Cap 1: Un mayordomo en apuros.
Era una mañana soleada del mes de abril y aparentemente un día normal en la mansión Phantomhive, las cosas transcurrían como siempre... Los torpes pero leales sirvientes haciendo un total desastre de hasta la más mínima tarea y Sebastián regañandolos mientras ponía todo en orden con su tipa cara de "los voy a matar"...- Pensaba para sí mismo el Conde Phantomhive, mientras leía un libro en la biblioteca, Se oyó un toquido en la puerta pero el Conde estaba tan perdido en su mente que no se dio cuenta de que su mayordomo entraba. -
¿Joven Amo?... - Preguntaba una galante y seductora voz, que lo saco bruscamente de sus pensamientos. -
¡Eh!... ¡Ah!... Eres tú Sebastián... ¿Que sucede? - Preguntaba el joven conde mientras hacía a un lado la mirada con desprecio sólo para ocultar su sonrojo, culpa del demonio. -
Joven Amo, le traje su té de la tarde... Pero sí me lo permite preguntar... ¿Le sucede algo Joven Amo?... - Preguntaba el mayordomo de ojos carmesí, con un semblante extrañamente honesto y preocupado, y con con su fingida amabilidad de siempre, cosa que sorprendió al Conde. -
Uhnm... Pues no... - Dijo fríamente el joven, tratando de ignorar a Sebastián y que no notara ese tinte rosado en su piel para no ser burla de su mayordomo, cosa que no le valió de nada, Sebastián ya lo había notado y algo le inquietaba al mayor. -
¿Está seguro de que se encuentra bien Joven Amo?, Yo lo noto raro, Ahora que lo pienso mejor, Usted ha estado así días atrás, ¿Quiere que llame al médico? - Dijo el demonio con un gesto de preocupación mientras se tomaba su barbilla en señal de que estaba pensando. -
¡Ah... Pero que es esto Sebastián, un interrogatorio o que!... Sólo sírvame el té y déjame sólo. - Grito exasperado el joven noble.-
Como ordene amo. -Sebastián le sirvió el té y se retiró a hacer sus demás deberes... Pero algo había en el rostro del mayordomo que lo hacia parecer humano, un gesto de auténtica preocupación. -
Me pregunto que podrá tener el Joven Amo, Parece más irritable de lo normal, pero también tiene momentos en los cuales es muy dócil... ¡Ah!... ¿Pero que estoy pensando?... - Discutía para sus adentros el mayordomo mientras hacia los preparativos de la cena. -
- Al cabo de un rato el mayordomo terminaba ya la cena, le quedaba el pastel por decorar, cuando de repente se oye gritar a Mayrin de forma alterada y casi inentendible... Excepto por el nombre del demonio, Este ante la llamada de la sirvienta puso un semblante de total fastidio. -
Ahora que habrá roto esa torpe mujer. - Murmuraba entre dientes el demonio mientras caminaba hacia donde se encontraba para sirvienta lo más rápido posible.-
S..sebastián-san... Ayuda... El joven Amo... -Se oía fuertemente... Lo que interrumpió el maldecir entre dientes a la sirvienta, corrió más rápido al oírla y su sorpresa fue que la encontró en el piso arrodillada con en joven Amo inconsciente en su regazo, a lo que Sebastián puso una cara totalmente llena de miedo, algo insólito para este mayordomo tan "perfecto".-
El... Joven... Amo... - Fue todo lo que alcanzó a decir Mayrin antes de llorar desconocida, mientras Sebastián lo tomaba en brazos.-
¿Pero que le pasó?... Joven Amo... Joven Amo Despierte... Por favor... Joven Amo... -Decía increíblemente asustado el demonio por primera ves en su vida, mientras lo llevaba en brazos a su habitación.-
Mayrin, ya que tú encontraste al Joven Amo, ve con Tanaka por el médico, Yo cuidaré al Joven Amo... Y ve rápido. - Decía el mayordomo mientras recostaba a su amo en la cama y se disponía a cambiarle sus ropas.-
¡S..sí Sebastián-San!. -Decía la torpe sirvienta saliendo deprisa de la habitación para ir con sus compañeros a informarles y por Tanaka, Mientras tanto Sebastián noto como la fiebre aparecía en el cuerpo de su amo... Una muy alta, por lo que ese semblante de miedo en el mayor se hizo más fuerte.-