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Mi inspiración por 01PrincessaCandy01

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Notas del fanfic:

Escribir un fics, y darse cuenta que poco a poco el personaje principal va perdiendo la cordura a tal punto, que la realidad que él vive y la realidad que él piensa son dos puntos de vista totalmente opuestos entre sí. Distorsionar la realidad de su vida.

Lo interesante, además, es que como lector, tú sabes eso: sabes que está enloqueciendo, sabes que es  un peligro. Pero de todas formas, tarde o temprano te dejaras llevar por el personaje y luego, simplemente, creerás lo que la crea sin poder utilizar tu libre albedrio.

¿Y sabes algo más? No lo notaras hasta que el personaje simplemente… “explote” y los otros personajes se den cuenta de su desquicio y quieran detenerlo. Hay, notaras algo confundido lo que el personaje piensa y te darás cuenta que no todo es como él te dice.

Quizás ellos no le quisieron hacer daño, quizás solo fue un accidente. ¿Cómo saberlo? De todas formas, ya es muy tarde para volver atrás… Ya has enloquecido.

Notas del capitulo:

Al principio solo era práctica de descripción de escenario, pero termino convirtiéndose en esto. Espero les guste.

DISCLAIMER: Los personajes le pertenecen a Akira toriyama y LA BASE DEL PRIMER CAPITULO AL AUTOR DE "EL CUENTISTA"

Mi inspiración.

Capitulo uno: Canela.

Era una tarde fresca de otoño, las hojas caían en la estación Trébol*  llenando el paisaje verde que había dejado el caluroso verano, a un hermoso anaranjado con tonos  marrón claro. Yo llevaba un abrigo holgado café y mi maletín, en el trasportaba ideas y resúmenes de algunas historias que estaba creando. Una vez que llego el expreso Exfol*–con diez minutos de retraso debido a  un desperfecto técnico, según los altavoces de la estación-, subí rápidamente a uno de los vagones, y deje la puerta abierta, puesto que, no tenía muchos deseos de viajar solo, el largo camino hasta el destino.

En la butaca, luego de dejar mi maletín debajo del asiento en uno de los compartimientos, me detuve a observar la pequeña habitación en la cual estaba. El marco de la puerta y de la ventanilla estaba hechos de  madera, me deslice rápidamente sobre el asiento hacia la ventanilla mirando hacia el exterior como el cielo se comenzaba despejar. Corrí la cortina para evitarme el breve periodo de ceguera que produce el sol cuando golpea repentinamente mis retinas,  observe las paredes de madera y las lámparas –como era mediodía estaban apagadas-,las cuales se encontraban ubicadas a ambos lados de la pared, frente a los asientos.

Los asientos rojizos y suaves eran realmente cómodos. Pensé fugazmente que si tenía la divina desgracia de viajar solo –puesto que, las mejores historias las contaban los desconocidos y yo estaba ansioso de escucharlas-, podría darme el leve lujo de cerrar la puerta y tomar una siesta en el amplio espacio que me ofrecían las butacas.

Escuche como unos pasos de tacón se acercaban a mí, despertándome de mis vacilaciones. Una mujer delgada se sentó frente a mi junto con un niño y una niña ninguno superaría los cinco años, la mujer vestía abrigada, usando una falda corta y unas medias con botas, vulgarmente se acomodaba en el asiento cruzándose las piernas. Los niños estaban con abrigos caros de moda en esa época. Todos vestías tonalidades cafés.

No habrán pasado suficientes minutos para observar a las personas que tomaban asientos cuando un hombre, aparentemente joven, se sentó a mi lado. Era de menor estatura y tenía un abrigo como el mío de un tono oscuro, opaco, y una larga bufanda blanca que lo tapaba hasta por encima de la nariz, se la saco luego de sentarse, tenía un embriagador aroma a canela. Un prominente peinado hacia arriba llamó mi atención por unos segundos, pero desvié la mirada cuando él me observo. Inquietantemente intente fijar mi mirada en cualquier otra superficie. Y pude escuchar como el hombre joven acomodaba algo debajo del asiento.

En cuanto el expreso se puso en marcha, inevitablemente los niños se empezaron a incomodar, si nuestros destinos eran el mismo –Cosa tonta, debido a que estábamos en un expreso y por ende era el destino compartido, de todas formas me gusta recalcar esa clase de cosas-, esto podría ser realmente incómodo y asfixiante.

Yo, que estaba sentado al lado de la ventanilla, observaba los prados teñidos de naranja mientras continuaba escribiendo mi historia el secreto del reino*, escuche un diálogo que me llamo mucho la atención. Y descaradamente me puse a escuchar la conversación.

—Bulma —Llamo el niño de pelo violeta que se revolvía inquieto en su asiento— ¿Por qué esta la hierba naranja?

La mujer dio un suspiro cansada, yo me sorprendí un poco —Porque es otoño, Trunks —Contesto limándose las uñas.

Invariablemente vino esa pregunta que todo niño debe de hacer— ¿Por qué?—

—Porque si —Contesto de manera necia la mujer, cuando la vi bien, tenía el cabello celeste brilloso.

— ¿Por qué? —Pregunto la niña, ella tenía el mismo color que la mujer.

Ella emito un gruñido por lo bajo —Porque si y ya —Contesto— Para que se callen les contare un cuento, vengan aquí.

Los niños se acercaron de manera lenta, como si esperaran que algo los salvara de ella, supuse que sus relatos no deben de ser del todo buenos. Una vez que ellos se acercaron a la mujer, bajo la mirada del hombre de alado y la mía, comenzó  a recitar una historia pobre e insulsa.

Los niños estaban aburridos bien comenzó la historia, el resumen de la misma seria el siguiente:

Un niño que era muy malo, nadie lo quería. Entonces cuando necesito ayuda, nadie lo ayudo por ser malo.

— ¿Pero si era un niño? —Pregunto Trunks— ¿Por qué no lo ayudaron, entonces?

Antes que la mujer pudiera contestar, la niña también pregunto— ¿No que los niños debían ser rescatados siempre?

L a mujer, necia y reacia contesto— Porque era malo.

El hombre, que estaba a mi lado interrumpió notablemente degustado— Discúlpeme mujer, pero yo no estoy de acuerdo con su historia.

La mujer volteo muy molesta, y no tardo en recriminarle al hombre su error—Eso no es verdad, los malos siempre pagan —

El hombre se acomodó en el asiento, yo voltee a mirarlo y él se inclinó levemente hacia delante para tener cercanía a los niños— Yo les contare una historia también, ¿de acuerdo?

Lo niños se miraron en silencio y no contestaron, pero sus miradas ilusionadas estaban listas para escuchar el relato  —Bien… —suspiro— había una vez un niño muy, pero muy malo.

— ¡No quiero! —Grito el niño interrumpiendo la historia — Es otra aburrida historia.

— No lo creo —Interrumpí — la verdad, a mí me gustaría escucharla si es posible, señor.

El hombre me observo, y bajo la maridad discriminatoria de la mujer el continuo:

El volvió su mirada a los niños y continuo—bien… como decía, él era muy malo. Entonces un día como cualquier otro, la madre le pidió si podía ir a la escuela. Broly, era su  nombre. No quiso ir a la escuela porque era malo — Dio un respiro, y observo como los niños se habían interesado notablemente por la historia —Ese mismo día la escuela ardió en un manto de llamas y todos murieron.

Hubo un alarido de horror de parte de la mujer que se tapó la boca con las manos, mientras los niños sonreían ampliamente. Y yo intentaba obligar mi memoria que recordara esa pequeña secuencia de silabas, porque esa voz me parecía conocida.

—Así que lo que salvo de morir al niño fue ser malo—Hizo una pausa—y faltar a clase.

Los niños tenían la boca abierta de sorpresa y los ojos brillantes, mientras reían y suplicaban por otra historia. La mujer y el hombre comenzaron una batalla verbal muy vulgar con insultos variados e indeseables. Yo solamente miraba por la ventanilla.

Era increíble y emocionante el hecho de que los objetos a distancia eran deformados según la distancia a la que se encontraban. ¡Era alucinante el pensar cómo se debe sentir viajar tan rápido, algo así como volar como un ave! ¿Volar como un ave? Estas cosas que digo, pura cosas ficticias…

Poco a poco termine durmiéndome en mi asiento. Me desperté cuando mi cabeza se golpeó contra el cristal de la ventanilla. Dolió. Me sobresalte al notar que el hombre que había discutido se había tomado la molestia de levantarme…. Hubiera preferido que sea de otro modo, pero no creo poder pedir tanto.

—Levántese, hombre— Ordeno ese sujeto, Vegeta, si mal no recuerdo— Que el expreso a llegado y pronto no dudara en marcharse con o sin usted sobre él.

Yo dude un momento, e instintivamente me levante de sobre salto para intenta buscar mi tan preciado maletín— ¿Dónde está? —Pregunte casi gritando. No estaba bajo los asientos, ni sobre— ¿¡Dónde está mi maletín!?

El hombre me tomo por el hombro y bruscamente me giro— ¿Buscaba esto, doctor?

Lo tome entre mis manos abrazándolo con recelo—Muchas gracias, de verdad gracias —Estaba tan eufórico— P            ero, temo decirle que no soy doctor.

— ¿Y por qué el maletín, entonces? —

—Soy artista… llevo papeles de mucha importancia, son historias. Podría decirle que soy un escritor —Comente. Salí de la butaca y el hombre me siguió hasta la estación y hay nos detuvimos a conversar. Es un personaje muy agradable.

— ¿Uno bueno o uno mediocre? —Con esa media sonrisa con la que lo pregunto me fue bastante extraño. Ya no es agradable.

—Me considero uno formidable —

—Bien… Ah, no me presente —Dijo, rebusco en los bolsillos de su abrigo y saco una tarjeta— Soy Vegeta, licenciado en medicina avanzada. ¿Y usted?

Tome la tarjeta ojeándola— Valla… ¡Ja! Mi profesión es solo una palabra: “autor” —sonreí— Mi nombre es Goku, Goku Kakarroto. Encantado de conocerle.

El hombre frunció el ceño — ¿Y adónde iba? —Pregunto.

—…Ah… — Por un momento dude de contestarle, era prácticamente un extraño—  a un hotel. Estoy aquí para poder hacer escala. Tomare el próximo avión a mi destino.

— ¿Se hospeda en el hotel Rose*? —

—Acertó —Le comente sorprendido— ¿y usted? Igual, verdad.

—Podemos ir juntos —

—De verdad me agradaría eso, es usted alguien muy amigable con quien conversar —Le comente, comenzamos a caminar hacia la calle.

Muchas veces las personas  creen haber dicho algo que solo queda en sus mentes, y dicen una oración incompleta—Y una agradable compañía… — Me sorprendió un poco esa respuesta, pero quizás el había creído que la dijo completa, aunque no sea así.

Subimos a un vehículo que nos llevó a destino, el hotel. El viaje fue muy incómodo por mi parte, puesto que mi acompañante tenía un irresistible perfume  a canela. ¡Huele delicioso! Eso me abrió el apetito… lo mire de reojo, él estaba observando la ventanilla. Me intente acercar a el para poder oler un poco más de cerca… a lo mejor era del vehículo y no de él. ¿Cómo saber si el conductor no había comido una tarta de canela y dejo el aroma en su trasporte?

Me acerque tanto como pude para oler su cuello. Era verdad, era su olor.

— ¿Qué haces? —Cuestiono, él estaba mirándome fijamente, y en ese momento me percate que casi todo mi cuerpo estaba sobre el suyo— Estas… muy cerca.

Yo me quede quieto —Es que… intentaba ver por la ventanilla —Susurre alejándome.

— ¿Y le gusto el paisaje? —Su pregunta tenía doble sentido, lo sé, lo presiento. Pero ¿Cómo resistirse a un coqueteo tan sutil y casi un ronroneo de una persona agradable que huele a canela?

—Bastante —Le comente. El desvió la mirada y por el reflejo de la ventanilla pude verle sonrojado— ¿Cuánto falta para el hotel?

—Ya llegamos… —Anuncio el taxista.

El pago al taxista y abrió la puerta. Bien, quizás no debí haber hecho eso, pero… el salió primeo dejándome una vista de primer plano de sus ¡Sus redondas nalgas! Aunque duro poco esa vista fugaz. Fuimos hasta la resección del hotel, pagamos las reservas y subimos. Su habitación estaba junto a la mía. Quedamos vernos para cenar.

Entre y cerré la puerta con seguro, luego deje mi maletín sobre la mesada. Todo era hermosos y rustico, tan elegante.

Tenía una pequeña mesa a un costado con dos sillas y una cama grande. Un ropero con espejo y las mesitas de noche con las lámparas y un reloj despertador. Y una gran ventana con un balcón que daba vista a la piscina. Todo adornado de tonalidades naranjas y rojas, y la característica de la madera lustrada.

Apague la luz, ya era algo tarde, y abrí la puerta del balcón dejando entrar aire cálido de la noche. Me asome en el balcón un momento, no estaba muy lejos nuestros balcones. La habitación de Vegeta también tenía uno propio, vi como la luz se escapaba de su ventanal. Entre adentro antes de cometer una locura. Sabía que si seguía hay, una parte de mi querría que me acercara y sentir ese olor a canela de nuevo.

Cuando cero la puerta de video note algo interesante. Un rayo de luz que atravesaba mi pared, me acerque a él y era de la habitación de Vegeta. ¡Podía ver claramente su habitación! Aunque era exactamente como la mía en lo que respecta tamaño y color, el estaba hay revolviendo su maleta, buscaba algo…

— ¡Maldita sea! —Maldijo— ¿¡Dónde demonios estas!?

Estaba con el torso desnudo y buscaba incansablemente algo de entre sus cosas, la imagen mental de él sudando y jadeando fue inevitable para mí. Quiero confesar que no me gusta ser tan pervertido con alguien que apenas conozco, pero no lo pude evitar. El rezongaba y respiraba con dificultad, era tan cautivador.

No resistí mas, esa pared que nos separaba era demasiado. Me puse mi traje oscuro. Me enderece y Salí de mi habitación, golpee su puerta un par de veces. Contesto rápidamente.

— ¿Qué quiere escritor? —Me pregunto, su cuerpo se escondía detrás de la puerta.

—Bueno, vengo a hacerle compañía —

— ¿Ahora? Pero si falta un par de horas para la cena,  ¿no quiere esperar en su habitación? —Me pregunto— Todavía no me he bañado.

—No… no soy una persona paciente —El me miro extrañado, como si intentara pensar en algo específico.

—Espere un segundo— entro dentro, dejando la puerta abierta. No me resistí. Entre dentro de su cuarto.

Me quedé estupefacto al verlo, tenía una especie de pantalones de expande pegado a su cuerpo y el torso desnudo. No pude evitarlo, mi cuerpo se tensó, me acerque a él y lo abrase por la espalda, entrelazando mis manos en su vientre y reposando mi cabeza en su cuello. Aspire profundamente su aroma mientras sentía como su piel se tensaba.

— ¡Suéltame! —Grito en mi odio, e intento forcejear, lo apreté contra mi pecho, sintiendo su trasero sobre mi cintura.

—Hueles increíble —Murmure— Me encanta como hueles.

Él se quedó quieto, luego tomo con sus manos las mías e intento separarlas, hacia un gran esfuerzo por liberarse de mi agarre. Pobre, ¿Qué no entiende que soy más fuerte?

Sujete sus manos de tal manera que su espalda se curvo por la fuerza y el seguro dolor que le cause, un gemido de dolor grave fue suficiente para comprobar mi teoría. Le hacía daño. Era un buen momento para comprobar unas teorías sobre los estímulos externos sobre el cuerpo de otra persona.

Con una de mis manos retuve las de él, juntas, mientras más las presionaba más gruñía y se encorvaba por liberarse. Afloje el agarre, sus músculos temblaban por el esfuerzo, al parecer mi nuevo amigo no era tan fuerte como yo. Pase mi mano por su estómago, y acaricie su cuero.

El gruñía. E intentaba patearme pero no lo lograba.

Pase mis manos hacia su pecho y presione esos puntos sensibles que hicieron que sus gruñidos y patadas parasen. Descubrí su punto débil. El recostó su cabeza contra mi hombro, su respiración que se agitaba poco a poco golpeaba mi oreja. Me acerque más a él, que ya no oponía resistencia, y lo mire por sobre el hombro.

—Suéltame… —Murmuro contra mi oídio, su aroma a canela me invadía las fosas nasales, cada vez más fuerte— Déjame solo…

Yo le conteste, con mis labios contra su cuello — ¿Cómo puedes pedirme eso cuando tú eres el que me quiere cerca? —Baje mis manos hacia su pantalón expandes  y presione con fuerza el bulto que estos guardaban.

Él se sonrojo de sobre manera y empujo su cabeza hacia atrás, con un ojo medio abierto y el otro cerrado, era una adorable imagen juguetear con su cuerpo.

—Mis piernas —susurro— no puedo mantenerme… de pie.

Su cuerpo bien se recostaba sobre el mío, pero sus piernas ya no podían soportar, temblaban al compás de su respiración agitada. Tome el pantalón y lo arranque, estorbaba, tome una de sus piernas y lo levante, sosteniendo su peso enteramente.

Escuchar el sonido que producía la garganta de vegeta me hipnotizo, al final, el termino algo agitado.

Lo deje sentarse en la cama, desnudo, mire hacia abajo y vi mi  mano y sus abdomen—Que enchastre…

—Es tu culpa —Se defendió, se cubrí o con una manta y miro para abajo, comenzó a llorar.

—No me quejaba —Le conteste, me acerque a el — ¿Por qué lloras?

—Fue humillante —Contesto cortante.

 

Notas finales:

Glosario:

El secreto del reino: Historia que hice para un desafío, ósea, publicidad.

Exfol: nombre inventado de un expreso, tren que no tiene paradas.

Hotel Rose: Nombre de hotel inventado.

Trébol: Nombre de parada de expresos donde se puede comprar boletos y viajar al destino especializado de los expresos que se encuentran allí.


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