Rock me all night
1- La odisea del fanático.
Era una tarde calurosa del día lunes y Mu estaba muy ansioso; la cola de gente parecía interminable y se sentía realmente cansado, pues había estado allí desde el mediodía para comprar un boleto para ver a su grupo de rock favorito. Poco a poco la fila comenzó a movilizarse, por lo cual se sintió aliviado; tenía mucha hambre y debía terminar una tarea de la universidad al llegar a su casa; era su primer año estudiando leyes y no quería retrasarse con las entregas.
Pasaron unos veinte minutos hasta que llegó su turno de ser atendido; una jovencita muy amable le preguntó qué ubicación quería, a lo que no dudó en responder: primera fila. Pagó el boleto y al tenerlo en sus manos no pudo evitar sonreír de oreja a oreja; salió del lugar casi dando brincos y tomó el autobús.
Realmente se sentía realizado, había estado casi un año ahorrando, pues el concierto de su banda favorita realmente costaba una fortuna; y considerándose el fan número uno, sentía que era su deber estar en primera fila. El concierto sería el sábado y el joven de cabello morado sentía que ya no podía esperar más para ver en vivo y quizás también conocer a esos músicos, especialmente al cantante, cuya música lo hacía vibrar y olvidarse de todas las preocupaciones que tuviera.
Llegó a su casa al fin, y como pirata que oculta un tesoro hallado, guardó cautelosamente su boleto de primera fila en un cajón de su armario; luego se preparó un sándwich y comenzó a hacer su tarea. Al rato sintió que golpeaban la puerta de su habitación; era su padre, Shion:
- Hola hijo, ¿conseguiste el boleto?
- ¡Sí!, ¡lo conseguí!- respondió Mu con entusiasmo. Shion sonrió al ver al joven tan feliz, y observó la pared de la habitación empapelada con las fotografías de esos extravagantes rockeros; cabe destacar que las fotos que más abundaban eran las del vocalista de la banda: Shaka. Shion ya sabía que su hijo era homosexual, pues había tenido novio ya: un chico muy encantador algo más joven que Mu, su nombre era Shun.
- Bueno, tal vez ahora que vas a poder conocer a este rockero puedas sacar esas fotos de él, y poner un cuadro con un lindo paisaje- Dijo Shion con un tono de burla, pero sin dejar de demostrarle cariño.
- ¡Ja ja!, sigue soñando- contestó Mu a las risas. Shaka definitivamente era su amor platónico.
- Escucha, necesito que más tarde me ayudes con unos trabajos, ¿podrás hacerlo?- preguntó Shion. Mu trabajaba en la herrería de su padre un par de veces a la semana, y claro está que su padre le pagaba una justa suma de dinero por ello, gracias a lo cual pudo comprar el boleto para el concierto.
- Claro, este trabajo me llevará un par de horas nada más; en cuanto termine iré a ayudarte- contestó el joven, y su padre se retiró de la habitación.
Shion adoraba a su hijo, aunque muchas veces se encontraba regañándolo porque escuchaba esa música rock a todo volumen, lo cual era muy chocante para un amante de la música clásica como él. Tampoco entendía por qué su hijo tenía que dejarse el cabello tan largo, y andar con los jeans rotos y sudaderas, pero ¿qué más podía pedir? Mu era un muy buen chico; lo ayudaba en su trabajo, era muy ordenado, y además siempre obtenía excelentes calificaciones. Considerando que otros jóvenes abandonaban sus estudios, o se enrolaban en las drogas, reprenderlo por usar jeans rotos, y por despertarlo de un salto por el sonido de guitarras distorsionadas a todo volumen cuando tomaba una siesta era ridículo. No obstante, eso no evitaba que se preguntara una y otra vez quién era ese músico de rubios cabellos que su hijo admiraba tanto, y por qué esa música le despertaba tal fanatismo.
La verdad era que Shion estaba muy desactualizado en cuanto a música contemporánea. "Reckless rockers" era quizás la banda revelación de la década: en muy poco tiempo logró tener varios éxitos, superando incluso a muchos artistas pop; su música con riffs originales y demoledores, junto con la poderosa voz de Shaka logró cautivar a millones en todo el mundo. Lo que era poderosamente llamativo del grupo es que, a diferencia de las conocidas "bandas de chicos", estos rockeros eran más que caras bonitas: Saga, otro de los miembros de la banda, era considerado un virtuoso cuyos solos de guitarra sorprendían hasta a los más escépticos, y Shaka era digno de un registro vocal admirable; la potencia de sus agudos era realmente difícil de superar, pero además era muy hábil escribiendo buenas letras, y los demás músicos eran también grandes compositores. La banda era un paquete completo en verdad. Los duros críticos, a pesar de hacer acusaciones de que la banda incitaba al consumo de alcohol y la promiscuidad (por sus letras que usualmente hablaban de las fiestas de backstage), no dudaban que Reckless rockers eran una revelación, y los catalogaron como "hair band" debido a las largas y alborotadas cabelleras de sus músicos; sin duda la banda incursionó en ese estilo y abrió el camino a muchos imitadores, aunque estos nunca lograron igualar el éxito de los primeros.
Cayó la noche y luego de un largo baño Mu se recostó en su cama algo cansado; encendió la radio, más que nada para dormirse, pero se sobresaltó cuando escuchó lo siguiente:
- ...así es, la banda Reckless rockers, que se presentará este sábado en Tokio, estará firmando autógrafos en el "J- rock bar" este viernes desde las 10 a.m. a las 12, así que aquellos fanáticos que quieran conocerlos podrán acercarse al bar, pero procuren ser puntuales, pues la banda tiene una agenda muy apretada.
Mu se sintió tan entusiasmado que sentía que el corazón se le salía del pecho, ¿podría conocer, luego de tantos años de fanatismo, a su banda favorita? Siguió escuchando como el locutor comentaba que las entradas ya estaban casi agotadas a 5 días del concierto, y a los pocos minutos se durmió.
Esa semana fue todo un desafío concentrarse en las clases; no podía dejar de pensar que uno de sus sueños estaba a punto de hacerse realidad. Llegó el día Jueves y Mu constantemente repasaba una y otra vez qué haría en los días siguientes: el viernes se levantaría temprano para ir al J- rock bar" y conseguir un lugar adelantado en la fila, guardaría como trofeo de guerra su colección de discos autografiados, y el sábado se bañaría temprano y se vestiría con sus jeans favoritos y su remera de Reckless rockers. Su cabeza estaba a mil. Cayó la noche y Mu comenzó a guardar en una mochila su colección de discos para que sus ídolos autografiasen; hecho esto se tumbó en la cama pero le era imposible dormirse. Dio vueltas y vueltas, hasta que finalmente pudo cerrar los ojos y descansar, pero no contaría con lo que sucedería luego...
Los rayos de sol se colaban en la ventana y Mu abrió sus ojos con mucha pereza; cuando observó el reloj saltó de la cama y entró en desesperación: eran las 10:45. Por algún giro inesperado del destino no escuchó la alarma del despertador; se vistió a los tropiezos, se cepilló los dientes lo más rápido que pudo, tomó la mochila con sus discos y salió como proyectil por la puerta. Su padre Shion lo miró sorprendido y dijo:
- ¿No piensas desayunar?
- ¡No puedo! ¡¡¡Llego tarde!!! - exclamó Mu con desesperación.
Muy agitado llegó al metro y se subió casi corriendo, por lo cual la muchedumbre lo miró con molestia, pues empujó a muchas personas sin querer. Cada minuto que pasaba se hacía eterno, no podía evitar golpear suavemente el suelo con su pie, y no podía dejar de mirar su reloj: "son las 11:20, ¡¡¡maldición!!!" pensaba, irritado. Después de unos 20 minutos de viaje y de correr por las calles, llegó al recinto y vio una larga fila de gente, aunque no tan larga (afortunadamente) como la que tuvo que hacer para conseguir su boleto de primera fila. Suspiró aliviado cuando vio que la furgoneta que llevaba a los músicos estaba aún estacionada; lo que significaba que aún estaban allí.
La fila parecía no avanzar más y Mu estaba cada vez más nervioso, pues eran las 11:50 y él tenía como a 20 personas por delante aún; no dejaba de cambiar de posición, la sola idea de estar tan cerca de conocer a sus músicos, y al mismo tiempo, tan lejos lo desesperaba aún más que los exámenes finales. En un momento, ve a un hombre muy alto y corpulento salir del recinto, y al rato ve salir a los músicos saludando de lejos a sus fans, y acto seguido suben a la camioneta. Las puertas del bar se cerraron y Mu quedó contemplando a la furgoneta irse. "¡MIERDA!" exclamó enfurecido. No lo podía creer; perdió una oportunidad en un millón.
- No te preocupes, seguramente el día del concierto podrás conocerlos.- Dijo un joven de cabello castaño y ojos verdes.
- ¿Cómo lo sabes?- preguntó Mu algo sorprendido, pero aliviado al mismo tiempo.
- Vengo siguiendo a la banda desde China, he visto todos sus conciertos de la gira asiática, y el de Tokio no podía ser excepción. Luego de cada concierto, ellos suelen salir a firmar autógrafos y tomarse fotos con sus fans. Mi nombre es Dohko, dijo el joven.
El rostro de Mu se iluminó; tendría una segunda oportunidad.
- Mi nombre es Mu- contestó- ¿Vienes desde China?- preguntó atónito.
- Sí, así es. Sigo a la banda desde sus comienzos, y en cuanto comencé a trabajar me dediqué a ahorrar de a poco para ver sus conciertos.
- Genial- expresó Mu, algo impactado.
- Bueno, mejor voy a comer algo. Muero de hambre. Fue un gusto; espero verte en el concierto.
- Lo mismo digo: Adiós. Nos vemos pronto.- Y así Mu volvió a su casa, algo desanimado, pero también esperanzado por lo que Dohko le había dicho.