Capítulo I
El amanecer es visto por muchas personas como un nuevo comienzo, las noches pueden llegar a ser tempestuosas pero con los primeros rayos del sol las penas parecen aminorarse, es como si esos rayos dorados fueran la clave de la felicidad y del optimismo, que acompañado del baile de las copas de los árboles y el dulce canto del viento pueden hacer de un día el mejor de tu vida.
Pensar de esta manera había sacado de muchos problemas a Soul, quien era un viajero sin rumbo, el viento era su guía quien le dictaba la dirección que debía seguir, un día llegaba a un pequeño poblado pasaba un día o tal vez dos y con el mismo misterio que aparecía él se iba, las personas poco o nada sabían de él, la vida no había sido sencilla obtenía dinero cambiando algunas baratijas de se iba encontrando en su camino como pendientes, cadenas, especias, animales, etc.
Esta mañana tras atravesar un horrible camino dentro del bosque encontró un pequeño pueblo de leñadores que según le habían dicho pagaba mucho dinero por la venta de conejos, ya que uno de sus platillos tradicionales estaba hecho a base de esto y solo se les podía conseguir en el bosque, pero lo aldeanos tenían miedo de adentrarse al bosque porque en el Vivian algunas brujas, que no se tentaban cuando de matar personas se trataba, Soul no había tenido problemas en atrapar a unos cuantos conejos y haber cruzado el bosque, ya que él no creía en esos mitos que por experiencia propia sabía que solo eran inventos para que los niños se durmieran temprano.
Al llegar a su “destino” ofreció en las calles la carne que había conseguido en el bosque.
-¡Hay joven! ¿No se topó con las brujas cuando estaba ahí adentro?- decía un fortachón que acaba de comprar un conejo para su cena
-Yo no vi nada de lo que usted o yo nos pudiéramos asustar-
-Eso mismo decía ese otro chico…- decía una pequeña anciana que se acercaba lentamente- No volvimos a saber nada de él, pobre chico de cabello azul-
-A mí no me da miedo nada- al terminar sus ventas el chico decidió era momento de buscar provisiones en una tienda, tenía que buscar medicamentos y algunos artículos de higiene personal como pasta de dientes.
-¡Hola Bienvenido!- decía un sonriente chico de cabello negro
-Ahh hola… quiero paste de dientes…-
-Claro sabor ¿menta o hierbabuena? O tal vez prefieras sabor eucalipto o sin sabor- el chico parecía ser muy amable, solo sonreía y eso intimidaba un poco a Soul, digamos que no estaba acostumbrado a ese tipo de trato
-Quiero… pasta de dientes…- volvió a repetir
-Te daré de la que uso yo- saco una pequeña cajita de un estante y la puso en el mostrador- ¿necesita algo más caballero?-
-Quiero… desinfectante para heridas y pastillas para el resfriado- no sabía porque hablaba como tonto, ese chico era extraño.
-¿Se encuentra bien? ¿Esta resfriado? ¿Necesita ayuda?- el chico camino hacia donde estaba Soul y le puso una mano en la frente –Usted tiene una buena temperatura-
-Déjame tranquilo ¿ok? Te estoy pidiendo algo y me lo tienes que dar sin preguntar- era incomodo que alguien se acercara tanto a él, al grado de tocarlo
-Lo siento señor ahora mismo le daré sus cosas- el chico regreso a su lugar- permítame un momento- se agacho y saco dos frascos- aquí tiene-
Soul reviso las botellitas, pero algo estaba mal- Hay un error en esto, estas son pastillas para el malestar estomacal no para el resfriado-
La expresión en la cara del vendedor cambio completamente y tres rayas blancas aparecieron en su cabello del lado izquierdo- Si no te parece idiota puedes ir a cualquier otra tienda o puedes irte al carajo, no soy tu sirviente para que me hables así ¿entendiste pedazo de idiota?- el peliblanco no sabía que había hecho para que el chico se pusiera tan de mal humor.
-Perdón- solo pudo decir Soul –cuanto te debo-
-Pues si tomo el tiempo que me has hecho perder creo que te quedaras más pobre de lo que eres-
Eso sí le había molestado a Soul –El que cometió el error fuiste tú no yo- de pronto las rayas blancas desaparecieron y el jovencito de cabello negro se fue desvaneciendo tras el aparador, rápidamente y de un salto el otro chico lo tomo, al parecer se había desmayado, pero que bello era sus rasgos eran tan finos y delicados, su piel blanca como una perla y su cabello negro como la noche pero sedoso, su cuerpo un tanto delgado aunque muy bien proporcionado, este chico debía ser perfecto.