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La razón de tu querer por maxi anime

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Notas del fanfic:

Un nuevo fic que se suponía seria oneshot, pero quedo demasiado largo para ser de uno, no me gusta aburrir con capítulos largos, así que decidí que sean dos. Primer fanfic con universo Alterno, y primero enteramente de una pareja que me encanta pero por miedo no he querido escribir de ellos, aunque en Dones hacen una aparición pero por presiones externas (parecía que no les gustaba el SagaxMu) la cambie a la pareja que quedo,  los nervios  que tengo no se imaginan, trabaje bastante en este fic  para hacerlo según el SagaxMu he leído por la página.

Declaimer: Los personajes de Saint Seiya le pertenecen a Masami Kurumada, no gano nada de dinero con este fic =)

La luz de la luna entrando por la ventana, iluminando el lecho de una manera casi romántica, ni una nube en el cielo, solo las estrellas y la luna en su esplendor adornando el horizonte y dándole al cuarto un bello tono blanquecino. Sentado en aquella cama estaba un joven de cabellos lila, sonriendo ante su compañero de cama, cuarto, hogar y vida, mientras no podía evitarse preguntar algunas cosas que hasta la fecha, en sus tres años de pareja con él, no había preguntado ¿Por qué lo eligió a él? Valla pregunta, que si bien toda pareja tiene en su determinado momento él tenía otra razón para preguntarse y era por la forma en que se conocieron una no muy convencional forma.

Después de asegurarse de que su amado aun durmiera se levantó de la cama, desnudo como cuando llego al mundo una tarde de marzo, fue hasta donde había un par de perchas y saco una bata tan larga que llegaba a cubrir sus pies, sin estorbarle al caminar, se la coloco lentamente y se dirigió  hasta el baño privado de la recamara, que por su amplio fácilmente podía confundirse por una habitación más si se sacaba los muebles de baño, se levo la cara intentando dispersar esa pregunta, quizás a su novio no le gustaría, pero era difícil sacarle algo de la cabeza, por lo que opto darse una ducha para intentar dispersar sus ideas, aunque la pregunta aún seguía allí marcada, salió del baño después de unos minutos y busco por el suelo, ayudado por la luz de la luna, su ropa, colocándose solamente sus boxes. Volvió a la cama y se colocó de espaldas a su amante, quien instantemente lo abrazo y beso sus cabellos.

-¿Qué pasa? ¿No puedes dormir?- pregunto el mayor abrazándolo, poniéndole contra su pecho.

-Supongo- exclamo abrazándose  al brazo del mayor.

-Sabes que no me gusta que supongas, cuando dices eso es porque algo te perturba o molesta, dime ¿Qué es aquello que no te deja descansar?

-Saga… ¿Por qué me elegiste a mí?- suelto sin darse cuenta, aunque después se tapó la boca- olvídalo.

-Porque te vi como una ovejita- respondió sin dudarlo mientras lo abrazaba, esa respuesta siempre la supo, desde el primer momento en que lo vio- no pensé que me enamoraría de ti, serias mi ovejita.

-Saga-exclamo sonrojado.

-Es la verdad, esa foto no te hacia justicia, pero te veías como una ovejita hermosa.

-¿Cuántos candidatos más viste?- pregunto dándose la vuelta para mirar al peliazul- sin mentirme.

-Tu hoja fue la primer y única que vi, esa foto me miraba con unos ojos repletos de ternura, cuando leí tu prontuario supe que eres el indicado, no pensé que serias el único en mi vida después de eso- respondió mirándolo con una sonrisa- Aunque aún me pregunto, y también agradezco al destino,  que te llevara a mí de esa manera, quien diría que las primeras experiencias, por curiosidad, podrían ser más satisfactorias.

-Saga- exclamo sonrojado abrazándolo- eres terrible, aun así te amo.

La sonrisa del peliazul no podía ser de más gozo ante escuchar aquellas palabras que desde hacía tres años escuchaba, que si bien le hubiera gustado escuchar aquella primera vez de ambos, aquel primer encuentro, nunca jamás dudaba que el dinero que pago por ello había sido una excelente inversión a futuro. El pelilila cerró sus ojos intentando dormir, el pasado era pasado, y allí debía quedar, aunque en sus adentros el mismo se recriminaba por lo que hizo mas no lo hacía por los resultados. Aunque el pensamiento de los dos era totalmente distinto sobre aquel acontecimiento que los unió, al igual que todas las cosas en las que diferenciaban, en algo ambos estaban de acuerdo, no cambiarían esa parte de sus vidas por nada, ya que debido a ello ambos estaban juntos.

Sumido en sus sueños, cada quien recordó aquel momento exacto de sus vidas donde ambos se entrelazaron, no abarcaba un día exactamente sino meses de preparación donde el propio destino hizo de las suyas para que ambos se uniera. Caprichosas coincidencias, médicos que tardaron en dar resultados, ejecutivos de alto nivel que tardaban en llegar a una decisión final, y por supuesto, la decisión final de un hombre que termino por unirlos a los dos.

***************POV Mu***************

Al salir de la preparatoria muchos adolescentes siempre se dispersaban en locales de comida rápida, en centros comerciales o en algún lugar para practicar deporte, correr por las calles con ropa deportiva, o solo deambular por donde los llevara el viento, pero cinco jóvenes, aun con el uniforme escolar puesto, no caminaban a cualquier lugar, se habían adentrado a una de las zonas conocidas como rojas en la ciudad, zonas donde sus propios padres les advertían que no debían acercarse, pero allí estaba. Vistiendo con sus uniformes escolares, conformados por una camisa blanca que en el cuello tenía en números romanos el año al que asistían impreso en un broche de plata, con una corbata a rayas, blanca, azul y roja, un pantalón de vestir color azul marino y sus zapatillas deportivas, ya que venían de hacer deporte, mas sus mochilas en todo el juego, la gente les miraba con sorpresa, no comprendían como niños de una escuela para ricos podían andar por esos lugares, pero allí estaban.

-¿Estás seguro de esto Mu?- pregunto un chico de cabellos turquesa y mirada frívola, al ver a su amigo con una hoja de papel, escrita con letra demasiado prolija, a mano.

-No es necesario que lo hagas- acoto otro con cabellos rubios y ojos azules como el mismo mar.

-No, es necesario que lo haga, de lo contrario seré el hazmerreír de toda la promoción escolar.

-Si tú lo dices- acoto otro de cabellos color azulado- yo soy precoz, pero tú eres todo lo contrario, Shaka es Budista, por lo que no va a hacerlo hasta que sea mayor de veintiún años.

-Milo, el Kamasutra viene de la india- exclamo con enfado el rubio mirando a su compañero-En la india la edad inicial para los actos sexuales es los quince años y también menos.

-No es en el modo estricto de la palabra- acoto el de cabellos turquesa interrumpiendo aquella discusión a punto de comenzar- si nos situamos del lugar donde prevenimos hay muchas absurdos entre nosotros, yo nací en Francia pero no soy el amante idóneo, no soy romántico, mucho menos me trasformare en experto en ese ámbito, odio el vino y según el Tabú los Franceses son grandes catadores de vino.

-Eres un congelador andante Camus- exclamo Milo en burla, lo que hizo enfadar al francés, que lo miro molesto y se acercó para darle un coscorrón, Milo corrió a donde estaba el ultimo del grupo, el cual no había dicho una palabra en todo el camino y se ocultó detrás de el- Aioria ayúdame.

-Ya- interrumpió el último miembro del grupo, de cabellos castaños. 

-Gracias chicos, por acompañarme- exclamo nervioso el pelilia cuando llegaron frente a un edificio bastante alto, de tres pisos, delante había una especie de puerta de metal, abierta al paso- Bueno.

-Mu, no te dejaremos entrar solo, no sabes que encontraras allí- interrumpió Aioria, tomando del brazo a su compañero y así adentrándose al lugar.

Dentro era totalmente distinto a la fachada que se veía fuera, bien entraron se percataron los cinco amigos de un aroma a limpio, a  pino, las paredes eran de un color perlado y el piso tenía azulejos de colores vivos, y delante de ellos había una joven sentada detrás de un escritorio con una computadora, al parecer de última generación, al lado de esta había una puerta.

-¿En qué puedo ayudarlos?- pregunto la joven sin dejar de limarse las uñas.

-Disculpe...llame ayer para hablar con el señor Kido- dijo nervioso Mu.

-Oh, sí, lo está esperando, pase- le interrumpió.

Mu abrió la puerta con temor, dejando a sus amigos atrás, quienes no se irían, al menos eso le aseguraron los cuatro, hasta saber que pasaría, y si los planes de su amigo podrían llevarse a cabo, solo para no ser el único chico de su promoción escolar sin haber tenido su primera relación sexual. Entro al despacho, donde un hombre de cabellos, bigote y barba canosa, mirada frívolamente, sentado tras su escritorio, vestido con un traje de color azul.

-Tu deberes ser Mu- exclamo abriendo un de los cajones del escritorio, sacando algunos papeles, aunque por escasos segundos el pelilila pensó que se trataría de otra cosa lo que sacaría.

-Si señor- asintió sentándose en una silla frente al escritorio.

-Por lo que me comentaste por teléfono tienes dieciséis años y buscas tu primera relación sexual, pero quieres hacerlo de una forma segura- continuo mientras lo veía.

-Si señor-volvió a asentir con temor, sonrojado por la vergüenza.

-Bien, te explicare cómo es esto, nuestro servicio de acompañantes es muy estricto, nuestras normas son tan rígidas que nuestro servicio de acompañantes es, además de ser el mejor, no es apto para personas con mente cerrada, nuestros clientes demandan y pagan costosas sumas de dinero por la discreción y un buen servicio.

-Si señor- asintió- lo leí en el folleto que me dieron cuando buscaba, mejor servicio, absoluta discreción.

-Has elegido el mejor y más apto, no existe otro- dijo soberbiamente- la mayoría de los llamados Chulos no se preocupan en lo más mínimo por la salud y el bienestar de quienes trabajan para ellos, nosotros sí, no tenemos a cualquiera persona trabajando aquí, debe ser sana, debe consentir el acto, y nuestros clientes también deben cumplir con estos requisitos, que son mil veces más estrictos, pero el cumplimiento vale la pena.

-Sí señor.

-Bien- le acerco unos papeles, unas formas medicas muy parecidas a las que le habían hecho hacer cuando quiso entrar a un club deportivo- esto debes hacértelo en el hospital para comenzar, no puedes buscar tener relaciones si sufres de problemas del corazón, el análisis de sangre y orina debe ir anexado, por las enfermedades de trasmisión sexual.

-Si- asintió más tranquilo al ver los papeles.

-Cuando me los tengas vuelve de nuevo a dejarlos, cuando el médico legal vea tu expediente, solo recién te llamaremos para concretar la cita.

-Disculpe- pregunto viendo todo lo que le pedían, esperaba que realmente valiera la pena todo eso- ¿de cuándo dinero hablamos que tengo que pagar? Sé que es ir al grano pero.

-Abajo esta la cifra.

Mu termino de leer el papel con gran asombro, la cifra tenía más de tres dígitos, ese dinero ganaba casualmente su padre en el trabajo mensualmente y no tenía ahorrado ni un tercio de el con sus mensualidades- Es mucho- se sorprendió.

-Eres virgen, es raro el  caso que un virgen pida a un acompañante, los acompañantes hacen todo el trabajo al ser el cliente un inexperto,  pero si quieres puedo ponerte como acompañante para que el cliente se encargue de todo- exclamo tranquilo- al ser acompañante te pagan a ti.

-¿Me pagan a mí?- exclamo sorprendido- Es demasiado

-Multiplica tu cifra por dos y eso es lo que tiene que pagar el cliente por ti y solo  dos terceras parte es para ti, al nosotros concretar al cita- le interrumpió sonriendo- escucha, sino quieres hacerlo te comprendo.

-¿Por qué tanto por mi virginidad?- pregunto sorprendido- es decir…

-Los vírgenes como acompañantes son codiciados, en los bares de mala muerte se paga millones, se vende esa porción de las personas, por ser algo que solo se da una vez- exclamo tranquilamente- sino quieres hacerlo.

-No dije que no lo haría- interrumpió tomando los papeles- si me pongo de acompañante ustedes.

-Nos encargamos que el cliente cumpla con más razón cada parte, hasta la revisión psiquiátrica para que estés más tranquilo, la primera vez para nosotros es sagrada y no debe ser traumática.

- Gracias señor Kido- dijo avergonzado- mañana mismo me encargare de todo esto.

-Tomate tu tiempo, si cambias de opinión no llenes los formularios, ni los traigas si los has llenado, recuerda nuestro lema, es tu decisión y no la nuestra.

-La tendré en cuenta- exclamo levantándose y salió del lugar, donde fue abordado por todos sus amigos.

-¿Y? Preguntaron intrigados.

-Debo hacer que esto se complete antes que nada…seré acompañante, el precio para el cliente es astronómico.

-Si quieres te ayudamos con eso, por algo somos tus amigos- exclamo tranquilo Aioria tomando el papel- veamos, no debe ser tanto, ¿Qué? esto es un abuso.

-Con todo lo que piden no lo es- examino Camus- mira, te piden hasta periscias psicológicas, para asegurase de que no tengas arranques violentos, son estrictos, Mu, si quieres te presto mis ahorros.

-Yo también- acoto Milo.

-No chicos, esto es algo que debo hacer solo, y con el dinero que gane, bueno, después veré que hacer con él.

Cada uno regreso a su hogar donde sus familias acaudaladas las esperaban, Mu entro a su casa, un poco nervioso pero al percatarse solo se tranquilizó, normalmente sus padres no llegaban hasta la noche.  En el gran comedor coloco sus libros en la mesa y se ocupó de su tarea, aunque su mente estaba demasiado dispersa en ese hecho que el mismo estaba ocasionando, tener relaciones por dinero eso es algo que ni en sus más remotos sueños hubiera pensando que pasara, el, el hijo de dos señores de renombre, de llevar el apellido Aries, uno de los más reconocidos del país y estaba por hacer algo así solo para no ser el santurrón del grupo de preparatoria.

 Había sido criado con buenas costumbres, era un joven inteligente, amable, bondadoso y hasta cierto punto inocente, el mejor en su clase desde Algebra a Trigonometría, en deportes desde Atletismo a Vóley, incluso había incursando en deportes rudos que abandono luego, solo por temor a lastimarse. Sus amigos los había conocido desde primer grado, al entrar a la escuela, y habían forjado una amistad como pocas, pero las situaciones en las últimas semanas en su salón comenzaron a ponerlo, ya no como el más inteligente sino como el más inocente, las burlas iban y venían, incluso sus amigos comenzaron a preguntarle por qué no buscaba una pareja para terminar con aquello.

Sus padres le habían enseñado valores desde que nació, había sido un hijo muy buscado, según los médicos uno de los dos tenía graves problemas de fertilidad, al mismo tiempo  sus padres no creían en los métodos médicos para la concepción, como  la fecundación in-vitro, dada su naturaleza de la armonía, esto no les impidió que a pesar de buscar con énfasis al primero quedarse solo con él, aunque la diferencia de edad era mucha, los  tres hermanos Aries. Su padre era maestro de artes marciales que tenía su propia escuela, enseñaba no solo defensa  en distintas artes sino también sobre conceptos Taoístas, Budistas y conceptos Zen, en su escuela enseñaba no solo conceptos básicos de respeto y entendimiento sino cosas más amplias, con clase de yoga y meditación, una escuela alternativa. En cambio su otro padre demostraba esos conceptos mediante el ejercicio para mantener un cuerpo sano y alma sana, cosas tan sencillas como felicitar a un niño por aprender a atarse los cordones de las zapatillas eran uno de sus grandes preceptos, para reforzar el autoestima y la fuerza interior de cada persona.

En fin, entre las cosas que pasaban por la cabeza de cada quien nadie en la familia pensaría que el joven Mu pudiera llegar a  lo que estaba por hacer, teniendo en cuenta la clase de familia en la que era criado, teniendo padres tan conservadores y que poco más llevaban la sotana puesta, y el ser el hijo que cualquiera deseaba, pero la sociedad estaba llevándolo a eso ¿Quién diría que a los dieciséis años ya casi el noventa por ciento de un curso había tenido su primera relación sexual? Era algo que en tiempos pasados, según sus padres, no pasaba, según su padre Dohko, en sus tiempos eran la mayoría de la escuela quienes terminaban sus estudios siendo vírgenes y en la actualidad ya no había moral por ser precipitados ante todo.

La puerta de la casa lo distrajo de sus pensamientos, dejando ver al pequeño de cabellos negros que entraba corriendo, su hermano Shiryu de diez años, trayendo puesto su uniforme de artes marciales que con mucho orgullo llevaba. Seguido entre el menor de cinco años, el pequeño Kiki, con una bolsita de su jardín de infantes y comiendo una paleta de dulce, más grande que su propia mano. Sus padres entraron poco después de seccionarse de que la puerta estuviera bien cerrada, con toda la seguridad incluida y llevaron las bolsas de las compras hasta delante de él.

-Disculpa la demora, pasamos por el mercado- exclamo al que reconocía como su padre, quien enseñaba con la palabra- Mu ¿estás bien hijo?

-Sí, sí, solo no puedo terminar estos ejercicios de algebra- exclamo volviendo a su realidad después de tanto divagar- les ayudo a ordenar la despensa.

-No es necesario, sigue con tu tarea- sonrió su padre de cabellos cortos y castaños, con el uniforme blanco impecable y el cinturón negro ceñido- nosotros nos ocupamos de esto, vamos Shiryu hay que ordenar.

-Si- exclamo el menor e hizo una de las patadas que le enseñaba su padre de cabellos castaños, cayendo al piso, de inmediato se levantó y comenzó a sobarse donde se había golpeado- eso dolió.

-La patada voladora aun no te la he enseñado bien, eres pequeño, aun tienes mucho que aprender- sonrió limpiándole el uniforme- pero, pose de combate- continuo sonriendo y luego se colocó en posición de preparado.

-Dohko hay que guardar las cosas primero antes de ponerse a jugar, además Shiryu de seguro tiene tarea y debe hacerla.

-Pero Seiya no la hace y saca buenas notas ¿Por qué yo tengo que hacer mi tarea?- bufo molesto.

-¿Qué seiya se tira desde un edificio tú lo vas a hacer?- miro sonriendo Dohko- ahora mismo te sientas a hacer tu tarea, Kiki vas a ayudarme a guardar las cosas.

-No- respondió lamiendo su paleta.

-¿Cómo qué no?

-Yo te ayudo amor, Mu cuida de tu hermano mientras llevamos todo esto a la cocina.

-Sí. Ven Kiki- sonrió llevando al menos a su regazo, mientras sus padres llevaban las bolsas con mercadería a la cocina.

-¿Qué dice aquí?- pregunto señalando.

-Si la sumatoria de los factores…

-¿Aquí?- señalo otra parte de la hoja.

-¿Me ayudas con mi tarea?- le interrumpió el pelinegro- no entiendo las fracciones.

-Sí, claro- sonrío el mayor.

Mu ayudo a su hermanito a hacer la tarea y luego se ocupó de terminar la propia, aunque estuvo más disperso de lo normal, en sus palabras. Después de cenar se encerró en su habitación a pensar que era lo que debía hacer, sus padres le habían enseñado las cosas de manera distinta pero al pasar el tiempo poco a poco iba siendo catalogado como el anormal del grupo, quizás debería de pensarlo menos y actuar más, tal vez estaba tomando la decisión equivocada.

Pasaron los días y Mu continuo con su vida normal, el fin de semana se ocupó de hacerse los estudios en un hospital público, donde nadie lo reconociera y afirmo que esas papeles eran para ingresar a un club deportivo, aunque le afirmaron que tendría que esperar varias semanas entre estudios por los elementos y la maquinaria, después de un mes de estar de un lado a otro y vivir lo que la gente común con pocos recursos tenía que soportar, al fin tuvo sus análisis médicos y sin demora los dejo al dueño del servicio que iba a contratar, este le aseguro que ahora lo que le quedaba hacer era esperar.

El tiempo paso lentamente, Mu disfrutaba del tiempo con sus amigos al mismo tiempo que comenzaba a imaginarse que clase de persona contrataría sus servicios siendo el precio tan alto, por momentos pensaba que quizás nadie accedería a él, pero luego surco por su cabeza la posibilidad de que alguien pagara, quizás algún viejo de avanzada edad que habría amasado una fortuna entre negocios, tacaño, sin hijos y por eso podría pagar el precio, por lo que al pensar aquello comenzaba a pensar que todo había sido una mala idea.

Llamaba a escondidas a diario para asegurarse de que el señor Mitsumasa Kido, el dueño de aquel servicio, supiera que elegir, este le aseguro que la diferencia de edad entre su acompañante y el no sobrepasaría los diez años, en ese sentidos ellos como institución eran muy estrictos y ningún hombre mayor de cincuenta años accedía al servicio por su salud. Al saber eso, día tras día, y asegurarse de ello, Mu estaba tranquilo pero no conforme hasta que en realidad tuviera al cliente delante él.

Finalmente, después de casi un mes de espera, el señor Mitsumasa Kido llamo a Mu para darle la noticia que había un cliente para él, claro estaba si Mu realmente le aceptaba, el pelilila no objeto, aunque su vos demostró lo nervioso que estaba, finalmente después de una corta charla el señor Kido le dio toda la información de la cita:  El día sería el domingo, el horario a las doce del mediodía , lugar, una casa alquilada en los suburbios, donde debería esperar  a su cita y concretar el hecho, tiempo límite era las doce del mediodía del día siguiente. Para poder asistir fraguo un plan que no podría fallar, acordó con Aioria, ya que él era el que tenía más bajas notas del grupo, el diría que le daría clases particulares para subir notas, si sus padres llamaban a casa de Aioria este respondería que si pero que en el momento en que le llamaban estaba ocupado, desde su celular Mu estaría atento a todo lo que pasara y no respondería el teléfono salvo que Aioria le enviara un mensaje, el plan era casi aprueba de fallas la única podría ser la humana, que Aioria se olvidara de mandarle un mensaje de texto, aunque confiaba en su amigo.

Finalmente el día domingo fue a la casa señalada, no era un barrio muy bonito ni de gente de muchos recursos, pero tampoco lo contrario, parecía un barrio de clase media, trabajadora, busco debajo del tapete la llave para entrar a la casa y se tensó al pensar que quizás su acompañante estaría allí, pero al entrar y ver el pequeño lugar se tranquilizó, estaría solo un par de horas. El ambiente era pequeño, al entrar estaba un gran pasillo, a un lado estaba una marco de madera, separando el cuarto del resto de la casa, delante del cuarto otro marco separaba la casa del Living que tenía un par de sillones y un televisor, y una puerta  a su izquierda le señalaba el baño, y siguiendo derecho por el pasillo una pequeña cocina. Se sentó en la cama y noto una hoja de papel sobre la almohada, por lo que la tomo.

-Derechos y deberes a cumplir por acompañantes- leyó, lo que le causó sorpresa- Quien decide las cosas es el acompañante, si dice no al cliente, es un NO, no debe haber insistencia, ante la primera se debe marcar asterisco uno en el teléfono de la casa, inmediatamente llegaran los servicios de seguridad- sorprendido ante ello continuo leyendo- El cliente no debe ponerse violento, ante el mas mínimo aumento en el tono de voz, incluso un roce con la mano para una bofetada debe marcarse asterisco uno, no se tolera la violencia…la experiencia debe ser placentera y acorde a los deseos del acompañante, jamás del cliente…Si el cliente trae un regalo de carácter sexual debe practicarle sexo oral- Mu trago saliva con eso, esperaba que el cliente no le trajera nada, no estaba seguro de cómo hacer las cosas, además de lo poco de pornografía que había visto en internet para darse una idea de lo que debía hacer, continuo leyendo esperando no encontrar nada más perturbador- El cliente tiene la obligación de llevarlo en una cita a un lugar del gusto del acompañante, si al acompañante no le gustar la cita o no se sienta satisfecho con ella puede negarle el servicio… el cliente no debe ser exigente con el acompañante… el uso de preservativo es obligatorio…el servicio consiste si, al cumplirse con la cita previa el, el acompañante deberá de practicar en primera instancia sexo oral y luego se llevara a cabo el coito. ¿Es esto una broma?- se preguntó mirando las reglas.

La puerta sonó, interrumpiéndolo en su lectura, dio un largo suspiro sin estar seguro de lo que estaba por comenzar a hacer, se paró en seco y camino hasta la puerta de entrada y la abrió nervioso. Delante de él encontró un ramo de flores, un ramo de enormes proporciones. Tomo el enorme ramo notando a un hombre alto y piel clara, un poco bronceada, de largos cabellos azulados, vistiendo un traje de color beige, con una corbata de color rojizo.  Tomo el ramo algo avergonzado ¿eso era un regalo de índole sexual?  Se preguntó y miro avergonzado.

-Es para ti, un obsequió- exclamo el peliazul dándole el ramo.

-Yo…no sé qué decir…yo- dijo nervioso- no sé qué…

-No es un regalo sexual- sonrió- ¿puedo pasar?  Voy a mostrarte algo.

-Si…pasa- le dio paso nervioso.

El peliazul camino lentamente hasta el cuarto y tomo aquella hoja sobre la cama, la dio la vuelta y leyó con una sonrisa y se lo demostró- los regalos de índole sexual son consoladores, vibradores o objetos semejantes a un pene, sé que eres primerizo.

-Gracias…yo…no sé dónde empezar- sonrió bajando la cabeza de vergüenza.

-Presentándonos- sonrío dejando el papel, tomo la mano del pelilia- Soy Saga, Géminis Saga-

-Soy Mu…Aries Mu- exclamo viendo como le besaba la mano- yo no…se.

-Bueno, tenemos unas cuantas horas para conocernos un poco más antes de todo, recuerda las reglas, leí en tu expediente lo joven que eres ¿sabes que tener relaciones con un menor de dieciséis es ilegal?- pregunto guiándolo para que se sentara en la cama, lo cual el pelilila obedeció y asintió.

-Tengo diecisiete.

-Perdona mi desconfianza pero necesito tu identificaciones- exclamo con total seguridad- soy un hombre que toma muy enserio las leyes.

-Si…si, entiendo- exclamo buscando en su pantalón su documentación, se lo dio sin demora- ¿todo está en orden?

-Sí, lo está, solo quiero asegurarme, guárdalo bien no vayas a perderlo- sonrío- bueno, ¿puedes explicarme porque un joven que no ha terminado la preparatorio quiere tener su primera relación sexual por este medio?- pregunto alzando una ceja.

-Bueno, por las burlas de ser el único virgen de mi generación- sonrío cabizbajo y avergonzado- ¿usted busca mucho este servicio?

-No, realmente no, solo lo busco muy de vez en vez- exclamó sereno- solo cuando mi mente requiere distracción a mi rutinaria vida, quitarle la rutina a un día normal.

-¿Quitarle la rutina? ¿Cuántos años tiene usted?- pregunto tragando saliva.

-Veinticuatro- respondió mostrándole su identificación- las reglas solo permiten que entre tú y tu cliente allá una diferencia de edad amplia, el máximo es diez años, yo creo que deberían bajarlo a cinco, diez años es mucha diferencia ¿no lo crees?

-Supongo- exclamo sonrojado.

-Supongo entonces que no hay más que decir- exclamo tranquilamente el peliazul levantándose de la cama- vamos, tenemos una cita pendiente.

-Si…si señor- dijo nervioso el menor.

-Solo llámame Saga.

Saga llevo afuera a Mu , donde esperaba un auto muy peculiar, era un auto bastante largo, con solo dos puertas, el motor parecía ocupar más espacio que la cabina y no pareciera tener un baúl, era de un color azulado, tan azul como los propios cabellos del mayor y los asientos parecían de curo, no recordó haber visto algo así en mucho tiempo. Saga se apresuró a abrirle la puerta para darle paso,  Mu se sento en el asiento del acompañante y tan rápido como pudo se coloco el cinturón de seguridad, mientras el mayor corría para subirse cuanto antes al asiento del conductor y se colocó el cinturón.

-¿A dónde te gustaría ir?

-No lo sé…puedes elegir…es tu cita.

-Pero el que tiene que quedar satisfecho eres tu, no yo- exclamo encendiendo el auto, comenzó a conducir sin saber a dónde ir hasta que sonrió- conozco un lugar que quizás te guste

-Supongo.

-Sé que te llamas Mu y tienes diecisiete.

-Dieciséis- corrigió sonrojado- tengo dieciséis.

-Perdona, suelo hacerme un problema con la edad, es cosa de todos los días, todos los días hay un cumpleaños donde trabajo, algunos son más viejos, otros más jóvenes… ¿entiendes?

-Si… ¿de que trabaja?- pregunto un poco preocupado, no por el hecho de como tenía que llevarse a cabo la cita sino más bien porque aún no llegaba a imaginar cómo era posible que un hombre gastara tanto dinero solo por sexo.

-Tengo una empresa, constructora, soy el dueño junto a mi hermano ¿has oído de Géminis?

-¿La compañía constructora? Si la he escuchado- exclamo sorprendido y a la vez enfadado el pelila, había oído escuchar de esa empresa- se la pasan comprando espacios verdes para construir viviendas.

-No somos los malos de la película- exclamo frenando en un semáforo- veras, las viviendas Géminis son viviendas autosustentables desde el punto de vista ecológico y son viviendas sociales, para personas de bajos recursos.

-Sí, escuche eso, con paneles solares y la cosa de la calefacción, pero destruyen miles de hectáreas al año de espacios verdes.

-No solo nosotros los culpables- acoto- el crecimiento población ya no da abasto con las viviendas locales, el crecimiento poblaciones implica la expansión del territorio de construcción y por ende la disminución de espacios verdes-

El pelila miro sin creerle, aquella corporación la conocía por palabras y dichos, denuncian de propios vecinos a las obras de la misma. Volvió su vista entonces para poder ver el camino, sin siquiera darle una mirada a aquel que había pagado por el y ahora tenía una idea de qué clase de persona era.

*************** FIN POV Mu***************

-Saga, no tienes remedio- exclamo el pelila, a pesar de los años que habían pasado, aquel encuentro aún estaba en su mente y en la de su pareja y a pesar del tiempo pasado aún tenía esa imagen algo extraña de Saga, de un lado estaba el empresario dueño de una empresa constructora que podría catalogarse según la crítica como malvada,  y del otro lado estaba aquel hombre que lo cautivo, un hombre que conocía como amable, bueno, cariñoso y hasta cierto punto simpático, no era que tenía dos caras, Saga era así, una persona con cualidades opuestos conviviendo en él.

Continuara.

Notas finales:

Espero les allá gustado, no me desidia entre terminar de escribir o no, donde cortar el capítulo y donde no, incluso llegue a pensar en hacerlo de tres capítulos,  el sábado 6 de Septiembre estará finalizado con el resto de la historia contada desde Saga y porque se quedó con Mu XD.

Proximo fic: Fecha estimada de publicación: Jueves 11 de Septiembre, pareja a confirmar.


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