esmeraldas que seguían brillando y noté como algo había cambiado en ellos. Noté aquella mezcla perfecta dentro de su iris y que tanto ha fascinado todo este tiempo.

¿Cómo la dulzura y lo más odiable dentro de un ser pueden combinarse tan perfectamente dentro de esas joyas color verde?

Dirigí mi mirada a la habitación. En un rincón, alrededor de veinte cuerpos se encontraban apilados, uno sobre otro, y al lado de todos ellos, Elizabeth atada de manos y pies. Su rostro se hallaba completamente desfigurado por el arañazo de Cheshire, estaba llorando.

- ¿Tú hiciste esto?- Pregunté. El asintió con la cabeza. Intenté levantar mi mano izquierda y noté que estaba herida, entonces dirigí la derecha a su rostro para acariciarla.

- Buen chico…- Sonreí y sus rostro se iluminó, feliz.

- ¡Todo ya termino! ¡Hemos ganado!- La voz de Helena entraba e interrumpía el momento, la pelinegra llegaba a la habitación junto a uno de mis hombres- ¡Amo Nathan! ¿Qué le ha pasado en el hombro?-

- Estoy bien, Helena-

- ¡Oh por dios!-
La mujer volteó hacia la pila de cuerpos.

- Esta bien, Helena…- Repetí dirigiéndole una fulminante mirada.

- ¡¿Q-Qué vamos a hacer con todos estos cuerpos?!-

- Conozco un lugar perfecto donde dejarlos- Sonreí e hice un gesto para que el hombre que estaba junto a Helena se acercara. Le susurré algo al oído y el asintió con la cabeza, salió de la habitación y dio la orden a otros veinte hombres para que se apresuraran en sacar los cuerpos de ahí.

 Me puse de pie dificultosamente con la ayuda de Cheshire y me dirigí hasta Elizabeth

- Vas a pagar…-
Sonreí mirándola desde la altura.

- N-Nathan…- Intentó decir.

- Helena- Interrumpí – Prepara un carruaje para que escolte a la señorita Elizabeth a su casa…- Ordené y ella me miró confundida.

-Ahora…-  Gruñí. La pelinegra reaccionó y la tomó de un brazo y la arrastró hacia afuera.

Suspiré.

- ¿Qué planeas hacer?- Preguntó curioso el pelirrojo ofreciéndome su mano para acompañarme.

- Los cuerpos llegarán a la mansión Báthory y serán descubiertos junto a los demás que yacen en el subterráneo -  Sonreí – Toda esa maldita familia caerá…-

- Puedes ser muy malvado si así lo quieres, Nat-
Bromeó el pelirrojo.

- Lo sé…- Dije mientras lo dirigía hacia la pequeña mesita que quedaba en el centro del salón y parecía ser el único mueble que no se quebró en todo el lugar. Tomé la tradicional tetera y le serví algo de té, luego serví una taza para mí.

Di un sorbo y noté como la infusión se había mezclado con algo de sangre. No me importó.

Cheshire comenzó a beber desesperadamente, parecía sediento. Yo le miraba absorto, perdido en su cabello cobrizo que caía cansado, perdido en sus hermosos ojos, perdido en su suave y tersa piel que electrizaba la mía con solo tocarla.

De verdad, no quería apartarme de él nunca.

Se detuvo de pronto y dejó la taza sobre la mesa, abrazándome repentinamente.

- Después de haberles matado…- Musitó de pronto, con una pizca de tristeza en su voz – Debes estar loco para quererme aun así…-

- No sé si esté loco o no – Sonreí y atraje su rostro al mío para acortar distancia – Pero aquella dualidad que posees es lo que me vuelve loco por ti – Susurré y me sonrojé ante mis cursis palabras, sus mejillas enrojecieron completamente.

- Te amo, Nathan- Susurró en mi oído y luego dirigió sus labios hasta los míos. Su boca estaba salpicada aun con sangre, pero de alguna forma esta sabía inmensamente dulce si estaba atrapada entre sus labios. Le estreché con fuerza por la cintura mientras intensificaba aún más nuestro beso. Ahora sentía que todo estaría bien, por fin, él y yo…

En ese instante lo comprendí, al fin, no nos esconderíamos más. Desde ahora no viviría en las sombras como lo había hecho todo este tiempo, escondiendo mi ojo izquierdo, ocultándome al igual que él y huyendo de mí mismo, no. No huiría nunca más si él estaba a mi lado.

- Te amo, Cheshire…- Musité cuando nuestros labios se separaron y le estreché en un abrazo que me llenó de escalofríos de pies a cabeza. Sus dulces ronroneos comenzaron a inundar mis oídos, deleitándome de una cálida y agradable sensación que definitivamente pertenecía a la sublimidad del amor. Amor por él, amor propio, amor por todo lo que me rodeaba.

Solo entonces lo entendí…

Me había encontrado a mí mismo, cuando le encontré a él.















‘’He amado hasta llegar a la locura y eso que llaman locura, para mí es, la única forma sensata de amar’’ (*)

Notas finales:


(*) La última frase pertenece a la escritora francesa Françoise Sagan. Simplemente la leí y dije, esto es lo que pensaría Nath xDD


¿Les ha gustado? D:

Si, los personajes del mundo de ‘’La oscura tierra de las maravillas’’ tiene todos un lado ‘’Oscuro’’ Aquí esta el de Cheshire y Hatter

Y?? Les gusto el karma de Elizabeth? Quedo bien fea y a la cárcel xDDD No se, matarla habría sido demasiado bueno de mi parte xDDD

Dejen sus impresiones n.n

Quién sabe, quizas en algún tiempo salga alguna ''tercera temporada'' o algún fic que esté ambientado en este mundo que me encanta tano, siento que aun quedan muchas cosas que decir, pero por ahora, esta historia esta ''finalizada'' n.n

PD: A la chica que ama EllenxÁngelo e.e (Si, tu sabes quien eres) Aún estoy esperando tu especial de ellos dos :3 xD 

Espero verlos en mi próximo fic que subiré en un tiempo más. La temática será el ‘’Apocalípsis zombie’’ y se titulará ‘’La ciudad de los muertos’’ Pretendo hacerlo muy distinto a los que ya he hecho, espero resulte :D  n.n ya estoy trabajando en él.

Otra vez gracias n.n

Saludos y nos vemos en la próxima!



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