Querido, ¿qué eres?...
A veces uno piensa que, cuando el amor toca tu puerta, todo es miel sobre hojuelas, pero… yo lamento decirte que no es verdad, al menos no para todos.
¿Alguna vez has sentido el desespero?, de repente me vi vacío, frustrado, esperando que en cualquier momento alguien viniera y me sacara del pozo profundo en el que había caído.
¿Alguna vez has sentido el abandono aunque a tu alrededor haya mil personas? Hoy en día me siento tan solo, es como si de repente a Dios se le hubiera ocurrido terminar con la humanidad y de casualidad mi destrucción se le hubiera pasado por alto.
¿Sabes la diferencia entre dolor y sufrimiento?, porque yo a pesar de pensarlo mucho no me queda del todo claro a excepción de que...
¿El amor causa dolor o sufrimiento?
Me duelen los ojos de tanto llorar, la cabeza, creo que ahora incluso tengo migrañas, no soporto el sol… los brazos me duelen y bueno eso quizás es porque cuando duermo me abrazo a mí mismo y despierto todo engarrotado. Pero no creo que sea por amor. Éste no tiene la culpa ¿o sí?
Aun así el corazón me sufre, tanto que duele.
Y aun a pesar de todo lo que pueda causar tengo claro que no es el amor lo que lo provoca, porque… ¿qué de malo puede haber en un sentimiento que te llena tanto hasta el grado de sonreír como tonto casi todo el tiempo?
Aun así no entiendo entonces por qué lloro…
Hoy por la mañana me levanté con una sonrisa en el rostro, revisé mi celular y vi tu mensaje, ese que aún conservo; era tan lindo, tan bello, tan lleno de amor… y como por arte de magia las lagrimas brotaron de mis ojos como pequeñas cascaditas encendidas. Porque en mi rostro ardían.
Creo yo que lo que hace doler el cuerpo y sufrir el corazón no es el amor, pero cómo llamarle a esto que de repente me ataca y me deja sin aire. Es como si de repente un viento rebelde viniera y me cayera encima volviéndome loco, desordenando mis ideas.
¿Cuándo fue que empecé a sentir miedo en lugar de felicidad? Fue tal vez cuando no llegabas a nuestras citas, cuando no respondías los mensajes… tenía miedo de que fuera porque estabas con alguien más. De un momento a otro si no estabas conmigo creía que tal vez era porque alguien mejor ocupaba mi lugar.
¿Desconfianza?
Creo que así se llama el sentimiento que destruye el amor y es el que hace que sufra el corazón y duela el cuerpo. Sí, de seguro es eso lo que me pasó.
¿Desconfianza o amor, qué pudo más?
Bueno creo que a estas alturas mientras te cuento esto desde los trazos del lápiz que con tanto fervor manejo es porque creo que pudo más la desconfianza. El amor aquí está, lo juro, pero el dolor invadió mi cuerpo cuando el sufrimiento atacó mi corazón. Porque entonces… el amor perdió.
Cuando veo nuestras fotos un nudo se me forma en la garganta, tanto así que debo tomar una gran bocanada de aire que después suelto y la gente pregunta: ¿Por qué tanto suspiro?, pero deberían de entender que no son suspiros, es solo falta de aire, ya que el pecho me duele porque el corazón me sufre.
¿Has notado que he repetido innumerables veces el sufrimiento que invade mi corazón?, bueno, no es como si no supiera escribir y fuera solo repetitivo. Lo que pasa es que de verdad es algo que debes saber. ¿Por qué?, bueno es que quiero que te enteres de que llevo tu recuerdo grabado en la mente… porque entonces realmente el corazón no me sufre ni nada, es tan solo esa parte de mi cerebro que hace que te ame, que te necesite, que te cele y la causante de que arruinara lo poco o mucho que había.
No pude confiar del todo en ti— y razones en el futuro me llegaron para no más hacerlo— pero en ese entonces pensaba que yo tenía la culpa, y fue por eso que mi parte retorcida se apoderó de mí.
Recuerdas los llantos a todo pulmón cuando llegabas tarde… maldita manía la tuya la de llegar hasta una hora después de lo acordado y lo odiaba y es que, ¿cómo no pensar que me engañas o que has perdido ya el interés y se ha esfumado el amor, cuando llegas siempre tarde, cuando ahora te tardas más en contestar al teléfono, los mensajes, los whats app?
Bueno no podría explicarlo pero así pasó.
Con el paso del tiempo fui acostumbrándome a tus tratos y acciones— lo peor que pude hacer— me resistí ante todo para que mis ataques de cólera y sufrimiento no me ganaran y empezara a gritar a los cuatro vientos lo maldito que eras. Y eso lo único que me ocasionó fue sufrimiento, sufrimiento que se convirtió en dolor cuando rechinaba los dientes por coraje, cuando golpeaba las paredes con rabia.
Cuando pensé que todo iría a mejor, que nuestra relación no podía estar en sus mejores momentos fue cuando aquel mensaje llegó…
“Aquel al que amas te es infiel”
Juro por todo lo jurable que en ese instante sentí que en mi interior algo se había roto, algo había dolido tanto que mi ser realmente sufría.
No sabía qué hacer, de repente la desesperación, el llanto y la sensación de vacío se hallaban mezclados en mi interior como un licuado de tremendo dolor y sufrimiento—. Me gusta sufrir por muy idiota que suene y de eso me di cuenta con el tiempo, cuando aprendí a amar el dolor—.
A los pocos días de que llegara ese mensaje y te armara toda una revolución en la que terminaste aceptando tu maldita infidelidad fue que mi locura empezó. Entendí que el dolor y el sufrimiento no eran tan malos del todo pero que uno siempre dolía más que el otro. El sufrimiento era tan fuerte que dolía el cuerpo, pero el cuerpo no me ha llegado a doler tanto como para empezar a sufrir.
Entonces me enteré de que el dolor físico puede curar el sufrimiento interno. Cada corte en mi piel ahora son la muestra oscura y cicatrizada de mi dolor que ayudaba a vencer mi sufrimiento; ver la sangre rodar por mi carne mientras manchaba aquel instrumento me traía calma. Sé que cualquiera que leyera esto pensaría que estoy loco, y sí, lo estoy y tú también lo sabes, porque tú lloraste junto a mí mientras besabas cada marca pidiéndome perdón.
Un perdón que no me negué a conceder, un perdón que marcó una nueva etapa de nuestra historia…
“—Si algo sé es que nuestra historia acabo antes de que nuestra relación lo hiciera”— dijiste hace unos días y sin querer mi corazón sufrió.
Me fuiste infiel, ¿cuántas veces?... con el tiempo aquella pregunta recorría mi cabeza dejándome ignorante, sufriente y adolorido cuando mis uñas se enterraban en mi carne para evitar llorar.
Estoy enfermo… y eso también lo supiste.
¿Cuántas veces te culpé de mis delirios, de mi dolor y sufrimiento?
Muchas fueron aquellas veces. Demasiadas y en cada una de ellas te grité y reproché todo aquello que contigo vivía y sufría…
¿Recuerdas aquella vez en la que intenté suicidarme frente a ti, aquella vez en que habíamos decidido terminar?, pues déjame te confieso que, cada capsula, estaba vacía. Pero amé tu reacción, tu sufrimiento y el dolor de tu cuerpo al aguantar mi peso mientras fingía mí… ¿qué fingía? ¿mí muerte?
Tal vez, mi amor…
Y de nuevo estuvimos juntos, viviendo, sufriendo… causándonos dolor.
“—Ámame, siempre cada segundo de tu vida— “
Eso te había pedido, no pensé en nada más en ese momento, solo en el amor que me pudieras tener.
¿Cuánto tiempo más pasó desde aquello?, la verdad es que en número lo tengo perfectamente calculado pero para nosotros todo ese tiempo significó más; más dolor, más sufrimiento.
Te amé demasiado, pero es momento de partir.
Cada día estaba lleno de peleas.
Tengo que vivir solo desde ahora.
No volveré a llorar nunca más.
Sinceramente, esto es difícil, doloroso y solitario.
Pero es porque pretendes ser fuerte.
Lo siento. Fui un estúpido al creer que siempre
reiríamos, incluso aunque yo sólo quería llorar.
Cuando decidimos que todo debía de terminar ,ahora si, por y para siempre estaba completamente consciente de que una parte de mi ser también moriría con lo que en un segundo habíamos matado— nuestro querido amor— y también sabía que después me arrepentiría pero que tal vez, esta vez ya nada tendría remedio.
El tiempo pasó y no supimos mas nada el uno del otro, no hablábamos, no nos veíamos. Cada uno de tus mensajes los rechacé y te dije no sé cuántas sandeces con tal de que dejaras de molestar, herí tu orgullo o incluso algo más que hiso que sufrieras— o eso creí en aquel momento— ya luego entendí que tú no eres de las personas que sufren, eres de las personas que duelen y hacen sufrir, nada más.
¿Cuánto tiempo, lagrimas, gritos y de más tuviron que pasar para que nos volviéramos a hablar? No lo recuerdo, o tal vez es solo que no lo quiero hacer ya que en el proceso realmente sufrí.
Prometimos ser amigos, prometimos querernos y ya jamás regresar, evitar a toda costa ese dolor y sufrimiento que durante dos años, dos semanas, veintidós horas y cuarenta y cinco minutos nos había embargado.
Todo iba bien, o eso creí…
“¿Qué se siente que después de saber tanto de Yuu como presumes, te engañó más de dos veces y después de ser su todo ahora son simplemente amigos, porque ni a su mejor amigo llegas?”
Se siente horrible, y lloré, el estomago me dolió y mi alma sufrió de nuevo…
Y es por eso que estoy aquí, entre las paredes monótonas de mi habitación, mientras afuera llueve, con un lápiz entre los dedos que se está quedando sin punta escribiéndote esta carta. Para que entiendas que…
Te amo y por eso sufro, que te extraño y por eso duele… sí, duelen los ojos de tanto llorar, la nariz de lo constipada que está y mis manos de tanto escribir.
Te amo y es algo que aun si me borraran la memoria como en la película de “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos”, estaría en mi memoria siempre. Ocultándola en los recuerdos que el escáner pudiera identificar como tuyos.
Aunque pensándolo bien, ¿esto aun se podría considerar amor?
Ahh maldito, por algo no quería ser tu novio…
¿Cómo puedo olvidar tu amor?
¿Cómo puedo nunca volverte a ver?
Oh, querido
¿Cómo puedo volver a empezar?
¿Cómo puedo tratar de amar a alguien nuevo?
Alguien que no seas tú…
¿Cómo puede nuestro amor ser verdadero?
Cuando yo no lo soy, oh…
No me sobrepongo a ti…
Tuyo aunque sufra y duela, Kou…
Amor sin forma que cambia día a día.
El tiempo pasa.
Quedémonos así, teniendo sueños que no podemos cumplir.
Largo es el camino que conduce a la colina.
He ido dejando mi tristeza atrás.
Buenas noches… mi amado.
Mi último cielo.