[Please don’t/The end]
Inhalo lentamente; absorbiendo el aroma del día, la brisa fresca del clima perfecto <Que suerte tuvieron, parece> y los arboles, todos en flor; Junio ¿Porque tenía que ser Junio? Exhalo.
Mientras que sus ojos se perdían en la calle habitada por todo tipo de autos y gente su mente paseaba más allá de todo alrededor, de sí mismo. Por más que lo pensaba no podía recordar como todo termino así. Hace unos meses parecía que este día nunca llegaría, como un augurio a la distancia, borroso, perdido e irreal y ahora; abría los ojos y aquí estaba, bañándolo en la fría realidad que se negaba infantilmente a aceptar a pesar de haber sido en parte colaborador de tal. Inhalo, exhalo.
No lo arruinaría, hoy no, tenía que hacerlo por él. Por ellos. Por si mismo, se decía y se trataba de convencer de que, tal vez si lo veía ir con sus propios ojos sería capaz de rendirse y dejarlo por las buenas, antes de que las cosas terminaran mal <Tal vez>. Suspiro pesadamente, su vida en un suspiro. Acabando y empezando de nuevo. Hoy era el principio del fin y él era el único testigo en este funeral.
Tenía miedo de lo que la vida seria ahora, solo.
Cerró los ojos una vez más. <Basta de holgazanear, hoy es el gran día > Estaría ocupado. Contaban con el hoy.
>>>
-¿Viene del lado del novio o de la novia?-
-Del novio- sudo con una sonrisa nerviosa, esto era algo nuevo.
-Acompáñeme- Eileen lo miraba desde el otro extremo de la puerta, recibiendo a otros cuantos extraños cuyos rostros vagamente reconocía <Genial, lado del novio> Ahora que lo pensaba de nuevo y mirando atrás, debieron conseguir una iglesia mas grande. Contra toda expectativa, las cosas iban bien, relativamente normales; solo una muerte, 2 peleas y no recuerda exactamente cuántas veces viajo en el tiempo, pero esta vez corrigió todos los errores. La experiencia trae sabiduría. Y mejor aun, nadie además de el - y un poquito Skips - lo habían notado por lo cual se felicitaba mucho a sí mismo, hmm, hmm, gracias, mucho.
Si todo salía bien, sería solo la muestra más grande de que era lo correcto.
-Creo que necesitaremos mas bancos...- la voz de Eileen era como un canto gozoso, la chica disfrutaba ocasiones como esta, y aunque no era la persona más sociable cuando la conoció, el tiempo al cambio <A todos los cambio> y ahora no podía contener su excitación, se mordía el labio con una mirada traviesa, mirándole con anticipación. El solo pudo sonreír resignado antes de reír como normalmente lo hacía; sin preocupación alguna.
Y era verdad, esperaba ver la reacción de cierta chica cuando viera que era la primera novia en tener menos invitados que el novio. No sabía aun que excusas le darían cuando supiera que muchos de ellos estaban aquí en libertad condicional o temporalmente revividos para la ocasión, ninguno de ellos quiso faltar; ni muertos. Que digan lo que quieran sobre ellos dos, pero eran muy sociables y eso no se podía negar, una vida diferente es lo que siempre les toco. Por el momento no había problema, pero en la recepción seria otro tema <Espero haya suficiente comida>
-Les dije que rentáramos un auditorio ¿Escucharon? No. "No te metas en esto", "No habrá pizza en la recepción", “En las bodas no hay pastel de chocolate”, "Fist pump ya está retirado y no vendrían, matamos a uno de ellos, ¿Recuerdas?" No saben organizar una fiesta, si fuera por mi estaríamos en un crucero o un parque acuático o que se yo, algo con vida y diversión - bufo, consciente de las infantiles tonterías que decía, Eileen rio con discreción, pero su ánimo no decayó.
-El día está perfecto, es casi como si el universo les diera su bendición -
El bajo la mirada, sonriendo.
-Si, el universo...-
<<Toc, toc>> unos segundos pasaron <<Toc, toc>> espero, pero nada <<Toc, toc>> irritado, pego su oído a la puerta y frunció el ceño.
-¿Mordecai? Mordecai, ¿Estas ahí, viejo? - ante la falta de respuesta no tuvo otra más que abrir la puerta.
-Vie... ¡¿Viejo?! - se aproximo a su cuerpo inconsciente y recogiendo su cabeza le dio una fuerte cachetada que lo hizo reaccionar al instante.
-¡Ahhhhhhhh! - grito más de la sorpresa que de dolor. - ¿Pero qué...? - sobándose lo miro aun confundido y adormilado. Y en cuanto reconoció su rostro lo abrazo, aferrándose a él con toda la fuerza de su cuerpo cansado. El no supo cómo reaccionar y ante su disgusto dejo que hiciera lo que quisiera.
-¡Viejo! ¿Que te pasa? ¡Te ves horrible! ¡¿Sabes qué día es hoy?! - pero sus palabras solo hacían que este se aferrara con más fuerza si era posible. Temía que pasaría esto.
-¿Que si lo sé? ¿Que si lo sé? POR SUPUESTO QUE LO SE ¡Hoy es el día! 20 de Junio ¡20 de Junio! Ah, ¿Porque tenía que ser Junio? - Lo mismo se preguntaba el esta mañana.
-Dímelo a mi - respondió sin interés y ligera burla, disfrutando levemente el malestar del otro - vamos viejo - se quejo, bufando, aun sin poder respirar teniendo en el doble de su propio peso sobre el - ¡Tu te buscaste esto! - trato inútilmente de apartarlo de su cuerpo sin resultados, con este aferrándose más a él con cada intento, casi como si esperara combinarse con el - Viejo, esto es patético ¡Este es tu día! ¡Estuviste esperando esto por años! ¿Y justo hoy te acobardas? ¿Después de que encontré un traje de mi talla? ¿Sabes lo difícil que fue? - Mordecai rodo los ojos y chasqueo la lengua. Mientras que el no dejaba de estirar la tela de su tan elegante y bello traje tratando de hacer un punto.
-Te dije que lo mandaras a hacer - desvió la mirada, ignorando las circunstancias.
-¡No estamos hablando de eso! - aprovechando la distracción del azulejo, lo empujo por la cabeza liberándose de su agarre finalmente, para el desagrado de Mordecai. El ave reemplazo su ausencia abrazando sus piernas, aun negándose a levantarse.
-Ya van 3 o más veces que tuve que viajar en el tiempo para que este día no se vaya a la mierda y tú no lo vas a arruinar ¡O no, no lo harás! - le señalo acusadoramente.
-¿En serio? ¿Y qué tal? -
-Pues variaba, una tal Betty trato de arruinarlo todo con una legión de serpientes voladoras alegando que Margaret es el amor de su vida y no la cedería a un imbécil patético y sin futuro que tiene alas y no vuela, bastante loca, aunque veo su punto -
-¿Betty? ¿Quien es Betty?- Mordecai ignoro el insulto o puede que no lo haya notado.
-Creo que tuvieron algo que ver en la universidad o algo así-
-¡¿Qué?! ¿En la universidad? -
-Viejo, es algo normal, todos experimentan en la universidad -
-¿Y tu como lo sabes si nunca fuiste? - solo se encogió de hombros sin darle importancia, plantando más dudas que respuestas en la ya gastada cabeza de Mordecai.
-A veces siento que tienes toda una vida que no conozco - murmuro mirándole fijamente con sospecha mientras se levantaba y sacudía sus ropas.
-No tienes idea - igualmente se puso de pie y subió a la cama poniéndose de pie sobre esta, en frente de Mordecai.
Lo miro de arriba abajo, buscando algún imperfecto; sacudió su saco, rehízo su corbata y acomodo el cuello de su traje, se alejo para observarlo por completo y asintió satisfecho. Su corazón se lleno de feliz amor y se reprendió a sí mismo, no era el momento para esas cosas.
-Luces bien... - se detuvo cuando reparo en su expresión.
-Mordo ¿Pasa algo? - el otro miro abajo, incapaz de mirarlo a los ojos y se rasco el brazo, inseguro. Una parte de él lo hizo sonreír conmovido por la ternura de su amigo asustado. Puso sus manos sobre sus hombros y sus ojos se encontraron.
-Todo saldrá bien, te lo prometo. No hay forma de que arruines esto - el sobresalto en sus ojos le dejo ver que acababa de adivinar sus pensamientos <Quien te conoce más, dime> y sonrió levemente. -No te dejare arruinarlo - le aseguro, dándole una palmada en los hombros antes de romper todo contacto. Mordecai rio, haciendo ademanes con los brazos mientras festejaban como en los viejos días. Supieron que momentos como este no volverían a ocurrir, no como ellos quisieran pero la vida es así; la vida sigue, la gente cambia y los caminos se separan. Incluso para ellos dos.
Antes de salir de la habitación Mordecai tomo su mano llamando su atención, el silencio le peso y lo que fueron segundos se sintió horas, le sonrió con ternura y sus siguientes palabras fueron como un sueño.
-Gracias -
-No hay de que, soy tu... -
-No me refiero a eso, solo... gracias, por todo -
Y tuvo que sonreír para ocultar sus lagrimas.
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Los minutos le caían como horas y duraban un instante, parecía que ese día no terminaría nunca y al mismo tiempo sentía que la noche había caído finalmente y este día era un recuerdo lejano. No sabía que opción era la mejor. Se asomo ligeramente para observar lo que sería el escenario del resto de su vida. Casa llena. No había ni un solo espacio vacío. Podía recordar toda su vida en cada rostro de esa peculiar multitud y no podía dejar de preguntarse si historias así se repetirían. Este no es el fin, no lo es, no lo es, no lo es.
¿Lo era?
"Aléjate de la cortina" se ordeno a sí mismo. Inhalo, sus ojos fijos en el suelo sin mirar realmente nada, sin pensar en nada, perdido en todo, exhalo. Por la ventana entraba la luz y el aroma de las flores frescas inundaba sus sentidos, por un instante le pareció ver diminutos copos de nieve. La presión lo tenía alucinando.
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-¡Ya casi es hora! - Eileen no dejaba de revolotear de un lado a otro cual colibrí en plena primavera, llena de ansias y sin saber qué hacer con ellas.
El se limitaba a mirarla con una sonrisa, esperando, secretamente deseando que la emoción de la chica se le contagiara o que sus palabras fueran mentiras y el momento esperado nunca llegara. Ambas opciones lo hacían sentir egoísta, pero ¿Que era él, sino egoísta?
Egoísmo y cobardía, el titulo de su vida.
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-Vaya, vaya, parece que tenemos estadio lleno, eh - sus ojos amatistas se paseaban por el salón, sus manos en sus caderas y una sonrisa sarcástica llena de satisfacción y un leve dejo de felicidad.
-Se vendieron todas las entradas - los demás rieron excepto por Benson que le miro con sospecha y leve enfado.
-Espera, no vendiste entradas de verdad ¿O sí? - Musculoso dejo de reír y se tenso, mirándole con miedo.
-Ehhh... - Benson enrojeció y comenzó a perseguir al hombrecito verde que lloriqueaba y corría con toda la fuerza que su cuerpo le daba. Starla meneo la cabeza, rendida, desde el otro lado de la habitación; esperando que el castigo de musculoso terminara y se sentara con ella. Toda esa gente la ponía nerviosa y no le hacía gracia que la muerte estuviera dos puestos de ella.
Skips reía, acompañado de Pops. A pesar de los años, Pops no había cambiado en nada, un par de arrugas, si. Y su oído ya no era tan bueno, pero la forma en la que giraba encantado por el salón, admirando la belleza de todo lo que los rodeaba y en el éxtasis de la emoción mostraba al mismo Pops de siempre.
Cuando se mareo lo suficiente para detenerse, miro a Skips embriagado en la dicha.
-¿Crees que Thomas vendrá? - canturreo animado, todos juntos otra vez que esplendido.
-Tiene mucho trabajo, pero me llamo. No se lo perdería por nada, aposto mucho dinero con Musculoso así que vendrá, solo espera - Skips le sonrió con amabilidad y ligera gracia al ver a Musculoso todavía corriendo lo que sería la quinta vuelta al salón. Pops saco su billetera, contando su dinero y rio felizmente.
-Oh cierto, me pregunto cuánto sería adecuado apostar, ¿Cuantas son? ¿30 a 1? -
Bueno, algunas cosas cambian.
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Sentada junto a otras damas de honor, admiraban sus vestidos y agradecían que no fueran una aberración, como se acostumbra. Eileen rio con sarcasmo, si supieran lo que tuvo que hacer para conseguirlos, agradecía a CJ y a Rigby o no estaría aquí hoy, ha...
De pronto toda la emoción se dreno de su cuerpo dejándola llena de incertidumbre. El tiempo se detuvo y no podía escuchar su propio corazón latiendo en su pecho ¿Estaba soñando?
Negó con la cabeza, recuperando la noción de la vida y recordando porque estaba ahí, su alivio expresado en un suspiro de tristeza indefinida.
-El fin de una era, eh... - y su voz se perdió entre los murmullos de los asistentes y las risas de los niños.
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-¿Cuantos meses te quedan? -
-Unos 4 meses mas - sonrió acariciando su abultado vientre.
Benson, a 2 puestos lejos de ellas sonrió igual que cuando habían llegado hace unas horas.
-Quien diría que Musculoso sería el primero en casarse y aun peor ¡Un hijo! Una prueba de que Dios no existe, y ahora este chico de entre todos, no creería que viviría para ver este día, Skips tal vez, pero no yo - burlo, dando una ligera patada al sollozante Musculoso cerca suyo.
CJ rio complacida, a decir verdad, ella tampoco creyó que estaría aquí, presenciando lo que podría bien haber sido una pesadilla años atrás, cerró los ojos por un momento y un rostro sonriente apareció como una luz en su mente, más que triste se sentía dejada atrás ¿De verdad estaba bien? ¿Para ella, estar aquí? Pero luego lo vio, asomándose por la cortina, con los nervios a flor de piel y dio gracias por ser parte de este momento.
-¿Algunos de ustedes ha visto a Rigby? - todos voltearon hacia Pops dejando que sus palabras hicieran efecto en sus memorias, nada.
-Ahora que lo mencionas ¿Donde está el pequeñín? - Pero nadie supo responder. Skips y Benson compartieron miradas preocupadas y sin que nadie lo viera se tomaron de las manos, esperando lo mejor.
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No muy lejos de ahí, pero lo suficiente para que nadie lo encontrara. En la rama de un árbol en el jardín por primera vez en años disfrutaba de una buena fumada; le supo a gloria aun con el estomago vacio. Demasiadas emociones como para comer, algo que no creía posible pero le pasaba más de lo que uno creería. Había tenido cuidado de no manchar su traje y se sentó en la rama más fresca y seca que encontró. Nadie lo encontraría, no creía que lo buscaran de todas maneras hoy no se trataba de él.
El se convirtió a sí mismo en una sombra, podrías decir; pasando desapercibido. No se permitiría arruinar ese día, había trabajado duro hasta hoy y esta era la despedida, pero estaba cansado y no era físicamente. Toda la fuerza que requirió soportar lo mismo todos los días por fin temblaba en el día más importante. Cuan inoportuno.
Suspiro entre bocanadas, de pronto no le sabia a nada. Con ligera molestia apago el cigarro y lo deshecho sin interés. Su mente estaba vacía, había pensado tantas veces en este día incluso antes de saber que llegaría que ahora que estaba aquí se sentía irreal ¿De verdad estaba pasando? Hace unos momentos lo confirmo pero aun hay instantes en que su incredulidad es casi toxica. Pero no lloraría.
Ya no, esos días quedaron atrás, ya no tenía lagrimas en el... o tal vez, tal vez podía esperar a esta noche cuando todos durmieran.
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Podía verlo, con sus esbeltas y pequeñas piernas ligeramente meciéndose con el viento, mas por inercia que por emoción; la cual parecía haberse evaporado de su menudo cuerpo, y se vio reflejado en el.
Tal vez no fue mala idea venir. Tal vez.
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Ya no quedaba tiempo, pronto llegaría el momento y todo escenario en que las cosas salían mal paso por su cabeza, sus errores no habían hecho más que alimentar sus miedos. Traumas.
¿Donde estaba? ¿Donde estaba cuando más lo necesitaba?
Hace unos momentos revoloteaba a su alrededor, sobando su espalda y engañándolo con sonrisas de ánimo y palabras de confianza. Lo necesitaba ahora, que le dijera que todo estaría bien, que nada cambiaria. Que viniera y le mintiera.
Lo vio regresar del jardín, algo apartado, lo suficiente como para que no lo notara llamando su nombre.
Inmediatamente le siguió, tropezando con otros, esquivando abrazos y golpes por igual, vislumbrando mas de cerca a sus amigos y rápidamente saludando a Pops que no dejaba de canturrear su nombre tratando de llamar su atención.
Para cuando llego al pasillo por donde lo vio, había desaparecido. "Maldición, sí que es rápido" algo que nunca cambio sobre su persona. Su cuello se resintió, adolorido de tanto girar en todas direcciones buscando por su rastro, abriendo puertas al azar, recibiendo gritos y hasta golpes por puertas que no debió abrir. Justo cuando pensaba regresar y que tal vez tendría mas suerte buscándole en el jardín, lo escucho; como un arrullo…la inconfundible voz que le acompañaba día a día. Sonrió y con ansias se apresuro a la puerta entre abierta de donde provino su voz, pero se detuvo. No estaba solo. Eileen le abrazaba con dolor en el rostro, pero él, el no tenia expresión alguna más que... absoluta rendición.
-¿Estas... seguro? - ¿Eh?
-¿Como podría? Hoy de todos los días - podía ver como fruncía el ceño, con decepción.
-Al menos tiene que saberlo, es tu última oportunidad - la voz de Eileen sonaba como un ruego y aunque desconocía el sentido de la conversación su pecho ardía con cada palabra, expectante.
-¿Oportunidad? Nunca ha existido tal cosa para mí. No cambiara nada, así es como deben terminar las cosas y yo no lo voy a arruinar, no hoy. Se lo debo. - por un instante, Mordecai se creyó descubierto por sus ojos, pero su mirada seguía en el suelo ignorando los arrullos de Eileen y pasando por alto los ojos azules que le miraban mas allá de la puerta, preocupados y asustados.
-¡Te lo debes a ti! ¡Es la única forma de que superes esto! Tienes que... cerrarlo... – el otro no lo soporto mas y se aparto del abrazo de la chica.
-¿Y qué? ¿Decirle que? Quieres que vaya y le diga, que a pesar de conocernos de toda la vida, y haber tenido cualquier día, el tiempo del mundo para decirlo, escogí justo hoy para confesar que no he conocido a una sola persona a la que pueda amar como le amo a él, que todas mis relaciones hasta ahora no han sido más que patéticos fracasos porque nadie puede hacerme olvidarlo ¿Que lo amo más que a mí mismo? Que crecí una vida siguiendo la luz que mi amor por el me brindaba y no conozco otra forma de vivir. Que este día una parte de mi morirá, pero que no importa porque ha sufrido tanto al rededor de los años que está feliz de que hoy pueda irse finalmente ¿Y luego qué? ¿Lo mando todo a la mierda y arruino este día para todos los presentes además de unas cuantas vidas, principalmente la mía? No quiero, no quiero... perderlo más de lo que ya lo hice... Mordecai es todo lo que tengo…- su voz era una ruleta de emociones, subía y bajaba de tristeza a rencor, odio y melancolía. Eileen le abrazo con fuerza otra vez, asustada por el afligido rostro de dolor que reflejaba el pesar de sus palabras. Odio escuchar esas palabras pero más le dolió cuando estas asentaron en su cabeza y el peso de la verdad lo golpeo de lleno, dejándolo sin nada más que incredulidad.
Todo este tiempo...
-¡Es hora Mordecai! - pero su cuerpo no se movió, estático, congelado en ese mismo instante y negándose a continuar. Si no hasta que fue arrastrado por una sombra que no reconocía y para cuando reacciono, la música sonaba. La marcha nupcial. Todos estaban de pie, algunos sonrientes, algunos conmovidos y otros al borde de las lágrimas. El lugar era enorme y el no podía respirar. La situación era como un sueño. Inhalo, exhalo.
Los niños de vestidos blancos dejaron un rastro de flores trazando el camino por el que llegaría, la idea lo golpeo y ahí estaba ella, más bella que nunca, en un vestido que nació para ser usado por ella y ella solamente.
Todas las miradas en ellos dos y una eternidad paso para que llegara a su lado, mirándole con todo el amor que su pequeño corazón de ave podía albergar, todo para él.
La ceremonia comenzó.
-Estamos aquí para presenciar la unión entre estos dos jóvenes que juraron amarse ante dios, Mordecai y Margaret, presentes frente a todos nosotros, hoy veremos el milagro del amor... - palabras que perdían sentido mientras que temía volverse sordo, rápidamente recobro el sentido y sin que nadie más que él lo notara viro a su izquierda, buscándolo aun sin saber qué hacer cuando lo encontrara.
Ahí estaba; sumergido en sus pensamientos y su mirada te dejaba ver que estaba lejos de ahí. Pero aun así al sentir su mirada azul escrudiñando su figura reacciono y le miro, le miro y le sonrió. Y por primera vez Mordecai lo vio; todo el amor que esos ojos cargaban con pesar cada vez que lo veían, siempre estuvo ahí para él. Todo este tiempo.
Y aun así Rigby le sonreía.
-Mordecai ¿Aceptas a Margaret en salud y la enfermedad, en las buenas y las malas hasta que la muerte los separe? -
<Eh>
< ¿Eh?>
"Por favor no"
-¿Qué? - murmuro, despertando del trance. Su mente y su corazón al borde del paro, llenos hasta desbordarse como nunca antes en su joven vida, lleno de emociones que hasta ese momento eran inimaginables para él. Inhalo. Estaba ahí, en ese justo instante ante todas esas miradas; pendientes de cada movimiento, de cada expresión. Exhalo. Estaba arrinconado, no podía escapar. La mirada de Rigby en su espalda y la mirada de Margaret en su rostro esperando una respuesta. Ambos dirigiendo todo su amor hacia él. No podía respirar.
Y ahora.
-Acepto -
Todo terminaba.