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La fruta de la pasión. por -Raiden-

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Notas del fanfic:

Jeje esto es para Keara~swan, que siempre aguanta todas mis locuras y bueno este fic esta mejorado, sólo aquellos que aman a Kid~san y Law~san como sus servidoras. XD 

Espero que te guste! Ya que ahora estoy en el hospital tenía que dejar este primer capítulo dentro de una semana nos leemos, o menos u_u

Notas del capitulo:

"Ten en cuenta que... Cuando deseas algo... Debes dar algo de igual o mayor valor para conseguirlo..."

 


Se encontraba vagando por aquella isla, caminado sin rumbo alguno, era una isla desierta o al menos eso pensó el...


Las enormes palmeras, los arbustos rebosantes, la basta vegetación que tenía esa isla en medio de la nada y la fina arena a las costas donde el agua salpicaba ligeramente.
Todo un paraíso tropical para alejarse de todos los problemas mundanos y relajarse como el cuerpo pedía pero...

 


-¡¿DÓNDE COÑO ESTOY?! - grito frustrado al ver que estaba en esa isla olvidada de dios, sin comida ni agua.


Sólo sus ropas y armas que traía consigo.


Sus pasos y su mal humor lo llevaron a la playa...


La arena fina y caliente debajo de sus botas se colaba hasta sus pies, dejándole un pequeño escozor, que ahora lo estaba molestado más.

 

-¡¡Mierda!! - gruño molesto para sacarse la bota y aventarla por ahí.
La otra bota que sufrió el mismo destino, dejaba ahora sus pálidos pies desnudos en contacto con la suavidad de la arena.


Seguía con el ceño fruncido, respirado agitadamente por la rabieta que había hecho anteriormente pero luego chasqueo la lengua frustrado.

Muchas veces recordaba como nadaba en el enorme mar cuando era un crió, la espuma del agua salada tocar su cabello, su piel, y sobre todo zambullirse en el fondo del mar, buscando tesoros legendarios, hasta que comió esa fruta del diablo.
Suspiro hastiado, el pasado le daba de bofetadas en su pálido rostro cuando recordaba la niñez de mierda que paso.

Cansado pero sin dejar de sentir esa tensión en su cuerpo se dejo caer sobre la arena, sentado viendo el mar azul claro con el blanco jugando maliciosamente y el sol apenas saliendo por el horizonte.

Sentía el sabor de la sal en su boca, sus ropas secarse con lentitud cuando despertó en la madrugada en esa isla...

 


Flash Back...


Llevaban dos días en alta mar, y nada podía estropear su buena racha de matanzas.

Esa mañana recordaba haberse levantado con una especial sensación de sangre, y si era de aldeanos mejor. Como hacía en todas las islas a las que llegaban, claro después de reabastecer su poderoso navío, cazaban a las personas aterradas de los poblados y para finalizar su obra de arte, los ponía en las estacas de los puertos principales, empalándolos muy al estilo de Vald Tepes. Si es que había alguna base de la marina, los enfrentaba con esa confiada fuerza, y tremendo poder de siempre, después de todo era un pirata, y uno muy peligroso.


Siempre reía a cargadas como un psicópata, para después devolverles el favor a los pobres marines del metal que le proporcionaban. Era algo que le encantaba, sentía cada fibra de su ser manipular el frío y crudo metal, rechinando por el poder envestido en él, trozarse para rearmarse sobre su brazo y finamente arrogarlo con una fuerte explosión de adrenalina mezclada con furia.


Si, eso era lo más divertido.


Ya salía de su camarote para ver a sus nakamas, que siempre estaban a su lado, sin importarles los actos crueles y sádicos que hacia a diario. Eran las personas más importantes en su desgraciaba vida de perro que había llevado, pero que ahora se sentía orgulloso de eso. Si la vida te da limones, pues se los arrogas a quien veas, y es tan zorra que si no entendiste la lección te repite hasta que te haces un hijo de puta. Por eso tenía una especie de respeto silencioso hacia los piratas, aquellas personas que sabían perfectamente cual era el significado de la misma vida; pero había sus excepciones como los imbéciles que ahora los atacaban desde su embarcación.

 

-Killer... - dijo a su amigo y segundo al mando.


El rubio de largo cabello que tenía una extraña máscara azul con franjas blancas y orificios, su camisa de lunares y pantalones estiló "cowboy", sólo asintió con la cabeza y grito:

-¡Muy bien nenazas! ¡Hora del espectáculo!


Ya se ponía las hermosas guadañas en aquellos mecanismos de sus muñecas para atacar a esos imbéciles. Esos piratas baratos no sabían con quienes se habían topado.
Y así como había dado la orden el poderoso capitán de ese magnífico barco. Empezaron los cañonazos por parte de ambos.


-Repel... - susurro con una sonrisa arrogante.


Esas poderosas masas de hierro fundido en forma de esferas, era tan fáciles de manipular que sólo alzó una de sus manos con la palma abierta para hacer que el impulso con el que eran arrogados, retornaran en la dirección en la que venían, como si retrocedieran, impactado a sus usuarios.


-¡¡Jajajaja!! - era realmente divertido ver esa masacre de astillas ensangrentadas y carne quemada volar por los aires.


Le gustaba de sobre manera ver todo ese rojo pintar el lienzo en gris que era el mundo.
Dentro de la embarcación enemiga, ya estaba el famoso "Soldado Masacre" haciendo honor a su nombre, rebanando la carne de sus enemigos.

 

En toda la confusión que era la batalla, ambos barcos ya estaban a menos de 700 metros. Killer siempre fue muy ágil, además de rápido y letal, le encantaban los ataques aéreos más que los terrestres, quizás porque sus pobres víctimas tenían menos posibilidades de escapar, pero ahí estaba corriendo como el viento girando esas largas y curveadas guadañas, llenando más de rojo los pisos de madera.

Los demás nakamas de ambos atacaban con igual forma sanguinaria que su capitán y segundo al mando, tenían la costumbre de hacer sufrir a sus rivales sin importar nada.
Un hombre de cabello azul como el mismo cielo con ropas sencillas de color azul con cintillas y pantalón marrón cubriendo su muslo derecho con una placa metálica, salía a cubierta para colocarse al lado de su amigo y capitán. Sus cicatrices le daban un detalle un tanto macabro parecido al de un zombie.

 


-Es hora de acabar con esto Heat. - dijo su superior aburriéndose de tan poca resistencia de sus adversarios. 

 

El nombrado sólo asintió y salto al barco enemigo. Muchos cadáveres de aquellos piratas llenaban la cubierta y algunos más caían al mar por los impresionantes golpes.

Killer al verlo ahí, ordeno a sus nakamas abandonar la nave, el fuego se encargaría del resto. Todos saltaron de vuelta a su barco para ver la gran llamarada que pronto sería cortesía de Heat.

Tomando aire profundamente exhalo el poderoso y quemante fuego.
El barco empezó arder al instante empezando por las velas, que tenían las clásicas calaveras con huesos en estas, le seguían la barnizada madera con la sangre de los pobres imbéciles y por lo tanto sus muertos cuerpos.

Con eso había sido suficiente para acabar con ellos, un funeral al estilo vikingo, como siempre le gustaba al capitán.

Salto de regreso Heat contemplando ahora su obra de arte, con la mirada sería y cansada. No sentía el más mínimo sentimiento, sólo quería proteger a los suyos.

 

-Sólo los fuertes sobrevivirán en el nuevo mundo... - susurro para si mismo más que para sus nakama y veía aquel barco en llamas hundirse con una gran sonrisa.


La vida para un pirata era difícil, más que llena de placeres, fama y riquezas era difícil mantener al margen de esta, la locura siempre parecía ser la mejor opción pero la cordura ganaba terrero con cada batalla ganada.


Esperando que el rojo pintara el agua azul marino turbia, salió de esta, quien debía ser el capitán enemigo tosiendo toda aquella carnicería que era su barco.
Apenas con verlo de reojo con esa mirada iracunda, alcanzo a divisar como sacaba un silbato y soplaba fuertemente este.


No se escucho ningún sonido, al menos ninguno que ellos percibieran y una lanza que parecía más bien un endemoniado trinche atravesó al cuerpo moribundo del que era el capitán, flotando en un trozo de su navío.

 

-Gracias Wire. - dijo el nombre de su nakama y soldado de elite.

 

El hombre más alto que el mismo Killer y su capitán sólo permaneció en silencio, detrás de ellos con esa personalidad tan melancólica como siempre, vestido con ropas que tenían hilos en su mayoría y ese penacho con la capa que ahora llegaba hasta el suelo.

En parte se sentía culpable por no haberlo visto y matado antes pero ahora ya se había reivindicado, con esa esperada muerte del capital enemigo.

Y como la brisa del mar tan efímera, todos los restos del barco se perdieron en la inmensidad del océano, junto con la hermosa pintura que dibujó en su mente ese terrible hombre capitán de aquel navío.

Y de pronto un enorme monstruo marino golpeó el barco desde abajo para mover la enorme embarcación casi volcándola en el proceso. Dos fuertes golpes fue suficiente para hacerla menearse con fuerza tirando a varios de sus subordinados al agua.

 

-Tks... Puto monstruo. - siseo molesto para activar el poder de su fruta del diablo.
Atrajo todo el metal que había en su embarcación, para forma una poderosa lanza que mataría al bastardo monstruo de mierda, que ahora los atacaba, o más bien había sido invocado.


Ahora todo tenía sentido, todo.

 

Ese capitán de mierda lo había convocado con aquel silbato. Claro, tenía que haberlo sospechado desde el principio, eso era el nuevo mundo después de todo.

Se manifestó aquella enorme criatura de franjas azul cobalto para camuflajearse con el ambiente, para atacar por sorpresa. Su aspecto de serpiente marina con esa fauces tan abrumadoras sólo hizo que el capitán sonriera arrogante.

Una mordida bastaba para comerse a más de la mitad del barco, pero como leyendo su pensamiento de esa criatura, lanzó el afilado metal con su poder.

Le dio de lleno en el pecho, atravesando su corazón, matándolo al instante. Un certero y memorable golpe digno de recordarse en las muchas historias de la tripulación, pero no era el momento.

Con ese fulminante ataque era obvio que no se mantendría fuera del agua por más tiempo y ahora caía sobre el barco.
Desafortunado y maldito destino el que les esperaba, pero aún con la fuerza de su poder de la fruta del diablo logro hacer que la estaca dentro de esa monstruosidad se desviará levemente, evitado así el certero golpe sobre su preciado barco.

Lo que no esperaba, era la tremenda onda de impacto que término por tirarlo por la borda.

 

-¡¡¡Kid!!! - escucho el grito desesperado de su amigo y mano derecha por verlo caer casi en cámara lente.

 

-La puta que me parió. - dijo con una muestra de molesta pero divertida. Claro no podía faltar, si su vida no estaba en peligro ese día era un mal presagio.

 

Se estrelló contra el agua y ya empezaba a hundirse inmediatamente, podía sentir sus músculos volverse pesados y rígidos. Su cuerpo dejarse consumir por el agua, su vista nublarse por sentir sus fuerzas mermarse y perder poco a poco la conciencia.

Se hundía gradualmente en el mar azul marino, veía los ligeros rayos de luz filtrarse por la cristalina agua y luego todo se volvió oscuro.

Y cuando despertó estaba en esa isla, en la playa más específicamente, y boca arriba con todo su cuerpo húmedo, lo cual le sorprendió, pues había caído al mar y tendría que estar en el fondo...

A menos que alguien o algo lo sacara del agua y lo dejara a su suerte para burlarse más de el.

Se incorporó con un horrendo vértigo acompañando de náuseas y ese terrible dolor de cabeza que era peor que todas las resacas de su vida juntas. Sobo su cien y término de levantarse. Tenía que saber donde estaba, y si había alguien más allí. Se sorprendió al ver que aún era de noche, las estrellas y luna bañaban toda la costa. Quizás sólo faltaban unas horas para amanecer.

Fin del flash back.


Ahora veía el radiante sol asomarse, con esos rayos luminosos dañando su vista, sus ambarinos ojos.


-Tengo que salir de esta puñetera isla... - susurro tapando sus ojos con su mano y esperando a que sol saliera por completo.


No sabía que se tragaría sus palabras al ver que no estaba sólo en ese lugar.

 

Notas finales:

Gracias por leer.

Cualquier cosa estoy para servirles.


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