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Suplicando tu amor por Fullbuster

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Notas del capitulo:

Portada (Abrir enlace para ver)

 

Espero que disfrutéis leyendo :P

Naruto Uzumaki POV

 

 

 

Hoy llovía que daba gusto y cuando abrí la puerta de casa mostrándome a mi hermano todo empapado y con la ropa chorreando, éste se asustó que pudiera caer enfermo y corrió al baño a coger toallas. Mi hermano era siempre así, muy atento con todo lo referente a mí aunque a veces… se pasaba de santito como yo decía, porque a mí me gustaban las bromas y divertirme, en cambio mi hermano mayor, era el chico responsable de la familia, pero supongo que era así porque se preocupaba de que no me faltase nunca nada.

 

Nuestros padres habían muerto hace ya demasiado tiempo, tanto… que ni siquiera recordaría sus caras sino llegaba a ser por las fotografías que mi hermano Deidara me enseñaba de ellos. Sólo tenía dieciséis años y aún estaba en el instituto, pero supongo que tenía que darle las gracias a mi hermano de poder estudiar, porque él no tuvo mi suerte, dejó los estudios cuando murieron nuestros padres, se echó la casa a las espaldas y buscó un trabajo donde hacía demasiado y le pagaban bastante poco para todo lo que le pedían.

 

~ ¿Dónde has estado? – me preguntó Deidara con preocupación – Dios mira como vienes, podías haber cogido una pulmonía – me regañó mientras me ayudaba a secarme, pero yo no lo tomaba como un regaño, hasta era demasiado bueno para eso, creo que me tenía un poco consentido y yo le tomaba el pelo siempre.

 

~ Estuve en la biblioteca – le dije y él se extrañó. - Que es enserio – le remarqué colocando un puchero.

 

~ Está bien, te creo.

 

¡Mentira! Primer gran error de mi hermano, se tragaba todo lo que le decía. Me había ido con mis amigos Shikamaru y Kiba a jugar a los videojuegos y después, a crear nuestra siguiente broma para mañana en el instituto, porque de ésta broma todos se acordarían.

 

Mi hermano no había tenido infancia, no sabía lo que era divertirse, ni sabía lo que era salir con los amigos o cosas así de simple, pero no es su culpa, tuvo que ocuparse de mí. Supongo que yo me aprovechaba de eso y aunque le quería con locura, que no entendiese de bromas hacía que pudiera ser tan rebelde, porque además luego era hasta demasiado blando para castigarme, le sabía mal y es que en el fondo, era demasiado bueno, tanto… que me daba miedo que le tomasen el pelo como yo lo hacía.

 

Él era uno de los motivos por los que más me peleaba en el instituto, no soportaba que se metieran con mi hermano, los mayores siempre decían que era un imbécil, que había repetido tantas veces que por eso no iba ya a clase, pero no era cierto, lo dejó voluntariamente para traer algo que comer a casa todos los días, para mí, era un héroe aunque los demás no lo vieran y si tenía que pegarme con todo el instituto para defender su honor, lo haría, como buen hermano que era.

 

~ ¿Qué tal en el trabajo? – le pregunté y como siempre que le preguntaba desde hacía por lo menos tres meses, me decía que bien con esa cara de cansancio – pareces cansado.

 

~ Un poco – me dijo – voy a prepararte algo de cenar.

 

~ Puedo hacerlo yo si estás muy cansado. ¿por qué no te das una ducha, te relajas un poco y preparo yo algo de cenar? – le pregunté con una sonrisa.

 

~ ¿Estás seguro?

 

~ Sí – le dije.

 

~ Esta bien, gracias – me dijo – y cuidado con el fuego.

 

~ Ya no soy un niño pequeño – le dije sonriendo y es que adoraba a mi hermano, aunque a veces él pareciera más pequeño que yo

 

~ Lo siento, a veces se me olvida que ya has crecido – me dijo sonriendo – te quiero – comentó dándome un beso en la frente.

 

~ Y yo a ti.

 

A veces se comportaba como mi hermano de veinte años que me hacia rabiar pero en otras… como ahora, se comportaba como una madre o un padre, comprensivo y afectuoso y me encantaba que fuera de esa forma, pero seguía teniendo miedo de que le hicieran daño ¿Era extraño que me preocupase yo que era el pequeño, por mi hermano mayor? Pero es que era tan inocente… no había vivido nada, sólo sabía lo que era la responsabilidad y el trabajo, no quería que la vida le diera uno de sus duros golpes que consiguieran destrozarle.

 

Cenamos juntos viendo un partido de béisbol y es que aquí en Estados Unidos, es uno de los deportes más típicos, a mí me encantaba verlo, aunque realmente el deporte que yo practicaba en el instituto, era Hockey y me gustaba, porque podía pegarme con todos y encima… todas las chicas estaban loquitas por nosotros y a mi había una que me gustaba mucho, se llamaba Sakura y era la chica más guapa de todas, aunque no entendía su manía de tintarse el cabello de rosa, pero igualmente todo lo que se hacía me encantaba.

 

Estaba embobado con ella, me tenía loquito, en realidad salíamos juntos y aunque a veces no nos veíamos mucho, yo sé que le gustaba tanto como ella me gustaba a mí. Ahora mismo lo que más me intrigaba sobre nosotros… era como decirle que viniera conmigo al baile de invierno, pero aún tenía tiempo para buscar la forma perfecta de decírselo, porque faltaban casi tres meses… y es que acabábamos de comenzar el nuevo curso.

 

Mañana empezábamos las clases y tenía muchas ganas de ir, por fin vería a Sakura tras estar prácticamente todo el verano sin vernos. Según me comentó, se iba de viaje con sus padres a Europa todos los veranos ¡que morro tenía! Pero claro, ella podía permitírselo, yo me conformé con trabajar a media jornada en un bar no muy lejos de mi casa ¡y tenía que ser no muy lejos de mi casa porque Deidara no se fiaba! Pero había sacado algo de dinero y aunque intenté dárselo a mi hermano para que lo administrara en cuestiones de la casa, no quiso aceptarlo, dijo que yo me lo había ganado y era mío. ¡Lo aprovecharía para los conciertos! Me gustaba ir a ellos.

 

No tardé en acostarme pero me levanté muchísimo más rápido cuando sonó el despertador y es que… la broma estaba servida. Esperaba que Deidara no se enfadase mucho conmigo ¡bueno no creo! Cuando entré por la cocina ya vestido y con la mochila a hombros, mi hermano me pasó un par de tostadas y salí corriendo.

 

~ ¿No te sientas a desayunar? – me preguntó.

 

~ No… lo siento llego tarde, que te vaya bien en el trabajo – le dije.

 

~ No te metas en líos – me gritó mientras yo ya corría por la acera.

 

En líos me iba a meter, pero esperaba que no en muchos. En realidad si mi plan salía bien puede que algún pringado se llevase la culpa por mí. Me uní a Kiba y Shikamaru que venían andando y hablando de chicas por una de las calles. Kiba estaba en mi equipo de Hockey y nos conocíamos desde pequeños, a Shikamaru le conocía también de la infancia pero no practicaba deportes, decía que era muy problemático, pero a él todo le parecía de la misma forma, así que no le hacíamos mucho caso.

 

~ ¿Preparado para la broma? – me preguntó Kiba y saqué de mi mochila una caja con la pintura.

 

~ Por supuesto, sólo hay que meter esto en la mochila de otro chico – les dije.

 

~ Que problemático – comentó Shikamaru bostezando.

 

~ Yo tengo un compromiso a primera hora – me dijo Kiba – ya me entiendes.

 

~ Vale lo haré yo – les dije porque desde luego me conocía los compromisos de Kiba, meterle la lengua a Ino, mejor amiga de mi novia ¡o peor amiga! Ya no lo sé, tan rápido se enfadaban como eran las mejores amigas.

 

Me dejaron prácticamente sólo y me senté en un banco fuera del instituto a observar a la gente ¿Quién sería el pringado que pagaría el pato por mí? Y lo vi, saliendo de un lujoso vehículo con sus ojos fijos en un libro ¿Quién leía en el instituto? Aquí las chicas se fijaban en los deportistas como yo. Me pareció un chico aburridísimo aunque si se apartaba el libro, era guapo, podría haber sido todo un ligón, que más daba… sería mi objetivo.

 

Me acerqué hacia él y me choqué tirándole las cosas al suelo y disculpándome después. No parecía muy sociable el chico, me miró casi con odio y no me extrañó que estuviera solo, tenía malas pulgas.

 

~ ¿Se puede saber porque no puedes mirar por donde vas? ¿no tienes ojos? – me preguntó muy borde.

 

~ Te he pedido perdón ¿vale? – le dije.

 

~ Ya… y con eso parece que se soluciona todo.

 

~ Toma tus cosas – le dije tirándoselas de mala manera a sus brazos tras haber metido el pequeño paquete de la broma dentro de su mochila.

 

Si antes podía sentarme mal que aquel chico moreno pagase por mis culpas, ahora no, se lo merecía, era un borde y un antipático. Creo que necesitaba divertirse un poco. La verdad es que me gustaría ver la cara del idiota ese cuando le echasen las culpas de lo que iba a pasar en el recreo.

 

Miré las listas para ver en qué clase me iban a poner y me desilusioné un poco cuando vi que mis compañeros estaban en la clase de al lado ¡Estaba solo! Miré todos los nombres y no conocía a nadie de esa lista. Kakashi, mi profesor y tutor pasó por allí y me decidí a preguntar.

 

~ Kakashi… ¿Por qué no estoy en la clase de siempre? – le pregunté.

 

~ Oh eso… resulta que en dirección han decidido que gracias a tus abundantes bromas y problemas que has causado estos últimos años, era mejor separarte de tus colegas haber si te calmabas un poco.

 

~ ¿Enserio? Pero no conozco a nadie en esa clase, nunca he ido con esos… - le dije.

 

~ ¿Qué quieres decir con esos? – me preguntó y vi al chico moreno empollón de antes con el libro y le señalé.

 

~ Eso – le dije.

 

Kakashi miró al chico y luego sonrió como si  hubiera reconocido al joven. Eso era malo, porque que un profesor reconociera a un alumno solo podía significar dos cosas, o era rebelde y se metía en muchos líos, o era el favorito de la clase, el empollón, el listillo.

 

~ Sasuke Uchiha – me dijo - ¿Cómo no vas a conocerle? Lleva viniendo a esta escuela el mismo tiempo que tú – me confirmó.

 

~ ¿Enserio? – le dije incrédulo – pues no le había visto nunca.

 

~ ¿Has pasado alguna vez por la biblioteca? – me preguntó y lo pensé

 

~ Creo que no.

 

~ Por eso no le conoces – me dijo – tienes suerte, este año podrás conocerle, va a tu clase.

 

~ Oh joder… empezamos bien el día.

 

Entré en clase y ahí había mucho empollón. Cuando fui a ocupar un asiento, la voz de Sasuke me hizo detenerme.

 

~ ¿Te has confundido de clase, idiota? – me preguntó.

 

~ Pues no – le dije con mala cara – me han puesto en esta mierda de clase contigo

 

~ No durarás ni dos días – dijo Sasuke sonriendo y dejó un billete en la mesa

 

¿Por qué dejaba el billete? Lo entendí cuando otro chico dejó otro encima del suyo diciendo que no duraría ni un día. Estaban apostando sobre mí y lo peor de todo, es que el capullo ese no había levantado sus ojos de su libro, como si fuera más interesante que yo.

 

~ No me conoces.

 

~ Naruto Uzumaki, capitán del equipo de Hokey hielo, sales con esa chica tan escandalosa llamada Sakura Haruno, hija de un importante empresario de electrónica. Tú no tienes donde caerte muerto y te encanta hacerte el bromista con tus amiguitos, además… sacas unas notas horribles.

 

Aluciné, ese tío era como una enciclopedia andante y no me extrañaba, sólo leía libros, no parecía ni que tuviera una vida social, ni siquiera creí que fuera humano y saliera a divertirse, era como un robot, sólo hablaba de datos.

 

~ Yo también puedo hacer eso – le dije – sé que eres Sasuke Uchiha

 

Por fin sacó sus ojos de aquel libro que ahora veía era sobre algo de biología y me miró.

 

~ Eso lo sabe todo el instituto – me comentó burlón - ¿ya has acabado?

 

Pues no tenía más datos sobre él, así que sí, eso era todo lo que podía soltarle después del montón de datos que me había dicho él. Que triste era mi mente, ¿De verdad que no podía decirle nada más?

 

~ Y eres un empollón que sólo sabe meter datos en la cabeza en vez de salir al mundo real y divertirse un poco – le solté con toda mi bordería ¡para chulo yo! y con eso me senté en mi sitio dos asientos por detrás de él.

 

No volví a escucharle en toda la clase, pero yo tampoco me enteré de la lección y cuando quise preguntar una duda, todos se rieron de mí ¡odiaba la clase de los empollones! Quería volver a mi clase, ésta era un muermo. Lo que tenía seguro… es que ese maldito Uchiha iba a sufrir las consecuencias de mi broma y lo iba a disfrutar mucho.

 

En el recreo, salí lo más rápido posible y me senté con mis amigos en un lateral de la cafetería mientras veíamos como se llenaban las mesas del jardín. Allí también estaba el Uchiha, sentado con su libro él solo ¡yo creo que no tenía amigos! Sakura vino en aquel momento y se sentó sobre mis rodillas besándome con tanta pasión que casi me desmayo del gusto.

 

~ ¿Me has echado de menos? – me preguntó.

 

~ Claro que sí preciosa – le dije – ¿no te apetecerá darme otro beso como ese, no? – Sakura sonrió y volvió a besarme, pero cuando acabé de besarla, me fijé en el Uchiha y me estaba mirando.

 

¿Qué le pasaba al Uchiha? ¿Por qué me miraba? ¿Por qué le miraba yo a ese empollón egocéntrico? Quizá porque era la novedad, acababa de descubrir que existía. No paré de mirar hacia su mesa pero para ver el desastre que se iba a montar en… 3...2…1 y los aspersores con pintura dentro se pusieron en marcha manchando a todos los del jardín. Me reí, sobre todo al ver al Uchiha salir corriendo del césped intentando rescatar su libro.

 

Por supuesto en el registro de mochilas… descubrieron al culpable ¡Sasuke Uchiha! El estudiante modelo del instituto, menudo pringado. Esperaba que con eso se le bajasen los humos y me reí cuando un profesor lo conducía por el pasillo lleno de pintura hacia el despacho del director.

 

~ De esta te acordarás, no sabes con quien te has metido – me amenazó.

 

~ Uy que miedo, ¿Qué harás Sasuke? ¿Leerme los derechos civiles? Pásatelo bien con el director - le dije sonriendo mientras le despedía burlonamente con la mano

 

 


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